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Fides et Ratio - Revista de Difusión cultural y científica de la Universidad La Salle en Bolivia

versão On-line ISSN 2071-081X

Fides Et Ratio v.9 n.9 La Paz mar. 2015

 

ARTÍCULOS DE REFLEXIÓN

 

Cine y nuevas tecnologías

 

 

Guillermo Medrano Saavedra
Docente de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”
guimesa@hotmail.com
Recibido: 20-01-2015 Aceptado: 20-02-2015

 

 


Resumen

La revolución tecnológica de la cual la presente y anterior generaciones son testigos, ha provocado una incertidumbre global y una crisis sin precedentes en el modo como el cine registraba y almacenaba imágenes, esta crisis no solo repercute en el modo de producción cinematográfica, sino que la nueva “cultura” informática socaba las bases mismas sobre la que se sustentaba tradicionalmente la cultura, y abre nuevas formas de consumos y conceptos de lo que se considera cultura en general. Esto ha provocado una crisis del imago del hombre que deviene en crisis moral de amplio espectro, una transformación en la percepción que el hombre tiene de sí mismo, al extremo de provocarle una crisis de identidad frente a la virtualidad, una crisis de valores y la pérdida del sentido de hacia dónde se orienta la cultura y la civilización como totalidad.

Palabras clave

Cine, arte, almacenamiento y transferencia de información, espiritualidad y desarrollo tecnológico.


Abstract

The technological revolution in which the present and previous generations are witnesses, has caused global uncertainty and an unprecedented crisis in the way the film recorded and stored images, this crisis not only affects the mode of film production, but the new computer "culture" undermines the very foundations on which traditionally sustained the culture, and opens up new forms of consumption and concepts of what is considered culture in general. This has caused a crisis of the man who turns into moral crisis spread spectrum, a transformation in the perception that man has of himself, to the extent cause an identity crisis facing virtuality, a crisis of values and loss of sense of where the culture and civilization as a whole is oriented.

Keywords

Film, art, storage and transfer of information, spirituality and technological development.


 

 

“La belleza de un film no estará en las imágenes sino en lo inefable que ellas evoquen”
Robert Bresson1

 

DESARROLLO

Casi todos los historiadores están de acuerdo en considerar que el cine nació públicamente un 28 de diciembre de 1895, en Paris (La Ciudad Luz) y vaya coincidencia, a causa de Augusto y Luis Lumiére, (cuyo apellido también significa en francés, luz). Hacemos esta observación circunstancial, puesto que Fellini2, un gran director de origen italiano, casi 60 años después de dicho nacimiento, y sin considerar tal coincidencia, sostiene como principio estético que "El film se escribe, fundamentalmente con luz" aludiendo a la materia primordial con la que se imprimen las imágenes en el soporte fílmico.

El cine nació a consecuencia de la invención de la cámara, la película y el proyector; trilogía inventiva que fue bautizado como cinematógrafo. Los hermanos Lumiére aquel día, mostraron una serie de películas hechas por ellos mismos, entre las cuales había una, que también es considerada como la película inicial de la cinematografía: LA LLEGADA DE UN TREN A LA ESTACIÓN, una única toma, el tren se aproxima hacia el espectador y la locomotora que amenaza con salirse de la pantalla produjo estupor en aquellos primeros espectadores. Así es como nació la cinematografía, hace más de un siglo atrás.

El cine en sus inicios, en términos técnicos, era fundamentalmente un hecho fotográfico, no es una casualidad que éste subyugase al espectador ante todo por el registro fotográfico de la ilusión del movimiento. Esas luces y sombras, un poco torpes pero sobrecogedoras de las primeras etapas del cine, que todavía en la actualidad evocan nostalgia; esos fragmentos humanos, esos rostros un tanto fantasmales no tendrían la fuerza que tienen si no hubieran sido capturados en unos granos de plata, haluros maravillosos que lo pintan todo en una monocromática sinfonía de negros casi tiznados al carbón, en contraste con los blancos que como gasas suaves envuelven las primeras imágenes filmadas de la cinematografía. Además, el hecho de que el cine en esta primera etapa fuese silente, confirma la tesis de que el cine en su nacimiento era ante todo un fenómeno fotográfico.

Uno de los espectadores que asistió a la primera proyección de aquella noche del 28 de diciembre de 1895, fue el prestidigitador e ilusionista Georges Meliés que quedo "sorprendido, delirando y lleno de estupor", según sus propias palabras. Terminada la proyección, se cuenta que hizo ofertas al padre de los Lumiére para comprar su cinematógrafo, quien rehusó: "Este invento no se vende, joven. Y agradézcalo, pues significaría su ruina, ya que solo será explotado por un tiempo como una curiosidad científica, nada más, no tiene ningún futuro comercial". La historia posterior dio un rotundo mentís a tan pesimista rechazo.

