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Revista Integra Educativa
versión On-line ISSN 1997-4043
Rev. de Inv. Educ. v.17 n.1 La paz mayo 2014
LA FORMACIÓN DE MAESTROS ANTE LOS PROCESOS DE TRANSFORMACIÓN EDUCATIVA
El desarrollo de la cultura histórica en la formación pedagógica inicial. Un fin alcanzable
Historical development of culture in formation in initial teacher education. Reached an end
Yuseli Pestana Llerena
Doctora en Ciencias de la Educación
Profesora Titular y Directora de Postgrado
Universidad de Ciencias Pedagógicas "Juan Marinello Vidaurreta"
Matanzas, Cuba
ypestana@ucp.ma.rimed.cu
Mileydis Fajardo Cazola
Máster en Educación
Universidad de Ciencias Pedagógicas "Juan Marinello Vidaurreta"
Matanzas, Cuba
Enrique Menéndez Olivares
Máster en Ciencias de la Educación
Universidad de Ciencias Pedagógicas "Juan Marinello Vidaurreta"
Matanzas, Cuba
Recibido / Received: 30/04/2014 | Aceptado / Accepted: 23/05/2014
Resumen
El desarrollo de la cultura histórica es un componente esencial en la formación humana. Aporta un sistema de conocimientos, valores, modos de actuación, formas de pensar, transmitidos de generación en generación y que llegan a través de la educación para moldear un ideal de ser humano en correspondencia con las necesidades histórico-sociales. En el presente artículo los autores exponen un resultado parcial del proyecto de investigación "El empleo de la obra martiana en el proceso de formación humana del profesional de la educación" con el objetivo de fundamentar el desarrollo de la cultura histórica en la formación pedagógica inicial.
Palabras claves: Fundamentos, desarrollo de la cultura histórica y formación pedagógica inicial
Abstract
The development of historical culture is an essential component in the human formation. Provides a system of knowledge, values, ways of action, ways of thinking, passed down from generation to generation and reach through education to shape an ideal man in correspondence with the historical and social needs. In this paper the authors present a partial result of the research project "The use ofMarti's workin the process of human formation of professional education" in order to inform the development of historical culture in initial teacher training.
Keywords: Foundations, historical development of culture and initial teacher training.
Introducción
...para que perdurase y valiese para que inspirase y fortaleciese, se debía escribir la historia. (Martí, 1890)
El proceso de formación inicial de los profesionales de la educación en Cuba, particularmente en el devenir histórico-social del siglo XXI, se direcciona hacia una dimensión más integradora. La educación, fenómeno multifuncional y multifactorial que implica la articulación de acciones especializadas de diferentes agencias y agentes socializadores, en consonancia con las demandas de los procesos de formación profesional y desarrollo humano fundamentalmente, necesita ser contextualizada a las nuevas exigencias del desarrollo social y sobre todo a las potencialidades que ofrece el empleo de las tecnologías de la Informática y las Comunicaciones.
Proceso de apropiación de conocimientos, habilidades, valores y métodos de trabajo pedagógico que prepara al estudiante para el ejercicio de las funciones profesionales pedagógicas y se expresa mediante el modo de actuación profesional que va desarrollando a lo largo de la carrera. (Chirino, 2006: 1)
La formación profesional pedagógica se institucionaliza de forma coherente y sistémica en condiciones del "Plan D" de estudio, a través de dos documentos rectores: el Plan del proceso docente (PPD) que contiene las Orientaciones metodológicas y el Modelo del profesional de la carrera. Para la gestión del proceso docente educativo, se diseña la estrategia de la carrera a partir del potencial científico-metodológico con que cuenta el departamento docente y el análisis del resultado del diagnóstico inicial de los estudiantes de la carrera. Además, en el proyecto educativo del año se concretan las principales acciones educativas, metodológicas y didácticas, que unido al impacto del trabajo metodológico del colectivo pedagógico, contribuye a garantizar la calidad de la docencia y la mejora continua en el desarrollo de los profesionales en formación.
Sin embargo, en el análisis crítico a la gestión del proceso docente-educativo desde las potencialidades de los actores del mismo, no siempre se revela la motivación sistemática por el estudio de las raíces del magisterio cubano, el conocimiento de la obra martiana en particular, o la acción consciente de la necesidad de aprender Historia para entender el presente, a través de las tendencias del desarrollo en las distintas esferas del conocimiento, o cómo se prevé la actividad del ser humano en el futuro con una marcada influencia educativa. Ambos aspectos son estudiados como parte del proceso de formación profesional pedagógica desde las especialidades, en correspondencia con el perfil profesional pedagógico, pero no siempre son reveladores de una acción consciente para perfeccionar los procesos de formación profesional pedagógica.
