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Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP

versión On-line ISSN 2077-2161

Ajayu v.7 n.2 La Paz ago. 2009

 

ARTÍCULO

 

APLICACIÓN DE UN PROGRAMA DE AUTOEFICACIA FILIAL PARA OPTIMIZAR LA RELACIÓN FILIAL EN ADOLESCENTES

 

THE APPLICATION OF A SELF EFFICACY PROGRAM TO IMPROVE FILIAL RELATIONSHIPS IN ADOLESCENTS

 

 

Jaime Gómez*, Maria Reneé Barreal y Natalie Guillén

Departamento de Psicología

Universidad Católica Boliviana “San Pablo”

* Director de la investigación

 

 


Resumen

La adolescencia es una etapa donde la persona enfrenta importantes cambios a nivel social, afectivo, cognitivo y comportamental, es por ello que es sumamente vulnerable a involucrarse en situaciones de riesgo. Es en esta etapa cuando el rol de los padres es fundamental para orientar al adolescente hacia una vida adulta satisfactoria. Sin embargo también es en esta etapa dicho rol es desplazado, y la relación filial se ve afectada.

En base a un estudio previo, se determinó la necesidad de hacer al adolescente el protagonista principal de su relación filial. En este caso a través del incremento de sus niveles de autoeficacia filial, se pretende generar una mejora de la relación filial establecida al interior de ambiente familiar.

A través de un estudio cuasiexperimental, y un diseño pretest-postest con grupo control no equivalente, se llevó a cabo un programa de autoeficacia filial con 14 adolescentes. Los resultados obtenidos tras la intervención, señalan que un incremento en los niveles de autoeficacia filial podría conducir al desarrollo de una relación filial con mayor comunicación y apoyo.

Palabras clave: Adolescencia, autoeficacia filial, relación filial, intervención.


Abstract

Adolescence is a period where a person faces important social, emotional, cognitive and behavioral changes; this is why there is such a vulnerability for getting involved in risky situations. It is in this period, when parental role is fundamental to guide de adolescent towards a satisfactory adult life. Nevertheless, this is also a period where such role is made aside, and the relationship is affected.

Based on a previous study, it was determined that the adolescent should be the main lead in his/her filial relationship. In this case, through the increase of the levels of filial selfefficacy, it was intended to improve the established filial relationship inside the family environment.

Though a pre experimental study and a pretest-postest design with non equivalent control group, a filial self efficacy program was put into practice with 14 adolescents. After the intervention, results reveal that an increase in filial self efficacy levels, may conduct to the development of a communicative and supportive filial relationship.

Key words: Adolescence, filial self efficacy, filial relationship, intervention.


 

 

La familia de origen cobra cada vez menos importancia a medida que los hijos crecen y se hacen más independientes. En la adolescencia, la necesidad de independencia y el cambio de prioridades, entre otros, es uno de los factores que hace de esta etapa, un periodo significativo en el ciclo vital familiar. Tanto la sociedad como la ciencia se interesan cada vez más en las conductas y procesos mentales de los adolescentes, ya que es una etapa fácilmente influenciable por fenómenos socioculturales, ambientales y físicos. Estas influencias pueden tener consecuencias positivas o negativas de acuerdo a la edad, madurez, cultura y sobre todo a la familia (Barreal y Guillén, 2009).

Desde el inicio de la vida escolar, los amigos adquieren un papel fundamental como fuentes de influencia social, sin embargo, en la adolescencia esta influencia se acentúa y se convierte en uno de los aspectos más importantes para el adolescente. Esto implica asumir cambios en la actitud y comportamiento que los llevan a adoptar lo que el grupo de referencia manda. De acuerdo a Shaffer (2002), los adolescentes buscan apoyo de otros para enfrentar las transformaciones físicas, emocionales y sociales de su edad, para esto, generalmente eligen a personas que se encuentren pasando por lo mismo, ya que el amigo es una especie de espejo donde el adolescente busca reconocerse y además es el parte del mundo externo pero a la vez es cómplice.

