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Tinkazos

versión On-line ISSN 1990-7451

Tinkazos v.17 n.36 La Paz dic. 2014

 

ARTÍCULOS

 

PIEB 1994-2014: Dos décadas de aportes e incidencia de la investigación

 

PIEB 1994-2014: Two decades of research contributions And Advocacys

 

 

Víctor Orduna[1]

T’inkazos, número 36, 2014, pp. 133-156, ISSN 1990-7451

Fecha de recepción: agosto de 2014
Fecha de aprobación: septiembre de 2014
Versión final: octubre de 2014

 

 


Este artículo contiene un resumen de un extenso trabajo de sistematización sobre la incidencia y los aportes del PIEB después de dos décadas de recorrido institucional en referencia a: la relevancia del conocimiento producido a través de las investigaciones; el impacto de los componentes formativos asociados a las convocatorias de investigación y al trabajo desempeñado por la Universidad de Postgrado para la Investigación Estratégica (U-PIEB); y el aporte de un conjunto de actividades diversas agrupadas por su contribución a la sostenibilidad de la investigación. 

Palabras clave: investigación estratégica / programas de investigación / investigación y desarrollo / formación investigadores / fortalecimiento de unidades de información / redes de investigadores / Periódico Digital PIEB / Difusión


This article summarizes an extensive systematization study on PIEB’s advocacy work and contributions over the course of two decades of institutional life. The study looks at the relevance of the knowledge produced through the research supported by PIEB; the impact of the training programmes associated with the calls for research proposals and the work done by the Postgraduate University for Strategic Research (U-PIEB); and the part played by a series of different activities grouped by their contribution to research sustainability. 

Key words: strategic research / research programmes / research and development / training for researchers / strengthening of information units / research networks / PIEB Online Newsletter / dissemination


 

 

INTRODUCCIÓN

Cuando el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) se fundó, el 21 de marzo de 1994, bajo la premisa básica de “fortalecer la capacidad de la investigación autónoma de las ciencias sociales en Bolivia”, se propuso un desafío que parecía ser imperativo para el afianzamiento de la todavía incipiente democracia boliviana: asociar investigación estratégica y desarrollo, dos elementos de una alquimia elemental que, sin embargo, se resistían históricamente a amalgamarse, salvo en un estadio meramente discursivo. Como todo empeño humano colectivo fundado en el compromiso, la pasión y la voluntad de cambio, la permanente búsqueda de una “investigación estratégica para el desarrollo” marcará, genuinamente, un horizonte institucional pero, sobre todo, guiará una práctica, un modo de ser y un talante de trabajo a lo largo de estos 20 años de recorrido.

En este artículo se resume lo más sobresaliente de un esfuerzo singular del PIEB para sistematizar, en el plano de la incidencia, 20 años de trabajo abanderando la investigación como un destino institucional irrevocable. Esta sistematización -contenida, in extenso, en el documento “1994-2004: 20 años por el camino de la investigación en Bolivia. Incidencia y aportes del PIEB: Pensar, conocer y decidir” (PIEB, 2014), de próxima publicación- se planteó el objetivo de dar orden y concierto a los resultados y el impacto del Programa en tres ámbitos: el de la investigación, propiamente (es decir, el del conocimiento producido); el de la formación (como producto de los componentes formativos asociados a las convocatorias de investigación, por un lado, y en el marco de la labor de la Universidad de Postgrado para la Investigación Estratégica en Bolivia, U-PIEB, por el otro); y el de diversas acciones relacionadas con la sostenibilidad de la investigación, agrupadas bajo un mismo título, en el tercer punto de este artículo[2]. Adicionalmente, se incluyen también algunas valoraciones en torno a la línea de “Difusión y uso de resultados”, que ha sido un componente central de la política institucional del PIEB.

 

1. FACETAS DE LA INCIDENCIA DE LA INVESTIGACIÓN ESTRATÉGICA

Una de las cuatro líneas constitutivas del PIEB es la promoción de la investigación[3]. Esencialmente, dos serían las condiciones indispensables que determinan el carácter estratégico de la investigación: a) que aporte con conocimientos socialmente relevantes para la reflexión sobre la sociedad y el país; y b) que se articule, de uno u otro modo, al ámbito de las políticas públicas referidas a problemáticas nacionales o locales.

Frente a una tradición académica nacional marcada por cierto autismo, el PIEB se planteó involucrarse en la realidad leyéndola, analizándola, interpretándola y calibrando, en todo momento, las agendas y las proyecciones de la investigación para contribuir a un ideal de “bien común”. La mejor síntesis de esta mirada atenta al pulso del país, se puede referir al trazar el arco histórico del impulso investigativo del Programa que se abrió, a mediados de los años 90, propiciando el análisis de las reformas liberales del primer gonismo (participación popular, reforma educativa, nueva política de tierras -ley INRA-, descentralización, etc.) y que hoy, 20 años después, confirma un ciclo promoviendo la reflexión sobre los derroteros de la nación boliviana bajo el signo de la plurinacionalidad (a través de la última convocatoria nacional “La nación boliviana en tiempos del Estado Plurinacional”, 2012).

Tratar de incidir significa, por lo tanto, abogar por una investigación que genere repercusiones, que cause efecto, que trascienda, influya, afecte, implique y movilice; en definitiva, que sea útil y utilizada. El alcance del esfuerzo investigativo promovido por el PIEB se puede atesorar teniendo en cuenta los siguientes resultados:

a)  54 convocatorias de investigación se ejecutaron entre 1995 y 2014; 25 nacionales (46%) y 29 regionales (54%).

b) 1.594 proyectos de investigación de todo el país se presentaron a las convocatorias; de éstos, el 59% corresponde a proyectos de La Paz (30%), Cochabamba (15%) y Oruro (14%).

c)  331 proyectos (21%) de los 1.594 presentados fueron seleccionados para recibir apoyo económico. 1.127 investigadores participaron en los equipos de los proyectos seleccionados; 641 hombres (57%) y 486 mujeres (43%).

d) 352 publicaciones integran la línea editorial, siendo 202 (57%) publicaciones correspondientes a las investigaciones de las distintas convocatorias; 80 (23%) coediciones, 37 (11%) las ediciones de la Revista Boliviana de Ciencias Sociales T’inkazos; 25 (7%) son publicaciones de la U-PIEB; y ocho (2%) se inscriben en otro tipo de publicaciones.

e)  168 instituciones publicaron coediciones junto al PIEB: ONG, fundaciones, universidades, gobiernos municipales, prefecturas, ministerios, organizaciones internacionales, agencias de cooperación, institutos de investigación, embajadas, museos y editoriales, entre otras.

Mediante la revisión de la línea editorial del PIEB -y, particularmente, de 36 investigaciones seleccionadas por ser especialmente representativas de lo producido en dos décadas- se estableció una tipología básica que registra seis niveles de incidencia de la investigación: 1) En políticas públicas; 2) En la discusión de políticas públicas; 3) En la agenda de debate nacional; 4) Mediante propuestas relevantes para el desarrollo; 5) Fortaleciendo la acción, el discurso y la articulación social; y 6) En la discusión académica. A continuación, se resume lo más significativo en cada una de las categorías, haciendo referencia -de ser necesario- a las investigaciones revisadas en cada caso.

 

1.1. Incidencia en políticas públicas

De modo un tanto excepcional -como es el caso de tres estudios sobre el servicio militar obligatorio, la justicia comunitaria y la reforma educativa-, algunas investigaciones han contribuido, de forma directa, a formular, orientar, mejorar, modificar, reformular o informar mejor decisiones de política pública, sobre todo, en el nivel de la administración central. La primera investigación referida en este ámbito (Soldados y ciudadanos…, Quintana [1998]) incidió a través de ocho impactos en la gestión del servicio militar y de la formación en derechos humanos en los cuarteles[4]; la segunda (Otras voces, otros maestros…, Talavera [1999]) con la asimilación de algunos ajustes a la Reforma Educativa (en capacitación para la aplicación del nuevo currículo, por ejemplo) y con la socialización del debate sobre los cambios educativos; y la tercera (La ley del ayllu…, Fernández [2000]) como insumo para que el Defensor del Pueblo afrontara con mayor conocimiento de causa la mediación en el conflicto entre ayllus del sur de Oruro y el norte de Potosí; y, a largo plazo, para el reconocimiento constitucional de la jurisdicción indígena originario campesina.

