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Revista Integra Educativa

versión On-line ISSN 1997-4043

Rev. de Inv. Educ. v.7 n.3 La paz dic. 2014

 

TECNOLOGÍA EN LA EDUCACIÓN, NUEVOS RETOS Y PROBLEMÁTICA

 

La alfabetización digital y la formación de la ciudadanía del siglo XXI10

 

Digital literacy and citizenship of XXI century

 

 

Manuel Area Moreira
Doctor en Pedagogía
Catedrático de Didáctica y Organización Escolar (Tecnología Educativa)
Universidad de La Laguna (España)
Recibido/Received: 13/02/2015 | Aceptado/ Accepted: 21/02/2015

 

 


Resumen

La alfabetización es un concepto y una práctica social que varía en función del contexto cultural y tecnológico específicos de cada periodo histórico. Por ello, desde hace, al menos, dos décadas distintos expertos, colectivos, asociaciones y especialistas educativos reclaman la necesidad de que se incorporen nuevas alfabetizaciones al sistema educativo. Alfabetizaciones centradas bien en la adquisición de las competencias de producción y análisis del lenguaje audiovisual, en el dominio del uso de los recursos y lenguajes informáticos, o en el desarrollo de habilidades de búsqueda, selección y reconstrucción de la información. El objetivo de este trabajo es aproximarnos a las nuevas alfabetizaciones, asumiendo la existencia de dos multidimensiones de la alfabetización: la multilingüística y la multimodal.

Palabras clave: Multialfabetización, alfabetización digital, ciudadanía.


Abstract

Literacy is a concept and a social practice that varies depending on the specific cultural and technological context of each historical period. Therefore, since at least two decades various experts, groups, associations and educational specialists claim the need for new literacies are incorporated into the educational system. Literacies well focused on the acquisition of skills production and analysis of audiovisual language, mastering the use of resources and computer languages, or in the development of research skills, selection and reconstruction of information. The objective of this chapter is to comment the new literacies, assuming the existence of two multi-dimensions of literacy: the multilingual and multimodal.

Keywords: Multiliteracy, digital literacy, citizenship.


 

 

• La complejidad de las nuevas formas de representación y comunicación de la cultura digital

La revolución de la tecnología informática ha provocado una mutación radical de las formas de producción, difusión y consumo del conocimiento y la cultura. La digitalización de los productos culturales analógicos tradicionales -como la música, la imprenta, el cine, la televisión-; la penetración de los ordenadores personales en los hogares y en consecuencia el acceso al multimedia y las redes telemáticas; la informatización de la mayor parte de las actividades comerciales y laborales; la telefonía móvil y los servicios de información que se ofrecen; la expansión de Internet, de la Web 2.0, están provocando nuevas necesidades formativas y de conocimiento en los ciudadanos. La cultura ahora es más compleja.

En consecuencia, el acceso y uso inteligente de este conjunto de artilugios y de sus formas de codificación y comunicación requieren de una persona con un tipo y nivel de cualificación distinto del que fue necesario hasta la fecha. Interaccionar con un sistema de menús u opciones, navegar a través de documentos hipertextuales sin perderse, otorgar significado a los múltiples datos e informaciones encontradas, acceder al correo electrónico y lograr comunicarse mediante el mismo, ser crítico ante la avalancha de múltiples imágenes, sonidos y secuencias audiovisuales, etc., son entre otras, nuevas habilidades que debe dominar cualquier sujeto para poder desenvolverse de modo autónomo en la era digital o sociedad de la información.

 

• La alfabetización es una práctica sociocultural deformación de la ciudadanía

La alfabetización es un concepto y una práctica social que varía en función del contexto cultural y tecnológico específicos de cada periodo histórico. Recuérdese por ejemplo cómo han ido evolucionando las competencias del sujeto alfabetizado -es decir, el que poseía la capacidad de codificar y decodificar los símbolos de la escritura- a través de los diferentes periodos históricos de la civilización occidental: desde los antiguos escribas fenicios o egipcios hasta los monjes medievales de los conventos, desde los filósofos y literatos greco-latinos hasta los escritores y ensayistas de la Edad Moderna. O piénsese, en los cambios evolutivos de los soportes y artilugios de la escritura: las tablillas de barro, el papiro, los pergaminos, o la impresión mecánica en papel. El alfabetismo, en consecuencia, hemos de entenderlo como un concepto dinámico, dialéctico y dependiente de los cambios que se producen tanto en los soportes físicos de la información como en los significados y procesos de socialización cultural hegemónicos en cada etapa histórica.

