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Revista Integra Educativa

versión On-line ISSN 1997-4043

Rev. de Inv. Educ. v.4 n.3 La paz  2011

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

Bases cognitivo afectivas de una cosmovisión y espiritualidad descolonizadora, comunitaria

 

Cognitive affective basis of a decolonizing, comunitarian and productive worldview and spirituality

 

 

Sandra Unzueta Morales

Investigadora

Instituto Internacional de Integración

Convenio Andrés Bello

sunzueta@iiicab.org.bo

 

 


RESUMEN

Desde el espíritu reivindicatorio y transformador de la nueva Constitución Política del Estado, el Plan de Desarrollo y la Ley de Educación Avelino Siñani - Elizardo Pérez se viene desarrollando un enorme trabajo y un gran esfuerzo, desde el ámbito educativo, para incidir significativamente en la transformación de nuestros pueblos hacia un Estado Plurinacional descolonizado, emancipado, libre, justo y equitativo que construya y utilice sus conocimientos mediante la investigación constante, permanente, cooperativa y colaborativa, de una manera inter y transdisciplinaria, crítica y ejemplar; caracterizada por el trabajo en equipo, productivo y comunitario a través de métodos transformadores que viabilicen auténticas posturas ideológicas, políticas, sociocríticas y descolonizadoras. A esa tarea, con la voluntad de aportar y contribuir de forma individual, social e institucionalmente, como personas comprometidas con el cambio, fundamentalmente desde los procesos de aprendizaje enseñanza, nos sumamos exteriorizando algunos criterios respecto a las bases cognitivo-afectivas de una cosmovisión y espiritualidad descolonizadora, comunitaria y productiva que deberían ser trabajadas para la construcción de nuevas estructuras mentales y pensamientos que sean afines al nuevo proyecto de sociedad que se espera viabilizar. De este modo, dichos criterios pueden servir como elementos para el ejercicio de la autorreflexión y revisión permanente que caracteriza el trabajo de construcción compartida de nuevos sentidos educativos hacia el vivir bien, respetándonos unas/os a otras/os, a la naturaleza, a nuestro planeta y al universo del cual somos parte.

Palabras clave: Estructuras mentales, pensamiento y afectividad comunitaria, productiva y descolonizadora.


ABSTRACT

Starting with the transformative essence of the new Political State Constitution, the Plan for Development and the Education Law "Avelino Siñani-Elizardo Perez", a great deal of work and effort have been invested in the field of education in order to make a significant impact on the transformation of our people towards becoming a decolonized, emancipated, free, fair and equitable Plurinational State, one that is built upon its inherent knowledge that it develops through ongoing mutual, cooperative, inter- and transdisciplinary methods, as well as through team work, based on production and the community, and by using real ideological positions, political and decolonizing social criticism. To this end, we respond by contributing individually, socially and institutionally as people committed to the change in our country, based on learning-teaching processes. In this space, we will share some criteria related to the cognitive and affective basis for a spiritual, decolonized and productive community worldview that needs to be developed to become the basis for new mental structures and thoughts that support the project of a new society. Thus, these criteria may serve as some elements in the self- reflection and permanent review that characterize the shared construction of new education meanings aimed at living well, respecting others, respecting nature, respecting our planet and the universe as a whole of whom we are part.

Keywords: Mental structures, communitarian thought, productive and decolonizing.


 

 

La descolonización, como práctica educativa, debe ser crítica con las instituciones de la modernidad y la explotación capitalista: es práctica política

(De Alarcón, 2011)

Preámbulo

Los seres humanos actuamos según nuestras maneras de pensar y las reacciones afectivo-emocionales que ellas producen en nuestra constitución como sujetos sociales. Los conocimientos y saberes a través de los cuales razonamos, nos explicamos y comportamos en nuestra convivencia cotidiana, los adquirimos mediante procesos de aprendizaje continuos, programados y espontáneos, construidos esencialmente a partir de las prácticas y actividades productivas en comunidad. Estas actividades generan la cosmovisión y espiritualidad de los pueblos permitiendo que todo grupo humano se caracterice por una manera de interpretar su mundo y trascender su materialidad.

Un proceso transformador necesariamente pasa por una desestructuración para una reestructuración de las disposiciones sociales con las cuales se entra en contradicción irreconciliable; el mismo, esencialmente responde a una posición política frente a las formas de reproducción socioeconómicas con las cuales hay desacuerdos fundamentales. Aquellas son viabilizadas y materializadas en correspondencia a las estructuras mentales de los grupos que históricamente las han desarrollado a partir de sus propios intereses de clase (dominante) valiéndose de la principal institución en la generación y asimilación de conocimientos, la escuela. De esa manera, se asegura que los pensamientos, razonamientos y afectividades que sirven de organización y cimientos a su propuesta económica, social y cultural sean compartidas por sus propios antagonistas históricos.

Las estructuras mentales son el soporte indiscutible de la realidad tangible e intangible en la que nacen, crecen y se desarrollan las personas en sus distintos grupos de pertenencia; por ello, si se propicia una transformación social en la búsqueda de justicia, igualdad, equidad e identidad; para que la misma pueda materializarse efectivamente, necesariamente hay que pensar en el cambio de ellas. Incluso el rescate y revaloración de maneras no occidentalizadas de relacionamiento, pensamiento y convivencia, implican una transformación en la percepción y razonamiento subyugado, manipulado y obligado a desvalorizar aquellas formas de concebir el contexto e involucrarse en él.

