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Tinkazos

versión On-line ISSN 1990-7451

Tinkazos v.17 n.35 La Paz  2014

 

INVESTIGACIONES

 

La otra cara del katarismo:
la experiencia katarista de los ayllus del Norte Potosí

 

Katarism’s other face: The experience of Katarism in the ayllus of Northern Potosí

 

 

Claude Le Gouill1

Fecha de recepción: febrero de 2014
Fecha de aprobación: marzo de 2014
Versión final: mayo de 2014

 

 


Este trabajo presenta un análisis comparativo entre el katarismo de La Paz y el del Norte Potosí. Si el primero se caracteriza por una articulación entre una identidad “étnica” y una identidad de “clase”, el segundo conduce a una ruptura con la organización sindical campesina para impulsar un proceso de “reconstitución de los ayllus”.

Palabras clave: katarismo / Norte Potosí / partidos políticos / ayllu / sindicalismo / identidad cultural /  liderazgo político


This article presents a comparative analysis of the Katarism of La Paz and the Katarism of Northern Potosí. If the former has been characterized by linking “ethnic” identity and “class” identity, the latter has led to a rupture with the rural trade union organization in order to take forward a process of “reconstituting the ayllus.”

Key words: Katarism / Northern Potosí / political parties / ayllu / trade unionism / cultural identity / political leadership 


 

 

La región del Norte Potosí en Bolivia es conocida por la vitalidad de su estructura indígena precolonial de los ayllus -a pesar de varios procesos de colonización y de un constante proceso de adaptación a la evolución de la sociedad circundante- y es presentada hoy como la región más “tradicional” de Bolivia. Esta imagen romántica del Norte Potosí llega a tal punto que, como lo escriben Alison Spedding y David Llanos (1999), cada estudio realizado sobre esa región empieza por la historia precolombina y las luchas anticoloniales de los ayllus, sin tomar en cuenta su evolución. Ya sea la participación de las naciones indígenas del Norte Potosí en el ejército del imperio incaico, o la rebelión encabezada por los hermanos Katari en 1780 en contra de la colonización española (Robins, 1998; Serulnikov, 2003; Thomson, 2006) o las sublevaciones de Chayanta durante la República (Hylton, 2003), todos estos eventos –y sus relatos rescatados por historiadores y antropólogos– construyeron la imagen de “los ayllus guerreros del Norte Potosí”, simbolizada actualmente por la vitalidad de las famosas batallas rituales llamadas tinkus (Platt, 1988, 2010; Izko, 1992).
A pesar de una construcción a veces romántica, no se puede ocultar que muchos ayllus del Norte Potosí mantuvieron su “verticalidad” -es decir el acceso a varios pisos ecológicos desde las tierras de puna hasta los valles (Murra, 1975)-  incluso frente a la creciente ampliación de las haciendas que debilitaron esa dinámica e impusieron nuevas formas de dominación sobre la tierra en manos de la población mestiza-criolla. Esta vitalidad de la organización “tradicional” tiene también su origen en las estrategias de alianzas impulsadas por las autoridades indígenas con el invasor ya sea incaico, español o mestizo-criollo (Izko, 1992; Platt, 1999; Platt, Bouysse-Cassagne y Harris, 2006).
Más que presentar una nueva investigación sobre las tradiciones y la organización indígena del Norte Potosí, este artículo trata del fenómeno más reciente de politización de la conciencia de los ayllus a través de la emergencia del katarismo nortepotosino2. Este movimiento katarista, que lleva el nombre del héroe indígena Túpac Katari, quien condujo la gran rebelión anticononial de 1781, nació en el departamento de La Paz en los años setenta. El Manifiesto de Tiwanaku de 1973 lanzaba un llamado a “los hermanos mineros, obreros de las fábricas, mano de obra de la construcción, empleados de transportes, descendientes de la misma raza”, según un “doble parentesco” de raza y explotación (Lavaud, 1982: 15). Sin embargo, se dividió por tensiones entre las dimensiones “clasista” y “étnica” del mundo social. También conoció divergencias regionales, como mostraré aquí con el caso del katarismo en el Norte Potosí.
La región del Norte Potosí vivió la misma tensión entre ideologías “étnica” y “clasista”. Al lado de la dinámica “étnica” de los ayllus, el Norte Potosí conoció un movimiento sindical “clasista” poderoso a partir de sus centros mineros de Llallagua, Siglo XX, Catavi y Uncía. Este sindicalismo obrero desempeñó un papel fundamental en el éxito de la Revolución de 1952 impulsada por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) (Dunkerley, 2003). Después de esta Revolución, se aprobó una Reforma Agraria, en 1953, que impulsó la sindicalización del mundo rural con el fin de repartir las tierras de las haciendas. Ese proceso estuvo acompañado de un “mestizaje” de la población que hace del “indio” un “campesino”, con el objetivo de integrar el mundo rural a la sociedad boliviana y de promover políticas económicas desarrollistas. El mestizaje impulsado “desde arriba” es convertido por los campesinos en una estrategia para resistir a la explotación y en una forma de ascenso social (Gordillo, 2000). No obstante, la Reforma Agraria tiene límites en tanto conduce a una “minifundización” de las tierras y a numerosas migraciones hasta los centros urbanos. El sindicalismo se encuentra además rápidamente controlado tanto por el MNR, como por los gobiernos dictatoriales bajo el denominado “pacto militar-campesino” (Dunkerley, 2003).
El movimiento katarista surge de estos fracasos en el departamento de La Paz, impulsado por una elite indígena desterritorializada salida del medio universitario. A la identidad “campesina” nacida de la Reforma Agraria, los kataristas reivindican identidades macro regionales “aymaras” y “quechuas”. Si ellos son la primera generación en aprovechar la Reforma Educativa y las posibilidades de ascenso social post revolucionarias, sus experiencias urbanas estuvieron marcadas por el racismo y la exclusión que vivían en la ciudad; así pues, denuncian la continuidad colonial de las relaciones sociales, articulando reivindicaciones e identidades “étnicas” y “clasistas”. Sus vínculos con sus comunidades de origen y el medio universitario les permiten articular un doble discurso de “memoria corta” de las luchas sindicalistas post Reforma Agraria y “memoria larga” de las luchas anticoloniales (Rivera, 1984), a pesar de que, como lo indica Javier Hurtado (1986), esa última viene más bien de los textos de los indianistas, de las influencias de las ONG y de la Iglesia que de la memoria de los “ancianos”.  
Este movimiento katarista consigue conquistar crecientes espacios dentro del sindicalismo oficialista. En 1979, constituye su propia organización sindical, la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), la cual desempeña un papel importante en la lucha por la democracia en 1982. Sin embargo, en los años ochenta, la CSUTCB deja poco a poco su identidad “étnica” en beneficio de una identidad más “clasista”, bajo la influencia de los partidos de izquierda. Fue justamente durante aquel periodo que el katarismo se desarrolla en el Norte Potosí a partir de los ayllus de la provincia Bustillo. Sin embargo, a diferencia del katarismo paceño que conduce a la creación de una nueva organización sindical, el del Norte Potosí rompe con el sindicalismo para impulsar un proceso de “reconstitución de los ayllus”, con la creación -en 1993- de la Federación de los Ayllus, Originarios e Indígenas del Norte Potosí (FAOINP).
La sindicalización del Norte Potosí ha tenido un proceso diferente al de La Paz por la influencia de sus centros mineros regionales. En efecto, fueron los mineros quienes impulsaron la creación de sindicatos campesinos a partir de sus experiencias en las minas (Harris y Albó, 1984), principalmente en las ricas tierras de los valles donde las haciendas surgieron durante la Colonia (provincias Charcas, Alonzo de Ibáñez y Bilbao Rioja, principalmente). Varios autores mostraron las tensiones que provocó esa sindicalización. En las tierras de los valles, este fenómeno encontró ciertas resistencias por parte de las autoridades tradicionales de los ayllus (Rivera, 1992; Gordillo, 2000), pero en la mayoría de los casos fue aceptada por la población rural como una estrategia de repartición de las tierras (Le Gouill, 2013). Se generó entonces una lucha entre líderes para tomar el control de la organización sindical (Harris y Albó, 1984), hasta reproducir la ch’ampa guerra cochabambina en la región (Gordillo, 2000). En la parte de la puna (principalmente en la provincia Bustillo), la organización de los ayllus se mantuvo, a pesar de ser instrumentalizada, como en el caso del conflicto entre Layme y Jukumani que fue reactivado por algunos sindicalistas en su lucha por el control del aparato sindical (Harris y Albó, 1984). En todos los casos, esa primera fase de sindicalización fue rápidamente controlada por la elite mestiza y los terratenientes, quienes bloquearon la repartición de las tierras, gracias a su militancia en el MNR y a su acceso a cargos en el magisterio rural. A partir de los años de 1970, se conformó un nuevo sindicalismo, nuevamente bajo la influencia de los centros mineros. La Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos del Norte Potosí nace de aquella dinámica. Su primer dirigente fue Florencio Gabriel, un minero de origen rural que se afilia a la CSUTCB controlada por los kataristas de La Paz, a pesar de sus diferencias ideológicas. En efecto, la Federación del Norte Potosí se encontraba bajo la influencia de los partidos de izquierda, principalmente del Partido Comunista de Bolivia (PCB) y el Movimiento Nacionalista Revolucionario de Izquierda (MNRI) (Rivera, 1992). Por su lado, el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) creó su propio centro de formación de líderes, el Instituto Politécnico Tomás Katari (IPTK), en Oruro (provincia Chayanta). Gracias a este, poco a poco el MIR (y después el Movimiento Bolivia Libre, MBL) consiguió tomar el control de la Federación Sindical. Su dirigente más emblemático es Félix Vásquez, un campesino originario de una comunidad cercana de Acacio (provincia Bilbao Rioja) que se formó en el IPTK y en 1987 se convierte en el principal dirigente del sindicalismo nortepotosino. No obstante, a pesar de esa nueva dinámica más política, este sindicalismo sigue manipulado en algunas zonas por la población mestiza que llega a integrarse al nuevo aparato.
Hasta 1983, los ayllus de la provincia Bustillo no conocieron un proceso de sindicalización, excepto algunas comunidades del ayllu Chayantaka bajo la influencia de los mineros (Le Gouill, 2011), y mantuvieron el acceso vertical a sus tierras de valle. Sin embargo, a partir de la sequía de 1983, conocen un proceso de sindicalización bajo la influencia de ONG que llegaron para repartir ayuda alimentaria (Rivera, 1992). Poco influyente hasta aquel momento, el movimiento katarista regional surge de ese proceso con nuevos líderes que cuestionaron los términos de “campesino” y “sindicato” para  reivindicar los ayllus. Como lo mostraremos, ese katarismo nortepotosino emerge “desde adentro” de la organización sindical para impulsar un “proceso de reconstitución de los ayllus”. En ese sentido, marca una voluntad de autonomía y reivindica un “ethos comunal” (Thomson, 2006) propio a la organización “originaria” en contra de la organización sindical influenciada por los partidos políticos de izquierda y por algunos mestizos que se mantuvieron en su seno.
Estudiaré, así, la emergencia del katarismo nortepotosino a través de un análisis comparativo con el movimiento paceño. Primero analizaré la emergencia de los líderes kataristas del Norte Potosí y sus formaciones, y luego continuaré con el estudio de la creación de la FAOINP  y de sus consecuencias para el movimiento katarista.

