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Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP

versión On-line ISSN 2077-2161

Ajayu v.11 n.1 La Paz mar. 2013

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

MIGRACIONES Y EFECTOS EN LA SUBJETIVIDAD, HOY

 

 

Dra. Piedad Ortega de Spurrier*

Psicóloga Clínica y Psicoanalista, Ecuador

Articulo recibido en: 12/06/2012
Manejado por: Editor en Jefe - IICC
Aceptado: 8/10/2012

No existen conflictos de interés

 

 


Resumen

Los conflictos armados y la pobreza no son los únicos móviles de la  migración. En la actualidad, los sujetos escapan de todo aquello que ya no garantiza sus derechos como ciudadanos o que ya no les trae satisfacción.  Lo cual, en una sociedad de consumo sucede con frecuencia.   Es decir, en los desplazamientos “forzados”ya no solo están en juego condiciones de riesgo extremo, sino también la subjetividad de cada individuo; hay algo del deseo del sujeto que busca crear algo nuevo.

El discurso posmoderno de que “todo tiene fecha de expiración” asi como el debilitamiento de la función del padre y debilitamiento de los vínculos hace cada vez más difícil la supervivencia de la familia y la sociedad.  Ante esto, ¿cuál es el rol del psicoanalista en las nuevas coordenadas de la época? ¿Es pertinente abogar por el retorno al padre o no? ¿Cuál es el valor de uso que puede dársele al nombre del padre, si tomamos en cuenta su rol esencial en torno al deseo y al goce del sujeto?

Palabras claves: Desplazamientos forzados, posmodernidad, subjetividad, nombre del padre, familia.


Abstract

Armed conflicts and poverty are not the only motives for migration. At present, subjects tend to escape from everything that no longer guarantees their rights as citizens or that has stopped giving them satisfaction, a common trait in today’s consumerist society. That is, not only extreme risky conditions, but also each individual’s subjectivity is involved in “forced displacements”; there is a part of the subject’s desire that is lookingto createsomething new.

The postmodern discourse that states that "everything has an expiration date”, as well as the fading of the name of the father and weakening of attachments challenge the survival of the family and society. Given this,what is therole of the psychoanalyst in this new era? Is it relevant to advocate for a return to the father or not? What is the value that can be given to the name of the father considering its essential role in the subject’s desire and jouissance?

Key Words: forced displacements, postmodernity, subjectivity, name of the father, family.


Resumo

Conflitos armados e pobreza nãosão apenas a migração celular. No momento, os assuntos escapar de tudo o que jánão garante os seusdireitos como cidadãosounãotrazsatisfação. Que, emumasociedade de consumo, muitasvezes acontece. Isto é, no movimento "forçado" e não apenas estãoenvolvidoscondições extremas de risco, mas também a subjetividade de cada indivíduo, há algo de desejo do sujeito que busca criar algo novo.

O discurso pós-moderno de que "tudotemumprazo de validade" e do enfraquecimento do papel dos pais e títulos enfraquecimento torna-se cada vez mais difícil a sobrevivência da família e da sociedade. Diantedisso, qual é o papel do analista em novas coordenadas do tempo? Como relevante está defendendoum retorno para o paiounão? Qual é o valor de uso que pode ser dado para o nome do pai, se considerarmos papel essencialem torno do desejo e prazer do sujeito?

Palavras-chave: deslocamentoforçado, o pós-modernismo, a subjetividade, o nome do pai, da família.


 

 

Introducción

Sin duda alguna el desplazamiento forzado tiene un rasgo muy particular que lo determina y es que la razón de su movilización es un modo de salida frente a un conflicto armado que hace que la vida de cada uno permanezca en vilo cuando un estado se torna ineficiente y poco efectivo para garantizar los derechos que les corresponden a los ciudadanos.

Sin embargo me interesa mostrar cómo en las migraciones también encontramos otra suerte de “desplazamiento forzado”. Cuando las personas eligen emigrar a otras latitudes a consecuencia de las condiciones de existencia que en general tampoco les garantizan los derechos que les corresponden como ciudadanos: el derecho al trabajo, a la educación, a la salud  y la seguridad ciudadana, fenómeno evidente que se acentúan durante la última década en el Ecuador.

Anteriormente el éxodo del campo a la ciudad era una situación bastante común en nuestro países, pero a nivel de la subjetividad no constituía una situación de desarraigo tan agudo, por las afinidades culturales que podían encontrar en medios que no eran tan distantes y por la facilidad para el libre desplazamiento entre el lugar de origen y el lugar de residencia. No obstante es necesario detenerse para plantear lo que se pone en juego desde la subjetividad, en cada ocasión que alguien opta por dejar su lugar de origen.