En ese sentido, el cambio de la propia estructura socioeconómica explotadora y dominante tiene correspondencia con la transformación de las estructuras mentales que el colonialismo ha impuesto, porque solamente a partir de una nueva manera de pensar, verdaderamente descolonizada, comunitaria y productiva se puede trastocar la misma base de la dominación, marginación y exclusión. La "deconstrucción" de aquellos conocimientos esencialmente capitalistas, "simbólicamente eficaces donde todo aparentemente todo funciona 'armónica' y 'complementariamente'" (De Alarcón, 2011: 28) son producto de la internalización de esos constructos mentales en los propios afectados, explotados y aislados de las ventajas y beneficios de aquel sistema. Al interior de esas estructuras mentales inútiles para el cambio, "se genere una reflexión impotente y externa al sujeto y que no modifica sus acciones" (De Alarcón, 2011: 28), porque ellas únicamente se transformaran en la medida en que la manera de pensar el mundo y relacionarse con él cambie, tanto en contenido como en forma.

1. Pensamiento descolonizador, comunitario y productivo

En términos muy sencillos y accesibles podemos comprender al pensamiento como el producto de la mente, a partir de la actividad intelectual (razonamiento) que interrelaciona conocimientos, emociones y sentimientos (afectividades) tanto para interpretar el entorno como para actuar en él. Desde la más cotidiana de las acciones hasta la más elaborada de las mismas (científica), precisa del pensamiento; la única diferencia reside en la profundidad y los grados de abstracción (complejidad). No obstante, ambos tipos de pensamiento son complementarios, el segundo nace cuando el primero deja de aportar las respuestas y soluciones necesarias a los problemas de las personas.

Desde una perspectiva positivista, las principales cualidades de un pensamiento más elaborado serían la objetividad en relación a los hechos, "tomarlos tal cual se manifiestan en la realidad"; la racionalidad, "partir de principios y leyes científicas"; y la sistematicidad, "mantener un orden y jerarquía en la construcción de los conocimientos". Sin embargo, desde una visión sociocrítica y reflexiva, si bien se considera esos aspectos con la flexibilidad y adecuaciones necesarias; también se discurren otros aspectos centrales que fundamentalmente condicen con las potencialidades y capacidades transformadoras de los pensamientos. En este sentido, la característica esencial de los pensamientos no puede ser otra que las posibilidades de cambio que encierran porque son el motor de las conductas o comportamientos de los seres humanos.

Entre otras de sus propiedades encontramos su naturaleza fáctica, puesto que los fenómenos de estudio están dados en una realidad concreta; trascendente porque va más allá de ellos; analítica ya que descompone para luego recomponer los hechos de investigación; precisa cuando verdaderamente trata de superar ambigüedades; verificable puesto que sus razonamientos pueden ser objeto de la observación y comprobación; metódica porque se planea hipótesis y las organiza para constatarlas mediante la práctica; predictiva y prospectiva puesto que desde aquí y ahora puede relacionarse tanto con el pasado como con el futuro; abierta porque se encuentra en un proceso continuo de transformación y reestructuración; útil ya que se materializa con la finalidad de su aplicación inmediata o mediata y simbólica debido a que se manifiesta a partir de los distintos tipos de lenguajes que le son propios a la especie humana. Ésta es quizá una de las herramientas de mayor poder transformador, ya que en esencia vehiculiza la comunicación indispensable para la movilización, pero también es aquel instrumento que el sistema explotador y marginador dominante emplea artificiosamente para mantener el statu quo que le es favorable, mediante un discurso que encanta -"libertad, igualdad, fraternidad"-, pero imposibilita percibir la esencia de las cosas a simple vista.

Un pensamiento descolonizador trasciende el rechazo a la occidentalización del mundo y la reivindicación de los conocimientos, usos y costumbres tradicionales. Fundamentalmente, nos habla de ser críticos y reflexivos, no únicamente con la "otredad" siguiendo las concepciones y terminologías dusselianas, sino principalmente con nosotros mismos. Indudablemente, del pasado hay mucho que rescatar, como también cuestionar e incluso adecuar a los nuevos tiempos. También nos descolonizamos cuando pensamos profundamente en nuestro pasado y proyectamos un futuro refundado y revalorizado; proyectarnos más hacia un después que replegarnos hacía un antes condice con un deslinde de ataduras. Incluso en procesos cíclicos y en espiral de ida y vuelta la riqueza del retorno es que este está reforzado, profundizado y cambiado por las nuevas experiencias que lo han reconstituido para vigorizarlo.

