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Revista Integra Educativa

versión On-line ISSN 1997-4043

Rev. de Inv. Educ. v.7 n.2 La paz ago. 2014

 

PRESENTACIÓN

 

La calidad en la educación: entre usos sociales y acercamientos críticos

 

 

Cualquier proceso cognitivo, es decir, cualquier proceso que implique la construcción de sentidos o conceptos del mundo implica necesariamente un proceso de comparación. Nuestras preferencias o gustos se basan en procesos de comparación; todo el tiempo hacemos comparaciones sobre las cosas, lugares o personas para luego realizar afirmaciones o emprender acciones. Además de la función cognoscitiva, la comparación tiene funciones explicativas y aplicativas; las primeras vinculadas a generar explicaciones sólidas sobre un determinado fenómeno por medio de la observación de distintos casos, y la segunda destinada a abordar problemáticas similares en contextos diferenciados, las cuales permiten construir determinadas soluciones. En ambos casos se requieren mayores niveles de análisis y procedimientos lógicos.

En un nivel cognoscitivo existen diferencias en los procesos de comparación; por ejemplo, cuando realizamos compras en el mercado necesariamente elegimos productos por las propiedades que tienen, elegimos ciertas verduras o frutas porque sus propiedades son mejores en comparación a otras -observamos su tamaño, color, etc.-, pero ese valor de uso esta signado por un valor de cambio, así que las cualidades de un determinado producto deberán corresponderse con el costo del mismo. De igual forma, las personas elegimos comer en ciertos lugares porque hemos construido una noción de que en esos lugares se sirve comida de "calidad", si ubicásemos un lugar que ofreciese comida de similar calidad a menor costo fácilmente podríamos cambiar de gusto y nuestra noción de "calidad". En ambos casos la relación costo-beneficio es inversamente proporcional, porque mientras más barato sea el producto y más alto el beneficio y las propiedades del mismo se podrá tomar más fácilmente una decisión.

Pero existen "productos" en los cuales las propiedades y la elección de las personas están relacionadas con otros parámetros. Por ejemplo, nuestros hogares están llenos de productos de marcas Sony o Samsung, uno de procedencia japonesa y el otro de origen coreano, a pesar que los productos “made in China" son más baratos hemos construido un imaginario sobre su calidad, las personas intentan no comprar productos "made in China" porque los relacionan con productos de dudosa calidad. Es usual escuchar cuando un producto falla el término "chinito debe ser", en alusión a su baja calidad. Así también, y de forma paradójica, la llegada masiva de automóviles de procedencia China a bajos costos está generando un imaginario de revalorización de los automóviles japoneses (Toyosa o Nissan) y las personas prefieren comprar a altos precios automóviles que creen que tendrán más vida útil y son de mayor calidad. En estos casos la relación costo-beneficio no es tomada como parámetro para explicar la noción sobre la calidad de x o y producto, ya que esta se relaciona con otros factores. En este tipo de comparación las propiedades del producto pasan por los valores que nosotros le asignemos al mismo; no tenemos certeza de si los "productos chinos" sean peores, puede que sean mejores y hechos con mejores parámetros de calidad, pero los valores asignados a "productos japoneses" influyen en la comparación y la decisión tomada. En este caso la decisión pasa por una construcción imaginaria del producto en cuestión.

En este sentido la "calidad" de algo está relacionada con las propiedades que tiene un determinado producto, pero también está relacionada con los valores que asignemos y asociemos a esas propiedades, las cuales estarán construidas históricamente. Es decir que para que algo sea considerado de "calidad" debe satisfacer ciertas necesidades humanas y ser útil en diversos aspectos, lo que sólo podrá saberse en el espacio del uso al interior de determinada configuración cultural.

En el caso de la educación ocurre un fenómeno especial, existen sentidos comunes sobre lo que es una educación de calidad, esta construcción social está muy relacionada con los valores y expectativas que asignemos a la educación. Las personas no evalúan las propiedades de la educación sino que construyen una noción de calidad sobre la base de sus experiencias y expectativas (necesidades y deseos), las cuales están basadas en los resultados que se obtienen de ella en determinada estructura social; por ello algunas escuelas o unidades educativas tienen más prestigio que otras, porque se las relaciona con el ofrecimiento de "educación de calidad". Por ejemplo, familias del área rural envían a sus hijos a vivir a alguna ciudad para que puedan recibir una "mejor" educación y puedan obtener el bachillerato; en un trabajo realizado en San Ignacio de Moxos (Beni) constatamos que muchos de los estudiantes de secundaria vivían solos o con algún familiar ya que sus padres eran agricultores en comunidades alejadas de la ciudad. Así también, en las ciudades se genera nuevos imaginarios sobre la calidad educativa; por ejemplo, todas las mañanas ejércitos de escolares salen de la ciudad de El Alto rumbo a alguna escuela fiscal del centro de la ciudad de La Paz (Bolivia), sin importar la distancia o el costo del transporte. En cambio algunas familias se privan económicamente para enviar a sus hijos a colegios privados, todo porque existe un sentido común que nos dice que los estudiantes que salen de colegios privados o de algún colegio fiscal de prestigio reciben "mejor" educación y tienen mayores posibilidades de ingresar a las universidades y obtener un título de licenciatura. Estas construcciones sociales están relacionadas con elementos socioeconómicos y muestran la utilidad que sigue jugando la educación en procesos de reproducción y diferenciación social.

Una de las críticas recurrentes a la noción de calidad en la educación es que implicó una transposición de un concepto del campo industrial-empresarial al campo educativo, esta crítica es acompañada con análisis sobre los procesos de transformación y mundialización del capitalismo, la transformación del mundo del trabajo, la producción y la fábrica. Lo que se debe entender es que la calidad en la educación no sólo es una transposición de un término, sino es la subsunción de la educación a un sistema económico y el modelo de vida que promueve. Este fenómeno implicó la estandarización de los procesos educativos, a partir de la incorporación de indicadores que miden la "calidad" de la educación de acuerdo a parámetros que poco o nada toman en cuenta las particularidades contextuales de los sistemas y centros educativos, lo que termina consolidando tecnologías de colonización educativa.

Las colaboraciones que son parte de este número de la revista Integra Educativa, profundizan, desde diversas temáticas, una crítica seria y profunda sobre lo que implica un uso conservador de la calidad de la educación, pero también aportan elementos para construir una educación pertinente y digna en los países del Sur, donde el mejoramiento de la educación beneficie a todos y no fomente desigualdades y exclusiones. No queda más que agradecer a todos los autores que hacen esta revista y que desde diversas partes nutren con sus reflexiones cada entrega de esta publicación.

 

Marcelo Sarzuri-Lima

Coordinador General Integra Educativa

 

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