 

1. Emergencia de los líderes kataristas en el Norte Potosí

La emergencia del movimiento katarista en La Paz es inseparable de las trayectorias de sus principales líderes y de la dinámica de la provincia Aroma (Hurtado, 1986). Esta provincia ha conocido históricamente un gran número de líderes a escala nacional, ya sea durante las luchas anticoloniales con Túpac Katari, Bartolina Sisa o Zárate Willka, o en el seno del movimiento katarista con Genaro Flores, Raymondo Tambo y Lucía Mejía de Morales. Javier Hurtado explica esa vitalidad por la presencia de la carretera Panamericana y la proximidad con la ciudad de La Paz. Esta carretera facilita la entrada de estudiantes a la universidad y también al colegio Gualberto Villarroel, localizado en la zona indígena de la ciudad de La Paz, donde estudiaron, entre otros, Raymondo Tambo y Genaro Flores. A su vez, la carretera permite la llegada de numerosos proyectos de desarrollo y de estudios sociológicos, por ejemplo el CIDA Wisconsin con Ronald Clark y Mauricio Mamani, quienes realizan una investigación en la cual participa Genaro Flores.
La dinámica katarista en el Norte Potosí se acerca en muchos puntos a este proceso paceño. De un lado, la proximidad de los ayllus de Bustillo con la capital regional Llallagua conduce a posibilidades más fuertes de migración hasta el centro minero para los habitantes de los ayllus, donde pueden tener acceso a los colegios y a la universidad. Del otro lado, esta proximidad favorece el desarrollo de numerosos proyectos encabezados por ONG en los ayllus. La vitalidad de la estructura de los ayllus es también una fuente inagotable de investigación antropológica como lo hemos mencionado3.

1.1. El papel de los “intermediarios culturales”

Una de las mayores influencias que recibió el movimiento katarista paceño vino de la Iglesia Católica. Los principales curas que apoyaron al movimiento campesino-indígena son: Gregorio Iriarte, Marcelo Grondin, Luis Espinal, Mauricio Lefevbre y Xavier Albó, quien creó con los jesuitas el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA). Estos curas fundaron el Instituto de Investigación Cultural, a partir del cual nace la “teología andina”, y desempeñaron un papel importante en la elaboración del Manifiesto de Tiwanaku, en 1973 (Alvizuri, 2009). 