Del mismo modo, estos tres estudios prolongaron su impacto hacia niveles distintos al de las políticas públicas, repercutiendo en el fortalecimiento de organizaciones de la sociedad civil (los padres de los soldados en el caso del servicio militar; los padres de familia en la investigación sobre la Reforma Educativa y los ayllus y comunidades de las tres zonas de estudio en la temática de la justicia indígena), en el debate público (propiciando corrientes de opinión favorables a la supresión del servicio militar obligatorio o a su modificación como voluntariado) y en la formación académica (con la formación docente en un caso y con la formación en la academia militar, en otro). Esto ratifica el carácter multidimensional de la incidencia. Para ello, sin embargo, tuvieron que concurrir una serie de factores favorables como la disposición de las autoridades políticas, cierta corriente de opinión pública y la factibilidad material y política de los ajustes o propuestas planteados.

Sin embargo, en esta dimensión destaca el hecho de que el circuito de incidencia en políticas públicas haya sido, comúnmente, por vía indirecta, es decir, a través de la mediación de otros impactos. Es el caso, por ejemplo, de un conjunto de investigaciones sobre contaminación minera en Oruro que redundaron en el fortalecimiento de la acción social y la aprobación de un Decreto Supremo consignando una serie de acciones para enfrentar la emergencia ambiental en las cuencas de la zona; así como también del estudio sobre la subalternidad de las comunidades urus del lago Poopó (Exclusión y subalternidad de los urus…, De la Barra [2011]) -que aportó al reconocimiento y compromiso estatal de varios derechos y demandas indígenas- y de la investigación sobre la deforestación estimada en el TIPNIS (Compensación por servicios ambientales…, Vargas [2012]) por la hipotética construcción de la polémica carretera proyectada, que incidió en sensibilizar a la opinión pública respecto a la demanda indígena cuyo colofón fue la aprobación de un Decreto Supremo estableciendo la “intangibilidad” del Parque (aunque, luego, este DS fuera revertido por el mismo Gobierno). De tal manera que, en estos casos, se registra una suerte de concatenación de factores que conducen al perímetro de las políticas públicas.

Por la vía de la incidencia indirecta en políticas públicas se puede advertir cierto grado de correlación (que, sin duda, no es automática) entre determinadas líneas de investigación promovidas históricamente por el PIEB y la deriva en la producción de política pública; esto sucede, por ejemplo, con los títulos sobre migraciones transnacionales y la aprobación de la nueva Ley de Migración, el 8 de mayo de 2013; con los estudios sobre seguridad pública y Policía y los sucesivos intentos infructuosos de reforma policial; con los trabajos sobre educación bilingüe en comunidades rurales e interculturalidad, y los principios de política establecidos en la Ley de la Educación “Avelino Siñani - Elizardo Pérez”, de 10 de diciembre de 2010; con la serie de estudios sobre racismo, discriminación y colonialidad, y la Ley contra el racismo y toda forma de discriminación, de 8 de octubre de 2010, entre otros casos.

 

1.2. Para discutir políticas públicas con argumentos

Respecto a la incidencia en la discusión de políticas públicas, ésta es una de las categorías en las que se registra mayor impacto; pues numerosos estudios han propiciado la discusión acerca del rumbo, el contenido y la aplicación de distintas políticas públicas en materia social, educativa, económica, medio ambiental y productiva, principalmente.

Los seis estudios seleccionados para ilustrar esta categoría muestran la relevancia de los temas discutidos: la necesidad de una reforma siempre aplazada de la educación superior (De la revolución a la evaluación universitaria…, Rodríguez [2000]); la aplicación de la nueva normativa agraria y forestal en tierras bajas (Las tierras bajas de Bolivia…, Urioste [2000]); las debilidades e incoherencias de la Educación Intercultural Bilingüe (EIB) en relación a la interculturalidad (Leer y escribir en quechua…, Montellano [2004]); la urgencia de abordar políticas de seguridad ciudadana (Policía y democracia en Bolivia…, Quintana [2005]); la actualización de la política migratoria en función de nuevos escenarios de migración transnacional y de sus efectos en el desarrollo local (No llores, prenda, pronto volveré…, De la Torre [2006]); y los posibles efectos medioambientales derivados de la construcción de una carretera a través de un territorio indígena y Parque Nacional (el TIPNIS) (Compensación por servicios ambientales…, Vargas [2012]).

Considerando que la promoción del debate de ideas sobre la gestión pública es una condición sine qua non para el desarrollo de una vida democrática saludable, se puede apreciar una proximidad permanente entre las materias investigadas y el desempeño de distintas políticas públicas como, por ejemplo, las siguientes: reforma educativa, reforma agraria, descentralización administrativa, participación popular, autonomías, Asamblea Constituyente (como fuente matriz del marco general de las políticas públicas, es decir, de la Constitución), política macroeconómica, políticas fiscales de inversión pública, política minera, reconocimiento y vigencia de derechos indígenas, política de gestión territorial y de gestión de Tierras Comunitarias de Origen (TCO), políticas migratorias, uso y distribución del excedente de hidrocarburos y minería, políticas de seguridad pública, producción campesina y erradicación de coca, políticas para enfrentar los efectos del cambio climático, seguridad alimentaria y salud comunitaria, gestión de presupuestos municipales, protección de la infancia, políticas de participación de jóvenes y políticas turísticas locales, entre otras.

 

1.3. Aporte al debate público: temas sensibles para una sociedad que cambia

Éste es, ciertamente, el nivel de mayor impacto de la investigación producida en el seno de las convocatorias del PIEB que durante dos décadas se ha caracterizado por plantear temas prioritarios para la convivencia intercultural, la equidad y la cohesión social, estimulando la polémica pública y enriqueciendo los argumentos del debate nacional.

La condición de esta incidencia ha sido la capacidad y la decisión institucional de “poner el dedo en la llaga” auspiciando investigaciones que abordan muchas veces temas incómodos y silenciados, como los cinco que son motivo de análisis en este acápite y que tocan cuestiones referidas a los cambios generacionales entre los jóvenes de El Alto (Ser joven en El Alto…, Guaygua [2000]); a la jerarquización social expresada a través de los denominados “jailones” en la zona sur de La Paz (uno de los pocos estudios sobre “clases altas” que rara vez son objeto de investigación) (Jailones. En torno a la identidad…, López [2003]); al encontronazo entre la Tarija de antaño (orgullosa de su herencia hispánica) y la “nueva ciudad” extendida en los extramuros y hecha al ritmo de la migración y el comercio (Tarija en los imaginarios urbanos…, Lea Plaza [2003]); a los cambios en un hábito social -el del servicio doméstico- de raigambre colonial que ha ido adquiriendo contenidos democráticos a partir de la aprobación de la Ley de Regulación del Trabajo Asalariado del Hogar, de abril de 2003 (Se necesita empleada doméstica…, Peñaranda [2006]); y, por último, a la emergencia de una nueva forma de arquitectura “popular-comercial” en la ciudad de El Alto que rompe con los cánones del debate academicista (Arquitecturas emergentes…, Cárdenas [2010]).

En esta línea, una característica intrínseca del PIEB ha sido el aporte a cierta “normalización” democrática en torno a cuestiones generalmente marginadas del ámbito de las ciencias sociales, de las que, muchas veces, sólo se hablaba sotto vocce. Esto se ha logrado mediante una potente política de difusión de la investigación, que ha contribuido al “agendamiento” de un gran número de temas medulares para la consolidación democrática, como el mestizaje, el racismo y la colonialidad; la participación política de los jóvenes y sus prácticas de cultura y ocio; las movilizaciones sociales; los paradigmas sobre el desarrollo, el progreso y el “vivir bien”; el liderazgo de las mujeres; las élites regionales y las élites de nuevo cuño popular-indígena; el sentido de la plurinacionalidad de la nación boliviana; las reformas del Estado; la persistencia de formas de producción de pequeña economía campesina; la reconstitución de autoridades y estructuras territoriales originarias y diversas cuestiones sobre contaminación, preservación ambiental y cambio climático, entre otros.

 

1.4. Investigar para proponer: la divisa de la investigación ambiental

El cuarto nivel de incidencia -el de las propuestas relevantes para el desarrollo- forma parte de un aprendizaje institucional que ha acabado por incorporar la propuesta como un componente indispensable asociado al proceso de investigación y a su culminación.

En este nivel, se han estudiado nueve propuestas elaboradas en el marco del Programa de Investigación Ambiental (PIA-PIEB)[5]: una metodología innovadora (orgánica) para el tratamiento de aguas contaminadas con metales pesados en Machacamarca (Oruro) (Thuska Uma. Tratamiento de aguas ácidas…, Montoya [2010]); tecnologías limpias para la pequeña minería aurífera de Oruro que permiten evitar el uso de mercurio (Tecnologías limpias aplicables a la explotación de oro…, Carrillo [2010]); un modelo de “gestión compartida” entre el Estado y las comunidades indígenas para mejorar la gestión del Parque Nacional Madidi (Territorios compartidos…, Muiba [2012]); mecanismos para la planificación financiera de las áreas protegidas (Sistemas y mecanismos financieros…, Eguino [2012]); herramientas participativas y concertadas para la protección de “relictos” (reductos) de bosque de las microcuencas de seis comunidades del pueblo Leco de Apolo (norte de La Paz) (Bosque y agua para la vida del pueblo Leco…, Loayza [2012]); un estudio de mercado para la ampliación de la producción de tabletas de chocolate silvestre en beneficio de varias comunidades amazónicas de la Reserva de la Biosfera Pilón Lajas (Del cacao silvestre al chocolate…, Malky [2012]); una propuesta de reglamento para el uso y aprovechamiento de los bosques de incienso (inciensales) elaborado con la participación y el consenso de tres comunidades Leco del Parque Madidi (El incienso viene de Apolo…, Rojas [2012]); un diagnóstico sobre la situación de la pesca en la cuenca del norte amazónico, con centro en Riberalta (Beni) (La cadena de valor del pescado en el norte amazónico…, Coca [2012]); y, por último, una nueva tecnología para el beneficiado en seco de la quinua; lo cual reduce la contaminación de las fuentes de agua (Beneficiado en seco de la quinua…, Quiroga [2011]).

De las nueve propuestas analizadas se pudo constatar que al menos tres tuvieron un impacto y un uso concretos: los distintos mecanismos de planificación financiera están siendo utilizados y promovidos por el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP); el estudio de mercado sobre el chocolate permitió ampliar la producción y comercialización de un producto en concreto beneficiando a varias comunidades indígenas; y el reglamento para el aprovechamiento del incienso está vigente y ha favorecido una explotación sostenible de este recurso por parte de las comunidades y el potencial crecimiento de los mercados, a través del acceso a recursos de la cooperación internacional.

En síntesis, el hecho de que tres de las nueve propuestas analizadas (un 33%, en términos estadísticos) hayan tenido (hasta donde se ha podido indagar) una incidencia efectiva y constatable tanto en el ámbito público como en el privado (lo cual no significa que las seis restantes no tengan el potencial de ser aplicadas a futuro; de hecho, varias de éstas se encuentran en proceso de perfeccionamiento y de prueba a escala industrial), no es un dato menor si se consideran las circunstancias y las condiciones de la investigación en ciencia y tecnología en el país, caracterizada por la cuasi nula transferencia tecnológica tanto al Estado como a los sectores productivos.

En general, en este ámbito, cabe subrayar la notable diversificación paulatina de las disciplinas y temáticas en las que se generan capacidades para producir propuestas -medioambiente, biología, genética, agronomía y agroindustria, producción forestal, ingeniería y veterinaria, entre otras- y el avance histórico gradual en las aptitudes y competencias para formular iniciativas cada vez más estructuradas, solventes y atentas a las necesidades de las comunidades locales, particularmente a partir de la labor de fortalecimiento realizada por el PIEB con las universidades públicas.

 

1.5. Contribución al fortalecimiento de la acción, el discurso y la articulación social

Junto a la generación de debate tanto a nivel de políticas públicas como en relación a temáticas sensibles para el país y las regiones, la incidencia en el fortalecimiento de la acción, el discurso y la articulación social es la categoría que registra un impacto más significativo en la producción asociada al PIEB. Esto está ligado a la permanente promoción de sinergias por parte del PIEB que se refleja en tres datos clave: 224 instituciones públicas o privadas apoyaron institucionalmente la ejecución de proyectos de investigación seleccionados; 168 instituciones publicaron coediciones junto al PIEB; y 109 instituciones nacionales y regionales coauspiciaron las distintas convocatorias de investigación.

De las ocho investigaciones analizadas en la muestra seleccionada para esta categoría, cuatro -sobre contaminación minera en Oruro (Dinamitas y contaminantes…, Moëller [2002] y El costo ecológico de la política minera…, López [2010]), tenencia de la tierra en el Chaco Tarijeño  (La lucha por la tierra en el Gran Chaco…, Mendoza [2003]) y exclusión de los urus del lago Poopó (Exclusión y subalternidad de los urus…, De la Barra [2011])- fortalecieron la acción, el discurso y la articulación social reforzando o potenciando el ejercicio de los derechos y la actividad social de organizaciones públicas y privadas de alcance local o nacional.

Por otra parte, las cuatro investigaciones restantes -sobre la construcción de la identidad en Santa Cruz (La permanente construcción de lo cruceño…, Peña [2003]), el conflicto de octubre de 2003 en clave oriental (Ser cruceño en octubre…, Peña [2006]), los medios de comunicación sensacionalistas (Sensacionalismo, valores y jóvenes…, Gálvez [2003]) y el liderazgo de jóvenes indígenas aymaras en cargos de responsabilidad comunitaria (Líderes indígenas: jóvenes aymaras en cargos de responsabilidad…, Quisbert [2006])- favorecieron el diálogo y el intercambio de criterios, argumentos y opiniones entre investigadores e intelectuales con posturas distintas en torno a temas sustantivos para las regiones y el país, a partir de la consideración de interpretaciones locales y regionales, sin exclusiones.

 

1.6. Incidencia en el debate académico

Por último, respecto a la incidencia en la discusión académica, por su condición de institución políticamente neutral (en el sentido partidario del término), el PIEB ha sido, históricamente, un espacio privilegiado para la promoción de un intercambio académico fructífero que ha tratado de trascender, no obstante, los “cenáculos” académicos para llegar a escenarios más plurales y abiertos. Parte de este esfuerzo logístico por crear espacios de intercambio y debate académico en el país ha sido la edición de la Revista Boliviana de Ciencias Sociales T’inkazos, que es una plataforma concebida adrede para difundir la investigación promovida por el PIEB y otra realizada en el marco de universidades y centros de investigación, y dar concierto al debate de ideas.

Los cinco títulos analizados en la categoría de incidencia son notoriamente representativos del alcance de la investigación promovida y difundida por el PIEB a través de publicaciones en el rango de la incidencia académica pues, todos ellos marcan, de algún modo, momentos de ruptura con los puntos de vista convencionales y con los enfoques prevalecientes en los temas abordados en las distintas disciplinas, desviándose de la inercia de los discursos académicos oficiales acuñados por el peso de la tradición.

Así, La mesa coja… (Mendoza, 1997) rompe con la historiografía forzosamente “patriótica” refutando la autenticidad de la Proclama de la Junta Tuitiva de 1809 y exponiendo los mecanismos históricos y psicológicos que operan detrás de la “invención” de un pasado heroico; en Hacia una historia crítica de la literatura (Wiethüchter y Paz Soldán, 2002) se propone historiar la literatura boliviana a través de un mapa hecho de asociaciones y metáforas entre textos, a contrapelo del método tradicional que impone un canon cronológico a partir de una no siempre convincente adscripción de autores y obras a determinadas escuelas y corrientes; en Antología de las historias orales de Tinkipaya (Nicolas, 2004) se rescata y conceptualiza la “narratividad andina” a partir de la oralidad quechua y de una modalidad distinta de conocimiento histórico; en ¿A dónde vamos? Progreso en diferentes culturas (VV.AA., 2004) se ponen en entredicho todos los tópicos sobre el progreso, la cooperación y el desarrollo, además con la “complicidad” de la misma cooperación internacional; mientras que, finalmente, El espejismo del mestizaje (Sanjinés, 2005) corre a contra corriente de quienes leen el mestizaje como un campo neutral propicio para igualar las etnicidades en disputa, revelando cómo este término ha representado, históricamente, el otro nombre de la dominación.

En síntesis, las 36 investigaciones mencionadas en este acápite son una “vitrina” bastante completa del alcance, las limitaciones y las perspectivas de la incidencia de la investigación promovida por el PIEB en las distintas categorías de análisis propuestas. Con todo, se puede concluir que el PIEB ha sido una iniciativa privada —financiada, mayormente, por la cooperación holandesa y con un modelo de gestión privado— pero de notable incidencia y utilidad pública, pues todo el quehacer en torno al conocimiento ha sido gestionado desde una perspectiva de uso y bien público.


Ángel Blanco Canizares. Buri. Óleo, 2009.

 

2. CONTRIBUCIÓN A LA FORMACIÓN DE INVESTIGADORES

Dos son los ejes de formación del PIEB: por un lado, el conjunto de componentes formativos asociados a las convocatorias de investigación y, por otro, la actividad de la Universidad de Postgrado para la Investigación Estratégica en Bolivia (U-PIEB), que se creó en 2002, como una extensión pedagógica natural del Programa de investigación. Se trata de dos “hemisferios” formativos complementarios.

Respecto al primer eje, cabe señalar que la formación es un elemento constitutivo y fundacional del PIEB. A partir del conocido eslogan “investigar formando, formar investigando” -que sintetiza el espíritu del Programa en torno a una pedagogía de la investigación- la apuesta institucional consistió en asociar la formación a la práctica investigativa, sin desplazar la centralidad de la investigación como actividad motora del Programa. Lo sustantivo, al respecto, es que esta política institucional de formación se inscribe, de forma consubstancial, en el “modelo PIEB” de gestión de la investigación que está caracterizado por la institucionalización de una secuencia de etapas y fases según una “ruta” preestablecida. De tal modo que las actividades en formación para la investigación atraviesan todo el circuito del “modelo PIEB”, teniendo como núcleo las convocatorias que se lanzaron periódicamente durante dos décadas. Vale la pena anotar algunas estadísticas en relación a los resultados del “modelo PIEB”:

a)  4.909 investigadores participaron integrando los proyectos de investigación presentados a las distintas convocatorias; 2.937 hombres (60%) y 1.972 mujeres (40%).

b) 331 proyectos (21%) de los 1.594 presentados fueron seleccionados para recibir apoyo económico. 1.127 investigadores participaron en los equipos de los proyectos seleccionados; 641 hombres (57%) y 486 mujeres (43%).

c)  El 61% de los investigadores que integraron los proyectos seleccionados tenía una edad de entre 21 y 40 años.

d) El 95% de los investigadores que han trabajado en el ámbito del PIEB eran bolivianos. De éstos, el 24% (273) nació en La Paz, el 14% (159) en Cochabamba, el 12% (135) en Oruro, el 10% (108) en Potosí y el 9% (104) en Santa Cruz (los nacidos en el resto del país representan menos del 6% por departamento).

e)  El 65% de los investigadores auspiciados por el PIEB tenía alguna de estas siete profesiones: sociología (15%), economía (15%), agronomía (12%), antropología (7%), comunicación social (6%), biología (6%) y derecho (4%).

f)  La distribución del grado académico de los investigadores patrocinados por el PIEB es la siguiente: licenciados, 52% (513); magíster, 33% (322) y doctores, 9% (91).[6]

g)  De los 331 proyectos de investigación seleccionados, 235 fueron publicados (71%) y 92 no se publicaron (29%), pero sí se difundieron a través de otros soportes.

h) 224 instituciones públicas o privadas (universidades, ONG, fundaciones, asociaciones, organizaciones sociales, gobiernos municipales y prefecturas, entre otros) apoyaron institucionalmente la ejecución de los proyectos de investigación seleccionados.

i) 109 instituciones públicas y privadas (universidades, embajadas, agencias de cooperación, institutos de investigación -nacionales e internacionales-, gobiernos municipales e instancias estatales, como el Defensor del Pueblo) coauspiciaron las distintas convocatorias de investigación.

j) 129 talleres (sobre metodología de investigación, redacción, revisión bibliográfica, manejo de fuentes, pautas para la elaboración de políticas públicas, elaboración de artículos científicos, planificación de la investigación, difusión y uso de resultados, y sobre un gran número de temas vinculados con cada convocatoria, entre otros)  se llevaron a cabo con el desarrollo de 378 módulos y la participación de 410 docentes.

k) 1.012 evaluaciones de los informes de investigación: 491 evaluaciones de informes de avance, 489 evaluaciones finales y 32 evaluaciones de informes finales ajustados.

l) 147 asesores académicos (doctores, magísteres y licenciados) acompañaron el trabajo de los equipos de investigación.

m) 17 talleres de formulación de proyectos de investigación (estructurados en 52 módulos) se llevaron a cabo con la participación de numerosas contrapartes (organismos de cooperación, universidades, ONG y fundaciones), de 51 docentes y de 795 participantes.

 

2.1. Incidencia de los componentes formativos asociados a las convocatorias

Centrándose en la práctica, la formación que propone el PIEB trata de responder a los problemas y las deficiencias en las capacidades teóricas e instrumentales de la investigación, con una producción de conocimiento de calidad que sea capaz de incidir en las políticas públicas y en el desarrollo del país, en base a la estrategia mayor de articular enseñanza y aprendizaje; teoría y práctica. Atendiendo a las particularidades de las etapas y fases del “modelo PIEB” de gestión de la investigación, se puede establecer que existen seis componentes de la formación que han sido desarrollados sistemáticamente por la institución:

1) La transferencia de conocimientos de los investigadores sénior a los júnior benefició, entre 1995 y 2001[7], a 145 investigadores de 31 proyectos seleccionados en cinco convocatorias consecutivas, favoreciendo un trabajo intergeneracional hasta ese momento casi inexistente en la práctica investigativa del país. Este ejercicio significó la transferencia de conocimientos y habilidades; favoreció una adaptación gradual de los investigadores de cierta trayectoria hacia una “democratización” generacional de la práctica investigativa; estimuló el intercambio de visiones sobre los problemas del país entre distintas generaciones de investigadores e institucionalizó, hasta cierto punto, la incorporación de planes de formación para jóvenes como condición previa en el proceso de planificación de los proyectos de investigación.

2) El asesoramiento académico y temático permitió que casi la mitad de los investigadores que pasaron por el PIEB (alrededor de unos 600) pudieran fortalecer sus conocimientos metodológicos y temáticos para encarar en mejores condiciones la ejecución de sus proyectos de investigación. Esta capacitación no sólo sirvió para fines inmediatos sino que se convirtió en patrimonio intelectual de los investigadores. Cuatro de cada 10 asesores se ocuparon de acompañar proyectos de investigación surgidos de convocatorias en los distintos departamentos del país, por lo que se fortaleció la capacidad de las regiones para abordar el estudio de sus distintas problemáticas con herramientas científicas.

3) Los 129 talleres de formación y actualización de conocimientos (de tres a cuatro por convocatoria, y de temática y contenido metodológico variado) beneficiaron a 1.102 investigadores favoreciendo que un mayor número de equipos (sobre todo de las regiones) culminara exitosamente sus proyectos de investigación. Estos talleres compensaron la debilidad en los procesos de formación en investigación universitaria de pregrado, permitieron la actualización temática y metodológica, reforzaron las capacidades de los investigadores en aspectos específicos, proporcionaron conocimientos prácticos acerca del uso de técnicas de investigación modernas, relacionaron a los investigadores con fuentes de información, fondos bibliográficos y nuevas herramientas metodológicas; y estimularon en los investigadores el interés por considerar, desde el diseño de sus proyectos, el componente de la propuesta.

4) La evaluación de los informes de investigación (aplicada a los 331 proyectos seleccionados en las 54 convocatorias realizadas) permitió calibrar mejor la calidad de los trabajos, identificando las carencias y debilidades para el posterior reajuste; esto elevó el nivel académico de las investigaciones y permitió identificar sus virtudes y puntos fuertes para poder orientar, a posteriori, el trabajo de difusión de los hallazgos y resultados.

5) Mediante la realización de mesas de trabajo[8] (101 mesas con 2.348 participantes), los integrantes de 44 proyectos de investigación de 21 convocatorias tuvieron la posibilidad de difundir y transferir los contenidos, resultados, hallazgos y propuestas de sus estudios directamente a organizaciones de la sociedad civil, y a instituciones públicas y privadas. Estas mesas contribuyeron a fortalecer la capacidad y las habilidades de los investigadores para presentar los resultados de sus trabajos en público, ante los beneficiarios, la sociedad y las autoridades. Así, generaron un sentido de “responsabilidad pública y social” de los investigadores respecto a sus estudios y a la socialización de los mismos.

6) Por último, la producción y publicación de siete títulos con finalidad pedagógica para la formación de investigadores y documentalistas en las series “Formación” del PIEB y “Metodológica” de la U-PIEB, permitió que profesionales bolivianos puedan plantear, a partir también de su experiencia docente, aproximaciones metodológicas a la investigación social mejor sintonizadas con la realidad boliviana. Esta iniciativa también puso a disposición de estudiantes, investigadores y profesionales del sector público y de la sociedad civil (instituciones de desarrollo, fundaciones, empresas y centros de investigación) herramientas de investigación producidas en Bolivia como una alternativa a los manuales y guías editados en el extranjero, que son de circulación común en el país.

 

2.2. Aporte de la Universidad de Postgrado para la Investigación Estratégica  en Bolivia (U-PIEB)[9]

Indudablemente, la creación de la U-PIEB, en 2002, fue tributaria de la experiencia del PIEB, tras una acumulación de ocho años gestionando convocatorias en los que se pudo corroborar que sólo a partir de la construcción de unos cimientos educativos sólidos podría aspirarse a edificar una estructura consistente con el propósito de avanzar hacia la sostenibilidad de la investigación en el país. Es por ello que la U-PIEB se funda sobre el principio de formar profesionales investigadores y especialistas sectoriales en investigación para el desarrollo integral del país, mediante programas de postgrado de actualización, diplomados, especialización y maestrías en ciencias sociales, económicas, humanas y ambientales. Tras 12 años de actividad, los resultados más importantes de la U-PIEB son los siguientes:

a)  Entre 2005 y 2014, 219 investigadores de distintos proyectos auspiciados por el PIEB fueron beneficiados con 15 diplomados sobre metodologías de investigación en distintas especialidades: ciencias sociales, aprovechamiento de recursos naturales, investigación ambiental, tecnología y producción, contaminación y salud, y ciencias agrarias y veterinarias.

b) Se ejecutaron 43 programas de formación especializada: cinco maestrías, 32 diplomados y seis cursos de actualización.

c)  946 estudiantes se inscribieron en los diferentes programas: 487 egresaron y 403 se titularon (25 en maestrías, 87 en cursos de actualización y 300 en diplomados).

d) 161 docentes nacionales e internacionales participaron en los distintos programas de formación.

e)  Se suscribieron convenios para el desarrollo de actividades académicas con 14 instituciones públicas y privadas.

f)  Se elaboraron 25 tesis de maestría, en el marco de los distintos programas ejecutados entre 2004 y 2009.

g)  Se constituyó una línea editorial que, hasta 2014, publicó 25 títulos en cuatro series distintas: Textos metodológicos, Investigación-formación, Investigación y debate.

Respecto a la incidencia de esta universidad única por su dedicación exclusiva a la formación de postgrado en investigación, se pueden subrayar seis aspectos:

1) Ha ampliado la oferta de formación superior especializada en investigación generando alternativas y oportunidades para profesionales interesados en profundizar sus conocimientos y capacidades para investigar.

2) Ha promovido la formación especializada de profesionales en temas prioritarios como la interculturalidad y las identidades, la economía indígena y campesina, el medio ambiente, la ciudadanía, el “Vivir Bien”, la educación y los derechos de la niñez.

3) Ha representado una opción de docencia para investigadores sénior que acreditaban un nivel y una experiencia destacada y que han podido enseñar y compartir su experiencia, a través de esta plataforma educativa.

4) Ha favorecido el establecimiento de vínculos con instituciones estatales (como es el caso de los ministerios de la Presidencia, Defensa y Gobierno) para promover una oferta académica que pueda redundar en una mejor calificación profesional del funcionariado público.

5) Ha puesto en circulación conocimientos surgidos de experiencias propias de investigación y de ejercicios de sistematización realizados junto a instituciones públicas y privadas.

6) Ha generado conocimiento propio sobre metodologías de investigación que ha sido sistematizado y publicado.

 

3. PARA UNA INVESTIGACIÓN SOSTENIBLE 

El horizonte histórico institucional del PIEB ha sido el de contribuir a crear las condiciones para la sostenibilidad de la investigación en Bolivia. Además de lo señalado en los acápites anteriores referidos a la investigación y a la formación, seis ámbitos de trabajo institucional han permitido avanzar hacia este objetivo: a) el trabajo con el sistema público de universidades; b) el fortalecimiento a bibliotecas, centros de documentación y redes de información; c) la articulación de redes regionales de investigadores; d) el Periódico Digital PIEB (PD PIEB); e) el “efecto réplica” generado en el ámbito público y privado; y f) la creación del Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanas. A continuación, se reseña la incidencia de las actividades realizadas en cada una de estas seis líneas.

3.1. Actividades con el sistema de universidades públicas: transfiriendo lo aprendido[10]

A lo largo de sus dos décadas de labor, el PIEB siempre dio un espacio preferencial al sistema público de universidades, con la convicción de que la sostenibilidad de la investigación pasa, necesariamente, por la educación superior, como el ámbito “natural” en el que debiera prosperar la investigación que demanda el desarrollo del país. Consecuentemente, el PIEB priorizó el trabajo con las universidades con tres objetivos: generar conocimiento a favor de las regiones y crear condiciones para una mayor articulación entre universidades, Estado y sociedad civil; fortalecer capacidades de docentes investigadores y de institutos de investigación; y transferir la experiencia, herramientas y metodología PIEB.

Esta apuesta preferencial por el fortalecimiento de la investigación en las universidades se materializó en ocho niveles de acción, cuyos principales resultados e incidencia se resumen aquí:

1) Durante dos décadas de vida institucional del PIEB y en el marco de las 54 convocatorias de investigación gestionadas, fueron seleccionados 90 proyectos de investigación respaldados por universidades públicas (en concreto, por nueve de las 11 universidades del sistema público); esto representa un 27% del total de los proyectos financiados por la ayuda del PIEB (331). El hecho de que casi tres de cada 10 proyectos de investigación financiados por el PIEB pertenezcan a la órbita de las universidades públicas, es un dato que indica una permanente vocación institucional por activar la investigación en el sector público de la educación superior.

2) A través de tres tipos de talleres (de formación, de formulación de proyectos y para documentalistas de las bibliotecas universitarias) -más de un centenar del primer tipo, 11 del segundo y 18 del tercero- se fortaleció la capacidad de las universidades para plantear temáticas de investigación, así como para el diseño de proyectos y propuestas consistentes; se generaron oportunidades de investigación para los docentes universitarios y para tesistas de último año, estimulando la formación de equipos dentro de las universidades; propiciándose, además, un clima favorable al concurso y la competencia.

3) El coauspicio de nueve convocatorias de investigación regional y la coedición de investigaciones propició que las universidades hicieran un ejercicio de reflexión sobre la situación y las prioridades para el desarrollo local, estimulándose el debate junto a representantes de organizaciones de la sociedad y a operadores de política pública, fortaleciendo así sus nexos interinstitucionales. Al participar de todo el proceso, como coauspiciadoras, las universidades tuvieron conocimiento del “modelo PIEB” de gestión de la investigación, consiguiéndose cierto nivel de transferencia.

4) La suscripción de convenios entre las universidades públicas y el PIEB (34 convenios con 10 universidades) subrayó la importancia de la investigación académica a nivel de rectorados, facultades y carreras. En algunos casos, se consiguió las autoridades universitarias que destinen más recursos a la investigación, a través del cofinanciamiento de las distintas actividades.

5) La elaboración de cuatro estados de investigación departamentales con la publicación de siete volúmenes -Cochabamba (1), Chuquisaca (1), La Paz (2) y Santa Cruz (3)- propició una reflexión global de las universidades acerca de cuál es la importancia del conocimiento académico producido durante los últimos años y qué caminos de investigación se debería seguir; favoreció el intercambio entre equipos de docentes y centros de investigación de cada disciplina propiciando el debate académico sobre cuestiones de desarrollo, industria, tecnología, empresa, producción, recursos naturales y biodiversidad, y dotó a las universidades y a las regiones de una herramienta consensuada y válida para favorecer una mejor planificación de las políticas de investigación, tanto a nivel de universidades como de departamentos.

6) La ejecución de cinco convocatorias de fortalecimiento a universidades (2008-2013) reforzó las capacidades específicas de investigación de determinadas carreras y facultades de cuatro universidades públicas cuyos docentes y estudiantes presentaron a concurso 97 proyectos de investigación, de los que fueron seleccionados 27 y publicados 20; aportaron mejorando los conocimientos y destrezas investigativas de 126 investigadores que recibieron la formación complementaria para elaborar proyectos de prefactibilidad y propuestas de política pública.

7) La realización de seis diplomados de la U-PIEB para investigadores de universidades públicas (2012-2014) benefició a 66 investigadores de las distintas universidades que accedieron a la acreditación, vía diplomado, del trabajo académico realizado en el desarrollo de sus investigaciones; por otra parte, tres universidades (UAGRM, UAP y UTO) disponen de docentes con un mayor grado de capacitación en el conocimiento y ejecución de las distintas metodologías de investigación.

8) La publicación de 99 investigaciones como producto de tres tipos de convocatorias realizadas con la participación de las universidades públicas (convocatorias de investigación regional, convocatorias de fortalecimiento a universidades y convocatorias para la realización de los Estados de investigación departamentales) pusieron en circulación y permitieron conocer, a nivel nacional, cuestiones de importancia para las regiones; y ayudaron a vincular a las universidades con sus respectivas comunidades locales.


Ángel Blanco Canizares. Tamborita Óleo. 2009

3.2. Fortalecimiento a bibliotecas, centros de documentación y redes de información[11]  

En 1996, el PIEB decidió crear el Programa de Fortalecimiento de Unidades de Información Especializadas en Ciencias Sociales[12] cuyo objetivo general fue “fortalecer el desarrollo especializado de colecciones, procesos técnicos y servicios de las unidades informativas en Ciencias Sociales en el país”.

Para el desarrollo de este Programa se plantearon las siguientes prioridades: a) actualización de colecciones; b) acceso a hardware y software apropiado para el ordenamiento técnico; c) desarrollo de servicios especializados para investigadores; d) investigación documental; e) edición de materiales de investigación documental básica y aplicada; y f) formación especializada de recursos humanos en áreas específicas del conocimiento y en la gestión de unidades informativas.

Enmarcándose en estos principios, este Programa ejecutó un gran número de actividades, cuya incidencia, organizada en seis niveles, se detalla a continuación:

1) Los cursos y talleres de capacitación a bibliotecarios, documentalistas y archivistas (1996-2012) mejoraron los conocimientos y competencias de 1.119 actores vinculados con unidades de información de titularidad pública y privada que participaron en los 46 cursos y talleres realizados; permitieron esbozar un diagnóstico (aunque parcial e inicial) sobre la situación de bibliotecas y centros de documentación con un alcance que trascendió el eje central del país.

2) La ejecución de tres convocatorias para la presentación de proyectos de fortalecimiento a unidades informativas especializadas (1997-2001) contribuyó a mejorar el nivel de actualización de 27 bibliotecas y centros de documentación e información, mayormente de ONG y fundaciones mediante la adquisición, en total, de 5.004 libros, 600 revistas, 1.413 periódicos y 305 publicaciones en soporte digital. También se contribuyó a mejorar el nivel de actualización bibliográfica y de disposición de información pública en las 42 instituciones que integraban las cinco redes de bibliotecas y centros de documentación priorizados en la última convocatoria, a través de la publicación de directorios, fortalecimiento de bases de datos y elaboración de catálogos temáticos, entre otras actividades. Además, se fortaleció la infraestructura, el equipamiento y la capacidad técnica de bibliotecas y centros de documentación, con la adquisición de equipos modernos, en total, 45 computadoras, 11 impresoras y 16 escáneres. Esto permitió desarrollar nuevos servicios que mejoraron el acceso de los usuarios a los centros de información.

3) Entre 2000 y 2013, el PIEB donó 11.476 investigaciones de su línea editorial a bibliotecas y centros de documentación[13] contribuyendo a actualizar y diversificar la oferta bibliográfica de 70 unidades informativas con títulos actuales.

4) La publicación de textos especializados en gestión de información científica -tanto de libros como de artículos- contribuyó a elevar el nivel y el número de la producción nacional académica sobre las condiciones de la investigación en Bolivia, en particular, en la faceta referida al acceso, gestión, calidad y disposición de las fuentes de información.

5) La realización de 18 cursos con formato y temática adaptados a las necesidades de las bibliotecas universitarias mejoró los conocimientos y competencias para la gestión bibliotecaria de los trabajadores de las universidades públicas.

6) El coauspicio de seis congresos nacionales e internacionales de bibliotecología, documentación, archivística y museología impulsó la “institucionalización” de este tipo de reuniones de forma periódica y con un alcance nacional e internacional; insertó a los profesionales bolivianos en los circuitos internacionales especializados en la materia; y alentó percepción positiva de la identidad gremial.

 

3.3. Articulación de cuatro redes regionales de investigadores

Ante la evidencia de que la creación de conocimiento es un hecho social colectivo que necesariamente debe trascender lo individual, el PIEB alentó, desde sus inicios, la formación de redes regionales de investigadores especializadas en ciencias sociales y humanas. Este respaldo fue gradual; se inició en 2004 con el apoyo a las actividades del colectivo Japupeando en Santa Cruz y continuó con el acompañamiento al Centro de Investigaciones y Políticas Sociales de Oruro (CIPS), en 2007, y con la firma de convenios, en 2012, para impulsar la labor de InvestigaSur -red que aglutina a investigadores de Sucre, Tarija y Potosí- y de la Asociación Departamental de Antropólogos de La Paz (ADA).

Quedaría así conformado el alcance actual de la línea de fortalecimiento a redes de investigadores con el respaldo a cuatro colectivos y la presencia en seis de los nueve departamentos del país. Esta labor colectiva registró la siguiente incidencia:

a)  Coadyuvó a la instalación de espacios de debate regionales sobre distintos temas muchas veces “esquivos” en el ámbito local. Las conferencias sobre despatriarcalización en Oruro o las jornadas de reflexión sobre pueblos indígenas y etnicidad en Santa Cruz son prueba de ello.

b) Generó vías de comunicación e intercambio entre la investigación y la sociedad, a nivel local, a través de iniciativas como “Los martes del sur”, en Sucre, o las “Noches de antropología”, en La Paz.

c)  Contribuyó a desarrollar la conciencia en torno a la importancia de la investigación para el desarrollo local en medios de comunicación masivos, mediante iniciativas como el ciclo de programas televisivos en Oruro o la cobertura de prensa de las actividades de Jatupeando en Santa Cruz.

d) Favoreció la progresiva institucionalización de actividades de investigación impulsadas en coordinación con instituciones locales, públicas y privadas. Esto se constata advirtiendo cómo las “Jornadas Cruceñas de Investigación en Ciencias Sociales InvestigaCruz” (Santa Cruz) llegaron hasta su octava edición, así como las “Jornadas InvestigaSur” (Tarija) que se encuentran (2014) en su segunda edición.

e)  Impulsó la producción de investigación y conocimiento local, publicado y difundido. Además de numerosos boletines y revistas, son ocho los libros publicados en el marco de este patrocinio.

f)  Profundizó las destrezas, conocimientos y habilidades de la sociedad civil para organizarse en colectivos y ejercer sus derechos de participación en el debate sobre el desarrollo y las necesidades de políticas públicas en sus regiones.

g)  Fortaleció el reconocimiento mutuo, el intercambio y los lazos entre las mismas redes de investigadores, que tuvieron la posibilidad de compartir sus experiencias y desafíos en noviembre de 2012 cuando se realizó el Conversatorio Temático y Encuentro de redes de investigadores PIEB, promovido institucionalmente.

 

3.4. Periódico Digital PIEB (PD PIEB)

Uno de los rasgos del quehacer de la investigación científica y tecnológica en el país es su desvinculación con la difusión. Por ello es destacable la labor del PD PIEB que en 2014 cumplió siete años de vida como un medio único en la difusión de la investigación científica y tecnológica con “sello” nacional.

Durante estos años, el PD PIEB ha puesto en línea 9.132 notas en las áreas de sociedad, política, economía, medio ambiente, culturas, artes, tecnología y opinión; consultando a más de 500 fuentes personales e institucionales para la actualización diaria de información. Con un promedio de 12 mil visitas mensuales; con más de 50 páginas web enlazadas; con un servicio de alerta informativa que llega a 10 mil suscriptores y con un significativo nivel de repercusión en otros medios, los aspectos más importantes de la incidencia de este periódico digital son los siguientes:

a)  Ha contribuido a priorizar y situar en un primer rango de atención pública el conocimiento propio producido en Bolivia en torno a temas sensibles sobre la realidad regional y nacional, en un contexto global marcado por las asimetrías en el control de la producción y “distribución” del conocimiento científico.

b) Ha revalorizado la capacidad de la “comunidad científica” boliviana de hacer investigación, de tratar de configurar una agenda propia de desarrollo fundada en el conocimiento y de comunicar la actividad académica a sectores de la población cada vez más amplios.

c)  Ha puesto en circulación una gran cantidad de información sobre investigación produciendo un promedio de 20 noticias semanales pero, además, ofreciendo enlaces con investigaciones y bases de datos, convocatorias de investigación, documentos de interés público, archivos de audio y video, dossiers temáticos, etc.

d) Ha servido de puente entre los mismos investigadores, generando un sentido de red y promoviendo vínculos con los tomadores de decisiones, las organizaciones de base y los medios de comunicación.

e)  Ha generado una importante repercusión en los medios de comunicación convencionales ampliando el alcance, el interés y la llegada al público de este tipo de información especializada.

f)  Se ha constituido en una “vitrina” de la producción de conocimiento científico de Bolivia hacia el exterior, permitiendo la interacción y el contacto tanto con investigadores bolivianos que radican fuera del país, como con instituciones e investigadores extranjeros que tienen un interés particular en la situación boliviana.

g)  Ha contribuido al aprendizaje institucional en la gestión de información científica, a través de la formación de periodistas especializados, del registro de un programa (software) específico producto de la experiencia institucional, de la labor de familiarizar a los investigadores con el uso de medios digitales para la difusión.

h) Ha aportado a la reflexión sobre la situación y el alcance del periodismo científico en el país, generando además documentación institucional inédita en este ámbito: un documento de políticas editoriales, un manual de estilo y un manual de uso del PD PIEB.  

 

3.5. “Efecto réplica”: el contagio saludable

Otra faceta de la sostenibilidad de la investigación es el “efecto réplica” generado por el PIEB, al menos, en tres niveles: el de los investigadores que pasaron por el PIEB y que, de uno u otro modo, siguen vinculados con el mundo de la investigación; el de ex “investigadores PIEB” que han ocupado o que ocupan cargos en la administración pública; y el de las instituciones estatales inscritas en la esfera de la investigación cuya creación o funcionamiento se ha inspirado o ha recibido algún tipo de influencia del PIEB (ya sea por las personas que la integran o por su configuración institucional).

Respecto al primer nivel, cabe señalar que haber pasado por el PIEB como investigador parece ser un hecho que ha marcado la trayectoria vital de muchos profesionales. De acuerdo a una encuesta realizada en 2011 por Ximena Soruco, socióloga, la tasa “ex investigadores PIEB” vinculados con el quehacer investigativo era de un 54%.[14] En relación al segundo nivel de réplica, podría mencionarse a distintas autoridades o funcionarios de gobierno[15] que antes del ejercicio de la función pública y como parte de su trayectoria profesional, tuvieron experiencia de investigación o vínculos laborales con el PIEB, habiendo esto redundado de algún modo -según se puede inferir- en un aprendizaje útil para el ejercicio de sus funciones.

Por último, el tercer nivel de “réplica” es el de la creación de instituciones estatales inscritas en la esfera de la investigación que han recibido algún tipo de influencia (por las personas que están a cargo o por el modelo institucional) del PIEB. En esta línea, son cuatro las instancias públicas en las que se puede apreciar una huella institucional del PIEB:

a)  El Observatorio sobre Seguridad Ciudadana del Ministerio de Gobierno.

b) El Instituto de Investigaciones Pedagógicas (IIP) del Ministerio de Educación.

c)  El Centro de Investigaciones Sociales (CIS) de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional.

d) La Dirección de Investigación e Información del Gobierno Municipal de La Paz.

 

3.6. Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanas “Fundación PIEB”

Esta premiación se instituyó en 2006 -cuando el PIEB ya tenía 12 años de recorrido institucional y un bien merecido prestigio público- con el propósito de reconocer una labor silenciosa pero trascendental, individual o colectiva, de personas e instituciones que han producido conocimiento valioso para el desarrollo del país. En las cuatro ediciones realizadas hasta la actualidad (2006, 2008, 2011 y 2014) se ha premiado trayectorias (personales e institucionales) cuya contribución a una mejor comprensión de la diversidad boliviana es indiscutible. El legado de este premio es el siguiente:

a)  Se generó un sentido de dignificación de la labor intelectual en torno al pensamiento social boliviano.

b) Se difundió, mediante notas de prensa, documentales, videos y otros materiales, la contribución al conocimiento de personas e instituciones en ámbitos muy diversos: filología y literatura, antropología, historia del arte, historiografía oral, derechos laborales y demandas del campesinado.

c)  Se generó atención mediática sobre el aporte intelectual de las personas e instituciones premiadas, a través de 107 notas de prensa sobre las tres primeras ediciones del premio.

d) Se amplió el sentido de reconocimiento social al conseguir el auspicio de distintas instituciones públicas y privadas a cada premiación, y a través de las adhesiones (2.274 personales y 504 institucionales) a las postulaciones en las dos categorías, en las cuatro ediciones.

e)  Se contribuyó a difundir valores de equidad de género en la producción intelectual, pues tres de las cuatro premiaciones en la categoría a la “trayectoria intelectual” fueron otorgadas a mujeres: Verónica Cereceda (2008), etnóloga y antropóloga; Teresa Gisbert (2011), arquitecta e historiadora; y Silvia Rivera (2014), socióloga. [16]

Aunque gran parte de lo expuesto en este artículo se sustenta en elementos directamente ligados con la difusión de la investigación -desde los informes de difusión de las investigaciones y los reportes de prensa que sustentan el análisis de la incidencia del conocimiento producido hasta el acápite referido al PD PIEB, pasando por las alusiones a las mesas de trabajo y a las distintas herramientas para comunicar lo investigado- cabe recalcar que la difusión “para la incidencia” es uno de los componentes centrales de la política institucional del PIEB y, al mismo tiempo, uno de los eslabones indisociables del “modelo PIEB” de gestión de la investigación. [17]

En este sentido, a través de la línea de “Difusión y uso de resultados”, el PIEB ha tratado de crear condiciones para que el conocimiento generado incida en políticas públicas, concentrando una parte significativa de los esfuerzos y recursos institucionales en este empeño. Es importante subrayar que este propósito tiene un carácter estratégico e integral ya que, desde el inicio de las convocatorias y de forma paralela a todo el proceso, se considera el componente de la difusión, mediante el diseño y la confluencia de las estrategias de comunicación particulares de cada proyecto de investigación (a las cuales se debe destinar un 10% del presupuesto elaborado) y la estrategia diseñada por el PIEB para cada convocatoria recurriendo a los medios de comunicación propios y a los medios de comunicación en general.

Consecuentemente, los equipos de investigación -en forma coordinada con el PIEB- desarrollan una amplia gama de herramientas (presentaciones, coloquios, talleres, mesas de transferencia de resultados, elaboración de notas y materiales audiovisuales, entrevistas, etc.) con la finalidad de llegar a los distintos “públicos meta” y, preferencialmente, a los grupos beneficiarios de las investigaciones. Todas estas actividades  diversificadas -que trascienden la mera publicación de las investigaciones- han incidido en una difusión de la investigación a una escala mediática desconocida previamente en el mundo académico consiguiendo, hasta cierto punto, sacar a la investigación de su anonimato habitual e involucrar a la sociedad en el debate sobre el conocimiento y su utilidad. Vale la pena, anotar algunos resultados al respecto:

a) Sobre los 331 proyectos de investigación, se publicaron 258 artículos en periódicos y revistas (información aproximada, en base a un monitoreo no exhaustivo); se realizaron 151 coloquios con 9.229 participantes; 87 conferencias con 5.385 asistentes; 333 entrevistas en radio (160),  televisión (123) y prensa escrita (50); 101 mesas de trabajo con 2.348 asistentes; 85 seminarios en los que participaron 5.317 personas; 209 talleres; nueve foros y diversas actividades de difusión alternativas, como festivales, teatro y títeres.

b) Como actividad institucional, el PIEB llevó a cabo 31 eventos internacionales (entre seminarios, talleres, coloquios, congresos y foros), con 130 contrapartes, 123 países participantes, 752 panelistas y 9.690 participantes.

c)  De igual forma, el PIEB organizó eventos nacionales (coloquios, presentaciones, seminarios, talleres, cátedras compartidas y entrega del Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanas), con 580 contrapartes, 1.410 panelistas y más de 50.000 participantes.

