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Tinkazos

versión On-line ISSN 1990-7451

Tinkazos vol.18 no.38 La Paz dic. 2015

 

DIÁLOGO ACADÉMICO E INVESTIGACIONES

 

Transformaciones y tensiones: el nuevo mercado Lanza de La Paz

 

Transformations and tensions: the new Lanza Market in La Paz

 

 

Lucía Aramayo Cañedo1
1 Lucia Aramayo Cañedo es dentista política y actualmente cursa el Doctorado en Estudios Culturales y Literatura Latinoamericana en la Universidad de Texas en Austin. Correo electrónico: luciaac@gmail.com. Austin-Texas, Estados Unidos.
Fecha de recepción: octubre de 2015 | Fecha de aprobación: noviembre de 2015 | Versión final: noviembre de 2015

 

 


El Proyecto de Revitalizacion Urbana del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz transformó al mercado Lanza, ubicado en el ombligo de la ciudad. En el artículo la autora analiza los encuentros y desencuentros de las lógicas de quienes regulan el 'hacer mercado' y de quienes 'hacen mercado', a veces sin tomar en cuenta las formas de apropiación del espacio y las relaciones socioculturales de raíz rural e indígena que existen en esos territorios y que forman parte de la identidad de la ciudad.

Palabras clave: mercado Lanza / comerciantes / comercio popular/ apropiación espacio público / comercio informal / comercio en vía pública / planificación urbana


The Urban Revitalization Project of the Autonomous Municipal Government of La Paz has transformed the Lanza Market in the heart of the city. In this article, the author analyses the agreements and disagreements in the arguments of those who regúlate the market trade and those who practise it, finding that there is sometimes a failure to take into account the ways in which the public space is appropriated and the sociocultural relationships with rural and indigenous roots that are enacted in these territories and form part of the city's identity.

Key words: Lanza Market / traders / market traders / appropriation of the public space / informal trade / street markets / urban planning


 

 

En la última década en Bolivia el comercio popular se ha incrementado, llegando a participar en esta actividad alrededor de dos millones de personas2 y, a pesar de su envergadura, sigue siendo marginal e invisibilizado en las políticas estatales. Los espacios por donde transita y que ocupa el comercio popular cuentan con códigos y formas de regulación que responden a una institucionalidad paralela, que se plasma en los márgenes de la institucionalidad oficial. En el hacer mercado confluyen sectores populares e indígenas, que más allá del comercio como tal, construyen y expresan ciudadanía, pertenencia e identidad, siendo así un nicho de posibles respuestas a la tenaz y constantemente inviable modernización hegemónica, a partir de una comprensión del comercio y del espacio urbano que muchas veces contraviene con la lógica municipal, y que está relacionado a una cultura en la que la estructura comunitaria ha podido establecer una institucionalidad en términos propios. Este tipo de actividad es percibida por algunas autoridades de la ciudad de La Paz como un problema que frena el progreso, la modernidad, además de asociarla al desorden, la suciedad de las vías públicas y la inseguridad ciudadana.

En distintas ciudades de América Latina este tema se afrontó con la implementación de proyectos de Revitalización Urbana y Centralidades Urbanas3. En el caso de La Paz, y posterior a la siniestra granizada de 2002, la Alcaldía de La Paz impulsó el Proyecto de Revitalización Urbana (PRU), centrando la intervención en la reestructuración del Casco Urbano Central (CUC) donde un punto neurálgico fue la construcción de un nuevo mercado Lanza.

En el proceso de implementación del CUC se realizaron varias obras, siendo las más importantes: la reconstrucción de la Plaza Mayor (fruto de la unión de la plaza de San Francisco y la plaza de los Héroes), la pasarela que atraviesa la avenida Mariscal Santa Cruz, "ordenando" el tránsito peatonal en la zona, y una gran edificación para remplazar el antiguo mercado Lanza y así ordenar el comercio y delimitar el área de los vendedores que se expandían en sus inmediaciones, por ejemplo en las calles Figueroa, Tiquina, Evaristo Valle y la plaza Alonso de Mendoza, área que se ubica en el corazón de la ciudad y remonta a legendarios tambos.

El mercado Lanza es uno de los más antiguos de la ciudad de La Paz y heredero de una larga trayectoria de ferias, por estar ubicado en un espacio de encuentro e intercambio desde la época prehispánica. Este es uno de los lugares urbanos que sintetiza las formas de hacer mercado y de habitar el espacio público a lo largo de la historia en la ciudad.

Desde el contexto antes descrito, en este artículo se analizan, por una parte, los encuentros, desencuentros y márgenes de negociación entre las dinámicas de organización, adaptación y transformación de las formas de habitar y ocupar espacios de la ciudad por parte de los comerciantes populares, que en muchos casos se rigen por parámetros comunitarios y, por otra parte, la tendencia de la institucionalidad pública de aglutinar el comercio en centralidades urbanas4.

La información del presente trabajo es fruto de un proceso de investigación que empieza el año 2010. Los datos más recientes sobre el nuevo mercado Lanza así como las entrevistas citadas, tanto a vendedores como a funcionarios municipales, se concretaron en el marco del estudio "Formas de vivir el espacio, entre centralidades y la vía pública. Comercio popular en vías públicas" 5, cuya metodología se orientó a rescatar las opiniones y percepciones sobre el proceso de diseño, construcción y habilitación de este mercado, tanto de los comerciantes dentro del mercado, los que se quedaron alrededor de este y los funcionarios del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz (GAMLP).

