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Tinkazos

versión On-line ISSN 1990-7451

Tinkazos v.13  supl.1 La Paz dic. 2010

 

Hay que destacar que del total de investigadores de los 46 proyectos (130) el mayor porcentaje son mujeres (54%), es decir que existe un leve predominio femenino de investigadoras debido quizá a la mayor sensibilización sobre algunos aspectos del tema como los impactos sociofamiliares. En términos de edad, la frecuencia más alta está entre el rango de los 31 a los 40 años (40%), mientras que entre los 21 a los 30 y de los 41 a los 50, la frecuencia es del 25% para cada una.

Por otra parte, en lo que se refiere a la formación y al grado académico de los postulantes de la convocatoria se observa que las disciplinas científicas predominantes son la Economía y la Sociología (cada una con 22 profesionales), la Psicología y la Comunicación Social (con 12 casos), y en menor medida profesiones de Derecho, Antropología, Administración de Empresas y otras.

En cuanto al grado académico (se exigía título profesional como mínimo) es interesante observar un elevado número de profesionales con maestría (38) presentes en equipos de investigación. Asimismo empieza a notarse que cada vez son más los profesionales que cuentan con estudios de doctorado dentro las ciencias sociales en el país.

Dado que en la convocatoria se especificaban tres ejes temáticos a los cuales los proyectos debían adscribirse, privilegiaré este aspecto al momento de analizar las 46 propuestas presentadas al certamen. Los tres ejes propuestos para  investigar el impacto de la migración transnacional en Bolivia son: a) implicaciones económicas, b) implicaciones socioculturales y c) implicaciones políticas. El 65% de los proyectos presentados (30 de 46) centraron su interés en el eje de las implicaciones sociales y culturales demostrando una marcada preocupación y sensibilización sobre las repercusiones en estos ámbitos, mientras que el 33% (15) se abocaron a pensar las implicaciones económicas, y tan solo un proyecto (2%) se adscribió en la línea de lo político exponiendo con esto uno de los mayores vacíos sobre el tema.

El balance de los estados del arte de los proyectos refleja una adecuada consideración teórica de las principales corrientes de pensamiento sobre la cuestión. En la mayoría de los casos se alude, en primera instancia, al contexto latinoamericano citando para ello investigaciones y datos del Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE) que desde finales de la década de los cincuenta centraba su interés en describir y cuantificar variables demográficas. Posteriormente prevalecen estudios de migraciones internas (rural-urbanas) donde desde una visión funcionalista y desarrollista se hacía hincapié en la idea de modernización económica al considerar que las sociedades latinoamericanas debían transitar desde lo tradicional hacia lo moderno. Asimismo encontramos reseñas y críticas a la teoría económica neoclásica impulsada en la década de los años sesenta, que buscaba explicaciones a los procesos migratorios de los individuos como consecuencia de una decisión racional que se realizaba en base a considerar los costos y utilidades —básicamente económicas— entre los distintos lugares de origen y destino; en estos casos la migración es explicada por factores económicos y recurriendo a técnicas de análisis de la econometría (regresiones, ecuaciones, etcétera) en base a fuentes de información secundarias y de tipo censal. Por otra parte está el enfoque histórico-estructural que subraya la necesidad de entender las migraciones como procesos demográfico sociales que podrían ser explicados por factores macro-estructurales vinculados a la estructura productiva. Para estas miradas los flujos migratorios deben ser analizados en el contexto histórico en el que ocurren, en términos de sus estructuras económicas, políticas y sociales, y no sólo en sus lugares de origen y destino.

Los enfoques teóricos de buena parte de los proyectos aluden a la perspectiva transnacional como mejor herramienta para analizar las actuales dinámicas migratorias. Si bien es cierto que el “transnacionalismo” como corriente de reflexión al interior de las ciencias sociales es de reciente factura, también no deja de ser evidente su fuerte influencia en espacios académicos para aproximarse a considerar movimientos poblacionales de orden laboral insertos en economías y lógicas mundiales fuertemente mediados por las nuevas prácticas de comunicación y consumo. En tal sentido el mayor consenso de los proyectos de investigación radica en considerar a la actual problemática respecto a la globalización - mundialización como el nuevo escenario de debate sobre los alcances, interpretaciones y consecuencias de las migraciones. La emergencia de nuevas interrogantes en un contexto cambiante afectado por la globalización económica y cultural, los crecientes procesos de integración regional, la incorporación de nuevas tecnologías y la dispersión creciente de la división del trabajo son los insumos que alimentan dichos debates. En los proyectos se encuentran referencias a autores como: Appadurai (2001), Bach (1992), Pries (1999), Glick Schiller (1999), Vertovec (2001), Levitt (2001), Portes (1995), Castles (1993) y otros. Sin embargo, aunque existen las referencias a estos autores, en pocos casos encontramos realmente una consideración y análisis profundo de conceptos y categorías para su utilización en realidades como la nuestra.

Existe una referencia implícita y constante a España (y por tanto al modelo de migración que ahí se desarrolla) en el nuevo imaginario sobre la migración al exterior en Bolivia. Está claro que lo que denominamos “visibilización” de las migraciones en el país se da en relación directa con la última oleada migratoria con destino a España. Casi la totalidad de los proyectos orientan sus indagaciones tomando como trasfondo la emigración boliviana de los últimos años a ese país.

La atención de buena parte de los proyectos de investigación se centra en áreas urbanas o periurbanas de las principales ciudades de Bolivia (Cochabamba, Santa Cruz, El Alto, La Paz), en espacios de reciente consolidación como barrios, producto de la migración interna, tanto intradepartamental como interdepartamental y desde los cuales ahora emigran ingentes cantidades de personas hacia el exterior, principalmente a Europa. Esta mayor movilidad expresada en las áreas urbanas hacia diversos destinos del exterior apunta a considerar a la migración interna tan sólo como un momento más de aprendizaje y experimentación en dinámicas mucho más amplias. En todo caso, resulta interesante ver la cantidad de proyectos que presentan esta característica centrada en el análisis urbano frente a un pasado reciente de estudios sobre migración internacional que más bien  focalizaban su atención en ámbitos rurales12.

La presencia del discurso sobre el impacto de las remesas económicas en la consideración del tema es otro aspecto que se halla de manera transversal en las exploraciones que se hacen sobre la migración de bolivianos(as) al exterior. Nuevamente aquí juegan un papel importante los medios de comunicación que tienden a filtrar sus visiones sobre el tema pero también instituciones económicas internacionales13 que fomentan su discusión o tratamiento desde la perspectiva del flujo de los recursos económicos. Por otra parte la dimensión de lo espacial y territorial en el análisis de los estudios está cada vez más presente. El concepto de espacio y territorio empieza a ser relacionado con las construcciones identitarias a partir de elementos como el des/arraigo, los sentimientos de pertenencia socioterritorial, los lugares de retorno u otros. Esta innovación en las nuevas miradas abre una gran veta de análisis por desarrollar.

 

3.1.  Implicaciones sociales y culturales

De acuerdo a la guía para la presentación de proyectos de investigación de la convocatoria son diversas las problemáticas sociales que desencadena la migración transnacional en los lugares de origen: la desintegración familiar, el abandono de los hijos(as), el rol de los tutores y del Estado en el cuidado de los niños(as), etc. En cuanto a la incidencia cultural de la migración se afirma que ésta, aun siendo menos visible, incide también en los que se van como en los que se quedan, debido al “intercambio y la influencia de prácticas culturales que provocan cambios en los valores, actitudes, gustos estéticos, en las visiones de desarrollo y en la adopción de nuevas prácticas de mercado, consumo, etc.; provocando de esta manera, modificaciones en las culturas locales y sus actores”. Esta tendencia exhibiría un gradual alejamiento de las miradas economicistas que comprenden los fenómenos migratorios de forma unidimensional.

 

Impactos en la estructura  familiar

Diversas voces consideran que de las transformaciones y cambios que se están dando a nivel mundial, los más importantes tienen que ver con la vida privada, como la sexualidad, la familia, las relaciones o el matrimonio. Son varios los enfoques que pretenden indagar sobre las  transformaciones en el seno mismo de la familia, asumiendo que en ésta se van dando modificaciones o resignificaciones producto de la migración que atañen al concepto mismo de familia como institución tradicional y definidora de la vida cotidiana. Es así que muchos proyectos se cuestionan sobre la relación entre las estructuras familiares y dinámicas migratorias dando énfasis a las transformaciones resultantes de ello.

En este ámbito sobresalen los enfoques centrados en los roles maternos y sus eventuales transformaciones en relación con otros miembros del hogar -sobre todo con los hijos- producto de una emigración fuertemente femenina. La imagen de ‘mujer-madre migrante’ que ya fuera trabajada en el documental de María Galindo “Las exiliadas del neoliberalismo” (2006) es problematizado en enfoques que contraponen la idea de descomposición familiar frente a la de recomposición. En todo caso -y nuevamente debido en gran medida a los medios de comunicación- pareciera que en el imaginario social se ha instalado una visión “culpabilizadora” de las madres migrantes en función a los impactos que la migración actual a Europa supone para los hijos(as).

Sobre este mismo aspecto, pero desde otra entrada, algunos proyectos parten de los impactos de la migración en los niños, niñas y adolescentes a quienes consideran los actores más vulnerables de la cadena migratoria. Los impactos psicológicos, la baja en el rendimiento escolar o en su defecto el abandono de la escuela o colegio,  la redefinición de valores en virtud al dinero de las remesas, el surgimiento de familias de hermanos así como la emergencia de las pandillas de jóvenes de padres y/o madres migrantes son aspectos que sobresalen en estos abordajes.

 

La feminización de las migraciones

En Bolivia estamos en medio de una creciente feminización de los flujos migratorios hacia Europa básicamente. Algunos estudios mencionan que el 67% de la migración cochabambina de los últimos seis años está compuesta por mujeres; la cifra sube al 70% en caso de las migraciones hacia Italia (Hinojosa, 2008a). Acorde a esta realidad encontré acercamientos que puntualizan en los impactos familiares producto de la emigración de la madre, la feminización de las remesas que se harían más constantes y comprometidas con el núcleo familiar y, en algunos casos, más allá de éste; las relaciones de poder al interior de los procesos migratorios así como los impactos diferenciados que se dan según las motivaciones de la migración.

Las múltiples y complejas relaciones de este componente novedoso trasmutan el análisis hacia contextos más amplios que el mero espacio doméstico de la familia y el hogar, es así que se habla de la feminización de la mano de obra transnacional al interior de un nuevo modelo de acumulación capitalista de características globales; o de las “cadenas globales de cuidado” donde las mujeres se insertan en virtud a su condición de mujeres y madres, pero  transfiriendo también  el cuidado y atención de sus propias familias a otras mujeres en los lugares de origen. Si a este panorama sumamos que en Bolivia un porcentaje muy elevado de hogares (cercano al 30%) son monoparentales con jefatura femenina esto nos da un cuadro del nivel de feminización que vivimos en medio de las migraciones. En todo caso los proyectos de investigación tienden a subrayar el dato novedoso de que la emigración de mujeres como “cabezas de proyecto” implica una profunda recomposición de los roles tradicionales ya que ahora son las mujeres las proveedoras de sus hogares. 

 

La importancia de las redes y el parentesco

Vinculando en el análisis la comunidad de origen con la de destino, y al hacer hincapié en las redes y tejidos que se desarrollan en estos espacios, los aspectos de la vida cotidiana adquieren importancia: prácticas de comunicación, cambios de comportamiento en función a nuevos estatus, flujos de capital económico y social, etc. El conjunto de estos elementos se ha visto facilitado y potenciado por las transformaciones aceleradas de la tecnología de las comunicaciones y el transporte posibilitando esa “sensación de cercanía”. En consecuencia algunas investigaciones buscan articular los contemporáneos procesos migratorios transnacionales con el funcionamiento del capital social que las redes familiares portan como acumulado histórico y determinar así si éstas se amplían, contraen o resignifican. La importancia de las redes sociales no sólo es abordada desde la perspectiva de los sistemas familiares, de parentesco o comunales, sino también cómo desde la consideración de las redes sociales se vinculan nuevas aproximaciones a conceptos como los de espacio y territorio, lo cual representa un valioso aporte al análisis.

 

Transformaciones socioculturales

Emergen las visiones sobre lo rural-comunitario, desde perspectivas de tipo antropológico, aunque también son cada vez más las inclinaciones por considerar escenarios urbanos al momento de hablar de cambios socioculturales. Sin embargo, en este aspecto de los cambios socioculturales aparecen las visiones rurales que se preguntan sobre lo que está pasando dentro de las comunidades campesinas andinas respecto a las ausencias prolongadas y significativas de su población, en lo que hace no sólo a la dimensión agrícola sino también en las fiestas, los ritos o las prácticas de cooperación.

Aquí aparece un tema que cada vez irá cobrando mayor realce en nuestras realidades referido a los retornos. La reciente aprobación de la Directiva de Retorno por parte de la comunidad europea como normativa común para sus países en temática migratoria traerá múltiples repercusiones. El tema del retorno es visto desde una mirada crítica reconociendo que en muchas ocasiones no se retorna al lugar de origen, sino que se elige otro (la periferia de la ciudad, centros o ciudades intermedias) lo cual supone un nuevo proceso de inserción social.

En todo caso el tema de las transformaciones socioculturales merece mayor atención sobre aspectos como las identidades, las segundas generaciones o la simultaneidad en el manejo de códigos de las sociedades de origen como de destino o las dinámicas de consumo a las cuales entran de manera intensa los y las migrantes.

 

3.2. Implicaciones económicas

Bajo este eje temático se buscaba indagar sobre las remesas económicas y su impacto en la economía, tanto familiar como nacional; es decir, desde una perspectiva micro (el uso que dan las familias a las remesas llegadas del exterior: consumo e inversión, prácticas de “remesas colectivas” y/o colaborativas) o desde una perspectiva macro (contribución de las remesas al PIB, actividades económicas que genera como el comercio transnacional, telecomunicaciones, actividades de intermediación de remesas, impacto en los mercados laborales de sectores como la construcción, reclutamiento de mano de obra, etcétera).

 

Impacto de las remesas

Desde una perspectiva familiar los aspectos considerados en el tema de las remesas económicas tienen que ver con conceptos como los de desarrollo y pobreza, expresados en términos concretos y cotidianos, ya que se da por supuesto que los envíos monetarios del exterior van a impactar en la calidad de vida y en el mejoramiento del ingreso de las personas. Se considera que el envío de las remesas debería incidir en el aumento del consumo y la inversión de los hogares receptores, generando un efecto positivo en la reducción de la pobreza y una mejora en las condiciones de vida.

Por otra parte en las consideraciones de los impactos de las remesas económicas a un nivel macro intervienen otro tipo de categorías e indicadores. A este nivel las remesas se han convertido en una fuente importante de ingresos para el país, lo que da pie a considerar que la migración tiene impacto en el crecimiento económico, así como en el desarrollo. En todo caso y tal como lo reconoce el mismo Banco Interamericano de Desarrollo, detrás de las remesas “existe una conexión fundamentalmente humana: los trabajadores emigran para mantener a miembros de su familia y asegurar su futuro en sus países de origen” (FOMIN, 2007).

 

Mercados laborales y sectores productivos

Entre los proyectos presentados a la convocatoria se encuentran algunas inquietudes mucho más concretas y específicas sobre los impactos económicos en determinados sectores productivos de las economías regionales. Tal es el caso del sector de la construcción que se ve fuertemente afectado por los flujos migratorios, lo cual lleva a caracterizar la mano obra que emigra, la que se queda y la que regresa así como sus tácticas de inserción laboral.

 

3.3. Implicaciones políticas

Bajo este eje temático la convocatoria buscaba identificar la participación de los emigrantes en los procesos políticos locales, su influencia en la política boliviana a través de sus organizaciones, así como la generación de proyectos de iniciativa ciudadana en los lugares de origen. En este eje temático sólo se presentó un proyecto de los 46, que trataba de vincular la migración hacia el exterior y la toma de decisiones públicas a nivel municipal. Resulta claro que este aspecto de las migraciones internacionales es el menos desarrollado y visible, quizá en gran medida debido a que recién se empieza a valorar y considerar a los migrantes como actores sociales en escenarios novedosos marcados por la desterritorialización y altamente expuestos a la violación de los derechos humanos básicos.

 

* * *

A manera de cierre de este estado de situación de la investigación sobre migraciones transnacionales puntualizo algunos elementos importantes en lo que hace a la temática. En primer lugar, el hecho de que nos hallamos ante un resurgir vigoroso del estudio y el análisis de las migraciones en Bolivia (aunque focalizados más en las ciudades de La Paz y Cochabamba). Sin embargo, hay que reconocer que la “visibilización de las migraciones” que hoy vivimos se debe en gran parte a los medios de comunicación quienes han posicionado el tema en la opinión pública desde básicamente dos perspectivas: la económica que enfatiza en las remesas económicas y la victimizadora que incide en los costos familiares y sociales de la migración. En todo caso falta bastante por recorrer desde la reflexión en las ciencias sociales para estar a la altura de este nuevo contexto migratorio que vivimos.

En lo que hace de manera específica a los proyectos de investigación presentados a la convocatoria del PIEB, en primer lugar es importante destacar la óptima respuesta obtenida con 130 personas involucradas en 46 equipos de investigación provenientes de ocho departamentos. Siendo la migración transnacional una temática sumamente amplia y diversa, la mayoría de las preocupaciones estuvieron referidas a los impactos sociofamiliares mostrando una fuerte sensibilización de los autores sobre el asunto. Los impactos económicos producidos por las remesas, ya sea a nivel micro (familiar) o macro (región o nación) es otro componente substancial de estas preocupaciones. En cambio los efectos culturales y políticos de la migración se nos presentan como los menos abordados y desarrollados. En todo caso considero que a partir de lo que esta convocatoria significa para los abordajes de las migraciones transnacionales en Bolivia dispondremos en poco tiempo de un nuevo soporte interpretativo que reforzará en gran medida lo que hasta aquí se ha desarrollado en el país.

 

Notas

1 Alfonso Hinojosa es sociólogo; integra el grupo de trabajo sobre Migración, cultura y políticas de CLACSO. Actualmente se desempeña como Director de la Dirección de Régimen Consular de la Cancillería del Estado Plurinacional de Bolivia. Correo electrónico: alf_hg@yahoo.com.

2 La mayor producción en términos de estudios e investigaciones sobre bolivianos(as) en las sociedades de destino proviene de la Argentina, es claro que debido a la histórica y consolidada migración transfronteriza hacia dicho país. Para una visión actualizada y exclusiva del estado de situación sobre la migración boliviana hacia la Argentina ver Liz Pérez Cautín (2008). Entre los autores argentinos que sobresalen tenemos a: Roberto Benencia (1995, 1997, 2004), Gabriela Karasik (1997), Alejandro Grimson (1999, 2000), Martha Giorgis (2004), Susana Sassone (2004), Sergio Caggiano (2005), Eduardo Doménech (2007) entre muchos otros y sólo para mencionar a los más destacados. En las temáticas más recurrentes figura la mirada desde la inserción laboral en dinámicas productivas rurales, para posteriormente dar paso a los enfoques más urbanos y, en otro rubro productivo, el trabajo textil.

3 En el caso del Brasil, el autor que con mayor sistematicidad y dedicación ha investigado a los migrantes bolivianos es Sidney Antônio da Silva, quien en sus libros Costurando Sonhos. Trajectoria de um grupo de inmigrantes bolivianos em Sâo Paolo (1997) e Inmigrantes no Brasil. Bolivianos, a presença cultura andina (2005) aborda desde una mirada antropológica la presencia poco conocida de la colectividad boliviana en San Pablo, y lo hace a través de diversas entradas privilegiando el tema de la inserción laboral en los talleres textiles de costura.

4 Los estudios de bolivianos en Estados Unidos son significativamente menores respecto a los de la Argentina, debido a la invisibilización de los compatriotas en un país constituido por corrientes migratorias muy diversas y muchísimo más numerosas que la boliviana.

5 La reciente ola migratoria boliviana a España está generando interés en los lugares de destino de este significativo contingente poblacional, lo cual se evidencia en la proliferación de tesis universitarias (tanto de maestría como de doctorado) en centros españoles, sobre todo de Barcelona y Madrid. Un ejemplo de estos emprendimientos lo encontramos en la Universidad Autónoma de Barcelona, que a través de un centro especializado en la temática migratoria viene ejecutando un proyecto de estudios referidos a cochabambinos(as) en dicha ciudad.

6 Cf. Ingrid Prikken (2004), Caroline Kaplan (2006), Richard Jones (2007), Marie Pries (2006), entre otros.

7 Véase Germán Guaygua (2000), Isabelle Combès et al. (2003), Lourdes Peña et al. (2003), Paula Peña (2003), Juan César Rojas et al. (2004), Mónica Quintela et al. (2004).

8 Las ponencias fueron editadas y publicadas recientemente.

9 Véase: Florinda Reluz (2006), Carlos Amurrio Albarracin (2001), Susana  Araoz de la Serda (2004), Edwin Benigno Flores Hilari (2006), entre otros.

10 En el caso de la Iglesia Católica son las Pastorales de Movilidad Humana a cargo, en la mayoría de los casos, de religiosos de la orden de los Escalabrinianos (dedicada en exclusividad a la causa migratoria) quienes asumen las acciones directas con los migrantes y sus familiares.

11 Desde los municipios en sus diversas instancias (Defensorías), pasando por las escuelas y una que otra instancia ministerial.

12 Cf. Hinojosa (2000), Cortes  (2004), Pérez (2004), De la Torre (2006) entre otros.

13 Tales como el Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo o la Corporación Andina de Fomento.

14 El listado bibliográfico propuesto a continuación va mucho más allá de las referencias puntuales abordadas en el texto y pretende rescatar de manera amplia las principales notas de orden nacional propuestas en los proyectos de la convocatoria.

 

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MIRADAS A LOS ACTORES SOCIALES

 

Contaminación ambiental y actores sociales en Bolivia: un balance de la situación

 

Environmental pollution and social groups in Bolivia: a situation assessment

 

 

Eduardo Forno y Gilberto Pauwels1

 

T’inkazos 27, 2009, pp. 261-280, ISSN 1990-745

Fecha de recepción: octubre de 2009
Fecha de aceptación: noviembre de 2009

* Artículo publicado en T’inkazos 27, de diciembre de 2009.

 

 


¿Existe conciencia ambiental en Bolivia? ¿Cuáles son las consecuencias del efecto acumulativo de la contaminación minera? ¿Cuál es la calidad del agua potable que consumimos? ¿Qué sucede con los agroquímicos y su utilización? ¿Cómo vamos con la contaminación urbana? ¿Y las normas ambientales están a tono con la realidad del país? Éstas son algunas de las preguntas que orientaron un diálogo entre especialistas y activistas de la temática ambiental, cuyos valiosos aportes permiten conocer, desde diferentes entradas, el estado de situación sobre el tema y los retos pendientes.

Palabras clave: Contaminación minera / contaminación por metales / contaminación del agua / agua potable / contaminación de origen agrícola / contaminación urbana / acidificación / legislación


Does environmental awareness exist in Bolivia? What are the consequences of the cumulative effects of pollution caused by mining? How high is the quality of the water we drink? What is the situation with agrochemicals and how are they used? How polluted are our cities? Is this country’s environmental legislation appropriate? These are some of the questions discussed in a dialogue between specialists and environmental activists, whose valuable contributions reveal different points of view on the current situation and the challenges still to be addressed.

Key words: Mining pollution / heavy metal pollution / water pollution / drinking water / pollution caused by farming / urban pollution / acidification / legislation


 

 

La contaminación es un problema que ha afectado, afecta y continuará incidiendo en la vida cotidiana de los pobladores de Bolivia, urbanos y rurales.

