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Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP

versión On-line ISSN 2077-2161

Ajayu v.3 n.2 La Paz ago. 2005

 

ARTÍCULO

 

REPRESENTACIÓN SOCIAL DE LA MUERTE EN DISTINTAS RELIGIONES

 

 

Karen Janine Veizaga(1) y Bismarck Pinto

Universidad Católica Boliviana

 

 


RESUMEN

El siguiente artículo muestra lo investigado acerca de la representación social de la muerte en tres distintas religiones: católica, judía y evangélica metodista. Se trabajó con autoridades religiosas y con treinta personas de las tres distintas religiones, utilizando la técnica cualitativa de la entrevista en profundidad. Para analizar los datos obtenidos, se realizó el análisis del discurso y el análisis de contenido. También se compararon las diferencias y similitudes entre las religiones estudiadas. Los resultados que se obtuvieron, muestran los aspectos fundamentales de la representación social de la muerte en estas tres religiones y los ritos que se practican ante la muerte, con los significados que se les atribuyen.


 

 

Todos los acontecimientos que ocurren en nuestra vida diaria suelen presentar cierto grado de ambigüedad. Esta ambigüedad permite que cada persona forme su propia opinión y elabore su particular visión de la realidad social. Sin embargo, la construcción de esta visión personal no es individual. La inserción del individuo en diversas categorías sociales y su adscripción a diversos grupos inciden en la elaboración individual de la realidad social, generando visiones compartidas de dicha realidad (Ibáñez, 1988).

Según Moscovici, las representaciones sociales constituyen una organización psicológica, una forma de conocimiento que es específica de nuestra sociedad y que no es reducible a ninguna otra forma de conocimiento . La representación social es un proceso de construcción de la realidad. Es pensamiento constituido y constituyente. Constituido porque son productos que intervienen en la vida cotidiana como estructuras preformadas a partir de las cuales se interpreta la realidad. Constituyente porque también en parte constituye el objeto al que representa. En síntesis, la representación social es un factor constitutivo de la propia realidad (Ibáñez, 1988).

A partir de la religión que una persona practica, ésta construye representaciones sociales respecto a diversos temas de la vida diaria, que se relacionan con esa religión particular, uno de estos temas es el fenómeno de la muerte, que se supone, comparten la misma concepción al respecto personas que profesan una misma religión.

Es particularmente difícil hablar de la muerte: en primer lugar, porque sólo se tiene la experiencia de la muerte del otro, la que obviamente no es materia de la propia experiencia; pero, aún así, la muerte del otro despierta la consciencia de la separación definitiva, absoluta, incondicionada (Ulloa, 1994).

Por otra parte, si bien el morir es en cierto modo interior a la vida humana, dándole su sentido, según una idea expresada por el filósofo español Ferrater Mora, es cierto también que posee un exterior, al presentarse ante quienes sobreviven como un llamado a la consciencia de la propia mortalidad, de la propia finitud; consciencia que provoca en algunos hombres una profunda amargura que puede llevarlos a negar la existencia de una dimensión trascendente y de un Dios misericordioso. Para otros, en cambio, la muerte es avizorada como un alegre suceso, como una pascua (en el sentido original de paso, tránsito), o como una boda, pues en la muerte el alma alcanza, como quien dice, la mitad que le falta, alcanza su plenitud. Se sabe que a lo largo de toda la historia de la humanidad son más las voces que, a pesar del horror al vacío que produce la consideración de la muerte, se han resistido a ver en la muerte un fin, un término definitivo (Ulloa, 1994).

Las tradiciones religiosas no suavizan o mitigan la muerte, no la anulan con sus promesas de supervivencia; la asumen con la totalidad de su peso, en toda su masividad indiscutible y sin resquicio. Las tradiciones religiosas utilizan estratégicamente a la muerte para conducir a un conocimiento-sentir que es paz y gozo precisamente porque asumen la muerte lúcidamente y sin paliativos. Así pues, las religiones no ahorran a los hombres enfrentarse con la muerte, por el contrario, afrontarla en toda su irremediable verdad es el comienzo de la sabiduría (Muriá, 2000).

