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Revista Integra Educativa

versión On-line ISSN 1997-4043

Rev. de Inv. Educ. v.5 n.1 La paz ene. 2012

 

 

 

Algunas bases psicopedagógicas del aprendizaje y ciertos criterios para libros
de texto de carácter crítico, reflexivo y descolonizador

 

Some psicopedagogical bases of learning and some criteria for critic, reflexive, and
decolonisers textbooks

 

Sandra M. Unzueta Morales
Investigadora
Instituto Internacional de Integración
Convenio Andrés Bello
sunzueta@iiicab.org.bo

 


RESUMEN

Una manera pertinente, oportuna y adecuada de diseñar y elaborar libros de texto transformadores tiene relación con las bases psicopedagógicas del aprendizaje porque remite a la naturaleza misma del proceso y porque dichas bases son el fundamento de otra manera de concebirlos, materializarlos y emplearlos; la crítica, reflexiva y descolonizadora. Las visiones encontradas respecto a su necesidad y vigencia como recursos didácticos curriculares de los procesos de aprendizaje y enseñanza quedan superadas, ya que todo medio que contribuya favorablemente en la construcción compartida de conocimientos es importante.

Palabras clave: Bases psicopedagógicas del aprendizaje, libros de texto críticos, reflexivos y descolonizadores.


ABSTRACT

A pertinent, opportune and adapted way of designing and elaborating transformative textbooks coincides with the psycho-pedagogical bases of learning because it responds to the same natural process and these bases are the foundation of another way of conceiving, materializing and using them; the critical, reflective and decolonizing approach. The visions encountered with respect to their corresponding necessity and use as curricular didactic resources of the processes of learning and education are surpassed since all means that contribute favorably to the shared construction of knowledge are important.

Keywords: Psycho-pedagogical bases of learning, critical, reflective, and decolonizing textbooks.


 

 

Preámbulo

A pesar de la enorme controversia que existe sobre la necesidad, relevancia y utilidad de los libros de texto como recursos curriculares mediadores en los procesos de aprendizaje enseñanza, este artículo defiende el criterio de que la importancia del debate no puede quedar limitada a un aspecto superficial de análisis tomando partido respecto a su permanencia o exclusión de los mismos, sino que debe trascender hacia la esencia y naturaleza de este material didáctico, pues todo elemento, que pueda ser empleado con fines formativos, siempre debe ser bien venido. El problema no se encuentra en su existencia, está en la concepción que le dio vida -los criterios con los cuales se lo diseñó y elaboró- y la manera en la que se lo emplea en el conjunto de actividades educativas de las cuales se lo hace partícipes.

Entre muchas bases fundamentales a considerar para la constitución de libros de texto como los que requerimos en países preocupados y comprometidos por brindar una educación altamente crítica y reflexiva, como los nuestros, se encuentran las psicopedagógicas. Cualquier dinámica de cuestionamiento que surja en el ámbito de la educación, porque se haya ubicado un problema o dificultad; se quiere establecer los mejores medios y recursos para desarrollar actividades formativas adecuadas, pertinentes y oportunas a propósitos construidos socialmente; se espera reformular o reforzar procesos significativos a tales objetivos; etc.; ésta siempre se relacionará con el aprendizaje. No existe proyecto educativo al margen de aquél. En este sentido, tomar en cuenta las bases psicopedagógicas del aprendizaje en el diseño y realización de estos materiales didácticos, con la finalidad de que respondan a las metas descolonizadoras de nuestros pueblos, es otro de los granitos de arena en esta nueva visión de mundo.

Finalmente, como se verá más adelante, existen visiones encontradas frente a los libros de texto (L de T); no obstante, hace mucho tiempo ellos son y seguirán siendo -con las adecuaciones requeridas a los nuevos tiempos- medios curriculares altamente importantes y significativos en la formación de los seres humanos, quienes tienen la razón porque presentan grandes potencialidades para un quehacer educativo identificado con los procesos de cambio, donde la autodeterminación de nuestros pueblos juega un papel sustancial, por lo que terminamos proponiendo una concepción descolonizadora de los mismos. Al ser la educación un factor determinante de liberación -relacionada a la autonomía de análisis, interpretación, explicación y transformación de la propia realidad- precisamente, halla correspondencia con las bases psicopedagógicas del aprendizaje que apuntan como un nivel elevado de formación, la emancipación mental socioindividual.

 

1. Algunas bases psicopedagógicas del aprendizaje

El aprendizaje comprendido como una construcción compartida e individual de sentidos humanos, sociales, culturales, económicos y políticos en toda la magnitud, extensión y profundidad que los mismos puedan implicar -para poder aprehender la realidad material e inmaterial a partir de sus principales interrogantes, darle respuestas y actuar sobre ella para transformarla según proyectos de vida analizados, propuestos, debatidos y consensuados- es una facultad propia para todas las personas. Una de las principales condiciones de inicio, especialmente referidas a trabajos intelectuales que superan el adiestramiento, es el desarrollo psicofisiológico y neurobiológico de las personas. Aquél debe ser estimulado en el medio ambiente donde crecen y maduran, por lo que el contexto juega un papel fundamental. En este sentido, es importante que toda actividad didáctica intencionada tome en cuenta este importante recurso de aprendizaje.