Radio Pío XII
Los Misioneros Oblatos de María Inmaculada llegaron al Norte Potosí, concretamente a Catavi, en 1952, con el objetivo de impulsar programas de alfabetización y de combatir el consumo de alcohol y el comunismo anticlerical. En aquel contexto nace la radio Pío XII, en 1959, con el nombre de un Papa anticomunista. En 1964 el padre Gregorio Iriarte, quien participa después en la redacción del Manifiesto de Tiwanaku, toma el puesto de Director de la radio. Bajo su dirección, y después de la “Masacre de San Juan” en 1967, la radio católica cambia de orientación política. Se convierte entonces en un apoyo importante al movimiento sindical-obrero, hasta el punto de sufrir varios atentados bajo las dictaduras.
La radio se une así al movimiento obrero y vuelve a ser una institución importante en el tema del  desarrollo de sindicatos campesinos. Como lo ha mostrado Silvia Rivera (1992), la radio desempeña un papel importante en la sindicalización de los ayllus de la provincia Bustillo a partir de la sequía de 1983. Hasta esa fecha, los ayllus habían quedado herméticos al proceso de sindicalización, excepto en el ayllu Chayantaka que conocía una dinámica sindical desde la Reforma Agraria a partir de la comunidad de Irupata (Le Gouill, 2011).
Después de la sequía de 1983, la Unión Nacional de Instituciones para el Trabajo de Acción Social (UNITAS) se encargó, a nivel nacional, de repartir la ayuda alimentaria a las comunidades con la intermediación de los sindicatos campesinos. La radio Pío XII realizó esta actividad en la región del Norte Potosí. Los ayllus que no contaban con autoridades sindicales se vieron obligados a adoptar esa forma de organización para obtener ayuda. En Bustillo, los nueve ayllus conformaron nueve subcentrales reunidas en la Central Provincial Bustillo. Dentro de algunos ayllus, es el jilanku el que nombra el secretario general del sindicato, y a veces es él mismo quien ocupa este cargo; en otros casos, la organización se crea de manera paralela a la organización tradicional.
Si hoy se acusa a la radio Pío XII de haber sindicalizado a los ayllus, ella justifica esta opción por la falta de visibilidad de las autoridades originarias en ese momento. Como lo explica Félix Torrez4, director de la radio desde 1986, “la estructura del ayllu era muy clandestina”. Así, las instituciones no conocían “la existencia de los ayllus” hasta empezar a “trabajar de cerca con las comunidades campesinas”.
Además de estas actividades, la radio Pío XII decide impulsar un proceso de formación de líderes en el Norte Potosí que comienza en la comunidad de Irupata (ayllu Chayantaka) por ser considerada uno de los bastiones del sindicalismo provincial. Y prosigue en otras comunidades, particularmente en la de Copana del aylluPanakachi donde se lanzan programas de formación y de desarrollo. Es justamente en esa comunidad que emergen varios líderes kataristas. La comunidad vecina de Irupata, por su lado, además de recibir la misma formación a través de la radio, se convierte en un lugar importante de influencia del MBL con la creación de la radio Mallku Kiririya, influenciada por este partido.
A partir de 1986, la radio Pío XII organiza varios “encuentros inter ayllus” con el objetivo de “mostrar a la ciudad y al sindicato” la existencia de la organización tradicional de los ayllus, de sus culturas y de sus danzas5. Estos encuentros son, al inicio, campeonatos de fútbol, concursos de danzas y de cantos. El año siguiente, el nombre de estos encuentros se etniciza para llamarse “taki tinku” (encuentros de cantos). Entre 1988 y 1989, la radio organiza una reunión de las nueve segundas mayores (las autoridades mayores de los ayllus) y de varios jilankus. Reconstituye a partir de aquel momento la dinámica segmentaria de estos ayllus que conformaban durante la colonia española la marka Chayanta.

El THOA y los antropólogos 
En los años de 1980, la ONG Oxfam América llega al Norte Potosí con el fin de poner en marcha un programa de desarrollo rural. El director del programa en América del Sur, el antropólogo Richard Chase Smith, quedó fascinado por la estructura de los ayllus pero al mismo tiempo inquieto por el proceso de sindicalización. “Casi nadie en el mundo de las ONG ni de los circuitos políticos progresistas -ni siquiera entre los kataristas que se suponía combinaban una orientación de reivindicación indígena con la de clase- tomaba en cuenta la existencia de los ayllus ni de las autoridades ‘naturales’ que les gobernaban”, escribe (Smith, 1992: 15). Es así que Oxfam América pide la ayuda del Taller de Historia Oral Andina (THOA) para evaluar ese programa en el contexto de sindicalización de los ayllus.
El THOA fue fundado en 1983 en La Paz con la participación de Silvia Rivera Cusicanqui y de antropólogos, historiadores, lingüistas, sociólogos, comunicadores y radialistas de orígenes indígenas: Carlos Mamani, Esteban Ticona, María Eugenia Choque y otros. Este grupo de trabajo indígena recupera la memoria oral campesina-indígena así como formaciones políticas para los jóvenes líderes de las comunidades rurales (Alvizuri, 2009). Poco a poco, lo que está en juego es ayudar a la valorización de la “memoria larga” con el fin de engendrar nuevos procesos de movilización. A partir de este trabajo en el Norte Potosí, se publicó en 1992 el famoso libro de Silvia Rivera, Ayllus y proyectos de desarrollo en el Norte Potosí, al que hacemos referencia a lo largo de este trabajo.
Otros antropólogos desempeñan, igualmente, un papel más o menos activo en la valorización de los ayllus, es el caso de Olivia Harris con su trabajo en el ayllu Layme, y otras investigaciones conducidas por Tristan Platt, Ricardo Calla, Ramiro Molina, Jimena Portugal, como también el Atlas de los ayllus del Norte Potosí de Fernando Mendoza Torrico y Félix Patzi Gonzáles. Estas investigaciones influyen profundamente en la producción del discurso de los líderes indígenas quienes encuentran en ellas una legitimación científica a la valorización de los ayllus.