La investigación tuvo dos etapas: la primera fue de trabajo de campo6 y la segunda de sistematización y análisis de los resultados obtenidos, valoración de la observación directa y el registro fotográfico, además de una amplia revisión de información secundaria. En el artículo, los entrevistados en el mercado y áreas circundantes, así como los servidores públicos y personas involucradas en el PRU, aparecen con nombres ficticios o referencias generales, para cuidar su identidad.

 

1. ESPACIO Y LÓGICAS MERCANTILES

La producción en el espacio urbano dentro de la lógica capitalista, está marcada por un modo que obedece al mercado, dando lugar a que imágenes armónicas disipen el conflicto social. Esta armonía se genera a partir de la proyección de imágenes de compra/venta e intercambio idealizadas por el pensamiento hegemónico. Consecuentemente, los espacios son concebidos de forma funcional a lógicas mercantiles y mediante imágenes y simulaciones sobre lo real que pretenden un cambio en el modo de vida, en la visión del mundo y del espacio vivido7. Por su parte, las dinámicas de intercambio, a partir de ser y estar en el espacio, develan formas de resistencia y negociación culturales que han posibilitado la constante construcción y reproducción de una manera de habitar8.

La revitalización urbana es un fenómeno de transformación, rentabilización y armonización extendido en América Latina en las últimas décadas del siglo XX. Estuvo ligado a procesos de descentralización que se expandieron por la región y que derivaron en que los gobiernos centrales delegaran a los gobiernos locales algunas responsabilidades en el ámbito de la salud, la educación, los servicios y la infraestructura urbana. En este contexto, los proyectos de ordenamiento y de revitalización de las ciudades expresaron estrategias de los gobiernos locales, en alianza con iniciativas de inversores privados, en las que los recursos públicos fueron utilizados de contraparte o para convocar fuentes de financiamiento externas. Los diseños de intervención urbana que emergieron de este contexto, en la mayor parte de los casos, intentaron generar cambios en las dinámicas de la población desde concepciones del desarrollo sustentable, la valoración cultural y los bienes patrimoniales, y la oferta turística. Esta concepción también se expresó en el PRU de la ciudad de La Paz, siendo los mercados y las áreas de comercio del radio urbano un epicentro dada su relevancia y diversidad (en el área urbana coexisten más de 100 mercados y ferias).

 

2. EL COMERCIO EN EL CASCO URBANO CENTRAL DE LA PAZ

El conjunto de la zona del CUC (ver mapas 1 y 2) es un entramado de mercados, ferias y tambos que a primera vista parecen uno solo, interminable y multiforme; sin embargo, con una mirada curiosa y detenida se puede apreciar especificidades en la organización y los roles que caracterizan a cada uno de ellos. En este entramado, espacios como Churubamba, nombre indígena de la parte central del CUC y donde se encuentra el "Merlán" -así llamado el mercado Lanza por los estantes y habitantes-, se ha mantenido en el tiempo como lugar de interacción campo-ciudad, intercambio social y comercial, y venta al por mayor y menor. Los cambios planificados por el PRU, desde un enfoque técnico y urbanístico, buscaron modificar el corazón de la ciudad, a partir de centralizar la venta ambulante y "limpiar el espacio" gravitando en las formas de organización, de ser y estar de los habitantes. La historia de Churubamba es la historia de diálogos, encuentros, desencuentros y confrontación de lógicas de hacer mercado, de habitar el espacio urbano y de formas culturales de comprensión del espacio, que se confunden con la de la ciudad, dando elementos para entender la relación activa de los habitantes de La Paz con este lugar: "Desde hace más de 500 años, cuando estaba habitada por aymarás del señorío Pacajes y regida por el poder de los Incas, y hasta hoy en día convertida en un dinámico centro de actividad comercial, la zona de Churubamba o San Sebastián es el ombligo social de la ciudad de La Paz" (Cajías, 2010, p.2).

Esta zona está ubicada en lo que fue la frontera entre los barrios indios de las laderas de la ciudad y los barrios de cultura occidental y europea de la urbe. En sus alrededores se levantan los edificios nuevos, al lado de las construcciones coloniales y las republicanas de principios del siglo XX. Con el crecimiento de la ciudad y los nuevos edificios, el centro de la ciudad se desplazó, pero Churubamba ha permanecido como lugar privilegiado de aglutinamiento de diversas actividades. Oficinas estatales, bancos, escuelas y museos son construidos alrededor de San Francisco, en torno a los antiguos tambos, actuales mercados y plazas que hacen de este un importante punto de encuentro, comercio y servicios de la ciudad. Instituciones nuevas a la par de las antiguas han permitido que sus lógicas se mezclen en lo cotidiano a partir de la interacción de diversos actores. Las herencias rurales e indígenas han permeado formas de usar este espacio y han generado imágenes y personajes, que forman parte del imaginario colectivo y de la memoria histórica de La Paz. En los habitantes de esta zona y su cotidianidad se sintetiza lo indígena y lo mestizo, lo tradicional y lo moderno, lo joven y lo viejo. Esto hace de Churubamba un espacio vital de la ciudad.