Por religión se entiende el conjunto de relaciones teóricas y prácticas entre el hombre y una Potencia superior de quien aquél se siente depender y a quien tributa actos de culto, ya sea individual, ya sea colectivo (Barsa, 1962).

El Judaísmo es cultura religiosa de los judíos (conocidos también como el pueblo de Israel).

Es una de las religiones más antiguas de la historia. Los términos judaísmo y religión no existían en el hebreo premoderno. Los judíos hablaban de la Torá: leyes que Dios reveló a Israel, y en las que se ofrecía una visión del mundo y una manera de vivir (la Halajá), la senda que se debía seguir por el mundo: las leyes, costumbres y prácticas judías. Todas las formas históricas del judaísmo premoderno constituían (y aún hoy el judaísmo tradicional lo constituye), un sistema de cultura integral, que abarca la totalidad de la existencia individual y comunitaria de las personas. Es un sistema de santificación en el que todo está sometido a la voluntad expresa de Dios, de acuerdo con modelos divinos revelados sobre el orden cósmico y la legalidad (Encarta, 2001).

Iglesia católica apostólica romana, es la denominación de la iglesia cristiana de mayor importancia e implantación en el mundo. En cuestiones de fe, sus componentes reconocen la autoridad suprema del obispo de Roma, el Papa. La palabra católico (del griego katholikos, ‘universal’) se utiliza para designar a esta Iglesia desde su periodo más temprano, cuando era la única cristiana. Gracias a una sucesión episcopal ininterrumpida desde San Pedro hasta hoy, la Iglesia católica apostólica romana se considera a sí misma la única heredera legítima de la misión que Jesucristo encomendó a los doce apóstoles así como de los poderes que les otorgó. Ha ejercido una profunda influencia en la cultura europea y en la difusión de los valores de ésta en otras culturas. Tiene gran importancia numérica en Europa y América Latina, aunque también es considerable su influencia en otras partes del mundo (Encarta, 2001).

El Metodismo es un movimiento protestante evangélico que cuenta con unos 50 millones de seguidores repartidos por todo el mundo, en especial, en países de lengua inglesa, y que data de 1729, cuando un grupo de estudiantes de la Universidad de Oxford comenzó a reunirse para estudiar y practicar el culto y los servicios cristianos. Sus compañeros de universidad denominaron al grupo el 'Club Santo' y a sus miembros 'metodistas', haciendo alusión al modo tan metódico con que realizaban las distintas prácticas que su sentido de responsabilidad cristiana y ritual religioso les indicaba (Encarta, 2001).

El problema de investigación del presente trabajo fue el conocer la representación social de la muerte en las religiones judía, católica y evangélica metodista, comparando los aspectos diferentes y similares. En el presente caso, la investigación se llevó a cabo con personas adultas de ambos sexos, de treinta años en adelante, pertenecientes a estas tres distintas religiones de la ciudad de La Paz, las cuales debían asistir a las iglesias donde el sacerdotes, rabino y pastores elegidos desempeñaban sus funciones.

Teóricamente, las causas para que se lleve a cabo la presente investigación, por un lado obedecen a lo citado por Daniel Bell: “la religión es algo tan universalmente humano como el mismo lenguaje” . Como Bell afirma, la religión es un elemento constitutivo de la conciencia humana: como búsqueda cognoscitiva de la estructura del “orden general” de la existencia humana; como necesidad emocional de desarrollar y santificar ciertos rituales; como necesidad primordial de trabar relación con otros hombres o con un conjunto de contenidos que dé una respuesta trascendental al propio yo; finalmente, como necesidad existencial de confrontación con el dolor y la muerte (Bosch, 1993).

Otra fuente teórica es la del Análisis Existencial, donde se afirma que el hombre en su búsqueda del sentido puede seguir tres caminos: llevar a cabo una acción o crear una obra; experimentar algo o encontrarse con alguien, en otras palabras, el amor. Sin embargo, el camino más importante es el tener que enfrentarnos a un destino que no está en nuestras manos cambiar. Y esto es aplicable a los tres componentes de la “tríada trágica”: dolor, culpa y muerte, hasta el punto en que podemos convertir el sufrimiento en una realización y un logro humanos, deducir de la culpa la oportunidad de cambiar a mejor, y ver en la transitoriedad de la vida un incentivo para actuar de manera responsable (Frankl, 1984).

