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Tinkazos

versión On-line ISSN 1990-7451

Tinkazos v.14 n.30 La Paz dic. 2011

 

Calderón, Fernando  (coordinador) 

2011

 Los conflictos sociales en América Latina.

La Paz: PNUD-UNIR. 422 páginas.ISBN: 978-99954-820-08 

Social conflicts in LatinAmerica  

María Teresa Zegada[1]


El libro coordinado por Fernando Calderón, Los conflictos sociales en América Latina, es un ambicioso proyecto para explicar la situación socio política actual de América Latina desde la acción colectiva de la sociedad civil. La virtud de este documento es que no se limita a una mera recolección de datos sobre la conflictividad en la región y su descripción cuantitativa, sino que incorpora un interesante andamiaje teórico para su análisis. Parte de la política constructivista, que resulta favorable para los fines del estudio pues, además de constituirse en el marco general de análisis, apunta al fortalecimiento de la democracia y la construcción de un orden común sobre realidades plurales y diversas como las latinoamericanas, y en escenarios en que priman intereses y por tanto disputas por el poder. De la misma manera, establece una diferencia entre “conflicto” –como acontecimiento– y “conflictividad” –concebida como proceso–, lo que permite un abordaje sistémico y al mismo tiempo procesual y acumulativo de la acción colectiva. Por último, se apoya en el concepto de “asincronía del conflicto” que conduce a un acercamiento a la complejidad de los conflictos en relación con sus sentidos, estructuras e intensidades. Estos conceptos devienen, por tanto, en instrumentos metodológicos clave para analizar los innumerables acontecimientos sociales sucedidos entre octubre de 2009 y septiembre de 2010 en 17 países de América Latina.

Sin duda, una de las principales cualidades de libro es su sustento en una minuciosa y detallada información sobre la conflictividad en la región. El monitoreo de conflictos sociales fue realizado por el Observatorio Regional de Conflictividad creado por el Proyecto de Análisis Político y Escenarios Prospectivo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo junto a la Fundación UNIR Bolivia que, desde hace más de cinco años, elabora exhaustivos informes de seguimiento a la conflictividad en Bolivia; asimismo, contó con el apoyo técnico de otras instituciones y académicos.

El estudio parte de una contextualización general de la crisis en sus distintas dimensiones (global, geopolítica, europea, inter-civilizatoria y ecológica) como escenarios internacionales que influyen e interactúan con el contexto histórico latinoamericano.

América Latina comparte una historia común de colonización y sometimiento seguida por rebeliones sociales y la construcción de Estados independientes dominados por gobiernos oligárquicos y elitistas de diverso cuño. Más adelante también ha compartido procesos revolucionarios que instauraron gobiernos de corte populista marcando los rasgos de la centralidad estatal, para luego sufrir el impacto de dictaduras militares, y por último lograr procesos más o menos simultáneos de recuperación de la democracia. Estos ciclos históricos han ido delineando los rasgos estructurales de la realidad actual, que presenta problemas y tendencias comunes, según el autor: estructuras de poder excesivamente concentradas, andamiajes institucionales débiles y con problemas de legitimidad, dinámicas económicas limitadas en su capacidad competitiva en el mercado internacional, así como serios problemas de exclusión social, desigualdad, inseguridad ciudadana y violencia. Entre todos ellos, se destaca la desigualdad social como el problema principal de nuestras sociedades y continúa generando, de manera predominante, conflictividad en
la región. De ahí deviene la hipótesis central del trabajo que señala que “para superar en democracia la ‘dialéctica de negación del otro’, se debería cruzar la principal barrera de los patrones históricos y actuales de desigualdad” (p.29).

Con fines metodológicos, en el libro se establecen distintos campos de conflictividad que generan movilizaciones colectivas, a saber: aquellos signados por demandas ligadas a la reproducción social y la calidad de vida; los que devienen de demandas institucionales referidas a la eficacia y legitimidad de las instituciones estatales y, por último, los estratégicos, que buscan cambiar los modos de vida y son clasificados como culturales. Esta diferenciación permite a los investigadores establecer el alcance y relevancia de los conflictos y, al mismo tiempo, realizar combinaciones y comparaciones complejizando tanto el análisis y la lectura de los conflictos como de su impacto societal.

Un elemento central en el análisis es el rol del Estado; en ese sentido, se recuperan por una parte los rasgos constitutivos de su construcción histórica -que, en muchos casos, prevalecen como el carácter patrimonial corporativo- y por otra, se establece la limitación casi endémica del Estado para gestionar y resolver los conflictos sociales. Pero de manera particular, el texto destaca el temprano rol que habría jugado el Estado como actor social en la conformación del sistema de intereses económicos y políticos; de ahí la definición del Estado como “productor de sociedad”.

