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Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP

versión On-line ISSN 2077-2161

Ajayu v.12 n.2 La Paz ago. 2014

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

Las adolescencias
(ENSAYO)

 

 

María Elena Lora F.1
Universidad Católica Boliviana “San Pablo”

 

 


RESUMEN

El artículo es parte de una investigación sobre el tema de la adolescencia en el siglo XXI y las características particulares de los jóvenes de la ciudad de El Alto-La Paz. El título de adolescencias en plural establece una apuesta por remarcar que existe una diversidad de formas de vivir la adolescencia y una pluralidad por tanto de adolescentes, cada uno con su experiencia y su historia particular, buscando y encontrando posibles salidas, las mismas que se autorizan desde la singularidad subjetiva de cada uno. Hablar de adolescencias implica, tomar en cuenta la ausencia de un modelo de adolescente universal, la ausencia de adultos con “palabra” como referentes, saber que no hay en el desenlace de un adolescente un determinismo psíquico, ni el triunfo autónomo de una voluntad de poder.De este modo, los adolescentes tienen que inventarse a sí mismos, enfrentar los obstáculos, pues se viven sin lugar en la sociedad para ellos, son invisibles a la mirada de los adultos y de la comunidad.

Palabras clave: Adolescencias, jóvenes aymaras, subjetividad y época actual


SUMMARY

This article is part of an ongoing research about the adolescence in the 21st century and the particular characteristics of the youths in the city of El Alto – La Paz. The title in plural implies that there are diverse ways of living the adolescence, hence there is a plurality of adolescents, each one with its experience and particular story, searching, finding  possible exits, the same that are authorized from the subjective singularity of each one. To talk about adolescences implies to take into account the absence of a universal model of adolescent; the absence of reference adults who “honor their word”; to know that there is no psychic determinism in the “outcome” of an adolescent, nor is there an autonomous triumph on the will of power. Therefore the adolescents have to invent/create themselves, face the obstacles, as they live without a place for them in the society. They are invisible to the sight of adults and the community.

Key words: Adolescences, Aymara youths, subjectivity and current times adolescentes


RESUMO

O artigo é parte de uma pesquisa sobre o tema da adolescência no século XXI e as características específicas da juventude da cidade de El Alto-La Paz. O título de adolescentes em uma tentativa estabelece nota plural que há uma diversidade de formas de viver e uma adolescência pluralidade, tanto para os adolescentes, cada um com sua experiência e sua história particular, procura e encontrar possíveis soluções, o mesmo que autorizado a partir da singularidade de cada opinião. O que a  conversa indica, tendo em conta a ausência de um adolescente modelo universal, a ausência de adultos com a "palavra" como uma referência, saiba que há no resultado de um determinismo psíquico na adolescência, ou o triunfo de uma vontade autônoma poder.De Assim, os adolescentes têm de inventar-se, enfrentar os obstáculos, porque eles vivem há lugar na sociedade para eles, eles são invisíveis ao olhar dos adultos e da comunidade.

Palavras-chave: adolescentes, jovens Aymara, subjetividade e hora atual


 

 

El título de adolescencias en plural establece una apuesta por remarcar que existe una diversidad de formas de vivir la adolescencia y una pluralidad por tanto de adolescentes, cada uno con su experiencia y su historia particular, buscando y encontrando posibles salidas, las mismas que se autorizan desde la singularidad subjetiva de cada uno.

Abordar la adolescencia en la actualidad, en el siglo XXI, implica plantear cuestiones relativas al marco social contemporáneo, las condiciones económicas, el contexto cultural, ya que no hay adolescente sin Otro social, es decir, sin el entramado social de padres,  profesores,  instituciones,  lazos sociales y todo un mundo de adultos que los acompaña y cuyo desafío es que estén a la altura de su función, sea en el marco que sea.  Asimismo, el dinamismo del universo tecnológico, los cambios mediáticos producidos en las últimas décadas han suscitado fuertes transformaciones en la manera en que los adolescentes se relacionan con el Otro y el sentido que le atribuyen los jóvenes a la experiencia de ser joven.

Freud en su texto Psicología de las masas y análisis del yo señala que hay distintas maneras de hacer lazo desde el punto de vista de las identificaciones. De hecho el segundo modo de identificación citado en el texto, se ha vuelto típico de la época actual, en la medida que los ideales sociales caen y se produce un arrasamiento  de la subjetividad.  De hecho la presión del discurso capitalista con la ayuda de algunas ciencias, opera con un pragmatismo universal destinado a obtener una uniformización de los sujetos, sus respuestas y especialmente sus modos de vivir y de gozar.

