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Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP

versión On-line ISSN 2077-2161

Ajayu v.2 n.1 La Paz mar. 2004

 

ARTÍCULO

 

AUTOEFICACIA PROFESIONAL Y GÉNERO EN ADOLESCENTES DE CUARTO DE SECUNDARIA DE LA ZONA SUR DE LA CIUDAD DE LA PAZ

 

PROFESSIONAL SELF-EFFICACY AND GENDER IN SENIOR CLASS ADOLESCENTS OF THE SOUTH ZONE OF THE CITY OF LA PAZ

 

 

Carolina Asbún [*] , y Yolanda Ferreira

Universidad Católica Boliviana “San Pablo”

 

 


RESUMEN

El presente trabajo tuvo el propósito determinar las diferencias y similitudes en la autoeficacia, entre hombres y mujeres, para diferentes carreras profesionales.

El estudio se realizó con adolescentes de cuarto de secundaria, alumnos de Unidades Educativas particulares de la Zona Sur de la ciudad de La Paz.

La teoría de la autoeficacia es de gran utilidad puesto que Betz y Hackett (1986) afirman que las creencias de autoeficacia son más importantes que los intereses profesionales al considerar una carrera y estas creencias, que provienen de varias fuentes, son influenciadas por roles ocupacionales apropiados según género y determinados por el medio social.

La investigación realizada fue de tipo descriptiva, la selección de sujetos fue realizada aleatoriamente y el instrumento utilizado fue desarrollado por Betz y Hackett (1981), éste evalúa la autoeficacia en relación a diferentes carreras profesionales.

Entre las variables consideradas estuvieron: autoeficacia, género y carreras profesionales.

Los resultados mostraron que la autoeficacia de hombres y mujeres es similar para el estudio de carreras dentro la mayoría de las áreas y en las fuentes experiencia anterior y vicaria. Y es diferente para el estudio de Ciencias Políticas y Jurídicas, Ciencias de la Información e Ingenierías (donde los hombres se consideran más eficaces) y también para la fuente de persuasión social, que parece tener mayor importancia en mujeres que en hombres.

Palabras clave: Autoeficacia, Género, Carreras Profesionales


SUMMARY

The present work had the purpose to determinate the differences and similarities in self-efficacy, among men and women, for different professional careers. The study was carried out with senior class adolescents of Private Schools of the South Zone of the city of La Paz. The theory of the self-efficacy is very useful since Betz and Hackett (1986) affirmed that the beliefs of self-efficacy are more important than the professional interests in order to elect a career and these beliefs, that originate of several sources, are influenced for appropriate roles according to gender and determined by the social media.

The investigation was descriptive, the selection of subjects was carried out aleatoriamente and the instrument utilized was developed by Betz and Hackett (1981), this evaluates the self-efficacy relating to different professional careers.

Among the respected variables they were: self-efficacy, gender and professional careers.

The results showed that men’s and women’s self-efficacy is similar for the study of careers inside the majority of the areas and in the sources: mastery experience and vicarious experience. And it is different for the study of Legal and Political Sciences, Information Sciences and Engineering (where the men feel more efficient) and also for the source social persuasion, that seems to have more importance in women than in men.

Key words: Self- Efficacy, Gender, Professional Careers


 

 

INTRODUCCIÓN

En el curso de la vida, los seres humanos se enfrentan a un número infinito de decisiones, problemas y desafíos. Una de las tareas más importantes para la psicología es comprender la manera en que los seres humanos se adaptan y logran superar sus retos cotidianos. A este respecto, puede decirse que las creencias que tienen las personas acerca de sí mismas son claves para el control y la competencia personal frente a estos problemas, desafíos y decisiones.

Según Bandura (1977), entre las creencias propias (o de autorreferencia) que usan los individuos para controlar su ambiente están las creencias de autoeficacia (self-efficacy beliefs). El concepto de autoeficacia es introducido por primera vez en “Autoeficacia: Hacia una Teoría Integradora del Cambio Conductual”, escrito por Bandura en el año 1977. Es definida como “las creencias en la propia capacidad para organizar y ejecutar las acciones requeridas para manejar las situaciones futuras”. Posteriormente, en 1986, Bandura publicó su libro Social Foundations of Thought and Action (Fundamentos sociales del pensamiento y la acción), obra en la que propone una teoría social-cognitiva que enfatiza el papel de los fenómenos autorrefenciales como el medio por el cual el ser humano es capaz de actuar en su ambiente, las personas crean y desarrollan autopercepciones acerca de su capacidad, mismas que se convierten en los medios por los cuales siguen sus metas y toman sus decisiones. En este sentido, existen solo unas pocas decisiones que ejercen una influencia tan profunda sobre la vida de las personas, como la selección del área profesional, ya que ésta influye significativamente sobre el estilo de vida de las personas (Hackett & Betz, en prensa, citado por Hackett, 1999 en Bandura, 1999).

