SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.13 número2LA DELINCUENCIA JUVENIL DESDE LA PERSPECTIVA PSICOANALÍTICACALIDAD DE VIDA EN LA TERCERA EDAD índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP

versión On-line ISSN 2077-2161

Ajayu vol.13 no.2 La Paz ago. 2015

 

ENSAYO

 

EL SUPERYÓ Y LA ÉPOCA ACTUAL

 

THE SUPERYÓ AND THE PRESENT TIME

 

 

Jimena Contreras Bustamante 1

Universidad Mayor de San Simón.
Universidad Católica San Pablo, Regional La Paz.
Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) y de la Nueva Escuela Lacaniana (NEL).2

 

 


 

El superyó, concepto desarrollado por Freud, en su dimensión de goce permite aproximarnos a la realidad actual de la sociedad, haciendo una lectura que articula además lo que Lacan llama el goce femenino. 

En esta vía podemos preguntarnos ¿cuáles son las formas de vida que consideraríamos propias del momento actual que vivimos? ¿Cómo responder a una pregunta que toca tantos y tan diversos aspectos? Si nos dejamos orientar por el decir de los sujetos podríamos señalar que se vive bajo la presión de tareas por hacer, de objetos por tener, de metas por alcanzar en un tiempo que siempre parece ser insuficiente. La queja sobre la falta de tiempo para hacer lo que se debe hacer es constante. Muchas veces, sin ninguna interrogación, este “hacer” aparece como la manera de nombrar un proceso que funciona mecánicamente. En estas condiciones de vida, según Miller, el sujeto se encuentra desamparado, sin brújula, desorientado.3 Sin embargo, observamos que el Otro social bombardea con señalizaciones sobre cómo se debe vivir, es más, las impone con medios que demuestran ser cada vez más eficaces e implacables. Cuanto antes se empiece a seguirlas, mejor. La educación de los niños no está fuera de este contexto. ¿Es que estas señalizaciones hacen al sujeto menos desorientado?

Freud, habla del malestar en la cultura preguntándose si bajo la influencia de la cultura, la humanidad no ha devenido “neurótica”. 4 Descubre que optando por la seguridad, el ser humano renuncia al placer, condición esta última para la convivencia y desarrollo social. Pero Freud es claro cuando plantea que esto no se da sin un costo: la nerviosidad moderna. Hay algo, entonces, que no puede ser controlado a través de la renuncia pulsional, hay algo que al no ser alcanzado por esa renuncia, se tramita vía síntomas o, refiriéndonos ya al superyó, como exigencia desmedida para el sujeto, causando mortificación y sufrimiento.

En El Malestar en la cultura se pone en evidencia que el superyó no es únicamente esa instancia que norma, planteamiento que es consecuencia del esfuerzo hecho por Freud para sostener al padre edípico de quien se espera ponga un límite a las exigencias pulsionales. En cierta medida, podríamos decir que Freud se ve obligado a reconocer la división del sujeto contra sí mismo. El sentimiento de culpa causa mortificación ante un superyó cruel y feroz. Este último aparece como un mandato imposible de satisfacer porque cuanto más se lo obedece, su exigencia es mayor. Condice así con lo ilimitado. El superyó se presenta entonces como un empuje a la destrucción, como un funcionamiento sostenido por la pulsión de muerte.

Freud no resuelve lo paradójico de su planteamiento. Los post freudianos hacen caso omiso de la tendencia destructiva del superyó, limitándose a señalar su carácter normativo. El tema de la pulsión es dejado de lado.

Lacan retoma el curso del decir freudiano, pero no se detiene a sostener al padre. Pone énfasis en el goce, éste no queda ligado únicamente a la dimensión de exceso, de trasgresión, es un efecto del significante. 5 En el Seminario 20, el superyó es planteado como un imperativo de goce, un sí al goce. En el mismo texto, Lacan nos habla del goce femenino a partir de las fórmulas de la sexuación. Esta coincidencia no es casual. El mandato superyoico: ¡Goza!, debe ser leído a través de la lógica del no-todo que sitúa al goce femenino. Este último, representado por Lacan por el matema S(), es caracterizado como un goce no regulado por el falo; por tanto, por estructura es ilimitado, no medible, un goce suplementario al goce fálico.