La descolonización responde a un proceso de reestructuración de los esquemas mentales que han sido subsumidos a aquellas formas de pensar sincrónicas con las de los colonizadores externos e internos. Durante mucho tiempo, los conocimientos y la afectividad que han nutrido las interconexiones cerebrales se han desplegado sobre los criterios, conceptos, valoraciones, formas de percibir y apreciar el mundo de aquellos; inclusive al tratar de ser críticos y reflexivos asumiendo una "nueva posición". Realmente no tenemos conciencia plena de cuán verdaderamente revolucionarios y transformadores estamos siendo, porque estas mismas perspectivas siguen las huellas mentales de nuestra historia de dominación y sumisión. Una prueba clara de este hecho es precisamente la rigidez con la que se quiere imponer ciertas cosmovisiones y espiritualidades ritualizadas folklóricamente de algunos sectores -probablemente mayoritarios- de nuestro Estado Plurinacional, sin considerar otras perspectivas, la refuncionalización y transformación de ellas y principalmente que los verdaderos cambios no se dan en la superficie de las realidades, sino en lo profundo de las mismas. Lo que quiere decir, que el zumo de aquellas se encuentra en su oferta organizativa y estructural a nivel social, económico y cultural; que no es otra cosa que una propuesta articulatoria de la manera de interrelación e interacción comunitaria-productiva, alternativa a la anterior cuestionada por incompatible con nuestros proyectos de vida. Nos descolonizamos cuando además de criticar, proponemos y tenemos la fortaleza de convertir nuestras palabras en acciones porque hemos internalizado en nuestras estructuras mentales nuevas cosmovisiones que pueden estar fortificadas con un pasado ejemplar pero que esencialmente se hacen verbo en el presente y en el futuro a conquistar.

En las comunidades indígenas, la economía, la producción, las prácticas sociales, la convivencia, la conformación identitaria están relacionadas a sus prácticas rituales; la cosmovisión y la espiritualidad responden a las formas materiales y productivas de hacer su vida comunitaria, ellas no se explican por sí solas. Cualquier intento de descontextualización de estas prácticas rituales y su posterior encasillamiento en un modelo pedagógico estanco, por un lado, es caer en un "doctrinarismo fetichizador y cosificador de la realidad" (Viaña, 2009: 119), porque convierte las relaciones sociales y de producción (a las que se deben esas cosmovisiones y espiritualidades que dicen exaltar) en contenidos cósicos, objetivados, listos para ser reproducidos y transmitidos. Al quitarle su contexto pierde su contenido valórico y se convierte en mera información (¿acaso esto no es una práctica pedagógica positivista?). Por otro lado, el contenido metafórico de las prácticas espirituales y rituales de las comunidades indígenas y su oralidad al momento de ser transferidas a la escuela sufren un cambio de formato, las prácticas pierden su carga metafórica pasando a ser logos: "la palabra vale solamente en su significado literal mientras el contexto significativo se desvanece dentro de las cuatro paredes del aula" (Regalsky En: De Alarcón, 2011: 29).

Un pensamiento comunitario se interpreta como la manera en la que se percibe, interpreta, vive y actúa el contexto y el papel del sujeto en el mismo. El enfoque occidental capitalista ha privilegiado la concepción social individualista (egoísta) al respecto, porque resulta estratégico motivar este tipo de estructuras mentales en las personas para mantenerlo y fortalecerlo. Esta visión está ligada a un sistema de producción que requiere altos niveles de competencia técnica entre los trabajadores para lograr mayor cantidad de productos en el menor tiempo posible y a menor costo; los individuos "más calificados" en este sentido, son los que cuentan con fuentes de trabajo que les permitirán "consumir" los bienes y servicios propios del confort de las sociedades modernas. Aunque hay un mar de diferencias entre las posibilidades de satisfacción entre los que ostentan el poder y los que lo desean, basados en esta perspectiva y en el "sueño americano" de ser un día parte del reducido grupo de los privilegiados, el sistema se mantiene y se nutre del propio trabajo de los dominados con mucha dedicación, esfuerzo y sacrificio.

Una cosmovisión alternativa es la que se pretende construir en el Estado Plurinacional de Bolivia y en muchos de nuestros pueblos de la América Latina y el Caribe a través de prácticas comunitarias que privilegian las necesidades e intereses colectivos por encima de los individuales. Pero no se trata únicamente de percibir este concepto como la conformación de agrupaciones sociales per se, para que las mismas "compartan" sus dificultades, conocimientos, usos y costumbres; sino fundamentalmente, para que se organicen y se estructuren productivamente mediante la generación de interrelaciones e interacciones que les permitan responder a sus expectativas como sociedad, trascendiendo propósitos comerciales y consumistas que crean nuevas necesidades -frecuentemente innecesarias- con el único propósito de concentrar grandes riquezas en las manos de quienes detentan el poder, dirigen y organizan los conglomerados humanos. Este tipo de apuesta, por supuesto que no tiene posibilidades de victoria si en esencia no se solventa en pensamientos que sean producto de estructuras mentales que condigan con esta manera de concebir la vida en sociedad y reorienten las demandas individuales con base en esta lógica. Indiscutiblemente, la principal tarea se relaciona con crear nuevas huellas mentales a partir de la actividad práctica en este sentido.

Un pensamiento altamente productivo es sin duda el capitalista, el cual, históricamente, ha relacionado los procesos de aprendizaje-enseñanza con el trabajo industrial, altamente específico y calificado para mantener el sistema y el orden de cosas que le son propias. Por ello, es importante hacer hincapié en que la producción que se pretende es de otra naturaleza y por ellos debe ser concebida, pensada, desarrollada y valorada desde otras estructuras mentales totalmente opuestas a las occidentales capitalistas, porque la esencia y el propósito central son otros. En ese sentido, existe contradicción cuando desde una cosmovisión distinta, antagónica a la primera, se pretende una educación productiva siguiendo huellas ajenas. Esto nos hace percibir que queremos proyectarnos hacia otros modos de vida, a partir de las estructuras mentales del mundo que queremos abandonar. De ahí la insistencia en transformar las estructuras mentales de las cuales se nutren nuestras prácticas, para verdaderamente pretender y, sobre todo, posibilitar verdaderos cambios a nivel social, económico, político, cultural y educativo.