Entre las causas prácticas se puede citar el dolor y sufrimiento que les causa a las personas la muerte de un ser amado o la desesperación que pueden sentir frente al conocimiento de que su propia muerte está cerca. Muchas personas, en estos momentos de su vida, se refugian más que nunca en la religión y en la creencia de una vida ulterior.

Dentro de los efectos teóricos y prácticos del problema están los diversos trastornos que pueden surgir frente a la muerte de un ser querido. Entre ellos están: depresión, ansiedad persistente, esperanzas de reunión y deseos de morir, persistencia en culpar o culparse, conducta agresiva y destructiva, euforia y despersonalización, duelo crónico (Bowlby, 1980).

Dentro de los efectos prácticos, están el consumo de drogas y alcohol, los suicidios, la alteración de la esfera afectiva, que se puede ver en la incapacidad de concentrarse en el trabajo, en los problemas en las relaciones interpersonales, insomnio, problemas de alimentación, en fin, se nota una pérdida del sentido de vida en las personas, que puede ser encontrado según lo afirmaba Frankl, con la ayuda de la religión y la terapia.

Un estudio de las características del presente no se ha hecho con anterioridad, es decir que no se ha trabajado en la representación social de la muerte propia de cada religión, sino que se ha trabajado solamente el concepto de muerte. Teóricamente, se ha abordado el problema de la muerte con las fases del duelo, que son fases por las que se supone que un individuo “normal” pasa cuando perece un ser querido. Fueron propuestas por Bowlby en 1980 y son:

  1. Fase de embotamiento de la sensibilidad, que por lo general dura desde algunas horas hasta una semana y puede estar interrumpida por episodios de aflicción y/o cólera sumamente intensas.
  2. Fase de anhelo y búsqueda de la figura perdida, que dura algunos meses y a veces años.
  3. Fase de desorganización y desesperanza.
  4. Fase de mayor o menor grado de reorganización.

También está la solución brindada por la religiosidad, frente al problema de hallarle un sentido a la vida cuando se está frente a la muerte. El fin de la religión consiste en la salud del alma. Produce efectos psicohigiénicos e incluso psicoterapéuticos, al originar en el hombre un sentimiento de alivio y anclarle en algo que no ha podido hallar en otra parte, a saber, en la trascendencia, en el Absoluto (Frankl, 1988).

Metodológicamente, se tiene el enfoque logo -terapéutico, propuesto por Frankl, donde habla de logoterapia como “cura de almas” médica, la cual se preocupa por hacer que el hombre sea capaz de soportar un sufrimiento necesario ineludible. Ella no se preocupa por restablecer la capacidad de trabajar y la capacidad de disfrutar, sino por restablecer la capacidad de soportar. Lo que en estos casos hace falta es: habilitar internamente al enfermo para que aprenda a aceptar lo inevitable, lo que ni somática ni psíquicamente es asequible a un tratamiento, como un auténtico destino, aceptarlo, por tanto, como algo frente a lo que sólo puede importar cómo se asume, cómo se soporta, cómo se sufre su sufrimiento (Frankl, 1987).

La solución propuesta por la presente investigación, corresponde más al aspecto teórico del problema, ya que el propósito del estudio es determinar la representación social de la muerte que tienen las personas que profesan distintas religiones, tomando en cuenta sus diferencias y similitudes. Este estudio es simplemente una recopilación de datos, utilizando la técnica de investigación cualitativa de la entrevista en profundidad. Posteriormente, la información reunida, puede conllevar una utilidad práctica en el sentido del mejoramiento de la educación catequista en los niños y adolescentes; un abordaje clínico del duelo que tenga en cuenta las diferencias culturales y religiosas de las personas y una mejor comprensión integral del ser humano en sus formas de pensar sentir y actuar, según el ambiente religioso, que a la vez es el social, en el que se desenvuelve.

La presente investigación halla su importancia en el hecho de que el fenómeno de la muerte es universal para todos los seres vivos, y es un tema de vital importancia para los seres humanos, ya que nadie está exento de que la problemática de la muerte lo toque de una forma u otra.