La perduración del intercambio y venta en el área de la iglesia de San Francisco se expresó en el mercado Lanza Central, que aunque fue fundado como tal en 1937, se estructuró en base a una larga data de comercio en el área (ver Figura 1). Los tambos estuvieron en la puerta de la iglesia de San Francisco desde la época de la colonia, hasta la construcción de este mercado. La edificación del mercado Lanza fue parte de una ola de construcciones durante las primeras décadas del siglo XX en La Paz y estuvo ligada a los cambios que se dieron en el área a partir del embovedado del río Choqueyapu, que en 1935 tuvo un trágico desbordamiento, a la altura del que fue el mercado de las Flores en la calle Recreo que dejó decenas de muertos y heridos.

 

3. LAS LÓGICAS EN LOS MERCADOS EN LA PAZ

En los mercados y ferias populares de La Paz, y aún más en los tambos, el regateo es la base de la negociación en torno al cual se "hace mercado" y se afianzan lazos de amistad y confianza, así las operaciones de compraventa no se constituyen en simples actos económicos puntuales en donde se encuentran oferta y demanda, sino hay un valor agregado que se insinúa y permea la negociación. Gran parte de la conversación, dependiendo del comprador, o es en aymara o al menos emplea palabras de este idioma -al momento de negociar, saludarse o despedirse-. El acto de compra repetido de un mismo proveedor/vendedor permite afianzar poco a poco la relación hasta el punto que la persistencia y lealtad son compensadas con "yapas", posibilidad de elegir cada uno de los productos, más si son frutas o verduras, tener rebajas en el precio y acceso preferencial a productos, si hay escasez de alguno de ellos.

Tanto en las ferias como en los mercados, como plantea Rossana Barragán (2009), "las vendedoras están organizadas en lo que se conoce como el sistema de Maestrerío o que tienen una organización jerárquicamente ordenada por pares" (p.297). Esta organización está a cargo de la distribución de puestos, y tiene mecanismos de sanción y coerción en función de las faltas. "El número de Maestras corresponde, frecuentemente, a la organización y división que existe en el Mercado en función de la especialidad de venta, por lo que la organización es muy variable en cada uno de ellos" (Barragán, 2009, p.298).

Dependiendo del tipo de mercado (antigüedad, localización en la ciudad e infraestructura), las vendedoras compran un puesto o pagan su derecho al lugar en función del tamaño de su expendio. Los mercados que cuentan con infraestructura para la comercialización, son espacios concebidos para la venta continua, toda la semana las vendedoras son las mismas y acceden a un puesto de venta a través de su organización sindical, los puestos para la venta se localizan por tipo de productos y por la zona de donde provienen. En los mercados más antiguos de la ciudad, como es el caso del mercado Lanza, gran parte de las vendedoras obtuvieron sus puestos por herencia, y en esos casos la antigüedad les confiere derechos y prestigio que se expresan en el control y vigilancia para el cumplimiento de acuerdos sobre la dinámica del mercadeo y la regulación interna de los precios, como parte de una comprensión cultural comunitaria de hacer intercambio. Paradójicamente muchos de estos mercados, y como pasó con el mercado Lanza como se mostrará posteriormente, a pesar de estar bajo el control y la regulación municipal, fueron construidos con el aporte de los comerciantes.

Las vendedoras de este tipo de mercados, donde se vende toda la semana, por lo general se abastecen de vendedoras mayoristas y de los tambos que se encuentran en las inmediaciones. En estos espacios, por el tipo de infraestructura, la capacidad de almacenamiento de las vendedoras es mayor, permitiendo stocks hasta para una semana, lo que no ocurre con las ferias barriales. Como plantea Elizabeth Peredo (1993), "las actividades de comercio entre lo andino y lo criollo occidental (...) es un espacio ganado por lo cholo" (p.34), siendo el comercio al por mayor un trabajo comúnmente de hombres y el comercio al por menor una labor femenina. El que las mujeres se encarguen del minoreo, según la misma autora, responde a que este tipo de venta requiere un conocimiento del cotidiano y de lo doméstico, pero además, este tipo de venta les permite "conciliar su actividad pública con los espacios domésticos" (Peredo, 1993, p.35). Esto explica que la gran mayoría de las vendedoras de los mercados de La Paz sean mujeres. Estas mujeres, por lo general, son las intermediarias entre lo rural y lo urbano, y las que manejan el lenguaje y la cultura del sector marginado-campesino-aymara, así como los códigos citadinos.

Desde estas formas de hacer mercado, las dinámicas generadas por las obras y cambios en el CUC han puesto en evidencia tensiones entre las lógicas históricas y culturales de ocupación del espacio de los habitantes y utilizadores del mismo, que se regulan por formas de organización concretas, que muchas veces recuerdan lógicas del espacio rural comunitario, y los planificadores del orden urbano con lógicas modernizantes. Este fenómeno es particularmente evidente en la relación de vendedores y compradores del mercado Lanza, como también los vendedores en vías públicas que se desenvuelven en este entorno.