En la actualidad, existen suficientes pruebas sobre la función de los mecanismos cognitivos, particularmente la autoeficacia percibida, en la elección y desarrollo profesional (Bandura, en prensa; Lent & Hackett, en prensa, citados por Hackett, 1999 en Bandura, 1999). Las conclusiones de los estudios realizados sugieren que las creencias de eficacia ejercen una influencia directa sobre la toma de decisiones relativas al futuro profesional (Bandura, 1986; Betz & Hackett, 1986, citado por Hackett, 1999 en Bandura, 1999).

Las aplicaciones explícitas de la teoría de autoeficacia de Bandura (1977) para el desarrollo profesional se originaron dentro del campo de desarrollo profesional de las mujeres. El problema del inapropiado uso de los talentos y las habilidades de las mujeres para los logros profesionales y la escasa representación de éstas en puestos y ocupaciones del alto nivel ha sido desde hace mucho tiempo motivo de interés y preocupación de los teóricos e investigadores (Betz & Fitzgerald, 1987, citado por Hackett, 1999 en Bandura, 1999). Una baja eficacia percibida en importantes dimensiones profesionales, a su vez, podría restringir indebidamente los tipos de ocupaciones contempladas e influir sobre la ejecución y persistencia en el logro de la profesión seleccionada (Hackett, 1999 en Bandura, 1999).

Planteamiento del problema

La teoría de la autoeficacia planteada por Bandura (1977), sostiene que las creencias de autoeficacia son importantes predictores de los cursos de acción y toma de decisiones de las personas. En esta misma línea Betz y Hackett (1986), afirman que las creencias de eficacia influyen significativamente en el desarrollo de los factores predictores centrales de la elección profesional. Además, con relación a la elección profesional encuentran diferencias en la eficacia percibida entre hombres y mujeres lo que puede llevar a una diferenciación en las elecciones que ambos grupos realizan al momento de optar por una carrera profesional. Todo este proceso de desarrollo de las creencias de autoeficacia diferenciadas, puede ser comprendido a partir del proceso de socialización de los seres humanos, a través del cual, desde edades muy tempranas se establece una diferencia en varios aspectos, entre ambos sexos. (Betz y Hackett, 1998)

Los seres humanos se incorporan a la cultura a través de un proceso de socialización que permite al individuo una adecuada instrucción y entrenamiento en los diversos papeles sociales que se verá obligado a poner en funcionamiento a lo largo de su vida. Un factor clave que acompaña a este proceso es precisamente, la transmisión de estos roles; es decir, la difusión de un conjunto de expectativas comunes, con carácter normativo, a cerca de la conducta de quienes ocupan posiciones específicas en una estructura social (Montero, 1980, citado por Zarco, 1997).

Es importante mencionar que el proceso de socialización es diferente según el sexo al que pertenece el individuo, puesto que los diversos agentes o agencias de socialización se encargan de crear una identidad de género, de fomentar determinadas y diferentes formas de pensar, sentir y actuar entre los sexos. Este proceso de “socialización diferencial”, incluye también la transmisión de códigos axiológicos y morales diferenciales entre hombres y mujeres (Blanch, 1992, citado por Zarco, 1997).

La primera base sobre la que se apoya esta diferenciación, se encuentra en las diferencias físicas y biológicas Pero existen diferencias sexuales, más allá de lo prefijado biológicamente, ya que sobre la base de las diferencias fisiológicas actúa la cultura incorporando ideas y creencias que van separando el mundo de mujeres y hombres, es así que se introduce el concepto de género, definido como la representación ideológica de las diferencias sexuales y la construcción cultural de lo puramente biológico (Lagarde, 1991). Así se hace una diferenciación entre hombres y mujeres también en cuanto a desarrollo cognitivo, emocional y social, personalidad, aptitudes, rendimiento, intereses y actitudes (Blanch, 1992 , citado por Zarco, 1997). Este concepto, género, sirve para referirse al carácter eminentemente social y cultural de los roles y atributos diferenciales que se asocian a hombres y mujeres (Zarco, 1997).