La preocupación de desarrollar una cultura histórica desde los procesos formativos especializados a nivel social en general y pedagógico en particular, trasciende las nacionalidades y se remonta a más de tres décadas de existencia, al menos que haya quedado la intención escrita, en lo que se ha podido identificar. A nivel internacional, se identifican algunos autores entre los que se destacan Jörn Rüsen, Maria Grever y Bernard Guenée. En Cuba, el espectro es amplio, se destacan autores de diferentes procedencias: historiadores, pedagogos, politólogos y filósofos. Entre los nombres más representativos se encuentran: Julio Le Riverend, Roberto Hernández Biosca, Horacio Díaz Pendás, Manuel Romero Ramudo, Héctor Hernández Pardo, Odalis Palomo Alemán y María Antonia Núñez Valerino.
En el caso específico de la contribución al desarrollo de la cultura histórica desde la carrera Marxismo-Leninismo e Historia, sobresalen las experiencias sistematizadas en varios artículos por profesores cubanos. Ellos son: Pedro Luis González Rivera, Deogracia Hernández Rodríguez, Doris Licea Milián y Mileydis Fajardo Cazola. Esta última, autora de la tesis en opción al título académico de Máster en Educación con el tema "La educación de la cultura histórica en los estudiantes de noveno grado mediante el empleo de la obra martiana" (2010) y miembro del proyecto de investigación.
Tal preocupación por los aportes del desarrollo de la cultura histórica a la formación pedagógica inicial y en gran medida a la formación humana, ha motivado a los miembros del proyecto de investigación a fundamentar el desarrollo de la cultura histórica en la formación pedagógica inicial.
Desarrollo
Una sistematización de los fundamentos teórico-metodológicos para el desarrollo de la cultura histórica en la formación pedagógica inicial desde el estudio de la obra de José Martí, implica establecer un sistema de relaciones entre: el proceso de formación pedagógica inicial; el significado del desarrollo de la cultura histórica en la formación pedagógica inicial; cómo se concibe la cultura histórica en el contexto universitario y qué lugar ocupa en el desarrollo de una cultura general integral; la determinación de la obra martiana como un medio para el desarrollo de la cultura histórica, entre los aspectos esenciales.
La Historia, reconocida por el Marxismo-Leninismo, en tanto revolución en el pensamiento contemporáneo, como la ciencia que estudia el papel de las masas y las personalidades en el devenir social; el desarrollo de hechos, procesos y fenómenos concatenados y condicionados por relaciones causales, temporales y espaciales, es un aprendizaje que aunque signado por la fuerza transformadora de los planes y programas de estudio como parte de la formación pedagógica inicia, puede llegarse a él desde el interés por el origen de las cosas, descubrir las relaciones, nexos inherentes a procesos que tienen lugar en la naturaleza, la sociedad y en el propio pensamiento del ser humano.
Es la Historia en sí misma una construcción diaria que de forma consciente o inconsciente se realiza en el complejo sistema de satisfacción de necesidades económico-sociales, políticas y espirituales. Por ello, el desarrollo de una cultura histórica va más allá del conocimiento fáctico, el hecho histórico, la sucesión o progresión de un proceso histórico: es, en primer lugar, determinar aquellos valores, forma de vida, principios, que constituyen lo trascendente de una nación que la hace irrepetible. Es saber identificar qué aporta la tradición desde sus características y distancia en el tiempo a lo que se construye día a día con el esfuerzo de todos.
En este complejo recorrido, muchos intentos por clasificar la Historia se han revelado. Uno de ellos, es el dado a conocer por la investigadora Olivia Miranda Francisco:
La historia de las cosas es la historia natural (evolucionismo).
La historia de los hechos humanos es la historia sociocultural (historicismo) (Miranda, 2006: 35).
Además, reconoce que la historia tiene dos funciones básicamente: funciones de ciencia (devela las leyes del devenir, sus causas y proyecciones futuras) y funciones de memoria histórica (fuente de sentimiento, valores, etc.).
En la posibilidad que como albacea de saberes, costumbres y tradiciones, es un potencial de "funciones de comunicación intergeneracional, de arma en la lucha de los pueblos por su liberación, contribuyendo a concientizar la existencia de la identidad cultural y nacional" (Ibíd.: VIII).