 

4. LA CONSTRUCCIÓN DEL MERCADO LANZA

La estructura de damero en torno a las plazas centrales, presente en la fundación de la ciudad de La Paz, fue cobrando distintas dimensiones en relación al crecimiento de la ciudad, y a principios de 1900 surgió una nueva lógica, técnica y urbanística, que delinea el progreso y la modernidad como discurso civilizatorio. El debate sobre el modernismo en tanto movimiento arquitectónico-urbanista empezó a ser adoptado en la ciudad, priorizando la utilidad y lo funcional de las edificaciones, en pos del orden y la solución a vulnerabilidades estructurales. En este contexto es que se hace la apertura de la avenida Mariscal Santa Cruz, con el embovedado del río Choqueyapu (ver Figura 2). En 1914, la Alcaldía Municipal de La Paz convocó a la presentación de proyectos para la apertura de la avenida; fue una obra de gran envergadura a partir de la cual, también, se definieron los nuevos radios urbanos de la ciudad. Con el embovedado del río se camufló la división de la ciudad y la avenida se convirtió en el eje de tránsito vehicular de la urbe.

A partir de la apertura de la avenida Mariscal Santa Cruz y en medio del desalojo y demolición de antiguas casonas, hubo la intención de desplazar los tambos y mercados a zonas menos pobladas de la ciudad. Y en palabras de doña Ana, una de las fundadoras del mercado Lanza: "los carniceros y las vendedoras del "Merlán" se opusieron e insistieron para quedarse en el centro, tomando en cuenta que el mercado había nacido en este sector. Varios fueron los argumentos de la municipalidad para no construir la nueva casa de las caseras del Lanza, entre ellos, que no había dinero". (A. Quispe, comunicación personal, marzo de 2014). Las protestas y negociaciones de los vendedores y los usuarios tuvieron como fruto la construcción del mercado Lanza. Doña María que entonces era niña y ayudaba a su madre en la venta, cuenta sobre esto: "No lograron trasladarnos del canchón a las afueras de la ciudad, pero los carniceros tuvieron que otorgar todo lo que era el cuero de las reses a la municipalidad para que se comercializara. El dinero de estos cueros fue destinado como parte para la construcción del mercado". (M. Rodríguez, comunicación personal, marzo de 2014). Esto dio lugar a la construcción del mercado Lanza Central No. 1, fundado en 1937 con cerca de 100 vendedoras, además del Anexo Lanza, edificio de dos plantas, donde estaba el servicio de té, los apis y las comidas. Por necesidad común se fueron adhiriendo otras asociaciones en torno y alrededor del mercado, tales como el Comedor Pérez Velasco, el mercado Figueroa, el mercado de las Flores que fue el más afectado con la riada del 35, y los libreros. Así, se conformó un mercado tradicional, con estructura de tambo y donde la relación interpersonal era esencial para hacer mercado, consecuente con su herencia histórica.

El traslado del mercado, de la calle al edificio, generó cambios en las condiciones de venta y por tanto algunos productos dejaron de venderse, como los cueros de oveja, según cuenta doña Adriana, una mujer mayor, de pollera y cortas trenzas grises que vendió toda su vida en el "Merlán": "Yo vendía con mi mamá cuentos de oveja en la puerta de la iglesia, después cuando nos hemos venido adentro del mercado hemos empezado a vender otras cosas, verduras, fruta". (A. Pérez, comunicación personal, mayo de 2014). Más allá de estos cambios, la edificación fue tomando la forma de las necesidades de las vendedoras, y generando con ello dinámicas similares a las que se daban antes en la calle, como cuenta don José, hijo de una de las fundadoras del mercado, que ahora tiene un puesto de fruta: "Mi mamá harto renegaba porque las otras caseras a veces intentaban vender sus cosas más caro, o vendían mala calidad. A veces se peleaban hasta a golpes unas veces, como antes, en el canchón". (J. López, comunicación personal, abril de 2014).

Como sucedió con el mercado que tenía lugar a lo largo del atrio de San Francisco y la calle Recreo, la interacción con los compradores y entre vendedores era lo que estructuraba una lógica de intercambio, en la que el valor de la sociabilidad daba un carácter particular a la transacción económica. Esto también daba lugar a que en este mercado, donde a simple vista reinaba el desorden, había en realidad una compleja estructura de relaciones sociales que organizaban el espacio bajo una perspectiva comunitaria, racionalizaba la venta y regulaba los precios de los productos. Así, el regateo y las peleas formaban parte del mercado y generaba un orden probablemente incomprendido por el GAMLP y el PRU al momento de diseñar la nueva construcción. Sobre esto es importante enfatizar que en el mercado Lanza se sintetiza una forma de hacer mercado que se extiende en el entramado de la ciudad.

 

5. EL PRU Y EL NUEVO MERCADO LANZA

En febrero de 2002 hubo un nuevo desastre natural que una vez más evidenció la vulnerabilidad del centro de la ciudad de La Paz. Una intensa granizada generó inundaciones y las calles cumplieron el rol de evacuadoras de aguas. Este evento dejó un saldo de 70 muertos y 50 desaparecidos, siendo los pobladores y la infraestructura urbana del centro de la ciudad, los más afectados. Frente a este evento y después de la fase de emergencia, el Colegio Departamental de Arquitectos de La Paz elaboró un Plan Maestro para el Área de San Francisco, con el fin de subsanar las falencias estructurales del área. La propuesta electoral del Movimiento sin Miedo (MSM) el 2006, con la que ganó por segunda vez las elecciones municipales, planteaba una nueva ola modernizadora basándose en siete ejes. "Revive el Centro Urbano" fue uno de los ejes dentro del que se incorporaron los lineamientos del Plan Maestro. Lo que se pretendía con este eje era "El rescate, modernización y ordenamiento de los espacios públicos del Casco Urbano Central" (GMLP, 2009, p.23), siendo el proyecto de construcción del nuevo mercado Lanza uno de los núcleos de la transformación.