Meliés era propietario de un teatro de autómatas, de magia e ilusionismo, aquel primer espectáculo de cine, marco su imaginación más profunda, que se las ingenió para proveerse de su propio cinematógrafo. Ni duda cabe que Luís Lumiére, inventó el cinematógrafo (un instrumento científico, según sus propias palabras), Meliés en cambio desarrollo las posibilidades ilusorias del cine, hizo que la fantasía se vuelva luz, trasformando así al cine en un verdadero espectáculo, y que en poco más de una década llegó a filmar cerca de 450 películas, entre las que se cuentan VIAJE A LA LUNA en 1902 y VIAJE A TRAVÉS DE LO IMPOSIBLE en 1904. Meliés llenó de trucos la pantalla, sus más habituales eran las apariciones y desapariciones instantáneas, las metamorfosis, la sobreimpresión de una imagen sobre otra, las dobles exposiciones, el uso de maquetas y de juegos pirotécnicos, que tuvieron gran éxito en los inicios del cine.

El cine (abreviatura del cinematógrafo), es también llamado cinematografía, es la técnica que consiste en proyectar fotogramas de forma rápida y sucesiva para crear la impresión de movimiento, y esto muy independientemente del soporte en el cual queden almacenados dichos fotogramas, ya sea de forma química, como era tradicionalmente en el siglo pasado, y más modernamente, de forma electrónica o de forma más reciente digitalmente.

Etimológicamente, la palabra cinematografía es un neologismo creado a finales del siglo XIX compuesto a partir de dos palabras griegas. Por un lado Kivf| (kiné), que significa "movimiento"; y por otro ypaqxx; (grafós). Con ello se intenta connotar literalmente la idea de "gráfica del movimiento" o más exactamente "imagen en movimiento".

El cine de todas las artes es lamás joven apenas abarcaun siglo y dos décadas de existencia, esto comparado con otras expresiones artísticas, como por ejemplo el arte dramático, que fácilmente abarca aproximadamente dos mil quinientos, si no más, años de existencia; o sin abarcar desmesuradamente tanto tiempo citando el caso de la pintura si tomamos la referencia del Giotto, que es considerado como el punto de inicio de lo que posteriormente se conoció como el Renacimiento, cuyo lapso abarcaría aproximadamente ochocientos años, hasta nuestros días; el cine como arte, medido con estas cronologías verdaderamente se encuentra en su infancia, mientras que las otras artes son muy antiguas. Entonces de hecho pese a su difusión el cine es un arte todavía en desarrollo, probablemente no alcanzo su madurez, sin embargo toda su historia está marcada por profundas crisis, consecuencia de la sociedad industrial en la que nació.

El cine nació fundamentalmente como objeto de feria, es decir para el mercado, como una curiosidad inventiva, solo con el devenir se fue configurando en expresión artística. Este carácter dual marcó su existencia desde sus orígenes, tiene las posibilidades de un desarrollo plenamente artístico, pero también tiene una poderosa gravitación hacia la banalidad y el simple entretenimiento. La meca del Cine, Hollywood que nos seduce violenta y eróticamente, configura a cabalidad ese otro rostro del cine.

David Mamet, guionista y dramaturgo muy respetado de la cinematografía norteamericana en la introducción a su libro DIRIGIR CINE sostiene: "... Todos nosotros, norteamericanos, siempre hemos considerado a Hollywood, en el mejor de los casos, un sucio pozo de banalidad depravada. Y, desde luego, lo es. No es ningún Monasterio Protector de la Verdad Estética. Es un lugar donde todo cuesta una cantidad inverisímil de dinero..."3

En cambio, para Andrei Tarkovski4 aquel filme proyectado la noche del 28 de diciembre por los hermanos Lumiére, con sus escasos treinta segundos de duración, donde el tren peligrosamente se aproxima hacia los espectadores haciendo que despavoridos saliesen corriendo del local de proyección, no fue simplemente un acontecimiento de curiosidad técnica inventiva, sino que verdaderamente estábamos asistiendo al nacimiento de un nuevo arte, se había "creado un nuevo principio estético", según sus propias palabras.

Por primera vez en la historia de las artes, en la historia de la cultura, se había descubierto un medio para capturar e imprimir el tiempo. Y a la vez de reproducirlo una y otra vez, por medio de la proyección; se capturó un trozo de tiempo real, que ahora podía ser almacenado. Nunca, hasta ese momento, las artes, ni ningún otro medio habían conquistado dicha posibilidad. Es en ese sentido que, para Tarkovski, los filmes de los Lumiére, que proyectaron aquella noche contenían ya "el germen de un nuevo principio estético."

Gorki también escribió sobre el sentimiento que le embargó la experiencia de una primera proyección cinematográfica: "Ayer viajé al reino de las sombras. Es una región inconcebiblemente extraña, despojada de sonidos y colores. Todo, la tierra, los árboles, las personas, el aire, el agua, está pintado en grisáceo. Se ven ojos grises en rostros grises. Un sol plomizo brilla en un cielo gris, y las hojas de los árboles son de un gris ceniciento. La vida se reduce allí a una sombra, y el movimiento, a un fantasma silencioso".