Este desarrollo teórico sitúa lo propio de la posición femenina: tener acceso a este goce suplementario, pero no sin un vínculo con el falo. Lacan es contundente al decir: “El ser no-toda en la función fálica no quiere decir que no lo esté del todo. No es verdad que no esté del todo. Está de lleno allí. Pero hay algo de más”.6 Miller refiere al respecto que el hecho de que la mujer sea no-toda tiene consecuencias en relación a su goce: “Queda siempre un “aun”…todo lo que se tradujo diciendo que las mujeres no tienen superyó, da cuenta de este „aun”.7 Es decir que habría que tener presente el goce femenino toda vez que toquemos el tema del superyó femenino. Miller va más allá al afirmar que debería escribirse así: “el superyó, femenino”.8 Es entonces que, al mismo tiempo que nos recuerda que empleó el matema S() para referirse al superyó, Miller propone usar, con el mismo fin, el significante Φ0. Este significante representaría el goce no frenado por el falo y mostraría la ubicuidad del goce cuando este no se localiza como goce fálico.9

El goce femenino y el superyó aparecen representados por el mismo matema. ¿Acaso esto deja al superyó del lado derecho de las fórmulas de la sexuación, aquél marcado por la lógica del no-todo? ¿Cuáles serían las consecuencias de ello?

Una guía nos la brinda la relación entre partenaires. Desde su posición de no-toda, la mujer requiere de un hombre que le sirva de relevo, para convertirse en Otra para sí misma, pero también requiere de las palabras de amor de su pareja que puedan apaciguar el acceso al goce suplementario. Ella necesita escucharlas, los actos de él parecen no ser suficientes. Ella insiste y exige, lo hace sin medida, porque pide otra y otra vez tornando a ese lazo en estragante para ella. El pedido de la mujer empieza a funcionar como un imperativo superyoico. Una mujer exclama: “Si me quiere, ¡me lo tiene que decir!”. Frase sin otro argumento que el del enunciado, que no permite vacilación alguna, al tiempo que es pronunciada con todo el sufrimiento y mortificación del caso.

De la misma manera, como dice Gorostiza, la mujer, situada como síntoma para un hombre, puede, llegado el momento, encarnar para ese sujeto esa figura cruel y feroz del superyó. Ciertamente, en la medida en que un hombre tiene valor fálico para una mujer, ella puede participar de la construcción de una imagen social para él, ensalzando y creando virtudes, pero de la misma manera y con la misma pasión, puede ocuparse de señalarle, y en circunstancias sin medir la crueldad de sus actos, aquello que él quiere velar, su castración. Ella, situada del lado del no-todo, con esa relación pasional tanto con el amor como con el odio, puede llegar a encarnar para él la voz despiadada del superyó.

La voluntad en la mujer puede tomar el cariz del capricho, con ese carácter absoluto e infinito propio del goce femenino. Gorostiza afirma: “…el imperativo del superyó se ubica en el horizonte de un todo ‘posible’”,10 misma lógica del no-todo que sostiene el goce femenino. 

¿Hacia dónde nos lleva este desarrollo? Vemos que el punto de articulación posible entre superyó y goce femenino es el sin límite. ¿Tiene esto algo que ver con la época actual? ¿No es acaso el momento en el que soñar es insuficiente? ¿Acaso no hay una creencia social que reconoce que todo es posible? El desarrollo de la ciencia y de la tecnología alimenta esta creencia. Sin embargo, es el sistema capitalista el que sostiene una manera de vivir. Siguiendo a Miller, vemos que el ascenso al cénit social del objeto a pone en evidencia la declinación del Nombre del Padre, es decir, una menor creencia en los semblantes del Padre y un debilitamiento de la función fálica. Producto de este contexto vendría a ser el sujeto sin brújula, o mejor dicho, sin otra brújula que no sea el objeto a que toma forma en todos y cada uno de los objetos ofrecidos por el mercado. A esto se añade el deber de vivir y de gozar, mandato superyoico que no hace sino transmitir el ideal social de la época.