El PRU, al ser el proyecto de transformación urbana más grande de las últimas décadas, fue la experiencia modelo para el desarrollo de centralidades. El PRU puso a prueba la capacidad institucional de hacer intervenciones urbanas globales e impulsó a que se contemplaran dentro del Plan 2040 el desarrollo de 20 centralidades que son "espacios de la ciudad que tienen una dinámica económica, ambiental y social que tienen que ser afrontadas, tienen que tener una intervención integral, a través de las diferentes políticas y atribuciones municipales, que permitan a su vez organizar estos puntos y que el desarrollo no continúe de una manera caótica y desordenada" (GAMLP, 2013). El desarrollo de centralidades tiene como fin "alcanzar una mayor seguridad y orden, tanto para vecinos como para la gente que desarrolla sus actividades laborales" (GAMLP, 2013).

Teniendo en cuenta la envergadura del PRU cabe señalar que su objetivo principal fue "promover el desarrollo urbano, social y económico de La Paz, a través de la reversión del proceso de deterioro físico y social de su centro" (BID, 2012, p.3), con el propósito de "aumentar la productividad con inclusión social en el centro de La Paz, mediante intervenciones que mejoren la calidad ambiental del centro y la situación socioeconómica de los grupos vulnerables y que incrementen los ingresos de la población que trabaja en el centro" (BID, 2012, p.5). Ambos respondieron a las necesidades de la ciudad identificadas por el GAMLP como por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), este último, principal financiador del Programa. Ilustra el alcance del Programa la justificación realizada en el documento de proyecto presentado al BID que fue reproducida en el informe de cierre del mismo:

El 2004 La Paz contaba con una población de alrededor de 800 mil habitantes, el desempleo formal alcanzaba al 11% y se estimaba que entre un 58% y un 70% de la población ocupada realizaba actividades de tipo familiar no formal. Por otra parte, el Macro-distrito Centro que representa menos del 1% del territorio urbano del municipio de La Paz, recibía alrededor de 200 mil personas diariamente (flujo que representaba alrededor del 20% de la población total del área metropolitana, pero más de 10 veces la población estable del CUC); con una circulación de unos 130 mil vehículos (cifra equivalente al 77% del parque automotor de la ciudad) (BID, 2012, p.2).

Estos datos muestran la fuerte presión ejercida sobre el CUC por la gran afluencia poblacional y vehicular. En el área, se encuentra la principal avenida que conecta La Paz y El Alto, alberga gran parte de las oficinas estatales, convergen muchas personas de ambas ciudades y hace de repartidor de tráfico. Tomando en cuenta la cantidad de personas que transitan esta zona en relación a su tamaño, es claro que hay una sobredemanda del espacio. Por otra parte, el informe de la evaluación expost del PRU9, plantea que en esta área también el patrimonio arquitectónico se ve afectado por lo antes mencionado. Según este informe, el CUC el 2007 "abrigaba 27 monumentos nacionales y 573 edificios de preservación, de los cuales un 60% estaban deteriorados debido a la fuga de las inversiones del centro y la falta de una normativa más conducente a la recalificación de estos edificios" (Pando Solares Consultores, 2012, p.8).

Asimismo, el carácter de área de paso y de tránsito, históricamente la hizo particularmente interesante para el comercio. Según el informe antes mencionado, "el 2004 el CUC albergaba más de 15 mil comerciantes minoristas, de los cuales 63% vendía en vía pública, invadiendo el espacio de aceras y plazas, 30% en locales comerciales y 7% en mercados. Del total, 80% eran mujeres, de las cuales el 96% vendían acompañadas de sus hijos" (Pando Solares Consultores, 2012, p.8). Estos datos permiten entender que el PRU surge también en respuesta a la proliferación de comercio en vía pública y a la vulnerabilidad de las personas que ejercen este trabajo (ver Figura 3). El proyecto contó con un presupuesto total de Sus 37,2 millones de los cuales Sus 28,5 millones fueron financiados por el BID y los restantes Sus 8,7 millones fueron aportados por el GAMLP.

 

6. LAS NEGOCIACIONES EN RELACIÓN AL NUEVO MERCADO LANZA

Como ya se mencionó, para el caso del mercado Lanza el PRU previo la construcción de una nueva infraestructura y fue concebido como pieza importante del ordenamiento y del mejoramiento de condiciones de venta de los comerciantes en tanto principal albergue ordenado de comercio de la zona. La construcción duró un poco más de dos años, iniciándose en 2008.

A mediados de 2010 se realizó la entrega del nuevo mercado. En los dos años que duró la construcción, las vendedoras fueron reubicadas en las calles aledañas y en el atrio de San Francisco. Esta reubicación, como el convencer a las vendedoras del cambio de espacio implicó una ardua gestión de negociación, para lo que el PRU contaba con un equipo de concertación. De acuerdo al informe final de este equipo, hubo tres fases de negociación para la ejecución del nuevo mercado, hasta llegar a que todos los implicados entendieran el propósito del proyecto (Calasich, 2010, p.2). Los principales conflictos que se enfrentaron según los funcionarios del CUC fueron:

•  El desalojo del antiguo mercado;

•  La reubicación y condiciones de venta durante la construcción;

•  La reubicación de las vendedoras dentro del nuevo mercado;

•  El tamaño de los nuevos puestos.