En la época de la Colonia, la contaminación minera alcanzó su máxima expresión con la explotación del cerro Rico de Potosí. En ese entonces, Potosí concentraba poblaciones de importancia, dando inicio, seguro, a los primeros problemas de contaminación por desechos domésticos. Posteriormente, y con la modernidad, durante la República y hasta la actualidad, los problemas de contaminación se han diversificado e incrementado. Está, por ejemplo, la contaminación urbana, tanto por aguas domésticas, como por desechos sólidos, pero también otras fuentes de contaminación que antes pasaban desapercibidas, como la contaminación del aire y la contaminación acústica. Está, también, la contaminación por agroquímicos, especialmente plaguicidas, que no sólo contaminan las aguas y los alimentos, sino también tienen un efecto acumulativo de contaminación sobre el suelo.

La consciencia de que la contaminación es un problema para la salud y también para la producción es reciente. En occidente una obra marca un antes y un después en torno esta preocupación. En 1966, Rachel Carson escribe La primavera silenciosa, que inicia lo que se ha venido a llamar una “moderna conciencia ambiental” sobre los efectos de los pesticidas en el medio ambiente y las consecuencias de la contaminación. Sin embargo deben pasar unos años para que esta preocupación tome carne a nivel mundial, y es recién en la década del setenta que se incluye este tema en la discusión de las Naciones Unidas.

En Bolivia, la preocupación llega a nivel estatal y de las normas a principios de los noventa, luego de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro y de la promulgación de la Ley del Medio Ambiente.

El cuidado del medio ambiente ha ido creciendo en las sociedades modernas y la boliviana no es ajena a este proceso; sin embargo estamos muy lejos de asegurar un ambiente saludable para las poblaciones actuales y se ve poco probable que lo logremos para las futuras. Es frecuente escuchar que las sociedades occidentalizadas tienen una menor conciencia al respecto por su visión antropocentrista, con relación a las sociedades denominadas originarias; lo que se puede ver históricamente y en la actualidad es que, independientemente al origen de una sociedad o su visión, la contaminación resultante de sus procesos productivos o de sus actividades domésticas está presente, causando problemas. También se  puede constatar que con la modernidad han ingresado al diario vivir máquinas, como los automóviles, mucha veces suntuarios, que contaminan, así como en los procesos productivos, principalmente agrícolas, insumos contaminantes fruto de exportaciones de empresas en el mundo desarrollado y también en las economías en crecimiento de Asia. Se trata de máquinas que muchas veces están prohibidas en sus lugares de origen; pero que se venden en países donde las normas y los controles son más débiles.

Las características del desarrollo económico en la historia de Bolivia, basado durante la Colonia y buena parte de la República en la extracción de minerales, dejan en el centro de la preocupación a la contaminación minera. Cuencas enteras se ven afectadas por este tipo de contaminación y como consecuencia directa las poblaciones que en ellas viven. Las características de acumulación que tiene este tipo de contaminación, denominada técnicamente pasivos mineros, agravan aún más la situación, aunque por la cantidad de minerales que concentran podrían ser una fuente de generación de ingresos y, en muchos casos, una vía de remediación parcial del problema. Por ejemplo, en cuencas como las del lago Poopó las aguas han perdido su calidad para consumo humano, para riego y, más recientemente, no permiten que vida se desarrolle en ellos, ocasionando la pérdida de la que otrora era una fuente de alimento muy importante: la pesca. Esta situación se da en cuencas enteras de las áreas de la minería tradicional de occidente, pero también afecta directamente a áreas urbanas de gran importancia como las ciudades de Oruro y Potosí. La contaminación en zonas de minería del oro en el norte de La Paz y otras regiones de la amazonía, no debe pasar desapercibida ya que se potencia por los procesos de deforestación; la lixiviación de suelos descubiertos provoca que se incremente la contaminación por mercurio.

Y son las aguas de Bolivia las que reciben y conducen gran parte de la contaminación, provenga ésta de la minería, de desechos urbanos e industriales, o de otras fuentes menos percibidas como los agroquímicos y pesticidas. Esta contaminación ha bajado la calidad del agua para consumo humano en muchas regiones del país, pero también ha afectado las fuentes de agua para uso agrícola y pecuario. No se puede desconocer el efecto de este proceso sobre la biodiversidad, donde ríos, lagos y otros cuerpos de agua ya no permiten vida. Esta grave situación puede irse complicando con una previsible reducción de la cantidad de agua dulce disponible como consecuencia de los cambios climáticos. No es extraño escuchar que en muchas regiones el agua escasea, a diferencia del pasado; y ya es visible la disminución de los glaciares en nuestras montañas, siendo el caso más carismático Chacaltaya, que antes de lo previsto se ha quedado sin su manto blanco. Han comenzado a surgir en nuestro territorio conflictos crecientes vinculados a la disponibilidad y uso del agua, y surgen preguntas sobre los derechos diferenciados para su uso.

La creciente urbanización de nuestro país (desde hace algunas décadas más del 50% de la población vive en áreas urbanas) ha incrementado la contaminación, principalmente del agua, pero de manera creciente de los mismos espacios urbanos. Esta contaminación es visible, como el caso de los desechos sólidos y las aguas servidas, pero menos visible como la contaminación del aire y la contaminación acústica. En las ciudades y los pueblos, pero también en todas las carreteras de Bolivia, se puede ver una acumulación de desechos plásticos (bolsas y botellas principalmente), resultado en parte sí de una mayor disponibilidad de estos materiales, pero también de la inadecuada educación de la población y la falta de conciencia. Es a partir de los espacios urbanos, que conviven diariamente con esta problemática, que se podría generar movimientos, especialmente de jóvenes y niños, para enfrentar el problema de manera  contundente.

Sin embargo no podemos desconocer que vivimos en una sociedad que debe generar más bienes para combatir la pobreza, pero, a la vez, tiene un incontenible deseo de “mejorar” continuamente en busca de mayores comodidades, muchas veces innecesarias. Estos patrones de desarrollo han provocado tensiones entre crecimiento económico y calidad ambiental, por ejemplo al interior del Estado, cuando paradójicamente por una lado sus políticas y acciones promueven importantes inversiones en el sector extractivo de recursos naturales (minería e hidrocarburos) o en el sector caminero, y por el otro debe velar por los derechos de los afectados por la contaminación u otros efectos no deseados sobre el medio ambiente. Existen tensiones entre sectores productivos y laborales, y movimientos ambientales: se escuchan voces que manifiestan que el cuidado del medio ambiente frena el desarrollo y, desde otra perspectiva, que no se está velando por su derecho a un medio ambiente sano y saludable. Sí está claro que las voces de las generaciones futuras no se escuchan, o a sus interlocutores. Pese a ello, hay miles de bolivianos, como menciona el informe temático de desarrollo humano del PNUD, La otra frontera, que han apostado por un crecimiento incluso exportador, que respeta el medio ambiente, por lo tanto es posible seguir ese camino.

Finalmente, antes de entrar de lleno a un valioso diálogo sobre contaminación en Bolivia, cabe mencionar que en nuestro país se ha desarrollado un marco normativo de control de la calidad ambiental y que al mismo tiempo ha habido un importante aumento de la institucionalidad en este campo. Si bien la normativa vigente cuenta con parámetros internacionales de alto nivel, ha fallado por su débil vinculación con la realidad nacional y el pensamiento de los actores sociales, y porque la institucionalidad no ha logrado la suficiente potencia en este esquema de comando control. Podemos decir demasiados castigos y límites y pocos incentivos; o, por otro lado, todas las actividades productivas, independientemente de su tamaño o sector, pasan por una misma o similar medida. La nueva Constitución y los derechos que establece son una oportunidad inigualable para avanzar, esperemos, pensando más en los pobres y afectados por los problemas ambientales, que en el desarrollo económico, unas veces de un corporativismo empresarial sin mucha consciencia, otras veces de un estatismo creciente sin una claridad de desarrollo integral, generador de empleos y con sostenibilidad.

Para discutir estos y otros temas, T’inkazos reunió a expertos de diferentes regiones, formación y experiencia. A continuación, sus aportes en un diálogo sobre contaminación y actores sociales en Bolivia.

Eduardo Forno (EF) es biólogo y actual Director de Conservación Internacional en Bolivia. Ha trabajado más de 25 años en diferentes temas del sector ambiental.

Jacques Gardon (JG) es médico epidemiólogo ambiental e investigador del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD). Entre sus estudios figuran aportes sobre la contaminación por el mercurio en la amazonía boliviana y la contaminación polimetálica de origen minero en el altiplano de Oruro. 

Félix Laime (FL) es presidente de la Coordinadora en Defensa de la Cuenca del Río Desaguadero, Lago Uru Uru y Lago Poopó (CORIDUP) y activista ambiental.

Marthadina Mendizábal (MM) es economista ambiental, tiene publicaciones, trabajos de investigación y experiencia académica en temas de medio ambiente. Actualmente es docente académica y editora de la revista virtual de REDESMA.

Juan Carlos Montoya  (JCM) es ingeniero agrónomo, especialista en recursos naturales y medio ambiente, y autor de publicaciones sobre contaminación minera y sus efectos ambientales. Actualmente trabaja como docente de la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinarias de la Universidad Técnica de Oruro (UTO).  

Gilberto Pauwels (GP) es doctor en Antropología Social y Cultural, con estudios sobre pueblos originarios del departamento de Oruro; co fundador y director del Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA) en Oruro y miembro del Comité Directivo del PIEB.

Tania Santivañez  (TS) es máster en Ciencias Químicas y candidata a doctora en Agricultura Sostenible. Dirige el Centro de Estudios e Investigación en Impactos Socioambientales (CEIISA) en Cochabamba, ONG que trabaja fundamentalmente en el tema de contaminación agrícola.

 

CONCIENCIA AMBIENTAL

EF.- Independientemente de la fuente urbana, minera, agrícola u otra, la contaminación afecta más a los pobladores rurales pobres. Una visión general del grado de conciencia sobre esta problemática nos ayudará a profundizar temas más concretos. Les planteamos tres preguntas: ¿La creciente sensibilidad ambiental mundial y la cosmovisión originaria de respeto para la naturaleza se refuerzan mutuamente para favorecer el cuidado ambiental o, más bien, se contradicen? ¿No existe la tendencia a renunciar con demasiada facilidad a prácticas y actitudes ecológicas para obtener provechos o beneficios inmediatos? ¿Cuán informados están los afectados sobre el efecto de la contaminación en su salud y actividades productivas, y sobre sus derechos y el amparo que les da la Constitución en esta materia?

MM.- Quisiera comenzar respondiendo por qué las poblaciones pobres y rurales  son las más afectadas por la contaminación. Yo pienso que son más vulnerables, primero, porque están comparativamente más desnutridas y tienen una dieta muy poco diversificada. Esta situación, estrechamente relacionada con la pobreza rural, los hace más propensos a sufrir los embates de cualquier tipo de contaminación biológica o química.

En segundo lugar, los bajos niveles de educación e instrucción les impiden acceder a información y conocer las consecuencias de la contaminación y, por consiguiente, tomar los recaudos necesarios para mitigar esos impactos, en la medida en que éstos pueden ser mitigados.

En tercer lugar, la percepción sobre la contaminación es un valor cultural. La contaminación es un proceso gradual que llega a un umbral, y la percepción de este umbral se da cuando las personas confrontan los niveles de nocividad;  este nivel de nocividad es percibido cuando se aproxima al límite, o sea, la muerte. Es por ello que varían los niveles de tolerancia respecto a la contaminación y las enfermedades relacionadas con ésta: hay quienes perciben la enfermedad por contaminación ambiental y otros que no, y los que la perciben, no necesariamente la relacionan con las causas que la han originado. 

JG.- El tema ahora es la conciencia ambiental y se ha mencionado la vulnerabilidad de la población rural. Yo no sé de la posición ambiental en Bolivia al respecto, porque trabajo más en centros urbanos, sin embargo quiero destacar que hay también temas muy importantes en la ciudad, sobre todo en las periferias urbanas donde se ubican poblaciones jóvenes, muchas veces cortadas de sus bases culturales, que tienen cierto nivel de precariedad social y laboral; a esta población la contaminación le toca muy fuerte y no hay que olvidarla.

Sobre el origen de la conciencia ambiental creo que estamos ahora en una encrucijada a nivel mundial y lógicamente en Bolivia. Destaco dos factores: por un lado el aumento de la población mundial como se observa en estas últimas décadas y por el otro el interés que tienen las sociedades de desarrollar un modelo económico basado en el consumo. Las materias primas son necesarias y esta presión aumenta la explotación de minerales y energía; por lo tanto el agua y el ambiente en general están bajo presión. Lo mismo se ve con el tema de la deforestación en la amazonía, principalmente por una voluntad de contar con más ganado; cualquiera sea la entrada, esta conciencia llega. Llega por esa percepción de que pasa algo en los últimos tiempos, quizás con excesos en el comportamiento humano, pero que es una consecuencia perfectamente natural de la aspiración de toda sociedad de vivir mejor.

Tomando el ejemplo de la contaminación minera, la gente vive en los yacimientos desde hace siglos y se ha acostumbrado a la situación; tiene la conciencia de que no es exactamente bueno para el ambiente, pero también tiene la conciencia de que es perfectamente normal en el sentido de que viven así desde generaciones anteriores. Esto genera una difícil paradoja, una ambivalencia que para ser resuelta obliga a los tomadores de decisiones a apoyar una mejora  en la información a la gente, para que la gente reconozca los riesgos del tema minero.

En la amazonía el tema del mercurio es mucho más complicado porque no hay conciencia de lo que pasa. Hay la conciencia de que la deforestación no es buena para el cambio climático pero la gente no se da cuenta que esta deforestación incrementa la contaminación por mercurio, y no hay conciencia de que esto afecta su salud directamente, a través de la alimentación.  

TS.- Cuando hablamos de contaminación agrícola la población rural pobre es la más afectada, hecho que se torna más grave aún para poblaciones vulnerables, como son las mujeres y los niños.

El uso de químicos y específicamente de plaguicidas se ha extendido en Bolivia desde los años sesenta; desde ese entonces nuestros agricultores han utilizado químicos introducidos con paquetes tecnológicos sin medir las consecuencias.

Los impactos sociales de estos químicos se dan de manera acumulativa desde hace sesenta años, y se tiene muy poca conciencia sobre la problemática. Sin embargo en los quince años en que estamos trabajando este tema hemos visto avances y los avances van a partir de llegar con información a las pequeñas poblaciones en el campo.

Esta contaminación agrícola está afectando directamente a pobladores rurales, porque ellos son los que fumigan, ellos son los que se alimentan con sus productos contaminados, pero además, sin querer y sin tener conciencia, producen  esta contaminación que afecta a otros. Más allá de los impactos en la salud, se vienen impactos en la seguridad y soberanía alimentaria. 

JCM.- Desde mi perspectiva, no es que los pobladores se hayan ubicado dentro de las operaciones mineras, sino ha sido lo contrario, las operaciones mineras se han ubicado en las poblaciones y han generado disturbios, han roto el equilibrio ecológico que existía. Partamos del siguiente principio: el hombre andino siempre se ha considerado parte de la naturaleza y no como en la sociedad actual que considera a la naturaleza parte del hombre. Mantenía la armonía con la naturaleza, el manejo de los pisos ecológicos, cosecha de las aguas de lluvia, las thajllitas (abonamiento de suelos), manejo del clima con los bioindicadores. Es decir, la conciencia ecológica del hombre andino se ponía en práctica constantemente. En la actual coyuntura se privilegia los bienes materiales, al incurrir en ello estamos destruyendo nuestro propio hábitat. Así, por ejemplo, en el sector de Salinas, la superficie de quinua sembrada ha crecido abruptamente por el incremento del precio lo que está ocasionando una alarmante deforestación de sus tierras. Una situación similar se observa en los centros mineros, donde la contaminación de aguas y suelos es muy fuerte, en algunos casos salinizando las aguas y en otros acidificándolas.

Tal vez, los dos incidentes ambientales ocurridos en el departamento de Oruro, como el derrame de petróleo en el río Desaguadero en 2000, donde se vertieron 29.000 barriles de petróleo, y la auditoría ambiental al proyecto Inti Raymi, han despertado la conciencia ambiental de las comunidades, las autoridades y la sociedad civil en torno a las implicaciones que tienen los impactos ambientales. A pesar que la Ley de Medio Ambiente fue promulgada en 1992, su aplicación era muy débil. A partir del derrame, se generan estudios e investigaciones que han obligado a  complementar algunas leyes y reglamentos.

Pero pareciera que las distintas actividades económicas, sean éstas actividades mineras, industriales, hidrocarburíferas, agropecuarias y otras, no tienen conciencia ambiental, situación por la que la mayoría de ellas no cuenta con licencia ambiental, no hacen tratamiento de sus efluentes, utilizan productos químicos en sus cultivos, etc.

FL.- Voy a hablar desde la perspectiva de las comunidades porque soy comunario. En realidad nosotros estamos sufriendo mucho por la contaminación minera, pero habrá que aclarar una cosa muy importante: la minería ha existido desde la Colonia. Oruro ha sido minera y nunca se ha visto tanta degradación de tierras como en estos últimos veinte años. ¿Por qué en estos últimos veinte años?, porque precisamente han empezado a utilizar componentes químicos que son los que mayor daño han hecho. Antes no se sentía la degradación de tierras. Esa situación está empobreciendo a la gente, porque ha aumentado la salinidad que hace que se quemen todos los forrajes nativos, entonces hay una total pérdida de recursos económicos en las comunidades.

Cuando nos organizamos en 2007, cuestionamos tanto a las empresas como a las autoridades por el incumplimiento de la Ley 1333.  Esta ley para nosotros es un saludo a la bandera, nadie, absolutamente ningún operador minero está cumpliendo esta ley y por lo tanto creo que es importante que las empresas empiecen a respetarla y cumplirla, porque de otra manera, en diez años, Oruro va a quedar como un desierto. ¿Por qué no esperar más? Porque ahora la gente de la tercera edad es la que se queda; las nuevas generaciones se van a buscar otros medios de vida, porque la tierra que sus padres tienen ya no les da, está toda salina, ya no hay medios de vida, ¿entonces qué puede hacer uno ahí?

Nosotros, precisamente, estamos pensando que es necesario enfrentar la situación y pedir a las empresas y al gobierno que se cumpla la ley y parar la contaminación. Una vez parada la contaminación se puede pensar en clasificar las tierras, indicando cuáles se pueden remediar y cuáles no, y así parar la contaminación.

En Oruro hay dos lagos importantes: el lago Uru Uru y el lago Poopó que están reconocidos como sitios RAMSAR. No se ha hecho nada para proteger a estos lagos y, por esa razón, Oruro ha perdido uno de sus productos más importantes y nutritivos, el pescado. En las décadas del sesenta y setenta, me acuerdo muy bien,  un kilo de pescado se compraba con cinco o tres bolivianos, y todos lo consumíamos, pobres y ricos, pero ahora no hay absolutamente nada, esa es una de las pruebas más tangibles del daño que se ha ocasionado a estos dos lagos importantes.

También está desapareciendo la fauna y la flora de estos dos lagos pronto van a ser lagos muertos. Si bien podemos pensar que de aquí a veinte años, dicen los técnicos y estudiosos, los lagos Poopó y Uru Uru se van a convertir en un salar, ¿será un salar como Uyuni, como Coipasa? ¡No! Este va a ser un salar contaminado, un salar que no va a generar la sal que generan los otros salares. 

GP.- Creo que con lo que se ha dicho hasta ahora una cosa parece clara y es que todos queremos que aumente la conciencia ambiental. Sin embargo,  quisiera retomar la pregunta sobre el origen de la conciencia ambiental.

Hemos visto que hay dos visiones: una visión más de la preocupación del movimiento ambiental mundial, la gran preocupación en el mundo por el medio ambiente; y por otro lado una visión donde la conciencia viene de la cosmovisión andina. En nuestra experiencia como CEPA hablábamos de ecología y pueblos andinos, pensando que la conciencia andina iba a ser un fundamento para defender la madre tierra y hemos quedado decepcionados. Constatamos que a veces las comunidades están dispuestas a olvidar su cosmovisión, y vender su conciencia, vender su medio ambiente por un beneficio inmediato. Se dice que hay que defender la Pachamama, la madre tierra, pero mucha gente y hasta grupos enteros están dispuestos a vender su conciencia ambiental por pequeñas donaciones. Viendo a Bolivia como país, ¿por dónde nos viene la conciencia ambiental, por dónde tenemos que andar?, ¿en qué medida son complementarias estas dos visiones, mundiales y andinas u originarias, tomando en cuenta también a los pueblos amazónicos, o en qué medida son contradictorias?

JG.- Como investigador me parece que tenemos que mejorar el conocimiento que tenemos sobre las consecuencias de lo que está pasando. Estamos todos de acuerdo de que algo está sucediendo en las últimas décadas o este último siglo, desde el momento en que el ser humano ha conseguido herramientas locas que nos permiten hacer huecos de 250 metros en Bolivia, o en el Perú, en Cerro de Pasco, uno de 1.000 metros de profundidad, al pie de una ciudad de 30.000 habitantes. Por todo esto, debemos generar conocimiento, datos sobre las consecuencias, que permitirán a la población darse cuenta de lo que está pasando y presionar a los políticos para que cumplan con su obligación.

Sobre las intervenciones de los colegas: ¿Es la gente que ha llegado a Oruro o es la mina y el descubrimiento del metal, como en Potosí, que ha hecho que la gente se haya ubicado en una región? ¿Y por qué se han ubicado tan cerca del Cerro Rico o tan cerca del cerro San Felipe? Porque alguien no ha organizado el espacio. Las autoridades tenían que organizar el espacio para que todo el mundo se ubique en el lugar que se tiene que ubicar. No podemos parar el desarrollo: los autos funcionan con metales, las computadoras también, todos estamos de acuerdo con la idea de que el desarrollo mejora la vida de la gente, dándole más apertura al mundo, entonces es muy difícil volver al pasado. Hay que hacer las cosas tratando de no ir en contra de nuestros intereses, sino más bien en la dirección de nuestros intereses.

Desde mi posición de empleado del gobierno francés, sin defender a nadie, pienso que cuando se  habla de empresas privadas en la minería, debemos poner los datos en perspectiva. Por ejemplo, tomado en cuenta el conocimiento generado, es fácil darse cuenta que la contaminación de los lagos Uru Uru y Poopó se debe en gran parte a la actividad minera en Oruro, en la ciudad y la cintura del estaño aledaña. En esta zona no hay únicamente empresas extranjeras, las hay del Estado, pequeñas privadas, y también cooperativas.

MM.- Las conferencias mundiales sobre medio ambiente han tenido una incidencia positiva al divulgar información sobre la relación entre la contaminación y la salud. Por ejemplo, la primera Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano en Estocolmo, en 1972, deja establecida esta relación a consecuencia de que mucho antes de la conferencia habían ocurrido en los países industrializados accidentes ambientales que ocasionaron la muerte de muchísimas personas, accidentes por envenenamiento e incidentes que produjeron enfermedades de diferente nivel de gravedad y mortalidad.

Esto ha dado lugar a estudios toxicológicos, avalados por la Organización Mundial de la Salud, y sin los cuales es imposible afirmar que un contaminante tiene consecuencias en la salud humana. En la medida en que los países han tenido acceso a esa información, ha empezado a crearse conciencia sobre las amenazas de la contaminación para la salud humana, también en nuestro país.

Por ejemplo, a modo de anécdota, recuerdo que en 1972, cuando publiqué mi primer libro La Paz: un ecosistema frágil ante la agresión urbana, mucha gente me desanimaba diciendo que los problemas ambientales son propios del mundo industrializado. Curiosamente los miembros el Concejo Municipal lo vieron y se reunieron con el alcalde y le dijeron: “Usted debería leer este libro para tomar medidas”; a lo que el alcalde MacLean respondió: “Son ustedes quienes no lo han leído, ya que si lo hubieran hecho, se habrían enterado que el prólogo lo escribí yo”. De esa manera se empezó a divulgar la información y la gente empezó a reconocer que los problemas ambientales no eran sólo del mundo desarrollado, sino que el mundo en desarrollo, y en particular, los países pobres, somos vulnerables a sufrir las consecuencias de la contaminación biológica o de la pobreza, y por supuesto también de la contaminación química.