Si bien, dentro del estudio científico de la facultad de construir conocimiento, se tiene extremos de pensamiento desde aquellos concurrentes a la propuesta piagetana que lo circunscriben al ámbito interno de las capacidades evolutivas crecientes de la especie, hasta los que coinciden con las reflexiones de Bruner quien ve, en el contexto externo, la individualidad de los principales fundamentos, factores, medios e influencias que la generan, impulsan y desarrollan. En el artículo se sostiene el criterio de que ambos espacios de influencia son concurrentes y, en interacción mutua sostenida, constituyen las bases psicopedagógicas de este importante proceso el cual es característica fundamental de nuestra especie.

El núcleo de la naturaleza de los seres humanos es el aprendizaje. Por ello, el centro de la preocupación en la optimización de éste tiene que conducir a las personas vinculadas directa o indirectamente, voluntaria o involuntariamente al proceso. Para Carillo:

Está fuera de toda duda que en el aprendizaje escolar o académico el protagonista es el alumno o estudiante como persona. Sus cualidades aptitudinales, sus condiciones intelectuales, sus actitudes y predisposiciones ante el aprendizaje, sus contextos vitales personal, familiar y social, así como su adaptación e integración al medio, y su capacidad de trabajo organizado, metódico y esforzado..., son los aspectos fundamentales que determinan y definen las bases psicopedagógicas de su aprendizaje. (2009: 31)

Elementos, factores y aspectos todos con los que se comparte y se considera criterios esenciales a tomar en cuenta en el diseño y la elaboración de los L de T, pues se tiene que dar una correspondencia entre la manera natural y socioculturalmente adquirida de aprender y los recursos que se utilizan con tales propósitos. En este sentido, la observancia de las etapas que le son propias es una consideración ineludible. Ellas son la voluntad para aprender que desde ya remiten a

una predisposición personal, probablemente construida socialmente, que despierta interés y motiva hacia la tarea. También la posibilidad de captar mensajes, base comunicacional de las características psicobiosociales de los sujetos que establecen una relación biunívoca entre dos polos de la acción en la que uno tendrá la función de emitirlos y otro de recepcionar los, esta fase refiere a la última.

La simple adquisición de un conjunto de datos o información, no es suficiente para aprender; se requiere de la interpretación, comprender lo que comunican, qué quieren decir; ello se continúa con la facultad de retención o fijación que implica una actividad interna doble, la organización y almacenamiento de los mensajes que además deberán ser recordados para su emisión en el momento cuando las circunstancias contextúales lo demanden. Para estas dos últimas etapas del aprendizaje, el papel de la memoria es muy importante, la que, junto a la inteligencia y motivación, constituye uno de los tres factores psicológicos y pedagógicos principales en la tarea de construcción de conocimientos, habilidades y destrezas.

Ella -como facultad de asimilación, fijación y evocación de información- supera en mucho la elemental actividad mecánica que se le atribuye y que constituye simplemente una de las dos maneras en las que se realiza, pues su empleo racional y reflexivo, relacionando los nuevos datos con los preexistentes y principalmente asignado significados, es la forma inteligente y creativa de utilizarla y validarla, puesto que ella tiene un papel protagónico en la aprehensión del entorno factible de ser conocido. El factor más importante de emplear ésta, en el sentido señalado, es remitirse a la actividad y empleo de más de un sentido en ella. Es cierto que la mayor parte de nuestra percepción es materializada a partir de la vista, luego del oído y posteriormente de los demás sentidos; sin embargo, el concurso de la mayoría de estos es muy favorable y, sobre todo, la puesta en práctica de lo captado, retenido y recordado. Se quiere decir que si bien la lectura de los libros de texto y las explicaciones pertinentes y oportunas de los facilitadores son necesarias, la "realización de lo leído, oído y evocado" (Castillo, 2009: 38) es imprescindible; los libros de texto tendrían que promover la actividad de lo estudiado en sus páginas.

La inteligencia es la capacidad de abstraer, adaptarse y dar respuesta o presentar alternativas de solución a las distintas problemáticas que se generan continuamente en la realidad natural y cultural del entorno del sujeto, a través de sus funciones, entre las que encontramos una enorme variedad entrecruzadas con las fases de aprendizaje, tales como la asimilación, comprensión -que se materializan también por la existencia de las otras- la asociación, sistematización, análisis, producción, entre muchas otras. Ella presenta distintos tipos y maneras de operar. Por esta razón, se puede caracterizar una inteligencia de tipo racional, otra emocional, verbal, numérica, espacial y muchas más; en consecuencia, el material curricular didáctico no puede privilegiar procesos dirigidos tan sólo o especialmente a una de ellas; además porque las personas están definidas por varios tipos de articulaciones entre varias de ellas. Hay que tener muy presente también que ésta es fruto tanto de una predisposición genética como de una influencia ambiental externa, por ello, la educación cumple un rol protagónico en su constitución.