Del mismo modo, se propone una tipología de la relación Estado / sociedad civil / conflictos sociales que establece parámetros extremos, entre un Estado con una gran capacidad de manejo de la conflictividad social y niveles relativamente bajos de acción colectiva hasta situaciones de alta intensidad de movilización social y una débil e ineficiente capacidad institucional constructivista. Estas combinaciones analíticas adquieren sentido con base en la información recogida de los distintos países. De este modo, una de las relaciones más interesantes que establece el informe es la relación de los conflictos sociales con las capacidades estatales de procesarlos y resolverlos, en que la capacidad de procesar los conflictos por parte de los Estados es directamente proporcional a la estabilidad y gobernabilidad, en tanto que de manera inversa, la dificultad institucional para procesarlos conduce a escenarios de agravamiento de la conflictividad.

En el centro del debate y de manera transversal, a lo largo de todo el texto, se encuentra la discusión sobre la democracia y la gobernabilidad como factores en construcción en América Latina, que denotan rasgos y dificultades comunes, lo cual permite al autor sacar conclusiones generales sobre la región; por ejemplo: a mayor legitimidad y fortalecimiento institucional expresada en apoyo ciudadano corresponde una menor radicalidad y violencia en los conflictos.

Una categoría que el autor adapta a la realidad latinoamericana para explicar la particularidad de los conflictos es su carácter parainstitucional, que deviene a la vez de acciones paralegales en que predominan prácticas de intermediación a menudo informales, pero que tienen un impacto determinante.

El estudio también presta atención a un fenómeno absolutamente insoslayable y gravitante en nuestras sociedades: la presencia de medios de comunicación que traspasan los espacios locales, nacionales y globales, y que se han convertido en una de las formas privilegiadas de conexión y al mismo tiempo, como expresa el estudio, producen agendas y constituyen sujetos. Según afirma Calderón, si bien la política habría discurrido siempre entre la “la política del palacio” y “la política en las calles”, ahora se materializa también en “la política en la red”.

Los datos empíricos muestran que el número de conflictos en América Latina durante el año de estudio (2009-2010) fue de 2.318 entre los que predominaron aquellos por la reproducción social (casi la mitad); asimismo, los países con un mayor número de conflictos son Bolivia, Perú y Argentina; en el polo opuesto, aquellos con menor grado de conflictividad son Costa Rica, Chile y El Salvador. También revela, entre muchos otros datos, que 45% de los conflictos se sitúa en los espacios urbanos; sin embargo esta información tendría muy poca relevancia si no fuera sometida a la serie de análisis y comparaciones que se realizan en el libro a la luz de los parámetros conceptuales y metodológicos iniciales.

Por tanto, un acierto de la investigación es su carácter relacional plasmado en distintas dimensiones. Por una parte, como es obvio, compara la situaciones de conflictividad en distintos países, pero sobre todo se interesa por las combinaciones de las distintas dimensiones del conflicto mediadas por actores, temas de conflicto y sentidos, y su relación con las orientaciones políticas de los gobiernos; por ejemplo, los regímenes indigenistas neodesarrollistas y nacional-populares registran una mayor cantidad de conflictos, mientras los denominados de modernización conservadora denotan niveles de conflictividad medios, y por último, los reformistas y pragmáticos generan entre medios y altos escenarios de conflictividad.

Una de las conclusiones del libro es la alta fragmentación tanto de los actores como de los conflictos en América Latina, lo cual conduce, como señala el autor, a una acción cada vez más policéntrica de la conflictividad. Otra de las conclusiones es que la conflictividad en la región no es ni muy alta ni muy radicalizada y que, al menos en el año de estudio, coincide con un contexto histórico económico favorable.

Más adelante, el estudio es nutrido con estudios de caso como Bolivia, Chile, Brasil y Uruguay, y por eventos paradigmáticos como los conflictos indígenas en Bagua en el Perú, el golpe de Estado en Honduras y el conflicto salarial generado por el sindicato de electricistas en México.

Por último, el libro plantea una situación ideal, basada en la constatación de que si bien los conflictos son consustanciales a la sociedad, lo que corresponde es contar con capacidades institucionales y constructivistas para procesarlos, que devienen de prácticas de democracia deliberativa, dialogal y argumentativa (en la línea propuesta en su momento por J. Habermas), y en concordancia con el andamiaje teórico que guía el estudio.

El texto, por la riqueza de información y variables analíticas empleadas, resulta una lectura académica obligada para enriquecer las miradas sobre la nueva realidad societal latinoamericana.


[1]  Socióloga, con maestría en CienciaPolítica, docenteuniversitaria, investigadora del Centro Cuarto Intermedio, Cochabamba-Bolivia. Correoelectrónico: zegada_m@yahoo.com

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