Es probablemente debido a estas diferencias que se ha producido una distribución desigual de los roles sociales entre hombres y mujeres surgida a raíz de la revolución industrial y esto ha dado lugar al nacimiento de estereotipos sexuales que determinan atributos específicos para hombres y mujeres (Zarco, 1997).

En la actualidad, este hecho viene corroborado en numerosas investigaciones (Moya y Pérez, 1988; William y Best, 1990; CIS, 1991; López, 1991; Echavarría y cols., 1992). En la encuesta realizada por el Centro de Investigación Social de Madrid en el año 1990, se observa que los términos que han sido identificados como característicos del género masculino en mayor medida que con el femenino fueron los siguientes: responsabilidad, capacidad, disciplina, competitividad y, por el contrario, las palabras que se identificaron con el género femenino en mayor medida que con el masculino fueron: sensibilidad, laboriosidad, creatividad, fidelidad y sinceridad (Zarco, 1997). En líneas generales se puede observar que en el varón se tiende a destacar aspectos que están estrechamente relacionados con el autodominio, el dinamismo, la estabilidad emocional y la inteligencia; por el contrario, en la mujer se encuentran destacados los rasgos emocionales.

Estas creencias estereotipadas sobre los rasgos de personalidad de hombres y mujeres pueden contribuir a definir qué actividades se consideran apropiadas para unos y otras (Zarco, 1997), desde temprana edad, asignándose de manera diferenciada para niños y niñas. Si esto sucede, será muy difícil que los niños (as), en su crecimiento puedan desarrollar un sentido de autoeficacia adecuado para aquellas actividades que no se les permitió realizar, por pertenecer a uno o a otro género (Hackett, 1999 en Bandura, 1999). Las creencias de eficacia determinan la lista de opciones contempladas en una consideración, las personas no contemplan opciones válidas pero pertenecientes a dominios de baja autoeficacia percibida. Así, no es muy probable que los intereses profesionales se desarrollen en áreas en las que la autoeficacia percibida sea negativa (Hackett, 1999 en Bandura, 1999).

A este respecto la teoría de la autoeficacia puede ser de gran utilidad para entender los dilemas que se dan en los jóvenes al seleccionar un futuro profesional, si sus creencias de autoeficacia son influenciadas por los roles ocupacionales apropiados según su género y determinados por su medio social (Hackett, 1999 en Bandura, 1999).

Por otro lado los estudiantes de cuarto de secundaria, se encuentran atravesando un período en el que tomarán una decisión con respecto a su futuro profesional, esta decisión es de gran importancia considerando que la alternativa que seleccionen modelará el curso de sus vidas. Las profesiones estructuran una gran parte de la realidad cotidiana de las personas y les aportan una fuente importante de identidad personal y de sentido de su valor y merecimiento. Al adoptar decisiones relativas a la carrera profesional, los estudiantes se enfrentan a la incertidumbre sobre sus capacidades, a la inestabilidad de sus intereses, a la perspectiva de ocupaciones alternativas, a su accesibilidad y al tipo de identidad que buscan para construirse a sí mismos.

Por lo tanto, el problema de la presente investigación radica en que puedan existir diferencias en la autoeficacia percibida entre hombres y mujeres (estudiantes de cuarto de secundaria de colegios privados de la Zona Sur de la ciudad de La Paz) en diferentes carreras profesionales y, que estas diferencias determinen elecciones profesionales distintas.

Justificación

La realización de este trabajo tuvo relevancia al brindar mayor conocimiento en diferentes ámbitos:

En el ámbito educativo, al analizar las creencias de autoeficacia en estudiantes preuniversitarios, se pudo conocer algunas fuentes que determinen la autoeficacia percibida en diferentes carreras profesionales.

En el ámbito social, esta investigación aportó conocimientos en cuanto al tema de género, permitiendo analizar las similitudes y diferencias que existen en la autoeficacia de ambos géneros y a través de esto dar pautas de las preferencias profesionales de hombres y de mujeres, que pueden tener incidencia en la distribución laboral desigual (Zarco, 1997).

Por último, el valor académico de este estudio, está dado, por la importancia de brindar información y conocimiento a cerca de un tema que no ha sido estudiado antes en Bolivia y, adicionalmente, brindó información a cerca de las carreras profesionales para las que los estudiantes se consideran más eficaces, esto será útil para las Universidades e Institutos de Educación Superior que captan estudiantes del ámbito en el que se realizó la investigación.

Objetivos

Objetivo General

Determinar las diferencias y similitudes en la autoeficacia percibida en diferentes carreras profesionales entre hombres y mujeres adolescentes de 16 a 19 años de edad, en Unidades Educativas particulares de la Zona Sur de la ciudad de La Paz.