Por otra parte, la disociabilidad, o falta de socialización adecuada en la adolescencia está frecuentemente asociada a la delincuencia juvenil; donde la persona debe llevar a cabo actos escasamente idóneos para ganarse la aceptación del grupo. Por lo general, los muchachos que caen en este tipo de grupos no reciben apoyo de los padres, es por esto que harían cualquier cosa por ganarse la aceptación de alguien (Rice, 2000).

Los adolescentes pueden tener actitudes que ayuden a mejorar la relación con sus padres. De acuerdo a Caprara (2001), actuar de manera asertiva, por ejemplo, influye constructivamente en la habilidad del adolescente para lidiar con las actitudes y conductas que los padres puedan tener en su contra. Otro aspecto que puede contribuir a la relación filial es el de asumir la responsabilidad de lo que hace y dice, por tanto, asumir las consecuencias positivas y negativas de sus actos (Arancibia, 2007).

Existen diferentes factores que componen la relación filial, uno de ellos es la comunicación, que según Scabini, (1995) concierne a la capacidad del adolescente de mantener un diálogo abierto e íntimo con sus padres y viceversa, sabiendo manejarse ante momentos de dificultad. Esta apertura es particularmente importante y representa una de las tareas en el desarrollo de la relación en la que ambas generaciones tienen dificultades.

Así también se puede evidenciar la importancia del apoyo recíproco entre padres e hijos. Los adolescentes pueden demostrar su responsabilidad y criterio para lograr su independencia con tareas simples como hacer su cama, ayudar a limpiar la casa y ayudar a limpiar su cuarto, entre otros. Por otra parte, es necesario que los padres logren que el adolescente se sienta apreciado por las tareas que realiza (tanto dentro como fuera del hogar), que se reconozcan sus logros y que sean guiados para que pueda cumplir con sus propias expectativas de logro (García, 2002).

Al mismo tiempo, de acuerdo a Losantos (2002), es normal que existan circunstancias de hostilidad donde, tanto padres como hijos sientan rechazo, enojo, rabia o ira uno contra el otro. Estos sentimientos tienen una utilidad en las relaciones padres-hijos, ya que evidencian el desarrollo personal y de crecimiento del adolescente.

A los cambios por los que pasa el adolescente, se añade un importante cambio a nivel cognitivo que permite una nueva planificación de la organización cognitiva. Es decir, que mientras en la infancia, el niño se encuentra supeditado a las decisiones de sus padres, al culminar la adolescencia, la persona debe ser capaz de contar con funciones autorreguladoras que le permitan conducir su conducta a partir de criterios internos y reacciones autoevaluadoras, y no así actuar únicamente para adaptarse a las preferencias de los demás (Bandura, 1987).

Bandura (1987), a través de la teoría social cognitiva, examina el mecanismo a través del cual las representaciones simbólicas o cognitivas se traducen en acciones adecuadas. Considera aquellos aspectos a partir de los cuales el individuo juzga sus propias capacidades y a la forma cómo sus autopercepciones afectan a su motivación y su conducta.

Explica este fenómeno a partir de un modelo de reciprocidad triádica, según el cual existe un determinismo recíproco entre la conducta, los factores personales (entre los que se encuentran factores cognitivos, afectivos y biológicos) y las influencias ambientales, todos ellos operan de forma interactiva.

Dentro de los factores personales, se encuentra un componente al que Bandura denominó autoeficacia. La autoeficacia se entiende como aquellas creencias en las propias capacidades para organizar y ejecutar cursos de acción requeridos para manejar situaciones futuras (Bandura, 1999), es decir, que está referida a las creencias de la eficacia personal, que logran influir sobre el modo de pensar, sentir, motivarse y actuar de las personas.

Las creencias de eficacia desempeñan un rol clave en la autorregulación, ya que las personas se motivan a sí mismas y dirigen sus acciones anticipadamente mediante el ejercicio del pensamiento; elaboran creencias sobre lo que pueden hacer, establecen objetivos y planifican cursos de acción.

