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Tinkazos

versión On-line ISSN 1990-7451

Tinkazos vol.19 no.39 La Paz mayo 2016

 

COMENTARIOS Y RESEÑAS

 

García Jordán, Pilar 2015
El Estado propone, los carai disponen y los guarayos devienen ciudadanos, 1939-1953. El impacto de la secularización en Guarayos.
Cochabamba: Editorial Itinerarios (Colección Scripta
Autóchtona, 14)

 

 

Ana María Lema1
1 Historiadora, investigadora y docente universitaria. Correo electrónico: lanitalema@gmail.com. La Paz, Bolivia.

 

 


 

 

Es probable que, salvo los crúcenos y los benianos, pocos bolivianos conocen la historia del pueblo indígena guarayo. Ubicados en su mayoría en la provincia que lleva el nombre de su pueblo, Guarayos (al noroeste del departamento de Santa Cruz y colindando con el Beni), estos indígenas de origen guaraní llegaron allí tras largas migraciones que empezaron probablemente en el siglo XV. Vivieron mucho tiempo al margen del sistema colonial hasta fines del siglo XVIII. En los primeros años del siglo XIX, los misioneros franciscanos intentaron evangelizarlos y, desde mediados del siglo XIX, establecieron varias misiones que pervivieron hasta 1939.

En una nueva entrega dedicada a la historia guaraya, la historiadora catalana Pilar García Jordán sigue iluminando el pasado de este pueblo que fue profundamente marcado por su relación con los misioneros franciscanos. El libro titulado El Estado propone, los carai disponen y los guarayos devienen ciudadanos, 1939-1953 se refiere a la etapa que transcurre desde la secularización de las misiones franciscanas hasta la Reforma Agraria puesta en marcha por el gobierno de la Revolución Nacional.

La historia que nos cuenta la autora es la de los intentos estatales por incorporar una región que, pese a estar ubicada en el centro del país, estaba desvinculada de la nación. Tras dedicar el primer capítulo del libro a examinar los antecedentes del proceso de secularización, García Jordán se enfoca —en el segundo capítulo— en describir la creación y el funcionamiento de la Delegación Nacional de Guarayos (1938) y la Intendencia Delegacional de Guarayos (1939-1947), instancias mediante las cuales el Estado tuvo finalmente una presencia tangible en la región. En estos años, los guarayos obtuvieron la ciudadanía a través del acceso a la propiedad urbana. Sus condiciones de vida mejoraron un poco; pudieron ejercer sus derechos civiles pero sobre todo, se convirtieron en productores o proveedores de mano de obra. El tercer capítulo muestra la llegada de foráneos a la región que provenían de los departamentos de Santa Cruz y del Beni con el fin de ocupar cargos públicos. El cuarto capítulo analiza las repercusiones e impactos de la supresión de la Intendencia Delegacional y analiza "los significados y concesión de la bolivianidad y la ciudadanía política a los guarayos". El quinto capítulo pone énfasis en el surgimiento del grupo carai y destaca cómo la Revolución Nacional permitió su consolidación —sobre todo en materia de propiedad de la tierra pues aquello ocurrió precisamente al inicio de la aplicación de la Reforma Agraria.

El libro es fascinante desde varias perspectivas. En primer lugar, se trata de un estudio novedoso en torno al proceso de secularización de misiones religiosas y sus repercusiones, una temática que no ha suscitado mayores estudios en la historiografía boliviana debido, sin duda, al complicado acceso a las fuentes documentales. En segundo lugar, permite entender la vida y el ocaso de las misiones en un contexto más amplio y en medio de los conflictos de poder a nivel local, permitiendo así que el lector deje de lado la idea que las misiones funcionaban de manera aislada, sin contacto con el mundo exterior, impermeables a los apetitos terrenales; al contrario, en estas páginas se percibe claramente cómo se llevó a cabo la apertura y penetración del territorio guarayo a las corrientes migratorias procedentes de Santa Cruz, al igual que un siglo antes, cuando los crúcenos emprendieron la "conquista" de las provincias Cordillera y Chiquitos. En tercer lugar, la trama del libro se ubica en el complejo contexto de cambios que vivía el país después de la Guerra del Chaco, mostrando cómo los problemas vinculados a la cuestión agraria, al acceso a la tierra, al régimen laboral también eran vigentes en Guarayos en la década de 1940. Se derrumba el mito de que estos pueblos vivían al margen de lo que ocurría en el resto del país: partidos políticos y organizaciones sociales tuvieron una presencia relativamente temprana en la zona (MNR desde 1942 y sindicatos agrarios desde 1954), aunque sin mayor beneficio para las poblaciones indígenas. Por otro lado, la lectura de estas páginas permite ver cierta continuidad en las estrategias estatales para acercarse a estas e incorporarlas a la nación mediante el tema de la propiedad de la tierra, como lo hizo José Ballivián en el departamento del Beni en 1842, cuando otorgó la ciudadanía a los indígenas mójenos de las ex misiones2 (Guiteras, 2012). Finalmente, la obra muestra cómo la Reforma Agraria fue utilizada por los carai en beneficio propio, lo que constituye un aporte valioso no solo para ver analizar los poderes locales sino para entender la otra cara de un proceso tan importante que fue ampliamente estudiado en otras regiones del país pero muy poco en el Oriente3.

 

NOTAS

2. Tema analizado por Anna Guiteras en De los llanos de Mojos a las Cachuelas del Beni, 1842-1938. Conflictos locales, recursos naturales y participación indígena en la Amazonia boliviana. Cochabamba - Sucre: Editorial Itinerarios; ABNB/FCBCB/BCB, 2012.

3. La aplicación de la Reforma Agraria en esta región podría ser comparada con lo que ocurría en el siglo XIX cuando el Oriente era percibido, tanto por el Occidente como por los propios políticos e intelectuales crúcenos, como vario, presto a ser conquistado y colonizado, lo que se plasmó en el siglo XX con la Marcha al Oriente, por ejemplo.

 

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