La energía que impulsa el aprendizaje, se encuentra en la motivación que para materializarse precisa considerar al sujeto como una unidad integral psicobiosocial, lo que lleva a comprender que su realización tiene que ver con sus núcleos fundamentales, entre los que se encuentran la satisfacción de necesidades cognitivas, afectivo emocionales y conductuales humano sociales básicas; la sensación de avance progresivo y continuo en las actividades que se desarrollan; además de la posibilidad de internalización y afianzamiento de dicho sentimiento. Los libros de texto deberían servir de fuentes de inspiración para el aprendizaje de los estudiantes, para esto, se encuentran en la imperiosa necesidad de superar sus formas tradicionales y cuestionables de diseño y elaboración. Solventando esta afirmación, inicialmente se considerará las visiones encontradas en relación a ellos, para luego proponer una manera de generarlos condicionados con las bases psicopedagógicas del aprendizaje y un compromiso político transformador.

 

2. Ciertos componentes de libros de texto que podemos considerar crítico reflexivos y descolonizadores

Un L de T es en términos generales un medio de aprendizaje, un recurso pedagógico-didáctico que puede ser empleado de distintas maneras dependiendo de la intencionalidad de los actores sociales del proceso de aprendizaje-enseñanza y de la manera en la que haya sido estructurado, ella puede ser la conservadora tradicional o una transformadora que necesariamente respondería a componentes de tipo crítico, reflexivo y descolonizador, centrales desde la perspectiva de las bases psicopedagógicas del aprendizaje. Son estos quienes motivarían una formación productiva más que reproductiva, relacionada con mayores niveles de comprensión, para ello tendrían que impulsar la investigación que precisamente corresponde con el grado más elevado en dicho sentido.

La investigación formalizada desarrolla esa característica y condición natural en las personas a identificar, seleccionar, plantear y resolver problemas. Se va conformando y reforzando formas más elaboradas de asumir alternativas de solución que dan lugar a perspectivas científicas de trabajo; las que, en este caso, no pueden ser otras que el análisis problematizador, la identificación de contradicciones, el planteamiento de cambios y transformaciones a través de la interdisciplinaridad y una visión amplia y profunda sobre la complejidad de los hechos, realidades y sus interconexiones. La educación aplicada, en el ámbito de la psicopedagogía, reconoce la importancia fundamental de lo social en el aprendizaje personal porque el comportamiento humano está determinado en gran medida, desde su inicio, por las influencias del entorno familiar nuclear y extendido, los grupos de pertenencia, la comunidad que además lo evalúa y define su pertinencia. Por lo que es natural la constitución sociopolítica del sujeto y el impulso a la acción transformadora, con base en consensos con sus pares, que se genera.

El espíritu de todo proceso investigativo tiene que ser la búsqueda de libertad. La esencia emancipativa de una educación revolucionaria promueve una lucha descolonizadora al interior de la actividad científica, liberando cadenas con relación a la manera occidental de crearla y recrearla, durante muchos años cimentada en una perspectiva positivista cuantitativa que privilegiaba la medición, el control de variables, la confiabilidad con base en la posibilidad de replicabilidad al infinito con idénticos resultados. El llamado método científico fue el procedimiento por excelencia; sin embargo, las propias prácticas de construcción de conocimiento que lo trascendieron, fundamentalmente desde una mirada cualitativa, han permitido establecer la relatividad del mismo y la posibilidad de constituir saberes en varias maneras, entre ellas destaca -desde la perspectiva que se defiende en el presente artículo- aquella que promueve la participación activa de todos los actores del proceso mediante procedimientos cooperativos y fundamentalmente colaborativos.

Con base en las nuevas visiones educativas que se vienen trabajando en algunos de nuestros pueblos, como en el caso del Estado Plurinacional de Bolivia, respaldadas jurídica y legislativamente en la Constitución Política del Estado, Plan de Desarrollo y Ley Educativa Avelino Siñani - Elizardo Pérez, se considera que los L de T tienen que responder a un nuevo proyecto de sociedad comunitaria basada en el trabajo y producción relacionando práctica y teoría para tal efecto. En este sentido, estos materiales pedagógico-didácticos tienen que ser altamente contextualizados en términos culturales, económicos, políticos y geográficos, considerando conocimientos previos, intereses y expectativas de todos los participantes y en especial de los aprendices. Los libros de texto deben ser adecuados, pertinentes y oportunos tanto al medio como al momento sociohistórico actual, en términos de contenido y forma, desde la información disciplinar hasta las actividades que se proponen para su desarrollo.