Objetivos específicos

  1. Analizar la dimensión de fuerza de la autoeficacia profesional según género.
  2. Analizar la percepción de autoeficacia profesional según género.
  3. Analizar las fuentes: experiencia anterior de dominio, experiencia vicaria y persuasión social en la autoeficacia percibida para diferentes carreras profesionales según género.

 

MÉTODO

La investigación, fue de tipo descriptiva, ya que el propósito de la misma fue describir una situación prevaleciente en el momento de realizarse el estudio (Salkind, 1999). Los estudios descriptivos buscan especificar las propiedades importantes de personas, grupos, comunidades o cualquier otro fenómeno que sea sometido a análisis (Dankhe, 1986, citado por Hernández, Fernández y Bautista, 1998). Miden o evalúan diversos aspectos, dimensiones o componentes del fenómeno a investigar. De esta manera, en la presente investigación, se describió la autoeficacia, de hombres y mujeres adolescentes de cuarto de secundaria, con relación a diferentes carreras profesionales. El tipo de diseño fue no experimental, ya que el estudio se llevó a cabo sin manipular las variables, ni intervenir en el fenómeno estudiado (Salkind, 1999), y transversal, puesto que la recolección de datos se dio en un solo corte en el tiempo (Salkind, 1999).

Participantes

Los participantes de la investigación fueron estudiantes de cuarto de secundaria de colegios privados, ubicado en la Zona Sur de la ciudad de La Paz. Estos oscilan en un rango de edad de entre 16 y 19 años y son de clases socioeconómicas media y media alta, según el información brindada por los directores de las Instituciones Educativas.

Se tomó en cuenta a una muestra de los estudiantes de este grado de escolaridad de los mencionados colegios y la selección del número de dicha muestra se realizó de manera bietápica: Primeramente a través de un muestreo simple, donde al conocer el total de colegios particulares existentes en la Zona Sur y el número de alumnos cursando el cuarto de secundaria, se aplicó la fórmula que determinaría el número de ambas muestras, por medio de un ordenador. Posteriormente se realizó un muestreo estratificado, ya que la selección de la muestra se efectuó de manera que el número de estudiantes a participar en la investigación, de cada colegio tenga la misma proporción al tamaño de la población objetivo (Coolican, 1997). Los participantes y los colegios fueron seleccionados aleatoriamente, de manera sistemática: Se obtuvo una lista con los nombres de todos los colegios de la Zona Sur y se seleccionó cada tercer colegio de la lista hasta llegar al número requerido. Para escoger a cada uno de los participantes, se obtuvo la lista de los alumnos de cuarto de secundaria de cada colegio y se seleccionó cada tercer nombre, hasta llegar al número indicado de participantes por colegio.

Ambiente

La investigación se realizó en cada uno de los colegios seleccionados, éstos, son Institución educativas, de características particulares, ubicadas en la Zona sur de la ciudad de La Paz. Las pruebas se realizaron en las aulas de cada uno de los colegios, donde hubo una iluminación y ventilación adecuadas y cada participante contó con sus propios materiales.

Variables

Variable 1: Autoeficacia

Entendida como las creencias en la propia capacidad para organizar y ejecutar las acciones requeridas en el manejo de situaciones futuras (Bandura 1977), es decir, se refiere a la confianza o creencia positiva, que tiene una persona en su propia capacidad para desempeñar satisfactoriamente las actividades que trata de hacer, esta creencia positiva es generada por distintas fuentes: experiencia anterior de dominio, experiencia vicaria y persuasión social o verbal y estados psicológicos y emocionales, esta última fuente fue excluida de la presente investigación por considerarla muy compleja de medir.

Las creencias de la autoeficacia varían a lo largo de tres dimensiones:

(a) Magnitud: se refiere al número de pasos de creciente dificultad que la persona cree es capaz de superar (Canto y Rodríguez, 1999); (b) Generalidad: es la medida en la que las experiencias de éxito o de fracaso al realizar alguna actividad pueden extenderse a otras conductas o contextos similares (Smith, 1989 citado por Canto y Rodríguez, 1999) y, (c) Fuerza: se refiere a qué tan convencida y resuelta está una persona con respecto a que puede realizar alguna conducta determinada (Canto y Rodríguez, 1999). Por las características de la presente investigación, se tomó en cuenta únicamente a la tercera fuente: fuerza.