Hace cuarenta años atrás, se consideraba una persona alfabeta y culta a aquella que sabía leer un periódico, un libro o una revista y comentar lo que allí estaba escrito, quien era capaz de redactar una carta sin faltas de ortografía y con buena letra, quien podía mantener una conversación fluida y con un vocabulario variado y rico en palabras, quien conocía (o al menos le sonaban) los nombres de literatos, artistas, filósofos, y sabios del pasado, quien era capaz de reproducir de memoria las fechas relevantes de efemérides históricas.

Hoy en día, al final de la primera década del siglo XXI, un sujeto culto -es decir, alfabetizado en las nuevas formas culturales-, además de leer y escribir textos impresos, es también capaz de interaccionar con un sistema de menús u opciones mediante un teclado, un ratón o un pantalla táctil, es ser capaz de navegar a través de documentos hipertextuales sin perderse, conoce los mecanismos y procedimientos para grabar imágenes, procesarlas y difundirlas en un sitioweb, tiene las destrezas para buscar y encontrar en la Red aquel dato que uno necesita, sabe discriminar y otorgar significado a las numerosas informaciones que llegan diariamente por múltiples medios, es capaz de escribir un documento y enviarlo por correo electrónico o por SMS, participa en un foro expresando su opinión, sabe subir fotos, vídeos o presentaciones para compartirlos con otras personas en una red social, etc.

Desde mi punto de vista el problema de la alfabetización en general, y de modo particular la denominada alfabetización digital o tecnológica, debemos analizarlo como un problema sociocultural vinculado con la formación de la ciudadanía en el contexto de la llamada sociedad informacional, y debiera plantearse como uno de los retos más relevantes para las políticas educativas destinadas a la igualdad de oportunidades en el acceso a la cultura (Area, 2001; 2002, 2008).

Este planteamiento de la alfabetización es deudor de las ideas expresadas por Paulo Freire en el sentido de que la alfabetización no sólo es un problema técnico de adquisición de la mecánica codificadora de los símbolos de la lectoescritura, sino un aprendizaje profundo y global que ayuda al sujeto a emanciparse, a reconocer la realidad que le circunda y en consecuencia, a reflexionar sobre la misma y actuar en consecuencia con su pensamiento. La alfabetización, desde esta perspectiva, debe representar la adquisición de los recursos intelectuales necesarios para interactuar tanto con la cultura existente como para recrearla de un modo crítico y emancipador y, en consecuencia, como un derecho y una necesidad de los ciudadanos de la sociedad informacional.

 

• Las nuevas y múltiples alfabetizaciones

La cultura del siglo XXI es multimodal (Bautista, 2007), es decir, se expresa, produce y distribuye a través de múltiples tipos de soportes (papel, pantalla), mediante diversas tecnologías (libros, televisión, computadoras, móviles, Internet, DVD, ...) y empleando distintos formatos y lenguajes representacionales (texto escrito, gráficos, lenguaje audiovisual, hipertextos, etc.). Por ello, desde hace, al menos, dos décadas distintos expertos, colectivos, asociaciones y especialistas educativos reclaman la necesidad de que se incorporen nuevas alfabetizaciones al sistema educativo. Alfabetizaciones centradas bien en la adquisición de las competencias de producción y análisis del lenguaje audiovisual, en el dominio del uso de los recursos y lenguajes informáticos, o en el desarrollo de habilidades de búsqueda, selección y reconstrucción de la información. Por ello, muchos expertos han empezado a proponer nuevas alfabetizaciones: alfabetizacion audiovisual, alfabetización digital, alfabetización informacional (Ver cuadro adjunto tomado de Area, Gros y Marzal, 2008)

Cada tipo de alfabetismo centra su atención en un modo de representación, de acceso y uso de la información codificada simbólicamente. Aunque cada una de esta propuestas tiene su razón de ser y justificación, todas ellas representan una forma parcial de la complejidad de la comunicación en nuestra cultura actual. La alfabetización debe ser un aprendizaje múltiple, global e integrado de las distintas formas y lenguajes de representación y de comunicación -textuales, sonoras, icónicas, audiovisuales, hipertextuales, tridimensionales-mediante el uso de las diferentes tecnologías -sean impresas, digitales, o audiovisuales en distintos contextos y situaciones de interacción social.