Sin embargo, es necesario destacar que este programa globalizante encuentra su punto de fracaso en el retorno y la presencia de ciertos “movimientos sociales”, conformados por jóvenes y  que se manifiestan en  protestas violentas o en la “exacerbación de las tradiciones” que se presentan con la fuerza de un fundamentalismo actual, que intentan la invención de una identidad. La existencia de estos fenómenos es un desafío a la universalidad de lo “nuestro” y permite ubicar aquellas grietas desde donde se intenta reorganizar la diversidad.

Actualmente, es necesario destacar y, no se puede negar que la intensa migración campesina de origen fundamentalmente aymara, es un fenómeno que ha llevado a la ciudad de El Alto, a un crecimiento poblacional del 9% anual frente al crecimiento vegetativo de 2.8 % en el país. La dimensión de este flujo migratorio es totalmente desproporcional respecto al crecimiento y capacidad de respuesta en torno a: la planificación de vivienda, servicios básicos, escuelas, hospitales, servicios de salud, empleo, etc. Esto significa un crecimiento caótico, desorganizado, marcado por la frustración, el desempleo, la violencia,  y la desestructuración de las redes sociales, familiares y de parentesco.

Asimismo, toda esta perspectiva genera transformaciones en las estructuras socio-culturales, de relacionamiento, cambio de actitudes, no solo en los hijos nacidos en la ciudad sino también en los padres, quienes se ven violentados en un espacio en el que existen practicas culturales diferentes y en un idioma distinto al que trajeron de su lugar de origen, cambios que se traducen y se vislumbran en las diferencias generacionales.

Si bien, por un lado, los padres intentan transmitir a sus hijos sus propias formas de ver y actuar en el mundo, que tienen referencia en la tradición y habitus culturales, por otro, los incentivan a adoptar, a apropiarse de otros significados que les permitan acceder a situaciones sociales tipificadas como superiores a la de los padres. Entonces se podría hablar de un doble discurso. Así, los hijos tienen la posibilidad de recodificar, refuncionalizar tanto este doble mensaje, como toda la información recibida en los colegios, los espacios sociales y sobre todo, aquellos mensajes difundidos por los medios de comunicación.

Los jóvenes de El Alto están expuestos a tener que  estructurar un núcleo  articulador de las tradiciones y los elementos culturales transferidos por las generaciones anteriores, el habitus campesino, con las nuevas prácticas sociales y culturales  que deben enfrentar y alrededor de las cuales, las pautas de comportamiento, los ideales de los jóvenes se van configurando y constituyen las bases para  las construcciones representacionales  de identidades juveniles.

Desde esta perspectiva, los adolescentes de la ciudad del El Alto-La Paz que en su mayoría son de origen aymara, constituyen un ejemplo de quien vive la experiencia de una no pertenencia cabal, de vivir  en el borde, de vivir en la frontera. De este modo, el vivir en la frontera entraña la seguridad de un territorio familiar, pero también implica lo Otro, lo diferente. Esta peculiar  forma de vivir, sentir y desear conlleva un ser que se vive en constante tensión, presionado por los desgarramientos que produce el vivir entre dos culturas, dos lenguas, dos tradiciones, dos procesos históricos distintos y colocado permanentemente frente a una encrucijada en torno a su “identidad”. De esta manera, es posible decir que este fenómeno refleja la condición humana de vivir la tensión de estar en camino y anhelar lo definitivo.

Por otra parte, hay que estar advertido sobre el pragmatismo del discurso económico, político, social y educativo que funciona bajo una ética de lo universal y tiende a anular las particularidades subjetivas.  Esto conduce por un lado, a una promoción de la segregación que padecen comunidades íntegras, entre ellas por ejemplo los indígenas de distintas comunidades y etnias, y por otro lado, esta exclusión se visibiliza aun más en la experiencia de ser adolescente en una ciudad como El Alto, que acarrea consecuencias, tales como el fenómeno masivo de la migración de sujetos jóvenes.