 

CONTAMINACIÓN MINERA 

EF.- Para Bolivia el tema de la contaminación minera -ayer, hoy y mañana- es y será de vital importancia. Una combinación de pasivos ambientales históricos y actividades mineras actuales configuran el panorama de la contaminación minera en occidente; mientras que en oriente la fuente principal son las actividades mineras en marcha. ¿Cuál es el balance del efecto de este tipo de contaminación sobre los actores? Algunos autores incluyen la contaminación natural como un factor importante: ¿cuál es su opinión?, ¿podrían desarrollar un balance del efecto acumulativo de la contaminación minera?

Estas son preguntas que nos llevan a reflexiones pertinentes no sólo en relación a la conciencia, sino también en relación a lo que decía Gilberto, ¿cuánto hay de fondo en el tema de cuidar la Pachamama?, ¿qué tan arraigado está el tema en la cultura, al extremo que es posible defenderla con la muerte?, o más bien sería mejor pensar en algo más constructivo como trabajar como sociedad en conjunto.

JCM.- Entrando al tema de la contaminación natural y antrópica parto del siguiente principio: cualquier actividad que se desarrolle contamina en algún grado; lo que reclaman las comunidades y vecinos es que si generan contaminación, prevengan, mitiguen y restauren, además de cumplir las regulaciones ambientales.

Con respecto a la contaminación minera voy  a citar un ejemplo. El proyecto Kori Kollo de Inti Raymi ha vertido alrededor de un metro cúbico por segundo de agua de mala calidad, que fue extraída de fuentes subterráneas; entonces ¿no sería posible que a esa agua se le haga un tratamiento adecuado, en vez de deshacerse de ella, vía evaporación e infiltración? De este modo esa agua podría reutilizarse en la agricultura u otros usos.

Por otro lado, es cierto también que las empresas públicas y fundamentalmente las cooperativas no cuidan el medio ambiente. Muchas de ellas ni siquiera han podido elaborar sus fichas ambientales, que es lo más elemental, y fueron  acumulando pasivos por aquí y por allá. Pero lo más preocupante es que vierten sus efluentes sin tratamiento a los ríos, lagos y lagunas contaminando todo lo que encuentran a su paso. Frente a esta situación han surgido los conflictos socioambientales entre mineros y campesinos, unos exigiendo el derecho al trabajo y los otros un alto a la contaminación. Lo cierto es que existe un escaso cumplimiento de la Ley de Medio Ambiente de parte de las empresas mineras y cooperativas.

La contaminación de origen natural en Oruro influye en la degradación de los suelos. La cuenca principal, que es el Desaguadero, es endorreica o cerrada y sus descargas se depositan en el lago Poopó; a la vez, la formación geológica de los suelos es de origen volcánico lo que hace que haya presencia de ciertos metales pesados y, finalmente, el factor climático traducido en la alta evaporación de agua y baja precipitación pluvial hace que haya déficit hídrico provocando la salinización de suelos.

FL.- Quiero referirme al origen de la conciencia ambiental. Yo diría que no hay conciencia ambiental. Si en las comunidades estamos exigiendo de nuevo una conciencia ambiental se debe a que sentimos el daño que ha ocasionado la contaminación. Ese sentimiento hace que nazca una conciencia ambiental en las comunidades pero no en las autoridades ni en las empresas.

Inti Raymi presenta su documentación bien hecha, donde dicen que respetan el medio ambiente, donde dicen que cuidan la tierra, cuidan el agua, yo creo que es totalmente falso: ¿quién ha revisado ese documento en el Ministerio? ¿Alguna autoridad lo ha revisado? Nadie, eso no es conciencia.

Para mí hay una complicidad entre las autoridades y los operadores, esa complicidad es la que mayor daño está haciendo. Si la autoridad tuviera un poco de conciencia, cuando el operador presenta su documentación, ésta debería ser revisada por las comunidades afectadas también, para ver si  lo que está diciendo es justamente lo que está ocurriendo, pero creen a la empresa y no  la denuncia de los comunarios.

Otra cosa es cuando decimos contaminación natural. La contaminación natural siempre ha existido. El arsénico, la sal que trae el agua es pues en la dimensión que la tierra lo necesita. ¿Una comida sin sal se puede comer?, ¡no!, entonces eso es lo que daba vida, es más o menos la necesidad de la tierra pero ahora se excede; cuando es demasiado salado, ¿se puede comer la comida?, ya no se puede comer, eso es lo que ocurre con la tierra.  La naturaleza es sabia, pero cuando se altera la naturaleza ahí vienen las consecuencias, ¿y esa alteración quién la hace?, el ser humano, no la naturaleza.

JG.- Sobre esta historia, contaminación natural o no natural, no hay que dejar entrar la duda en la mente. Existen en el ambiente elementos contaminantes: hay lugares que tienen flúor, otros que les falta yodo, otros que tienen exceso de arsénico, esa es una cosa que medimos, que conocemos. Si bien hay contaminación ambiental por estas fuentes, no es proporcional con la contaminación humana, y la diferencia está en factores de mil, diez mil, o cien mil. Los datos que existen en el altiplano de perforaciones en el lago Poopó muestran que en el pasado había sal, pero ahora hay antimonio, plomo, cadmio, zinc y toda una serie de elementos con niveles de concentración altísimos, como muestra el investigador Gerardo Zamora de la UTO en sus excelentes trabajos. Él propone para remediar el río de Huanuni explotar sus sedimentos, que contienen grandes concentraciones de partículas de estaño, que no son naturales, fueron puestas por los humanos.

En contrapartida, para la amazonía el ejemplo del mercurio es más complicado: hay mercurio en los suelos  amazónicos porque son muy antiguos, porque tienen óxido de hierro que se ha agarrado este mercurio por milenios. Pero ¿qué pasa en las últimas décadas?: es la actividad humana en la amazonía, es la quema, la deforestación, el aumento de la erosión en los valles, y si a eso agregamos  un poco de uso de mercurio en la pequeña minería como amalgama, lo que causa es la contaminación. Se debe tener conciencia que  estamos aumentando el problema a una dimensión que puede poner a las poblaciones en peligro. 

MM.- Quisiera referirme a lo que dijo nuestro compañero de Oruro. Ciertamente los estilos de desarrollo han venido profundizando los procesos de contaminación, pero también hay que reconocer algunos hechos y establecer algunas diferencias. Existen empresas transnacionales que han hecho grandes inversiones y que desde sus casas matrices están obligadas a cumplir con normas ambientales propias o vigentes en el país, porque han tenido problemas en diversos lugares del mundo; por esta razón han invertido mucho en tecnologías para controlar los niveles de contaminación. No voy a poner mis manos al fuego por ninguna, pero sé que algunas de ellas han desarrollado sus actividades de manera responsable con el medio ambiente. Por ejemplo, creo que no es justo echarle toda la carga de la contaminación a la empresa Inti Raymi; la falla de Inti Raymi no va por ese lado, sino  más bien por el lado de llevarse el capital natural de Oruro sin generar valor agregado, como verdadera riqueza.

Quisiera que admitamos que existe, además de empresas grandes como ésta, una cantidad de pequeñas empresas que extraen minerales y que no han adoptado ninguna tecnología limpia para desempeñar sus actividades. Existen muchas cooperativas que no han podido ubicarse dentro de las normas ambientales vigentes. Todas estas actividades mineras están produciendo pequeñas cantidades de desechos contaminantes, pero que en conjunto son importantes.

Quiero enfatizar que hay que ponerle muchísima atención a la contaminación producida por esa cantidad enorme de empresas que no tienen capacidad financiera ni técnica para extraer minerales dentro de las normas vigentes.

FL.- En realidad discrepo con lo que plantea. Las grandes empresas como Inti Raymi y Sinchi Wayra han utilizado muchos químicos: ¿dónde está ese residuo?, ¿se lo han llevado para decir que no están contaminando?, ¿para decir que los pequeños operadores mineros son los que más están contaminando? Una parte importante del territorio del altiplano boliviano, desde Kori Kollo hasta el lago Poopó, está totalmente salinizado. Antes no era así. Cuando yo era niño el lugar era vegetativo, se producía papa, quinua, chuño, el campesino no necesitaba más que comprar un poco de verdura para vivir. Hoy en día tiene que comprar todo porque esas tierras no producen nada.

Entonces, no tratemos de lavar las manos a las grandes operadoras mineras, porque se han llevado toda la riqueza, se han enriquecido y nos han dejado la basura más asquerosa que pueda haber. Esa es la rabia que tengo, eso es lo que saben los comunarios que viven ahí y no podemos ocultar. 

JCM.- Quisiera complementar lo expresado por Félix con algunos datos más. Tuve la suerte de hacer un trabajo de investigación sobre la operación del proyecto Kori Kollo de Inti Raymi. Entre los resultados más importantes se destaca que existen indicios del desvío del curso del río Desaguadero para abastecerse de agua. Si se prueba este hecho, sería el daño más grande en el que habría incurrido Inti Raymi, penado por la Ley 1333.  Un segundo aspecto es que a unos treinta kilómetros al sud de Kori Kollo, en el sector de Choro Choro, se ha generado una laguna cuyas aguas son fuertemente salinas, situación que ha ocurrido por los constantes rebalses de sus lagunas de evaporación e infiltración, laguna que tiene una altísima conductividad eléctrica que supera los 160.000 micro siemens por centímetro cuadrado. Una tercera situación que se ha presentado es la referida a la presencia de cianuro en sus pozos de monitoreo; la cantidad de cianuro encontrado es de 18 miligramos por litro, este dato es del año 1995; el límite permisible señala que no debe sobrepasar 0,2 miligramos por litro.

Pienso que la contaminación que ellos han generado ha sido fuerte en los primeros años, porque no había quien los controle. Operaron desde 1983, recién en 1992 se promulga la Ley de Medio Ambiente, obtienen su licencia ambiental en 1997 y como elaboran su auditoría de línea base, en ella declaran todos los pasivos ambientales acumulados por ellos mismos, por lo tanto después de la obtención de su licencia ambiental no son responsables de esos pasivos. 

GP.- Yo solamente quisiera decir que la idea de este diálogo no es determinar o juzgar a una empresa. Entiendo que pronto va a haber una auditoría ambiental a la empresa que permitirá aclarar las cosas y ojalá también las comunidades tengan la oportunidad de participar, porque si no aceptan su participación creo que el proceso no tendrá valor.

Veo que las comunidades originarias tienen sus culturas, se han adaptado a diferentes situaciones, al ambiente, a sus tierras y aguas, al salar, a su flora y fauna y han podido utilizar a su manera estos recursos. Ahora las comunidades viven cambios muy fuertes, cambios preocupantes. Está bien que den un grito de alarma por lo que está pasando con sus tierras, con sus aguas, pero, al mismo tiempo, la situación les está obligando a cambiar su cultura, a adaptarse, a ver nuevas posibilidades. Algo similar sucederá con los cambios climáticos, que también han sido causados por el hombre a nivel mundial.

En este sentido, las autoridades locales y las autoridades nacionales tienen la obligación de colaborar a las comunidades rurales, impidiendo que siga la contaminación por las operaciones y los pasivos mineros, y colaborando para superar los efectos de la contaminación sufrida y de los cambios climáticos.

 

CALIDAD Y CANTIDAD DEL AGUA

EF.- El agua dulce es uno de los bienes más importantes en la naturaleza, especialmente para los pobres, y su problemática se cruza con los cambios climáticos y la contaminación. ¿Cómo evalúan el estado de la calidad de agua en Bolivia, especialmente para consumo humano? ¿Podrían hacer una evaluación del riesgo de una paulatina disminución de la disponibilidad de agua dulce como efecto de los cambios climáticos?

Les propondría que a partir de esta entrada, Tania que tiene una mirada desde otra perspectiva y Marthadina que tiene una mirada desde lo urbano nos permitan ver otras problemáticas que a veces no son percibidas, especialmente el tema de agroquímicos que tal vez en impacto de vidas humanas es mucho más grave que la contaminación minera.

TS.- Hablar de la contaminación agrícola y contaminación con agroquímicos, es hablar de algo latente que parece invisible. Es un tema donde la influencia de las grandes empresas transnacionales se traduce en el ingreso de una gran cantidad de sustancias tóxicas bajo denominativos de no toxicidad; para esto compran conciencias de autoridades y también de intelectuales. Resalto que todo está viciado con la influencia que tienen las transnacionales a nivel del gobierno y a nivel del registro de sustancias tóxicas.

El agua es fundamental en la agricultura, y la agricultura es fundamental como fuente de alimento de la población actual y futura. El agua que no sólo es para uso agrícola muchas veces, además de estar contaminada por la minería,  está contaminada con residuos agro tóxicos.

Hace cuatro años se ha hecho un análisis del agua potable para la ciudad de La Paz y se han encontrado contaminantes orgánicos persistentes como el DDT, Aldrin, Dieldrín en dosis muy elevadas, entonces no sólo el agua para riego está contaminada, también lo está el agua para consumo humano.

Es de vital importancia trabajar el tema de agro tóxicos, de eso depende el derecho que cada uno de nosotros tenemos de comer alimentos no contaminados, el derecho que tienen los agricultores campesinos a trabajar en un ambiente saludable y no contaminado. Pero los agro tóxicos no solamente contaminan el agua, también los suelos están altamente contaminados.

Parecería que en la agricultura no existen pasivos ambientales pero existen. El año pasado, y hace dos años, se han hecho evaluaciones de plaguicidas obsoletos, considerados pasivos ambientales. En Bolivia hay aproximadamente 500 toneladas distribuidas en todo el territorio nacional, inclusive en Pando.  

FL.- En realidad los operadores mineros utilizan grandes cantidades de agua, y tal como señalaba el Ing. Montoya, han hecho desvíos en ríos para utilizar agua y también utilizan aguas subterráneas.

Tenemos un gran problema en el cañadón Antequera, donde se han cortado las venas de agua subterránea y ha desaparecido el agua; allí no hay ríos sino filtraciones de agua. El conflicto es cómo abastecerse de agua en esa cuenca. Hay solamente un pequeño lugar en el que está fluyendo un poco de agua y hay una constante pelea por ese recurso. Se ha pedido un estudio hidrogeológico para encontrar la respuesta ante la desaparición de las aguas, y nadie lo quiere asumir, ni las autoridades ni las empresas.

Esta situación hace que el problema del agua en las zonas mineras sea conflictivo. El Código Minero favorece a las empresas para utilizar el agua, entonces hay una contradicción de leyes. La Ley 1333 de Medio Ambiente promueve que el agua sea utilizada por todos, en beneficio de las comunidades. Entonces el problema del agua hace que los conflictos sean cada vez mayores.

Antes, las comunidades tenían pozos, en tiempos de sequía, como octubre y noviembre donde una mayor cantidad de agua hace falta, y ahora los pozos ya no tienen agua saludable, son aguas ácidas y aguas saladas. Por eso la única fuente de agua que queda en la zona es el río Desaguadero, que de alguna manera también viene contaminado por la actividad ganadera y humana.

¿Qué pasa cuando se consume algo contaminado?, se acumulan metales pesados; por ejemplo al consumir carne del ganado, aumentamos esta acumulación de metales pesados, causando, como nosotros creemos, enfermedades y muertes por cáncer. Aunque sabemos que hay que hacer estudios minuciosos para confirmarlo,  lo cierto es que lo que no ocurría antes ahora está sucediendo.

JG.- La problemática del agua y la vulnerabilidad de las poblaciones rurales es un tema muy importante. En las ciudades normalmente se tiene recursos que permiten una provisión de agua y en su caso una corrección para que sea potable. Por ejemplo, en La Paz gran parte del agua llega de Milluni, que es agua ácida y que tiene metales, pero con el tratamiento correcto el agua es de calidad. En Oruro, donde se han hecho pozos lejos de la ciudad, llega al usuario agua que es correcta.

Un primer elemento a considerar en la vulnerabilidad es que las poblaciones rurales que están alejadas no tienen los recursos para hacer los análisis y los tratamientos del agua, dejando a los pobladores expuestos a riesgos. El segundo elemento es que es mucho más fácil para poblaciones grandes y con recursos resistir a las presiones que se mencionaron antes, provenientes de operadores mineros u otros con poder económico, mientras que los pobladores rurales quedan expuestos a fuentes de contaminación  más fácilmente.

Con relación al recurso agua y los cambios climáticos, puedo decir que de acuerdo a estudios de colegas en el IRD, que trabajan desde hace unos 25 años en la cordillera Real, se observa que los glaciares dan más agua porque están desapareciendo, se están derritiendo, pero una vez que se acaben, habrá una reducción de la disponibilidad de agua tanto en La Paz como en El Alto y en otras comunidades de la cordillera. Es un tema preocupante no únicamente aquí en Bolivia sino también en Perú y en Ecuador. 

JCM.- Estoy  de acuerdo con la afirmación que en las ciudades por lo menos hay tratamiento de aguas para el consumo, pero los métodos de tratamiento de aguas servidas no son eficientes, así por lo menos se observa en la ciudad de Oruro. En el área rural, especialmente en occidente, no se trata el agua antes del consumo y la calidad de la misma es mala. Se ha encontrado la presencia de metales pesados, por ejemplo el arsénico, que es uno de los elementos químicos más contaminantes, alcanza a doscientas veces más de lo permitido, y esta agua se consume y se usa para riego.

La minería usa grandes cantidades de agua y al verterla hacia los cuerpos de agua tiene presencia de  metales pesados,  afectando vertientes y aguas subterráneas. Por ejemplo en Huanuni, algunas vertientes tienen un pH de 7, mientras que en el sector de Pacopampa el agua tiene 3,7 de pH; esa agua es usada para riego de cultivos como la alfalfa y haba, que también consumen los pobladores.

En la agricultura los contaminantes son orgánicos y persistentes. En la minería se puede hacer tratamiento de aguas, pero en el caso de los contaminantes orgánicos persistentes, provenientes de pesticidas, plaguicidas, fertilizantes químicos no hay métodos de tratamiento o son mucho más complicados.

La generación de aguas servidas en las ciudades es un problema que va creciendo, y los sistemas de tratamiento a través de lagunajes no son eficientes. De la misma manera las industrias generan aguas contaminadas como las curtiembres que echan aguas con ácido sulfúrico. Lo lamentable en Oruro es que cada una de las actividades, sean mineras, industriales, agropecuarias e inclusive de uso doméstico, son descargadas al lago Uru Uru y al lago Poopó.

Con relación a la disponibilidad de agua, me llama la atención que empresas como la Cervecería Boliviana Nacional Huari, utilizan agua de primera calidad sin pagar nada al Estado. A la disponibilidad de agua también afectan los cambios climáticos y se observa una disminución de las aguas subterráneas y superficiales. Por ejemplo, el Sajama, que es prácticamente el centro de vida de todos los pobladores de esa zona, perderá toda su nieve en los próximos treinta o cuarenta años.

Finalmente, debo mencionar que es inconcebible que sigamos con una ley de aguas que data de 1906. Una tarea muy importante es una nueva ley adecuada a nuestra realidad.

MM.- Se mencionó que en las ciudades el agua potable está bajo control, esto es cierto en parte. Cuando el agua procede de fuentes de aprovisionamiento formal es así; pero si proviene de pozos o de agua de fuentes naturales, no. Al evaluarse la calidad  del agua de manera puntual se ha constatado que el 100 por ciento de muestras estaban bacteriológicamente contaminadas. Esto se debe a que la población suele construir asentamientos irregulares en zonas sin posibilidad de conexión a las redes de alcantarillado. De esta manera se contamina el agua subterránea.

A esto se adicionan dos problemas: el de las piletas públicas, donde llega agua potable, pero  los envases en que se transporta el agua pueden estar sucios; y el de la falta de mantenimiento de las redes de agua potable, donde se puede mezclar el agua potable con aguas servidas, o bien,  con partículas de plomo cuando ha habido trabajo de plomería en los domicilios particulares.

Sobre la tendencia a la reducción general de la disponibilidad de agua dulce por el cambio climático, a mi modo de ver hay dos riesgos: uno es el riesgo de conflagración bélica por el control del agua -Bolivia es, pese a los procesos de reducción de nieves, relativamente privilegiada en  agua dulce y podríamos estar en la mira, una vez más, de países vecinos-; un segundo riesgo es la reducción de la capacidad de carga de los ecosistemas -un elemento fundamental de la capacidad de carga es el recurso agua y si éste disminuye como sucede ahora, como consecuencia de los cambios climáticos, afectará la vida misma de miles de pobladores, ya sea por recurrir a fuentes contaminadas o por transmisión de enfermedades del agua.

 

CRECIMIENTO URBANO Y CONTAMINACIÓN 

EF.- El crecimiento urbano y la contaminación son  temas visibles en grandes manchas urbanas; sin embargo están comenzando a ser cada vez más importantes en poblaciones que aparentemente son pequeñas y con una menor capacidad de acción para enfrentar el problema. En el caso de El Alto las plantas de tratamiento de aguas han sido sobrepasadas, nos comentaban que lo mismo sucede en Oruro, ni qué hablar de la explosiva combinación entre desechos mineros y desechos domésticos en Potosí. Más aún han aumentado las contaminaciones: acústica, por desechos sólidos, del aire. Es triste ver que las bolsas plásticas en nuestro país se han convertido en parte de nuestro paisaje y habría que preguntarnos qué podemos hacer al respecto.

Como mencionaba, la creciente urbanización de nuestro país ha incrementado la contaminación urbana, que afecta al mismo espacio urbano y a los espacios rurales aguas abajo. ¿Cómo llegar a un movimiento motivado y participativo para combatir esta tendencia destructiva y amenazante para las futuras generaciones? ¿Cómo se podría integrar a los afectados en el sistema de decisiones? 

MM.- Hay una primera motivación que es el mejoramiento de la calidad de vida. La calidad ambiental es un elemento muy importante de la calidad de vida, y vivir en un hábitat saludable, en un hábitat ameno y seguro, es sin duda alguna parte de las condiciones ambientales bien valoradas por toda la población. Si las condiciones ambientales no son las adecuadas, la situación se torna peligrosa para los grupos de población más vulnerables, y en particular para la salud infantil. Si a esto se suma la inseguridad y la delincuencia, entonces la principal motivación debería ser el mejoramiento de esas condiciones de vida de las poblaciones.

Alguna vez ustedes se habrán preguntado por qué las tasas de mortalidad infantil son  elevadas en las ciudades de Bolivia, en comparación con otras del mundo. Lo cierto es que esas tasas promedio ocultan las enormes diferencias de zona a zona. En las zonas donde habitan poblaciones de bajos ingresos esas tasas de mortalidad infantil son más altas, lo mismo que en las zonas rurales. Y esto porque los organismos desnutridos son más propensos a infecciones por la contaminación bacteriológica; infecciones que les debilita sus reducidas defensas y los hace más vulnerables a una recaída. De esta manera la población infantil pobre se ve conducida a una espiral que termina en la muerte.

Otra motivación debería ser mantener las condiciones ambientales a las que las poblaciones están adaptadas. Tenemos muchos ecosistemas y diferentes condiciones ambientales en esos ecosistemas. Los estudios antropológicos nos dicen que todas las poblaciones estaban perfectamente adaptadas hasta hace 10.000 años. Pero los procesos de urbanización, sobre todo desde hace unas pocas generaciones, han introducido nuevas tecnologías, nuevas modalidades del uso del espacio urbano, nuevas presiones sobre el hábitat urbano, nuevas sustancias químicas en productos de consumo. Por consiguiente han surgido muchos problemas, como el crecimiento urbano descontrolado y el hacinamiento, la contaminación del agua y alimentos, la coexistencia con animales domésticos, y una lista enorme de problemas propios de las zonas urbanas. Y sabemos desde Hipócrates, que los  procesos de enfermedad y salud son el resultado del estilo de vida, la ingesta alimentaria y el medio ambiente.