1.2. La formación política katarista

Centro Marka
Existen kataristas en el Norte Potosí desde fines de los años de 1970. Los principales representantes de este movimiento son los hermanos Tito y Benigno Ambrosio, quienes desempeñan un papel importante en la creación de la Federación Sindical del Norte Potosí. La principal figura del katarismo en la región es Walter Reynaga, quien nace en 1947 en Macha, zona de fuerte influencia sindical del Norte Potosí. Es de la familia de Fausto, el célebre intelectual indianista de los años 1960-1970. Walter Reynaga fue elegido diputado en 1985 por el departamento de Potosí por el Movimiento Revolucionario Túpac Katari de Liberación (MRTK-L). De 1988 a 2000 fue responsable de ese partido a nivel nacional. Originario del Norte Potosí, pero más cercano a La Paz por su ideología katarista, Walter Reynaga mantiene vínculos con algunos líderes kataristas de la provincia Bustillo, principalmente Tito y Benigno Ambrosio.
A partir de esa base, el MRTK-L ofrece formación a los jóvenes del Norte Potosí en historia, economía, política, sociología, principalmente en la provincia Bustillo donde los ayllus se habían mantenido con más fuerza. De la misma manera que el MBL con el IPTK, el katarismo institucionaliza la formación de sus propios cuadros con el Centro Marka, dirigido por Walter Reynaga, y gracias a un apoyo económico de una organización política holandesa. El Centro Marka se distingue del IPTK por una formación más política que técnica. Entre 1986 y 1989 se organizaron varios cursos que reunieron a un total de 200 ó 300 personas según los comentarios de Walter Reynaga6. Luego, en 1988, se organizó el congreso del MRTK-L en Siglo XX, que reunió entre 3.000 y 4.000 kataristas de todo el país. 
La mayoría de los primeros líderes kataristas a nivel regional salen de este centro de formación. Muchos vienen del ayllu Panakachi de la comunidad de Copana: Marcelino Gonzales, su hermano Perfecto, su cuñada Severina Pascual y otros como Valerio Trigori e Ilario Pascual se convirtieron en los principales dirigentes sindicalistas del ayllu. Alberto Camaque, otro líder katarista, surge del ayllu Layme.
Marcelino Gonzales, originario de la comunidad de Copana, es uno de los principales kataristas de la región. En 1976 se tituló bachiller de un colegio de Llallagua después de haber terminado la secundaria en la misma ciudad. Es el “primer bachiller del ayllu Panakachi” como le gusta mencionar. En 1979, a la salida del colegio, se incorporó en la radio Pío XII donde trabajó durante nueve años, en la comunidad de Copana. Posteriormente obtuvo una beca para estudiar un año en Panamá. En Copana la radio desarrolla trabajos de saneamiento para el agua potable, puestos sanitarios pero también actividades de formación política de jóvenes de la comunidad. Es así que a partir de Copana nace un nuevo liderazgo que se apoya en su formación con la radio católica. Estos líderes integran la Federación Sindical del Norte Potosí y se hacen principales dirigentes de la provincia Bustillo. Con este
grupo nace el Frente Social Tomás Katari (FSTK) en 1987 que sigue una corriente del katarismo afiliada al MRTKL y a la CSUTCB pero que se distingue del katarismo paceño por su inscripción en el Norte Potosí. El héroe local Tomás Katari reemplaza así en las siglas al héroe de La Paz, Túpac Katari.


Gustavo Lara. Waca Wacas. Acrílico, 1993.

El FSTK tiene como objetivo impulsar el desarrollo a la vez económico, social y político en los ayllus, a través del Centro Marka. El proyecto es integrar a las autoridades originarias de los ayllus en el seno de la estructura sindical y así modificar su estructura organizacional desde adentro. De igual modo ayuda a las autoridades originarias para reorganizarse en el seno de los ayllus, gracias a encuentros, seminarios y la formación de líderes. Afiliado a la Federación Sindical Única, el FSTK reemplaza en 1991 el nombre de la Central Provincial Bustillo por el nombre de Central Única de los Ayllus de la Provincia Bustillo (Fuentes Mercado, 2005).

 

Universidad Siglo XX como lugar de enfrentamiento ideológico

El FSTK y su brazo técnico Centro Marka también reclutan a jóvenes en la Universidad de Llallagua. En efecto, en 1985 la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) impulsa la creación de una universidad obrera en Llallagua: la Universidad Nacional Siglo XX (UNSXX). Su objetivo es formar “profesionales comprometidos” con la región con el fin de favorecer el cambio social y el desarrollo del Norte Potosí. Hasta la fecha, la FSTMB conserva un estatuto particular dentro del directorio de esa universidad, decide los reclutamientos y los cursos de “marxismo-leninismo” son obligatorios, cualquiera que fuese la carrera del estudiante.
Los kataristas se acercaron a muchos jóvenes de los ayllus de la provincia Bustillo, particularmente en la carrera de Agronomía. Aquellos no tardaron en crear su propio movimiento en el seno de la universidad: los Universitarios Kataristas de Liberación (UKAL). Estos jóvenes, formados en el Centro Marka, entran en conflicto con los profesores de “formación política sindical” de tendencia marxista-leninista. La mayoría de estos profesores son antiguos mineros y cuadros de partidos de izquierda. Uno de ellos es José Pimentel, quien será años más tarde Ministro de Minería del gobierno de Evo Morales. Los estudiantes de UKAL participan también en las elecciones de la Federación Universitaria Local (FUL) donde obtienen la mayoría en la carrera de Agronomía. Los principales miembros de UKAL son Zacarías Flores, Cancio Rojas y Adiala Colque.
A través de esta formación política se construye una intelligentsia indígena caracterizada por un conocimiento escrito de la historia de los ayllus. Ese conocimiento les permite tomar los conceptos antropológicos del mundo andino, “lavarlos” de sus complejidades, y erigirlos en conceptos clave para valorizar la “reconstitución de los ayllus”. Así, sus rupturas con la tierra y sus formaciones académicas los conducen a construir un discurso más cercano a una “elaboración ideológica que una vivencia cotidiana” (Ticona, 2000: 111-112). A diferencia de los kataristas de La Paz, el dinamismo de los ayllus de la provincia Bustillo no les conduce a identificarse con identidades desterritorializadas “aymaras” o “quechuas”. En efecto, la identidad cultural de los kataristas de La Paz se distingue de las identidades étnicas territoriales por su carácter globalizante que disminuye los particularismos regionales con la definición de un adversario macro social (Calla, 1993). La identidad katarista del Norte Potosí se basa en las identidades territoriales de la estructura segmentaria tradicional.
Como indica el sociólogo francés Claude Dubar (2009), la construcción del aparato de socialización secundario es un punto esencial del éxito del cambio social. Así, no sorprende que estas dos organizaciones rurales buscaran integrar estos lugares de socialización y conformar sus propios centros de formación, ya sea el IPTK o el Centro Marka, entrando en una lucha por el control del saber, como lo muestra el caso del UKAL en la universidad. La incorporación de los valores de la cultura dominante permite a los líderes usarlos en sus reivindicaciones. Siguiendo a James Scott (2008), en efecto, el sistema tiene más que temer de los dominados que han asimilado los valores hegemónicos. La escuela permite así formar “intermediarios” de la clase dominante quienes “no sirven jamás verdaderamente a los intereses de los dominantes [...] y quienes amenazan siempre con desviar a su beneficio el poder de definición del mundo social que ellos detienen por delegación” (Bourdieu, 1977: 409).
De este núcleo de estudiantes de la Universidad Nacional Siglo XX de Llallagua, involucrado en UKAL y el Centro Marka, nace una primera generación de técnicos “indígenas”. Es a partir de estos profesionales que el katarismo se lanza en una nueva tarea: la del desarrollo.

