EDITORIAL

 

Cooperadores de la verdad

 

 

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¿Puede la sociedad alejarse de Dios y continuar su camino solo guiado por el pensamiento humano? Las sociedades laicistas ya dieron su veredicto; Dios no tiene cabida. En este sentido, la razón humana debe ser la base de todo fundamento social, siendo la ética positivista la guía ética sobre la cual el actuar humano debe basar su conducta.

El Cardenal (Ratzinger, 2005), en la conferencia impartida en el Monasterio de Santa Bárbara en la ciudad de Subiaco (Italia), señalaba de manera profunda y precisa la existencia de una nueva moralidad articulada en torno a palabras claves como justicia, paz, conservación de lo creado, etc. Si bien esta moralidad es necesaria, lastimosamente, es demasiado vaga y ambigua. Ratzinger es claro, el nuevo moralismo laicista en el cuál las sociedades occidentales basan sus principios nunca lograrán alcanzar una validez universal imparcial y justa.

Un moralismo puramente humano es, en definitiva, un humanismo huérfano, el cual es fácilmente manipulable según "necesidades" coyunturales. En este sentido, como bien lo menciona, «el pacifismo fácilmente puede desviarse hacia un anarquismo destructivo" (Ratzinger, 2005, p. 5).

El papel de las universidades viene siendo clave en este aspecto, pues es la academia el ámbito propicio para generar espacios de reflexión y de opinión para que, con ello, el conocimiento desemboque en la verdad, pues es la consecución de la verdad el fin último de las universidades, o por lo menos su búsqueda incansable. Benedicto XVI (Ratzinger, 2007) decía en la reunión de obispos de Latinoamérica en Aparecida, Brasil: hoy la misión de las universidades se basa exclusivamente en formar profesionales competentes y eficaces que satisfagan la demanda laboral en cada preciso momento. También se dice que lo único que se debe privilegiar en la presente coyuntura es la mera capacitación técnica. Ciertamente, cunde en la actualidad esa visión utilitarista de la educación.

Según lo expuesto por Benedicto XVI, las universidades no deben ser solo una mera respuesta al mercado laboral; responder a una coyuntura netamente utilitarista encadena la razón y la academia a simples necesidades temporales que varían cada cierto tiempo. En cambio, la búsqueda de la verdad debe basarse en la reflexión y sistematización de conocimientos, sin dejar de lado la Fe como luz guía en medio de la posverdad. El relativismo moral imperante en nuestras sociedades ha convertido lo malo en bueno y lo bueno en malo, demostrado con ello que el crecimiento tecnológico propio de nuestro tiempo no va de la mano de un crecimiento moral y ético. Los nuevos paradigmas del siglo XXI no encuentran un sustento moral adecuado o, en todo caso es víctima de todo tipo de abusos relativizando la verdad, la ética y la moral (Ratzinger, 2007).

El papel académico de las universidades confesionales debe estar intrínsecamente ligado a dar certezas de Fe a la luz del intelecto, tendiendo puentes entre la Fe y la Razón para que todos los actores del quehacer universitario sean "cooperadores de la verdad".

La Fe y la Razón no pueden quedar supeditadas al relativismo imperante, la universidad confesional debe ser crítica con la fe dulzona y vacía de ideas, donde Dios es un Dios de amor que emana palabras edulcorantes y que acepta todo tipo de comportamientos en aras del "amor". Una Fe vivida de este modo se aleja de la centralidad de Jesucristo para centralizar una visión humana de la caridad, visión que prefiere obviar las exigencias del Evangelio para dar paso a la parmosidad humana y su postura fallida sobre el amor, convirtiendo a las Bienaventuranzas en una especie de tratado social, alejando del creyente la verdadera esencia y belleza del texto evangélico.

"Fides et Ratio", por lo tanto, para la universidad La Salle no es solo un lema, es un mandato para contribuir al conocimiento a la luz de la Fe y viceversa, ya que una vida llevada con preceptos éticos y morales firmes va ligada a una vivencia de FE coherente; por ende, no se presta a relativizar la verdad, no la politiza ni la vende al mejor postor.

Ratzinger (2016) señala de manera categórica: « La moral debe estar inspirada en el encuentro con Jesucristo y no en una serie de indicaciones, se trata de un encuentro de Amor" (p. 5 ), la conclusión es sencilla y a la vez profunda, no existe una verdadera visión moral fuera de Cristo y su Evangelio.

El cristianismo no puede alejarse de la razón, por ende, no se puede dejar de lado la investigación y la academia, de lo contrario es fácil caer en simplismos teológicos y morales, los cuales, según hemos visto, no siempre buscan un fin correcto o idóneo. Es por ello que resulta imprescindible el estudio de la obra de Joseph Ratzinger, pues en ella encontraremos de manera clara y certera, no solo lo hermosa y compleja que resulta la FE, sino también respuestas coherentes y concisas a las problemáticas actuales desde un punto de vista académico. Ratzinger expresa de manera contundente que la razón ha triunfado en el Cristianismo, es nuestro menester seguir con esta tradición.

 

Referencias

Ratzinger, J. (18 de 05 de 2005). Zenit-Saff-Papas. (Zenit.org, Editor) Recuperado el 28 de 02 de 2023, de La última conferencia de Ratzinger: Europa en la crisis de las culturas: https://es.zenit. org/2005/05/18/la-ultima-conferencia-de-ratzinger-europa-en-la-crisis-de-las-culturas/        [ Links ]

Ratzinger, J. (09 de 2006). Benedicto XVI. Recuperado el 30 de 01 de 2023, de DISCURSO DEL SANTO PADRE: https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2006/september/documents/hf_ben-xvi_spe_20060912_university-regensburg.html        [ Links ]

Ratzinger, J. (2007). V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe: documento conclusivo. Aparecida: CELAM. Obtenido de https://www.celam.org/aparecida/Espanol.pdf        [ Links ]

 

 

 

 

Marcelo Miranda Loayza¹
Docente investigador
¹ Docente investigador, teólogo, columnista habitual del Matutino El Diario.