"Hay unos chasquidos, y todo desaparece en un aleteo. Y de pronto surge un tren que, como una flecha, se lanza directamente sobre el espectador. ¡Cuidado! Abalanzándose en la oscuridad... y teme uno que destruya esta sala... y no deje tras de sí más que ruinas y polvo...", según sus propias palabras.

Sin embargo el cine se alejó del arte, y desarrollo su aspecto más pernicioso siguiendo el camino puramente del negocio lucrativo y por tanto de la incultura; no es que el cine tomo el camino equivocado, sino que escogió el camino más "fácil" y todavía en la actualidad se sienten los efectos de tan desafortunado equívoco. Olvidando así su aspecto más valioso, la posibilidad de imprimir en la película el tiempo, y desarrollar artísticamente este potencial que implícitamente lleva el cine en sí mismo.

Pero ¿De qué forma el cine imprime el tiempo? Andrei Tarkovski responde esta interrogante que él mismo se plantea, con el advenimiento del cine por primera vez surge la posibilidad de capturar el tiempo; literalmente desde el momento en que el director dice: "corre cámara" hasta el momento en que dice: "corte", sin percatarse está enrollando un trozo de tiempo, por eso Tarkovski sostiene que el cine es el único arte capaz de reproducir la realidad en la dimensión del tiempo, una película es una articulación sucesiva de trozos de tiempo. Y el cine desde esta perspectiva es un arte de esculpir en el tiempo.

Eso es lo específico del cine. En todas las otras artes temporales como la danza, la música e incluso el teatro, el tiempo es fundamental, pues transcurren en el tiempo, sin embargo, tomemos el caso de la música, siguiendo a Tarkovski: La fuerza vital de la música se materializa en el umbral del total desvanecimiento del tiempo. Es decir apenas surge el fenómeno de la expresión musical, en términos temporales, este tiene que disolverse inmediatamente, para que la música pueda existir, algo similar acontece con la danza y el teatro. "Pero la virtud del cine, reside en el hecho de que se apropia del tiempo por completo, junto con aquella realidad material a la cual está indisolublemente ligado, y que nos circunda día tras día, y hora tras hora", sostiene Tarkovski.

Todas las artes tienen un significado poético específico, y el cine no tendría que ser la excepción. Según Tarkovski: "El cine tiene un rol particular, tiene su propio destino... Por medio del cine, es posible tratar los problemas más complejos del mundo moderno al nivel de los grandes problemas que a lo largo de los siglos, fueron objeto de la literatura, de la música y de la pintura".

El cinematógrafo es la primera forma artística que surge como resultado de una invención tecnológica, y no es una casualidad que se de en plena era industrial, no hay duda de que es en respuesta a una necesidad vital. Fue un instrumento más que la humanidad necesitaba en su afán de dominio sobre el mundo real. Ya que el alcance de cualquier expresión artística está limitado por su aspecto revelador de nuestro propio mundo espiritual y emocional.

El espectador cinematográfico al asistir a una sala oscura es como si estaría buscando completar fragmentos de tiempo de su propia experiencia, consecuencia de la cada vez más frenética y fragmentada temporalidad de la modernidad, convirtiéndose así, este espectador moderno, en una suerte de buscador del "tiempo perdido", palabras de Tarkovski. Argumentando de otro modo, el espectador contemporáneo busca llenar aquellos vacíos espirituales, consecuencia directa de las condiciones particulares de su existencia moderna: El ritmo frenético de su actividad incesante, la pérdida cada vez más de contactos humanos, y el vacío espiritual fruto de una cultura materialista y hedonista de la contemporaneidad.

Sin embargo se podría argumentar que los vacíos espirituales indistintamente también se los podría llenar con otras artes como por ejemplo la música, la literatura, etc. Desde luego que sí, pero en todo caso, ninguna de ellas tiene un impacto tan inmediato, debido a la capacidad que tiene el cine dedesplegar el tiempo a la misma velocidad a la que transcurre este, por el mismo hecho de haberlo enrollado, y por esta misma razón los espectadores podemos desenrollarlo una y otra vez; por otro lado tampoco, las otras artes tienen la capacidad de abarcar un público tan vasto como el del cine, aunque este aspecto masivo este seriamente en riesgo ante la irrupción de las nuevas tecnologías.

Acontece actualmente que el cine existe, y se está desenvolviendo, en otras condiciones a las de su nacimiento y posterior desarrollo. Aquel sentimiento seductor que abrumó a los espectadores de principios del siglo pasado, probablemente tenía que ver más con la novedad, que por la certidumbre de estar siendo testigos del nacimiento de una nueva forma de arte. Pero el simple hecho de su existencia, ponía de manifiesto una nueva forma de integridad, un nuevo género de imagen, y revelaba hechos hasta entonces inexplorados de la realidad, aspectos suficientes que lo configuraban como arte nuevo.