La cultura es el conjunto de la producción material y espiritual y la medida de la autoformación del hombre en su condición de sujeto de la historia, de la cultura en sí misma y de las transformaciones revolucionarias. El hombre progresa culturalmente a través del devenir histórico, en la misma medida en que alcanza una relación directa con el trabajo creador, tiene acceso a la educación, que es función de la sociedad en su conjunto, y participa activamente en la dirección y transformación de la sociedad. (Ibíd.)
De igual modo, "La cultura es, al mismo tiempo, objeto de la historia y de las transformaciones revolucionarias. Los cambios políticos revolucionarios constituyen el primer paso de las revoluciones que, para ser verdaderas deben abarcar la multifacética vida humana" (Ibíd.).
Por tanto, la educación de la cultura es un proceso eminentemente histórico-social, continuo y dialéctico. La cultura de una sociedad entre otros aspectos, es acumulación y enriquecimiento de los conocimientos que ha atesorado la humanidad, marcado por el proceso de socialización en que el hombre, a lo largo de toda su vida, aprehende de las generaciones anteriores.
El término cultura posee multiplicidad de acepciones, significados y definiciones1, como fenómeno multidimensional en su inserción social, revela su significación práctica en el controvertido mundo de inicios del siglo XXI. Proviene del latín colere colvi, (cultivo, elaboración, cuidado) significando en un principio cultivo del suelo, trabajo agrícola (de aquí agri- cultura)2. La UNESCO por su parte, define el término cultura:
El conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ello engloba además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias. (UNESCO, 1998: s/p)
Desde las diversas posiciones filosóficas: idealistas subjetivos, idealistas objetivos y materialistas, existen variadas posiciones para enfocar la cultura. La interpretación dialéctica materialista de la cultura supera las concepciones anteriores, pues la teoría marxista reconoce a la cultura como producción y reproducción de la actividad social, en tanto posibilita precisar que esta constituye expresión de la relación entre el ser social y conciencia social. Influye en este proceso la herencia cultural, destacándose su contenido ideológico, que se identifica con un grupo social en un período y contexto histórico concreto.
Desde una concepción marxista, la cultura se inscribe en un sentido más amplio y es entendida como:
El proceso y el resultado material y espiritual del desarrollo del ser humano en el universo. Comprende entonces su historia, el contenido, las formas, la calidad de las diferentes actividades que realiza, el legado de la transformación física del medio, de los medios de esa transformación, la conciencia, el lenguaje, los conocimientos particularmente los científicos y tecnológicos, los modos de hacer, la ética, los valores, los sistemas de valores las creencias, las doctrinas, los símbolos, los significados que atribuye a los objetos y a sus acciones, los referentes, la estética y los gustos estéticos, las leyes y normas que regulan sus vidas, los hábitos y costumbres, las tradiciones, la obra artística y literaria, el ser humano mismo transformado como resultado de su propia actividad, o sea su ser físico y su ser espiritual. (Rodríguez, 2009: 6)
En el plano nacional la atención a problemas conceptuales relacionados con la cultura, ha sido objeto de análisis sistemáticamente a través de la historia por estudiosos del tema. Resalta la eticidad, el sentido de la justicia, el compromiso con la nación y la independencia como pilares esenciales de la cultura. Se sustenta que el pensamiento cubano ha hecho importantes aportes al desarrollo de la cultura nacional con influencia en lo universal.
Se destaca en la universalidad cultural y sus manifestaciones en el ámbito nacional, Félix Varela (1787-1853), quien arraiga un profundo pensamiento cristiano, desde donde luchó por la patria con las armas de la razón y la inteligencia, cuando expresó: "Quién puede negar que es más ilustrado un pueblo en que todos saben leer y escribir medianamente, que otro donde un corto número lo hace con toda perfección, pero la gran masa está en tinieblas" (Varela, 1829). Él gestó a través de la cultura el impulso y la inspiración de abolir la esclavitud y exaltar la independencia nacional. Por lo tanto, su "legado es parte consustancial de nuestra memoria histórica que nos sirve para explicar al mundo lo que somos" (Hart, 2001).
Este legado adquirió en José Martí Pérez (1853-1895) un contenido de liberación nacional en una obra cultural de profundo sentido humanista, a través de la cual fundamentó diferentes dimensiones: política, justicia social, ética, estética, entre otras. Sustentaba la necesidad de la cultura como base para la independencia de los pueblos y su igualdad social, idea que quedó patente al expresar que "Ser culto, es el único modo de ser libre" (Martí, 1963: 289). Comprendió que la cultura era un medio de expresión universal para estimular los más nobles rasgos del ser humano.