La construcción de estos paradigmas revolucionarios respecto a los procesos de aprendizaje-enseñanza encuentran correspondencia con las bases psicopedagógicas del aprendizaje de muchas maneras. El trabajo -como actividad por excelencia, tanto en términos generales inherentes a una de las principales necesidades humanas, como específicamente en la posibilidad que tienen las personas de construir conocimientos a través de él- es un fundamento expuesto por muchos investigadores y autores en el marco de la psicología educativa, entre ellos podemos recordar a Bruner y su aprendizaje por descubrimiento, que establece como núcleo del mismo la acción. La acción organizada, sistematizada y dirigida a un fin que representa el trabajo, se nutre de un proceso inherente a la especie, el de la relación dialéctica entre esa práctica que tanto nace de ella como la genera; la cual se da en un espacio y tiempo que remite a la vida contextual de la gente y a la necesidad de remitirse a ese ambiente para lograr el aprendizaje significativo del que habla Ausubel en contraposición a la formación memorístico y mecánico que precisamente descontextualiza el proceso.

La contextualización es una estrategia importante, didáctica que permite transitar de lo desconocido hacia lo conocido tanto en relación a realidades próximas como aquellas remotas que requieren mayores y mejores maneras de acercamiento por su falta de familiaridad con la cotidianidad de los aprendices. En este sentido, la interacción es fundamental y los L de T de esta naturaleza tienen que motivarla y fomentarla. Ella se debe llevar a cabo esencialmente entre sujetos a través de una infinidad de recursos propios de los procesos de aprendizaje-enseñanza en los que otros materiales de características similares o diversas a estos entran en juego. Lo importante de todos ellos y fundamentalmente de los libros de texto es que impulsen y/o provoquen el aprendizaje autogestionado en grupo e individualmente, por lo que la libertad de trascender todo tipo de dependencia es una necesidad. Los L de T deben nutrirse de una serie de mecanismos que motiven la búsqueda de fuetes de información variada y todo tipo de recursos de aprendizaje que no marquen fronteras ni límites en cuanto a formatos, espacios y tiempos; lo que se relaciona con los distintos modos de inteligencia y las diversas formas que operan, según las bases psicopedagógicas del aprendizaje.

Un libro de texto crítico, reflexivo y descolonizador estará dirigido a expandir el pensamiento mediante diversas estrategias didácticas que jueguen con muchas posibilidades y recursos para este fin. Las ahora cuestionadas transferencias que en un momento fueron consideradas una forma indiscutible de construcción del conocimiento, aunque no permitan la materialización del mismo propiamente dicho, generan un ejercicio mental de significativa importancia, lo mismo que las contradicciones, analogías, combinaciones, sustracciones, adiciones, superposiciones, sustituciones, fragmentaciones, aislamientos, conjunciones y fantasías entre otras posibilidades de acción del pensamiento. Al respecto, la neurodidáctica aporta un conjunto importante de consideraciones sobre la constitución de ideas creativas basadas en actividades mentales como las anteriores y otras más; como por ejemplo las metáforas que dan lugar, potencian y posibilitan las habilidades y destrezas de aprendizaje propias del sistema nervioso central de todos los seres humanos y que deben ser tomadas en cuenta tanto para el diseño como para la elaboración de L de T de esta naturaleza.

En la actualidad, gracias a los aportes de la neurobiologíay la neuropsicología, sabemos que el aprendizaje no es simplemente la memorización de conceptos, ideas e informaciones, sino que es un comportamiento dinámico, muy complejo, del cerebro humano, relacionado con el tiempo dedicado a la estimulación del sistema neuronal, el contexto situacional donde tienen lugar

las acciones de trabajo y estudio, los comportamientos y las ideas del ser humano, todo lo cual está determinado, al mismo tiempo, por la ciencia y el razonamiento. Se conoce claramente, gracias a los últimos adelantos de las neurociencias, que el cerebro aprende mediante el principio de la red neuronal que posee todo ser humano. Sabemos que el cerebro se modifica permanentemente y que toda persona aprende voluntaria o involuntariamente durante toda la vida, aumentando la velocidad del aprendizaje mediante la ayuda de las analogías y la visualización. Por otra parte, el cerebro aprende mediante la secuencia de ejemplo regla, de un modo estructural y también selectivo, lo cual está asociado con el ahorro de energía y con las características propias de su funcionamiento. (Mora, 2010: 354 - 355)

Necesariamente la ampliación del pensamiento es otro componente esencial de este tipo de L de T que se condice con el espíritu emancipativo que lo debe guiar y hacia el cual debe movilizar a los partícipes del proceso de aprendizaje-enseñanza, pero también se encuentra estrechamente relacionado con la importante necesidad de viabilizar mecanismos que propicien la madurez y el desarrollo de capacidades inherentes a la posibilidad de aprendizaje de los seres humanos como las de observar, identificar, imitar, analizar, comparar, abstraer, interpretar, evaluar, explicar, criticar, generalizar, inferir, sintetizar, plantear alternativas y transformar. Éstas pueden ser impulsadas a partir de los libros de texto con base en actividades de identificación, planteamiento y resolución de problemas a través de metodologías como las ampliamente defendidas y trabajadas por Mora entre las que encontramos el trabajo por proyectos, las estaciones de trabajo y la modelación entre otras (2010).