En pleno siglo XXI, en todo el transcurso de su existencia, el cine estuvo violentamente sometido a las leyes del mercado, porque justamente se configuró ante todo como mercancía, y como tal estuvo sometido a las decadencias y apogeos del comercio, el cine tiene un extenso recorrido en su sinuoso trayecto. Frente a innumerables crisis el cine tuvo que enfrentarlas con innovaciones tecnológicas, o ser víctima del avance técnico, y reacomodarse a las cambiantes condiciones del mercado.

La incorporación del sonido fue uno de esos cambios tecnológicos que tenía como fin atraer de nuevo al gran público sediento por las innovaciones, el advenimiento del sonido significo un impulso para que la industria del cine salga de la crisis recesiva que también le afecto en los años treinta del siglo pasado. Pero además de la innovación del sonido está también la introducción de la técnica color en el filme. En los años cincuenta surge la Televisión, esta innovación tecnológica estuvo a punto de acabar con el negocio del cine industrial, la respuesta fue el cinemascope que amplificó el alcance de la pantalla a dimensiones colosales, para hacer frente a la pequeña pantalla televisiva. El cine para mantenerse como negocio siempre tuvo que apelar a la innovación para que por medio de la novedad cautive nuevamente al espectador.

Sin embargo hace mucho tiempo que el cine dejo de maravillar al espectador como un fenómeno nuevo y original; por tanto, hacer filmes que atraigan nuevamente "a las masas", está ya muy lejos de suceder, la irrupción del Internet ha hecho saltar por los aires toda idea de consumo masivo, el consumo tiende cada vez a ser más especializado.

La revolución tecnológica de la cual la presente y anterior generaciones son testigos, ha provocado una incertidumbre global y una crisis sin precedentes en el modo como el cine registraba y almacenaba imágenes, esta crisis no solo repercute en el modo de producción cinematográfica, sino que la nueva "cultura" informática socaba las bases mismas sobre la que se sustentaba tradicionalmente la cultura, y abre nuevas formas de consumos y conceptos de lo que se consideraba cultura en general. Esto ha provocado una crisis del imago del hombre que deviene en crisis moral de amplio espectro, una transformación en la percepción que el hombre tiene de sí mismo, al extremo de provocarle una crisis de identidad, frente a la virtualidad, una crisis de valores y la pérdida del sentido de hacia dónde se orienta la cultura y la civilización como totalidad.

Pero esta crisis no tiene precedentes en toda la historia del arte cinematográfico, ya que el cine al ser un arte que aparte de desarrollar técnicas particulares como cualquier otro arte, es también y ante todo un arte tecno-dependiente, esto quiere decir que es sensible a cualquier cambio o innovación tecnológica, así lo demuestra la irrupción del cine sonoro frente al cine mudo, la revolución del color, frente al cine en blanco y negro, el cinemascope frente a la pantalla televisiva, y ahora la revolución de la imagen digital frente a la imagen química, que por más de un siglo fue el soporte tradicional de las imágenes en movimiento.

Pero la presente revolución tecnológica no solo repercute en los modos de producción sino también en los modos de consumo. Ya no existe más la alta concentración de consumidores en las salas (el público "masa" de antaño) sino, por el contrario una disgregación y dispersión, por tanto una pluralidad y el surgimiento del consumidor individual de imágenes en movimiento por medio de los dispositivos inteligentes de telefonía a través del internet, para citar un solo ejemplo de la diversidad de formas de consumo de imágenes en movimiento, existentes en la actualidad.

Al abordar el fenómeno cinematográfico, se consideró al cine como la más moderna de las expresiones artísticas, y por tanto entender lo artístico, como la búsqueda de un propósito estético (y estético entendido como la búsqueda innata de la belleza); según Tarkovski "podríamos también considerar lo artístico como una actividad que trata de expresar sensaciones, emociones y sentimientos, donde el artista trata de dar a su trabajo un valor estético y lo consiga. Por muy variada que sea nuestra idea de belleza, ésta queda fuertemente ligada a la aspiración ideal del artista y que se extrapola en su obra que, para el caso es una producción artística".

Y aplicado a la esfera del espectador (el destinatario del arte) el arte verdadero, el arte sincero, al ponerlo en contacto con el ideal de belleza con la que viene impregnada la obra, ésta le viene a ser una especie de revelación, despertando en lo más recóndito de su ser su ideal por la búsqueda del bien, encontrando dentro de sí mismo la raíz espiritual que lo impulsa a levantarse por encima del mundo, y al encontrar aquella fuerza espiritual que deviene en alimento sublime y purificador, desarrolla una entereza moral consigo mismo y para con los demás. En otras palabras el arte modela su alma, esa es la verdadera dimensión del arte.