Dentro del presente estudio, la variable autoeficacia, corresponde a un nivel de medición ordinal, puesto que hace referencia a niveles de jerarquía dentro de la autoeficacia (Coolican, 1997).

Variable 2. Género

Entendido como el conjunto de características psicológicas, sociales y culturales que la sociedad asigna diferencialmente a hombres y mujeres (Taborga y Rodríguez, 1999), estas características no son biológicas, hereditarias ni congénitas, son aprendidas (Taborga y Rodríguez, 1999). En palabras de Largarde (1991), el género es la construcción cultural que se da a partir de las diferencias sexuales puramente biológicas. Esta variable, corresponde a un nivel de medición nominal, puesto que hace referencia simplemente a las categorías hombre y mujer, sin darles ningún orden o jerarquía (Coolican, 1997).

Variable 3. Carreras profesionales

Entendida como las diferentes carreras profesionales existentes en las Universidades. Para la presente investigación se tomaron en cuenta 34 carreras profesionales en función a la prevalencia de las mismas en la ciudad de La Paz, a través de informes solicitados a cerca de la cantidad de alumnos inscritos en las diferentes carreras, en los últimos cinco años (CPDI UMSA, 2002; Centro de Sistemas de Información UCB, 2002). Esta variable también, corresponde a un nivel de medición nominal.

Instrumentos

En la investigación, se utilizó como instrumento de medición un cuestionario que cuenta con dos partes:

La primera parte del instrumento de medición es la “Escala de Autoeficacia Profesional” (Occupational Self-Efficacy Scale) desarrollada por Betz y Hackett en el año 1981, para medir la eficacia profesional. El objetivo del instrumento es la medición de la autoeficacia con respecto a diferentes carreras profesionales. Este cuestionario ya tenía realizados los procesos de validez de contenido, constructo y concurrente y fue traducido del inglés al castellano para esta investigación.

La segunda parte del instrumento es también un cuestionario que fue elaborado para la investigación y tiene como objetivo obtener información a cerca de las fuentes que determinan la autoeficacia percibida (experiencia anterior de dominio, experiencia vicaria, persuasión social o verbal), con relación al estudio de las diferentes carreras. Para esta segunda parte se realizó un proceso de validación de contenido a través de expertos.

Para ambos cuestionarios se realizó una prueba de confiabilidad por medio del método test y re test.

Procedimiento

Fase 1. Elección y construcción del instrumento
Fase 2. Selección de la muestra
Fase 3. Contacto Instituciones Educativas
Fase 4. Aplicación del Instrumento
Fase 5. Análisis de datos
Fase 6. Resultados y Conclusiones

 

RESULTADOS

La figura 1 muestra los resultados obtenidos respecto a la dimensión de fuerza de la autoeficacia, respecto a las diferentes carreras profesionales según género.

Figura 1. Medias de fuerza en las diferentes carreras según el género

 

En la figura 2 puede observarse la percepción de autoeficacia respecto a las diferentes carreras profesionales según género.

Figura 2. Porcentajes de percepción de autoeficacia en las diferentes carreras profesionales según género.

Y las figuras 3, 4, 5 muestran los resultados obtenidos, según género, para las fuentes: experiencia vicaria, experiencia anterior y persuasión social respectivamente.

Figura 3. Frecuencia de Respuestas relacionadas con Experiencia Vicaria según Género.

 

 

Figura 4. Frecuencia de Respuestas de Experiencia Anterior según Género.

 

 

Figura 5. Frecuencia de Respuestas de Persuasión Social.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

A través del análisis de los resultados obtenidos en la investigación se puedo llegar a las siguientes conclusiones:

En lo referente a la fuerza de la autoeficacia percibida para diferentes áreas de estudio se observó que ésta fue similar o no presentó diferencias significativas entre hombres y mujeres estudiados en la mayoría de las áreas: Ciencias Socioeconómicas, Farmacia y Bioquímica, Ciencias Sociales, Ciencias de la Salud y Ciencias Humanas, esto indica que ambos géneros tienen igual o similar fuerza en la autoeficacia para el estudio de las mencionadas áreas. Sin embargo hubieron tres áreas donde la fuerza percibida por el grupo de participantes hombres fue significativamente mayor a la fuerza reportada por el grupo de participantes mujeres, esto ocurrió en las áreas de: Ciencias Políticas y Jurídicas, Ciencias de la Información e Ingenierías. Esto indicaría que los hombres estudiados se considerarían más eficaces para el estudio de estas tres áreas. Lo anterior concuerda con lo mencionado por Hackett en 1999, respecto a que los hombres expresan sistemáticamente creencias de eficacia más fuertes que las mujeres con respecto a tareas que pueden resultar comunes de su género, especialmente las relacionadas con matemáticas, esto coincide con la información obtenida en el Centro de Procesamiento de Información de la Universidad Mayor de San Andrés y el Centro de Sistemas de Información de la Universidad Católica Boliviana, donde las carreras que componen estas áreas, (para las que los hombres se consideran más capaces) están dominadas precisamente por hombres, desde hace cinco años en las universidades, por lo que podrían considerarse tradicionales del género masculino.