TS.-Para comentar la pregunta sobre cómo generar un movimiento motivado y participativo para combatir la problemática de la contaminación, quiero compartir el tema que trabajamos. Nosotros como institución consideramos que es importante hacer una difusión de la información pero de manera asertiva, es decir, que aquellos que teóricamente están produciendo la contaminación, sean también protagonistas de la solución. Nosotros tenemos un método que se llama monitoreo comunitario, donde ellos ven los problemas y también generan las soluciones, bajando la información científica hacia los más vulnerables, que en este caso son las poblaciones rurales.

La contaminación agrícola afecta en el medio urbano cuando los alimentos están contaminados bacteriológicamente, produciendo enfermedades e intoxicaciones agudas, pero lo que es peor, cuando la contaminación es con agroquímicos y plaguicidas, no solamente genera  efectos nocivos, sino produce efectos crónicos mucho más complicados.

Como decía antes Eduardo parecería que no pasa nada con la contaminación agrícola, sin embargo tenemos muchos casos de muertes, tenemos casos de malformaciones, tenemos casos de todo tipo de cánceres que probablemente se sientan más en poblaciones vulnerables en el área rural por el tema nutricional que mencionó Marthadina. 

JG.- Desde una perspectiva de ciudadano más que de investigador, pienso que al humano moderno le gusta vivir en la ciudad porque encuentra más interacción, más posibilidad de trabajo, más desarrollo, no sé, un montón de cosas. Por otro lado tenemos que ser capaces de aceptar más reglas para vivir armoniosamente en la ciudad.

Estoy impactado con La Paz, donde vivo hace cuatro años y medio, por la dificultad que hay para hacer inversiones. Por ejemplo, vivo en un barrio privilegiado, y para tratar las aguas servidas seguro que los vecinos de este barrio aceptarían invertir a largo plazo y así mejorar las condiciones de la zona. Creo que hay una toma de conciencia que los políticos tendrían que poner al centro del debate social. 

JCM.- Dentro del crecimiento urbano yo identifico dos problemas grandes: la escasez de agua y el incremento de los residuos sólidos, pero específicamente voy a referirme a la escasez de agua.

La población rural, como alguien decía, se está volcando a las ciudades y las áreas rurales están quedando despobladas; este proceso incrementa la demanda de agua. Por ejemplo, en Oruro, estudios muestran que hay reservas solamente para los próximos diez años.

Por otro lado, también existe un problema de planificación del crecimiento, por lo menos en Oruro no existe un Plan de Ordenamiento Urbano Territorial y eso ha dado lugar en muchos casos a conflictos socioambientales. El caso más reciente fue el de Samco con sus vecinos. Esta empresa que fabrica ácido sulfúrico estaba asentada en pleno centro de la ciudad de Oruro y los vecinos exigían su reubicación. Como no se tiene una adecuada planificación los conflictos son constantes, pese a que la norma sectorial como el RASIM, promulgada en el año 2002, señalaba que la Alcaldía Municipal debería contar con un POUT en un plazo máximo de cinco años, situación que no fue cumplida por las autoridades municipales.

Finalmente, creo que nos estamos olvidando de la contaminación orgánica que produce el excesivo consumo de medicamentos, o los alimentos preparados con hormonas. Esa contaminación orgánica, o trazas orgánicas como se llama, será un problema mayor en el futuro, generando distintas enfermedades. 

GP.- Hablemos también sobre algo positivo que estamos viviendo actualmente, por ejemplo en relación a la educación ambiental. Existen personas, instituciones, establecimientos educativos muy activos. Se está creando un movimiento ambiental en el que el aporte de los jóvenes es fundamental.

Sin embargo, me parece que quedarnos a nivel de la educación no es suficiente para enfrentar esta problemática ambiental. Por un lado, se tiene que sancionar a los infractores de las leyes, pero por el otro lado deben existir sanciones positivas, es decir incentivos. Por ejemplo, hay gente que se dedica a la forestación como aporte para mejorar la vida, el medio ambiente, el derecho fundamental a un ambiente sano. Las autoridades y el gobierno tienen la inmensa tarea de incentivar esta clase de actividades.

Se podría dar otros ejemplos similares. Sólo quiero decir que la urbanización, que sin duda crea problemas, al mismo tiempo ofrece una serie de oportunidades, algunas de las cuales ya se están aprovechando.

MM.- Creo que es importante que los municipios y la población en  general  tome en consideración que el Estado no es el único responsable y cuidador del medio ambiente. Somos todos responsables porque todos estamos involucrados en la contaminación que producen nuestras actividades.

En primer lugar, necesitamos tener acceso a información que nos permita conocer los problemas y relacionarlos con las causas que los originan.

En segundo lugar, necesitamos organizarnos: una sociedad madura es una sociedad organizada, y se puede recurrir a instancias participativas para que se canalicen las iniciativas. En las urbes existen muchos recursos derrochados, hay un potencial enorme en capacidades, ingenios, destrezas, iniciativas que para movilizar; un ejemplo de instancia son los Consejos Ecológicos que podrían estar conformados por los jóvenes, las mujeres a nivel de zonas, etc. Otro ejemplo es un Centro de Atención Primario Ambiental, fortaleciendo las unidades ambientales en prefecturas y municipios para que no se limiten a recepcionar denuncias. Es necesario crear canales de coordinación con las comunidades para diálogos directos participativos y recoger iniciativas para resolver problemas y conflictos ambientales.

Y en tercer lugar, creo que la clave es el acceso a la información ambiental para tener una participación bien informada. Los procesos participativos se desgastan en conflictos irresolubles si las personas no disponen de información fidedigna. Para que la población tenga acceso a la toma de decisiones a través de procesos participativos, es necesario que esté bien  informada.

TS.- Con relación a lo que dijo el colega del CEPA, quiero compartir nuestra visión en el área agrícola sobre el tema ambiental. El tema está siendo encarado ya desde hace cuatro años en educación primaria; hemos ingresado en la currícula con el tema transversal de medio ambiente, con el tema de plaguicidas y agricultura ecológica o sostenible, y capacitado previamente a los profesores.

También trabajamos con comités de vigilancia en plaguicidas, experiencia que podría pasarse a otros ámbitos. Estos comités de vigilancia en plaguicidas se han conformado en varios municipios en Cochabamba y son ellos, como decía Marthadina, los guardianes, los que vigilan qué plaguicidas extremada o altamente tóxicos no deben entrar en su comunidad.

JCM.- Con relación a las acciones positivas a favor al medio ambiente señalo los siguientes aspectos:  con sus deficiencias, tenemos una normativa ambiental y el cuidado del medio ambiente está presente en la nueva Constitución Política del Estado, ese es un gran avance.

Por otro lado, tenemos una estructura de autoridades ambientales tanto a nivel nacional como a nivel departamental y municipal, tal vez no es perfecta, pero está ahí. Hay movimientos ambientales, de varias instituciones, ONG u otras que están destinando recursos para hacer difusión, generar información y apoyar a los mismos afectados para que ellos puedan exigir el cumplimiento de sus derechos. También se observa que el tema ambiental se está incorporando tanto en la currícula de las universidades como también de las escuelas; es más, en las universidades están creando carreras de Ingeniería Ambiental.

Un aspecto muy importante es la ejecución de las auditorías ambientales: la que se realizó a Transredes por el derrame de petróleo en el río Desaguadero y la que se ejecutará al proyecto Kori Kollo de Inti Raymi son ejemplos muy importantes en la mejora de la gestión ambiental.

Otra situación muy importante y valiosa es que las comunidades se están organizando y a la vez incidiendo en las políticas de los gobiernos.  Félix hablará más sobre ello. 

FL.- Desde 2007 que hemos avanzado mucho en cuanto a las demandas que hemos planteado. Con esfuerzo, inclusive con marchas, hemos logrado que Huanuni sea declarada zona de emergencia ambiental; ya hay un decreto. Ese decreto nos permite exigir acción a cualquier gobierno que pueda pasar.

 

SOCIEDAD Y CONTAMINACIÓN  

EF.- El imperio romano tenía una costumbre que era endulzar el vino con plomo y estaban muy felices porque no sabían el efecto que provocaba en su salud. Esta anécdota muestra que lo más importante es tener consciencia de que la contaminación es un problema para nuestra vida.

En esta materia hay grandes avances, se ha mencionado la normativa, la capacidad institucional, acciones cívicas, acciones ciudadanas. También debo añadir como dato el número creciente de noticias sobre contaminación en los medios, que ponen el tema en la agenda pública incrementando tensiones y demandas.

Dos elementos importantes para la discusión son: las tensiones entre la necesidad de desarrollo y la contaminación y, por otro lado, la normatividad, que en su momento, yo diría, era buena pero con una necesidad de mejorar y de adaptarse al nuevo contexto y a las nuevas demandas.

Traigo a colación una frase que dijo Jane Goodall, una de las conservacionistas más famosas en vida, cuando le pregunté qué mensaje le daría al presidente Evo Morales: “Quisiera conocer al Presidente, porque me gusta hablar de corazón a corazón, pero como no lo conozco sólo puedo decir que Evo Morales es hoy el héroe de todo el mundo por proponer que se vele por los derechos de la madre tierra, espero solamente que también sea el héroe de sus nietos”. ¿Qué nos decía con esa frase? Que valen más las acciones que los discursos, ya que las futuras generaciones nos van a juzgar por lo que hemos hecho o hemos dejado de hacer.

En este grupo creo que podemos dar algunas ideas de cómo ayudar a construir una legislación que no sea solamente punitiva, sino más bien de generación de incentivos, como decía Gilberto. 

JG.- Hemos visto muchas crisis ambientales en el Norte porque se han observado mejor y porque la producción se hacía en el Norte: la catástrofe de Minamata, Japón, bahía donde vertieron toneladas de mercurio y mataron a miles de personas; o la contaminación nuclear en Chernovil, Ucrania. Las crisis que hemos visto en países desarrollados, es muy probable que en un futuro las veamos aquí en Bolivia o en otros países en vías de desarrollo. Lo que se debe  cuidar mucho es la relocalización de los procesos de producción, que tienden a migrar del Norte al Sur.

Adicionalmente la presión de los mercados del Norte, de los países desarrollados sobre los países en desarrollo, obliga al Sur a tomar conciencia de los problemas ambientales, a hacer normas, cumplirlas y hacerlas cumplir; si eso tiene consecuencias como subir un poco los precios de las cosas hay que hacerlo, imponerlo a los que tienen más dinero para comprar porque si no lo hacemos hoy, mañana será tarde. Es necesario pensar dos veces antes de aceptar, por ejemplo, una fundición de plomo, que se sacó de otros países porque es contaminante, y que prácticamente se la instala aquí porque se necesita el dinero que produce.

JCM.- A manera de conclusión  considero que la conciencia ambiental es muy importante. Inclusive aquí en los mercados podemos ver vender a los kallawayas productos con arsénico como viagra andino y creo que algunos adquieren el producto sin saber su riesgo. También otro avance, y que considero un factor determinante, es la consulta a los comunarios para el uso de sus recursos naturales. Antes se daba por hecho de que las comunidades debían aceptar todo.

Como mencioné antes, la legislación tiene grandes avances; en la nueva Constitución Política del Estado, por ejemplo, se establece preceptos clave como la imprescriptibilidad de los delitos ambientales, el derecho a un ambiente sano, el tribunal agroambiental y otros que significan un gran salto para cuidar el medio ambiente.

Luego, es importante la generación de leyes, por ejemplo la de aguas y la de biodiversidad, que hasta la fecha no han podido ser consensuadas;  es necesario contar con sus reglamentaciones definiendo límites de permisividad para aguas, suelos, plantas, alimentos, animales, etc.

Por otro lado, pensar en incentivos es importante. Por ejemplo, que cuando un ciudadano plante árboles pueda recibir una rebaja en sus impuestos; o que cada universitario y cada escolar al momento de salir bachiller o titularse deba plantar tres o cuatro plantines. 

Luego, se ha hablado de lo que es la contaminación natural y antrópica y en esto comparto plenamente cuando se dice que hay contaminantes naturales, es cierto, pero la diferencia, entre unos y otros, es abismal. La actividad humana es la que genera la mayor contaminación, y en Bolivia fundamentalmente la minería.

Finalmente, considero que es muy difícil revertir la contaminación, a lo sumo se la podrá parar. Debemos tomar muy en serio la situación, estudiar el desarrollo de la vida en condiciones extremas es una necesidad que no hay que descuidar, puesto que ello se viene muy pronto. Si no se generan acciones que paren el uso excesivo de los recursos naturales no podremos asegurar la sobrevivencia de nuestros hijos en el futuro. 

FL.- Voy a hablar desde la organización que estoy presidiendo. El logro que se ha obtenido con el decreto que declara a Huanuni como zona de emergencia ambiental, está favoreciendo a los cuatro municipios que habíamos planteado, pero como menciona la Asociación de Municipios de Oruro (AMDEOR) en el periódico La Patria de Oruro, este esfuerzo alcanzará ahora a otros diez municipios.

La conciencia sobre el medio ambiente está naciendo y está avanzando a pasos gigantescos, eso es lo que yo percibo; y es necesario seguir avanzando hasta lograr los objetivos, y ¿cuál es el objetivo?: parar la contaminación. 

MM.- Creo que la compatibilización entre objetivos ambientales y objetivos económicos es un tema pendiente. Bolivia necesita de crecimiento económico pero no es cierto que deberíamos pagar un costo altísimo por la degradación ambiental que este crecimiento ocasiona. Admitir esto nos puede llevar a  conclusiones muy peligrosas para el país: que porque somos un país pobre debemos aceptar inversiones extranjeras contaminantes, o tolerar niveles de nocividad que menoscaban la salud de las personas en el mediano y largo plazo; eso no puede ser admisible bajo ningún punto de vista.

Creo que se puede tener un estado fuerte, agresivo y con una posición muy clara respecto a lo que significa la salud ambiental; tener instituciones que se encarguen de hacer cumplir las normas ambientales vigentes, estrategias participativas de salud ambiental. Y si hay proyectos que amenazan con ocasionar daños ambientales irreversibles, aplicar el Principio Precautorio (esto es, si no hay información suficiente, es mejor abstenerse de hacer algo), porque el costo para el país es muy alto en términos de salud y vidas humanas. Debiéramos tomar decisiones para proteger nuestro recurso más valioso: el capital humano.

Pienso una vez más que la clave de todo es la organización en torno, por ejemplo, a alianzas que permiten aprovechar las sinergias de los recursos que existen a nivel local, capacidades, destrezas, ingenio, iniciativas. Debiéramos recordar que en todos los países donde se ha dado respuestas a problemas ambientales específicos y finalmente han tomado la forma de políticas ambientales es porque el desarrollo de la conciencia ambiental ha permitido a las poblaciones organizarse a partir de problemas concretos para exigir una solución. Sin esta presión, las autoridades no iban a incluir los temas en sus agendas políticas. Ahora que el rol del Estado cambió, debemos tomarnos a cargo a partir de una conciencia ambiental madura; no esperar a pasar por calamidades ambientales, enfermedades o pérdida de vidas. Creo que aún estamos a tiempo para organizarnos en alianzas con todos los actores locales, nacionales e incluso internacionales, para emprender programas y proyectos de mejoramiento ambiental a nivel local que es el nivel donde se conocen las necesidades, las limitaciones y donde se viven día a día los problemas ambientales. 

TS.- Finalmente yo quisiera decir que sin lugar a dudas el tema de la contaminación agrícola repercute en la seguridad alimentaria, viola el derecho a vivir en un ambiente saludable, siendo los más vulnerables los niños, las mujeres y los ancianos del área rural.

Entonces yo aliento, agradezco y felicito al PIEB por esta iniciativa y por haber incluido dentro de lo que es el problema ambiental, el tema de la contaminación agrícola. Estamos trabajando en contaminación de suelos, de agua, pero lo que se está detectando simplemente es la punta de un iceberg.

Si no trabajamos con las nuevas generaciones en el tema educativo, en el tema ético y en el tema moral relacionado con el tema ambiental vamos a tener consecuencias graves.

GP.- Un agradecimiento a todos. Hemos hablado sobre muchos temas. Todos estamos metidos en el problema ambiental y venimos de contextos muy diferentes: académicos, organizaciones sociales, pero hemos hablado el mismo lenguaje. Hemos defendido al ser humano, a la sociedad, pero creo que también hemos hablado por los que no tienen voz, las futuras generaciones. Hemos tomado la defensa de la madre tierra, que tampoco tiene voz, y que incluye a todos los elementos de lo que denominamos medio ambiente.  Muchas gracias.

 

Notas

Eduardo Forno es biólogo. Actualmente dirige Conservación Internacional en Bolivia. Correo electrónico: eforno@conservation.org
Gilberto Pauwels es atropólogo. Dirige, en Oruro, el Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA).Correo electrónico: gilbertopauwels@hotmail.com

 

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CULTURA

 

Entre la historia y la literatura: Carlos Montenegro y la representación de la realidad

 

Between history and literature: Carlos Montenegro and the representation of reality

 

 

Javier Sanjinés C.1 

T’inkazos 15, 2003, pp. 283-291, ISSN 1990-7451

Fecha de recepción: junio de 2003
Fecha de aceptación: agosto de 2003

* Artículo publicado en T’inkazos 15, de octubre de 2003.

 

 


El autor revisa los diferentes episodios de Nacionalismo y coloniaje, y muestra la estrecha relación que Montenegro estableció entre la historia de Bolivia y géneros literarios como la epopeya, el drama, la comedia y la novela. El recorrido concluye que este ensayo no supera el colonialismo que ataca y denuncia, y está lejos de representar la múltiple y disonante realidad boliviana de movimientos sociales que reclaman su derecho a existir.

Palabras clave: Historia / literatura / géneros literarios / crítica literaria / historiografía / identidad nacional / nacionalismo


This article reviews the different episodes in Nationalism and the colonial regime to show the close relationship Montenegro established between the history of Bolivia and literary genres such as the epic, drama, comedy and the novel. The review concludes that, far from representing the multiple and dissonant Bolivian reality of social movements demanding their right to exist, this essay does not escape the colonialism it attacks and denounces.

Key words: History / literature / literary genres / literary criticism / historiography / national identity / nationalism


 

 

Aunque ha sido poco estudiado, uno de los aspectos más interesantes de Nacionalismo y coloniaje2, ensayo que le sirvió a Carlos Montenegro para promover el conocimiento de la ideología del “nacionalismo revolucionario”, es el empleo de los géneros literarios con el propósito de organizar y de dar sentido a las diferentes etapas de la historia boliviana. Este modo de aproximación a la historia, a través de los distintos géneros literarios (epopeya, drama, comedia, tragedia y novela), es una manera de pensar la cultura que viene de una larga tradición europea3. De Tucídides a los estudios sobre la nueva ciencia, de Giambattista Vico, grandes historiadores, interesados en darle un sólido contenido literario a sus investigaciones, reflexionaron la literatura desde un punto de vista histórico. Sin embargo, esta mirada de la historia bajo el prisma de la literatura, y, viceversa, de la literatura bajo una óptica histórica, no es tenida en cuenta por la gran mayoría de los historiadores y de los cientistas sociales, quienes prefieren mantener apartados los diferentes campos de estudio. Incluso buena parte de la crítica literaria prefiere no confundir la literatura con la historia o con la sociología. Recuerdo que cuando iniciaba mi labor crítica en la década de los setenta, un conocido intelectual me aconsejó que, si quería tener éxito en la actividad académica, debía necesariamente elegir entre la sociología o la literatura, y olvidarme de combinarlas en mi trabajo de investigación. La advertencia de este amigo coincidió en ese momento con el juicio de mi propia madre, quien también notaba que mis trabajos no eran estrictamente literarios. Para ella, que yo hubiese dejado el ejercicio del derecho para dedicarme a la literatura resultaba ser ya suficiente “mal negocio” como para seguir “haciendo locuras”, entrometiéndome ahora en temas sociológicos y políticos que, aparentemente, no tenían mucho que ver con el estudio de las letras. Con el transcurso de los años, debo admitir que estas críticas no fueron tan infundadas como entonces me parecieron, aunque, como se verá en este trabajo, la disyuntiva entre mantener apartadas las disciplinas o producir estudios que las relacionen, me sirve hoy para darle al tema de este ensayo un giro diferente. Me explico: no es que piense que son erróneos los vínculos entre las ciencias, o que admita que la autonomía literaria deba ser absoluta, sino que tengo la impresión de que el apego a las coordenadas espacio-temporales de las grandes construcciones sistémicas de Occidente puede entorpecer la comprensión de sociedades dependientes y profundamente fragmentadas como la nuestra. En tal sentido, y puesto que de conocernos se trata, el apego, la mayoría de las veces superficial, a la historia o a la alta cultura letrada de Occidente, puede incluso impedir la adecuada comprensión de nuestro ser. Emito este juicio a propósito de Nacionalismo y coloniaje, ensayo que, a mi juicio, no supera el colonialismo que ataca y denuncia, porque su inclinación a la cultura occidental le impide observar con igual detenimiento las disparidades y las disyunciones que caracterizan a la sociedad boliviana.

Pero antes de abordar críticamente Nacionalismo y coloniaje, quisiera decir algo más sobre la relación entre historia y literatura. Erich Auerbach, cuyo libro Mimesis (1968) se ubicó en la época de los sesenta entre los ensayos críticos más importantes del siglo veinte, asigna al trabajo filológico la tarea de revisar minuciosamente los documentos del pasado, con el objeto de no tergiversar la perspectiva histórica de la época y de la sociedad que el filólogo debe estudiar con el mayor cuidado. Auerbach, quien tradujo a Vico al idioma alemán, quedó profundamente influenciado por éste, particularmente por su teoría de la unidad de los períodos históricos. La nueva ciencia de Giambattista Vico era el arte de leer los poemas heroicos griegos no como si hubieran sido escritos bajo el peso del racionalismo del siglo dieciocho, sino como el producto de un momento histórico dominado por la metáfora y la poesía, no por la lógica deductiva, en la construcción de la realidad. Para un filólogo de la talla de Auerbach, hablar de epopeya o de tragedia obligaba al investigador a adentrarse no sólo en el sentido profundo de los géneros, sino también en el de toda la sociedad que se escondía detrás de estas grandes manifestaciones literarias. Para la filología historicista europea, sociedad y literatura debían coincidir plenamente, tanto en la interpretación como en el método. El método era intuitivo porque no era posible ingresar en el estudio de la sociedad sin antes intuir, a través de la imaginación histórica, lo que la vida estudiada debió haber sido. De este modo, como Dilthey y Nietzsche lo sugieren, la interpretación histórica es una auténtica proyección del “yo” en el mundo analizado.

Describo brevemente esta tradición filológica para señalar el rigor y la seriedad con que se construyeron las tradiciones culturales histórico-literarias que interpretan los diferentes momentos constitutivos de Occidente. ¿Sucedería lo propio cuando tratamos de pensarnos a partir de realidades históricas y culturales diferentes y hasta contrastantes? ¿Podrá uno interpretar las sociedades del Tercer Mundo desde las mismas categorías mentales con las que se pensó y aún hoy se piensa la realidad europea? ¿No estaremos ejercitando una violencia epistemológica sobre el objeto de estudio? Me hago estas preguntas en la medida en que relaciono la historia y la literatura con Nacionalismo y coloniaje.

Escrito en 1943, el ensayo de Montenegro buscaba “la verdad del devenir boliviano” (p.13), alejándose del criterio anti-bolivianista de la historiografía oficial que, al interpretar la realidad desde el punto de vista de la oligarquía liberal, había olvidado que el pueblo es la fuente nutricia de lo nacional. De este modo, si el criollaje oligárquico liberal —la anti-nación— no pudo superar el colonialismo, sino que lo reprodujo, era hora de forjar una nueva construcción social que representase los intereses de los sectores populares: la nación. En este proceso, en este devenir histórico, resulta instructivo comprobar que Montenegro recurrió a la dialéctica entre la epopeya y la novela para indicar el derrotero que debió seguir el proceso de la construcción nacional.