Las ONG kataristas
Desde la sequía de 1983, la Federación Sindical había tejido estrechos vínculos con varias ONG. Este proceso se amplió a finales de los años de 1980 tras el programa de ajuste estructural de 1985 a partir del cual el 90% de las inversiones públicas llegan a Bolivia de la ayuda internacional (Rodriguez Carmora, 2009). Según el líder sindicalista Félix Vásquez, poco después de la sequía las Naciones Unidas deciden pagar cinco millones de dólares para desarrollar el Norte Potosí luego de haberlo declarado “zona roja” por su extrema pobreza. La Federación Sindical busca así, a partir de ese momento, desempeñar un papel más importante que la de simple receptora de la ayuda. Apoyándose en su red y sus diferentes niveles de organización, llega a impulsar sus propios proyectos de desarrollo y a desempeñar el rol de articuladora entre la ayuda internacional y las comunidades. Se firman varias colaboraciones con ONG, particularmente con Visión Mundial, Vecinos Mundiales como también con UNICEF. Numerosos campesinos reciben formación en agronomía, administración y evaluación de proyectos. El agua potable está instalada en casi toda la región. 
Del mismo modo, el proyecto katarista mira hacia el desarrollo, proponiendo formar sus propios técnicos. Este proceso está dirigido nuevamente por Walter Reynaga. El Centro Marka se transforma en la Institución de Capacitación y Desarrollo Social (ICADES) y está en el origen de la creación de varias ONG kataristas como Equipo Kallpa, Apu Mallku, Evess Kallpa, Sumaj Kantanti, cada una especializada en dominio de intervención y en zonas geográficas distintas. Estas ONG kataristas tienen como objetivo competir con los dirigentes del MBL en el tema del desarrollo regional, impulsando sus propios proyectos y aprovechando para realizar un trabajo ideológico en las comunidades. Los dirigentes kataristas formados en el seno del Centro Marka integran así estas ONG después de haber tenido una formación más técnica. Marcelino Gonzales toma el puesto de director de la ONG Evess Kallpa, la cual dirige hasta hoy, a pesar de que perdió toda referencia directa con el katarismo para concentrarse en los aspectos productivos. El mismo proceso pasó con la ONG Equipo Kallpa encabezada por un ex estudiante del UKAL, Zacarías Flores, y donde trabajaba el katarista Valerio Trigori por lo menos hasta el año 2011.
Ya sea por el sindicalismo del MBL o por el katarismo, el control ideológico de las comunidades, a partir de ese momento, pasa por la realización de proyectos de desarrollo. Los líderes regionales vuelven a ser el punto de articulación entre lo político y el desarrollo. Al capital político adquirido por la formación en el seno del IPTK o del Centro Marka, se suma un “capital técnico” que podemos definir como el conjunto de recursos en gestión, peritaje, socialización de proyecto, etcétera, adquiridos en las ONG, y que permite a las personas construir sus propias representaciones del mundo del desarrollo y ser reconocidas como garantes del mismo. Los líderes kataristas y sindicalistas se confrontan a través de sus diferentes “capitales” adquiridos para legitimar e imponer sus propias visiones del mundo rural que buscan representar. Del mismo modo que el antropólogo francés Jean-Pierre Olivier de Sardan, podemos definir en el Norte Potosí el nacimiento de un “campo de desarrollo” regional donde se oponen instituciones, lenguajes específicos, ideologías, capacitaciones y símbolos (Olivier de Sardan, 1995: 178). Cada organización social busca así tejer su propia red institucional apoyándose sobre los organismos de desarrollo. Estas organizaciones e instituciones entran en un gran proceso competitivo en la “carrera del desarrollo” llevada a cabo en el Norte Potosí.

 

2. La experiencia katarista en la FAOINP 

De la misma manera que la CSUTCB había nacido de la propia organización sindical impulsada por la Reforma Agraria, la creación de la FAOINP nace “desde adentro”, es decir, de los propios dirigentes sindicales de la Central Única de los Ayllus de Bustillo, como veremos ahora.

2.1. El nacimiento de la FAOINP

En 1993, los representantes de la Central de Ayllus de Bustillo se fueron a Sacaca por el congreso regional de la Federación Sindical del Norte Potosí encabezada por Félix Vásquez. Según la norma de rotación entre las provincias, el cargo máximo de la federación debía llegar a la provincia Bustillo. Los kataristas quisieron aprovechar esa oportunidad para hacer pasar su tesis política del FSTK y dar más representaciones a la organización de los ayllus dentro del sindicato. Sin embargo, durante el congreso se eligió de nuevo a Félix Vásquez con el apoyo del MBL. La provincia Bustillo y una parte de Chayanta dejaron el congreso acusando al sindicato de manipular las bases. En el camino de retorno, quemaron banderas del MBL y decidieron conformar su propia organización (Fuentes Mercado, 2005).
En 1993, en Pista Pampa (ayllu Karacha de la provincia Bustillo) nació la Federación de los Ayllus y Originarios del Norte Potosí. La palabra “Indígena” se añade poco después para formar la FAOINP. El primer mallku mayor de la organización es el katarista Alberto Camaque, un técnico de la ONG Evess Kallpa especializado en medicina tradicional. Durante su gestión, estuvo acompañado de otros mallkus, como Perfecto Gonzales y su cuñada Severina Pascual7 del movimiento katarista. Si bien no todas las autoridades son kataristas, el MRTK-L llega a conquistar un espacio mayor dentro de la organización a pesar de no haber asumido el tradicional thakhi (“camino de los cargos”) en sus ayllus. La oposición entre las dos corrientes ideológicas no se termina con la creación de la FAOINP. Violentos conflictos les oponen en todo el Norte Potosí y en particular en la provincia Bustillo. Alberto Camaque recibió amenazas de muerte y tuvo que dejar su ayllu. En efecto, todos los habitantes de los ayllus de Bustillo no son kataristas, algunos líderes de esa provincia se mantuvieron dentro del sindicato lo que ocasionó un paralelismo organizacional y graves incidentes8. Por su parte, miembros de la FAOINP quemaron autos de UNICEF por su relación con el sindicato. Sin embargo, gracias a la conformación de una organización paralela, el katarismo pudo, a partir de ese momento, imponer su ideología y poner en marcha sus proyectos de desarrollo a través de sus ONG. Según los comentarios de Marcelino Gonzáles, la FAOINP tiene en sus inicios el apoyo de dos técnicos del THOA y un financiamiento de Oxfam.
En el Norte Potosí, el proceso de “reconstitución de los ayllus” kataristas responde a una forma de “paralelismo sindical” frecuente en Bolivia (Quispe, 2003). Este paralelismo es la base de numerosos casos de “reconstitución” analizados en diferentes ayllus de la región. Sin embargo, no todos son influenciados por el katarismo9. A pesar de esta ruptura simbólica dentro de las definiciones de las identidades organizacionales, las autoridades de la FAOINP, gracias a sus experiencias dentro del sindicato, conocen el universo de prácticas y los repertorios de la acción colectiva de esta organización. Estar familiarizados con las normas y los valores de la organización sindical les permite constituir principios de clasificación entre organizaciones a través de un proceso de  diferenciación y construir una “frontera simbólica” entre la organización de los ayllus y la organización sindical. Esta porosa frontera está bien representada con el nombre de “federación” usado por la organización de los ayllus. Como ex sindicalistas, los kataristas son autoridades legítimas y reconocidas como tales para “trazar la frontera” del nuevo orden simbólico de identificación (Bourdieu, 1980) e imponer su propia definición del mundo rural entre comunidades “tradicionales” y “campesinas”.
La región Norte Potosí no es la única que conoce un proceso de fortalecimiento de la organización “originaria”. A partir de los años de 1970 nacieron varias organizaciones basadas en la estructura del ayllu. Aunque toman en cuenta los nombres de las autoridades tradicionales, estas organizaciones interiorizan las formas de organización sindical con identidades “aymaras” o “quechuas”, lo que revela una construcción intelectual más “desde arriba” que desde las propias bases rurales (Pacheco, 1992). El katarista histórico Genaro Flores vuelve también a las formas de organización tradicional después se ser expulsado del MRTK-L en 1988, acusado de favorecer a sus “intereses personales” y de acercarse a la corriente indianista. Así, constituye el Frente Unido de Liberación Katarista (FULKA) pero deja de desempeñar un papel importante en la vida política boliviana (Pacheco, 1992). Otras experiencias más regionales nacen con una dimensión más “desde abajo” como es el caso de los ayllus de Yura en el departamento de Potosí (Rasnake, 1987). En el departamento de Oruro, se crearon la Federación de los Ayllus del Sur de Oruro (FASOR) en 1988 y el Consejo Occidental de los Ayllus del Jach’a Carangas (COAJC) (Rivière, 2007). El departamento de La Paz vivió este mismo fenómeno con los ayllus de Jesús de Machaqa a partir de la sequía de 1983 (Ticona y Albó, 1997). La Federación de los Ayllus y Comunidades Originarias de la Provincia Ingavi nace en 1993 bajo la influencia del THOA (Cussi, Calle y Mamani, 2000). De esta dinámica surge la voluntad de reunir a todas estas organizaciones “originarias” en una misma organización nacional que se conforma en 1997 en Challapata en el departamento de Oruro, bajo el nombre de Consejo Nacional de los Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ). Se eligió a Alberto Camaque como segunda cabeza el año de su creación, lo que muestra una influencia de la FAOINP y del katarismo nortepotosino en este proceso.