De acuerdo a Bandura (1987), aquellas personas con altos niveles de eficacia personal, tienden a contar con mejores herramientas para enfrentarse a situaciones amenazantes, ya sea que modifican las metas que se proponen, planifican acciones que les permitan desempeñarse adecuadamente o que puedan perseverar ante el fracaso.

Para explicar mejor este concepto, es importante tomar en cuenta las diferentes fuentes que la generan de acuerdo a Bandura (1987):

Las experiencias de dominio, son la fuente más importante, ya que se basan en experiencias previas en que la persona haya tenido éxito. Las experiencias vicarias hacen referencia a la importancia de observar a personas similares a uno alcanzar el éxito tras esfuerzos perseverantes. Esto aumenta las creencias del observador, ya que él también posee las capacidades necesarias para dominar actividades comparables. Las personas a quienes se persuade verbalmente de que poseen capacidades para dominar determinadas situaciones, tienden a movilizar más esfuerzo y a sostenerlo durante más tiempo que cuando piensan en sus deficiencias personales. Y por último, Estados psicológicos y emocionales influyen de manera significativa cuando la persona es capaz de favorecer el estado físico, reducir el estrés y las proclividades emocionales negativas y corregir las falsas interpretaciones de los estados orgánicos.

Fortalecer estas fuentes, fortalecería también las creencias de eficacia personal de las personas, mejorando a su vez el rendimiento y expectativas. Esto se debe a que las principales funciones de la autoeficacia son : elegir una conducta, actividad o meta que uno se sienta capaz de realizar o alcanzar; realizar el esfuerzo necesario para lograrlo; y finalmente perseverar en la elección cuando se presentan dificultades (Garrido, 2008).

Sin embargo, las personas pueden juzgarse eficaces en un amplio rango de dominios de actividades o únicamente en algunos dominios de funcionamiento. De acuerdo a Bandura (2001), las creencias de autoeficacia no son características personales únicas, sino difieren en generalidad, fortaleza y nivel. La generalidad se refiere a los distintos tipos de actividades y modalidades mediante las cuales se expresan las capacidades, las variaciones situacionales y los tipos de individuos hacia los cuales se dirige el comportamiento. La fortaleza, hace referencia a que las creencias pueden ser fácilmente refutadas por experiencias desagradables, o firmes y perseverantes. Y por último el nivel, se refiere al número de actividades que los individuos se juzgan capaces de realizar por encima de un valor seleccionado, es decir, se refiere al número de pasos de creciente dificultad que la persona cree que es capaz de superar.

Dado que todos los factores mencionados son componentes cognitivos que modulan y regulan, la autoeficacia se constituye en una variable mediacional, ya que se encuentra ejerciendo la función de mediador cognitivo entre los factores que determinan de la conducta y aquellos que ejecutan el rendimiento.

Los cambios de la adolescencia pueden tener efectos profundos en las creencias acerca de las capacidades del adolescente para triunfar en los ámbitos en que se desenvuelve. Schunk y Meece (2005) mencionan que en la escuela, la autoeficacia puede mejorarse si jóvenes son motivados a alcanzar metas que ellos mismos se planteen, cuando estén expuestos a modelos académicos y sociales positivos, y cuando se les enseñen estrategias que pueden utilizar para sobreponerse a retos.

Si bien la autoeficacia ha sido estudiada a partir de regulación personal ejercitada individualmente, la teoría social cognitiva también extiende la concepción de la regulación humana hacia la regulación colectiva. De acuerdo a Bandura (2001), las metas obtenidas en grupos son producto, no solo de las intenciones compartidas, el conocimiento y las habilidades de sus miembros, sino también de la dinámica interactiva, coordinada y sinérgica de sus procesos. En este entendido se concibe a la autoeficacia colectiva, que influye y es influida por la autoeficacia personal de los miembros de un grupo.

Otra influencia importante proviene de la familia ya que los padres y cuidadores brindan un ambiente que ofrece algunos retos, alienta, propone aspiraciones altas pero realistas, contiene modelos positivos y enseña a lidiar con dificultades. Estos efectos son recíprocos, ya que los hijos que tienden a involucrarse en nuevas experiencias, hecho que suscita la atención de los padres (Ob. Cit.).