De este modo, se puede afirmar que los jóvenes construyen identidades con elementos socioculturales de la generación de sus padres y cuya lengua materna es el idioma aymara. Así, por un lado, la experiencia de vivir entre dos idiomas (aymara y español) marcará de manera fundamental la construcción de la identidad de los jóvenes y, por otro lado, el habitus de estos va ir influyendo de forma determinante en el modo de ser, de actuar, de pensar en los jóvenes. Todos estos elementos configuran una situación que genera en muchas ocasiones tensiones y conflictos.

Precisamente, la existencia de una población masiva de jóvenes, de origen indígena aymara que se expresa con sus diferencias etnoculturales, sus tradiciones, sus modos de gozar,  generan molestia, intolerancia, rechazo y odio. Esta manifestación  de violencia constituye una muestra del rechazo al goce del Otro, es decir, se rechaza específicamente la manera particular en que el Otro goza.

Asimismo, hoy día, la presencia  y el derecho de los adolescentes de origen indígena a participar en diversas instancias del estado como la educación, la salud o las redes sociales, presentifica un tipo de racismo actual, porque la cercanía de este Otro genera rápidamente nuevos fantasmas atemorizantes, que recaen sobre su exceso de gozar. Este exceso de goce puede ser criticar e imputar al Otro un gusto nuevo, un gusto excesivo por querer ejercer su particularidad y un rechazo a su modo de hacer lazo en la vida social. Esta situación permite constatar que el tema es la intolerancia al goce del Otro, porque indica que de cualquier forma este Otro siempre esta ligado a una parte de goce inmerecida.

El psicoanálisis de orientación lacaniana plantea la palabra extimidad para indicar la fractura constitutiva de la intimidad. Así, en el seno mismo de su intimidad el sujeto desconoce algo más íntimo, aquello que tiene que ver con su modalidad de goce. Lacan (1989) al respecto dirá: “ ¿Cuál es, pues, ese otro con el cual estoy más ligado que conmigo mismo, puesto que en el seno más asentido de mi identidad conmigo mismo es él quien me agita?”. De esta manera el psicoanálisis muestra cómo el sujeto está condenado a una pasión imaginaria de buscar su “identidad” en procesos de incorporación a un grupo, una etnia, un pueblo o una nación.

El puntualizar previamente algunas coordenadas del contexto actual, conduce a hablar de adolescencias y plantear a la adolescencia como un “discurso” que no tiene edad.  Estas nociones abren una vía para señalar cómo ante la inconsistencia del Otro social, donde los semblantes identificatorios se encuentran en crisis, la emergencia de los cambios corporales y psicológicos que experimentan los jóvenes, producen en los adolescentes el encuentro con una encrucijada. Entendiendo el término encrucijada, como un entrecruzamiento de rutas que conlleva la presencia de enigmas, la ausencia de recursos para responder al mundo, especialmente el recurso de la palabra y los encuentros con las contingencias que provocan en los adolescentes esa vivencia de extrañeza con ellos mismos.

Ese extrañamiento producido en los jóvenes, se observa en la relación del adolescente con su cuerpo, la diferencia que hay entre el cuerpo y sus sensaciones son perturbadoras, o las nuevas percepciones de sí mismos a partir de la sanción de los otros, la presencia de angustia ante el otro sexo y el deseo de experimentar el despertar de la sexualidad. Se  abre un escenario tan amplio, que en muchas ocasiones toma el lugar de un abismo que es muy difícil manejar, porque lo que se abre es  un abismo de sinsentido. En ese sinsentido, es común que habite la depresión, más claramente los impulsos de muerte con todas las conductas de riesgo que experimentan. El sufrimiento y la alegría pueden estar enmascarados o no, ellos desconocen su singular modo de goce y su juego con los semblantes actuales los estigmatiza. Los adolescentes son muy activos, sin embargo, la elección de ellos es no elegir y ello comporta dificultades en el establecimiento de lazo social.

De esta manera, lo que se pone en juego en la adolescencia es el producto del encuentro contingente con un real, lo inevitablemente perdido y la presencia por primera vez de la más auténtica soledad, porque la palabra no llega, el otro no llega a la cita, el cuerpo no alcanza y entonces el sujeto adolescente está absolutamente solo y desde ahí responde como puede, con las vacilaciones y las fragilidades de sus identificaciones para lograr no solo una compleja operación de separación, sino, sobre todo la creación de un sujeto capaz de habitar su subjetividad, de vivir y decidir ante un acto y sus consecuencias.  