2.2. La influencia de las ONG y de la cooperación internacional

Si el katarismo desempeña un papel central en el nacimiento de la FAOINP, tenemos que tomar en cuenta también el contexto nacional e internacional así como las influencias de otras regiones como los ayllus de Yura y la FASOR. La FAOINP nace en una “estructura de oportunidad favorable” (Tilly y Tarrow, 2008). En 1990, la Confederación de los Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB) organiza su marcha histórica “por la tierra, el territorio y la dignidad”; esta confederación desempeña un papel fundamental en el regreso de las reivindicaciones étnicas y culturales en el país. En 1991, el presidente Jaime Paz Zamora ratifica el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), lo que abre las puertas al multiculturalismo en Bolivia.
En 1993, Gonzalo Sánchez de Lozada fue elegido presidente gracias a una alianza con el katarista Víctor Hugo Cárdenas. Esta alianza fue rechazada en las bases rurales, lo que marcó el fin del katarismo paceño. La CSUTCB abandonó desde hace varios años el discurso katarista a beneficio de partidos de izquierda como el Eje Pachakuti y el MBL. Esta alianza de Víctor Hugo Cárdenas con el MNR llega a reconocer el carácter multicultural y pluriétnico de la nación. La Ley de Participación Popular (LPP) de 1994 reconoce la municipalización del país e instaura formas de democracia participativa a nivel municipal. En 1996, se aprobó la ley de Reforma Agraria, redactada por el Instituto Nacional de Reforma Agraria (conocida como Ley INRA). En ella se reconocen los territorios indígenas a través de la figura de las Tierras Comunitarias de Origen (TCO). La FAOINP va a aprovechar estas leyes para acentuar su legitimidad y conquistar nuevos espacios de poder frente al sindicalismo.
En un primer tiempo, la LPP no debía reconocer jurídicamente al ayllu. El mallku de la FAOINP, Alberto Camaque, acompañado de otros líderes, inicia una marcha desde el Norte Potosí hasta La Paz para encontrarse con el “hermano” katarista y Vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas. La marcha fue un éxito: se reconoció al ayllu dentro de la LPP (Camacho, 2009) y además se obtuvo la personería jurídica y la posibilidad de titularse como Distrito Municipal Indígena (DMI), una entidad jurídica que tiene cierta forma de autonomía frente al municipio, con su propia autoridad (subalcalde). Esta acción de la FAOINP muestra la capacidad de la organización de movilizarse y de “cambiar de escala” (Tilly y Tarrow, 2008) para hacer respetar sus derechos, gracias a una red katarista que llega hasta el más alto nivel del Estado.
Posteriormente, el reconocimiento de las TCO fue un instrumento importante que utilizó la FAOINP para impulsar su “proceso de reconstitución de los ayllus” en la región. Con el fin de sostener la organización, antropólogos del THOA empezaron un trabajo de investigación sobre los ayllus y markas del Norte Potosí. Además, la FAOINP recibió el apoyo de la ONG ISALP (Investigación Social y Asesoramiento Legal Potosí), financiada por la sociedad civil de Dinamarca, Ibis Dinamarca, y DANIDA. La FAOINP se encuentra estrechamente vinculada a la cooperación internacional. ISALP se compromete a promover la organización originaria a través de talleres de formación de líderes y cursos de “cosmovisión andina”, viajes en toda la región para alentar la reconstitución de los ayllus por las TCO, no sin cierta forma de homogeneización cultural a partir del caso de los ayllus de Bustillo.
La llegada de la cooperación internacional reorienta el discurso y el liderazgo de la organización. Los primeros líderes kataristas son reemplazados en la producción del discurso simbólico por técnicos de la cooperación internacional -la mayoría son mestizos profesionales del indigenismo- y nuevos líderes indígenas formados por estas instituciones. Varios kataristas se mantienen, sin embargo, dentro de la FAOINP pero ya no como representantes de esta corriente. En 2003, se cambió el nombre de la organización para llamarse Nación Charka-Qhara Qhara según el nombre de las antiguas naciones precolombinas del Norte Potosí. La palabra “federación”, considerada demasiado “sindical”, fue abandonada. Este proceso de etnicización se encuentra en varias organizaciones originarias de Bolivia.