Es importante notar que la fuerza de las mujeres no es superior a la de los hombres en ninguna de las áreas mencionadas, esta es una diferencia en la autoeficacia profesional de hombres y mujeres. Las diferencias de género, según dice Hackett (1999), son particularmente tendentes a surgir en respuesta a tareas, actividades y profesiones estereotípicas de género, es decir, en los dominios en los que no es probable que las mujeres dispongan de experiencias constructoras de eficacia, o en aquellos donde las presiones del rol de género pueden debilitar la eficacia percibida y, una baja eficacia percibida en importantes dimensiones profesionales, a su vez, podría restringir indebidamente los tipos de ocupaciones contempladas por las mujeres. Menciona también que aunque las mujeres constituyen una parte considerable de la fuerza laboral, no son muchas las que seleccionan carreras pertenecientes a los campos científicos y técnicos y las diferencias de género en la autoeficacia profesional en este sentido, datan desde la pasada socialización del rol – género. Otros autores, afirman que las actitudes tradicionales sobre los roles de género y los estereotipos correspondientes sobre los roles profesionales apropiados para hombres y mujeres debilitan la eficacia de las mujeres para completar satisfactoriamente carreras no tradicionales, entonces la desconfianza de las mujeres en sus capacidades puede tener que ver con posturas o actitudes provenientes de la familia, el sistema educativo, las prácticas profesionales, los medios de comunicación de masas y la cultura en general (Bandura, 1999), que no las impulsan al desarrollo de habilidades que les permitan alcanzar las destrezas suficientes para considerarse eficaces en el estudio de diversas carreras.

Otra postura al respecto, la propone Zilber (Citado por Hackett, 1999 en Bandura, 1999) afirmando que las creencias de eficacia de las mujeres son vulnerables al fracaso ya que éstas tienen la tendencia de atribuir externamente el éxito e internamente el fracaso, esto causa la debilitación de las creencias de eficacia

Continuando con la dimensión de fuerza, pero tomando en cuenta todas las carreras profesionales, se observó que los hombres estudiados obtuvieron puntajes de fuerza significativamente mayores a los obtenidos por las mujeres en las carreras de Derecho, Filosofía, Informática, Economía, Ingeniería Agronómica, Ingeniería Civil, Ingeniería Industrial, Telecomunicaciones, Ciencias Políticas, Ingeniería Eléctrica, Ingeniería Mecánica, Mecánica Automotriz e Ingeniería de Sistemas, estas carreras corresponden a varias áreas de estudio, pero la mayor parte del ellas son Ingenierías, esto quiere decir que los hombres se considerarían más eficaces para el estudio de las carreras mencionadas, pero de manera especial para las Ingenierías, como ya se vio anteriormente. Esto podría deberse a que posiblemente, los hombres de este estudio, habrían tenido mayor experiencia anterior satisfactoria relacionada a las mencionadas carreras, que les hubiera permitido desarrollar positivamente su autoeficacia y, podría relacionarse también con el hecho de que en general el área de ingeniería podría ser percibida como tradicionalmente masculina, es por esto que posiblemente el medio social, los padres y las instituciones educativas incentiven a los hombres en el desarrollo de capacidades orientadas al estudio de esta área.

Por otro lado, las mujeres de este estudio obtuvieron un puntaje de fuerza significativamente mayor al obtenido por los hombres, solamente en una carrera: Comunicación Social, esto indicaría que aparentemente las mujeres se encontrarían más seguras respecto a su capacidad para el estudio de esta carrera únicamente. El hecho de que las mujeres de este estudio presenten una fuerza superior a la de los hombres del mismo, sólo en una carrera profesional y no existan otras áreas en las que destaquen, podría deberse a que posiblemente no hayan tenido experiencias constructoras de una autoeficacia fuerte en otras áreas, tanto en sus entorno familiar como educativo.