Existe una estructura latente y otra formal en los libros de texto, ambas son importantes y además se determinan mutuamente pero es la primera la que definirá su esencia, adecuación, oportunidad y pertinencia en relación a una educación sociocrítica y transformadora. En ella se encuentra la concepción pedagógica, política, ideológica, económica, social, cultural y científica, la base estructural que cimenta la forma y la que tiene que cimentarse en las bases psicopedagógicas del aprendizaje humano. Precisamente en la parte profunda del texto es en la que se deben construir el fundamento crítico, reflexivo, igualitario, equitativo, justo, participativo y descolonizador; también desde aquí se perfila el tipo de ser humano que se proyecta y el rol que cada sujeto tendría que asumir en la sociedad, llegando a puntualizar además el papel de estudiantes, profesores y otros actores sociales del proceso de aprendizaje enseñanza.

La lógica subyacente de un L de T de las características que se pretende es la de una articulación crítica de la práctica con la teoría que partiendo de un contacto activo con la realidad devenga posteriormente en una reflexión teórica que propicie otra vez una práctica evolucionada, la más importante de todas, la acción transformadora. Pragmáticamente se podría establecer el inicio de cada parte, llámese unidad, capítulo o tema entre otras posibilidades de designación, con una secuencia didáctica de actividades, continuada por otra de información disciplinar y/o interdisciplinar descriptiva, narrativa, expositiva y/o argumentativa, finalizada con otras dinámicas en las que se entre en contacto directo con ciertos aspectos de la realidad para transformarlos con base en las secuencias didácticas previas y en las reflexiones teóricas propias del área científica en cuestión.

Respecto a componentes más de superficie, es importante realizar el trabajo pertinente, adecuado y oportunamente tanto con los textos como con las ilustraciones que constituyen la manera de vehiculizar la información que tendría que combinar todas sus formas posibles para mostrarse atractiva, llamativa y cautivadora; pues la monotonía no conecta ni engancha y termina cansando, desconectando y desactivando los mecanismos naturales y desarrollados de aprendizaje. En este sentido, resulta muy significativo analizar los niveles de exigencia de los contenidos de acuerdo a las edades y grados en los que se encuentran los estudiantes, lo que de ninguna manera quiere decir que se vaya a facilitar la asimilación a tal estado que resulte insuficiente para un ejercicio mental que tiene que ser cada vez más exigente para mayores niveles de abstracción y razonamiento. Aunque ambos elementos tienen que complementarse constituyendo unidades, esto no quiere decir que no se puedan desplegar interconexiones más complejas porque la redundancia no es la única manera de generar entendimiento; desde luego, evitando dificultades interpretativas, sobre todo en el caso de las imágenes por la elevada polisemia que las caracteriza. Una de las condiciones para el cambio es que se empleen ilustraciones que reflejen la realidad cotidiana y directa de los aprendices respecto a los contenidos tratados; porque precisamente los propósitos de cambio se vinculan con las vivencias y reflexiones críticas sobre ellas de parte de los participantes.

Laintención central de unL de Tcrítico, reflexivo, transformadory descolonizador será la de coadyuvar en la constitución de las cualidades cognitivas y humanas de estudiantes capaces de aproximarse a la realidad y aprehenderla para transformarla; por ello, el tipo de acciones a impulsar y los grados de exigencia de las mismas son fundamentales porque ya no se trata sólo de reproducir conocimientos y saberes, sino esencialmente producirlos y aplicarlos. En este sentido, la principal adecuación de lo que se "enseña" no se limita al criterio funcionalista de área, campo, nivel y/o finalidad sino que lo trasciende hasta entrelazarse con el ser humano equitativo, justo, libre, solidario, comunitario y productivo que se espera formar. Los medios no pueden ser otros que los de permitirles un desarrollo cualitativo e integral de sus potencialidades y valores sociales para resolver problemas y transformar la realidad para el bien común y el "buen vivir" de todos (el vivir bien y el buen vivir con similares o diferentes designaciones han sido trabajados por muchos pueblos y culturas que han reflexionado sobre la necesidad de superar el individualismo y el consumismo propio de los grandes países industrializados que consideran a la acumulación de capital, bienes y servicios como éxito y triunfo; hacia una visión más humana de respeto y cuidado del medio ambiente, las otras personas, animales y seres vivos, donde los logros son medidos con criterios diferentes, más sociales, colectivos y comunitarios. Al respecto, se puede consultar el texto de Huanacuni (que lleva precisamente por título el inicio de este comentario). Más allá de él, las bases psicopedagógicas del aprendizaje, al aceptar el peso esencial de la comunidad en la construcción de conocimientos, deja percibir la correspondencia entre las visiones sociales y las de la persona como individuo sujetas a ellas; en este sentido, los grupos humanos en interacción e interrelación construyen el conjunto de valores que los unen y articulan para la sobrevivencia y las proyecciones que quieren alcanzar. Por ello, existen diversas maneras de actuar frente a la realidad y de aprenderla; también, la importancia otorgada a la sociedad en la construcción de saberes, permite reiterar lo ya recomendado respecto al diseño y elaboración de libros de texto significativos como estos, motivar a través de ellos el trabajo cooperativo, colaborativo y altamente participativo.