Es claro que Montenegro anticipó, en 1943, el análisis de la nación desde una propuesta latinoamericana mucho más radical: la de la teoría de la dependencia, ligada al pensamiento crítico elaborado en América Latina durante las décadas de los sesenta y de los setenta. Pero pensado en un momento populista en que la teorización geopolítica del Tercer Mundo no estaba todavía desarrollada, me parece que uno de los aspectos más conflictivos del texto de Montenegro es precisamente ése, de la dialéctica entre epopeya y novela, dialéctica que supuso, en mi criterio, que el autor de Nacionalismo y coloniaje eligiese explicar lo propio sin poner en tela de juicio el empleo de coordenadas histórico-literarias ajenas. De este modo, Montenegro se propuso combatir la opresión social y económica en que había caído el país, producto del entreguismo de sus clases altas, con un proyecto intelectual de liberación que no fue lo suficientemente audaz como para cuestionar el historicismo europeo y sus premisas epistemológicas. Por ello, me parece que Nacionalismo y coloniaje no rompió con el “colonialismo cultural” que hasta el día de hoy impide que tomemos conciencia de que pensar en América Latina no es lo mismo que pensar en Francia, Alemania o Inglaterra. Es cierto que Montenegro se quejó muchas veces de aquéllos que copian modelos abstractos ingleses y franceses, y que no ven las “arenas calientes” (p. 100) de lo propio, pero el autor, que ve la paja en ojo ajeno, no pudo tomar conciencia de que su propio ensayo emplea coordenadas temporales europeas que, como veremos luego, no se acomodan plenamente al análisis de la realidad boliviana. Así, muy pronto el ensayo, que comienza con una interesante discusión “local” del efecto que los pasquines —formas precursoras del periodismo boliviano— tuvieron en la construcción de la conciencia ciudadana, adopta la epopeya griega como “lugar de enunciación” de los gobiernos post-independentistas de Santa Cruz y de Ballivián. De este modo, me pregunto qué consecuencias tendría pensar nuestra historia republicana desde esa “unidad originaria” que es la epopeya.

Nacionalismo y coloniaje se organiza en episodios históricos, calificados por los distintos géneros literarios: comienza con los precursores de la independencia, un poderoso movimiento revolucionario (p. 46) que se desmoronó porque no logró superar la división de la sociedad en castas que caracterizó la época de la Colonia (p. 45). De este modo, a la revolución de la Independencia le siguió una dudosa paz en la que las clases sociales reprodujeron las contradicciones de la Colonia (p. 46), particularmente la “influencia póstuma de la mentalidad monárquica sobre las clases subordinadas” (p. 48). En esta etapa, que expulsó a los mestizos del gobierno (p. 49), y en la que desapareció la figura de Pedro Domingo Murillo, se esfumó también la función de los pasquines que, hasta entonces, llegaban “a los núcleos nerviosos del alma colectiva” (p. 51), y que “moldeaban el mensaje de acuerdo con el sentimiento y los anhelos populares” (p. 52). En efecto, el periodismo republicano perdió fuerza y no pudo traducir los anhelos públicos.

A esta etapa de los precursores, le siguió la de la “epopeya”. Bolivia comenzó a vivir su épica nacional con el Mariscal Andrés de Santa Cruz, personaje histórico en cuya figura “se consumó un proceso dialéctico” (p. 86) porque “representó la síntesis de la contradicción política en que Sucre representa la tesis y Blanco la antítesis” (p. 86). Santa Cruz, la síntesis racial tan anhelada, “el mestizo con sangre de príncipes y caudillos indios” (p. 91) fue para Montenegro el “mestizo ideal”, la representación personificada de la unidad nacional, promovida originalmente por las campañas periodísticas de los pasquines mestizos (p. 91). Si “el brazo del Mariscal conmovió como cable eléctrico el cuerpo de la República” (p. 92), es claro que su naturaleza mestiza le permitió dejar de lado los modelos ingleses y franceses, las “miradas de afuera” (p. 100), para concentrarse en lo nuestro, como también lo hizo ese otro gran boliviano que fue José Ballivián, el héroe épico de la batalla de Ingavi. Juntos, Santa Cruz y Ballivián —véase cómo va organizándose en el pensamiento de Montenegro la propuesta criollo-mestiza de lo nacional— constituyeron la epopeya que, lamentablemente, no fue seguida por el periodismo republicano; en efecto, éste, que no llegó a las masas (p. 104), se forjó bajo el pensamiento abstracto de letrados que se mantuvieron alejados del sentir nacional (p. 105).

Los letrados, que “dejaron a Bolivia decapitada” (p. 109), permitieron que la masa popular “terminase en convulsiones y sacudidas inciertas” (p. 109) propias de un “cuerpo descabezado” (p. 109). Así apareció el próximo episodio nacional, el “drama” de una “anti-nación”, una “corriente colonial que se transforma de conservadora en liberal franco-inglesa” (p. 110), opuesta a la “nación”, a la “masa que rehuye obedecer consignas teóricas de letrados y se apega al mundo de los hechos” (p. 113). Aquí, Montenegro renueva, a través de la figura de Manuel Isidoro Belzu, su propuesta mestiza. Si el “belcismo” fue la “represalia de la conciencia nacional por el abandono que de ella hicieron los ilustrados” (p. 115), y el mestizaje, “aquello que, huérfano de teoría, significó orientación concreta, frente al espíritu clasista” (p. 115), esta continuidad de los gobiernos de Santa Cruz y de Ballivián, “por su obra de afirmación nacionalista” (p. 116) se desmoronó con la llegada “dramática” de Linares al poder.

Linares, el primer personaje de la etapa dramática, es visto por Montenegro “en paralelo con la angustia de Macbeth y la locura de Hamlet”; es decir, Linares fue “actor y testigo de su propia tragedia” (p. 129). El presidente Linares fue el más claro prototipo de una clase alta que desconocía la realidad boliviana y que vivía “de Bolivia, pero no en y para Bolivia” (p. 137). De este modo, una clase intelectual poco o nada constructiva, cuyo actuar “lindaba en lo ridículo y en lo grotesco de la manía” (p. 137) no pudo construir, a diferencia de Argentina y Chile, un proyecto de cultura nacional comparable con los de Echeverría y Sarmiento, o con el de Lastarria. En efecto, los intereses de estos sectores de altos ciudadanos fueron “más poderosos que los derechos de la Nación” (p. 158), y fueron protegidos por una aplicación estricta de la ley que no llegó a defender jamás a los desposeídos. Así, “a mayor imperio de la ley, menor capacidad vital del país” (p. 165). Bajo la doble inspiración del capitalismo y del colonialismo, los gobiernos que siguieron al de Linares —los de Adolfo Ballivián y de Tomás Frías— agravaron ese “sacerdocio de la legalidad que fue nefasto para el pueblo” (p. 167), y prolongaron el “sino dramático de Bolivia” (p. 171).

Del drama, Bolivia pasó a la comedia, a la “disonancia grotesca” (p. 174) que fue la pérdida del litoral; también pretender que “la economía feudal prosperase al amparo de las instituciones liberales” (p. 194). Fue Hilarión Daza “la más alta expresión del extranjerismo artificioso y ridículo” (p. 173). Afrancesado, “sangre ajena a la Nación” (p. 173), Daza permitió que “la verdad existencial fuese suplantada por la ficción de lo cómico” (p. 197). Desaparecido éste, la oligarquía “rehizo Bolivia como falsificación de la Patria nativa, entregándose al capitalismo extranjero” (p. 223). Siguiendo esta “alteración de la continuidad orgánica de la historia” (p. 224), el periodismo también se “enajenó completamente al capitalismo” (p. 226). De este modo, el “periodismo capitalista dio existencia a una modalidad mental artificiosa y postiza” (p. 235) que “sirvió para perpetuar a la casta en el mando” (p. 234). Sin un auténtico proyecto de cultura nacional, debido a que “la Nación no hubo alcanzado un orden espiritual de valores propios” (p. 236), es claro que la intelectualidad boliviana no pudo descubrir que el meollo del problema, en el decir del peruano José Carlos Mariátegui, residía en que “lo abstracto no coincidía con lo concreto” (p. 229). Así, la “comedia” boliviana, que se prolongó durante las tres primeras décadas del siglo veinte, fue “el desolado testimonio de la medida en que la insensibilidad patriótica influyó sobre la suerte de Bolivia” (p. 236).

La catástrofe de la Guerra del Chaco “reavivó la imagen épica de la bolivianidad” (p. 239). Montenegro vuelve a las figuras épicas de Santa Cruz, de Ballivián y de Belzu, para relacionarlas con el genio de Franz Tamayo, cuya visión homegenizadora fue la construcción de “un gran territorio y una gran raza innegables” (p. 240). Esta recuperación del proyecto inicial —recordemos que es una propuesta criollo-mestiza que une las figuras épicas de Ballivián y de Santa Cruz— es también el modo de recuperar lo concreto, de “retornar a la realidad que pone fin a la etapa histórica de la comedia” (p. 241). Es, en otras palabras, “el suceder boliviano que asume las calidades esenciales de la novela” (p. 241). Sólo así, mediante esta síntesis de la épica pasada con la novela presente, podemos ver que “la historia boliviana adquiere el poder de la ilusión realizable” (p. 241). La historia se desarrolla entonces “como el proceso coordinado de un argumento novelesco” (p. 241) y bajo el “impulso vitalista que no es otro que el de la novela” (p. 241). Así, pensando en lo que la Ilíada fue para los griegos, Montenegro recuperó la épica criollo-mestiza del pasado para construir “la historia de la novela y la novela de la historia” (p. 242) con la “certidumbre de una energía ejecutora del sino” (p. 242).

He llevado a cabo una relación suficientemente detallada de los diferentes episodios de Nacionalismo y coloniaje, para mostrar la estrecha relación que Montenegro estableció entre la historia de Bolivia y los géneros literarios; ante todo, su particular interés por fundir, en una síntesis totalizadora —especie de Aufhebung hegeliana—, la epopeya con la novela. Desde esta perspectiva, la historia y la literatura son actividades temporales que progresan juntas, dando lugar a las diferentes teorías relacionadas con la interpretación del devenir de las sociedades occidentales. Y, aunque el trabajo de Auerbach es uno de los más finos ejemplos de esta explicación del progreso histórico-cultural de Occidente, es claro que dicho movimiento tuvo una tradición mucho más larga que, como Nacionalismo y coloniaje registra a través del desarrollo histórico marcado por los diferentes géneros literarios, se retrotrajo a Hegel, y pasó por Georg Lukacs, el más grande teórico literario hegeliano, cuyo planteamiento en torno a la epopeya y la novela, al que me referiré ahora, pareció haber influenciado el pensamiento de Montenegro.

No tengo datos precisos que me permitan afirmar que Carlos Montenegro estuvo familiarizado con el trabajo estético-literario de Lukács, particularmente con su Teoría de la novela, publicada en Berlín, en 1920 (Lukács, 1975), y, al igual que Nacionalismo y coloniaje, escrita en el momento histórico de una profunda introspección social producida por el trauma de la guerra (el ensayo de Lukács fue escrito después de la Primera Guerra Mundial; el de Montenegro, después del conflicto del Chaco).

Hubiera o no conocido Montenegro el trabajo estético de Georg Lukács, lo cierto es que se da una interesante relación entre su ensayo y la Teoría de la novela, obra de corte hegeliano que le permitió al joven Lukács establecer la dialéctica entre la epopeya y la novela. No está demás recordarle al lector que la dialéctica hegeliana se funda en una secuencia temporal, seguida por la superación de aquellas partes de la secuencia que se hallaban inicialmente en oposición, en contradicción. De este modo, la oposición entre la tesis y la antítesis está destinada a la reconciliación, siempre y cuando se le aplique una lógica correcta al análisis. Lukács heredó de Hegel este esquema, en el que las contradicciones deben ser superadas en el tiempo. Para el joven Lukács, es decir, para el Lukács pre-marxista, la novela es la forma artística privilegiada que reconcilia al héroe con el mundo.

Me interesa aquí decir dos cosas: en primer lugar, que el peso de la temporalidad, o, mejor dicho, de la aprehensión temporal de la realidad, tiene un trato filosófico privilegiado en el desarrollo del pensamiento occidental. Podemos ver que la orientación hegeliano-lukácsiana es clara en este aspecto porque articula filosóficamente la problemática del tiempo con toda la reflexión de la realidad. De este modo, el tiempo, que media entre la epopeya y la novela, es, ante todo, un proceso de contradicciones que deben ser resueltas por una reconciliación final, por una síntesis integradora, capaz de unir al sujeto —el investigador— con el objeto de conocimiento —su sociedad—. Y en todas las explicaciones de las historias literarias de la modernidad occidental, incluida la de Auerbach, se da este optimismo redentor que es absolutamente temporal.

En segundo lugar, y aunque no podré dedicarme en esta oportunidad a analizar el tema, quiero de todos modos adelantar la idea de que si el pensamiento de Montenegro, tal como aparece en Nacionalismo y coloniaje, estuvo ligado a las coordenadas temporales del pensamiento occidental, la estética política posterior de René Zavaleta Mercado se apartó de la reflexión temporal en su ensayo póstumo Lo nacional-popular en Bolivia (Zavaleta, 1986), para adoptar una visión espacial que está ausente en el pensamiento de Montenegro. En efecto, en este su postrer ensayo, Zavaleta se dio cuenta que la discontinuidad espacial pone en aprietos la lógica temporal de la dialéctica hegeliana, e impide la resolución utópica de los contrarios que significa la síntesis identitaria. En los hechos, la noción de discontinuidad expresa el punto de vista de las formaciones complejas de la cultura popular, y de las propuestas post-coloniales y subalternas que no pueden ser más asimiladas al criterio homogéneo de la política identitaria de ensayos nacionalistas como el de Montenegro. Por ello, me parece que la discontinuidad espacial, que puede ser observada en todo el ensayo de Zavaleta, tuvo mucho que ver con la decisión adoptada por este sociólogo político en sentido de negarse a ser cooptado por el sistema, lo que también significa que Zavaleta se negó a transformar la escritura de sus textos en un cuerpo de ideas unificadas, de ideas resueltas. Puesto que Zavaleta, lector de Antonio Gramsci, fue muy consciente de que la gran contienda social de nuestro tiempo radica en lograr la hegemonía, supo también que el trabajo teórico debía responder a las exigencias reales de la ciudad y del campo, es decir, a las exigencias de heterogéneos y desiguales espacios de habitación humana, a los que llamó “sociedades abigarradas”. Por ello, la identidad, a mi juicio tema central en el análisis temporal del texto de Montenegro, se volvió inestable y provisional en el ensayo póstumo de Zavaleta, quien, siguiendo el pensamiento de Gramsci, se dedicó a estudiar las disparidades concretas de su sociedad.

En claro contraste con Zavaleta, la temporalidad y la identidad estuvieron unidas en el pensamiento de Montenegro. En efecto, la identidad nacional que, en Nacionalismo y coloniaje es la no-contradicción, es decir, la contradicción resuelta, superada, por la novela, estuvo en el meollo del pensamiento de Montenegro, y la relación entre la temporalidad y la identidad es el elemento que sostiene su ensayo nacionalista, la esencia de su estructura constitutiva. Concluiré este trabajo tocando este último aspecto.

En una relativamente reciente revisión de los momentos constitutivos del nacionalismo boliviano, Luis Tapia hace suyas ciertas hipótesis del historiador indio Partha Chaterjee sobre las diferentes fases del nacionalismo, para afirmar que ensayos como el de Montenegro correspondieron a un “discurso básicamente político, cuyo objetivo y eje articulador es la independencia real o la soberanía como estado-nación” (2002: 78). De este modo, la raza y la cultura, temas que primaban en el “momento de partida” del nacionalismo —Tapia ubica este momento en la línea de pensamiento previo que, en torno al mestizaje, fue desde Tamayo hasta Medinaceli— habrían quedado superados por este nuevo “momento de maniobra” en el que habría dominado “la historia política de las luchas populares”
(p. 78). De acuerdo con las afirmaciones de Tapia, este “momento de maniobra” afirmaba y consolidaba “lo nacional negando lo moderno u occidental a través de un discurso que se articula a una ideología anticapitalista, sobre todo antiimperialista” (p. 78).

El lector se dará cuenta de que hay discrepancias entre el enfoque de Tapia y el mío. Por una parte, dudo mucho que el discurso nacionalista se hubiera apartado de la modernidad occidental en este, así llamado “momento de maniobra”; por el contrario, todo el análisis de la temporalidad que vengo haciendo en este trabajo, cuestiona dicha afirmación. Además, y como creo que se da una estricta relación entre temporalidad e identidad, tampoco me parece que Montenegro se hubo apartado plenamente de ese “momento de partida” del nacionalismo, que veía la nación desde el prisma del mestizaje. En suma, mi lectura de Nacionalismo y coloniaje, que afirma que Montenegro no rompió con la temporalidad europea, y que tampoco superó la cuestionable representación identitaria de lo nacional, llega, pues, a diferentes resultados del importante análisis que Luis Tapia lleva a cabo en La producción del conocimiento local.

A pesar de que Montenegro superó toda la psico-sociología racista que domina los ensayos fundacionales de principios del siglo veinte, me parece que, de todos modos, la identidad criollo-mestiza está, en Nacionalismo y coloniaje, muy ligada a la temporalidad que marca la relación entre epopeya y novela, y que culmina con la reconciliación utópica de la parte final del libro. Como vimos en el recuento de las diferentes etapas de Nacionalismo y coloniaje, la “epopeya” plantea la necesidad de recuperar el pasado ideal, homogéneo, orgánico y estable, del proyecto criollo-mestizaje inaugurado por las figuras épicas de Santa Cruz y de Ballivián. En efecto, esta epopeya fue, en el pensamiento de Montenegro, alterada por el drama del “desconocimiento de la realidad boliviana por parte de la clase alta” (p. 137), cuyo “actuar linda en lo grotesco” (p. 137), y por la comedia de Daza, un afrancesado cuyo “extranjerismo adquiere dimensión trágica” (p. 173). Para Montenegro, la novela “reaviva la imagen épica de la bolivianidad” (p. 236), imagen que también coincide con la identidad de “un gran territorio y una raza innegables” (p. 240). Sin embargo, preocupa en el ensayo de Montenegro que su autor no hubiera comprendido que el retorno a la estabilidad homogénea de la epopeya es utópico porque desconoce la mezcla de elementos heterogéneos e inestables que también definen la sociedad boliviana. Estos elementos no admiten la síntesis utópica porque son los momentos negativos de la alteridad —la no-identidad indígena4— que rebasa teóricamente la totalización del pensamiento occidental.

En resumen, la reconciliación de la epopeya con la novela es, en Nacionalismo y coloniaje, una presencia armoniosa, una síntesis hegeliana que torna la historia boliviana en un intervalo cómico y dramático, ubicado entre la pérdida de los valores épicos y la recuperación de éstos en la novela. Si nos fijamos bien, es una manera de ordenar a posteriori una historia muerta, finalista y cerrada, circular, en la medida en que el fin —la novela— ya está incluido en el comienzo —la epopeya—, y donde el resultado —el proyecto social mestizo— es la coronación del sistema, después de un cierto número de etapas acumulativas. De este modo, tengo la impresión de que Montenegro se aferró a una noción de totalidad que resolvió utópicamente las fisuras históricas producidas por el drama y por la tragedia de una clase oligárquica —la anti-nación— que fue incapaz de ver la realidad concreta. Pero, al intentar superar este obstáculo, Nacionalismo y coloniaje cayó en la trampa de su propia solución utópica. En otras palabras, Montenegro echó el cerrojo a la historia boliviana y montó guardia a sus puertas, proclamándola acabada con la nueva épica del mestizaje y del nacionalismo. Hoy sabemos que la historia no puede ser ya tomada como un ideal concluido y visto como la culminación de una trama narrativa preestablecida. Su carácter plural, conflictivo e imprevisible, ajeno a cualquier temporalidad totalizadora, nos obliga a verla con otros ojos, lejos de la ortodoxia del nacionalismo.

Concluyo estas reflexiones a propósito de la temporalidad en Nacionalismo y coloniaje, con una última observación en torno a la mimesis, tema que, recordemos, ayudó a abrir la discusión de este trabajo. El ensayo de Montenegro está lejos de representar la múltiple y disonante realidad boliviana. En efecto, dado que en Montenegro el estudio del “devenir histórico” adoptó la linealidad temporal del modelo europeo que le sirvió de fundamento interpretativo, Nacionalismo y coloniaje tornó la mimesis en mímica5. Mímica es mirar lo propio no en su conflictiva multiplicidad, sino a través de un “pre-texto”—en este caso el modelo literario occidental— que allana las diferencias, y que viene “antes” del texto, anticipando su significado y simplificando peligrosamente la lectura de la realidad. Así, Nacionalismo y coloniaje le sobreimpuso, a la conflictiva realidad boliviana, la lectura previa de un modelo histórico occidental que hoy está siendo seriamente cuestionado por posiciones emergentes que reclaman su derecho de existencia en nuevos debates epistémicos, políticos y éticos. Estos debates, que no pueden ser resumidos en universales abstractos como la categoría hegeliana de la “totalidad”, adoptan hoy la perspectiva de los movimientos sociales que se resisten a ser explicados por las diferentes filosofías occidentales, y que parten de experiencias históricas propias para preguntarse cómo es que las cosas pudieron llegar a ser lo que hoy son y, más importante y urgente, cómo podrían ser de otra manera. Pero éstos son ya temas de otro trabajo.

 

Notas

1 Javier Sanjinés es profesor asociado en el Departamento de Lenguas Romances de la Universidad de Michigan (Ann Arbor), en Estados Unidos. Correo electrónico: sanjines@umich.edu

2 Carlos Montenegro, 1994. Toda futura cita proviene de esta edición.

3 Sigo en este ensayo el modelo de análisis de Edward Said, 2002: 453-473.

4 En torno a la no-identidad indígena, ver el texto de Dussel, 2001: 57-70

5 Ver el tema de la mímica en el ensayo de Bhabha, 2002: 113-122. 

 

Bibliografía

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1968 Mimésis. La represéntation de la réalité dans la literatura occidentale. Traducido del alemán al francés por Cornelius IEM. Paris: Éditions Gallimard.

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2001 “Eurocentrismo y modernidad”. En: Capitalismo y geopolítica del conocimiento. El eurocentrismo y la filosofía de la liberación en el debate intelectual contemporáneo. En: Mignolo (compilador). Buenos Aires: Ediciones del Signo.

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RETOS DE LA ECONOMÍA

 

Diálogo
Hidrocarburos: un reto para pensar el futuro

 

Dialogue
Hydrocarbons: a challenge for thinking about the future

 

 

Carlos Toranzo Roca1 

T’inkazos 22, 2007, pp. 221-239, ISSN 1990-7451

Fecha de recepción: abril de 2007
Fecha de aceptación: mayo de 2007

* Artículo publicado  en T’inkazos 22, de julio de 2007.

 

 


El núcleo de la economía boliviana es hidrocarburos. Especialistas en el tema escudriñan en qué está el sector después de la nacionalización, analizan el entorno internacional en el que se moverá en los siguientes años, dan respuestas a las posibilidades de industrialización y comparten una mirada crítica sobre el rol y los desafíos de YPFB. Este diálogo contó con los aportes de Carlos Miranda, Mauricio Medinaceli, Francesco Zaratti y Gustavo Fernández. 

Palabras clave: Hidrocarburos / exportaciones / crecimiento económico / gas natural / industrialización / nacionalización – recursos naturales / política energética


Hydrocarbons are the core of the Bolivian economy. In this dialogue, experts on the subject scrutinize the situation in the sector following nationalization, analyse the international environment in which the sector will operate in the next few years, provide answers to the potential for industrialisation and share a critical view of the role of YPFB and the challenges it faces. The contributors are Carlos Miranda, Mauricio Medinaceli, Francesco Zaratti and Gustavo Fernández.

Key words: Hydrocarbons / exports / economic growth / natural gas / industrialization / nationalization – natural resources / energy policy


 

 

A partir de 2005 y 2006 se puede hablar del inicio de un boom económico en Bolivia, motivado por un entorno internacional favorable, el incremento de la demanda de materias primas de China  y la elevación de los precios del gas. Una suerte de shock externo positivo y favorable a la economía boliviana que permite hacer referencia a casi 4.100 millones de dólares de exportaciones en el año 2006. Pero, al entorno internacional favorable se suman las políticas públicas, es el caso de la redefinición de la Ley de Hidrocarburos y, más recientemente, la nacionalización de esos recursos que han generado y generarán importantes ingresos tributarios para Bolivia.