2.3. La herencia katarista hoy

A pesar de su papel crucial, es extraño constatar que este pasado katarista no es conocido por la nueva generación de líderes de la FAOINP. En efecto, esta organización busca construir una imagen “orgánica”, nacida de la misma movilización de los ayllus y libre de toda influencia partidaria, al contrario del sindicalismo “manipulado” por los partidos de izquierda. Se trata, sin embargo, de un ideal de la organización tradicional. Numerosos líderes de los ayllus mantienen estrechas relaciones, hasta partidarias, con partidos políticos. Si hoy los candidatos de los ayllus se eligen por las bases de manera “orgánica” en asamblea comunitaria, cada elección es el centro de tensiones y acercamientos con partidos políticos. Es el caso de las relaciones de la FAOINP con el MAS, que esta quiere sostener para impulsar el “proceso de cambio”, pero de igual manera tiene que conservar distancia por su visión sindical.
Del lado de los más antiguos militantes de la FAOINP se critica a los kataristas por dar una visión más política de la organización. Además se les acusa de no haber cumplido con el thakhi en sus ayllus. En efecto, fue Aurelio Ambrosio en 1999 el primer mallku mayor10 en cumplir con el camino completo de los cargos. Es el hijo de Tito, el katarista histórico del Norte Potosí y uno de los fundadores de la Federación Sindical Única. A pesar de que fue apoyado por Walter Reynaga durante su gestión, Aurelio Ambrosio conserva hoy un recuerdo moderado de la experiencia katarista. Es el que impulsa la valorización de los conceptos fundamentales de chacha-warmi (cargo pasado por la pareja casada) y de thakhi que no eran parte de la estructura de la FAOINP durante las primeras gestiones11. Así, estos conceptos responden más a una “invención de la tradición” (Hobsbawm y Ranger, 2006), que a valores orgánicos milenarios, a pesar de que sí existían a nivel de ciertos ayllus. Aurelio Ambrosio teje igualmente relaciones fuertes con DANIDA e Ibis Dinamarca con las cuales organiza numerosos talleres sobre la “reconstitución de los ayllus”. Estas nuevas formaciones promovidas por la cooperación internacional, con fuertes recursos económicos y técnicos bien formados, traen una nueva socialización al ayllu. Los primeros kataristas entran así en conflicto con estos técnicos. Walter Reynaga critica la subordinación del movimiento a la cooperación internacional y la falta de compromiso “indígena” de los técnicos de las ONG.
En 2004, los líderes kataristas participan en la creación del instrumento político de la FAOINP: el Movimiento de los Ayllus y Pueblos Indígenas del Qullasuyu (MAPIQ). En un primer momento, los antiguos dirigentes kataristas querían que este instrumento fuera el FSTK. No obstante, bajo la influencia de ISALP y de nuevos líderes, se decidió fundar otro partido, lo que marca definitivamente el fin del katarismo en la región. Sin embargo, se elige a la cuñada de Perfecto y Marcelo Gonzales, la ex katarista Severina Pascual, como concejala del MAPIQ en el municipio de Chayanta en 2005. A pesar de perder poco a poco el control de la organización, los ex kataristas mantuvieron una legitimidad en el “campo político” por sus formaciones adquiridas dentro del movimiento katarista.
Walter Reynaga llegó al inicio de los años 2000 a ser técnico del CONAMAQ, pero se quedó poco tiempo. Creó en 2005 su propio instrumento político, Tierra y Libertad, sin gran influencia en la vida política boliviana. Alberto Camaque, el primer mallku de la FAOINP, se especializó en medicina tradicional. Trabajó durante varios años en el hospital Bracamonte de Potosí en este tema. Fue nombrado Viceministro de Medicina Indígena y Salud Intercultural de Bolivia, en el gobierno de Evo Morales, pero no responde a ninguna afiliación “orgánica”. Marcelino Gonzales y Valerio Trigori continúan sus trabajos con las ONG Evess Kallpa y Equipo Kallpa en el Norte Potosí12. Se trata de las últimas ONG kataristas que todavía están en actividad, pero ya no utilizan un discurso político. Estos dos líderes se comprometieron en la política con trayectorias un poco sorprendentes. Durante la elección presidencial de 2009, Marcelino Gonzales fue el candidato al puesto de diputado con el partido de la Alianza Social (AS) cuando al mismo tiempo la FAOINP hacía una alianza con el MAS. En 2010, se presentó con este mismo partido a la elección municipal de Chayanta donde fue elegido como concejal. Durante esta elección, Valerio Trigori se presenta como alcalde con el partido del Movimiento Originario Popular (MOP), un instrumento político fundado por la Federación Sindical del Norte Potosí. Durante esta elección, los dos ex kataristas se oponen al proceso de Autonomía Indígena Originaria Campesina (AIOC) impulsado por la FAOINP y líderes originarios principalmente del ayllu Chayantaka (Le Gouill, 2011). Estos antiguos kataristas se oponen al proceso que ellos mismos impulsaron años antes, considerando que fue traicionado por la influencia de las ONG y del MAS. Esta división sobre el tema de la autonomía paralizó totalmente el proceso autonómico de Chayanta. El ayllu Panakachi está fuertemente dividido en este tema bajo la influencia de estos líderes. El proceso autonómico encuentra además el rechazo de los mineros de la mina de Amayapampa y de la población mestiza del pueblo colonial. Al contrario, el otro ayllu del municipio, Chayantaka, fue el que impulsó el proceso autonómico, a pesar de haber sido el bastión del sindicalismo. En 2012, Valerio Trigori fue nombrado mallku de la FAOINP, lo que muestra que su influencia sigue presente en la organización del ayllu a pesar de algunas divergencias sobre el tema de la AIOC.
Los ex estudiantes del UKAL desempeñan un papel activo dentro de la organización originaria. Zacarias Flores es el director de la ONG Equipo Kallpa. Adiala Colque trabajó después de la universidad durante cuatro o cinco años en la ONG Equipo Kallpa, antes de integrar la ONG Apu Mallku durante siete años. Especializada sobre el tema de género, Adiala Colque trabajó algunos años en los municipios del Norte Potosí y en el Viceministerio de la Mujer. En 2005, se acercó nuevamente a la FAOINP trabajando con ISALP. Cancio Rojas estuvo durante algunos años en la ONG Apu Mallku después de la universidad. Fue nombrado mallku de la FAOINP en 2005 y kuraka del municipio de Sacaca en 2011; él desempeñó un papel importante durante la movilización de Mallku Khota en contra de la explotación de la mina. Acusado de ser uno de los principales líderes de la movilización, fue encarcelado varios meses. En 2013, llegó a ocupar la segunda cabeza de la organización del CONAMAQ.

 