La muerte es un tema que ha estado presente desde el inicio de los tiempos y, particularmente en nuestro medio, es un tema tabú del que no se habla en las conversaciones cotidianas, pero que, aunque se lo ignore, su presencia en la vida diaria es innegable. La muerte es un tema, que por su constante presencia en la vida humana es importante investigar.

La realización de este estudio es importante porque la religión es una variable con innegable influencia en todas las creencias o conceptos que pueden tener las personas, además de que la muerte es un tema que se tiene muy en cuenta en las distintas religiones, y que a partir de las representaciones que se tengan de ésta, la determinada religión marcará las pautas de vida de sus feligreses. Se eligieron la religión judía, la católica y la evangélica metodista, porque son las más relevantes en nuestro medio, y por tanto, a las que se puede acceder en el presente estudio.

Esta investigación es socialmente relevante porque da pautas para comprender mejor al individuo desde una perspectiva psicológica, teniendo en cuenta cómo la sociedad o el grupo humano al que la persona pertenece, en este caso su determinada religión, se relaciona con la manera en que el individuo representa y afronta la muerte.

El conocer esto, va a permitir generar un mejor abordaje psicológico para las personas que estén enfrentándose a una experiencia de muerte cercana, tanto propia como de un ser querido, evitando que surjan todos estos efectos perjudiciales que la experiencia de muerte puede acarrear, para que así éstos no alteren ni interfieran con la vida del sujeto y la de los que le rodean.

El psicólogo debe tratar de entender a sus pacientes de la manera más adecuada y amplia, para esto debe conocer sus valores, sus creencias, el bagaje cultural que tienen; de esta manera, la religión en la generalidad de las personas es un punto de donde parten estos valores y creencias y si el psicólogo es capaz de comprender esta lógica, podrá no sólo comprender mejor al individuo, sino también comprender la lógica que guía su vida.

Objetivo General

• Lograr una aproximación a la representación social de la muerte que tienen los feligreses de distintas religiones.

Objetivos Específicos

  • Lograr una aproximación a la representación social de la muerte que tienen las personas que profesan la religión católica.
  • Tener una aproximación a la representación social de la muerte que tienen las personas que profesan la religión judía.
  • Tener una aproximación a la representación social que tienen de la muerte las personas de religión evangélica metodista.
  • Señalar los aspectos diferentes y los aspectos similares de la representación social de la muerte entre las religiones investigadas.

 

Marco Metodológico

La investigación que se llevó a cabo fue de tipo cualitativo, descriptivo, ya que no se intervino sobre ninguna variable, sino que simplemente se relevaron datos acerca de ellas, que pueden ser útiles en futuras investigaciones para lograr una comprensión más integral del ser humano (Del Rincón, Arnal, Latorre, Sans, 1995).

En las investigaciones cualitativas, se considera a lo social como un mundo de significaciones, siendo el lenguaje la materia prima para el abordaje de éstas, porque permite transmitir las representaciones de grupos determinados en condiciones históricas, socioeconómicas y culturales específicas (Auza, 1998).

Participantes

Los participantes seleccionados para el presente estudio, en cuanto a las autoridades religiosas, fueron: un rabino del círculo judío de la ciudad de La Paz. Se trabajó también con dos sacerdotes católicos, uno de la orden salesiana, que desempeña sus funciones en la parroquia María Auxiliadora del Prado de la ciudad de La Paz; el otro de la orden jesuita que cumple sus funciones en el templo de la Compañía de Jesús, en la zona central de la ciudad de La Paz. También se trabajó con dos pastores de la iglesia evangélica metodista, uno que desempeña sus funciones en La Reforma, templo ubicado en la zona central de la ciudad de La Paz, y el otro que desempeña sus funciones en la iglesia evangélica metodista de Obrajes de la ciudad de La Paz.

En cuanto a los feligreses de la religión judía, se realizaron ocho entrevistas a personas que culminaron el bachillerato y que tenían algún tipo de conocimiento técnico o profesión. Cinco eran varones y tres eran mujeres, todos mayores de treinta años: los varones contaban con edades de 38, 45, 49, 50 y 59 años; las mujeres contaban con 36, 48 y 70 años. Todos asistían regularmente a los actos de culto propios de su religión, con el rabino entrevistado, aunque en ocasiones faltaban a algunos de ellos o no practicaban necesariamente todos los ritos.