De acuerdo a Bandura y Cols. (2005), las creencias de los adolescentes para ejercitar su rol cada vez más significativo en la relación con sus padres, se conceptualiza como autoeficacia filial. En particular, esta abarca la eficacia percibida del adolescente para hablar con sus padres sobre sus problemas personales, expresar sentimientos positivos y manejar reacciones emocionales negativas hacia sus padres, hacer que sus padres entiendan su punto de vista en diversos temas, manejar el estrés que surge por problemas maritales, e influenciar a sus padres actitudes y prácticas sociales de manera constructiva, incluso cuando las situaciones son tensas.

Bandura y Cols. (2005) anticipan que mientras los adolescentes se encuentren más convencidos de su capacidad para manejar sus relaciones con sus padres, más probable será que confíen en ellos respecto a sus preocupaciones, actividades y los dilemas que enfrentan en sus experiencias sociales fuera de casa. Desde esta perspectiva, se espera que la autoeficacia filial juegue un papel fundamental en cuanto a propiciar comunicación abierta entre los adolescentes y sus padres, en prevenir el agravamiento de conflictos, en propiciar un monitoreo adecuado y, por último en encaminar a los adolescentes hacia una vida adulta satisfactoria.

En base a ello es que se han propuesto preguntas que conducen la presente investigación; ¿Es la autoeficacia un factor determinante para una buena relación del adolescente con sus padres? ¿Es la autoeficacia en la adolescencia un factor que permite predecir el desarrollo de la relación filial? ¿Es posible mejorar la relación entre el adolescente y sus padres a partir de un programa de incremento de autoeficacia filial?.

Para responder a las mismas, la presente investigación ha sido diseñada de acuerdo a la siguiente lógica: dado que se cuenta con el estudio correlacional de Barreal y Guillén (2009) donde se halla una importante correlación entre los constructos de autoeficacia filial y los componentes de la relación filial, el presente estudio pretende incrementar los niveles de relación filial a través de un programa breve de autoeficacia. Por tanto, también pretende incrementar los niveles de cada uno de los componentes de la relación filial, pudiendo, finalmente, determinar si la autoeficacia es un factor que influye en las relaciones que el adolescente establece con sus padres.

Por tanto, las hipótesis planteadas con ese fin son las siguientes:

H∆1: A partir de un programa de Autoeficacia Filial, es posible incrementar el nivel de Relación Filial.

H01: No es posible incrementar el nivel de Relación Filial a partir de un programa de Autoeficacia Filial.

 

2. Método

Se utilizó un método cuasiexperimental, donde la participación de los sujetos no es aleatoria y el factor de exposición es manipulado (Segura, 2003). En el caso de la presente investigación, se manipula el programa de autoeficacia filial como variable independiente para observar su efecto en la relación filial, es decir, la variable dependiente. Sin embargo, si bien no se realizó la selección aleatoria de la muestra de la población estudiada y se llevó a cabo en condiciones naturales, la selección del grupo experimental y el grupo control fue aleatoria.

2.1 Diseño de Investigación

Se empleó un diseño con grupo control no equivalente de acuerdo con el modelo propuesto por Campbell y Stanley (2001), donde se trabaja con grupos formados naturalmente. La asignación de la variable independiente a uno u otro grupo se hace de manera aleatoria y es controlada por el investigador.

El diseño se esquematiza de la siguiente manera:

O = Medición de las variables de Autoeficacia Filial y Relación Filial
X = Intervención sobre la variable Autoeficacia Filial

Es decir, que se realiza una primera medición al grupo experimental y al grupo control al mismo tiempo. Posteriormente se lleva a cabo la aplicación de la variable independiente sólo al grupo experimental; y para finalizar se mide nuevamente la variable dependiente en ambos grupos, de esta manera es posible realizar comparaciones formales al interior de los diferentes grupos (ob. Cit.).