2. Conformación de estructuras mentales comunitarias, productivas y descolonizadoras

Cuando decimos estructura mental, queremos señalar que ella, la mente, está constituida estructuralmente en relación a cómo se acomodan los pensamientos, ideas, emociones y sentimientos; estos dos últimos elementos interrelacionados son los que dentro del presente artículo se conciben como afectividad. Los umbrales de conformación están cimentados en la propia estructura social, construida por los seres humanos en sus relaciones interpersonales dentro de sus contextos. En este sentido, si se pretende la construcción de una nueva sociedad comunitaria, productiva y descolonizadora, necesariamente se tiene que construir las bases sociales que viabilicen y potencien nuevas estructuras mentales concurrentes y consecuentes con ella.

Siguiendo a Boyle y los autores con los que él trabaja podemos desarrollar ciertos principios básicos de la estructura mental de los seres humanos, iniciando con el reconocimiento de que la "estructura más compleja que existe en el universo es cada mente humana". Con base en las investigaciones de Pinker -1998, 2002- estamos en condiciones de establecer que aún con todos los hallazgos científicos de la actualidad, solamente hemos empezado a comprenderla; también apoyamos el criterio de que la estructura mental humana es primariamente producto del medio ambiente en el cual ha ido evolucionando, y los aspectos más importantes de este medio ambiente son el emocional y el informacional. "Este medio ambiente no es estático, sino que va cambiando con el tiempo" (Boyle, 1998) y precisamente ese movimiento es el que se tiene que considerar y emplear a favor cuando se tienen proyectos de vida tan trascendentales como el de la nueva perspectiva educativa y social en contextos como el plurinacional.

Aspectos de corte hereditario se encuentran fuera del alcance socioeducativo, pero tanto los procesos informativos que se generan en los distintos contextos como los ambientes afectivos que se vehiculizan están en las manos de los grupos humanos y de los sujetos que los constituyen. Por ello, se trata de conformarlos de acuerdo a las perspectivas de vida vislumbradas. Retomando a Boyle, hay que considerar dos importantes derivaciones que desarrolla. "Todos los medios ambientes en los que se han desarrollado todos... tienen algunas similaridades; por lo que todas las estructuras mentales humanas tendrán también algunas similaridades" (Boyle, 1998), lo que evidentemente apunta al hecho de que podemos materializar los proyectos sociales que trazamos de una manera compartida pero, por otro lado, siempre hay un espacio intrasubjetivo que también es parte de nuestra naturaleza y, por supuesto, no se encuentra reñido con visiones colectivas, cooperativas y colaborativas; de cierta manera las refuerza porque la diversidad enriquece convergencias. "No existen dos medios ambientes que sean exactamente iguales, por lo que tampoco habrán dos estructuras mentales humanas exactamente iguales" (Boyle, 1998).

Uno de los principios más importantes de Boyle, que contribuye al presente artículo, cita que la "estructura mental humana es auto-organizante". Continúa explicándolo de la siguiente manera:

Esto es una realidad con bases biológicas, neurológicas y psíquicas. Por una parte, el desarrollo de las estructuras subyacentes de la mente que permiten la adquisición de conceptos prosigue una secuencia bien definida; cada etapa de esta secuencia va permitiendo la adquisición de conceptos de diferente tipo y por lo general de mayor complejidad y abstracción (Véase por ejemplo, Piaget e Inhelder, 1966). Y luego, el desarrollo de la estructura mental misma es secuencial y arborescente: Los conceptos que son adquiridos primero determinan el desarrollo posterior de esta estructura al permitir o no la subsiguiente adquisición de conceptos relacionados. Así pues, los factores ambientales pueden acelerar, atrasar, o impedir el desarrollo de las estructuras subyacentes, y de la estructura conceptual misma (Esto está comprobado por los trabajos de investigación de Lev Vygotsky en los 1920 y 30 - Ver, e.g., Berk y Winsler, 1995). Adicionalmente, el contexto emocional en el que un concepto es adquirido determinará en gran parte si ese concepto será usado como punto de partida para la adquisición de conceptos relacionados - ver, e.g., Vail, 1994.

Además, como es bien conocido, los niños humanos imitarán los comportamientos sociales que observen en otros a su alrededor. Si estos comportamientos son adquiridos a una edad lo suficientemente temprana, fácilmente se tomarán como "naturales" por el niño o niña al llegar a ser mayor. Entonces es fácil caer en la falacia de que, "si yo siento que éste es un comportamiento natural, y además yo lo observo en otros, entonces éste es el único posible comportamiento natural (en este tipo de situación social)". Una sencilla pregunta de contraejemplo es la siguiente: "¿Existen siquiera ALGUNOS seres humanos que presenten patrones de comportamiento diferentes ante este tipo de situación social?" Si los hay, entonces esto significa que "No, éste no es el único posible patrón de comportamiento natural, sino más bien es sólamente uno de varios o de una gama de posibles patrones de comportamiento (ante un determinado tipo de situación social)." - Véase, e.g., Rivalry Behavior in Dogs (Comportamiento de rivalidad en Perros).