 

• Un sujeto culto del siglo XXI debe estar multialfabetizado

En una cultura multimodal como la nuestra una persona alfabetizada debiera dominar los códigos, formas expresivas y medios de cada uno de estos modos de representación. Estos tipos de alfabetizaciones hay que ir trabajándolas y desarrollándolas a lo largo de todos los niveles del sistema educativo: desde la educación infantil hasta la educación superior, en el ámbito de la educación escolar como en la no formal, tanto en los niños y jóvenes como en los adultos.

El problema surge en cómo integrar en una propuesta pedagógica global el conjunto de los procesos alfabetizadores en los distintos tipos de lenguajes y modalidades de representación de la información. Una de las propuestas más sugerentes es el concepto de multialfabetismos, nuevas alfabetizaciones o alfabetizaciones múltiples (Cope y Kalantzis, 2000; Kalantzis y Cope, 2001; Unsworth, 2001; Healy, 2007; Lankshear y Knobel, 2008). Concepto formulado hace casi 15 años por el New London Group (NLG, 1996), pero revisado recientemente por Cope y Kalantzis (2009) en un número monográfico de la revista Pedagogies: An International Journal dedicado a los "Multialfabetismos". Este concepto de nuevos alfabetismos o multialfabetización focaliza su atención en la adquisición y dominio de destrezas centradas en el uso personal, social y cultural de múltiples herramientas y lenguajes de representación como práctica social, y no solamente, en las habilidades instrumentales de utilización de las distintas tecnologías. La multialfabetización supone asumir que existen dos multidimensiones de la alfabetización: la multilingüística y la multimodal.

En pocas palabras, y de forma sintética, pudiéramos sugerir que un sujeto multialfabetizado sería aquel que:

• Dispone de las habilidades para buscar y localizar la información a través de diversas y variadas tecnologías (sean impresas, audiovisuales o digitales).

• Posee las capacidades cognitivas para transformar la información en conocimiento (es capaz de analizar críticamente la información, contrastarla, reconstruirla y aplicarla de forma inteligente en diferentes situaciones prácticas o problemáticas).

• Es capaz de utilizar los múltiples recursos y formas expresivas o lenguajes para expresarse y difundir la información en distintos contextos comunicativos.

• Tiene interiorizados criterios y valores para la comunicación, el uso ético y democrático de la información y el conocimiento.

 

•    Las dimensiones o ámbitos de la multialfabetización

La alfabetización de los ciudadanos, tanto jóvenes como adultos del siglo XXI, requiere no sólo desarrollar los conocimientos y habilidades tanto instrumentales como cognitivas en relación con la información vehiculada a través de nuevas tecnologías (manejar el software, buscar información, enviar y recibir mensajes electrónicos, utilizar los distintos servicios del WWW, etc.), sino también requerirá plantear y desarrollar valores y actitudes de naturaleza social y política con relación a las tecnologías. En consecuencia, un modelo educativo integral para la alfabetización en el uso de las nuevas tecnologías (véase Figura 1) requiere el desarrollo de cuatro ámbitos o dimensiones formativas:

• Dimensión instrumental: relativa al dominio técnico de cada tecnología (conocimiento práctico del harware y del software que emplea cada medio).

• Dimensión cognitiva: relativa a la adquisición de los conocimientos y habilidades específicos que permitan buscar, seleccionar, analizar, comprender y recrear la enorme cantidad de información a la que se accede a través de las nuevas tecnologías. Es decir, aprender a utilizar de forma inteligente la información.