 

3. Visiones encontradas respecto a los libros de texto

Las visiones encontradas respecto a la pertinencia del empleo de los libros de texto en la formación de los estudiantes, principalmente adscritos a los sistemas regulares de educación, debaten sobre aspectos marginales a las bases psicopedagógicas del aprendizaje como tal, tratan sobre su constitución y, sobre todo, el empleo que se hace de ellos; lo que necesariamente remite a las concepciones psicológicas, pedagógicas y sociales que hay sobre esta actividad central para los seres humanos, por esta razón, se considera importante desarrollarlas sintéticamente en el presente artículo.

Los libros de texto y específicamente su empleo en el ámbito de la educación regular suscitan posiciones encontradas a raíz, probablemente, de una serie de prácticas inadecuadas, inapropiadas, impertinentes e inoportunas a su tarea coadyuvadora en la formación y desarrollo educativo integral de los participantes en procesos de aprendizajes formales. Evidentemente algunas de las observaciones que se han hecho tienen sustento en prácticas acríticas y transmisoras que no permitieron una utilización adecuada; por otra parte, muchos libros de texto no son concebidos con base en parámetros pedagógico-didácticos pertinentes y oportunos a las verdaderas necesidades de conocimientos que experimentan las/ os estudiantes a las/os cuales van dirigidos; se encuentran descontextualizados y alejados de las proyecciones individuales y sociales de los mismos. Esto puede ser resultado, en alguna medida, de que son producidos y difundidos, principalmente, por transnacionales que generan libros adecuados a países industrializados, con problemas diferentes a los que atraviesan los estudiantes de otras realidades; también se crean unos "tipos globales" para la presentación temática y su explicación, con los que aprendices de nuestros pueblos no se sienten ni representados ni motivados. Estos factores, junto a muchos otros, han propiciado un significativo movimiento,

injusto e injustificado contra los libros de texto que, lejos de visualizar y rescatar su valor como herramienta didáctica, los ha desacreditado y desvalorizado, más por los errores en su construcción y uso, que por razones válidas sobre la falta de importancia o significancia pedagógico-didáctica que no se les puede atribuir si son diseñados y usados como corresponde. En esa perspectiva la doctora en pedagogía, Ana López Hernández, desde Teruel (España), realiza una investigación del papel de los libros de texto, en lo que ella llama, "la desprofesionalización" del profesorado; aunque no se comparte el concepto central, por lo explicado líneas arriba, sí se reconoce el valor crítico de algunos de los criterios expresados por la investigadora que muy bien pueden, desde una perspectiva propia, contribuir al diseño y materialización de libros de texto adecuados y coherentes con el desarrollo integral de las nuevas generaciones, constituyéndose en auténticos dinamizadores y facilitadores de los procesos de aprendizaje y de la labor docente, en lugar de coartarla, perjudicarla o hacerla acrítica e irrelevante como sugiere la autora. Además de ello, es muy enriquecedor procurar el "diálogo" entre opuestos para impulsar una continua síntesis más sólida y solvente; las bases psicopedagógicas del aprendizaje así lo permiten apreciar.