La inflación boliviana sigue controlada, durante dos décadas es de un dígito, herencia de la disciplina fiscal de las épocas del ajuste estructural iniciado en 1985. Pero, a la par, es importante la recuperación del crecimiento a tasas superiores al 4%, luego de su caída entre 1999 y 2003. Pero, obviamente, esas tasas  siguen  siendo muy pequeñas, máxime cuando estamos en una época de boom económico y si sabemos que para salir de la pobreza en varias décadas deberíamos crecer a tasas superiores al 7%.

Es notable  la elevación de las exportaciones bolivianas, las cuales subieron a 2.856 millones de dólares en 2005 y a una cifra inusual y record de 4.100 millones en 2006, y la tendencia de 2007 es la misma; montos muy altos si los comparamos con los históricos de exportación que llegaban a los 1.100 millones de dólares. Es por este salto de las exportaciones que se puede entender más fácilmente el boom económico y  el superávit fiscal de 5,6% del PIB en 2007. El Saldo de la Balanza Comercial (SBC) pasó a 513 millones de dólares en 2005 y a 1.308 millones en 2006, cifras nunca vistas, pues en años anteriores el SBC era negativo, del orden de 500 o 600 millones de dólares.

El ambiente de boom económico es favorecido, además,  por una sustancial reducción de la deuda externa multilateral; el monto del alivio  alcanza  a casi  3.200 millones de dólares. Junto a esas buenas nuevas, tenemos otra, las remesas de bolivianos que viven en el exterior son del orden de 900 millones de dólares anuales, cifra muy alta si sabemos que la inversión pública nacional es cercana a los 650 millones de dólares. Simultáneamente hay malas nuevas: Bolivia parece haber dejado de ser país de tránsito para el narcotráfico, pues por los descubrimientos de factorías de clorhidrato de cocaína, nos damos cuenta que ahora pasamos a ser país productor de cocaína, pero ello, a la par, implica la existencia de algunos recursos  del narcotráfico que quedan en Bolivia, con lo cual el ambiente de boom económico es más grande.

Hay 4.000 millones de dólares depositados en el sistema bancario, pero las colocaciones son apenas de 2.700 millones de dólares. El dato muestra que aunque sea época de boom económico, hay una inhibición de la inversión. La respuesta es que hay incertidumbre económica respecto del futuro. De todas maneras, estamos hablando de otro tamaño de economía. 10.500 millones de dólares del PIB versus  8.000 millones  del pasado, y de una economía que exporta 4.000 millones de dólares, contra  1.000 millones que era el dato histórico de varias décadas.

Los tributos aumentaron de manera sensible a partir de  la nacionalización de los hidrocarburos y, debido a ello, la presión tributaria pasó de 16% a 31%, casi el doble respecto del pasado y una cifra impensable para otros países de América Latina. El ingreso por hidrocarburos llegó  a cerca del 16% del PIB en 2006, esto implica un incremento de 203% respecto de 2004. Esos ingresos entre 2004 y 2006 subieron de 539 millones de dólares a 1.634 millones de dólares. La venta de hidrocarburos subió en 368%, tanto que implica que el 43% de la recaudación tributaria depende de hidrocarburos.

Un tema difícil del presente es saber cuán  peligroso es que 43% de la recaudación tributaria dependa de hidrocarburos, conociendo que sus  precios suelen ser volátiles. Paralelamente a este boom petrolero se debe hablar de los peligros de una enfermedad holandesa que puede destruir a otros sectores productivos por depender sólo de los hidrocarburos. La experiencia internacional es muy rica en esa materia.

Junto a las buenas nuevas, se observa que 70% de las exportaciones bolivianas dependen  de la minería y los hidrocarburos, sin generar un proceso de creación de valor agregado, de industrialización y, consecuentemente,  de generación de empleo. Es decir que igual que en el pasado estamos inmersos en un patrón económico primario exportador que en toda nuestra historia no dio resultados importantes en el campo de la lucha contra la pobreza; cuidado que en el  presente, con un gobierno de origen tan popular como el de Evo Morales, de nueva cuenta, la economía funcione a favor de los ricos y no en pro de los pobres. Para sorpresa de los bolivianos,  y ahora que hablamos de boom económico, en el año 2006 el Coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, pasó de 0.58 a 0.61, con lo cual Bolivia pasa a ser el país más desigual de toda América Latina.

En esta época de bonanza de la economía boliviana, no deberían preocupar  sólo los equilibrios macro, sino cómo usar los recursos del boom. Eso no está analizado con detenimiento, pues los bolivianos estamos más preocupados por saber si seremos país plurinacional o si se impondrán las autonomías  indígenas y provinciales a las autonomías  departamentales. Subsiste la pregunta de cómo crear desarrollo pro pobre, cómo no recaer en un estado rentista que gaste la renta  petrolera en un consumo que no genera empleo ni valor agregado. Mientras se discute si habrá o no control social, queda pendiente la pregunta de cómo diversificar la matriz productiva, de cómo generar exportaciones con valor agregado y cómo industrializar al país. Mientras se habla de la capitalía de Bolivia, el país no discute con la misma intensidad sobre cómo crear competitividad y romper la brecha digital con los países desarrollados.

Por lo pronto, la crisis —quizás coyuntural— de la provisión del Gas Licuado de Petróleo (GLP), de  gasolina y de energía eléctrica, pone en la mesa el problema de la inversión pública y privada, y coloca en el tapete los temas de la economía, pero no de la economía de un municipio pequeño del norte de Potosí o de una comunidad originaria cercana a las poblaciones de los Urus, no, nada de eso; pone en el debate los temas globales y macro de la economía. Si no se atiende esos temas, puede haber problemas severos en el futuro.

La industrialización del gas es una apuesta y esperanza  muy fuerte del país. Ese desafío induce a fortalecer la institucionalidad y el gobierno corporativo de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), y empuja a creer mucho más en el capital humano con alta formación profesional. Pero, los temas de la institucionalidad económica, del rol del capital humano bien formado en el desarrollo, y las cuestiones de nuestra inserción internacional competitiva, parecen no ser prioridades de quienes debaten la política.

En cincuenta años, ya sea  bajo el nacionalismo revolucionario y su  Estado  empresario, como también  bajo el neoliberalismo, el crecimiento del ingreso per cápita en Bolivia ha sido cero. O sea que igual dio un modelo económico que otro, pues los resultados fueron los mismos. Hoy que se discute con entusiasmo el tránsito del neoliberalismo —de nuevo— al Estado empresario, no reparamos que quizás nuevamente el crecimiento del ingreso per cápita  podría  ser igual a cero. Entonces, no se trata solamente de discutir ideología —que de tanto en tanto es importante—, sino de ir más profundamente a las discusiones económicas, por ejemplo, las relativas  al patrón de desarrollo, pues sospechamos que si seguimos siendo un país primario exportador, no creceremos mucho, y la pobreza será la compañía  de muchísimas  décadas.

Hoy, el núcleo de la economía boliviana son sus hidrocarburos, sus recursos de gas. Desde la aprobación de la nueva Ley de Hidrocarburos y de la nacionalización de esos recursos, el país recibe muchos más ingresos provenientes de la tributación a las empresas internacionales. Con este boom económico de recursos existen muchas esperanzas, entre ellas, buena parte de la población sueña con la anhelada industrialización del sector y de toda la economía nacional. De nuevo, por la afluencia de los recursos hidrocarburíferos se habla de la diversificación económica de Bolivia, se cree que YPFB podría ser el pilar de la generación de valor agregado en el sector y convertirse en el núcleo de industrialización en todo el país.

Sin embargo, frente a tantas esperanzas, es necesario reflexionar con la cabeza fría sobre cuál es la situación en el sector hidrocarburífero después de la nacionalización. Conscientes de que se trata de un negocio que tiene que ver con el mercado internacional, pues las exportaciones son muy importantes, se precisa conocer en qué entorno internacional se moverá el negocio del gas y cuáles son las oportunidades y riesgos que enfrentará Bolivia en el futuro. Pero, tan importante como eso, es la pregunta relativa a qué hacer con la renta petrolera y la posibilidad de generar industrialización y diversificación económica a partir de los nuevos recursos.

Para hablar de estos y otros temas, invitamos a especialistas en hidrocarburos: Carlos Miranda, ex Superintendente de Hidrocarburos de Bolivia; Francesco Zaratti, ex Delegado Presidencial para la Capitalización; Mauricio Medinaceli, ex Ministro de Hidrocarburos; y a Gustavo Fernández, especialista en temas de política internacional y ex Canciller de la República. Deseamos que la expertise de los invitados gire en torno tres cuestiones:

1) Situación actual de los hidrocarburos post-nacionalización. Opinar si la situación está mejor o peor que antes, en términos de seguridad jurídica; y esbozar un pronóstico sobre el futuro.

2) Pensando hacia adelante, ¿en qué entorno internacional nos vamos a mover en el futuro en temas de hidrocarburos y energéticos,  para aclarar  qué  oportunidades y riesgos posee Bolivia en ese entorno internacional?

3) ¿Qué pasará con el uso de la renta petrolera y las posibilidades de industrialización de los hidrocarburos?, ¿Bolivia tendrá físico —con esos recursos— para pensar ya no sólo en la industrialización del propio sector sino también en la diversificación industrial del país?

Es necesario aclarar que el diálogo se realizó el 18 de abril de 2007, época en que todavía no había claridad en el Parlamento sobre el tema de la protocolización de los contratos con las empresas petroleras, y momento en el cual el Estado todavía no había tomado la decisión de comprar las refinerías a Petrobras.

 

SITUACIÓN DEL SECTOR HIDROCARBURÍFERO POST NACIONALIZACIÓN

Francesco Zaratti (FZ).- Desde mi punto de vista, la post nacionalización es una situación en la que las empresas, al final, aceptaron la Ley 3058; aceptaron no sólo con cargo a eventuales litigios que habían anunciado, sino llegando a acuerdos.

Realmente en los contratos no hay mucho más que lo que dice la Ley 3058 (incluso hay cosas que figuran como extras: es el caso de si los contratos firmados se ajustan al tipo de contratos de la Ley 3058); pero, en relación a los impuestos, se acepta el 50% y, a cambio de la derogatoria del Surtax2, que se mantenía en la Ley 3058, hay una participación de YPFB. El concepto es casi el mismo. Son utilidades extraordinarias, y cuando las utilidades son grandes el Estado tiene derecho a apropiarse de una parte de la venta.

Sin embargo, la manera cómo se hizo resulta extremadamente discrecional, porque no es única como el Surtax, que decía que si hay tanta utilidad extraordinaria, entonces el 25% va al Estado. Ahora, por ejemplo, Chaco tiene las condiciones más favorables en relación a otras empresas.

Un primer resultado es que se evitaron los litigios, aunque todavía están pendientes, como “espada de Damocles”, pero, ¿cuánto le costó al país? Le costó el recelo de las empresas para hacer nuevas inversiones. A mi criterio eso es mucho más grave porque hay un mercado para atender.

A pesar del mercado de Argentina, hay un recelo grande en las empresas para hacer nuevas inversiones. Pareciera que el mercado argentino está abierto a las empresas que obtuvieron mayores favores discrecionales como Chaco o Total, aunque esta última no se presentó a  la primera licitación.

Podría existir una política de favorecer a las empresas capitalizadas por la utilidad que puede sacar directamente YPFB, al margen del Bonosol. La actitud que se ve en las empresas más grandes es de espera. Las pequeñas encontraron un arreglo bastante favorable con un subsidio de 13 dólares al petróleo y, en cuanto al gas, se le dio prioridad en el mercado externo, de manera que, por lo poco que producen, están tranquilas.

Las empresas más grandes no asumieron ninguna obligación de invertir ni rechazaron dicha posibilidad, todo dependerá de cómo va, de los pasos siguientes que se darán, porque entendieron  que acá la historia no tiene fin. En este momento se está hablando claramente de la recompra de las refinerías, de la compra de acciones de Chaco o que YPFB invierta en el upstream3 en sociedad con PDVSA (Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima).

El panorama a futuro no está claro, como no está claro el rol que tendría la empresa privada; parece que ésta se está guardando cartas.

Por otro lado, si bien hemos ganado en impuestos algo más del 50%, la imagen del país está deteriorada, y las consecuencias se advierten en temas ligados a la comercialización. Días atrás salió la noticia de que después de dejar Bolivia, la empresa brasileña Brasken ha optado por Venezuela y ha decidido ejecutar otra parte de su proyecto en Perú, pues una parte de su inversión estaba destinada al Pacífico y la otra al Atlántico, y la posición estratégica de Puerto Suárez iba por los dos lados. El deterioro de la imagen del país hace que algunos proyectos  se hayan perdido para siempre. 

Mauricio Medinaceli (MM).- Sobre el punto uno, tengo cuatro aspectos para subrayar. En términos de seguridad jurídica comparto con el Dr. Zaratti sobre la tipología de contratos, toda vez que los que se firmaron sobre explotación no corresponden a las formas establecidas en la Ley de Hidrocarburos.

En este sentido, hay que ver si la Ley de Hidrocarburos continúa siendo un marco referencial para la política energética del país, dado que si cada contrato se aprueba por ley, cada uno tendrá su propia estructura de inversiones, impositiva, etcétera. No estoy seguro acerca de que la seguridad jurídica esté salvada en este momento.

En términos de inversiones, el actual sistema impositivo y la coyuntura de mercado —con precios elevados— hace que sea rentable la inversión en exploración en campos grandes y solamente la inversión en explotación en ya descubiertos. Por eso no existe un proceso como hace diez años cuando había un incentivo para invertir en campos pequeños y/o medianos.

En este momento, si una empresa tiene varias alternativas para invertir, con las condiciones tan rígidas de la Ley y de los actuales contratos, decidirá explotar el campo más rentable. En este sentido los más rentables son los que tienen menores costos, es decir, los megacampos.

Actualmente se tienen problemas con los campos de petróleo y de gas que no están en Tarija, dado que la producción está cayendo. Ello ya se anticipó pero pocas personas se percataron que ante la falta de inversión la producción de petróleo (no de los megacampos), tan importante para el país, está disminuyendo. De hecho, hay dos productos que deberían llamar la atención:

a) La importación de gasolina para aviones (que no sucedía años atrás).

b) El equilibrio entre oferta y demanda del GLP es frágil, por cualquier evento existe desabastecimiento.

Por ello, el problema petrolero de los últimos tres años con el desabastecimiento del gas licuado, el problema de la importación de gasolina para los aviones y la inversión en nuevos campos a mediano y largo plazo, ya se siente en la población.

Finalmente, en el caso de la inversión de gas natural, la medida de nacionalización, o lo que el Gobierno llama nacionalización, tiene problemas con el  abastecimiento de gas natural hacia el occidente del país, toda vez que Transredes, que es una empresa capitalizada, no sabe si invertirá o no en una ampliación dentro el sistema de transporte. Tomando en cuenta que la demanda de gas natural ha crecido en los últimos años, el sistema de transporte se ha visto rebasado en su capacidad. En este momento no hay problemas porque la generación eléctrica se está haciendo con agua, pero cuando deje de llover, a mediados de año, la demanda de gas natural para generar energía eléctrica se incrementará y el sistema de transporte no podrá abastecer.

Dos temas de forma general y dos que afectan al ciudadano de a pie. Es el resumen de mi punto de vista.

Carlos Miranda (CM).- Desde un principio dije que no es una nacionalización, es un proceso que aún no ha concluido. Se vieron características claras hasta los contratos que han llegado, pero falta mucho para saber qué pasará con las refinerías, con el sistema de transporte e incluso con la ley en la que se apoya la nacionalización. Es un proceso que no terminó y que está en un punto importante.

Sobre el punto de seguridad jurídica, se está hablando de los contratos que se firmaron y que hay que ver la naturaleza que tendrán  los arreglos con las refinerías y los oleoductos para hablar de su seguridad jurídica.

No obstante los malabarismos del Gobierno, esa especie de paroxismo legal de una ley por contrato, creo que la seguridad jurídica está muy lejana. En estos días se sabrá si el Congreso aprueba la ley corta, como plantea el Gobierno; se estaría aprobando de hecho y tiene el antecedente de una sesión del Congreso que está observada en el Tribunal Constitucional. Si esta instancia confirma su irregularidad, en esa eventualidad, no pasa que se acepte la posición de los senadores con su ley por contrato y unos medios contratos para salvar a su líder, Jorge Quiroga.

Esa ley no prorroga las 44 leyes que se hicieron antes y están levitando compañías y áreas que no existen. Hay muchos detalles a tomar en cuenta, pero los contratos estarían en una posición mucho más vulnerable que en la que estuvieron los Contratos de Riesgo Compartido de los cuales el único cargo que nunca fue probado era que violaron la Constitución. Eso nunca se probó.

La misma validación se hizo para treinta años; en otros sectores como minería, nunca funcionó, pero estos tienen más huecos legales. En el futuro, son susceptibles de ataque por cómo fueron concebidos. Lamentablemente en Bolivia la seguridad jurídica va de la mano con el problema político.

En el tema de las inversiones, las empresas optaron por quedarse para no perder lo que han invertido y, quizás, lo que han descubierto. Inversión en el sentido de invertir para producir lo que ya tienen descubierto, con miras a aprovechar el mercado, sobre todo el argentino.

Pero, inversiones nuevas para descubrir reservas nuevas van a  tardar mucho tiempo si es que se realizan y, si ocurre, será indispensable que los precios del petróleo y el gas se mantengan en los niveles actuales o por encima. Sin ello no se crea que habrá inversiones para el país.

¿Cómo estamos en el momento? Mauricio Medinaceli lo mencionó con mucha cabalidad. Estamos en un desajuste desde 2003, y ahora se está haciendo más evidente. En el aparato productivo de la industria están apareciendo señas como la falta del Jet Fuel; no habrá suficiente gas en las regiones y en cualquier momento la gasolina será también un problema, y así, sucesivamente, se irá desajustando el tema.

Tal es la incompetencia del Gobierno de no haber podido finalizar sus contratos en el Congreso. El desprestigio que está sufriendo Bolivia con seis meses de contratos que no pueden ser burocráticamente avalados por un notario es incalculable.

Uno de los “caballos de batalla” ha sido el problema de la industrialización y ahí el Gobierno se está aplazando. Más que el Gobierno nos estamos aplazando como país, y yo estoy muy preocupado con lo que está pasando en materia de industrialización en el país.

Carlos Toranzo (CT).- Lo que no se ha tocado es si Bolivia recibe más recursos de mayo de 2006 hasta la fecha, y si seguirá recibiendo… 

MM.- Con el Decreto Supremo, llamado de Nacionalización, el país recibe más recursos pero no en la cuantía que se menciona. Básicamente el Decreto de Nacionalización ha sido un Decreto Reglamentario, toda vez que la Ley 3058 de Hidrocarburos establecía que YPFB tenía una participación en la producción; lo que hace el decreto es simplemente ponerle un número a esta participación en dos megacampos.

En ese sentido, el Gobierno recibe más recursos porque el grueso de los recursos viene de la aprobación de la Ley 3058 de 2005 y corresponde a otra gestión gubernamental.

Ahora bien, con la firma de los nuevos contratos, la realización y puesta en marcha de los mismos, los recursos para el Estado se incrementarán, pero no llegarán al 82%. El porcentaje que calculo es del 58 al 66% respecto a los ingresos totales y a los niveles de precios que se tienen hasta ahora.

CM.- Espero que no aparezca como “discurso de oposición”, pero el país está recibiendo más recursos, aunque no en la magnitud que sostiene el Gobierno.

El país estaba destinado a tener más recursos por el aumento de la producción, por el aumento automático de los precios que se tiene con el Brasil, el gran mercado de exportación, y la forma como se maneja de forma independiente a la nacionalización. Los precios subían con la fórmula, los ingresos eran mayores, tenían que  ser mayores.

El Gobierno ha exagerado sus expectativas y eso va a causar problemas. Estamos hablando del GSA4. El país tiene ingresos por la otra pequeña exportación a Cuiabá donde los precios serán equiparados al contrato GSA con el Brasil, una vez que se hayan protocolizado los contratos, un arreglo muy sui géneris.

La venta a Cuiabá era una venta estrictamente entre privados; el comprador sigue siendo privado y dicen que el Estado brasileño ha tomado la responsabilidad de los precios y los va a llevar a los niveles de Contrato de Exportación con una diferencia de casi tres dólares. No está muy claro eso, porque sería una neta subvención del Estado Federal del Brasil a la Termoeléctrica de Cuiabá.

Como no es competencia solamente boliviana la aprobación de contratos, eso entrará en vigencia recién cuando se protocolicen los contratos que no tienen nada que ver con el contrato de compra-venta.

Finalmente, los otros ingresos serán por la venta de gas a Argentina. Los millones en los que se avanzó de hecho han disminuido desde marzo y de manera ostensible. Es innegable que el precio de gas de exportación ha caído.

FZ.- Un punto que no se ha tratado es el de YPFB. Dos puntualizaciones al respecto. El diseño que sale de la Ley 3058 es el peor que pudo haberse hecho: el desmembramiento de la empresa por razones políticas, más que por razones técnicas, está siendo cobrado por las regiones al Gobierno.

Construir YPFB es una misión imposible por las expectativas que fomenta la Ley 3058 y los contratos que se han firmado. Mauricio Medinaceli mencionó el problema del mercado interno, el balance crítico que hay en la producción, pero, en realidad, Yacimientos es el que debería controlar toda la cadena, pero no controla la producción. Puede controlar parcialmente la producción y el transporte o la distribución, pero no lo hace, pues es  una responsabilidad encomendada a empresas contratadas.

Se ve que YPFB es, en gran medida, lo mismo que antes de la Ley; tiene un rol sólo en los papeles: ¿qué hace?, ¿qué cobra?, ¿qué autoriza? En la realidad de la industria y del negocio, YPFB es un fracaso de la Ley 3058; lo propio sucede con el tema de los recursos humanos. No está siendo refundado como se esperaba.

 

EL ENTORNO INTERNACIONAL  PARA LOS HIDROCARBUROS

CT.- Pasamos al tema del entorno nacional e internacional que nos espera. ¿En qué entorno nos moveremos y qué impactos y efectos tiene para el desarrollo del país, especialmente para el campo hidrocarburífero?

Gustavo Fernández (GF).- La primera observación que debe hacerse es que el mercado de hidrocarburos del mundo es un mercado de vendedores y de Estados. Ya no es un mercado controlado por los compradores y por las empresas transnacionales; creo que éste es un dato importante.

En segundo lugar, persisten las tendencias de expansión del mercado. No es previsible que en el futuro próximo disminuya la tensión en el Medio Oriente (que es una de las explicaciones mayores del incremento de los precios) y tampoco hay señales de que la demanda china e hindú vaya a disminuir significativamente. En ambos casos tenemos un horizonte de unos diez años de buenos precios.

Es importante destacar que empresas del Estado controlan ahora el mercado en producción y en reservas. Las nuevas siete hermanas controlan un tercio de la producción y más de un tercio de las reservas de petróleo y gas. En cambio, los antiguas siete hermanas (las grandes corporaciones transnacionales) producen el 10% del petróleo y gas y tienen menos del 3% de la reserva.

En la medida en que el mercado está controlado por empresas estatales, el tema del petróleo y el gas es un tema político y no sólo empresarial. Se usa como un instrumento geopolítico.

Ahora, es importante subrayar este dato. Bolivia y América Latina entran a formar parte de ese escenario. ¿Cómo evolucionará ese mercado en el futuro? En todos los casos es visible una tendencia a la declinación de inversiones en las cuales, salvo Arabia Saudita y la crisis de Medio Oriente, la inversión ha caído sustantivamente.

En el futuro tendrá que corregirse esta debilidad, la de un mercado controlado por empresas exclusivamente estatales. Es temprano para adelantarse al momento en que eso pueda ocurrir.