La fuerza y la riqueza del pensamiento martiano, tienen su continuidad en la obra cultural de importantes figuras del siglo XX. Se acota en este entramado cultural entre otros representantes: la actividad intelectual en defensa de la Universidad Popular "José Martí" de Julio A. Mella (1903 -1929), la creación literaria de Rubén Martínez Villena (1898-1934); los aportes creadores de Amadeo Roldán (1900-1939); el pensamiento estético de Alejo Carpentier (1904-1980); la altísima sensibilidad de la poesía de Nicolás Guillén (1902-1988), quien elevó los intereses de las masas explotadas a las más altas cumbres de la literatura universal.
La cultura no es algo accesorio a la vida del hombre, está comprometida con el destino humano y ejerce un papel funcional en la historia. Situada en el sistema nervioso central de las civilizaciones, en ella hacen síntesis los elementos necesarios para la acción y el funcionamiento de la sociedad como organismo vivo.
En el contexto de la Batalla de Ideas que libra el pueblo cubano y siendo consecuente con el planteamiento de que la cultura es espada y escudo de la nación, Fidel Castro Ruz convocó al logro de una cultura general integral en las nuevas generaciones, en la que se reconoce a la cultura histórica como componente esencial. Al respecto planteó "solo se puede llegar a tener una cultura general integral cuando se enriquece la memoria histórica con todo el potencial de la herencia social acumulada por la humanidad" (Castro, 2000: 2).
Cualquier intento de aproximarse a lo que debe ser la cultura general integral e un individuo, sería incompleto si no se tuviera en cuenta la cultura histórica. "Un sólido dominio de la información histórica, de su contenido... encuentra terreno abonado desde el punto de vista cultural." (Díaz, 2006:73).
La cultura histórica constituye un componente esencial de la cultura, en tanto, esta es marco referencial para la comprensión de cualquier producto que sea resultado de la creación humana, en el proceso de la práctica sociohistórica, que caracteriza una etapa históricamente alcanzada en el desarrollo de la sociedad.
La cultura histórica devela el protagonismo colectivo al formarse a través de un largo proceso en que va incorporando a la memoria colectiva todos aquellos fenómenos y hechos que ocurren en la vida de un grupo social, una región y un país, entre otros, además a través de ella se expresa el hombre, toma conciencia de sí mismo, cuestiona sus realizaciones, busca nuevos significados y crea obras que le trascienden.
La reflexión teórica sobre el concepto cultura histórica, se ha realizado desde el viejo continente, a partir de las décadas finales del pasado siglo (1980 y 1990), mediante trabajos titulados con ese mismo término o con otros términos estrechamente relacionados.
Entre los trabajos de especial relevancia se encuentran los de Jörn Rüsen, Qué es cultura histórica; el concepto de Maria Grever de Cultura histórica se identifica, entre otros lugares, en la presentación del Centro para la cultura histórica de la Universidad de Rotterdam, que ella impulsa. Aunque, en un sentido mucho más restrictivo, el término cultura histórica, había sido utilizado ya por el investigador de la historiografía medieval Bernard Guenée en 1980 en su importante obra Historia y cultura histórica. (Sánchez, s/a: s/p).
El concepto de cultura histórica y sus homólogos en otras lenguas, expresa una nueva manera de pensar y comprender la relación efectiva y afectiva que un grupo humano mantiene con el pasado. Se trata de una categoría de estudio que pretende ser más abarcadora que la de historiografía, ya que no se circunscribe únicamente al análisis de la literatura histórica y académica. La perspectiva de la cultura histórica propugna rastrear todos los estratos y procesos de la conciencia histórica social, prestando atención a los agentes que la crean, los medios por los que se difunde, las representaciones que divulga y la recepción creativa por parte de la ciudadanía.
En el último decenio en Europa, la cultura histórica ha pasado a ser también un término para designar todo un campo de estudios socio-humanísticos al que se le dedican asignaturas, programas específicos universitarios de grado o de postgrado y centros de investigación. "Los estudios sobre cultura histórica y sobre memoria se han convertido en un prolífico ámbito interdisciplinar en el que confluyen filósofos, historiadores, teóricos de la literatura, sociólogos y antropólogos" (Ibíd.).