 

El sujeto y sus elecciones

En primer lugar, sea cual fuera la razón del desplazamiento, cada uno de los sujetos, pone en juego sus posibilidades de invención. La posibilidad de plantearse una nueva oportunidad para sostenerse en la vida es un modo de hacer con la existencia, en general precaria o insatisfactoria, al momento de tomar la decisión. En consecuencia,  no son solo las condiciones materiales o las coordenadas hostiles o de riesgo agudo externo las que en muchas ocasiones están en juego en las migraciones, la subjetividad, ese espacio constituido por la historia de cada uno y los distintos modos en que los sujetos responden a ella, constituyen las formas esenciales que marcarán, los movimientos y detenciones en el porvenir de los sujetos humanos.

Es decir, que cada uno responde de forma sintomática, o sea el modo como hace lazo social con los otros y de forma fantasmática a través de un modo particular de respuesta frente a los enigmas del deseo del Otro, en este caso las nuevas posibilidades de inserción en una comunidad sea la misma o una diferente.

A más de las condiciones de guerra de tiempo ilimitado o las precarias formas de vida, que suscitan los desplazamientos, existen otras coordenadas propias de la época que coadyuvan en los constantes desplazamientos que son propios de los sujetos en la actualidad, me refiero a la puesta en cuestión de la creencia en el Otro, al padre, a los significantes amos, que produce un sentimiento intimo que “no hay garantías”, hoy puestos en duda por una época signada por el discurso capitalista y la razón tecno-cientifista.

En ese sentido asistimos al declive de la función del Nombre del Padre que ha sido sustituido por el ascenso del objeto a. La condición del objeto a es ser siempre intercambiable. Por estas razones se pone en duda el instrumento “standard” de acceso a la cultura.

 

El discurso  posmoderno y la subjetividad

También el discurso de la posmodernidad con su fortaleza de ofertas desmedidas e ilusorias y su fragilidad al encarnar que todo tiene fecha de expiración, reduplica y actualiza también el exilio de los sexos. Las parejas se unen y se separan en una contingencia cada vez más evidente una tendencia a la democratización y liberación de los vínculos que hace cada vez más difícil la supervivencia de vínculos familiares estables de la manera como los había reconocido la tradición.

Sin embargo es importante remarcar algunos aspectos paradojales que se producen en los vínculos de pareja hoy: junto a su liberación se aprecia un mayor control social sobre ellos, es posible conocer de una traición amorosa o una doble vida por las comunicaciones que atraviesan todas las rutas de la existencia humana.

El matrimonio “por amor” ha incidido en la idealización de lo que se espera de la pareja, puesto que existe un mayor número de rupturas cuando se encuentra una relación más valorada. El matrimonio concebido como una sociedad con diferentes beneficios permitía que la desgracia amorosa pudiera ser aceptada en razón de otras compensaciones. No se trata de pensar que el pasado de los núcleos familiares era idílico, tal como lo señalan los antropólogos. Así Jack Goody (2005), plantea que la institución familiar cambia de estructura, forma, tamaño y de tipo de normas en razón de las distintas coordenadas sociales, económicas y políticas, por ende está en constante crisis.

Lo que si se ha encontrado como constante a través del tiempo es una tendencia a una mayor estabilidad del vínculo entre madre e hijos que el de hombre y mujer como también el del padre e hijos. Sin embargo, esto también está cambiando porque existen mayores ofertas de trabajo para mujeres como empleadas domesticas en los países europeos.  

Para el Psicoanálisis familia y crisis son indisolubles porque esta funciona como un modo de suplencia a una relación afectada por una imposibilidad estructural, la no proporción sexual. Por ende la familia está construida en torno un agujero central y es un modo entre otros, de tratarlo. Así, se constituye como un síntoma, que sostiene la estructura del sujeto en su relación con el Otro del amor, del trabajo, de la cultura.

Por esto Jacques Lacan (1977) en su artículo “Los complejos familiares” señala una relación entre las formas predominantes de los síntomas neuróticos y factores específicos de la civilización, esto es el “declive de la imago paterna”. Así, los síntomas individuales y los síntomas de la familia en lo social se encuentran estrechamente vinculados, sin descuidar el hiato estructural que existe entre ambos aspectos.

Sea cual fuere la forma que tome la familia contemporánea nos encontramos que ante la ausencia de un marco discursivo pre-establecido que le sirva al sujeto de apoyo, al señalarle lugares y funciones, se impone la perspectiva de un desanudamiento de esas articulaciones. Le corresponde al sujeto la reconstrucción ese nudo que solo es posible a través de una elaboración sintomática propia. Esto es lo que los Psicoanalistas estamos encarados a afrontar, al intentar reintroducir al síntoma en sus posibilidades de evocación y creación, para que encuentren una vía que les permita alojarse en un discurso que impida la guerra de los síntomas.