Esto indica la importancia de los factores presentes en los medios ambientes iniciales, ya que es en base a éstos que procede cualquier organización posterior. (También hay que notar lo peligroso que puede ser el tratar de derivar principios morales a partir de ejemplos de la naturaleza -ya que los animales no tienen valores morales; y en cambio los seres humanos sí deberían tenerlos). (Boyle, 1998)

Enfatizamos en la importancia de este principio por razones de extrema relevancia respecto a la propuesta de constituir estructuras mentales requeridas para el nuevo proyecto de sociedad que se pretende. Ellas se auto-organizan fundamentadas en las experiencias contextuales, por lo que las mismas deben trascender de las tradicionales "capitalistas occidentalizadoras", hacia las que procurarán un nuevo entendimiento del mundo y una diferente actuación en él; no repitiendo otros discursos y comportamientos, las mismas prácticas que se critica y espera superar. En esta auto-organización juega un papel muy importante la afectividad. Boyle se refiere a ella como emocionalidad, nosotros preferimos categorizarla de la primera forma porque ella involucra, además, los sentimientos que se interrelacionan con la emocionalidad y son parte fundamental de la constitución humana, ellos mueven muchas de las acciones de los sujetos, a veces mucho más que los propios razonamientos; además no resulta nada sencillo ni pertinente el tratar de divorciarlos porque esas líneas divisorias están muy intrincadas y sus fronteras son poco precisas.

La afectividad es un elemento que no puede quedar al margen de la estructuración mental de una comprensión sobre la realidad y la manera de transformarla para Vivir Bien o procurar el "Buen Vivir" de todas y todos. Como bien establece Boyle y muchos otros estudiosos del comportamiento humano, las posibilidades de asimilación y -nosotros diríamos- sobre todo de internalización de conocimientos y saberes, están estrechamente articuladas con las raíces afectivas de las cuales se nutren.

Finalmente, es importante señalar que las nuevas generaciones son aquellas que se pueden constituir con mayor facilidad y rapidez en los agentes de cambio sólidos y solventes para una sociedad comunitaria, productiva y descolonizadora porque sus interconexiones cerebrales base están en plena formación y actuarán como plataforma de todos los conocimientos, saberes y afectividades que se irán construyendo a lo largo de sus vidas. Por supuesto que esto no quiere decir que tanto mujeres como hombres conformados en las visiones de mundo que se quiere cambiar no puedan ser parte de este proyecto; la propia plasticidad cerebral y el principio de posibilidad de aprendizaje durante toda la existencia nos permite reconocer que toda persona, sin importar la etapa de desarrollo vital en la que se encuentre, está en condiciones de reeducar sus pensamientos para cambiar sus acciones. Muy por el contrario, se trata más bien de un llamado general porque la unión hace la fuerza y, como considera Schindler cuando protege las vidas de tantos judíos en la Segunda Guerra Mundial, quien salva una vida, salva a la humanidad. Sin embargo, hay que tomar en cuenta a quiénes les es más sencillo generar las nuevas estructuras mentales que se precisa y con quiénes hay que procurar procesos de aprendizaje-enseñanza más complejos y tal vez prolongados, en procura de la construcción compartida de los nuevos sentidos sociales y los conocimientos, saberes y afectividades que les son pertinentes, adecuados y oportunos.

Existen otros principios más que podrán ser tratados en futuros artículos, en los que se profundice las propuestas de intercambio de ideas que se iniciaron introductoria y preliminarmente, entre otros elementos más, a partir de la Integra Educativa N° 10 sobre Educación Técnica, Tecnológica y Productiva, y que están referidos a la necesidad de considerar con seriedad los aportes de las neurociencias relacionados con la educación. Ellos constituyen una contribución científica -en toda la amplitud y profundidad del concepto- a los nuevos planes sociales, económicos, políticos, culturales y fundamentalmente educativos de nuestros pueblos; concretamente, a la constitución de una sociedad comunitaria productiva descolonizada.

3. Algunas bases cognitivo afectivas de una cosmovisión y espiritualidad descolonizadora, comunitaria productiva

La descolonización no pasa por un simple reconocimiento y tolerancia de identidades marginadas, excluidas, explotadas y/o desvalorizadas. Como ya se explicó y se ratifica nuevamente, una verdadera descolonización debe ser internalizada, para ello es fundamental trastocar las estructuras mentales tradicionales que han dejado hondas huellas neuronales que no nos permiten una auténtica emancipación de los paradigmas capitalistas occidentales. Por ello, no hay que caer en la tentación de rescatar una sola parte de los saberes, practicas, usos y costumbres que se considera adecuados, pertinentes y oportunos para la fundación de un nuevo tipo de sociedad, porque caeríamos en las acciones discriminatorias y autosuficientes del mundo occidental.

Un pensamiento reflexivo y emancipado comienza por la autocrítica y limita la idealización sin base o fundamento. Afectivamente, es positivo valorarnos y estar totalmente convencidos de nuestras capacidades, potencialidades y valores; no obstante, no podemos reducirnos a ese único aspecto y más bien debemos ser capaces de trascendernos para observarnos en profundidad a partir de nuestras fortalezas y ponernos nuevos retos de desarrollo (crecimiento y madurez).