Así, señalar y puntuar los factores que contribuyen a la construcción del sujeto  adolescente, implica la formulación de que ser joven es la experiencia de un encuentro sorpresivo, donde se ponen en juego todas las referencias previas (psíquicas, sociales, familiares, culturales), las prohibiciones, los ideales. Se trata de explorar cómo se  ponen en cuestión un universo de respuestas y cómo esta inesperada encrucijada produce en los sujetos adolescentes una serie de consecuencias, que van desde crisis de identidad, transgresiones, hasta pasajes al acto como suicidios.

Plantear a la adolescencia como un punto nodal e irreversible que se produce en la vida de un sujeto, implica interrogar los saberes establecidos, las vacilaciones que conllevan no sólo conflictos generacionales, sino que se trata de identificar, reconocer y visibilizar la presencia de un Otro  que es radicalmente enigmático, pues sus respuestas ya no corresponden a los modelos identificatorios clásicos, ni responden a los ideales que el sistema o el mercado establecen.
Se trata por otra parte, de interpelar al discurso del amo actual, en su compulsión de infiltrarse en todos los resquicios de la intimidad de los jóvenes y con una miopía ante la movilización total de los adolescentes, solo plantea el camino del consumismo porque su única oferta es llenar a los adolescentes con un mónton de objetos de consumo, de gadgets que producen momentáneamente un sueño de falso bienestar, un falso ideal de todos idénticos, todos transparentes; oferta slogans “para ser feliz tu debes ser”. Así, este discurso secante señala un modo de ser, un tipo de producción determinado y por lo tanto, las particularidades de los jóvenes se achatan, se arrasan las diferencias, en un intento de anular  la emergencia de la subjetividad.

Al intentar otorgar al sujeto adolescente respuestas predeterminadas, que le devuelvan certezas, tips para vivir bien, generan un sentimiento de poder, de dominio, de ausencia de fisura subjetiva y si alguna fragilidad se presenta, inmediatamente surge en el mercado la respuesta modelo, por ejemplo, para el cuerpo está el entrenamiento físico sin límite, textos de autoafirmación, alimentos y bebidas energizantes, es decir, se propone todo tipo de respuestas cuyo objetivo es hacer desaparecer, cualquier atisbo de deseo propio. Todo este discurso produce consecuencias, por un lado, la sensación de incapacidad, de insuficiencia frente a una cantidad de demandas que asfixian a los jóvenes y por otro lado, los adolescentes ya no pueden tomar a los grupos sociales, étnicos y culturales como referentes identitarios. 

Para concluir, hablar de adolescencias implica, tomar en cuenta la ausencia de un modelo de adolescente universal, la ausencia de adultos con “palabra” como referentes, saber que no hay en el desenlace de un adolescente un determinismo psíquico, ni el triunfo autónomo de una voluntad de poder. Se trata de encontrar soluciones posibles, singulares, a la encrucijada mayor, a la más delicada de las transiciones, como bautizó Victor Hugo a la adolescencia. En esta búsqueda habrán malestares, dolores, pero también alegrias y diversión, hallazgos y sorpresas.

Las adolescencias por venir entrañan en esencia, tomar en cuenta los significados otorgados a las diferentes relaciones dialécticas de estos jóvenes, que dan cuenta de un entramado discursivo, que los ubica en una tensión entre un cuerpo físico de adulto y un inmaduro cuerpo social. De este modo, los adolescentes tienen que inventarse a sí mismos, enfrentar los obstáculos, pues se viven sin lugar en la sociedad para ellos, son invisibles a la mirada de los adultos y de la comunidad. Sufren de experiencias de soledad, incomprensión, estigmatización y requieren no solo construirse a sí mismos, sino inventar ese lugar donde puedan existir, que no sea un lugar  lejano, ni un sueño. Cada uno de los adolescentes como señala Foucault (1987) tiene que: “doblar la relación de fuerzas mediante una relación consigo mismo que nos permita resistir, escapar, reorientar la vida o la muerte con el poder (…) inventar nuevas posibilidades de vida”.

 

REFERENCIAS

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Artículo recibido en: 16-05-2014
Manejado por: Editor jefe IICC
Aceptado en: 14-07-2014

No existen conflictos de intereses

 


NOTAS

1 Ph.D.(c): becaria de Vlaamse Interuniversitaire Raad-University Development Cooperation (VLIR-USO) de Bélgica. Psicoanalista (AME) miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.

 

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