La distribución de los sujetos en los diferentes grupos no se realizó de manera aleatoria, sin embargo, la asignación del grupo experimental y el grupo control si se llevó a cabo de manera aleatoria con el fin de incrementar el control.

2.2 Participantes

Los participantes para fueron 28 adolescentes de un colegio particular de la zona sur de la ciudad de La Paz, de los cuales 14 pertenecían al turno de la mañana y 14 al turno de la tarde.

La elección de sujetos fue realizada por el psicólogo del colegio, tomando en cuenta factores como la disponibilidad para ausentarse de clases y características personales de algunos de ellos, por los cuales veía conveniente su participación (duelo, trastornos alimenticios, consumo de alcohol, relaciones amorosas tempranas, relaciones amistosas con dificultades, y relaciones conflictivas con los padres).

Al inicio de la implementación del programa, se dio la oportunidad a los adolescentes de decidir respecto a su participación en el mismo, por lo que su colaboración fue completamente voluntaria.

2.3 Ambiente

La implementación se llevó a cabo en las instalaciones de un colegio particular de la Zona Sur de la ciudad de La Paz. Los ambientes fueron la Sala Audiovisual, que cuenta con equipos como televisión, reproductor de video y DVD, computadora y proyectora; el Auditorio; que cuenta con un amplio escenario y butacas; además de un sector del patio de dicho colegio, todos los ambientes cuentan con buena iluminación, espacio, ventilación, etc.

2.4 Variables

Las variables estudiadas en la presente investigación se definen de la siguiente forma:

Variable Independiente

Programa de Autoeficacia Filial: Consta de 11 sesiones que abordan contenidos orientados al desarrollo de la autoeficacia a través de los elementos que la componen: experiencias vicarias, experiencias de dominio, persuasión verbal y reinterpretación de estados psicológicos y emocionales (Para ver el programa completo, revisar Barreal y Guillén, 2009).

Variables Dependientes

Relación Filial: Se refiere a la conducta de interacción que el adolescente tiene con sus padres basada en el apoyo, comunicación y hostilidad y rechazo existentes en el ambiente familiar.

Autoeficacia Filial: Se refiere a la propia capacidad percibida por el adolescente para interactuar con sus padres.

2.5 Instrumentos

Los instrumentos empleados para medir las variables fueron:

a) La Escala de Ambiente Familiar (AFa). Creada por Villatoro y Cols. (1997) que determina la relación filial del adolescente, a partir de cinco categorías; Hostilidad y Rechazo, Comunicación del Hijo, Apoyo de los Padres, Comunicación de los Padres y Apoyo Cotidiano del Hijo. Los índices de confiabilidad arrojados en la aplicación preliminar fueron superiores al .68 que se consideran satisfactorios.

La escala está constituida por 45 afirmaciones a responder en una escala tipo Likert del 1 al 5, donde 1 corresponde a Totalmente en desacuerdo y 5 a Totalmente de Acuerdo. Por tanto, la interpretación de los resultados se llevó a cabo a partir de 4 rangos que corresponden a categorías que van desde Muy Baja Relación Filial hasta Muy Alta Relación Filial.

b) La Escala de Autoeficacia Filial Percibida (AFi). Creada por Caprara (2001) mide la certidumbre del adolescente de ser capaz de mantener un diálogo abierto y de manejar las reacciones emocionales negativas respecto a sus padres, para influir constructivamente en el logro de comportamiento (Brannen, 1999; Cicognani y Zani, 1999; Noller, 1995; Regalia, Pastorelli, Baranelli y Gerbino, 2001). Una versión similar a la utilizada en el presente estudio fue utilizada por Bandura (2005) donde se obtuvo un coeficiente de confiabilidad alfa de .93 para varones y .92 para mujeres.

La escala empleada para la presente investigación estuvo compuesta por 20 afirmaciones a responder en una escala del 1 al 7, donde 1 corresponde a Completamente seguro de no poder hacerlo y 7 a Completamente seguro de poder hacerlo.