Para el estudio del resto de las carreras: Administración, Medicina, Arquitectura, Psicología, Trabajo Social, Ciencias de la Educación, Lingüística e Idiomas, Turismo, Ingeniería Electrónica, Odontología, Bioquímica, Enfermería, Sociología, Química Farmacéutica, Literatura, Ciencias Biológicas, Bibliotecología, Antropología, Auditoria e Historia, que constituyen la mayoría, la fuerza entre ambos géneros, es similar, aunque en algunas carreras hayan ciertas diferencias, a favor de uno u otro género, éstas no son significativas.

La información correspondiente a la dimensión de fuerza se analizó también por colegios, de este análisis se obtuvieron las siguientes conclusiones: No se observó la existencia de una coincidencia significativa entre colegios para las carreras en las que sus estudiantes tienen una dimensión de fuerza mayor, por el contrario, se observa una variedad de carreras que difieren de colegio a colegio. Sin embargo, los estudiantes hombres de cinco colegios obtuvieron un puntaje importante de fuerza en las carreras de Ingeniería Civil, Ingeniería de Sistemas, Ingeniería Electrónica, Economía, Ciencias Políticas, Ingeniería Mecánica, Ingeniería Industrial, Historia y Medicina. En lo referente a las estudiantes mujeres, se observó que siete colegios coinciden en que éstas tengan un alto puntaje de fuerza para el estudio de Medicina y Turismo.

En cuanto a las carreras paras las que los estudiantes no se perciben eficaces o la fuerza de su autoeficacia es menor, se encuentran: Ciencias Biológicas, Trabajo Social, Literatura, Bioquímica, Bibliotecología, Ciencias de la Educación, Enfermería y Química Farmacéutica. Hubo coincidencia entre colegios respecto a los alumnos hombres que no se consideran eficaces o su autoeficacia es baja para éstas, especialmente en las tres últimas carreras, más de la mitad de los colegios coincidieron. Se puede afirmar que todas las carreras en las que los hombres obtuvieron menor puntuación están orientadas a áreas sociales y de la salud. Esto podría deberse a que los colegios posiblemente no incentivarían a los estudiantes hombres del medio en el que se realizó la investigación en áreas de estudio sociales y de salud, tanto en el nivel de experiencia (a través de asignaturas relacionadas o con la realización de actividades prácticas), como a través de persuasión verbal, y como resultado de esto no se hayan podido construir sólidas creencias de autoeficacia en estas áreas. Es posible también que lo anterior se de cómo consecuencia de considerar las áreas social y de salud como dominios femeninos y, que por esto se omita a los hombres de actividades relacionadas con éstos no permitiéndoles así el desarrollo de su autoeficacia.

Respondiendo al objetivo de la presente investigación que buscó analizar la percepción de autoeficacia profesional según el género, se llegó a las siguientes conclusiones:

En la mayor parte de las carreras una cantidad similar de hombres y mujeres se consideran eficaces, sin embargo, existen algunas carreras que muestran diferencias bastante significativas, este es el caso de Administración, Arquitectura, Economía, Telecomunicaciones, Mecánica Automotriz, Ingeniería Agronómica, Ingeniería Civil, Ingeniería Electrónica, Ingeniería Eléctrica, Ingeniería Mecánica, Ingeniería Industrial e Ingeniería de Sistemas, donde la mayor cantidad de los hombres estudiados se consideran eficaces e Informática, Comunicación Social, Trabajo Social, Lingüística e Idiomas, donde mayor cantidad de mujeres se considera eficaces.

Esta información fue también analizada según áreas de estudio, donde se encontró que para el estudio de: Ciencias Socioeconómicas, Ciencias Jurídicas y Políticas, Bioquímica y Farmacia y, Ciencias de la Salud, tanto hombres como mujeres se consideran similarmente eficaces. Sin embargo, para el estudio de Ciencias de la Información y Tecnología e Ingenierías, son los hombres quienes se perciben más eficaces y, para el estudio de Ciencias Sociales y Humanidades, las mujeres se consideran más eficaces. Una posibilidad de entender lo anterior, a modo de especulación, es decir que cada género expresa creencias de eficacia más fuertes con respecto a tareas o actividades que pueden resultar comunes de su género, ya que las áreas para las que cada género se considera especialmente eficaz, según lo mencionado anteriormente, son tradicionalmente masculinas y tradicionalmente femeninas, respectivamente [*] , Es probable, que esto sea el resultado del tipo de experiencias que van teniendo hombres y mujeres respectivamente a lo largo de sus vidas, posiblemente siguiendo los roles de género donde los hombres son “aptos” para cierto tipo de actividades o tareas y las mujeres son “aptas” para otras distintas. Si esto sucediera desde el comienzo de su socialización hasta la instrucción en una Unidad Educativa, podría tener como resultado que la autoeficacia se desarrollara de manera diferencial en hombres y en mujeres, para actividades características de su género respectivamente.