Cuando se plantea la necesidad de generar una cosmovisión integrada tanto por la propia cultura como por el diálogo activo con las otras, en procura de un pensamiento crítico, reflexivo transformador, los criterios desarrollados no pueden apuntalar la mirada andina idealizada, desconociendo la autocrítica, que es un elemento formativo esencial, así como otros saberes y conocimientos procedentes de distintos pueblos del propio territorio Plurinacional o de otras latitudes de la región y del mundo. Evidentemente hay que rescatar y reivindicar la propia cultura, y la cultura andina tiene importantes elementos para construir un nuevo Estado, donde éste y la sociedad tengan un papel protagónico y activo, pero no se puede dejar de esclarecer las posibles inadecuaciones, limitaciones o aspectos no favorables propios de toda comunidad que deben ser tanto puestos en conocimiento como discutidos y transformados en todo proceso de crecimiento y desarrollo socio personal.

El mundo de los saberes y conocimientos en general, de las cosmovisiones y pensamientos en particular es amplio, complejo e intrincado y versan desde lo universal hasta lo específico haciendo necesario desarrollarlo de esta manera, para que los estudiantes en su proceso formativo, sean capaces de analizar, comparar y sacar conclusiones que les permitan aprehender la realidad y actuar en ella de una manera crítica y reflexiva; para desplegar un autoconcepto solvente y favorable que ayude a reconocer lo bueno de la propia historia, pero también lo que resultó negativo, dando lugar a la responsabilidad y deber de modificarlo, cambiarlo o adecuarlo a las necesidades, expectativas y a los nuevos tiempos, con sus características y peculiaridades.

Por otra parte, la relación trialéctica que se realiza entre el ser humano, la Madre Tierra y el cosmos con la vida como núcleo central, resulta ser una reflexión humanista muy importante desde la auténtica necesidad que tenemos las personas de salvar nuestro planeta para Vivir Bien, fundamento de una auténtica orientación de las reflexiones de cosmovisión y pensamiento transformador, porque el consumismo capitalista ha generado una depredación tan fuerte y contraproducente en búsqueda de la "modernidad" -criterio que tiene que ser fuertemente criticado para generar nuevas y diferentes expectativas en las y los estudiantes- que si no construimos nuevas formas de existencia, menos centradas en la industrialización acrítica y en la concentración innecesaria de productos de consumo, las nuevas generaciones pagarán las consecuencias de aceptar sistemas económico políticos viabilizadores de ese tipo convivencia y "comunidad". Hay que presentar, reflexionar y proyectar la alternativa, la comunitaria, desde su corazón y fundamento productivo. Desde la perspectiva de Moscovici, cuando se analiza la realidad desde la complejidad de un factor más para la síntesis, se enriquece el cruce de elementos de discusión y se fortalece las conclusiones.

Indiscutiblemente la construcción de una nueva sociedad equitativa, libre y justa pasa por la descolonización de modelos de pensamiento "eurocéntricos" foráneos, pero esto únicamente se puede conquistar cuando se transforma las estructuras mentales que albergan ese tipo de pensamientos y los han internalizado como propios. Es posible la reeducación de la que trata Vigotsky y Makarenko, poniéndola en práctica a partir de una pedagogía y didáctica revolucionarias en su tiempo socio histórico, pero para ello hay que dotar al pensamiento de muchos instrumentos de muchas vías. Siguiendo criterios y conceptos de la psicología que trascienden el ámbito o espacio comunitario, pues ha nacido de la psicología social y ésta de la general, decimos que en este campo de conocimientos y saberes se hace necesario y recomendable no reducir los contenidos a elementos tan específicos que permiten ver un factor con claridad impidiendo verlos todos en su verdadera dimensión y complejidad. Siempre será tan importante comprender la sociedad en general como al sujeto en su individualidad, sin importar la terminología que se emplee para ello; sin embargo, para cumplir tal propósito, hay que comprenderlo en su dimensión biopsicosocial y la psicología cuenta con importantes aportes científicos desde lo cognitivo comportamental, el desarrollo humano, entre otros campos, que hay que considerar y emplear; además del ámbito propiamente comunitario que presenta el gran aporte de ser originado tanto por la investigación acción participativa (IAP) como por la teoría de la liberación.

Desde ese punto de vista, hay que conseguir que el campo de saberes y conocimientos de cosmovisión y pensamiento se aprehenda a partir de la investigación, característica esencial de la naturaleza humana y que se constituye en la mejor manera de conocer crítica y reflexivamente la realidad; también es la manera de desarrollar razonamientos, cosmovisiones y espiritualidades más profundas, sólidas y solventes para nuevas generaciones de transformación y cambio. Herramientas indispensables para nuevas estructuras mentales sociocomunitarias, críticas y reflexivas son los proyectos sociocomunitarios productivos, que contemplan los diagnósticos comunitarios y la intervención social, como plantea la psicología comunitaria, pero los trascienden hacia otras maneras de producción que generen el diálogo entre distintos territorios del Estado Plurinacional de Bolivia, la región y el mundo. Estos proyectos incorporan además otros elementos esenciales del mundo, como las representaciones sociales, que permiten constatar la naturaleza social del pensamiento individual y la posibilidad de construir las nuevas realidades que todos queremos.