En referencia a los feligreses católicos, se logró entrevistar a doce personas, cinco de ellas asistían a la parroquia de la Compañía de Jesús y las otras siete a la parroquia de María Auxiliadora. Todos tenían una formación de bachillerato y eran profesionales. Seis eran varones y seis eran mujeres. Las edades de los varones eran de 30, 32, 52, 52, 54 y 60; las mujeres contaban con 39, 40, 51, 52, 55 y 61años. Asistían también a los actos de culto de manera regular, faltando en algunas ocasiones.

En lo correspondiente a los feligreses evangélicos metodistas, se entrevistó a 10 personas que asistían a los servicios de los pastores, seis de ellos en la zona central y los otros cuatro en Obrajes. Se entrevistó a seis mujeres y cuatro varones, los cuales contaban con una formación de bachillerato y con conocimientos técnicos o profesionales. Todos ellos también asistían de manera regular a los actos de culto. Los varones tenían 46, 53, 63 y 84 años, y las mujeres contaban con 37, 42, 48, 55, 65 y 72 años.

Definición operacional

La definición operacional de la variable de estudio, que es la representación social de la muerte en distintas religiones sería: Orientación que tienen frente a la muerte las personas pertenecientes a las religiones judía, católica y evangélica, que se expresa mediante ritos y actos de culto colectivos, que tienen un significado.

En cuanto al tema de lo que es la representación social, es difícil realizar una categorización de variables. La categorización que se presenta a continuación no implica separar la representación social en lo personal y lo colectivo, ambas categorías se interrelacionan estrechamente. Esta separación se realiza solamente con fines de ordenamiento de la información en lo referente al análisis del discurso dado por los participantes del estudio (ver Tabla 1).

Técnica

La técnica de investigación cualitativa que se utilizó para recabar información acerca de la representación social de la muerte en las distintas religiones fue la entrevista en profundidad, tanto a las autoridades religiosas, como a los feligreses de cada religión.

Se eligió esta técnica porque es otra manera de abordar lo que son las representaciones sociales. Jodelet en su visita a Bolivia en el año 2003, afirmó que para el estudio de las representaciones sociales de manera más sencilla y directa, se utilizan entrevistas o cuestionarios, sin ser necesarias otras metodologías.

Las entrevistas en profundidad sirven para comprender mejor un tema y para profundizar en asuntos fundamentales del tema de estudio. Para lograrlo, es necesario conocer la opinión de las personas respecto al tema con profundidad, tomando en cuenta lo que piensan al respecto, las emociones y sentimientos que el tema les genera y las conductas que se producen en consecuencia de las emociones y pensamientos. Para conocer todo esto, se elaboró primeramente una guía de preguntas, que fue aplicada a las autoridades religiosas de las tres religiones abordadas. A partir de los resultados obtenidos en dichas entrevistas, se realizó la categorización de las variables y se obtuvo una segunda guía de preguntas que se aplicó a los feligreses (los ítems pueden verse en la tabla anterior).

Es importante mencionar que no se realizaron más entrevistas, ya que la información brindada por las personas se saturó, es decir que las opiniones se repetían de manera regular, aunque con pequeñas variaciones en algunos casos; sin encontrar más información nueva que fuera representativa.

Las dos tradiciones con mayor experiencia en el dominio del análisis de mensajes son el Análisis del Discurso y el Análisis de Contenido.

El Análisis del Discurso ha antepuesto la lógica discursiva en el análisis de los mensajes, olvidando que un texto no es nada si se le desvincula de las representaciones cognitivas, que no solamente han contribuido a producirlo sino que le proporcionan la posibilidad misma de ser reconocido.

El Análisis de Contenido analiza representaciones a través de la interpretación de unidades de sentido distribuidas y constreñidas lógicamente. El Análisis de Contenido, ha terminado por obviar los procesos de comunicación y anteponer el interés sobre cuáles son las dimensiones relevantes de los mensajes y cómo procesarlas, para descubrir otras dimensiones no comunicativas, sean de comportamientos individuales o de los comportamientos sociales.