Para Tarkovski en su perspectiva trascendental "El arte está dirigido a todos, con la esperanza de causar una impresión, de ser sobre todo sentido, de ser la causa de un impacto emocional y de ser aceptado, de persuadir a las personas no a través de argumentos racionales irrefutables, sino a través de la energía espiritual con que el artista impregna su obra".

La percepción de lo infinito no es posible de ser descrita, expresada con palabras, no obstante puede ser expresada a través del arte, que torna lo infinito, en tangible, la imagen. Así siguiendo a Tarkovski, "el arte carga dentro de sí un jeroglífico de la verdad absoluta... haciéndolo manifiesto en la obra de una vez por todas... Las obras pueden complementarse o contradecirse, pero en ningún caso, anularse; por el contrario, estas se enriquecen mutuamente... la gran función del arte es la comunicación."

"A diferencia de la producción científica, las obras de arte no tienen un fin práctico en sí, en un sentido material. El arte es un metalenguaje con la ayuda del cual los hombres intentan comunicarse entre sí, compartir

información sobre sí mismos y asimilar la experiencia de los otros".

El arte es el resultado de un estado espiritual, no un método de pensamiento. "Porque el pensamiento es efímero, mientras que la imagen es absoluta... El arte actúa sobre todo en el alma, formando su estructura espiritual... La incapacidad de percibir el alma como un estado de trascendencia, se está volviendo cada vez más en una enfermedad crónica del hombre moderno, a quien podríamos diagnosticar como espiritualmente impotente," concluye Tarkovski.

La confortable modernidad, diseñada para un "consumidor" desmesurado, la civilización de las prótesis y los implantes, del hedonismo desmedido, está amputando las almas de las personas, creando barreras entre el hombre y las cuestiones cruciales de su existencia, entre el hombre y la consciencia de sí mismo en cuanto ser espiritual, y por tanto entre la conciencia del mundo que lo circunda.

Dilucidando los orígenes y la esencia del cine, se abordó el arte, y el arte no es más que un aspecto de la cultura en general, entendiendo cultura como aquello susceptible de ser cuidadosa y laboriosamente cultivado en aras de tener un dominio perfeccionado de los fenómenos que nos circundan y para que los intercambios mutuos entre los hombres no sean desmesurados o violentados. En este cometido es de trascendental importancia la generación de información, su almacenamiento y su respectivo intercambio. En otras palabras podríamos definir que el desarrollo de una determinada cultura no es más que el uso cada vez más perfecto y sofisticado de herramientas para el logro efectivo de estos tres aspectos: Generación, almacenamiento e intercambio de información, redundante pero oportuno.

Por tanto el arte también es información, pero información de otro calibre. No es el dato concreto, sino que viene revestido de una connotación espiritual, pues conecta al hombre con la infinitud, con la eternidad, y le recuerda cuan efímero es, que solo está de paso, pero que sin embargo puede conectarse con la infinitud, entendida esta como trascendencia espiritual.

Concretando un poco más, el devenir de toda cultura entonces también puede ser configurada como la transferencia de información por medios cada vez más sofisticados; es así que, de los sonidos naturales circundantes se pasó a las onomatopeyas, de las onomatopeyas a las palabras, y de las palabras de boca en boca en un despliegue sin precedentes en el teatro natural, a la comunicación oral, y de las palabras a las tablillas cuneiformes, de las tablillas cuneiformes al papiro, y del papiro a la imprenta de Gutenberg y de Gutenberg a la Internet. Ese sería como un resumen el periplo vivido hasta el estado actual del hombre estructurando la civilización contemporánea.

Con la diferencia que, hasta antes del internet, la información estaba dispersa y almacenada física y de forma "especializada", ahora todo comienza a vincularse en una sola red global virtual: La "cultura" informática, que amenaza con abrumarnos, ya que en la red coexisten lo trascendental, es decir información valiosa, con toneladas de información basura, por el hecho de que todo tiende a estar concentrado ahí.

El desarrollo económico, aparejada a la revolución científica y tecnológica, y como consecuencia inmediata, la irrupción cada vez más basta de la "cultura" informatizada, da la falsa sensación de estar cada vez más cerca el reino del confort y de alcanzar una mejor calidad de vida, más al contrario, y de forma paradójica, esto trae aparejado en el plano subjetivo un mayor egocentrismo y hedonismo, en desmedro de las relaciones personales disgregadas, incluidas las familiares, la irrupción de una total apatía espiritual, y una enfermiza sensación abrumadora de soledad, a pesar de estar conectados unos con otros y "todos" a la vez.

En las actuales condiciones por más que el esfuerzo humano luche por encontrar esperanzas, afectividades, por más que luche encarnizadamente por lograr proezas, aspirando a crear obras artísticamente relevantes que infundan y saquen al hombre de su actual letargo; no hay nada que sustente su actual atención de modo apasionado. Todo esto no es más que el síntoma de una enfermedad mayor, el vacío espiritual que nos socava gradualmente la tecnología informatizada. Como respuesta a este estado de cosas se cierne en el horizonte inmediato, la incertidumbre, como hacerle frente, es el desafío futuro.