• Dimensión comunicativa: relativa al desarrollo un conjunto de actitudes positivas hacia la comunicación e interacción personal con otros sujetos a través de las tecnologías

• Dimensión axiológica: Adquirir y desarrollar valores éticos, democráticos y críticos hacia la tecnología, así como la toma de conciencia de que las tecnologías de la información y comunicación no son asépticas ni neutrales desde un punto de vista social, sino que las mismas inciden significativamente en el entorno cultural y político de nuestra sociedad.

• Dimensión emocional: relativa al conjunto de afectos, sentimientos y pulsiones emocionales provocadas por la experiencia en los entornos digitales. Éstas tienen lugar bien con las acciones desarrolladas en escenarios virtuales, como pueden ser los videojuegos, o bien con la comunicación interpersonal en redes sociales. La alfabetización de esta dimensión tiene que ver con el aprendizaje del control de emociones negativas, con el desarrollo de la empatía y con la construcción de una identidad digital caracterizada por el equilibrio afectivo-personal en el uso de las TIC.

 

• El alumnado del siglo XXI: más atento a las pantallas que a los libros

Hasta la fecha, enseñar y aprender en las escuelas, en la mayor parte de las ocasiones, ha consistido en trabajar con libros y materiales de la cultura impresa. Sin embargo, pudiéramos afirmar que la época del material impreso como único o casi exclusivo material escolar tiene los días contados o al menos, su cuenta atrás ha comenzado y, en consecuencia, los libros van a coexistir en las aulas con las computadoras y con Internet. Los signos o evidencias del fin de este monopolio son muy visibles en los ámbitos del hogar, del ocio o del tiempo libre de los escolares, aunque todavía sean limitados en los salones de clase.

El alumnado de Educación Infantil, Primaria o Secundaria de los contextos urbanos siente más como propio y próximo una máquina electrónica de juegos que una novela, pasa más tiempo ante una pantalla -sea de televisión o de ordenador- que ante la páginas impresas de un libro. Hoy en día, muchos adolescentes poseen su propio teléfono móvil o celular, disponen de un correo electrónico, juegan con distintos tipos de consolas de videojuegos, consumen múltiples canales televisivos a través de cadenas digitales, navegan por Internet, charlan con sus amigos a través del Messenger, escuchan música en su aparato iPod o MP3.

El proceso de socialización cultural que está experimentando el actual alumnado del sistema educativo es radicalmente distinto del que vivió nuestra generación varias décadas atrás. Los que ahora somos adultos, llegábamos a la escuela con experiencias muy limitadas desde un punto de vista tecnológico (únicamente conocíamos el cine, la radio y la televisión en blanco y negro), pero sobre todo apenas teníamos información ajena o lejana a nuestro pueblo o barrio. Los niños y jóvenes de este siglo XXI, por el contrario, desarrollan en los ámbitos extraescolares muchas y variadas experiencias multimediáticas (con ordenadores, videojuegos, televisión, videos) y sobre todo están inundados (por no decir empachados) de información muy diversa sobre todo tipo de acontecimientos, noticias o ideas.

Para muchos niños o niñas de entornos urbanos, al menos en las sociedades económicamente desarrolladas, es normal que en su tiempo libre jueguen con consolas de videojuegos (sean portables como la Game Boy, la PSP o la Nintendo DS, o de sobremesa como la Play Station, la Wii o la Xbox), utilicen el PC para buscar información o realizar alguna tarea escolar, que visualicen películas infantiles bien a través de un aparato de DVD o que utilicen algún juguete electrónico programable. Para la infancia y juventud del tiempo actual las tecnologías de la información y comunicación no sólo se han convertido en objetos normales de su paisaje vital y experiencia cotidiana, sino también en señas de identidad generacional que los distingue del mundo de los adultos. En este sentido pudiéramos decir que los niños y jóvenes nacidos en la última década del siglo XX son la primera generación nacida y socializada bajo las formas culturales idiosincrásicas surgidas por la omnipresencia de las tecnologías digitales.