Conclusiones

En lo referente a la religión judía, se puede concluir que la representación social de la muerte que se tiene en esta religión, considerando los puntos de vista de sus feligreses en el análisis del discurso sería, que la muerte es una separación natural e inevitable entre lo material y lo espiritual, que se da una vez que se ha cumplido con la misión que Dios encomendó en la tierra, y que, por ende, marca el final del sufrimiento que se tiene en la vida. Algunas veces una sola vida no es suficiente para cumplir con esta misión, entonces se admite que existe la reencarnación y que cuando finalmente se cumpla la determinada misión, se morirá y se irá con Dios, por esta razón, la muerte no debería causar sufrimiento, aunque en su experiencia, se ve que sí lo causa.

Hay un cierto grado de ambivalencia cuando se habla de lo que sucede al morir. Se considera, por un lado, que no hay premios ni castigos, y por el otro se dice que los premios pueden ser irse con Dios, reencarnar en una mejor persona o simplemente no ir al infierno; en cuanto a los castigos, podrían ser el simple hecho de volver a bajar a la tierra o la posibilidad de ir al infierno.

Las maneras de expresión de esta representación social son ritos y ceremonias religiosas como el lavado del cuerpo, el no dejar solo el cuerpo hasta el entierro, el rezo por los muertos, el ayuno, el tapado de los espejos, el no utilizar zapatos de cuero, la colocación de la lápida, el no ir al cementerio el primer mes, el velar al difunto en el suelo, cubierto por una sábana blanca, sentarse cerca del suelo por siete días, dejar crecer la barba, prender velas, no salir de la casa por siete días y enterrar el cadáver en un cajón lo más sencillo posible. Se realizan todos estos actos porque son tradiciones antiguas que permiten agradecer a Dios por haber permitido conocer al difunto, también agradecerle porque ya se lo llevó, mostrar respeto, dolor y humildad ante Dios y el difunto. También son una manera de recordar al difunto. Otros tienen la misión de acompañar al alma y rogar porque descanse tranquila, y que no se vea muerta ni sufra hasta que haya subido con Dios y de la misma manera, que no vea a su familia sufrir.

Todo lo anteriormente citado es percibido por las personas judías como algo que les ayuda a afrontar el proceso de duelo frente a la pérdida de un ser querido, por la idea de que sus seres queridos han pasado a estar con Dios y por la misma ayuda que brinda la comunidad religiosa, haciéndose cargo de la realización de algunos ritos y por la solidaridad que muestran para con la familia doliente.

Yendo un poco más allá, realizando el análisis de contenido, el significado que para los judíos tiene la muerte es ambivalente. Se la ve como premio y castigo a la vez. Se sabe que es algo natural e inevitable que lleva a la reencarnación y que finalmente puede conducir al Cielo o al Infierno. La expresión de esta orientación frente a la muerte son diferentes ceremonias que simbolizan a la vez sufrimiento y agradecimiento a Dios, por el difunto y porque se lo llevó con él. En el significado de estas ceremonias se ve también ambivalencia (Ver figura 1).

La representación social de la muerte en la religión católica es que la muerte es una meta natural para todo ser humano, de la cual no se puede escapar. Es la separación del alma, la cual continúa viviendo y el cuerpo físico, esto marca el fin de la vida física. Es algo desconocido, a lo que no se debe temer porque marca el paso a un plano superior donde hay un descanso eterno, se está con Dios y se deja de ser una carga. Es un paso necesario para entender lo que es la resurrección, aunque se asume que también podría existir la reencarnación. A pesar de que se cree esto, hay un temor hacia la muerte y cuando se sufre la pérdida de un ser querido.

En general, se cree que al morir se resucita, se está con Dios en el paraíso, gozando de la vida eterna, de la felicidad. En cierto sentido, se ve a la misma muerte como un premio porque se descansa del sufrimiento en la tierra y se obtiene la ansiada paz, viendo de nuevo a los seres queridos, logrando el perdón de los errores y pidiendo perdón a quienes no se pudo en vida. No se cree que existan castigos porque esto es una invención del hombre para que se cumplan las obligaciones, pero si los hay, estos podrían ser el no resucitar, no estar con Dios y pagar lo malo que se hizo.