No hay duda de que todo cambio, trae implícito la incertidumbre, seguramente cuando el hombre empezó a escribir, después de una milenaria tradición oral, la escritura se transformó en motivo de profundas cavilaciones, críticas y desencuentros, hasta que finalmente termino por imponerse. Pero la revolución informática actual tiene otro carácter y como todo avance tecnológico es completamente irreversible.

Gran parte de la cultura moderna ya era transferida en cierta medida por el cine y los medios de comunicación que surgieron gradualmente post revolución industrial, pero en las actuales condiciones de la "cultura" informatizada toda la cultura contemporánea tiende a transferirse a través del internet; con imágenes, sonidos, palabras y textos interactivos. En todos los siglos que le precedieron a esta gran revolución informática, la ilustración clásica se expresaba a través del lenguaje elegante, tanto en lo ético como en lo estético, de la escritura manual.

En contrapunto, esta nueva forma de generación, almacenamiento y transferencia de información, tiende a provocar en la mente del destinatario el "olvido", que cada vez más desecha la transferencia de información por medios orales; confiado en la paradójica "ayuda memoria" de los computadores, se olvida de escribir correctamente, de almacenar recuerdos orgánicos, desprecia la tradición y gradualmente tiende a perder control sobre su propio espíritu, padeciendo de síntomas psicosomáticos y neurológicos, como consecuencia de un nuevo relacionamiento con el tiempo y el espacio, cada vez más acelerados y ubicuos.

La pérdida de la noción del tiempo es cautivada por la velocidad de transmisión de datos y de los juegos interactivos. La noción de espacio es reemplazada por la virtualidad, por la aparente sensación de ubicuidad y simultaneidad, estimulando así una falsa confianza de estar relacionado con "todo" y "todos", perdiendo así el significado vital de estar presente en la relación con los otros, ocupando un espacio tangible.

En cuanto al ejercicio de la memoria que sirve para el análisis y resolución de problemas, este nuevo medio tiene también sus efectos colaterales, el usuario con la falsa esperanza de que toda la información está en la red y es de fácil acceso, tiende a no poner en práctica el uso de la memoria, lo que también incrementa una suerte de amnesia patológica. El no ejercicio de la memoria en la falsa esperanza de que todo está en los computadores transfiere el conocimiento a la web. Un cerebro que pone en práctica la memoria desde la infancia, por medio de los afectos y los pequeños actos, tiene recuerdos imborrables en la edad madura; la actual información virtual estaría conduciendo gradualmente al hombre a desechar toda tradición, que es memoria orgánica, y a la pérdida de la valoración y el resguardo de su propio espíritu.

Parecería que en un futuro inmediato todo correrá por cuenta de los computadores, en donde los usuarios serán hábiles digitadores de teclas, esto tiene que ver con la tragedia de una civilización que está más preocupada por el progreso tecnológico que por el desarrollo espiritual del hombre. En las actuales condiciones, está muy marcada, la infravaloración que se le da a los aspectos éticos y al relacionamiento entre humanos, la pertinencia de una cultura embarcada en modelar y desarrollar una inteligencia inorgánica (artificial), a partir del perfeccionamiento desenfrenado de la informática, es ya una regla; sin embargo es una maquinaria que está en plena marcha y no tiene vuelta a otras, en el horizonte se perfila el surgimiento de "otro hombre", seguramente con otra ética, muy distinta a la conocida hasta la actualidad.

Siguiendo con este análisis del vacío espiritual que apareja el desarrollo informático, hay otra relación que está cambiando drásticamente, y que tiene que ver con el goce. El goce es parte inseparable del imago humano, pero con la libertad irrestricta que impone la red informática, a cada quien le toca gozar como le venga en gana. Es cada vez más amplia e integrada la red de sistemas de uso práctico para el usuario: Internet, telefonía local y a larga distancia, radio, televisión, almacenamiento y reproducción ilimitada de música, reproducción de películas, edición de imágenes, biblioteca virtual, revistas, almacenaje de fotografías, pornografía, grabación de videos personales, juegos electrónicos, etc. Y todo esto ahora integrado en un solo dispositivo, el teléfono inteligente, que ya es una extensión del cuerpo.

Desde luego que todo esto tiene una finalidad práctica y de uso cómodo para el usuario, no hay duda de que es una herramienta valiosa para la resolución de problemas, pero también en la misma proporción abre la posibilidad de su uso adictivo, despilfarro de tiempo en búsquedas erráticas de todo tipo de cosas virtuales que provocan placer y goce. En los dos casos, el ser humano está en la condición ilusoria de abarcarlo "todo", aparentemente sin el más mínimo esfuerzo que el tecleo, y desde luego sin aquella disciplina que requiere de voluntad suprema para la administración del tiempo en la consecución de resultados.