Conclusión  

La investigación nos ha mostrado que el katarismo del Norte Potosí se diferencia del katarismo de La Paz por la ruptura que tiene con el sindicalismo. Si el katarismo de La Paz incorpora las premisas de una nueva forma de movilización con la articulación entre reivindicaciones “clasistas” y “étnicas”, el katarismo del Norte Potosí simboliza su logro, rompiendo con la doctrina sindicalista a través de la valorización de las organizaciones tradicionales. 
A pesar de esta diferencia, la creación de la FAOINP encuentra su origen en un mismo vínculo rural-urbano y por lo tanto de articulación con el mundo mestizo (Salazar de la Torre, 2012). Las ONG y la universidad representan estas “zonas de contactos” definidas por Mary Louise Pratt para referirse a “los espacios sociales en los cuales las culturas se encuentran, se chocan, y se agarran en contextos de relaciones de poder asimétricas” (citada por Rappaport, 2007: 617). El acceso al saber del grupo dominante a través de las ONG o de la universidad pone a estos líderes en posición de “frontera” entre dos mundos, lo que “enturbia los puntos de referencias de clase” (Gramsci, 1978), puede provocar tensiones e incomprensiones entre los líderes y las bases que representan (Ticona, 2000) y deslegitimizar al líder, acusándole de haber cruzado la “frontera”. Eso se encuentra bastante en nuestro estudio (Le Gouill, 2013). Por un lado, se acusa a los fundadores kataristas de la FAOINP de no haber “caminado” el thaki. Por otro lado, estos kataristas critican a la nueva generación que se involucra con la cooperación internacional. De estas contradicciones surge el conflicto alrededor del proceso de autonomía en Chayanta, entre diferentes visiones de la autonomía por parte de diferentes generaciones de líderes.
Varios autores hablan de este proceso de integración creciente a la sociedad circundante como una nueva forma de mestizaje. No obstante, no se debe olvidar que no es un hecho nuevo. Ya bajo la Colonia existían estas tensiones entre el mundo indígena y el mundo mestizo, lo que el antropólogo Thomas Abercrombie llamó un fenómeno de “doble articulación”. Esta influencia recíproca de un mundo sobre el otro se encuentra en la construcción misma de las identidades territoriales, en los rituales (Abercombie, 1990), e incluso en las identidades de los Apus y de las autoridades. 
La creación de la FAOINP aparece con muchas dinámicas propias a los movimientos indígenas en Bolivia. Nace de divisiones ideológicas y políticas entre grupos en competencia para la definición y el control del mundo rural. En nuestro caso, esta forma de “paralelismo sindical” conduce a la valorización de las formas comunitarias tradicionales de organización, y por lo tanto a constituir nuevas formas democráticas locales y directas, apoyándose sobre las identidades territoriales que se mantuvieron o reconstruyendo algunas de ellas. Este proceso conduce también a varias rupturas con el sistema tradicional que se encuentra siempre más en un proceso de “reinvención de las tradiciones” para tratar de articular “usos y costumbres” y “democracia liberal”. Y también conduce a nuevas formas de hibridación de “hacer política” en los ayllus. Con la llegada de los proyectos de desarrollo y la nueva lucha por el poder municipal, las autoridades no pueden hoy ser elegidas o nombradas con los criterios tradicionales. Así se reconoce cada vez más las competencias y formación de los candidatos.
A pesar de reivindicar el ayllu, las autoridades que impulsaron la “reconstitución” no pasaron el tradicional thakhi. Son más bien representantes sindicalistas en búsqueda de ascenso social y que encuentran en el katarismo una alternativa para competir con los dirigentes del MBL. Tampoco se puede ver el discurso katarista como una simple estrategia de conquista del poder. No es por casualidad que emerge justamente en los ayllus en un momento de sindicalización. Este proceso de distanciamiento frente al sindicalismo viene del contexto histórico de los ayllus de Bustillo, y encuentra en las políticas multiculturales una “estructura de oportunidad política” favorable (Tilly y Tarrow, 2008) para implementar estas reivindicaciones étnicas. De igual manera que las rebeliones pasadas, ya sea de Túpac Katari después de las reformas borbónicas o de Pablo Zárate Willka después de las leyes de ex vinculación, la “reconstitución de los ayllus” iniciada por el katarismo nortepotosino plantea una renovación sociopolítica y nuevos marcos interpretativos después de la imposición de una nueva organización con el fin de favorecer un proceso de autonomía y un “ethos comunal” (Thomson, 2006). 
A diferencia del katarismo paceño13, este proceso de renovación comunitaria fue posible dentro del katarismo nortepotosino por el contexto propio de la región, donde los líderes conservaron fuertes contactos con sus comunidades donde trabajaban con las ONG. Además, la débil sindicalización de los ayllus de Bustillo y la ausencia de hacienda no permitieron la valorización de una “memoria corta” sindicalista como lo ha mostrado Silvia Rivera (1984) en La Paz. Al  contrario, los kataristas del Norte Potosí tenían acceso a una “memoria larga”, tanto por la vitalidad de los ayllus como por sus formaciones intelectuales. 
A pesar de las diferencias de organización entre ayllus y sindicatos, no significa que en el Norte Potosí existen diferentes niveles de indianidad. Como lo mostró Joanne Rappaport (2007), existen múltiples formas de “ser indígena” en los Andes. Es necesario tomar en cuenta el contexto histórico, los procesos y cambios estructurales nacionales e internacionales y las relaciones sociales locales para entender en su complejidad la heterogeneidad de las manifestaciones modernas e híbridas de la indianidad.

 

Notas

1 Doctor en sociología. Centre de Recherche et de Documentation des Amériques (CREDA). Correo electrónico: claudelegouill@yahoo.fr. París, Francia

2 Este trabajo es el resultado de una investigación más amplia sobre los ayllus y los sindicatos campesinos en el Norte Potosí, realizada entre 2005 y 2011 en el marco de una Maestría (2005-2007) y de un Doctorado (2007-2013) en el Instituto de los Altos Estudios de América Latina (IHEAL-Paris3) (Le Gouill, 2013), y gracias a una beca del Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA) entre 2009 y 2011.

3 Los principales antropólogos son, entre otros, Olivia Harris, Silvia Rivera, Tristan Platt, Xavier Albó.

4 Entrevista con Félix Torrez, Llallagua, 2006.

5 En 1983 los ayllus de la provincia Bustillo se reunieron durante un primer “encuentro inter-ayllu” con el fin de reflexionar sobre la construcción de la Central Provincial Bustillo. Se reunieron de manera clandestina para impedir la llegada de partidos políticos (Fuentes, 2005).

6 Entrevista con Walter Reynaga, La Paz, 2009.

7 Nombrada nuevamente mama t'alla en 2002-2004, bajo la lógica del chacha-warmi. 

8 El último ayllu de Bustillo en reconstituirse fue el de Chayantaka, en 1998. Este ayllu fue el que conoció la sindicalización, la más fuerte desde la Reforma Agraria. Actualmente existen algunas comunidades sindicalistas en la provincia Bustillo, ya sea por su cercanía a un centro minero como en el caso de Amayapampa (ayllu Chayantaka) o a raíz de conflictos entre líderes como en el caso del ayllu Karacha.

9 Otros procesos analizados durante la investigación muestran que esta dinámica de la reconstitución del ayllu en el Norte Potosí responde a estrategias propias de comunidades para acceder a proyectos de desarrollo, a cargos políticos y orgánicos o para obtener el título de TCO con el fin de recuperar sus tierras.

10 Este cargo se llama después kurak mallku según el proceso constante de etnicización de la organización.

11 Entrevista con Aurelio Ambrosio, Uncía, 2011.

12 Según los datos de la investigación concluida en el Norte Potosí en 2011.

13 Es importante precisar que el “proceso de reconstitución de los ayllus” que hemos analizado se encuentra en otras regiones de Bolivia, como ya lo mencionábamos, sin influencia katarista directa. Así, nuestro estudio es un caso particular de “reconstitución” por la vía katarista. Por eso hemos privilegiado la comparación con este movimiento paceño, sin tomar en cuenta las otras dinámicas de la “reconstitución” de los ayllus.

 

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