Laurent indica que “la increencia deja al sujeto abierto a sus imperativos de goce propios, particulares, no admite que haya una función reguladora, no la admite fácilmente”. 11 Son sujetos nada dóciles a las leyes del inconsciente, con una manera de vivir que da cuenta de su forma de gozar. El marcado individualismo de esta época se manifiesta también en este nivel. Cada uno  busca y defiende el derecho a gozar a su manera. La defensa de este derecho aparece como un mandato que se debe cumplir.  Este imperativo dificulta cerrar el conjunto porque no hay uno que sea reconocido como excepción, todos terminan siendo excepciones. Es la lógica del no-todo. Para Laurent: “el no-todo es una forma de organización de nuestro mundo”.12 Una forma cruel para el sujeto que empujado de esta forma hacia el goce, queda con pocas posibilidades para desear.

Este planteamiento nos invita a reflexionar sobre las consecuencias de la época actual. Los sujetos que acuden a consulta nos orientan en este sentido abriendo la pregunta necesaria sobre la práctica de los analistas.

 

Artículo recibido en:
22/06/2015

Manejado por:
Editor jefe de Ajayu

Aceptado en:
21/07/2015

No existen conflictos de intereses


 

1 Contacto: jimenacontrerasb@gmail.com

2 Magister Jimena Contreras Bustamante
Docente de la Universidad Mayor de San Simón.
Docente de la Maestría en Estudios Psicoanalíticos de la Universidad Católica San Pablo, Regional La Paz.
Psicoanalista, Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) y de la Nueva Escuela Lacaniana (NEL).

3 Miller, J.-A., “Una fantasía”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis Nº 3, EOL/Grama, Buenos Aires, 2005, p. 9.

4 Freud, S., “El malestar en la cultura”, Obras Completas, Volumen XXI, Amorrortu, Argentina, 1986, p. 139.

5 Miller, J.-A., El partenaire-síntoma, Paidós, Buenos Aires, 2008, p. 245.        [ Links ]

6 Lacan, J., El Seminario, Libro 20,Aun, Paidós, España, 1981, p. 90.

7 Miller, J.-A., Conferencias porteñas, Tomo 1, Paidós, Buenos Aires, 2009, pp. 62-63.        [ Links ]

8 Miller, J.-A., “Teoría de los goces”, Recorrido de Lacan, Manantial, Buenos Aires, Argentina, 1996, p. 155.

9 Miller, J.-A., “Clínica del superyó”, Recorrido de Lacan, Manantial, Buenos Aires, Argentina, 1996, p. 146.

10 Gorostiza, L., El goce femenino en el siglo XXI, Entrevista realizada a Leonardo Gorostiza por María do Carmo Batista para la Carta de São Paulo, los días 25 y 26 de noviembre de 2011. http://www.europsychoanalysis.eu/site/print_view/es/238         [ Links ]

11 Laurent, É., La ley de hierro del superyó, Entrevista a Éric Laurent, Buenos Aires, 30 de enero de 2011. http://www.eol.org.ar/template.asp?Sec=prensa&SubSec=america&File=america/2011/11-01-30_La-ley-de-hierro-del-superyo-Entrevista-a-Eric-Laurent.html        [ Links ]

12 Laurent, É., El Superyó a medida: sobre el nuevo orden simbólico en el siglo XXI, Entrevista con Éric Laurent, París, 14 de febrero de 2012. http://www.blogelp.com/index.php/el-superyo-a-medida-sobre        [ Links ]

 

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons