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Tinkazos

versión On-line ISSN 1990-7451

Tinkazos vol.18 no.37 La Paz jul. 2015

 

ARTÍCULOS

 

Una mirada de larga duración en Bolivia, su historia

 

The longue durée perspective in Bolivia, su historia

 

 

Andrea Urcullo Pereira1
Fecha de recepcion: mayo de 2015 Fecha de aprobación: junio de 2015
Version final: junio de 2015

 

 


Resumen: Una historia construida desde la perspectiva de larga duración es la que plantean los seis tomos de Bolivia, su historia. Esta perspectiva visibiliza algunas estructuras profundas para mostrar el pasado con todo su espesor y complejidad, por ejemplo el entorno geográfico, la relación de los individuos con el espacio, las categorías identitarias, los pensamientos arraigados.

Palabras clave: Historia de Bolivia / geografía / espacio / temporalidad / identidades / resistencia


Abstract: The six volumes of Bolivia, su historia present a history constructed from the longue durée perspective. It makes certain deep structures visible in order to describe the past in all its thickness and complexity: the geographical environment, the relationship between individuáis and space, identity categories and deeply-rooted ways of thinking.

Key words: History of Bolivia / geography / space / temporality / identities / resistance


 

 

Lo que hoy conocemos como Bolivia ha tenido muchos nombres y muchas formas a lo largo del tiempo: fue el escenario de antiguas culturas que desarrollaron diversas estructuras políticas y de asentamiento, superponiéndose en el tiempo y en el espacio; en el periodo colonial, fue una Audiencia dentro de un Virreinato (del Perú), primero, y de otro (del Río de la Plata), después, a la que se le fijo una delimitacion territorial y se le asigno el nombre de Charcas. La República se asento sobre la misma base territorial de la antigua Audiencia, y paso a llamarse Bolivia, nombre que ha mantenido hasta hoy (aunque despojada ya del apelativo "República" para darse a conocer como un Estado Plurinacional). Fue también el testigo de guerras que incluso terminaron cercenando su extensión. En ese escenario que conjuga altiplano, valles y tierras bajas, ese mismo espacio en torno al cual se fueron creando lazos y relaciones entre distintas sociedades y en distintos tiempos, se encuadra la obra Bolivia, su historia publicada por la Coordinadora de Historia en 2015.

Ese espacio, nos da pie para ofrecer, a través de la obra colectiva de la Coordinadora de Historia, una mirada de larga duración (en el sentido que dio la escuela francesa de los Anales a esta categoría temporal, la del tiempo largo) a las diferentes sociedades que lo habitaron en distintos momentos, permitiéndonos ver sus cambios (la mayoría mucho más rápidos que los del medio geográfico en el que se desarrollaron), sus permanencias, sus ciclos y sus sobresaltos. Todos los tiempos de la historia, todas las duraciones y temporalidades, a la medida del espacio, de la sociedad y de los individuos, pueden apreciarse en los seis tomos de la obra. Bolivia, su historia es un proyecto que apunta ante todo a tener una visión de largo aliento de la historia de Bolivia y del territorio en el que este país se formo, y permite analizar las estructuras de nuestro pasado, esas realidades "que el tiempo tarda enormemente en desgastar y en transportar (...) que se convierten en elementos estables de una infinidad de generaciones" como decía Fernand Braudel al referirse al tiempo histórico de larga duración (1970: 70).

 

ALGUNOS EJES TEMÁTICOS DE LARGA DURACIÓN

El entorno geográfico es, sin duda, una de esas estructuras, la más inmóvil, la menos cambiante. Su extensión, sus lejanías y cercanías, sus recursos, sus montañas, sus selvas, sus valles, sus ríos y lagos, todo confluyo para agitar de determinadas maneras a las poblaciones y sociedades que se asentaron en el espacio que hoy llamamos Bolivia.

Los estudios multidisciplinarios presentes en la colección, en particular en el primer tomo sobre el periodo prehispánico (De los orígenes a los Estados prehispánicos, 10000 a.C. - 1540 d,C), a través de la conjugación de investigaciones históricas y antropológicas con investigaciones arqueológicas, permiten una aproximación a la relación de los individuos con su espacio desde una perspectiva de larga duración. Para el caso del periodo prehispánico, se analiza la relación sociedad-medioambiente, en el marco de la domesticación, aprovechamiento y uso de los recursos naturales. Desde esta perspectiva, una de las principales consideraciones del tomo en cuestión se refiere al espacio que ocuparon las culturas prehispánicas. En este primer tomo, se hace un intento por salir de los límites políticos de Bolivia, para posicionarse en los ambientes ecológicos más relevantes de nuestra geografía. De esta manera, son explicadas ciertas relaciones que compartimos con los países vecinos, intentando también -con ello- superar una mirada nacionalista.

Las percepciones sobre el espacio son otras estructuras de larga duración presentes en Bolivia, su historia. Si en el periodo prehispánico primaba una noción dual del territorio (que se expresaba a través de la división en parcialidades de cada señorío -haransaya y urinsaya- y del espacio altiplánico -urcu y urna- en el caso de los aymaras) y una ocupación extensiva del espacio a través del manejo de distintos pisos ecológicos, la Colonia llego con cambios estructurales y con una noción totalmente distinta del espacio. Para los colonizadores, el asentamiento de las poblaciones en centros urbanos fijos era la base de la vida social, situación que explica las tempranas políticas de reducción de los indios en pueblos a la usanza española, hecho que les permitía controlar, además, el constante movimiento de los habitantes del altiplano a los valles (Platt, Bouysse Cassagne y Harris, 2006).

Fue en el periodo prehispánico cuando se ensayaron las soluciones creativas en relación al medioambiente, adecuando la organización social para una explotación equilibrada de los recursos. En eso consistió, por ejemplo, el "control vertical de pisos ecológicos". Con la Colonia llego la fundación de grandes centros urbanos que permanecen hasta hoy como cabeceras de departamento (por ejemplo La Paz, Potosí, Cochabamba y Santa Cruz). La República mantuvo en gran medida el sistema espacial y territorial inaugurado en el periodo colonial, de origen estatal pero también eclesiástico, articulando sus límites territoriales en torno a espacios preexistentes, aunque implementando una nueva división política (en departamentos, provincias y cantones) y escindiendo, en otros casos, grandes provincias para buscar un control administrativo más efectivo (como sucedió con la provincia Pacajes en 1856, que paso a subdividirse en las provincias Pacajes e Ingavi). A partir del siglo XIX, además, fue emergiendo la idea de un territorio nacional y el interés por conocerlo y controlarlo en su totalidad. Todos estos cambios, empero, se dieron al interior de un espacio que y sobre el que continúa hoy nuestro país: el espacio del Collasuyo (como se denominaba en el tiempo de lo incas), hoy Bolivia.

El entorno geográfico, con los cambios que pudo tener a lo largo del tiempo, según anotamos previamente, pero también con sus continuidades, fue fundamental en la determinación de las relaciones socioeconómicas de sus habitantes (Bouysse Cassagne, 1987), relaciones que, en buena medida, se han mantenido hasta hoy. El caso de los hombres del agua (los urus, en la zona andina, y los siriono en la zona amazonica), o de los pueblos pastoriles, los hombres del maíz, el tipo de agricultura desarrollada, los procedimientos de modificación y acopio de los alimentos, o los grupos vinculados a la actividad minera, son algunas de las expresiones de las relaciones entre las sociedades y su entorno en el periodo prehispánico. La Colonia no elimino este tipo de relaciones, pero introdujo algunas nuevas al establecer una vocación netamente minera en zonas como Potosí, que aún hoy mantiene esa cualidad.

Las relaciones entre la gente y su entorno geográfico pueden verse también desde la economía, desde la óptica de la explotación de recursos y de la estructuración de sistemas económicos. En qué medida fueron cambiando los sistemas económicos desde la época prehispánica hasta hoy, o la importancia de la extracción de recursos naturales (sobre todo de la actividad minera) en nuestra historia, el paso de ser un país predominantemente rural durante la mayor parte de nuestra historia a uno con mayor concentración de población urbana (desde la década de 1980 según los datos proporcionados por el INE2), las formas en que estos sistemas y las coyunturas económicas influyeron en las relaciones sociales y políticas, y hasta en las ideologías (en el siglo XX), son también un eje temático de larga duración en la obra.

Hay otras estructuras de larga duración que no están tan ligadas al entorno geográfico y que dejaron una huella profunda en nuestra sociedad, siendo perceptibles aún hoy. Las poblaciones originarias del espacio sobre el que luego se configuro Bol ¡vía, sociedades con estructuras políticas, culturales y económicas propias y diversas como se puede apreciar a partir de las aproximaciones etnohistóricas y arqueológicas que se presentan en el tomo I de Bolivia, su historia pasaron a categorizarse desde la Colonia como "indios", primero, y como "indígenas", después. Toda esa diversidad étnica y cultural quedo escondida tras denominaciones genéricas que aparecieron en el periodo colonial: así, los quillacas, pacajes, caracaras, charcas, lupacas y otros pasaron a ser una categoría tributarla colonial (los "aymaras", junto con los urus y los puquinas, que eran categorías diferenciadas). Al respecto, Therese Bouysse Cassagne señala: "Hasta en el nombre mismo del grupo, signo de identidad si lo es, hay un hecho colonial, porque como tantos otros, los aymaras en su lengua se reconocen como los Hombres - Haque (...)" (1987:17). La categoría de "lo aymara", que se introdujo como un producto colonial, paso a convertirse en un signo de Identidad basado en una lengua compartida por las etnias que fueron agrupadas bajo esa denominación. Y en tanto signo de identidad, la categoría de "lo aymara" permanece y se reivindica hoy en día.

Algo similar sucede con el término "indio", que es también un producto colonial y una categoría genérica que encubre una gran diversidad étnica y cultural que Incluye a los señoríos aymaras, a los quechuas, a guarayos, sirionos, guaraníes, weenhayeks, yecos e itonamas, por nombrar algunos. Esta denominación estuvo asociada también a la posición subalterna que tuvieron estos pueblos étnicos desde la Colonia y en el periodo republicano, que así como fueron periodos de explotación y abuso en contra de ellos, fueron también etapas de negociación y de pactos entre los grupos dominantes y los indígenas, resignificando el término "indio" y convirtiéndose en partícipes de procesos como las rebellones Indígenas, las guerras de Independencia, la lucha legal y jurídica, las revoluciones, las protestas y manifestaciones, etc., y actuaron subsumidos en otras categorías como las de artesanos, mineros, obreros comerciantes y mestizos, que hasta hoy están ligadas con lo indígena en tanto identidad. En este contexto, el término "indio" adquirió nuevos significados, y llego a reivindicarse en cuanto a categoría identitaria y en cuanto a categoría política también, como nos muestra la mirada de larga de duración del pasado que podemos encontrar en Bolivia, su historia, una mirada continua, sin cortes, como la propia historia.

Y los Indígenas, en toda su heterogeneidad que trasciende esa categoría bajo la cual se esconden las mil particularidades y formas culturales y políticas de los distintos grupos étnicos y descendientes de estos, como todas las sociedades, fueron también grupos sujetos a la dinámica Inevitable del tiempo. Lo que son hoy, es el producto de lo que fueron y también del contacto, la Interacción y las mezclas que tuvieron desde que llegaron al mismo espacio geográfico "los otros", los no indígenas, que pronto adoptarían otras varias identidades (españoles, criollos, mestizos, extranjeros, liberales, capitalistas, socialistas, populistas...). Son estas interacciones, esta acumulación de experiencias, las que podemos ver a lo largo de Bolivia, su historia. Esto nos permite tener una visión más profunda de la realidad, una visión que no se deja deslumbrar por los acontecimientos más "sobresalientes", de corto plazo de nuestra historia (aunque tampoco los desdeña ni los omite por cuanto son manifestaciones explosivas de procesos de largo aliento), estableciendo relaciones y correspondencias entre ellos y nuestro presente.

Otra de las temáticas de larga duración que se halla plasmada a lo largo de Bolivia, su historia, es la de la cultura política de alianzas y pactos que ha primado en la sociedad charquina, primero, y boliviana, después. Todas las formas de poder y de autoridad en lo que hoy es Bolivia, se han visto permanentemente Interpeladas por sus destinatarios, es decir la gente, los Individuos. En cualquier proceso de institucionalización de cualquier forma estatal y en cualquier época (colonial, en el siglo XIX 0 el XX), las imposiciones, por más Inflexibles que pudieran haber solo, debían, al final de cuentas, ser susceptibles de acatamiento, y aún cuando se recurriera a formas coercitivas para lograr su ejecución, tarde 0 temprano fracasaban ante el descontento social. Podemos citar muchos casos al respecto a lo largo de nuestra historia: las rebeliones indígenas del siglo XVIII, las guerras de independencia, las revueltas obreras y mineras en el siglo XX, la resistencia a los gobiernos dictatoriales, etc. Pero las grandes manifestaciones de resistencia social eran casos extremos y esporádicos, que hacen visibles pactos más frágiles e inestables. El resto del tiempo, las relaciones de la sociedad y el Estado se regían en base a pactos implícitos más fuertes que marcaban la dinámica social en el día a día. El propio orden colonial, por ejemplo, se mantenía gracias a una serie de mecanismos y alianzas entre los grupos de poder y los diferentes componentes de la sociedad de la época, gracias a lo que comúnmente se ha denominado "pacto colonial". Este orden y este pacto, empero, se fueron resquebrajando en la medida en que la cabeza del Imperio empezó a implantar reformas que rompían y desconocían muchos de esos pactos implícitos, generando un descontento social que tuvo repercusiones de gran magnitud, desde las rebeliones indígenas del siglo XVIII, que cuestionaron, en grados y medidas de distinta índole y respondiendo a proyectos políticos diversos3, el orden colonial, hasta las guerras de independencia, que apuntaron más bien al desconocimiento de la autoridad real y a la autonomía, como se puede apreciar en el tomo III de la colección (Reformas, rebeliones e Independencia, 1700-1825).

 

ACONTECIMIENTOS CON EFECTOS DE LARGA DURACIÓN

Así como los acontecimientos, esas expresiones del pasado de corta duración, son el resultado de procesos que se fueron gestando e incubando mucho tiempo atrás, y así como los acontecimientos no pueden comprenderse en toda su magnitud y complejidad sin tener una mirada de larga de duración, tal como postulaba la Escuela de los Annales, es igualmente cierto que después de acontecimientos suelen ocurrir cambios, a veces efímeros, pero que también pueden tener efectos permanentes.

En Bolivia, su historia encontramos muchos ejemplos de este fenómeno, como las guerras. Tras las guerras de independencia, por ejemplo, se fundó la República de Bolivia, cortando de forma permanente el vínculo de sujeción política con el imperio español. La Guerra del Pacifico también es un claro ejemplo de un efecto permanente tras un acontecimiento de gran magnitud. La derrota en la guerra significo, para Bolivia, la pérdida de una cualidad que hasta hoy no ha recuperado: la de ser un país costero (Cajías, 2000).

 

DIFERENTES RITMOS TEMPORALES

No todos los hechos de hoy o de cualquier momento en la historia deben encontrar, necesariamente, un origen remoto (inmemorial, podríamos decir). "Cada 'actualidad' -decía Braudel- reúne movimientos de origen y de ritmo diferente: el tiempo de hoy data a la vez de ayer, de anteayer, de antaño" (Braudel, 1970: 76). Al afirmar que la obra Bolivia, su historia tiene una mirada de larga duración no queremos decir que todos los sucesos coloniales del siglo XIX o del siglo XX deban remontarse necesariamente al pasado prehispánico. Habrán sucesos que sí pueden extrapolarse hasta ese pasado más remoto, pero hay también otros que se remontan a realidades mucho menos antiguas, como la Colonia. Muchos de los conflictos intercomunitarios por límites territoriales (que a veces se tornan en conflictos interdepartamentales inclusive) que presenciamos en la actualidad, como el conflicto entre Coroma y Quillacas, por ejemplo, son conflictos que se originan parcialmente en coyunturas más o menos recientes, pero que en el fondo pueden atribuirse a las políticas de reasentamiento del Virrey Toledo, quien ordeno reducir a grupos indígenas (muchas veces con características étnicas distintas) en pueblos o repartimientos de nueva fundación o en espacios distintos a los que ocupaban, generando un sinfín de pleitos entre grupos étnicos reducidos en pueblos colindantes con otros espacios en los que algunos de sus miembros pudieron haber estado alguna vez asentados4, a lo que se sumo la división territorial republicana que separo a grupos indígenas que no conocían esos límites ni esa separación. Se puede identificar un gran número de pleitos por tierras que desencadenaron las reducciones toledanas a lo largo del periodo colonial, continuando en la República e incluso hoy en día, conflictos que también son algunos de los procesos analizados a lo largo de la obra y en los que se pueden identificar estructuras de larga duración.

En la obra podemos encontrar igualmente temáticas de memoria larga que tuvieron ritmos distintos, menos extensos pero no por ello menos significativos que los ejes temáticos referidos al empezar este artículo. Un ejemplo de ello es el debate en torno a lo colonial, un concepto absolutamente rechazado y negado, silenciado, en el discurso republicano decimononico5 (y en el discurso actual en buena medida), y más bien reivindicado en otros periodos en tanto origen de lo mestizo. Mientras la república en construcción se esforzaba por mostrar que había cortado de raíz con cualquier resabio del pasado colonial, los hechos, realidades y experiencias a lo largo del siglo XIX y XX insisten en sacar a la luz esa herencia, imposible de ocultar que nos dejo el pasado colonial y que ha quedado en nuestra sociedad como una estructura que poco a poco, y muy lentamente, se ha ido apenas desgastando. Cada cambio, cada articulación con lo colonial, cada superposición y cada permanencia han tenido, por supuesto, diferentes ritmos. Algunos cambios se dieron muy temprano (quizás incluso antes de que terminara, formalmente, el periodo colonial, como el advenimiento de una serie de rupturas que se anunciaba tras la crisis de la monarquía española de 1808 y los sucesos que esta desencadeno), otros se dieron al fundarse la República y otros simplemente nunca ocurrieron, y es así como, la conjunción de todos ellos, de cambios y permanencias, de permanencias en los cambios y cambios en las permanencias, se fue gestando la Bolivia de hoy, en un largo, complejo y accidentado proceso, cuyas expresiones y particularidades podemos encontrar en cada tomo de la colección Bolivia, su historia.

La lógica que tenían los grupos de poder de los señoríos aymaras y los incas también, de establecer alianzas con la máxima autoridad de un imperio o sus representantes para mantener sus privilegios en tanto autoridades, es una continuidad que se puede apreciar entre el periodo prehispánico y en la Colonia, por cuanto se reprodujo frente al imperio Inca, primero, y frente a los españoles, después (Lamana, 1996; Platt, Boúysse Cassagne y Harris, 2006).

El tema de los sistemas de creencias en la zona andina en la Colonia y de las formas sincréticas que asumieron ante la imposición de una nueva religión, la de los conquistadores (sincretismo de coexistencia, en algunos casos, y sincretismo de yuxtaposición, en otros, según distingue Manuel Marzal, 1988), es uno de los casos en los que podemos observar con mayor claridad la existencia de continuidades y cambios que se superponen, o que simplemente coexisten sin llegar a fusionarse realmente, sobre todo en los ritos cristianos que incorporan elementos rituales andinos.

En el siglo XIX, el tema de la transición de la Colonia a la República plantea también una serie de cambios y rupturas profundos (como la ruptura con la monarquía española, la construcción e institucionalización de un sistema republicano, nuevas autoridades, nuevas leyes y códigos, un sistema de elecciones, etc.) que se superpusieron, a veces, o coexistieron con continuidades muy notorias, o se articularon entre sí dando como resultado productos diferentes. Los cambios en el ámbito legal y judicial dejan ver con claridad este fenómeno. En este ámbito, se dio la adopción de nuevos códigos que reemplazaron a las antiguas leyes, y eran, en su concepción, radicalmente distintos a las antiguas recopilaciones castellanas; se introdujo, en el campo del Derecho, un formalismo y un legalismo inéditos hasta entonces, los cuales tuvieron que coexistir, en las prácticas, con concepciones más tradicionales y con leyes que no desaparecieron, generándose escenarios en los que convivían y se yuxtaponían normas nuevas con prácticas antiguas, o prácticas nuevas que resultaban de la articulación entre lo nuevo (republicano) y lo antiguo (colonial)6.

 

ESTRUCTURAS MENTALES DE LARGA DURACIÓN

Jacques Le Goff describía las mentalidades como "el nivel más estable más inmóvil de las sociedades" (Le Goff, 1974: 2). Las mentalidades son, por lo tanto, estructuras de larga duración, y probablemente las que más tardan en desgastarse al ser testigos de "la prolongada resonancia de los sistemas de pensamiento" (Ibíd:. 5).

En tanto estructuras de larga duración, las mentalidades también son elementos que podemos identificar a lo largo de Bolivia, su historia. La mentalidad medieval y de cruzada con la que llegaron los conquistadores ibéricos, por ejemplo, cuya concepción del mundo se plasmo en todos sus actos: la manera en que construyeron y ordenaron las ciudades, el tratamiento a los indígenas, la cristianización, etc., fueron reflejo de las estructuras de pensamiento arraigadas en ellos. El tema religioso muestra una estructura mental de muy largo plazo, por ejemplo, pues determino el accionar de la sociedad de la actual Bolivia durante siglos, moldeando, mesurando y algunas veces incluso conteniendo muchos cambios que se anunciaban con el advenimiento de la república. Fueron tan determinantes la cristiandad y las estructuras de pensamiento que esta fue generando a lo largo del tiempo, que podemos encontrarlas detrás de acciones que pueden parecer solo políticas (como el movimiento Juntista de 1809 en Chuquisaca y La Paz, cuyos actores actuaban en nombre del "rey, la religión y la patria", por ejemplo, como se puede ver en el tomo III), que se mantuvieron incolumes incluso en etapas de cambios profundos (una de las más notorias continuidades se da en la etapa de la independencia, por ejemplo, en la que ciertamente ya no se actuaba en nombre del rey, pero sí se mantenía la religión como uno de los más altos valores, llegando a plasmarse en elementos tan concretos como las leyes, como se puede ver en el tomo IV (Los primeros cien años de la República, 1825-1923).

La resistencia de los indígenas al nuevo ritmo de trabajo que se empezó a imponer desde fines del siglo XIX, contraria a sus propios ritmos de trabajo y su propia concepción del tiempo, es también una expresión y otro ejemplo de una mentalidad de largo plazo, como ha mostrado Gustavo Rodríguez (1991) en uno de sus trabajos. También las mentalidades patriarcales o discriminatorias, herencias coloniales de esos choques con "el otro", con los "otros", con lo diferente, que podemos ver tan vivas hoy (en un país que se reconoce como diverso y pluri cultural) y que se está tratando de revertir incluso desde la esfera de las leyes, que han impregnado tantos hechos y sucesos en la historia.

Lo importante acerca de las mentalidades, esas estructuras prolongadas, de largo aliento, casi inmutables, es que "escapa a los sujetos individuales de la historia porque es; un nivel; revelador del contenido impersonal de su pensamiento, es lo que (...) Cristóbal Colon y el marino de sus carabelas tienen en común" (Le Goff, 1974: 4), lo que el presidente Daza, Eduardo Abaroa y uno de los soldados de la milicia que él comandaba compartían. Las mentalidades están en esa intersección entre lo individual y lo colectivo, lo que nos hace hombres y mujeres de nuestro tiempo, de cada tiempo, y como tales, reveladoras de las estructuras sociales en cada época y en cada espacio. Por eso es importante leer a los actores de la historia en clave individual, pero también en clave colectiva, sacando a la superficie esas estructuras de pensamiento que compartían con su sociedad, o que se reñían con las estructuras predominantes. La obra Bolivia, su historia hace un esfuerzo por desentrañar esas mentalidades que se ocultan detrás de hechos políticos (una guerra, una rebelión, una revolución) o que se plasman en expresiones de la vida cotidiana (las fiestas, el trabajo, la familia), lo que nos permite reflexionar acerca de estructuras de larga duración presentes no solo en los grandes procesos históricos, o en coyunturas de duración mediana, sino también en hechos individuales, en acontecimientos de corto plazo o, inclusive, en la vida de una persona.

 

UN NUEVO LENTE PARA VER A TRAVÉS DE NUESTRA HISTORIA

La mayor parte de las colecciones o libros que tratan la historia de Bolivia, parten del análisis de los acontecimientos explosivos, de ese tiempo corto que "apenas dura, apenas se advierte su llama" (Braudel, 1970:65); concentran su atención sobre los episodios más importantes de la historia: las medidas de algún virrey en la Colonia, las administraciones presidenciales, las guerras, la diplomacia, pero esos acontecimientos no logran mostrar el pasado en todo su espesor y su complejidad. Esto no quiere decir que una historia construida desde la perspectiva de la larga duración abarca absolutamente toda una realidad o todo el pasado, pero sí nos aproxima más a las estructuras, a los procesos lentos, a veces menos visibles, que en algún momento terminan por explotar en la forma de un acontecimiento. Es esta la perspectiva que adoptamos en la colección Bolivia, su historia.

Esta mirada de largo plazo sobre nuestro pasado, no solo nos ayudará a comprender mejor los típicos acontecimientos más importantes en los que se basa el conocimiento histórico en general, sino a entenderlos como el resultado de largos procesos, de experiencias que se fueron acumulando día a día a lo largo del tiempo. Nos ayudará también a ver la historia sin juicios de valor, sin dicotomías simplistas entre buenos y malos, oprimidos y vencidos, para entender cada proceso y cada suceso en su propio contexto, y en su propia época.

 

NOTAS

1 Licenciada en Derecho, magfster en Historia de América Latina por la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla. Miembro de la Coordinadora de Historia. Correo electrónico: andy_urp@hotmail.com. La Paz, Bolivia.

2 Licenciada en Derecho, magíster en Historia de América Latina por la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla. Miembro de la Coordinadora de Historia. Correo electrónico: andy_urp@hotmail.com. La Paz, Bolivia.

3 Licenciada en Derecho, magíster en Historia de América Latina por la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla. Miembro de la Coordinadora de Historia. Correo electrónico: andy_urp@hotmail.com. La Paz, Bolivia.

4     Licenciada en Derecho, magíster en Historia de América Latina por la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla. Miembro de la Coordinadora de Historia. Correo electrónico: andy_urp@hotmail.com. La Paz, Bolivia.

5     Licenciada en Derecho, magíster en Historia de América Latina por la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla. Miembro de la Coordinadora de Historia. Correo electrónico: andy_urp@hotmail.com. La Paz, Bolivia.

6 Licenciada en Derecho, magíster en Historia de América Latina por la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla. Miembro de la Coordinadora de Historia. Correo electrónico: andy_urp@hotmail.com. La Paz, Bolivia.

 

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