 

EL CAMINO RECORRIDO, EN RETROSPECTIVA 

En síntesis, todo lo precedente confluye en la conformación de un nuevo escenario para el desarrollo de la investigación en el país que tiene dos grandes componentes: la constitución, progresiva, de una nueva generación de investigadores que por su juventud y su vínculo con las regiones18 ha aportado con lecturas distintas sobre sus realidades particulares haciendo contrapeso al tradicional “centralismo” (tanto etario como geográfico) del conocimiento y, en segundo lugar, una sustantiva democratización de las condiciones y oportunidades para investigar.

El PIEB ha contribuido notablemente a la democratización de la investigación en el país mediante un sistema de concurso público en el que prevalecen las ideas, la calidad temática, la diversidad de enfoques y los planteamientos metodológicos; volcando la investigación hacia las regiones para que éstas planteen sus prioridades; compensando la debilidad educativa congénita de los profesionales que provienen del sistema público de enseñanza -el 80% de los “investigadores PIEB” estudió en alguna universidad pública- mediante un potente sistema formativo complementario; dirigiendo la investigación hacia zonas rurales (campesinas e indígenas) generalmente excluidas de los circuitos de la investigación; y, sobre todo, ampliando los registros y las fronteras de la investigación con la participación de jóvenes investigadores mucho más próximos a la realidad de los barrios periurbanos, a las zonas intermedias entre el campo y la ciudad, a las comunidades y a los fenómenos que ocurren en los territorios de frontera y en la geografía que corresponde a la “periferia del conocimiento tradicional”. En definitiva, el aporte del PIEB ha alterado las demarcaciones étnicas y de clase convencionales que definían, tradicionalmente, quién investiga y quién es investigado en Bolivia.

No obstante, cabe subrayar que la estatura sobresaliente de los resultados alcanzados por el PIEB en esta incesante búsqueda de la incidencia que tiene ya dos décadas de recorrido, es resultado, esencialmente, de dos elementos: la capacidad y calidad humana del equipo que ha conducido el programa y el diseño progresivo de un modelo de gestión de la investigación inédito en el país -por su eficiencia, confiabilidad y sistematicidad- que ha contado, además, con un inusual respaldo a largo plazo por parte de la cooperación holandesa. Así, si tuviera que condensarse la experiencia de dos décadas en dos líneas podría concluirse que el PIEB ha contribuido de manera significativa a cambiar la forma de concebir y hacer investigación en Bolivia.

Por último, constatando la inexistencia de literatura que analice incidencia cualitativa de la investigación que llevan a cabo tanto instituciones públicas como privadas en el país, se alberga la esperanza de que la reflexiones planteadas aquí estimulen un debate más amplio sobre los derroteros de la investigación en Bolivia, con la participación de todas aquellas instituciones, personas y organizaciones de la sociedad y del Estado que mantienen viva la llama del conocimiento como un principio de luz que distingue nuestra condición de comunidad humana.

 

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Ángel Blanco Canizares. Buri II Óleo. 2012


Notas

[1]   Periodista y editor. Egresado de Comunicación Social (UCB) y con estudios en literatura (UMSA). Autor de la sistematización “1994-2014: 20 años por el camino de la investigación en Bolivia. Incidencia y aportes del PIEB: Pensar, conocer y decidir” (PIEB, 2014). Correo electrónico: cantantecalva@gmail.com. La Paz, Bolivia.

[2]   Cabe anotar que gran parte de la información estadística citada en este artículo proviene directamente o ha sido calculada en base a los documentos “Sistematización de Información del Programa de Investigación Estratégica en Bolivia, 1994-2013” (Vol. I a IV) (elaborados por Óscar Piérola y actualizados, salvo en algunos casos, a septiembre de 2014).

[3]   Las otras tres son: a) formación; b) difusión y uso de resultados; y c) fortalecimiento institucional.

[4]   Estos impactos fueron los siguientes: el Ministerio de Defensa asumió el desafío de transformar el Servicio Militar Obligatorio (SMO); en 1997 se creó, mediante Decreto Supremo, la Unidad de Análisis de Políticas de Defensa (UDAPE); el Ministerio de Defensa institucionalizó la aplicación de metodología e instrumentos de análisis y evaluación del servicio militar; se llevó a cabo el Primer Censo Nacional de Población, Infraestructura y Vivienda de las FFAA; se elaboró una “Estrategia Institucional de Formación, Educación y Capacitación de los soldados del SMO”; la Dirección Nacional de DDHH de las FFAA firmó, entre 1998 y 2013, más de 15 convenios de cooperación con organizaciones de DDHH; se restableció el servicio premilitar a favor de jóvenes de las áreas urbanas y se diseñó un servicio premilitar para mujeres; y, por último, se generó un proyecto de multiculturalismo militar en el Colegio Militar vinculado al reconocimiento de la diversidad étnica del país (Fuente: “Informe de difusión de la investigación [Soldados y ciudadanos…]”, y entrevista personal con el coordinador de la investigación, Juan Ramón Quintana).

[5]   Es preciso acotar que este Programa, especializado en materia medioambiental, ejecutó cinco convocatorias de investigación entre 2008 y 2012, que dieron lugar a la publicación de 31 libros en una serie propia (26 investigaciones, cuatro “estados de investigación” y un documento que sintetiza todo el aporte del Programa), a la participación de 137 investigadores y al establecimiento de alianzas con 51 instituciones que trabajan en el perímetro de la cuestión ecológica y medioambiental.

[6]   El 6% restante está integrado por técnicos y bachilleres.

[7]   Período durante el que estuvo vigente esta modalidad

[8]   Aunque, de acuerdo al “modelo PIEB” de gestión de la investigación, las mesas de trabajo se inscriben en la etapa de “Difusión e incidencia de los resultados de investigación”, ésta es una actividad flexible que resulta útil para distintos momentos y propósitos durante el proceso mismo de investigación. Por ello, además de las mesas para la transferencia de resultados, también se realizan mesas para presentar o socializar los proyectos de investigación, mostrar avances de los mismos o para otros fines específicos en función de las peculiaridades de cada proyecto o convocatoria.

[9]   Este acápite emplea información obtenida o procesada a partir del documento Universidad de Postgrado para la Investigación Estratégica en Bolivia. Perfil institucional y resultados: 2002-2014. La Paz: PIEB, 2014.

[10] Este acápite rescata información del dossier “Contribución del Programa de Investigación Estratégica en Bolivia a la investigación científica y tecnológica en las universidades del sistema público”, PIEB, 2014 (documento elaborado por Noel Orozco).

[11] Este acápite emplea información obtenida o procesada en base al documento “Sistematización de la línea de fortalecimiento a bibliotecas, centros de documentación y redes de información (1996-2014)”. PIEB, 2014 (documento elaborado por Virginia Aillón).

[12] Algunos años después, en 2002, el nombre de este Programa sería cambiado por el de Programa de Apoyo a la Información en Ciencias Sociales (PAICS).

[13] No obstante, cabe anotar que, en 2014 —coincidiendo con el 20 aniversario institucional— el PIEB tenía previsto iniciar un proceso de donación de libros de mayor envergadura, estimando una entrega de siete mil ejemplares adicionales, con lo cual, en el período 2000-2014, las donaciones podrían llegar a 18 mil libros sobre investigaciones actuales.

[14] “Informe final. Fortalecimiento a redes de investigadores PIEB” (PIEB, 2012), p. 40 (documento elaborado por Ximena Soruco).

[15] Entre ellos, Juan Ramón Quintana, sociólogo, investigador y ministro de la Presidencia; Claudia Peña, socióloga y ministra de Autonomías; Jiovanny Samanamud, sociólogo y viceministro de Educación Superior; y Alfonso Hinojosa, sociólogo, docente, investigador y ex director de Régimen Consular de la Cancillería (2011)

[16] Luis H. Antezana, doctor en filología, fue el primer premiado en esta misma categoría, en 2006. Respecto al Premio a la contribución institucional, las instituciones reconocidas han sido las siguientes: Taller de Historia Oral Andina (THOA, 2006), Centro para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA, 2008), Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA, 2011) y Postgrado en Ciencias del Desarrollo de la UMSA (CIDES-UMSA, 2014).

[17] Para mayor información sobre el modelo de gestión del PIEB se pude consultar el documento “Modelo de Gestión de la investigación PIEB”. PIEB, 2014 (documento elaborado por Godofredo Sandoval).

 

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