En el contexto nacional se destacan diversos investigadores que han hecho referencia al tema. En trabajo titulado: "Acerca de la cultura histórica contemporánea y la capacitación de profesores", de la autoría de Pedro Luis González Rivera y Deogracia Hernández Rodríguez, el término cultura histórica es definido como:
El conjunto de valores incorporados a la personalidad de los individuos, tomando como base el conocimiento histórico. Como una vertiente de la cultura que debe considerar el dominio de los procedimientos para crear, aplicar y trasmitir esos valores. Para ello, se debe partir del análisis sistemático de ese componente de la historia, teniendo en cuenta la vivencia de las personas. (González, s/a, s/p)
Doris Licea Milán en tesis en opción al grado académico de Máster en Ciencias Pedagógicas titulado: "Las relaciones interdisciplinarias para la formación hacia una cultura histórica profesional desde la Historia de América", señala a la cultura histórica como:
La integración e interacción de los diferentes conocimientos de carácter factual con las consecuentes construcciones conceptuales o ideáticas valoraciones, críticas que constituyen el fundamento intelectual de esta relación cognitiva emocional en la sociedad armónico temporal-espacial mediante la relación presente-pasado-futuro... puede lograr una comprensión de todos los fenómenos históricos culturales, su interrelación y sus contradicciones que son directamente inherentes a las diferentes aristas del conocimiento histórico fáctico y lógico con una orientación valorativa que permite la interpretación histórica como una zona de la cultura basada en diferentes métodos histórico sociológicos y otros. (Licea, 2001: 42)
El término es abordado por María A. Núñez Valerino en trabajo titulado: "La Cultura Histórica en los estudiantes de la Secundaria Básica en Santiago de Cuba: Una Propuesta para su potenciación desde la Historia Local" como:
El proceso de interacción e integración de conocimientos, de hechos, acontecimientos, costumbres, tradiciones histórico culturales y sus correspondientes juicios, criterios y valoraciones, que constituyen la base intelectual del sujeto lo cual posibilita perpetuar su memoria, como fundamento de la herencia histórica cultural de la sociedad en que vive y la defiende. (Núñez, 2006: 18)
El término se define además por Adalys Palomo y Manuel Romero en trabajo titulado: "Enseñanza de la Historia para la escuela actual" como:
Todos los valores materiales y espirituales producidos por el hombre en su actividad histórico-social, y que constituye el legado generacional de su actividad económica, política, social y cultural a nivel universal, nacional, regional y comunitario, tomando como base el conocimiento histórico de las diferentes épocas por las que ha transitado la humanidad. Esta se manifiesta en la conciencia histórica de la humanidad reflejando las peculiaridades y tradiciones de una región o de un país, que a su vez aporta a los valores y tradiciones universales. (Palomo, 2007)
Las definiciones anteriormente presentadas tienen como elementos comunes la integración de valores, formación de juicios, criterios y valoraciones en los individuos, tomando como base el conocimiento histórico.
La educación de la cultura histórica en las nuevas generaciones de cubanos alcanza trascendental importancia, al favorecer desde el encuentro con el pasado el conocimiento de todo lo que ha realizado el hombre en determinadas condiciones geográficas, históricas, sociales y económicas en las que se que se ha desarrollado, que han condicionado el surgimiento y desarrollo de ideas políticas, filosóficas, éticas, estéticas e ideológicas.
Lo anteriormente expuesto condiciona, el respeto por la historia y las tradiciones de otros pueblos del mundo, para encontrar relaciones, conexiones entre el mundo, el continente y la región con el país en que vive y elevar la cultura sobre otros países, lo que fomenta la valoración de lo diferente a partir del desarrollo histórico de cada pueblo.
Conclusiones
La cultura histórica debe potenciar, el sentido de identidad en los estudiantes, al sentirse parte de la historia y la vida de un país, conocedor de sus costumbres, raíces, tradiciones y defensor de esos valores identitarios, que sirven de referente a las nuevas generaciones como escudo frente a lo que es ajeno.
De conjunto con el tratamiento diferenciado de los demás elementos del proceso docente, la cultura histórica garantiza la formación integral de los estudiantes, recalcando los valores patrióticos y antimperialistas. En esa dirección, la contextualización de los procesos de la Historia Nacional y la Historia del resto del mundo resulta fundamental, como base de una cultura histórica general, que se integra a la singular importancia que reviste el conocimiento de la obra de José Martí dentro de la contribución al conocimiento de la Historia en sentido general y en el contexto latinoamericano en particular.
Notas
1 Destacados intelectuales e instituciones se han referido al término cultura, desde diversas aristas y en diferentes contextos históricos, entre ellos se encuentran José Martí, Armando Hart, Sergio Valdés (1998); UNESCO (1998), Pablo Guadarrama, Maritza García, Cristina Baeza Martín (1996); Darío Rodríguez Machado (2009).
2 Tomado del estudio realizado por Mezhuiev, V. en su análisis lexicológico del término cultura como resultado de una sistematización teórica. (1980). La cultura y la historia. Ed. Progreso, Moscú.
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