 

• La escuela desconcertada: redefinir el sentido y prácticas de la alfabetización en las aulas

Enseñar a leer, escribir y contar durante muchas décadas fue la razón que justificaba la existencia de la escuela como institución pública. Desde el siglo XVI, desde la invención de la imprenta, los libros y documentos impresos se convirtieron en los garantes y depositarios del conocimiento y la información. Quien quisiera acceder a la cultura y el saber tenía que dominar las competencias de la lectura y la escritura. En este comienzo del siglo XXI la escuela como institución social, al igual que está ocurriendo en otros servicios y organizaciones del tiempo actual, se encuentra desconcertada. Los informes internacionales (como por ejemplo, los informes PISA, Programme for International Student Assessment, que evalúan la calidad de los sistemas escolares de los países de la OCDE) señalan graves carencias en los aprendizajes de los estudiantes de casi todos los sistemas escolares a pesar del incremento notable de las inversiones en educación. Por otra parte, cada vez más, el profesorado manifiesta desinterés, desmotivación y falta de entusiasmo profesional en su labor docente. El alumnado señala que se aburre en clase y que no encuentra sentido a lo que se estudia en las escuelas. Las familias tienden a desentenderse de las responsabilidades educativas sobre sus hijos reclamando al Estado que se ocupe de los mismos. Los medios de comunicación social son instituciones más poderosas que la propia escuela en la transmisión de valores culturales sobre la infancia y la juventud. Todo ello son los síntomas del desconcierto escolar ante los múltiples fenómenos de cambio tecnológico, político, cultural y económico de la sociedad global del siglo XXI.

Los tiempos están cambiando de forma acelerada y tanto los docentes como los estudiantes somos conscientes de que la escuela no puede seguir dando la espalda a las nuevas formas culturales, de comunicación, de difusión y acceso a la información que generan las tecnologías digitales. Ello implicará reformular no sólo el curriculum escolar, sino también las concepciones y prácticas de alfabetización desarrolladas en los centros y aulas. Al respecto Cope y Kalantzis (2009) señalan una serie de principios o rasgos definitorios del proceso de la práctica multialfabetizadora que sintetizan en el cuadro siguiente donde comparan las orientaciones pedagógicas formuladas por el NLG en 1996, y su reformulación por estos autores diez años después:

En consecuencia, las prácticas escolares de la alfabetización tendrían que redefinirse en el sentido de que persiguan la alfabetización plena (o multialfabetización) de los niños y niñas como sujetos autónomos en función de los siguientes principios (Area, Gros y Marzal, 2008):

• Incorporar y entender la alfabetización no sólo en lectoescritura, sino también en el desarrollo de competencias audiovisuales, digitales e informacionales. Esto significa formar al alumnado para que pueda reconstruir y dar significado a la multitud de información que obtiene extraescolarmente en las múltiples tecnologías digitales de la sociedad del siglo XXI y desarrollar las competencias para utilizar y expresarse de forma inteligente, crítica y ética.

• Cuestionar el monopolio del libro de texto como fuente única del conocimiento y estimular en el alumnado la búsqueda de nuevas informaciones a través de variadas fuentes y tecnologías, así como la reflexión y el contraste crítico permanente de los datos.

• Plantear una metodología de enseñanza que favorezca procesos de aprendizaje constructivista a través de métodos de proyectos donde los propios alumnos articulen planes de trabajo y desarrollen las acciones necesarias con las tecnologías para construir y obtener respuestas satisfactorias a problemas relevantes y con significado.

• Favorecer y desarrollar actividades que requieran a los estudiantes a que aprendan a expresarse y comunicarse a través de recursos tecnológicos y empleando diversos formatos hipertextuales, multimedia y audiovisuales.

• Emplear la tecnología para generar procesos de aprendizaje colaborativo entre los alumnos de la clase y entre clases geográficamente distantes, y no sólo como un recurso de aprendizaje individual.

• Asumir que el papel del docente en el aula debe ser más un organizador y supervisor de actividades de aprendizaje que los alumnos realizan con tecnologías, más que un transmisor de información elaborada.

• Considerar que la alfabetización es multimodal, es decir, el proceso alfabetizador debe desarrollar las competencias en múltiples lenguajes y medios, y debe partir de las experiencias culturales que el alumnado adquiere extraescolarmente.