2.6 Análisis de Datos

Dado que ambas escalas se manejan con variables de tipo ordinal, los datos obtenidos se analizaron empleando la Prueba de Wilcoxon; un método no paramétrico utilizado para comparar la media de dos muestras relacionadas y determinar si existen diferencias entre ellas, es decir, para comparaciones intragrupales en dos momentos diferentes, antes y después del tratamiento (Martínez, 2005). Esta prueba permitió conocer la magnitud del cambio ocasionado por la variable independiente sobre la variable dependiente en el grupo experimental y la magnitud del cambio ocurrido en ausencia de la variable independiente en el grupo control.

 

3. Resultados

A continuación se realizará la descripción y análisis de los resultados conseguidos en el Pre Test y Pos Test, tanto en el grupo experimental como en el grupo control tras la aplicación del Programa de Autoeficacia Filial.

3.1 Comparaciones Intragrupales

Cabe recalcar que las comparaciones serán únicamente intragrupales, ya que el diseño de la investigación no permite hacer comparaciones formales entre los grupos.

Es posible observar que, en el grupo experimental, tras la aplicación de la variable independiente (Programa de Autoeficacia Filial), ha sido posible incrementar la Autoeficacia Filial y la Relación Filial. En lo que se refiere a la variable Autoeficacia Filial, se obtuvo un cambio significativo de 0,002. En cuanto a la Relación Filial el cambio también es significativo, ya que se obtuvo una significación de 0,017, ambos con un nivel de 0,05 de error aceptable.

Por otra parte, en el grupo control, no se observa cambio alguno en las variables dependientes. El nivel de Relación Filial obtuvo una significación de 0,721, y la Autoeficacia Filial una de 0,511, ninguna de las cuales se considera significativa.

3.2 Comparaciones Intragrupales por Categorías

A continuación se presenta el análisis estadístico que determina los cambios entre el pretest y postest dividendo las categorías de la relación filial.

En cuanto al cambio que se produjo en cada una de las categorías de la Relación Filial, es posible observar que en Apoyo de los Padres, Comunicación del Hijo y Comunicación con los Padres, existe un cambio significativo.

Por el contrario es posible observar que en los otros dos factores que conforman a la Relación Filial hubo cambio, sin embargo este no fue lo suficientemente amplio como para considerarse significativo.

 

4. Conclusiones y Discusión

Los resultados permiten establecer a la Autoeficacia Filial como una variable cognitiva capaz de influir en el comportamiento de los adolescentes en la relación con sus padres. Por tanto abrió las puertas para establecer una relación de tipo causal indirecta, debido al trabajo realizado sobre la Autoeficacia Filial, y a través de la aplicación del Programa de Autoeficacia, fue posible incrementar la Relación Filial y algunos de sus componentes.

4.1 Autoeficacia filial y Relación Filial

Dado que la muestra no ha sido seleccionada al azar no es posible realizar comparaciones entre el grupo control y el grupo experimental, sin embargo el hecho de que en el grupo control no haya habido ningún cambio significativo en relación a la autoeficacia filial, permite descartar la posible intromisión de una importante cantidad de variables extrañas para que se haya dado el cambio entre el pretest y el postest en el grupo experimental. Sin embargo, no fue posible controlar aquellas variables que pudiesen haberse asociarse a la selección de los participantes.

Tras el incremento de los niveles de Autoeficacia Filial fue posible observar un cambio significativo en los niveles de Relación Filial en los adolescentes pertenecientes al grupo experimental.

Es importante destacar que dentro de la muestra, se encontraban distintos niveles de Relación Filial, lo que indica que fue posible incrementar significativamente los niveles de la misma en todos los participantes sin importar cuán altos o bajos fueran sus puntajes iniciales. Este hallazgo implica que el trabajo sobre la autoeficacia es útil cuando alguna conducta se encuentra escasamente desarrollada o incluso cuando tiene un desarrollo muy bueno. En este caso, fue posible incrementar los rangos de la relación filial tanto en los adolescentes que presentaban niveles iniciales bajos, como en aquellos con niveles iniciales altos.