 

Otras consecuencias del declive de la función paterna

Existen también otras consecuencias del declive de la función paterna en la civilización. Lacan (1970) percibe que las neurosis contemporáneas son un efecto de la caída de la función paterna como soporte y protección que deja al sujeto al mandato cada vez más opresivo de la civilización moderna a auto, y inter-identificarnos. La consigna “todos consumidores” como ideal, da lugar a una pasión de segregación, cuando alguien muestra un rasgo de diferencia. Por eso, en una emisión de televisión dijo: “el porvenir es el racismo”, condición de sufrimiento de los emigrantes.

Entonces frente a la pregunta si podemos abogar por el retorno al padre, Lacan (1964) en el seminario XI dice que eso nos llevaría a ofrecer sacrificios a un Dios obscuro, como sucede en ciertas sectas bajo el yugo del Islam. El Psicoanálisis tampoco predica que hay que terminar con él; a diferencia del discurso de la ciencia, no puede prescindir de la referencia paterna y de la tradición que ella vehiculiza, los lazos entre las generaciones, según constituyendo un referente fundamental en la vida humana.

El énfasis que le da Lacan, a diferencia de Freud es que se detiene en elaborar acerca del consentimiento del sujeto a la autoridad más que a la consideración del sujeto  de la autoridad.

Para Lacan, el Otro es el lugar donde se constituye el que habla con quien escucha y es por esto que resulta tan difícil para el sujeto desprenderse de esos lazos, una vez que se han constituidos. Como explicaba anteriormente, esa voz de autoridad introyectada se ha encarnado en sí mismo y es por eso que el sujeto nunca resultará totalmente autónomo.

El interés clínico de Lacan interroga las formas como el sujeto responde a tal invocación. Si es por el lado de la certeza, se ubica en la vertiente de la psicosis. Si es por el lado de la pregunta o de la confianza se ubica en la vertiente de la neurosis, formas alineadas o separadas de obedecer. Es por esto que Lacan propone que, de la posición de sujeto, somos siempre responsables.

Lo que hoy resulta fundamental pensar es, cuál es el valor de uso que puede dársele al padre, si tomamos en cuenta su importancia en torno al deseo y al goce. Ser testigos de su debilidad conlleva la responsabilidad de la formación del analista, y su formación clínica.

Pero el psicoanalista no se queda encerrado en las cuatro paredes de un consultorio, también se incluye en esos lugares donde se producen esos síntomas en lo social. Su saber y su experiencia le permiten contribuir con una perspectiva diferente a la perspectiva asistencial que fácilmente convierte a un sujeto o a una comunidad en crisis, en usuarios de un servicio, condenados al anonimato.

Se trata de rescatar la perspectiva del sujeto desde sus determinaciones históricas en relación a su deseo y a su goce, por esto tengo interés de transmitir una experiencia de trabajo en el marco de una comunidad  constituida por distintas generaciones  de migrantes del campo de la ciudad.

 

Una experiencia

Se trata de una guardería donde los adultos tutelares, miembros de la misma comunidad constituida por distintas generaciones de inmigrantes, habían empezado agredir a los niños. El pedido inicial consistía en que yo “diagnosticara” cuáles eran las cuidadoras que no eran aptas para esa tarea. Planteo que debo de hablar con cada uno de los miembros de la guardería antes de ofrecerles un trabajo a realizar.

Lo primero que pareció fue el aburrimiento  en torno a sus trabajos y a la decepción a consecuencia de la interrupción desde hace dos años, de un programa de capacitación muy divertido e ingenioso que las había animado mucho. “Nos abandonaron”, “nos dejaron con las ganas”, “eran otros tiempos” eran algunas de las expresiones con las que deploraban la inexistencia de ese espacio de creación conjunta.

Aparecieron las quejas en contra de las madres en particular de las más antiguas de la barriada “nos tratan como si solo fuéramos “limpia potos”, nos dicen vanidosas y arribistas, no reconocen nuestro trabajo, no somos sus empleadas aunque trabajamos con sus hijos, o creen que porque algunas somos negras solo servimos para limpiar el piso.

En el imaginario de esa comunidad aparecen elementos de segregación no solo con las personas que trabajan sino en torno a las instalaciones y los servicios: “están horribles”. Luego algunas mencionan “no las hemos cambiado desde que se fueron las instructoras”, “la verdad es que no hemos hecho nada para mejorar las cosas”.

Sobre mi presencia en la institución: ¿Nos viene a botar del trabajo?  ¿Usted es pariente del párroco? El nos ayuda ¡No vaya a hacer un hervidero de grillos! Luego, ¡A lo mejor  resulta algo bueno! ¿Va a volver?