En lo que toca a la expresión de la representación social, hay diversos ritos que se practican: se dan misas, hay velorios y entierros, oraciones, se encienden velas y se dan los pésames. Todo esto se hace para expresar solidaridad con la familia doliente, recordar al difunto y despedirse de él, pedir para que su alma encuentre el camino hacia la paz y pedir a Dios el consuelo para la familia.

De esta manera, cuando alguien muere, la religión pasa a ser un gran apoyo porque se considera la existencia de un ser supremo y la muerte se relaciona a la promesa de resurrección, de que hay vida después de la muerte, donde se volverá a ver a los seres queridos. Algunas veces, sin embargo, la religión puede no ayudar. Por su parte, la comunidad religiosa ayuda y coopera en todo lo que se puede: se hacen cargo de ciertos ritos, como son las oraciones y también acompañan a la familia doliente. En general, hay mucho culto a la muerte, la comunidad presenta una actitud de condolencia, sufriendo el dolor de la familia. Algunas veces, sin embargo, parece una actitud fingida, elicitada por un sentimiento de obligación o temor al “qué dirán”.

En cuanto al análisis del contenido, se considera a la muerte como premio y castigo. Se sabe que es algo natural que puede tener consecuencias positivas o negativas, según cómo haya sido la persona en vida. Por un lado, están la resurrección o la reencarnación, la paz y el descanso; y por el otro están no resucitar, pagar por lo malo o no poder estar con Dios. Está orientación se expresa en ceremonias que tienen un significado de brindar consuelo a la familia doliente o de rogar porque el alma se vaya con Dios, es decir, porque reciba un premio y no un castigo (ver figura 2).

En la religión evangélica metodista, se representa socialmente a la muerte como algo natural e inevitable, a lo cual no hay que temer y que es visto como un premio. Es un motivo de alegría porque se pasa a estar en la presencia de Dios y se descansa del sufrimiento, aunque siempre es doloroso porque no es algo esperado a pesar de que se sabe que es un destino común.

Como se dijo anteriormente, morir es un premio, ya que permite irse con Dios y Jesús, compartiendo la vida eterna. No se cree en castigos, a pesar de que las escrituras mencionen el infierno.

El medio de expresar esta representación social son los diversos ritos, como leer la Biblia, orar, el culto, los cantos, el velorio y el entierro. Se hacen con el fin de agradecer a Dios porque se pudo conocer al difunto y porque ya se lo llevó con él, acompañar y dar fuerza a la familia doliente y recordar al difunto.

La religión es un gran apoyo cuando se pierde a un ser querido porque brinda consuelo al creer que fue lo mejor que la persona muriera porque ya está descansando con Dios y por la promesa de resurrección. Además, la comunidad religiosa ayuda en todo lo que puede, cumpliendo los ritos y ayudando a la familia doliente, dándoles fortaleza mediante la Palabra de Dios.

Tomando en cuenta el análisis de contenido, la muerte en la religión metodista es un premio. Es algo natural a lo que no se debe temer, y tiene como consecuencia el descanso y la vida eterna. Las ceremonias que se realizan tienen como significado agradecer a Dios (ver figura 3).

A continuación se presenta una tabla que resume los aspectos similares que se encontraron en lo dicho por los feligreses de las religiones estudiadas:

La siguiente tabla tiene como fin el ilustrar las diferencias que existen entre lo manifestado por los feligreses de las religiones estudiadas.

Limitaciones

A pesar de que se tuvo la oportunidad de aprender bastante en la investigación realizada, existieron ciertas limitaciones.

Hubiera sido interesante considerar en este trabajo la clase de muerte de los seres queridos y el tiempo que ha pasado de ésta. Al entrevistar a las personas, tal vez habrían podido diferenciarse los datos de esa manera y el significado de la muerte para cada persona entrevistada podría ser diferente.

Otra opción podría haber sido la división por nivel socio-económico, cosa que no se hizo porque los judíos pertenecen a un mismo nivel, son una población homogénea en Bolivia.