De este modo el incremento de Autoeficacia Filial ha incidido de manera diferencial en cada uno de aquellos factores que componen la Relación Filial. Es decir, que fue posible incrementar significativamente el factor Comunicación, tanto a partir de los padres, como a partir del hijo.

En el componente de Apoyo, se observa un cambio significativo cuando se hace referencia a aquel brindado por los padres. Por el contrario, es posible observar que el cambio alcanzado con el programa en cuanto al Apoyo Cotidiano del Hijo, si bien no se considera significativo, es importante si se toma en cuenta la falta de motivación del adolescente para colaborar con las tareas del hogar a las que hace referencia esta categoría.

Por el contrario, en la categoría de Hostilidad y Rechazo se observa un cambio menor, por lo que éste tampoco se considera significativo. Esto puede deberse a que, en general los niveles de hostilidad en la relación filial hallados en el estudio preliminar (Barreal, Guillén, 2009) en este tipo de muestra son muy bajos. Dado que la hostilidad es un componente vital de la relación filial el tratar de disminuir aún más su nivel, sería considerado infructuoso.

Llama la atención la existencia de un cambio significativo en aquellas categorías que aluden al aporte que los adolescentes reciben de parte de los padres, ya que se evidencia que solo una de las categorías hace referencia a conductas emitidas por el hijo adolescente. Este hecho puede deberse a varias razones, una de ellas es que los adolescentes participantes del programa de Autoeficacia Filial, incrementaron su nivel de Comunicación en tal magnitud, que modificaron su ambiente familiar generando un mayor apoyo y comunicación de parte de sus padres.

En este caso, se consideraría que la Comunicación del Hijo es uno de los pilares de la relación filial, por lo que los programas, ya sea de autoeficacia u otras terapias, debieran enfocarse en desarrollar espacios de diálogo abierto e íntimo, para que el adolescente y sus padres puedan manejarse en momentos de dificultad.

Otra razón que explique este incremento, se da a partir del cambio en la percepción del adolescente. De acuerdo a Bandura (1987), la autoeficacia condiciona los diferentes procesos mentales, entre ellos, la percepción. Es decir, que los adolescentes que participaron del programa probablemente se hayan hecho conscientes de la cantidad de apoyo y comunicación que reciben de sus padres. En este caso, sería la percepción del adolescente la que se habría modificado y no necesariamente la dinámica familiar, lo que indica que tras un incremento en los niveles de autoeficacia, los jóvenes son capaces de percibir mejor el trabajo que los padres hacen para aportar en la relación con ellos.

El incremento en la relación filial a partir de la variable mediacional, confirma la relación hallada entre estos dos conceptos por Barreal y Guillén (2009), además demuestra la necesidad de estimular a los adolescentes para que se relacionen mejor con sus padres, o por lo menos lo intenten.

4.2 Autoeficacia como Variable Mediacional

El programa de autoeficacia filial ha incrementado los niveles de autoeficacia, esto a su vez ha tenido como consecuencia la mejora de la relación filial. Lo cual señala que es posible influir sobre una conducta a través de un mediador cognitivo, en este caso la autoeficacia filial trabaja como mediador influyendo directamente sobre la conducta que gobierna, es decir, la Relación Filial.

La presente investigación muestra la utilidad de la autoeficacia como variable mediacional ya que los cambios observados pueden explicarse a partir del abordaje de la relación filial de manera indirecta, es decir, a partir del fortalecimiento de la esfera cognitiva. Al trabajar sobre al autoeficacia como variable latente, es posible afectar los rasgos y conductas características de las personas.

En la adolescencia ésta puede una herramienta de gran utilidad, dado que es una etapa donde, al tratar temas delicados (relación con los padres, sexualidad, drogas, etc.) de manera directa, puede tener un efecto inverso o de rechazo.

4.3 Programa de Autoeficacia Filial

Si bien no se ha estudiado detalladamente la efectividad de los programas que tratan problemas importantes a partir de la esfera cognitiva, la presente investigación podría considerarse un estudio preliminar para determinar la eficiencia de programas de este tipo en relación a aquellos que tratan la temática de manera directa.