La Dra. López analiza que a pesar de que los maestros consideran que los libros de texto tienen que ser adecuados a las herramientas con las cuales se planifica el proceso de aprendizaje enseñanza, como el currículo, las programaciones y los planes, entre otros, terminan por reconocer, casi de forma generalizada, que son precisamente ellos quienes ejecutan el rol protagónico en aula. Es precisamente esta evidencia la que ha motivado el presente estudio, pero por otra ruta; ya que López se preocupa básicamente por la profesionalización respecto a esta importante área problemática en la enseñanza que constituyen tanto libros de texto como profesores, aunque, desde luego, tiene que ser el proceso de aprendizaje el centro de toda inquietud, al menos así se cree en el presente artículo. Un factor rescatable del estudio de esta autora es que parte de su propia experiencia como maestra, pues reconoce que precisamente son sus primeros años ejerciendo esta labor en el ámbito rural, los que le permiten constatar las incuestionables carencias que presentan los libros de texto. Sin embargo, reforzada con mayores elementos de análisis en profundidad a partir de los "Movimientos de Renovación Pedagógica", también llega a captar la influencia que ejercen en procesos formativos. Posteriormente, con base en las reflexiones de Gimeno, critica el papel secundario en el que se sitúan estudiantes y maestros, cuando estos últimos permiten que los libros de texto se erijan como los auténticos organizadores de las actividades educativas; y desempeñando una tarea más académico-directiva como "orientadora y jefa de estudios en un centro de educación secundaria", se constituye en testigo directa de la manera en que los docentes relegan su importante función a la lógica del texto, incluso, permitiendo que sea éste no sólo quien realmente conduzca la clase, sino también el que tome las decisiones en ella. Esto determina que los libros de texto tengan el control del aula e impongan metodología, quehacer pedagógico y el "profesionalismo" del maestro, separando la ejecución de su planificación y, como consecuencia, expropiando a éste de su propia profesión; en tal sentido, es un tanto apocalíptica y extrema sobre la esencia perversa de estos materiales didácticos, lo mismo que maternal y protectora hacia la/el docente, cuando considera que el profesorado se dirige a aquellos en busca de apoyo, pero lo que realmente consigue es la pérdida de su autonomía.

Las que aquella autora apunta como conclusiones de la mala influencia de los libros de texto en la escuela son en verdad, desde la perspectiva de la presente investigación, responsabilidad de la inadecuada actitud de las maestras y los maestros, en no cumplir con otra de sus tareas fundamentales, que se desarrollará en las conclusiones y propuestas de este artículo y consiste en ser ellas/os mismas/ os quienes diseñen y realicen sus propios textos; de esta manera, no se podrá culpabilizar a aquellos sin tener culpa, como hace López, a pesar de sus importantes contribuciones reflexivas; de quitarles a los profesores importantes decisiones del proceso, como la selección de contenidos y tareas a desarrollar, el viabilizar a través de sus páginas criterios eminentemente técnicos que comprenden el conocimiento como ya acabado, "objetivo" y alejado de toda posibilidad crítica. Únicamente difusores de saberes técnicos, es decir, "predeterminados" o acríticos, con actividades preseleccionadas, descontextualizadas, que lo constituyen en "instrumentos ajenos" al proceso de planificación para el desarrollo del aprendizaje-enseñanza, prefabricando y estandarizando el currículo; por ello, forzando la pérdida de autonomía de profesoras y profesores que buscan en aquellos un apoyo a su tarea.

Jorge Cornejo, profesor de la Facultad de Ingeniería y miembro del Gabinete de Desarrollo de Metodologías de la Enseñanza (GDME) de la Universidad de Buenos Aires - Argentina, con base en estudios de Gvirtz y otros autores en el 2000 y los suyos propios en trabajo conjunto con López Arriazú (2005), refuerza el criterio que se apoya en el presente análisis sobre la importancia y el papel fundamental que tienen los libros de texto en los procesos formativos, cuando explica que además de cumplir con su rol natural concreto, se erigen también como "documentos históricos", reflejando la concepción científica, epistemológica, pedagógica, didáctica y sociopolítica de su época, sin excepción alguna, sea cual sea el área de conocimientos, desde aquellos que tratan tópicos específicamente sociales hasta los que se encuentran en el ámbito de las Ciencias Naturales. Reflexiona que a través de su análisis es posible detectar cómo construyen espacios "simbólicos", de igual manera, que son determinados por ellos a lo largo de su historia; desarrolla una investigación sobre formación docente, cuyo objeto de estudio son precisamente estos materiales didácticos, acentuando la relevancia de los mismos, incluso como recurso eficaz para la educación de las/os propias/os maestras/ os tanto por su utilidad como gran riqueza. Este autor reconoce, particularmente, la gran importancia de los libros de texto de secundaria como mediadores entre escuela y sociedad, en el entendido de que ésta influye y conduce el contenido disciplinar a través de usos y costumbres, sistemas económicos, creencias y valores, al igual que opciones políticas. De la misma forma que los procesos educativos desplegados en el colegio, impactan de una u otra forma en la sociedad; en esta relación dialéctica de ida y vuelta, los libros de texto juegan un papel protagónico que ni con el auge de las nuevas tecnologías ha sido desplazado, ni tampoco esperamos que lo sea, si bien, los nuevos criterios didácticos privilegian el empleo de la mayor parte de recursos, con lo que, desde luego se comparte, pero sin que ello signifique ir en desmedro de este significativo tipo de libros. Las bases psicopedagógicas del aprendizaje enfatizan las bondades de emplear la mayor cantidad de recursos didácticos de una manera critica, reflexiva y contextualizada.