Les propongo si podemos generar juntas algunas propuestas  para mejorar el “ambiente raro”, (término utilizado por algunas) y presentarlo como proyecto de trabajo al consejo de las guarderías para conversarlo.

Resulta muy interesante porque el proyecto de trabajo a presentar, se constituyó en buena parte en la solución de algunos problemas, ya qué permitió a cada uno establecer una visión de todo el conjunto de la institución y pasar de la queja a la pregunta sobre lo que había sucedido y de inmediato implementar algunas iniciativas. Convenimos que tendríamos dos horas semanales de conversación y los niños quedarían con algunas encargadas en turnos rotativos.

La redistribución de las tareas y el mejoramiento de las condiciones de la guardería, fueron los primeros logros que se hicieron notar.

Las mayores dificultades estuvieron vinculadas a las relaciones entre las cuidadoras y los padres de familia. Reconocer las diferencias entre cada una de las partes fue esencial para re-establecer una colaboración conjunta. Programas de entretenimiento colectivo, o la iniciativa para la elaboración de talcos y ungüentos para las picaduras de los mosquitos, en base de los productos donados por instituciones de asistencia públicas, la creación de un cancionero infantil que recogía las melodías de la infancia de cada una, y las actividades de “cuéntame un cuento” fueron algunas iniciativas memorables en esta experiencia, donde fue posible rescatar el hilo de sus tradiciones e historias.

Cabe mencionar que no fue necesario “despachar” a ningún miembro de la guardería, cada una fue encontrando  la función que más le convenía a sus intereses y a los de la institución. Los espacios de conversación permitieron darle forma a los proyectos de cada uno dentro de esa comunidad de trabajo, que como señala el psicoanálisis, cada cual puede renunciar a su preocupación narcisista de tomar un rol protagónico en el grupo, para dedicarse a la finalidad prioritaria de un objetivo en común.

 

Conclusiones

La idea de esta experiencia partió de la experiencia de Balint, comentada por Lacan (1986) en su artículo “La Psiquiatría Inglesa y la Guerra”,con los combatientes traumatizados por las acciones en los campos de batalla durante la guerra, donde se conformaron equipos que a partir de sus vivencias y experiencias previas, empezaron a organizarse para asumir su propia convalecencia y el bienestar colectivo.

Esta modalidad, totalmente diferente a la experiencia de los americanos que recurrieron a los psicofármacos para suprimir los síntomas índices del sufrimiento, dejaron a muchos con secuelas que engrosaron las filas de los “enfermos mentales”, apelativo eminentemente segregativo, que les impidió restituirse en su calidad de ciudadanos con plenos derechos y obligaciones.

 La experiencia de la psicoanalista con este grupo de personas que habían sido migrantes de distintas generaciones, permitió retomar el hilo histórico de sus vidas en un saber hacer en torno al modo como cada uno concebía el trabajo con los niños, con la familia y la comunidad.  Así fue posible, mediante los intercambios que se fueron construyendo, salir de la condición de la segregación mediante la puesta en común de una nueva experiencia.

No se trató de aceptar la demanda manifiesta de la institución, de “calificar” al personal, función de un psicólogo, sino poder escuchar a cada uno sobre las razones del “malestar colectivo” y hacer de las mismas, el motor para plantearse nuevas posibilidades para el porvenir, no solo para la guardería, sino para ellos mismo. 

 

Bibliografía

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Notas

* Dra. Piedad Ortega de Spurrier

Doctora en Psicología Clínica, Presidenta regional de la Nueva EscuelaLacaniana de Psicoanálisis, de América Andina y el Caribe. Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, AME, ex directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica de Guayaquil, Profesora universitaria, Asesora de proyectos de atención al niño y la familia. Miembro fundador de la Fundación Comunicar para personas con Autismo. 

Piedad Ortega de Spurrier es editora de la revista virtual de Psicoanálisis TheWannabe y miembro del consejo editorial de la revista virtual Rayuela de Psicoanálisis con niños y adolescentes de la Nueva RedCereda, diagonal hispanohablante.

* Dra. Piedad Ortega de Spurrier

Doctora en Psicología Clínica, Presidenta regional de la Nueva EscuelaLacaniana de Psicoanálisis, de América Andina y el Caribe. Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, AME, ex directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica de Guayaquil, Profesora universitaria, Asesora de proyectos de atención al niño y la familia. Miembro fundador de la Fundación Comunicar para personas con Autismo. 

Piedad Ortega de Spurrier es editora de la revista virtual de Psicoanálisis TheWannabe y miembro del consejo editorial de la revista virtual Rayuela de Psicoanálisis con niños y adolescentes de la Nueva RedCereda, diagonal hispanohablante.

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