Paralelamente al desarrollo del programa, se retroalimentó a los adolescentes respecto al trabajo que realizaron entre las sesiones. Es decir, que los intentos de los jóvenes por aplicar los conocimientos adquiridos en el taller fueron reforzados permanentemente.

Gracias al fortalecimiento de cada una de las fuentes de autoeficacia de manera repetida, se logró incrementar los componentes de la relación filial de los adolescentes. Este hallazgo incentiva el trabajo de nuevas investigaciones en el campo de la autoeficacia en relación a programas de intervención que ayuden a mejorar el desarrollo individual y grupal de las personas, tomando en cuenta el ambiente y la etapa en que se encuentren.

En la adolescencia pueden tener particular utilidad, dado que el adolescente generalmente es considerado cambiante y versátil en su comportamiento, pero paralelamente, tiene la esfera cognitiva en constante desarrollo, lo que implica que los cambios generados pueden tener mayor funcionalidad y permanencia a mediano y largo plazo.

4.4 Conclusiones Generales

Tomando en cuenta la investigación preliminar en base a la cual fue desarrollada la presente, a continuación se harán consideraciones que pueden constituirse en hechos aislados dentro de la población adolescente, como pueden constituirse en patrones de comportamiento o en problemas frecuentes dentro de la misma.

Se considera importante resaltar que, si bien la relación filial va ser determinada por la autoeficacia del adolescente, este aspecto no es el único que interviene, sino que también componen esta relación factores como la autoeficacia de cada uno de los padres de manera individual y colectiva como padres, y de la autoeficacia colectiva de la familia como grupo.

Existen además otros aspectos e influencias que se suman a aquellos que determinan la relación filial, entre estos aspectos se encuentran los tipos de ambientes sociales y físicos que la familia selecciona y construye para desenvolverse, así como otros procesos cognitivos además de la autoeficacia, que intervienen en cada uno de sus miembros.

Durante la aplicación del programa, se observó que las relaciones que los adolescentes establecían dentro y fuera del colegio eran algunos de los factores que intervenían con mayor fuerza en la relación con sus padres. Del mismo modo, el desempeño escolar y el desempeño laboral de los padres afectaban todos los aspectos de la vida familiar. Es decir, que cada vez que un nuevo elemento ingresaba en la dinámica familiar, todos los demás se alteraban, entre ellos, por supuesto la autoeficacia del adolescente.

Por otra parte, se observó que aquellos adolescentes que participaron del taller con un mayor grado de autoeficacia, eran capaces de resolver problemas, o proponer soluciones de manera más efectiva que aquellos con menor autoeficacia filial.

La importancia de hacer del programa de autoeficacia filial de aplicación grupal, se dio fundamentalmente por dos razones; la primera, es que el adolescente suele partir de una identidad grupal para desarrollar una identidad propia, lo mismo sucede al momento de desarrollar una nueva destreza cognitiva, al saberse igualmente capaz que otros pares, el adolescente comienza a fortalecer su autoconfianza, si se considera inferior en capacidad en relación a sus pares, probablemente podrá desarrollar destrezas similares que aprenderá por experiencias vicarias. Si por el contrario considerara sus capacidades superiores a las de sus compañeros, el adolescente asumirá una función de liderazgo que movilizará al grupo hacia esfuerzos cada vez más importantes y también se fortalecerá la autoconfianza del líder.

Otro factor que contribuye a la utilidad de un programa de autoeficacia de aplicación grupal, es la posible influencia de la autoeficacia colectiva ya que ésta se genera en el grupo independientemente de las creencias de autoeficacia personales, pudiendo, sin embargo, influir en ellas. La autoeficacia colectiva que surge del grupo genera cohesión dentro del mismo, y a su vez influye en las creencias de eficacia personales.

Finalmente, los resultados observados en la presente investigación, reafirman la importancia de la creación de la Escuela de Hijos mencionada en Barreal y Guillén (2009) y Guillén, Barreal y Gómez (2009). Además de viabilizar su aplicación, al menos en un contexto similar al aquí estudiado.

 

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