Otra opción interesante, podía haber sido el estudiar la representación social de la muerte en otras religiones aparte de las ya estudiadas, posiblemente tomando en cuenta también sectas. No se lo hizo en el presente estudio, porque hubiera sido un trabajo muchísimo más amplio y complicado. Por ejemplo, se trató de incluir la religión islámica, pero no se lo hizo por la falta de contactos dentro de esa comunidad.

Otra limitación fue que la cantidad de personas con que se trabajó era limitada, en total fueron 30. Esto se debe a que se utilizó la técnica cualitativa de la entrevista en profundidad y realizarla a mayor número de personas, habría tomado mayor tiempo, esfuerzo, materiales y en sí, un trabajo analítico que podría haber durado varios meses.

Otro factor que no se tomó en cuenta en la realización de este estudio fue la cultura, que sin duda alguna tiene una gran influencia en los actos de culto de la muerte, sus significados y la elaboración del proceso de duelo. El presente estudio sólo abarcó la religión, sin tomar en cuenta las diferencias culturales que hay dentro de cada grupo religioso, variable que hubiera podido brindar mayor información respecto a la representación social de la muerte.

Efectos de la Investigación

Esta investigación es relevante en el área social porque es un aporte más en el campo de estudio de lo que son las representaciones sociales, ya que un estudio que tome en cuenta la representación social de la muerte en la religión, nunca había sido hecho. Esto permite comprender de mejor manera al grupo religioso, a la identidad de grupo, en este caso, específicamente en las religiones judía, católica y evangélica metodista. Permite conocer el simbolismo que la muerte tiene para el grupo religioso.

Es relevante, asimismo, en el área clínica, porque permite un abordaje más adecuado para procesos de duelo, ya que no es lo mismo procesar un duelo siendo católico, que siendo judío o evangélico metodista. Entonces, a partir de esto, se pueden tener en cuanta las diferenciaciones de lo que cada persona va a considerar que es la muerte y los pensamiento y sentimientos que el perder un ser querido les pueda causar y así, el profesional podrá tener mayores pautas para el trabajo terapéutico.

En el área educativa, también el presente trabajo puede ser aplicado, no sólo en la educación escolar, sino de la familia. Es posible que los procesos de duelo no generen tanto trauma en las personas si es que se mira a la muerte de una manera menos negativa, como en el caso de los metodistas, dándole un significado más positivo. Este tema podría ser tocado en las escuelas, ya que, si es que se trata de educar para la vida, la muerte es algo a lo que las personas se enfrentan de manera cotidiana, pero es un tema del cual nadie habla hasta que sucede en su entorno cercano. De la misma manera, puede ser abordado en familia, para que cuando surja alguna pérdida, sepan que cuentan con el apoyo familiar y tengan mayores recursos para enfrentarse a ella.

Analizando de una forma más personal el presente estudio, creo que fue una experiencia enriquecedora para mí, y espero que lo sea también para las personas que tengan la oportunidad de leerlo. Aprendí muchas cosas acerca de estas tres religiones y tuve la oportunidad de conocer gente con puntos de vista distintos respecto a un fenómeno tan universal como es la muerte.

Las representaciones sociales nos hacen ver un hecho cotidiano de acuerdo con un punto de vista específico, en este caso dado por la religión, y la oportunidad de poder observar la muerte desde tres puntos de vista da pautas bastante útiles, tanto para la psicología, cualquiera sea el área en que se trabaje, como para la vida misma, ya que en el mundo hay personas de distintas religiones, niveles socio-económicos y culturales, estilos de vida, etc. y poder escuchar y comprender los puntos de vista de esta diversidad de personas hace que se pueda comprender mejor cómo viven, cómo piensan, cómo sienten, cómo actúan y cómo se enfrentan a la vida, en este caso particular, cómo se enfrentan a la muerte.

 

Notas

1 karenjva@yahoo.es , karenjva@hotmail.com

 

REFERENCIAS

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Auza Aramayo, S. V. (1998). Representación Social de la Feminidad en Mujeres Madre/Esposas en la Ciudad de La Paz. Universidad Católica Boliviana “San Pablo”: Tesis. La Paz, Bolivia.

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Bowlby, J. (1980). (1993). La Pérdida Afectiva: Tristeza y Depresión. Paidós: Barcelona, España.         [ Links ]

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Enciclopedia Encarta 2001. Micrsosoft.

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