El nuevo Modelo Sociocomunitario Productivo "exige una nueva epistemología multilógica holística, dialógica y cíclica" (Ministerio de Educación, 2011) que es contraria al enfoque tradicional, cuya visión es unidireccional, monológica, basada en las disciplinas. Por ello hay que explicar en términos científicos, sociales, económicos, políticos y culturales el nuevo paradigma a los estudiantes, a la vez que, paralelamente, vivenciarlo, criticarlo, reflexionarlo y replantearlo. Algunos elementos que pueden contribuir son los aportes de autores no sólo europeos o extranjeros, sino nacionales como Fausto Reynaga entre otros pensadores y otros más de la región. La construcción de una nueva visión educativa que reivindique la propia realidad requiere de un proceso más exhaustivo en la revisión del propio trabajo intelectual y el de la región, América Latina y el Caribe. Esto no quiere decir para nada que, por ser forjadores de lo propio, no se reconozca y se considere los importantes aportes de la ciencia en otras latitudes porque ésta no debe tener fronteras en procura del Vivir Bien en el mundo entero.

Para un nuevo pensamiento es importante tomar en cuenta que "la nueva propuesta educativa del actual paradigma sociocomunitario productivo se sustenta en los postulados de la Escuela Ayllu Warisata, la pedagogía liberadora de Paulo Freire y en el enfoque histórico-cultural planteado por Vigotsky" (Ministerio de Trabajo, 2011). Este rechazo abierto al positivismo es adecuado y por ello hay que deslindarlo de criterios funcionalistas y conductistas de la educación. Una planificación curricular que en sus dimensiones se estructure con base en objetivos impuestos desde el docente como el poseedor del conocimiento y el que define lo que el estudiante debe hacer es una importante contradicción que desestructura totalmente el propósito revolucionario y transformador de nuevas estructuras de pensamiento; es como tomar el camino que precisamente no hay que seguir para llegar a los nuevos pensamientos que fortalecen una visión comunitaria productiva descolonizada. Desde una perspectiva psicológica, podemos decir que lo que hará verdaderamente crítica y reflexiva a una persona será la libertad de construir sus propios conocimientos con base en una buena guía (profesores y pares aventajados). Para ello hay que evitar consignas pedagógico-didácticas que reduzcan su participación a lograr los objetivos del maestro o profesora. Él tiene que construir sus propios proyectos de conocimiento y establecer sus metas a conquistar dentro de los campos de saberes y conocimientos que están a su alcance y aquellos que en su actividad investigativa pueda ampliar.

En la conquista de nuevos conocimientos y saberes es importante trabajar con esquemas, mapas mentales y conceptuales, entre otros, que sinteticen criterios y consideraciones necesarias para reflexionar y trabajar críticamente temas seleccionados para tal propósito. Otro recurso didáctico de suma importancia son las imágenes e ilustraciones que tienen que tener como directriz fundamental un alto grado de contextualización y reflejo de la realidad, así como aportar elementos informativos que trasciendan el objetivo de acompañamiento a los textos escritos.

Una reestructuración adecuada, pertinente y oportuna de saberes y conocimientos, necesariamente pasa a través de procedimientos pedagógico-didácticos sociocríticos transformadores, por lo cual, sugerimos iniciar cada tema -que además debería ser un tema generador de aprendizaje investigativo- con el establecimiento de situaciones problemáticas que deriven en problemas de investigación, para recién pasar a propósitos u objetivos que respondan a los contenidos formativos, las habilidades o destrezas requeridas para adquirirlos, a través de procesos y actividades de logro y fundamentalmente, transformaciones, por más pequeñas que éstas sean. Cambiar se logra cambiando. También es importante la constitución de equipos, observando el aspecto colaborativo de las dinámicas, no centradas en el producto sino en un proceso de trabajo conjunto en el que todas/os y cada una/o de las/os participantes aporte desde la idea inicial hasta la conclusión de la tarea. Esto generará un apego afectivo a lo colectivo y productivo.

El proceso investigativo, factor esencial de aprendizaje, debe llegar a los máximos niveles de exigencia mental para conformar pensamientos transformadores, por lo que tendría que trascender una base investigativa etnográfica, descriptiva, entre otras, pues objetiviza a las/os participantes de la comunidad hacia la investigación acción participativa, donde éstas/os se constituyen en sujetos activos en la construcción de conocimientos y es posible reflexionar críticamente sobre las propias prácticas para cambiarlas. Es muy importante el cómo en la construcción de conocimientos. El qué y el para qué, si bien requieren de un proceso crítico reflexivo y evaluativo permanente, medianamente los tenemos visualizados y constituidos considerando, desde luego, que si debemos construir nuestra pluralidad nacional para acceder a un socialismo comunitario, ésta es una etapa esencialmente transitiva. En este marco, hay que tener conciencia que en la superación de conocimientos tradicionales, positivistas, perpetuadores de estructuras socioculturales injustas, inequitativas, colonizadoras, etc., se precisa de metodologías auténticamente transformadoras, como es el caso de la sociocrítica que tiene como estrategia de estudio a la IAP; mientras que la estrategia etnográfica es propia de una metódica cualitativa, interpretativa o naturalista que si bien supera en mucho la visión descriptiva cuantitativa positivista, no es suficiente como para llegar al elemento fundamental de la sociocrítica que es el cambio sociopolítico, cultural y económico de nuestros pueblos, con base en nuestra visión de mundo y sociedad: el Vivir Bien para todas/os.