Lo que quería anotar es que el problema del gas es un tema esencialmente político y no solamente empresarial. Ese tema es el epicentro de las cuestiones en América del Sur y en Bolivia. El productor de gas en el Cono Sur es Bolivia y sobre este país vendrán las tensiones de los compradores y de los productores de la región.

Chile es el país que necesita más de energía boliviana, pero tiene que pagar un precio político muy alto para sentarse en la mesa de negociaciones, y no veo que en el futuro próximo esa dificultad pueda superarse con exclusivamente buena voluntad.

La relación entre Argentina, Venezuela y Brasil, sobre el gas boliviano, es la interrogante que más me inquieta. Cuando escuchaba la primera parte de este diálogo, me preguntaba si la producción del gas boliviano ha dejado de ser un problema solamente boliviano.

El gas boliviano es un insumo indispensable para el desarrollo argentino y brasilero (en ese orden) y, en la medida que esa necesidad exista, ambos países harán lo que sea necesario para que Bolivia produzca y les venda el recurso que requieren.

Ambos países tienen y buscarán fuentes alternativas de abastecimiento, distintas de la boliviana; pero, no cabe duda que la oferta más atractiva es la de Bolivia, con el plus de que, además, implica la posibilidad de una creciente tutela sobre la política y la economía boliviana. En otras palabras, es muy difícil tratar de explicar el  futuro de la industria del gas en Bolivia, sin tomar en cuenta lo que hagan los compradores vecinos, principalmente Argentina y Brasil.

La interpretación estrictamente local es, a mi juicio, insuficiente para ver las proyecciones del proceso. ¿Qué van a hacer esos países para que Bolivia atienda efectivamente sus necesidades?

FZ.- Creo que la palabra clave para definir el entorno internacional es “diversificación”. En este momento, y por temas de autonomía y seguridad energética, los países, empezando por nuestro entorno inmediato (lo mismo que Europa hacia Rusia), están buscando diversificarse en dos direcciones. Primeramente diversificar las fuentes de aprovisionamiento: en este momento hay una carrera en América Latina para hacer terminales de gas natural liquidificado (LNG), que pueden dar cierta flexibilidad de abastecimiento ante tensiones geopolíticas. La otra diversificación está en los tipos de energía, es decir, no sólo en las fuentes de aprovisionamiento. Hay, por ejemplo, un nuevo impulso hacia la energía nuclear; se nota claramente en los países tradicionalmente nucleares una tendencia a retomar esa carrera. Inclusive Chile, de manera silenciosa, está dando pasos gigantes al respecto.

Por otro lado, el tema de los biocombustibles no es casual. En este momento es evidente que Estados Unidos quiere crear nuevas potencias energéticas, y en eso Brasil es el que está más adelantado, aunque Argentina podría entrar también con la soya.

El segundo aspecto son los precios del petróleo. Creo que hemos llegado a un tope que es difícil de superar. Hay energía hidrocarburífera de otras fuentes que se ha vuelto competitiva y una fiebre de perforación de pozos. Por eso es muy difícil que los precios sigan subiendo. Ya estamos viendo en estos días el resultado de la baja del precio del petróleo en las exportaciones de Bolivia a la Argentina; los famosos cinco dólares por millares de pies cúbicos han bajado a 4,20 y volver a los 5 será muy difícil. Lo propio sucede con las exportaciones al Brasil.

Un último aspecto es que para Bolivia se avecina la competencia. El Gasoducto del Sur está ahí y es parte de una estrategia geopolítica de Hugo Chávez. Hay un interés del Brasil de diversificar sus fuentes, por lo menos en el noreste, y de alguna manera tener abastecimiento de gas seguro y en grandes cantidades. Por su parte Venezuela quiere estar presente en el mercado energético del Cono Sur, y la única mercadería de intercambio que tiene con el Mercosur es el gas.

MM.- En este momento la coyuntura internacional es favorable debido al crecimiento de los precios. Todos los países productores de petróleo y gas natural están aprovechando dicha coyuntura para sus inversiones, con excepción de Bolivia. Pero, al mismo tiempo, el incremento de los precios hace que nuevas energías se tornen también más atractivas, es el caso del biodiesel, dado que mayores precios incentivan mayores investigaciones y mayores bienes sustitutos. En ese sentido habrá que preguntarse si un productor de gas natural y petróleo quiere, sistemáticamente, precios elevados.

Sin embargo, no creo que en un corto plazo se deje de demandar el gas  boliviano, sin embargo, esta política de apertura internacional bien podría estar acompañada de políticas para abastecer el mercado interno.

Finalmente, en el mercado internacional, la administración del gas natural se hizo más efectiva. La tecnología ha permitido transportar el gas a grandes distancias; de hecho, en la actualidad, hay más actores involucrados en la compra de gas natural.

CM.- En términos generales la coyuntura internacional es inmejorable. Estamos viendo que la ex Unión Soviética se está haciendo gracias al gas de la empresa Gazprom5; se está volviendo una cosa tan grande como eran sus misiles.

Pero, en el caso boliviano, el tema tiene sus aristas. Para comenzar, Bolivia no es un jugador mundial, o sea hay que ver siempre en términos locales, regionales, para ser más precisos.

La primera preocupación que me asalta con los contratos que se han firmado, es que son difíciles de manejar. No van a ser nada fluidos en su manejo. La comunidad petrolera  —y esto lo tengo de primera mano— está muy expectante de la manera cómo se va a comportar un país al que hace seis meses llamaba los “saqueadores de los recursos”. Veremos cómo va a funcionar ese nuevo matrimonio que, de manera positiva, empieza a ver la posibilidad de inversión en Bolivia. Nuevas reservas, nuevas inversiones.

¿Qué riesgos implica todo esto? Si bien jugamos un papel muy importante en el Cono Sur, no somos los únicos. Chile ya tomó su camino y, en realidad, nunca nos pidió gas, nunca lo hizo de manera formal; eso está en el imaginario popular. Chile necesita combustible pero no quiere el gas boliviano.

En el caso de la Argentina, sí somos un vendedor indispensable porque la Argentina está con una economía terrible. Iría allá y empezaría a construir terminales de LNG. Brasil lo dijo claramente: está construyendo terminales de LNG, alentando la producción en el Norte para abastecerse; está en tratativas con Argelia, en otras palabras, se está preparando para no tener que depender de nosotros; no dejar de comprar, pero intentar congelar los precios y, a partir de 2015, disminuir la compra a Bolivia.

En la Costa del Pacífico hay un gran panorama. El gran ganador, quiérase o no, es el Perú que intervino para desarmar o vulnerar la producción del LNG. Casi se le fue la mano cuando tenía ya un acuerdo con Chile (empezó a plantear gas por mar, y ahora está iniciando una campaña para llevar gas al sur del país y, para el norte chileno, no es más que una pedrada). En el sur construirá un complejo que nosotros debíamos hacerlo. Acá hago referencia a lo dicho anteriormente por Mauricio Medinaceli y Francesco Zaratti. Existió un trato muy discrecional, y a quien se ha tratado realmente mal es a Petrobras. Esto ha originado una reacción de los países y el más beneficiado de ese mal trato es el Perú.

Las inversiones programadas para Bolivia se las harán en el Perú y un polo petroquímico en el sur de ese país. Entonces, estamos viendo que nuestro destino de ser el gran proveedor de gas está seriamente vulnerado. Veo terriblemente dañada la parte industrial. Sin el mercado brasileño y el petroquímico, el resto son cuentos de hadas; eso no va a funcionar, lo que sí  funcionará es la petroquímica convencional. 

CT.- Gustavo Fernández, usted dijo que los grandes jugadores relacionados a Bolivia son básicamente Brasil y Argentina. Entonces, ¿qué interés tiene Venezuela en términos de hidrocarburos y energía en Bolivia? Tampoco mencionó a Perú en el análisis del contexto que hizo. ¿Podría incorporar a Perú y a Venezuela en el contexto que ha perfilado?

GF.- Primero, las reservas más importantes de gas del Cono Sur están en Bolivia; son más importantes que las del Perú y probablemente crezcan con las inversiones. Pero, las reservas están. Tenemos certeza de que las reservas están ahí. Todos sabemos que para que esas reservas crezcan y se concreten en flujos de energía hacia los países vecinos, necesitan de una gran inversión.

Sabemos, también, que existe el mercado de Chile, Argentina y Brasil para ese producto. No dije que son la única alternativa,  y no voy a caer en la torpeza de creer que esos países dependen absolutamente del gas boliviano; tienen opciones, pero entre ellas, una de las mejores sigue siendo la boliviana porque tiene el plus —y lo repito— de una cierta presencia política mayor de Bolivia. No es sólo tener el acceso a los recursos, es también tener a Bolivia como un Estado asociado a su política.

Sin caer en la afirmación simplista de que “nos necesitan y están desesperados por comprar nuestro gas”, como se suponía iba a hacer Chile —algún ministro de Energía y de Hacienda tenía esa hipótesis: Chile iba a desaparecer si no compraba gas boliviano—, el dato sigue ahí. Bolivia es una de las fuentes más importantes en el Cono Sur y tres países necesitan el gas boliviano. Uno de ellos (Chile) ya perdió la esperanza, aunque no sé si alguna vez la tuvo en serio, pero Argentina está. Venezuela quiere entrar en el Sur y ve a Bolivia como un cliente.

Venezuela tiene como objetivo administrar la producción y distribución de petróleo en la cuenca del Caribe y Centroamérica, con Estados Unidos como su principal mercado, y por lo visto quisiera influir en los flujos de energía del Sur, a través de Bolivia, y hacer de nuestro país un Estado cliente de la geopolítica energética de Venezuela. Esa última intención choca frontalmente con los intereses económicos y geopolíticos del Brasil. Brasil ha invertido más de setenta años en lograr acceso a las fuentes de hidrocarburos de Bolivia, el país con el que tiene la frontera más extensa en el continente, y no es razonable esperar que mire a un costado mientras otro estado dispute su acceso y control a un recurso estratégico. Tiene una cartera energética extraordinariamente bien diversificada, produce mucho petróleo y gas, es el que lleva la delantera en etanol; Brasil es un país inmenso y el gas boliviano nunca le va a caer mal. Es innegable que quiere tener el control del gas y el petróleo y, al fin de cuentas, esa es su geopolítica de hace setenta años, esa ha sido una constante en su política exterior antes de la Guerra del Chaco.

Creo que Venezuela trata de entrar acá. El Gasoducto del Sur es una hipótesis que ha venido manejando hace tiempo,  pero su viabilidad parece muy baja, por el simple hecho de que poner plantas de regasificación de LNG es mucho más barato que tender un ducto desde Venezuela. En realidad, el Gasoducto del Sur es el nombre de un ramal de abastecimiento de gas venezolano (que todavía no se produce) a Recife en el norte del Brasil.

Perú tiene sus propios problemas, pero está desarrollando una nueva capacidad. Camisea perdió la posibilidad que tuvo en su momento y le permitió a Bolivia la oportunidad de entrar en el mercado. No tengo noticias de que su capacidad se haya expandido realmente. Así como están las cosas, sirve para abastecer al mercado del Perú y salir con algo de LNG a México. Sigue con ese plan pero no parece que su potencial sea mayor, habrá que esperar. De pronto existen, pero en el escenario actual no los veo llegando a Chile. La posibilidad de vender a ese país despertó la resistencia de los propios consumidores peruanos y las diferencias políticas con los chilenos no sólo persisten sino que se han reavivado. Alan García llegó con el mayor interés de normalizar relaciones con el Sur, pero le volvieron a plantear el problema de la frontera marítima. Tratan de moverse y no pueden moverse mucho más. Carlos Miranda le tiene un miedo enorme; yo no.

El Perú cumplió su objetivo sacándonos del Pacífico, por ahora. Nos sacó del Pacífico, que era y debe seguir siendo un objetivo central de nuestra expansión para diversificar mercados y negociar mejores condiciones con la Argentina y el Brasil. De lo contrario somos un productor cautivo, producimos para dos mercados.

Llegar al Pacífico es una puerta absolutamente necesaria en una geopolítica inteligente, pero éste no es su momento. Esperamos que en el futuro se vuelva a abrir la puerta.

CM.- Más que miedo le tengo bronca porque nos la jugó muy feo. Nos ofreció pagar un gasoducto, tuvo gente distribuyendo boletines en El Alto a favor de Chile, en fin, hizo todo, está para comer el plato solito.

Yo tengo miedo a otra cosa. A Tarija, departamento al que se está metiendo el dinero y veremos los resultados en un par de años. El que más nos preocupa es el mercado petroquímico. Petroquímica es otro juego, es un juego terriblemente competitivo.

No es cuestión de tener la materia prima, la plata y la tecnología; ahí sí que juega el mercado y la distancia. Nuestro componente ideal era Brasil, un mercado suficientemente grande, con volúmenes importantes, justamente  donde debían estar. No creo que se nos vaya a presentar una oportunidad igual. Argentina no es ese tipo de cliente, no tiene esa capacidad.

Chávez tendría que hablar menos, pues se ha frenado una inversión petroquímica. Realmente, en estas cosas nos toma como a unos idiotas. En fin, es lo que más me preocupa. Una relación y situación como ésa de Brasil va a tomar años.

Tengo la esperanza de que no se haya perdido porque el proyecto petroquímico de Petrobras en el Perú depende de que haya  la producción suficiente en Camisea, y no la hay. Sabemos todos que la producción para alimentar el proyecto petroquímico en Venezuela tampoco tiene gas. Son proyectos que están en el aire. El único gas real es el nuestro. Espero que tengamos la sagacidad de recuperar nuestro proyecto petroquímico con el Brasil.

 

EL USO DE LA RENTA PETROLERA Y LAS POSIBILIDADES DE INDUSTRIALIZACIÓN

CT.-Entramos a la última temática relacionada con el uso de la renta petrolera: ¿a qué se va a destinar?, ¿qué es lo previsible?, ¿es posible la industrialización en el propio sector?, ¿hay indicios de que con esa renta se pueda sembrar la industrialización de otros sectores? 

MM.- Deseo dar algunas cifras respecto a la coparticipación y a los posibles ingresos que pueden entrar.

Primero, ¿por qué se tiene estas “aventuras fiscales” de 50, 60 ó 70% siendo la boliviana una de las presiones tributarias más altas del mundo? La razón es muy sencilla: el precio. Lo vengo indicando desde hace tiempo: no es lo mismo el 18% de un dólar que el 50 ó 60% de 4 dólares.

En ese sentido, ahora existe mucha más holgura para incrementar los impuestos y la participación estatal porque los precios son cuatro o cinco veces más elevados  que los que se tenía hace diez años. Probablemente se hizo lo correcto en su momento: atraer inversión con precios bajos e incrementar la participación estatal con precios altos. Tal vez lo que hay que pedir acá es un poco más de flexibilidad al sistema impositivo.

Ahora bien, como están las cosas, del total de recursos que se tiene por parte del sector petrolero, el Tesoro General de la Nación apenas recibe el 20%; en este sentido, los recursos estatales están más descentralizados que centralizados. De hecho, en términos relativos y porcentuales, la nación ha perdido con la Ley 3058, porque antes recibía el total de la recaudación por hidrocarburos clasificados coexistentes.

Segundo, Tarija es el departamento que puede recibir entre 100 y 500 millones de dólares al año, es el que más recursos recibe en términos absolutos pero, como podemos ver, el riesgo es bien alto. La variabilidad de ingresos entre 100 y 500 millones no deja mucho espacio como para tener una planificación a mediano plazo con estos recursos, toda vez que son muy volátiles.

Los recursos para el Tesoro General de la Nación oscilan entre 230 y 500 millones de dólares, y comparten las características antes mencionadas: elevado riesgo, elevada volatilidad y baja participación del total de recursos.

Los pueblos indígenas reciben entre 10 y 60 millones de dólares. La Ley de Hidrocarburos y la Ley de Participación otorgan a este segmento de la población un tipo de recursos y a otras poblaciones no.

Finalmente, los recursos para Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos oscilan entre 100 y 300 millones de dólares. Estos recursos vendrían de los mismos contratos firmados por las empresas estatales. La volatilidad es alta, es de 100 a 300 mil millones de dólares, toda vez que se ejecuten razonablemente los contratos de explotación.

Ahora bien, es probable que estos sean los recursos llamados a industrializar el gas natural, entre 100 y 300 millones de dólares al año. Sin embargo, los primeros pasos que dio la gestión Morales en la administración de estos recursos, fueron utilizar los mismos, a la usanza de la década de los ochenta, en gastos de salud y educación. Yo no cuestiono el bono “Juancito Pinto”, en este caso puede ser muy justo socialmente, pero son recursos que deberían ir a la empresa estatal del petróleo y no a actividades que no corresponden a la misma.

En ese sentido, la pregunta que uno debería hacerse, y con suficiente madurez al interior de la sociedad boliviana, es cómo no maltratar a YPFB. Si los recursos van a ser para YPFB, ver qué puede hacer la empresa con ellos, poner una planta de separación o diversificar su portafolio energético.

Una volatilidad muy alta de los recursos descentralizados nos dice que debemos tener cuidado en la planificación a futuro; se corre el riesgo de una polarización excesiva entre departamentos: unos pueden recibir entre diez o doce veces más recursos que los otros segmentos de la población que no se benefician de manera directa con los recursos petroleros.

CM.- Hay dos factores fundamentales cuando hablamos de recursos. Uno y el más grave es la utilidad de los precios del petróleo y el gas. Una cosa es pensar en un país que va a recibir 5 dólares por veinte años y otra cosa es que ese promedio se vuelva 3 dólares.

Aunque parezca muy remoto, está la posibilidad de que caiga en un rato y llegue a menos de 10. Está el ejemplo del año 1998, cuando tuvimos que quedar en 5; hay una volatilidad. Entonces la forma en que están distribuidos los recursos debe ser repensada totalmente y ejecutarla de manera diferente, y ese es un problema político, porque los gatos ya fueron soltados de la bolsa y están corriendo como locos por los tejados.

Se ha optado por la actitud populista de complacer. Como se dice claramente, el Tesoro General de la Nación recibe el 20%, y eso es medio chistoso ¿no?, porque hace posible que el Estado “chauchite” (regale) los fondos. Lo prudente es pensar en la volatilidad y en buscar la sostenibilidad de la industria.

Esta no es una industria que se debe cerrar cuando el precio cae a 10 dólares, no, debe seguir andando hasta que sea desplazada totalmente. Debemos empezar a pensar seriamente en los fondos de reserva, cosa que no ocurre en Bolivia, cuando en otros países lo utilizaron como un éxito monumental, es el caso de la reserva del cobre. Los noruegos han venido a decirnos cómo se deben hacer las cosas.

Pero por ahí va la cosa. Tenemos que repensar la sostenibilidad de la industria y cubrirnos de la alta volatilidad, reconociendo que hay una deuda social terrible que quiere ser pagada con gas; eso no es justo.

La posibilidad de que el gas sirva para industrializar es improbable porque esto no es Venezuela y Chávez no puede hacer esas cosas, no sólo él, sino toda Venezuela. Lo que sí debe dar a las industrias son las condiciones para continuar invirtiendo y no se lo está haciendo. En este momento Bolivia es un país de alta inseguridad, minado de problemas, cuando debería ser un país que funcione con las puertas abiertas.

El problema es estrictamente político.

FZ.- Bueno, había mucha esperanza de que los cambios sirvieran para llevar al país hacia un camino de industrialización, pero la verdad es que este coche no termina de andar porque tiene dos frenos puestos. Uno es YPFB —así como está diseñado— y el otro es la distribución interna de la renta que va en gran parte a las regiones.

Ahora bien, si se quiere enmendar esta situación, lo más simple sería cambiar la Ley, pero sabemos que eso es inviable. La descentralización o desmembramiento de Yacimientos hacia ciertas regiones busca generar empleos y movimiento económico. Por el otro lado están las relaciones de las regiones con el Gobierno. El Gobierno quisiera revertir esa distribución, pero no va a ser fácil. Si ayer hubo un muerto en Yacuiba, puede haber centenares en Santa Cruz o Tarija si el gobierno quisiera modificar la distribución de regalías o el IDH.

El tercer tema, que no se ha  tocado, es que para industrializar hay que dar un precio preferencial para el gas en el mercado interno. Si alguien quiere hacer industria, la Ley prevé (en términos totalmente desatinados) un costo máximo del gas: es la mitad del precio de exportación más bajo —que en este momento sería el del Brasil de 3.80 $us/Mpc—, o sea 1.90 $us/Mpc.

Las industrias nacionales están pagando ahora 1.70 $us/Mpc. Las termoeléctricas pagan menos todavía, 1.40 – 1.60. Pero con Jindal la cosa ha cambiado totalmente, porque se le ha fijado un precio diferenciado que no está normado en ningún lado. Esto no ayuda, no crea el clima de negocios. Aquí no se trata de seguridad jurídica, porque uno firma o no firma el contrato, pero no es el clima de negocios adecuado para promover la industrialización del gas.

Me pregunto: para el gas a líquidos (GTL), ¿a cuánto se vendería el gas? Si seguimos con la mentalidad “rentista”, la palabra de moda, o sea querer sacar del gas simplemente regalías e impuestos, no vamos a ningún lado.

Entonces, ¿por dónde puede ir la solución? En el caso de Yacimientos se trata de rediseñar  totalmente la empresa para que haga los negocios mediante empresas mixtas y más bien se mantenga a YPFB descentralizado con el mínimo de personal.

Tal vez cambiar eso es imposible, pero en el caso de los recursos se requiere un cambio de actitud del Gobierno; debería convencer a las regiones que tienen los mayores recursos de ser socios de YPFB para que financien proyectos nacionales,  en lugar de destinar el dinero sólo a proyectos regionales.

Otra opción es la adquisición de bonos de Yacimientos (una vez reconducido) para hacer inversiones, por ejemplo, gasoductos. En este momento tenemos el problema del mercado interno, debido básicamente a la falta de gas en el altiplano. Se ha dicho que el problema de la energía eléctrica es crítico; se necesitará más gas para compensar la baja de la producción hidroeléctrica.

Por tanto, se necesita un cambio de actitud, principalmente político, para lograr alianzas estratégicas con las regiones más pudientes para que inviertan parte de sus recursos en proyectos de interés nacional. 

GF.- No sé si es difícil pensar en tocar el IDH y la redistribución de la renta petrolera. Tiene dificultades políticas muy grandes. Creo que si hubiera una empresa estatal, pero efectivamente estatal de propiedad del Estado boliviano y controlada democráticamente por el Estado boliviano, metida en la Ley y operando bajo normas conocidas, valdría la pena correr el riesgo de abrir esa caja de Pandora.

Pero si se trata de una empresa que opera de manera personal y es parte del botín de un partido político, como lo es actualmente, y como es PDVSA,  no vale la pena cambiar. Vale la pena, además, si se administra en términos claros. El escenario político en el que tiene que producirse debe ser diferente al de este momento, pero, en las actuales  circunstancias, creo que sería inconveniente y peligroso.

¿Se resolverá el problema centralizando los ingresos, concentrando el poder económico y el poder político en un clásico de Estado autoritario? ¿Vale la pena hacerlo? 

CT.- Los datos que se han puesto en la mesa conducen a insistir en la débil musculatura de Yacimientos para generar industrialización y la coincidencia  sobre el modelo de distribución de la renta que no conduce a la posibilidad de industrialización, ¿cómo modificarlo?, ¿políticamente es certero hacerlo? Porque acá se está planteando prevenciones sobre la modificación de la distribución de los  recursos de la renta petrolera.

CM.- Bueno, lo dicho por Mauricio Medinaceli es muy importante, pero se ha olvidado de un factor: la creación de fondos de reserva. Eso pasa por encima de este esquema organizativo, pero lo básico y fundamental es redistribuir la plata que ingresa por petróleo y gas en general, ese es un problema político que el Gobierno tiene que afrontar y va a tener que hacerlo aunque le cueste mucho.