• Planificar el proceso y las actividades de alfabetización informacional, audiovisual y digital como una tarea integrada y transversal en el desarrollo del curriculum de todas las materias. Es decir, el proceso de multialfabetización no debe ser planificado como una acción separada y al margen de los contenidos y objetivos curriculares que se desarrollan en el aula.

• Incorporar la dentro de las aulas y no encerrarla en otros espacios ajenos como son las "salas de audiovisuales" o "las aulas de informática". De este modo un salón de clase debiera ser un centro de recursos con múltiples libros, materiales audiovisuales y con recursos digitales variados que les proporcionen a los alumnos variadas experiencias con la cultura y sus distintas formas de codificarla y difundirla.

Grosso modo, los procesos de enseñanza a desarrollar en el aula destinados a la multialfabetización del alumnado requieren la puesta en práctica de tareas y actividades formativas en tres grandes ámbitos o dimensiones competenciales del aprendizaje:

a) Un ámbito relacionado con aprender a buscar, localizar y comprender la información empleando los recursos de Internet y/o cualquier otra fuente bibliográfica

b) Otro ámbito vinculado con aprender a expresarse mediante distintos tipos de lenguajes, formas simbólicas y tecnologías y, en consecuencia, con saber difundir públicamente las ideas propias sea mediante presentaciones multimedia, blogs, wikis o cualquier otro recursos digital, y

c) Aprender a comunicarse e interaccionar socialmente con otras personas a través de los recursos de la res (email, foros, videoconferencias, etc.).

 

• La multialfabetización es una condición necesaria para la construcción democrática de la ciudadanía

Es un hecho constatable que el acceso a la tecnología cada vez es más popular pudiendo calificarse ya como un fenómeno de masas. Los datos estadísticos de los últimos años atestiguan un notable incremento en la disponibilidad de la telefonía móvil, en el acceso a las computadoras e Internet o en los servicios de televisión digital tanto en menores como adultos. Pero una cosa es la utilización de las tecnologías/máquinas y otra bien distinta es un uso inteligente y culto de la información y comunicación a través de las mismas.

Creo que aquí radicará, en un futuro muy próximo, las diferencias y desigualdades sociales ante la tecnología: no en el acceso y disponibilidad de las mismas, sino en la calidad de uso. El mercado se está encargando de hacerlas disponibles: cada vez son más baratas, asequibles y de fácil manejo. Sin embargo, las diferencias vendrán dadas por lo que las finalidades y naturaleza de su uso. Aquellos grupos sociales con alto nivel formativo las emplearán con fines vinculados con la inteligencia y conocimiento colectivo. El acceso a la tecnología por parte de los individuos y grupos sociales sin la formación adecuada llevará a usos mecánicos o carentes de relevancia cultural, lo que provocará que los mismos sean más vulnerables a la dependencia tecnológica. Sin conocimiento adecuado el sujeto no desarrollará una apropiación significativa y valiosa de las herramientas digitales estando, en consecuencia, supeditado a ser manipulado por intereses ajenos a sus necesidades. El individuo que maneja distintas herramientas digitales, pero sin la suficiente capacidad crítica tenderá a realizar un uso consumista y seguramente sea un sujeto alienado y dependiente de la tecnología.

La alfabetización, desde esta perspectiva, debe representar la adquisición de las competencias intelectuales necesarias para interactuar tanto con la cultura existente como para recrearla de un modo crítico y emancipador y, en consecuencia, como un derecho y una necesidad de los ciudadanos de la sociedad informacional. Por todo ello, la escuela debiera ofrecer la igualdad de oportunidades en el acceso a los recursos tecnológicos y sobre todo en la capacitación para el uso inteligente y culto de la información y del saber. La multialfabetización de toda la ciudadanía es una condición necesaria para un desarrollo social armonioso y democrático de la sociedad del siglo XXI.

 

Notas

10 Este artículo es una revisión del trabajo originalmente publicado con el título de "La multialfabetización y la construcción de la ciudadanía del siglo XXI". En Bautista A. y Velasco, H. (Coord), Antropología audiovisual, medios e investigación en educación. Trotta, Madrid, 2011. Agradecemos al autor por permitir su publicación en este número de la revista Integra Educativa.

 

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