La negociación para que las asociaciones del antiguo Lanza aceptaran el traslado y la demolición del antiguo mercado fue ardua y tuvo una duración de 14 meses. Este proceso se llevó a cabo por el equipo de concertación del PRU, mediante "la relación permanente con las bases y la dirigencia, siendo estas últimas las que se responsabilizaron de efectuar la acción negociadora y concertadora, que permitió la suscripción de doce actas de entendimiento con el GAMLP" (Calasich, 2010, p.14).

A pesar de haberse suscrito acuerdos, las vendedoras se reusaron a salir del mercado en enero de 2007. Esta negativa se basó en que el GAMLP, de acuerdo a sus declaraciones, incumplió los acuerdos firmados ya que se postergó el inicio de la construcción y no los reubicaron en el atrio de San Francisco, junto con libreros, vendedoras de flores y artesanos en joyas de plata, como se había acordado. Los comerciantes, argumentando que se habían efectuado acuerdos y compromisos que no estaban siendo cumplidos por las autoridades municipales, exigieron mayores garantías y fueron dilatando su salida del mercado hasta 2008. Para lograr al fin comenzar la obra, como explica una persona del equipo de concertación del PRU, "se efectuó un intenso proceso de diálogo con las asociaciones del Mercado, agrupadas en la llamada Federación Cultural y Comercial Mercado Lanza, cuya secretaría ejecutiva estaba a cargo de la señora Miriam Quispe" (como se cita en Calasich, 2010, p.23). Al no lograr los resultados esperados, "el GAMLP generó una presión efectiva que, finalmente, permitió quebrar la cohesión de las asociaciones, lo que facilitó el comienzo del proceso de reubicación" (Calasich, 2010, p.25).

Haciendo un balance de las entrevistas tanto a personeros municipales como a dirigentes y vendedoras del mercado, se aprecia que la desconfianza marcó los posicionamientos, sobre todo en la primera etapa. Y, en la segunda etapa, la desconfianza permanece debido a la cooptación de las líderes y la división de las asociaciones. A decir de Nancy, antigua vendedora en el mercado, "nos convencieron diciendo que aquí íbamos a tener propiedad, y mentira es. Miriam Quispe nos ha engañado, nos ha vendido. Las maquetas que nos enseñaron bonitas eran, y ahora en el parqueo nos han metido". (N. León, comunicación personal, febrero de 2014). María, juguera del mercado, cuenta que "Miriam Quispe fue la maestra que negoció. Todas la odiábamos, pues se creía diosa. Vendía puestos, se aprovechó, pues negoció. Bandida era, aquí nadie la quiere". (M. Navia, comunicación personal, marzo de 2014). Por otra parte, doña Flor, la verdulera más antigua del mercado, dice:

"Nos dijeron que el mercado nuevo iba a ser lindo, pero no ha sido así. Nos dijeron que los puestos con teléfono iban a ser, con camitas para descansar. Mentira, eso nos decía la Alcaldía". (H. Calle, comunicación personal, marzo de 2014).

La desconfianza de las vendedoras frente al GAMLP, a su vez, responde a que efectivamente hubo cambios en el diseño que no fueron acordados y concertados con los usuarios del espacio. Por su parte, entrevistas realizadas a funcionarios del GAMLP ilustran sobre percepciones, acuerdos y desacuerdos en el ámbito de la institucionalidad municipal, tanto en el diseño como en la puesta en marcha del proyecto del nuevo mercado.

 

7. LA ORGANIZACIÓN DENTRO DEL MERCADO

Todos los cambios en el mercado tuvieron implicancias en la organización interna de las vendedoras, siendo uno de los principales la abolición de los maestreríos. Sin embargo, en la práctica, y aunque precariamente, siguen siendo estas las instancias encargadas de los problemas dentro del mercado y entre sectores. Este tipo de organización tiene legitimidad desde la fundación del mercado, y está ligada, aun hoy, al prestigio ganado por el respeto a las bases y el sacrificio por el bien común.

En el sistema de maestreríos, mujeres indígenas históricamente tuvieron el poder y su perduración tiene que ver, según Peredo, con que sindicatos y asociaciones no responden a las necesidades de las mujeres dentro del mercado, aunque entre 1930 y 1950 muchas vendedoras se asociaron a sindicatos de mujeres, relacionados a su trabajo. Estas organizaciones, "a diferencia del Maestro Mayorazgo que tenía un carácter vertical, jerárquico y de control social, fue una organización reivindicativa que aglutinaba a trabajadoras cholas en la perspectiva de defender y ganar su espacio dentro de la sociedad urbana criolla para garantizar su subsistencia" (Peredo, 1993, p.105). La autora plantea que la influencia de la Central Obrera Boliviana (COB) a mediados de 1900 hizo que se impusiera un esquema jerárquico y centralizado, lo que llevó a las vendedoras a retomar el sistema de maestrerío. Como sucedió con el primer "Merlán", el ingreso al nuevo mercado ha generado cambios en la forma de venta y, en este caso, se ha modificado también la vocación del "Merlan"-de verduras, frutas y abarrotes a venta de CDs, ropa y bazares- y, con ello, también han cambiado las formas de organización, aunque el sistema de maestrerío se mantiene latente. De alguna manera, el planteamiento de que la forma de hacer mercado no era eficiente, ha permeado en una parte de los vendedores. No cabe duda que actualmente están en pugna diferentes imaginarios del hacer mercado y con ello de formas de organización: hay vendedoras que luchan por mantener las estructuras de organización, las que han impulsado nuevas formas de organización, más flexible, y las que han decidido mantenerse independientes. A pesar de esto, es evidente que la expectativa común sobre el rol de la organización está ligada a cierta resistencia a lógicas de modernidad urbana, en la que prima la idea de orden a partir de un núcleo central "organizado y pintoresco" 10, de lo que es claro ejemplo el nuevo edificio, que contrariamente a su propósito es expulsor de la venta en vía pública fragmentando la noción de hacer mercado en múltiples individualidades que deambulan vendiendo en los alrededores.