Es tan estrecha la relación entre libros de texto y contexto que precedentemente al anterior Profesor, otra estudiosa educativa, también en el territorio latinoamericano, dedica tiempo y esfuerzo al estudio crítico de los mismos. Se trata de Victoria Lerner Sigal, historiadora y didacta, ella preferentemente realiza estudios de libros de texto en el nivel primario en la década de los 90's; cuando éstos son objeto de una gran polémica surgida en los sesentas por su inclusión gratuita en los sistemas públicos de educación, sobre todo en el ámbito mexicano, donde ella se desarrolla como investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); estableciendo algunas comparaciones con el secundario, que según ella comparte con el primero tanto méritos como vicios, reconociendo sin embargo, el mayor descuido que ha sufrido este segundo espacio, en el cual los libros de texto, no sólo constituyen prácticamente el único recurso didáctico dirigido específicamente a esta etapa de formación regular, sino que, además, no están acompañados, como suele ocurrir en el período precedente, ni siquiera de una guía para el/la profesor/a, mucho menos, antologías documentales, libros de actualización o textos informales para los estudiantes, como colecciones de diversas características y contenidos, que potencian y refuerzan las propuestas pedagógicas de los libros de texto; por lo que, sin duda alguna, se justifica realizar esfuerzos investigativos y propuestas dirigidas a ésta, también muy importante fase, en los procesos de formación oficiales, ya que se trata de jóvenes que se insertarán tanto en espacios de formación superior como en el mundo laboral y precisan de herramientas de educación pertinentes y oportunas para enfrentar nuevos desafíos de cara a su contexto, las necesidades del mismo y las proyecciones sociales que se construyan conjuntamente, donde su aporte será fundamental.

 

Algunas conclusiones y propuestas básicas parciales

La más contundente conclusión apunta a la reivindicación de la importancia del libro de texto como recurso curricular didáctico de suma significancia en los procesos de aprendizaje enseñanza, cuando el mismo es empleado adecuadamente y no se le atribuye responsabilidad absoluta en el proceso de construcción compartida de sentidos socioindividuales.

El diseño y confección de los mismos es trascendental para que aporten a procesos de aprendizaje pertinentes, oportunosy adecuados a las necesidades de los estudiantes, para ello es requisito la observancia de las bases psicopedagógicas de esta actividad humana fundamental y tener claro un proyecto político consensuado socialmente; ambos criterios orientan una formación crítica, reflexiva y descolonizadora, sobre todo en nuestra región, históricamente dependiente y subsidiaria a los criterios y concepciones educativas venidas de otros contextos.

En todo proceso fundamentalmente humano, el rol protagónico lo detentan y lo tienen que asumir los principales actores; los libros de texto tienen que centrarse esencialmente en cómo aprenden los estudiantes y para ello, según expresamos en el párrafo anterior, es muy importante que los propios maestros y profesores se involucren en la tarea de diseñarlos y elaborarlos respondiendo a las principales características, necesidades y cualidades comprensivas de sus aprendices y de sus países, nuevamente, en correspondencia con las bases psicopedagógicas del aprendizaje y los proyectos de sociedad a los cuales se apunta como comunidad.

Las nuevas tecnologías de la información han incluido innovadores soportes para la viabilización de todo tipo de textos que indudablemente presentan una serie de recursos audiovisuales llamativos, atrayentes, veloces, pero propensos a la dispersión; los tres primeros elementos, relacionados con la característica humana básica de captación y retención de datos a través de la vista y el oído -además de que la atención puede mantenerse por ciertos periodos de tiempo-, permiten considerar que constituyen formas seductoras para la presentación de ciertos contenidos; sin embargo, el cuarto elemento puede afectar la concentración, factor esencial en la construcción de saberes. No obstante, las ventajas y limitaciones propias de cualquier medio con posibilidades didácticas, la esencia de los libros de texto no se reduce a sus bondades en cuanto a formato sino que trasciende a su importante papel dentro de los procesos de aprendizaje enseñanza; sintetiza de una forma muy sencilla y accesible una serie de contenidos pertinentes, oportunos y adecuados a las dinámicas formativas, mejor interdisciplinares que disciplinares, facilitación al proceso que evidentemente tiene que ser el central y para el cual entra en juego un conjunto inmenso de bases, fundamentos, facultades, factores, actividades, acciones, en el que estudiantes, profesores maestros, sociedad intra y extra escolar en su conjunto tienen un rol prioritario. Con ello queremos decir que todo medio, recurso, herramienta y/o instrumento didáctico curricular es precisamente eso, un medio, recurso, herramienta/o instrumento que, como en todo momento histórico, puede tomar los mayores beneficios y ventajas tecnológicas, pero lo más importante siempre será el empleo o el uso que las personas hagan de ellos. El tiene que estar solventado por el conocimiento amplio y profundo de la naturaleza del proceso en todos los sentidos, por un proyecto de sociedad y ser humano claro y un compromiso político que lo viabilice con base en el criterio ético de que promueve la libertad y el bien vivir de todas las personas.

 

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