Es conveniente considerar que no se trata de traer artificial y descontextualizadamente las realidades al aula, sino "llevar la escuela" a la realidad, lo mismo que internalizar ésta en los espacios de estudio de una manera pertinente, adecuada y oportuna. Es decir, se trata de un proceso dialéctico de encuentro entre el proceso de aprendizaje-enseñanza y la realidad social y natural que la precisa, fundamenta y confiere el marco de constataciones, cruces, trenzados o "triangulaciones" hacia la que se dirigen las ideas y pensamientos producidos para impactar significativa y propositivamente en ella; convirtiendo a cada persona en constructora y artífice del mundo en el que vive y los atributos centrales que lo caracterizan. Los estudiantes precisan entrar en contacto directo con la realidad en la cual ésta se origina y desarrolla: todo auténtico proceso de aprendizaje, necesariamente, parte de la práctica, luego, gracias a ella, en un proceso cada vez de mayor abstracción de la misma, se la analiza críticamente llegando a teorizaciones sobre ella, como resultado de una dinámica de auténtico diálogo intelectual con la realidad socio natural a niveles de comprensión y aprehensión de mayor nivel de esfuerzo y entendimiento cognitivo.

No obstante, esa realidad observada, analizada y trabajada en el propio campo que le es propio, puede también ser introducida en el aula reflexiva y críticamente, tomando de ella una parte, para ser igualmente estudiada, discutida, debatida y sometida a un proceso de transformación. Ese es el Tema Generador de Aprendizaje Investigativo, sobre el cuál, en distintos niveles de conocimiento, se reflexiona críticamente distintos elementos, factores y circunstancias de relación e interacción que permitan ver todos los componentes e implicancias, desde los más próximos hasta los más globales que hacen a su naturaleza, importancia, relevancia y significancia en contextos específicos, aprendizajes situados con base en la teoría de la actividad, al ser los propios estudiantes, mediante su trabajo y producción, los que analizan esa pequeña realidad para aprehenderla y transformarla.

Un gran ejercicio para el cerebro es y será la lectura que no debe ser limitada y tampoco estar concebida únicamente como relatos narrativos, anecdóticos o míticos, idealizados que no argumentan suficiente y satisfactoriamente los conocimientos y saberes trabajados. Las fuentes tienen que ser adecuada, pertinente y oportunamente identificadas, en relación a la propuesta pedagógico-didáctica transformadora que se quiere desarrollar y a los contenidos necesarios requeridos para una visión más amplia, inclusiva, analítica, crítica y reflexiva en la construcción de la psique humana a través de la internalización de lo sociocomunal. Hay que evitar relatos superficiales e irrelevantes de temas que pueden estar bien seleccionados por su importancia, pero que merecen un mejor y más profundo tratamiento. Se recomienda tomar en cuenta conceptos y elementos formativos desarrollados por la Escuela Soviética de Psicología y considerar los adelantos de las neurociencias en relación a la educación.

La constitución de nuevas estructuras mentales se condice con la necesidad de trabajar en profundidad y consistencia conceptos, fundamentos, principios y demás aportes teórico, prácticos y metodológicos del comportamiento y su fundamento, respecto al desarrollo humano y los cambios educativos. Por ello, se tiene que contar, entre otros, con tres tipos de textos:

  • uno que trabaje científicamente la materia y permita contar con las bases crítico argumentativas suficientes para poder viabilizar trabajos y reflexiones críticas de alto nivel de comprensión y aprehensión de la realidad;
  • uno que sirva de guía a los facilitadores de los procesos de aprendizaje-enseñanza críticos reflexivos en la temática, para que realmente posibiliten aprendizajes significativos, de altos niveles de comprensión y aprehensión;
  • finalmente, uno de proyectos de acción investigativa, en lugar de actividades, con base en la investigación acción participativa (IAP), que haga de los estudiantes y todas/os las/os que participan en el proceso de construcción de conocimientos, auténticas/os investigadoras/es colaborativas/os y transformadoras/es.

Otro requisito es la construcción compartida de conocimientos a través del contacto directo con la realidad y el desarrollo de categorías a partir de ella. Por otra parte, el rescate y revalorización de saberes ancestrales tiene que trascender de lo mítico anecdótico al nivel de la teorización para constituirse como ciencia, en el sentido extenso y profundo del criterio. En realidad, esa supuesta universalización de ciertos conocimientos occidentalmente constituidos como tales es simplemente encuadrar los saberes en ciertos parámetros y normas constituidas por países que ostentan, entre otros, el poder del conocimiento. Aquellos conceptos, criterios, métodos, etc., que "caben" dentro de sus "rangos de aceptación" son los que se conoce como "conocimientos universales", expresión que se emplea en correspondencia a científico. Eso no tiene por qué ser así, en la medida que nosotros seamos capaces de trabajar sistemática, reflexiva y críticamente nuestros saberes para transformar nuestras realidades; estar en condiciones de proponer argumentativamente "medidas" nacional e internacionalmente aceptadas por las "comunidades de expertos" en las respectivas áreas de conocimientos, sus interacciones e interrelaciones.

Es de vital importancia tomar conciencia de que un proceso de transformación depende, en esencia, de la constitución de nuevos esquemas mentales sobre las realidades socioculturales y naturales; los "reaprendizajes" no son fáciles, aunque tampoco imposibles cuando ya se han construido y reforzado estructuras mentales, pero las que se están formando ya deberían desarrollar importantes huellas neuronales comunitarias productivas descolonizadas.

 

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