En síntesis, frente a los cambios que se han producido con el nuevo "Merlán", las vendedoras de larga tradición están luchando por rescatar formas organizativas y con ello regular las formas de uso y ocupación del espacio. Se organizan, por ejemplo, para controlar hurtos y estafas, también para impulsar la mayor venta haciendo ellas mismas los anuncios de sus puestos, recomendando los distintos productos de las otras vendedoras a sus compradoras y, en muchos casos, saliendo del mercado a vender a las calles adyacentes en los horarios de mayor tráfico. Por otra parte, aunque el maestrerío de alguna forma mantiene la vigilancia en el control de precios entre vendedoras, la estructura del nuevo edificio, la forma y distribución de los puestos ha incidido en dicho aspecto, habiéndose debilitado significativamente el control social a través del cual no se permitía la competencia desleal. Aunque ya había un proceso de cambio dentro del Lanza antes de la nueva edificación y debido al ingreso de una nueva generación que empezaba a desplazar a las vendedoras mayores, el cambio de edificio ha quebrado aún más las estructuras en las que se apoyaban para estos cambios y para hacer mercado diariamente. Si bien aún conviven formas antiguas y nuevas de organización, ambas tienen el desafío de generar la apropiación colectiva de las vendedoras del nuevo edificio y posicionarse frente a la nueva vocación del mercado.

 

8. A MANERA DE CIERRE: ¿QUÉ HACER CON EL "MERLÁN" AHORA?

La ruptura de las formas de hacer mercado gestadas desde la época precolonial y de las formas organizativas que hacían posible su continuidad, junto a nuevas estructuras que se estaban generando desde las nuevas generaciones de vendedores, aparentemente aún no han ocupado por completo al Lanza. Desde la percepción de algunos de los funcionarios del GAMLP, las diversas estrategias de negociación y acercamiento para generar consensos no fueron suficientes ya que no se involucró a las personas que iban a ser afectadas por el proyecto, lo que ha generado problemas difíciles de superar. En palabras de un funcionario de la unidad de Desarrollo Territorial, "la demanda social y técnica, es decir, lo que los usuarios necesitan y lo que debería ser según el GAMLP, ha de concretarse en el proyecto. En el mercado Lanza tengo la impresión de que no hubo ese diálogo", (comunicación personal, marzo de 2014). A esta apreciación agrega que "ha sido un proyecto adoptado de algún otro lugar y no se ha consultado a los ciudadanos directamente interesados. Sería bueno haber involucrado a las vendedoras en el proceso de diseño". Esta percepción es contrarrestada por la de su contraparte, de la Unidad de Mercados, quien justifica la falta de diálogo y consenso planteando que "es bien complejo hablar con los comerciantes, bien dificultoso, no entienden que una obra va a mejorar las condiciones de venta de ellos o la misma infraestructura, piensan que les va perjudicar" (comunicación personal, marzo de 2014). Acotando a esta percepción, un funcionario del área de Gobernabilidad plantea que:

Fue desde el principio un proceso muy complicado. Los comerciantes partían del principio del NO absoluto: 'no queremos cambio, lo único que necesita el mercado son algunos arreglos, algunas mejoras, pero no se requiere de una construcción nueva' y el punto de partida del gobierno municipal era que se va a hacer sí o sí una construcción nueva. A eso se sumó, además, la opinión de los arquitectos, en general, adversa al proyecto, en el entendido de que se estaba rompiendo la unidad de un espacio patrimonial, tradicional, que tiene su centro en la basílica de San Francisco. Con los vecinos del área no hubo gran dificultad, pero en muchos casos el proyecto de negociación nunca llegó a concertación y por eso en algunos momentos hubo que tomar medidas drásticas para poder garantizar la continuidad del proyecto. De otra forma estaríamos al día de hoy negociando (comunicación personal, marzo de 2014).