Basta con pulsar unatecla para traspasar la delgada línea del respeto humano, una sola tecla para mostrarse íntegro en la intimidad, para degradarse hasta lo más abyecto, todo esto en la red llega hasta la comercialización de sus lados más extremos. Abruma el exceso de información, al extremo de la obnubilación, pero a tal extremo que, paradójicamente el hombre se encoge de hombros, pues parecería que todo está al alcance de su mano, que todo cuanto quisiera recordar estaría en una extensión de su cuerpo, en una memoria relámpago (flash mémory) o en un disco duro. Y toda esta revolución está aconteciendo, en este instante, en la subjetividad humana, cosa nunca antes vista, que ya no es posible desembarazarse al deseo desordenado y compulsivo de acumular "todo", música, fotos, archivos, juegos, videos, datos, que jamás serán utilizados o disfrutados en su totalidad y profundidad.

Esta es la época de la imagen, y la imagen es una mercancía más, esta es una época en que la apariencia vale más que el propio ser, vale más la estética de los implantes corporales que el saber ser. El hombre contemporáneo puede no estar logrando separar la imagen de su intimidad subjetiva de la de su imagen externa, la virtualidad de la imagen puede estar haciéndole perder el contacto con la misma realidad.

La manipulación de la imagen llega a tal grado que ya no se puede diferenciar que es imagen virtual y que imagen real. Con la actual tecnología una imagen puede ser vista en múltiples dimensiones, puede ser ampliada, minimizada, retocada, convertida en tridimensional, se puede variar su velocidad, aletargándola o acelerándola Esta virtualidad en la manipulación de la imagen, si bien amplifica la capacidad de percepción, puede también llevar a creer en una imagen falsa como verdadera, el cine la publicidad y la moda hacen uso pernicioso de esta virtualidad imaginaria, creando falsos gustos y tendencias, y lo que es más dañino, manipulando y creando corrientes de opinión pública, con la superficialidad y soltura jamás vistas en la historia del hombre por su carácter globalizado.

El siglo XVIII y XIX fueron los siglos de las luces, sin temor a equivocarse se podría decir que el presente siglo es el siglo de la "imagen"; este análisis había partido justamente con el nacimiento del cinematógrafo como instrumento que capturaba imágenes, con el internet la difusión de imágenes alcanzo tal dimensión, que lo que más pesa y lo que más se transfiere, a parte de un sin número de datos por la red, son justamente imágenes, la imagen se ha convertido en lo que en su momento lo fue la imprenta de Gutenberg, ya no podemos sustraernos al poderío que implica la manipulación de las imágenes en la red, esta es la dimensión de la imagen en movimiento, que ha atravesado todas las actividades humanas, ya es insuficiente abocarnos a solo hablar del cine como un fenómeno que se despliega en la sala oscura de cine tradicional, propia del siglo pasado; el consumo de imágenes ahora se da cada vez con mayor calidad y velocidad a través del internet. La imagen seguirá desarrollándose como arte, pero también sus aplicaciones serán de simple utilidad pragmática, el futuro está en la imagen como archivo de datos, acontecimientos, imaginarios o reales, sueños, proezas y todo lo imaginable, he ahí su dimensión.

Las conclusiones a todo este análisis, toman como base apuntes tomados del libro de Andrei Tarkovski, respetando el espíritu profético de su libro "Sculpting in time". Queda claro que todo el "progreso material y tecnológico del hombre nunca estuvo en armonía con su desarrollo espiritual". Parecería que el hombre está en un punto en que no es capaces de utilizar sus conquistas materiales para el bien común. La civilización actual se cierne más bien como una amenaza capaz de llegar a la autodestrucción; ante un probable "desastre a escala global", no le queda al hombre otra que emprender el arduo camino de engrandecimiento espiritual, para que esté a la altura de tan cruciales circunstancias.

En el mundo contemporáneo globalizado, las relaciones entre los hombres siguen fundamentadas tan solo en la acumulación de bienes materiales, no importando incluso el despojo al prójimo, lo paradójico es que, ante la defensa intransigente de los mezquinos intereses, es decir cuanto más uno detenta, mayor es el sentimiento de vacío e insatisfacción interior. No existe más el espíritu de sacrificio al servicio voluntario por los demás, que debería ser aceptado con naturalidad como la única forma viable de existencia armónica, tanto uno mismo, como con los demás y con la propia naturaleza.

Lo que queda evidenciado es que la depauperación espiritual, por las ansias materiales es el fundamento de la vida del hombre, lo trágico de tal situación es "que el progreso material en sí no hace feliz a nadie", sin embargo, no por eso se para la inhumana maquinaria de las "conquistas" tecnológicas; "el presente ya se fundió con el futuro", en otras palabras, "el presente trae en sí todos los gérmenes de una inevitable catástrofe. El hombre actual percibe eso y, por lo mismo no hace nada por impedir que eso suceda".