Respondiendo al objetivo de la presente investigación que buscó analizar las fuentes de la autoeficacia percibida: experiencia anterior, experiencia vicaria y persuasión social, para las diferentes carreras profesionales, se llegó a las siguientes conclusiones:

La experiencia vicaria como fuente de la autoeficacia es similar en ambos géneros. Así, podría decirse, que los modelos existentes provienen del entorno familiar y los padres (con mayor frecuencia la madre) son considerados más que cualquier otro familiar, como modelos para el estudio de las carreras profesionales, en ambos géneros, esto se debe posiblemente a que los padres, son por lo general, las personas más cercanas en la formación de los hijos y por esto podrían ser tomados como modelos principales y, por medio del aprendizaje por observación influir en las expectativas de autoeficacia (Bandura, 1999)

En lo referente a la fuente Experiencia Anterior o de dominio, la mayor parte de los participantes, hombres y mujeres, afirmaron haber tenido experiencias anteriores satisfactorias relacionadas con las carreras para las que se consideran eficaces. Esto indicaría que, para considerarse eficaz para el estudio de una determinada carrera, por lo general, hace falta haber tenido una experiencia anterior o de dominio satisfactoria, relacionada con el estudio de la misma .

Respecto a la fuente Persuasión Social, la mayor parte de los participantes hombres manifestaron no haber sido socialmente persuadidos respecto a las carreras que podrían o no podrían estudiar.

En el caso de las mujeres estudiadas es distinto, ya que la mayor parte de ellas manifestó haber sido persuadida socialmente con respecto a las carreras para las cuales se consideran eficaces, y, la mayor parte de esta persuasión social proviene del entorno familiar. Esto indicaría que la persuasión social es una fuente de autoeficacia más significativa en las mujeres que en los hombres y que éstas pueden ser influidas por su ambiente familiar, con respeto a si son o no son hábiles para el estudio de una determinada carrera, para la que posiblemente, ellas también comenzarían a considerarse eficaces. Según explica la teoría, la persuasión social como fuente de autoeficacia, puede ser importante en casos donde no existan fuertes creencias de autoeficacia basadas en la experiencia de dominio, esta podría ser la razón por la que las mujeres de este estudio parecen ser más fácilmente influidas por esta fuente que los hombres del mismo.

En cuanto a la persuasión social de género la mayor parte de hombres y mujeres consideran que ambos géneros son percibidos en la sociedad igualmente capaces profesionalmente, pero también existe una cantidad importante de hombres que piensan que son ellos percibidos en la sociedad como profesionales más capaces que las mujeres. Por el lado de las mujeres, se podría decir que son ellas quienes percibirían más equitativamente este tema, ya que mayor cantidad de éstas que de hombres considera que ambos géneros son percibidos en la sociedad igualmente capaces profesionalmente y una minoría piensa que el medio percibe a la mujer con mayor capacidad profesional.

Respondiendo al objetivo general de la presente investigación que buscó determinar las diferencias y similitudes en la autoeficacia de hombres y mujeres respecto a las diferentes carreras, se llegó a las siguientes conclusiones:

Se observó que existen bastantes similitudes en la autoeficacia profesional entre ambos géneros: varias áreas de estudio en las que ambos se consideran igualmente eficaces, las fuentes experiencias anterior y experiencia vicaria que parecen ser similares en ambos géneros. Y las diferencias encontradas son:: una autoeficacia superior de los hombres para el estudio del área de ingeniería y en las mujeres para el estudio del área social y la fuente persuasión social, que parece no jugar un papel importante en la autoeficacia de los hombres pero sí en la de las mujeres.

 

FIGURAS

Figura 1. Medias de fuerza en las diferentes carreras según el género

Figura 2. Porcentajes de percepción de autoeficacia en las diferentes carreras profesionales según género.

Figura 3. Frecuencia de Respuestas relacionadas con Experiencia Vicaria según Género.

Figura 4. Frecuencia de Respuestas de Experiencia Anterior según Género.

Figura 5. Frecuencia de Respuestas de Persuasión Social.

REFERENCIAS

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Bandura, A (2001) Guía para la construcción de escalas de autoeficacia. Universidad de Stanford.

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