Si bien para algunos funcionarios del GAMLP es clara la importancia de involucrar a los actores afectados en el diseño del proyecto, para lograr una comprensión de las formas de uso del espacio y las necesidades en el mismo, sin las cuales difícilmente se podría gestar un proyecto exitoso, tuvo más relevancia la percepción sobre la imposibilidad de diálogo con los comerciantes. La premisa que los comerciantes son reticentes a los cambios y son difíciles de abordar, justificaron que en el diseño del mercado primara "lo técnico", y que se tomaran "medidas drásticas" para realizar el Proyecto (ver Figura 4). En los documentos del Proyecto y en las diversas entrevistas y opiniones de funcionarios del GAMLP no se advierte un análisis, vinculado al diseño de la infraestructura, sobre las razones para la resistencia al cambio, ni de lo que podría implicar para los comerciantes una nueva construcción. Posiblemente un desfase importante entre percepciones de autoridades, vendedoras y usuarios del "Merlán" es el vínculo entre hacer mercado y la eficiencia del espacio. Claramente se puede inferir de varias entrevistas a vendedoras que el hacer mercado se sustenta en múltiples formas y expresiones de habitar el espacio, de encuentro y sociabilización, lo que se contrapone con narrativas de la modernidad en las que la economía debe responder específicamente a una elevada eficiencia y productividad, "teniendo el desafío de la absorción de economías indígenas, populares e informales, generalmente caracterizadas como residuales por sus bajos niveles de productividad e inversión de capital y narrativas económicas modernas" (Tassi, 2013, p.28).

Los documentos consultados sobre esta etapa del proyecto no muestran empatia con las vendedoras y es posible estimar que durante las negociaciones para la construcción del nuevo mercado no se tomó en cuenta que el diseño en sus múltiples detalles implicaba un drástico cambio de uso del espacio, produciendo rupturas en las formas de hacer mercado, de las formas de regulación y de control social y en definitiva de apropiación del espacio, además de poner en juego su ingreso económico diario. Como plantea uno de los dirigentes del mercado: "Se podría cambiar de rubro, pero eso no haría diferencia, nada se vende aquí. Soy dirigente y todos estamos igual de jodidos, lo peor es que no hay solución, por eso ni nos juntamos a reclamar, la única sería demoler esto". (J. Terán, comunicación personal, abril de 2014).

Es evidente que a los vendedores del mercado se les presentan diversas dificultades cotidianas desde el traslado al nuevo edificio; la división de los sectores y la falta de una organización que los cohesione, hace que no haya demandas claras y mucho menos propuestas para revitalizar el espacio. Esta falta de iniciativas está ligada a que los vendedores y usuarios de este espacio han perdido el sentido de pertenencia.

 

NOTAS

2   Esta cifra se maneja en distintos medios, incluso en los oficiales como se puede apreciar en: Estado Plurinacional de Bolivia (2013).

3   El uso de la categoría de centralidad en las últimas décadas en América Latina ha estado relacionado con modelos de acumulación de actividades y funciones urbanas, siendo una noción de forma espacial en la que no tienen particular relevancia las prácticas sociales. Bajo la influencia de modelos de países "desarrollados" se han pensado las centralidades como respuesta a los problemas del subdesarrollo, pero estos imaginarios urbanos en muchos casos no han logrado adaptarse y dialogar con las condiciones locales, lo que ha generado resistencia en la sociedad y una limitada capacidad operacional de los gobiernos locales.

4   Las centralidades urbanas son un componente estructural del "Eje estratégico de desarrollo: La Paz viva, dinámica y ordenada" del Plan 2040 del municipio de La Paz.

5   Este es un estudio que se realizó en el marco de la Convocatoria "Investigaciones Paceñas", promovida por el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz (GAMLP) y el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB). Pretende contribuir al abordaje del comercio en vía pública y las centralidades como alternativa.

6   El trabajo de campo consistió en observación directa, sistemática, cotidiana y en diferentes horarios. Debido a que el énfasis de la investigación se encuentra en la percepción de los cambios en la dinámica del mercado Lanza, se puso especial atención en los actores que activamente intervienen en su quehacer diario, siendo los vendedores quienes estructuran este mercado. Se llevaron a cabo 14 entrevistas semiestructuradas a vendedores dentro del mercado, y se trabajó con dos historias de vida. Por otra parte se hicieron 12 entrevistas semiestructuradas a vendedores alrededor del mercado, estas proporcionaron elementos sobre la percepción de la nueva edificación en tanto centralidad. Se hicieron también 11 entrevistas semiestructuradas a personas que hacen sus compras en el área, que en gran parte de los casos son vecinos. Y entrevistas semiestructuradas a ocho funcionarios, autoridades y exfuncionarios que trabajaron vinculados al PRU.

7   Según Henry Lefebvre (1991) el "espacio vivido" es donde la representación de los actores sociales está ligada a formas locales de conocimiento (connaissances) o a dinámicas simbólicas saturadas de significado que conforman el habitar. Este espacio es sujeto de dominación, pero a la vez es fuente de resistencia, ya que es donde se asienta la pluralidad de sujetos, de donde emerge la reconquista de la cotidianeidad.

8   El habitar desde la conceptualización de Martín Heidegger (1951) lleva a prácticas diarias que forjan la realidad y transforman las disposiciones corporales, en tanto las construcciones relacionadas con el habitar no se limitan a lo físico, o material, sino que se relacionan con la comprensión que tiene el ser del espacio. Así lo habitable es lo construido materialmente, y el habitar es la actividad que realiza el hombre en el espacio construido mental y físicamente.

9 A cargo de Pando Solares Consultores, contratada por el GAMLP.

10 Este tipo de orden pintoresco responde al concepto de paisaje cultural por Sharon Zukin (1991), y es un proceso inmerso en la renovación de un centro urbano, ya que implica el arreglo espacial, y para esto la suplantación de los símbolos que hacen al imaginario urbano de los habitantes de este espacio, por símbolos que hacen a este lugar atractivo para el consumo cultural.

 

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