En el afán enfermizo del "desarrollo" por el simple "desarrollo", "las conexiones entre el comportamiento del hombre y su destino fueron destruidas, y ese trágico antagonismo es la causa del sentimiento de inestabilidad que domina el mundo" contemporáneo. "En esencia, lo que un hombre hace tiene, naturalmente, una importancia fundamental;" mientras que a su turno el hombre, "al estar condicionado a creer que nada", absolutamente nada, "depende de él" y que sus acciones personales no afectarán al futuro como totalidad, "llegó a la conclusión falsa y mortal de que no participa en la realización de su propio destino."

El hombre "al transformarse en un un ente alienado y sin alma," la maquinaria del desarrollo lo redujo al triste "rol de tuercas y pernos", robots que mantengan en marcha dicho desarrollo. "Todos viven en un mundo imaginario, creado por ellos mismos. Y así, en vez de disfrutar de sus beneficios, son víctimas de sus defectos"; bonita tragicomedia.

La libertad del individuo, "en el sentido de que le sea permitido hacer todo lo que deseara", queda restringida a la libertad de un consumismo ilimitado, y que cada quien haga lo que le venga en gana. "La libertad no es algo que se pueda incorporar de una vez por todas a la vida de un hombre: Debe ser constantemente conquistada a través de un tenaz esfuerzo moral. En relación al mundo exterior, el hombre no disfruta, esencialmente, de libertad alguna, pues no está solo; la libertad interior, por tanto, es algo que ya tiene desde el inicio", es plenamente libre "desde el momento quetenga el coraje y la determinación de usarla, aceptando el hecho de que la experiencia interior tiene importancia vital".

"El hombre verdaderamente libre no puede serlo en un sentido egoísta, ni la libertad individual puede ser el resultado del esfuerzo común. El futuro no depende de nadie, a no ser del propio hombre".

"En el mundo actual, tan fuertemente volcado hacia las cosas materiales y tecnológicas, el arte siempre será un arma para enfrentar las cosas materiales que amenazan con devorar el espíritu."

"El arte afirma todo lo que existe de bueno en el hombre - la esperanza, la fe, el amor, la belleza, la devoción... Aquello con que sueña, las cosas por las cuales espera... La única cosa que la humanidad crea con espíritu desinteresado es la imagen artística."

Más allá de eso, puede que se esté ante la inminencia de la propia destrucción de la actual civilización y quizá sea perfectamente explicado por la propia incapacidad de tomar en cuenta la responsabilidad espiritual en el proceso de desarrollo.

 

Notas

1 Robert Bresson (1901 - 1999) Cineasta francés, en busca de un absoluto ascetismo, casi siempre filmó con un lente fijo de 50 mm, porque según él reproducía la mirada humana, y en sus imágenes no quería violentar ese naturalismo. Entre sus filmes están: “Las damas del bosque de Bolonia” (1945) “Diario de un cura rural” (1950) “Un condenado a muerte se h a escapado” (1956) “El carterista” (1959) “El proceso de Juana de Arco” (1962) “Al azar Baltazar” (1966) entre otras.

2 Federico Fellini (1920 - 1993) Director de cine y guionista italiano. Algunas de sus películas: "La strada" (1954) "La Dolce Vita" (1960) "Boccaccio 70" (1962) "Ocho y medio" (1963) "Julieta de los espíritus" (1965) y otras.

3 David Mamet: "Dirigir Cine" (1997, pág. 15).

4 Andrei Tarkovski: (1932 - 1986) Director de cine ruso, de la época soviética, visionario y poeta, escribió un solo libro revelador, su testamento cinematográfico "Sculpting in time ", publicado en 1986, justo antes de su temprana muerte. De este libro se citan varios pasajes en el presente artículo. Su filmografía no es amplia, por las limitaciones del régimen estalinista, que entorpeció el desarrollo de lo que hubiera sido su prolífica obra, sin embargo sus siete películas son suficientes para testimoniar su obra poética - cinematográfica, probablemente la más grande del siglo veinte. "La infancia de Iván" (1962), Andrei Rublev (1966), "Solaris" (1972), "El espejo" (1974), "Stalker" (1979), "Nostalgia" (1983) y "El sacrificio" (1985).

 

REFERENCIAS

Espinal, L. (1982) Historia del cine, primera parte. La Paz: Editorial "Don Bosco"        [ Links ]

Mamet, D. (1997). Dirigir cine. México: Ediciones el Milagro.        [ Links ]

Tarkovski, A. & Hunter Blair, K. (1986) Sculpting in time. Texas: University of Texas Press.        [ Links ]

Revista latinoamericana de desarrollo económico No 16 (2011) .La Paz: Universidad Católica Boliviana San Pablo.        [ Links ]