De otra manera vamos a desperdigar un “horror” de plata; casitas bonitas en los pueblos, campeonatos de fútbol o cosas por el estilo y ningún proyecto de impacto nacional, y si a eso se suma una caída de precios, nos hace pedazos.

Dentro de todo esto, ¿cómo juega YPFB?  Esa parte es muy importante. La palabra YPFB en el imaginario popular es añorada como una empresa integrada hasta en el rincón más recóndito del país, trabajando con gente honesta y eficiente. Eso no puede volver a ser.

Durante treinta años YPFB ha contratado a gente con mayor capacidad que la que podría dotarse. YPFB debería lanzarse pero no bajo la tutela del señor Chávez. Debe entrar a la petroquímica para dar la garantía del Estado de apoyo a la empresa. YPFB debe hacer este tipo de acciones.

Pero celebrar en cada aniversario un pozo o hacer un pequeño ramal en un pueblo, son gestos que han desaparecido. Todavía está en el imaginario popular pero hay que sacarlo, afortunadamente está a punto de morirse, y ya quedan pocos viejos de esos tiempos.

MM.- Un dato que no puse a consideración es la recaudación en términos per cápita, y desde mi punto de vista no es igual y habrá que preguntarse por qué los que hicieron la Ley de Hidrocarburos la redactaron así. Por ejemplo, Pando es un escenario bastante ilustrativo, recibe 480 dólares y La Paz 16 dólares: ¿eso parecerá justo desde un punto de vista histórico?

Esta comparación es con departamentos que no producen hidrocarburos, no entra Tarija porque es productor y se le da menos a La Paz. Desde mi punto de vista la actual participación per cápita no es homogénea  a nivel departamental.

En segundo lugar, indagar si existe la suficiente voluntad política para tratar a YPFB como merece ser tratada. No dudo de la capacidad de los bolivianos para administrar eficientemente la empresa, dudo de la capacidad política para no maltratar a dicha empresa. No sé si en los últimos veinte años se ha evolucionado lo suficiente como para dejar de tratar a YPFB como la “caja chica” del Estado o la fuente interminable de puestos de trabajo.

Comparto la posición que antes de darle recursos a YPFB hay que tener una empresa eficiente. Sin embargo, la empresa eficiente no sólo viene por contratar a los mejores profesionales sino también por un buen trato de parte de la sociedad civil.

FZ.- Creo, en lo inmediato, que hay que blindar los recursos que YPFB está obteniendo. En este momento YPFB tiene unos 200 millones de dólares por el Decreto 28701, y con los contratos empezará a recibir un valor creciente.

Si el Estado continúa metiendo mano, estaremos volviendo al Yacimientos que Carlos Miranda no desea. Lamentablemente, creo que es duro resistir a una presión, un bloqueo, toma de rehenes, cierre de válvulas o tener que hacer cosas que la lógica empresarial no admitiría. Por tanto, con el dinero de YPFB el Gobierno no tiene nada que ver; YPFB es una empresa autónoma, descentralizada y autárquica, y por tanto los recursos los maneja a través de un Directorio. Por ello es importante el tipo de Directorio que tenga, con capacidad empresarial. Las reglas son las que marcan la diferencia entre una empresa buena y otra mala, no es tanto que sea pública o privada.

CT.- ¿Qué piensa sobre la distribución de recursos?

FZ.-Veo casi imposible cambiar la actual modalidad; la cosa es reconducir la renta regional hacia objetivos nacionales.

CT.-Gustavo Fernández, ¿cree usted posible esa redistribución sin crear un ambiente de polarización entre el Gobierno central y los departamentos que se sientan afectados?

GF.- Me van quedando como resumen de esta conversación, las siguientes preocupaciones:

Primero, el principal recurso para el desarrollo de Bolivia en los próximos veinte o treinta años es el gas. No veo ningún otro recurso en su importancia y en su potencial de expansión. No nos convierte en una potencia de orden mundial, pero sí en la principal fuente energética de América del Sur. Debemos administrar bien ese potencial y expandirlo, evitando el riesgo de que se deteriore y debilite, y no sea utilizado de manera apropiada.

Deberíamos potenciar este recurso y diversificar mercados. No debemos quedar “prisioneros” de los mercados de países vecinos. Se supone que si actuamos con inteligencia  podemos hacerlo.

Queda claro también que hay deficiencias muy serias en la gestión de ese potencial, de ese recurso, en la pérdida de credibilidad y confianza en el país. Es un momento crítico que va a afectar mientras no cambien de manera sustancial las políticas, las regiones y el país.

Todos hemos visto la creciente incapacidad de YPFB, sobre todo en los últimos meses; es una situación penosa que no deja confianza en nadie. Incide la baja capacidad de administración de este potencial en una empresa que se maneja con criterios tan provincianos y con una renta petrolera que está mal distribuida.

Todo esto no requiere de soluciones parciales, sino un enfoque global que mire a YPFB y al país desde una perspectiva muy distinta en la que estamos caminando y en la que tarde o temprano vamos a caer también por la necesidad de inversión extranjera.

¿Cómo vamos a hacer para construir todas esas cosas y asumir el tamaño de esos desafíos? No sé si tengo una visión muy pesimista, pero no creo que una redistribución del IDH vaya a tener resultados espectaculares en la reconducción de la política petrolera del país. Hay que pensarlo con mayor seriedad.

Creo que estamos en un momento delicado. Al final vamos a salir por el camino correcto, pero el tránsito puede ser muy penoso. 

CT.- Gustavo Fernández hizo un razonamiento de cierre. Tal vez Carlos Miranda quiera acotar algo. 

CM.- Dos cosas que me preocupan mucho. Esa situación de que los ingresos ya están distribuidos implica que  redistribuirlos va a ser muy difícil. En segundo lugar, saber si es necesaria la existencia de YPFB. ¿Es necesario YPFB? Hay que hacerse preguntas muy a fondo sobre el qué y para qué.

Me aferro a que políticamente debemos redistribuir los ingresos. Debemos devolverle confianza al país. La minería está en un momento impresionantemente bueno. El oro está a niveles espectaculares, estamos recibiendo 800 millones de dólares al año y si tenemos cosas así vamos a adosar una especie de pirámide de ingresos.

Esto no quiere decir usar la plata del gas para industrializar —fue el primer planteamiento—, eso no se va a poder. Creo que intrínsicamente es más que gas. Tengo esperanzas, pero mientras tanto me quedo con la duda personal

MM.- Creo que son tres o cuatro años que el sector está siendo maltratado a nivel público y privado. Hemos visto la caída en las inversiones que probablemente afecta a la gente en el día a día, en el GLP y en el precio de los pasajes de avión.

En este sentido, creo que un buen marco para repensar estos temas debería ser la Asamblea Constituyente, donde se den los lineamientos básicos para aprovechar la renta petrolera y ver qué quiere hacer el Estado con los recursos de los hidrocarburos. Espero que ésa sea la línea de discusión e incluso no debe olvidarse que en la nueva Constitución saldrá la Ley de Hidrocarburos y sus reglamentos, y no estamos ni siquiera en la mitad de la discusión. Vamos a recomenzar una nueva etapa y estamos a tiempo de enmendar algunas fallas del pasado.

FZ.-Tres elementos en el tema del gas.

El primero es el uso de la renta. Hay que pedirle al Estado, además de satisfacer todas las necesidades de educación, vivienda, salud, etcétera, que busque diversificar la producción (no sólo gas, sino otras energías, como los agro-combustibles) e industrializarla (GTL, Petroquímica, etcétera).

En segundo lugar, no hay que olvidar que el gas es la mejor tarjeta de presentación del país en el ámbito internacional; debería ser el paradigma para la  atracción de inversiones. A causa de lo que está pasando con el gas no tenemos inversiones en otros campos. Si usamos mal esa tarjeta de presentación, se creará inseguridad y un mal clima de negocios. Había pasado a ser una  política  o uno de los  pocos instrumentos de política exterior que tiene el país.

Finalmente, es necesario, y así lo demuestra la experiencia de Bolivia y de otros países de América Latina, la presencia de una sólida empresa estatal en la cadena de producción y distribución de energía. Dejar fuera a YPFB del negocio del gas sería un gran error.

CM.-Es importante tener una empresa estatal petrolera, pero no necesariamente YPFB. En el imaginario popular, YPFB es eso que habíamos visto, toda la saga de YPFB. No estoy negando a la empresa estatal.

 

Notas

1 Carlos Toranzo es economista y analista político. Correo electrónico: c_toranzo@yahoo.com

2 Alicuota adicional a las utilidades extraordinarias.

3 Parte referida a la exploración y explotación.

4 Contrato de venta de gas al Brasil.

5 Empresa rusa de gas, la más grande del mundo.

 

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MIRADAS A LOS ACTORES SOCIALES

 

La visibilización de las migraciones transnacionales en Bolivia

 

Making transnational migration visible in Bolivia

 

 

Alfonso Hinojosa Gordonava2

 

T’inkazos 25, 2008, pp.243-259, ISSN 1990-745

Fecha de recepción: agosto de 2008
Fecha de aceptación: septiembre de 2008

* Artículo publicado en T’inkazos 25, de noviembre de 2008.

 

 


Estamos ante el vigoroso resurgimiento del estudio de las migraciones en Bolivia. Así lo señala el autor de este artículo,  en el que se presenta un estado de situación de la investigación sobre migraciones transnacionales de bolivianos y bolivianas, y sus efectos en las sociedades de origen. La relevancia de esta información dialoga con una dinámica que cobra mayores dimensiones, particularmente en la última década, cuando miles de compatriotas se ausentaron del país en la búsqueda del “sueño europeo”.

Palabras clave: Migración internacional / flujos migratorios / remesas / migración laboral / migración femenina / mercados laborales / trabajadores migratorios


We are witnessing a vigorous resurgence of the study of migration in Bolivia. This is reaffirmed by the author of this article, who assesses the state of the research on transnational migration by Bolivian men and women, and its effects on the societies of origin. The relevance of this information is its engagement with a process that has become increasingly dynamic and significant, especially in the last ten years, when thousands of our compatriots left Bolivia in search of the “European dream.”

Key words: International migration / migration flows / remittances / labour migration / migration by women / labour markets / migrant workers


 

 

Los 46 proyectos de investigación presentados a la convocatoria nacional del Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) “Impacto económico y efectos socioculturales de la migración transnacional en Bolivia” son el referente del presente estado de situación de la investigación sobre migraciones transnacionales de bolivianos y sus efectos en las sociedades de origen. Este ejercicio analítico es oportuno y se suma a las preocupaciones e inquietudes que tanto desde la academia, el Estado en sus múltiples instancias pero, sobre todo, desde los medios de comunicación, han posicionado el tema migratorio en la agenda pública. Y es que la magnitud, las características y las extensas y profundas implicaciones e impactos que generan los actuales flujos poblacionales del país al exterior así lo ameritan. En este sentido, la nutrida respuesta de proyectos a la convocatoria del PIEB se constituye en una muestra altamente representativa de la diversidad de enfoques y entradas que hoy en día se plantean al tema desde las ciencias sociales. Es claro también que existen muchos vacíos temáticos por ser abordados y ahondados en una dinámica que seguirá en aumento en los próximos decenios a nivel mundial. La misma adscripción de los proyectos a los ejes temáticos de la convocatoria subraya los vacíos y marca los retos a encarar hacia el futuro.

 

1. EL CONTEXTO GLOBAL EN LO LOCAL

A nivel internacional vivimos no sólo un repunte en la magnitud de los flujos poblacionales y económicos (remesas), sino también un cada vez más creciente posicionamiento del discurso migratorio en las esferas y escenarios públicos. En efecto, la magnitud de los movimientos humanos a escala mundial señala que en la actualidad  el número de migrantes internacionales asciende a casi 200 millones de personas, con la participación de la mayoría de los países ya sea como lugares de origen, de tránsito o de destino de los migrantes.

En Latinoamérica, en los últimos años, se ha dado un incremento considerable en el número de migrantes: alrededor de 25 millones de personas han emigrado de su país de origen. Si bien estas corrientes migratorias tienen como destino principal Norteamérica y Europa, también son importantes los destinos laborales al interior de la misma región, sobre todo Argentina, Brasil, Costa Rica y Venezuela (en la mayoría de los casos migración fronteriza). En este escenario las proyecciones y estimaciones de los estudios e informes sobre el asunto apuntan a señalar que es muy probable que la migración internacional continúe incrementándose en los próximos decenios.

En la misma o quizá mayor medida, las remesas económicas generan impactos de amplio espectro y de diversa índole en las estructuras básicas de la sociedad (comunidad, familia, escuela, roles sociales, etc.) pero también a niveles macroeconómicos. Es así que las remesas económicas constituyen un aspecto cada vez más importante para la transferencia de recursos de los países desarrollados receptores de migrantes hacia los países expulsores. Los envíos monetarios son un significativo aporte de recursos económicos “frescos” que se insertan en diferentes sectores de las economías locales, regionales y nacionales, y en algunos países sobrepasan los montos de asistencia oficial para el desarrollo. Para el 2005, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) previó que las cifras de remesas a América Latina ascenderían a 55 mil millones de dólares. En todo caso estos envíos de dinero  tienen una amplia serie de consecuencias en las sociedades de los países receptores. Algunos autores afirman que junto a las remesas económicas hay que distinguir también las llamadas remesas colectivas o sociales y los intercambios de conocimiento e información que generan alteraciones en las relaciones sociales así como en los imaginarios colectivos.

 Otro aspecto novedoso es la relevancia discursiva que va adquiriendo la temática migratoria en distintas esferas de lo público A estas alturas queda claramente establecida la importancia de los procesos migratorios para los Estados nacionales, donde la creciente diversidad cultural contribuye a cambios significativos en las instituciones políticas centrales como es el caso de la ciudadanía que afecta a la naturaleza misma de los Estados. Para investigadores del Grupo de Trabajo sobre “Migración, cultura y políticas” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), países caracterizados por la emigración tienden a ampliar los derechos de ciudadanía de sus poblaciones desterritorializadas, incorporándolas en la (re)elaboración de nuevos imaginarios de nación, como forma de posicionarse en el sistema económico mundial; mientras que otros países, especialmente los de destino, gestionan la temática migratoria asociada a la idea de seguridad nacional (Novick, 2008).

En Bolivia, la relevancia pública del tema migratorio es reciente y coincide con la masiva emigración de bolivianos(as) a España a mediados del presente siglo, pese a la larga tradición emigratoria existente en el país. El rol que juegan los medios de comunicación en la percepción y discernimiento de la opinión pública sobre este tema es importante. La visibilización de estas dinámicas poblacionales es mayor debido sobre todo al enfoque económico que han adquirido en el imaginario social en función a las remesas, lo cual halló eco en los medios de comunicación que han posicionado el tema (desde sus perspectivas, énfasis y mediaciones) más que las investigaciones de tipo académico o institucional que empiezan a resurgir con gran intensidad pero que todavía no se consolidan.

 

2. EL ESTADO DE LA INVESTIGACIÓN EN BOLIVIA

En lo que va del presente siglo los estudios e investigaciones que se han realizado más los que se vienen ejecutando en el país sobre la temática migratoria al exterior son cada vez mayores y diversificados. Si bien hay que reconocer que en las últimas décadas se ha desarrollado un importante corpus investigativo sobre inmigración boliviana, básicamente en la Argentina2 y en menor medida en el Brasil3, Estados Unidos4 y ahora último en España5, la situación en Bolivia era diferente. De manera casi esporádica se realizaron algunas primeras reflexiones que focalizaban la atención sobre la migración boliviana hacia la Argentina. Un inicial estudio de Gloria Ardaya (1978) bajo el título de “Inserción socio-ocupacional de los inmigrantes bolivianos en Argentina” plantea vincular en el análisis tanto los lugares de origen como los de destino en función a la inserción en los mercados laborales de los migrantes bolivianos en Buenos Aires. Otra investigación importante y asumida como referente es la de Jorge Dandler y Carmen Medeiros (1985), “Migración temporaria de Cochabamba, Bolivia, a la Argentina: Patrones e impacto en las áreas de envío”, donde se subraya el interés en las estrategias para “ganarse la vida” de los migrantes del valle alto cochabambino al interior de dinámicas migratorias de tipo temporal hacia regiones rurales y/o urbanas de la Argentina. El mayor mérito de estas investigaciones radica en el hecho de considerar el proceso migratorio de los bolivianos tomando en cuenta tanto los lugares de origen como los de destino.

Es necesario mencionar que durante los ochenta en el país,  sobre todo en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, son más numerosos los estudios que se ejecutan sobre migración interna y su incidencia en las dinámicas de urbanización y crecimiento económico. Un rápido recuento de algunas de estas investigaciones resulta necesario en la medida que de aquellos lugares y espacios considerados en estos estudios de migración interna, hoy en día salen los mayores contingentes poblacionales hacia el exterior. Siguiendo esta línea mencionamos indagaciones de tipo general como Migración interna en Bolivia: origen, magnitud y principales características (Casanovas, 1981); “Migración interna permanente” de García Tornel y Querejazu (1984) que buscaban dar dimensiones y características nacionales al tema. A nivel regional el libro Chuquiyawu: la cara aymara de La Paz, de Albó, Sandoval y Greaves, publicado en 1982, se constituyó en uno de los mayores referentes en el análisis de la migración interna y su relación con los procesos de urbanización que, para la época, se intensificaban en la ciudad de La Paz y  El Alto. Otras observaciones para el mismo hecho son las de Aranibar, Gómez y Mantilla, “Migración y empleo en la cuidad de La Paz” (1984); Casanovas y Escóbar, Proyecto Migración y mercado de trabajo en la ciudad de La Paz: El caso de los trabajadores por cuenta propia (1984). En el caso de Cochabamba se tiene Ledo (1991) “Urbanización y migración en la ciudad de Cochabamba”; Butrón (1999) “Inserción y adaptación de migrantes en el medio urbano: Ciudad de Cochabamba”. Años posteriores y en la misma línea de reflexión encontramos un trabajo de María del Carmen Ledo (1992) referido a la “Problemática urbana y heterogeneidad de la pobreza en la periferie nor y sur occidental de Cochabamba”. Para Santa Cruz sobresalen los estudios referidos a “empresas agrícolas, empleo y migración” (Escobar, 1978); o a los “sistemas de contratación y los ciclos laborales temporarios (Samaniego y Vilar, 1981); Vargas (1993) “Migración hacia la ciudad de Santa Cruz”; Sandoval (1999) “Rasgos del proceso de urbanización de las  ciudades en Bolivia: 1998”.

Los investigadores extranjeros, sobre todo franceses con una formación en geografía humana, aportaron de manera silenciosa y sistemática a la comprensión de las migraciones, particularmente de comunidades campesinas de los valles con localidades en la Argentina. Ya mencioné los trabajos pioneros y referenciales de Geneviève Cortes (1999, 2004b) sobre las dinámicas migratorias del valle alto cochabambino al interior del departamento como hacia la Argentina. De igual manera otros investigadores del mismo origen (Martin, 2006; Hamelin, 2006) y formación realizaban una serie de estudios en los valles tarijeños donde la migración transfronteriza es también estructural a las formaciones sociales de las comunidades campesinas. Desde una aspecto más general y también más metodológico Hubert Mazurek, investigador francés del Institut de Recherche pour le Développement (IRD por sus siglas en francés), ha contribuido de manera substancial a la reflexión sobre las migraciones al exterior e interior del país. Su libro Espacio y territorio. Instrumentos metodológicos de investigación social (2006) plantea elementos analíticos ineludibles a la hora de interconectar las dinámicas poblacionales en el espacio y el territorio. Estos son sólo algunos nombres de investigadores extranjeros a los cuales habría que sumar muchos otros que han indagado sobre las migraciones de bolivianos al exterior6

Ya en la última década uno de los aportes institucionales más significativos en términos cuantitativos y cualitativos es el del PIEB. En el marco de sus diferentes convocatorias, las investigaciones del PIEB no sólo presentan elementos novedosos que van a enriquecer el conocimiento sobre el tema migratorio, sino que evidencian innovadoras metodologías que se ponen a la altura de la complejidad del fenómeno7. Pero también los aportes a los abordajes particulares de las migraciones internacionales han sido fundamentales (ya sea investigando o difundiendo). En el primer número de la revista de Ciencias Sociales T’inkazos (julio de 1998)se inauguraba una línea prolífica de análisis en temática migratoria con el artículo de Geneviêve Cortes “La emigración, estrategia vital del campesinado”. Otros títulos editados por el PIEB son: Idas y Venidas. Campesinos tarijeños en el norte argentino (Hinojosa, 2000) y Migraciones transnacionales. Visiones de norte y sud América (Hinojosa coord., 2004); No llores prenda, pronto volveré. Migración, movilidad social, herida familiar y desarrollo (De la Torre, 2006); La cheqanchada. Caminos y sendas de desarrollo en los municipios migrantes de Arbieto y Toco (De la Torre et al., 2007); Los costos humanos de la emigración (Ferrufino et al., 2007). Por otro lado, el seminario internacional “Migración transnacional: de los Andes a Europa y los Estados Unidos”, realizado en la ciudad de La Paz en octubre de 20068, fue el primer paso hacia el lanzamiento de la actual convocatoria sobre impactos de la migración transnacional en sociedades de origen. Siguiendo esta iniciativa,  de manera previa al lanzamiento de la convocatoria, y como un insumo más para la misma, Theo Roncken y Alan Forsberg escribieron el documento “Los efectos y consecuencias socio-económicos, culturales y políticos de la migración internacional en los lugares de origen de los emigrantes bolivianos” (PIEB, 2007). En este primer estado de situación sobre los estudios de migración internacional, luego de caracterizar las migraciones desde lo laboral y de contextualizar Latinoamérica y nuestro país con los debates sobre migración y desarrollo, son considerados de manera específica los efectos, tanto económicos como socioculturales de las remesas en los lugares de origen. Este documento no sólo brinda un marco teórico contextual lo suficientemente completo y actualizado sobre las migraciones internacionales, sino que también establece pautas para la investigación en determinadas áreas.

Las universidades del eje central, y sobre todo las carreras de sociología, psicología o economía, a la par de algunos centros de investigaciones como el Centro de Estudios Superiores Universitarios (CESU) de la Universidad Mayor de San Simón en Cochabamba o el Postgrado en Ciencias del Desarrollo (CIDES) de la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz, han sido escenario de diversos tipos de investigaciones y tesis sobre el tema. Una búsqueda rápida de las tesis de grado en algunos centros de formación universitaria muestra que sí existe interés en la temática9. Sin embargo, hay que señalar que este conjunto de estudios se ha desarrollado de manera aislada unos de otros, en tanto esfuerzos localizados y desconectados de realidades similares a nivel nacional. En todo caso, es evidente que en los últimos cinco o seis años  -coincidente con los significativos flujos migratorios hacia España- el interés académico sobre el tema se ha reavivado notoriamente en los centros de formación universitaria.

Otros acercamientos que han surgido sobre las migraciones recientes de bolivianos(as) al exterior provienen de la iglesia católica10 y en menor medida de instituciones públicas11 y privadas de reciente formación que abordan de manera diagnóstica y en una perspectiva de acción estas nuevas realidades. Una institución que viene realizando esfuerzos por abordar de manera más dinámica el complejo migratorio internacional es la Defensoría del Pueblo, entidad que en el año 2006 organizó la 8ª Conferencia Internacional de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos: “Migración. El rol de las instituciones nacionales de derechos humanos en Santa Cruz de la Sierra”. Desde el Defensor del Pueblo se generaron informes técnicos sobre “Migración y desplazamientos poblacionales al exterior del país” (2007). Surgen también organizaciones no gubernamentales de carácter transnacional como la Asociación de Cooperación Bolivia España (ACOBE) y su correlato nacional, la Asociación de Migrantes de Bolivia España (AMIBE), que a partir de su constitución en medio de los intensos flujos migratorios ha generado información estadística general referida a las características sociolaborales de los migrantes en España así como de sus familias en el lugar de origen (2006 y 2008). Del mismo modo es notorio el interés en la temática por parte de organismos económicos de carácter internacional como el Banco Mundial que en el mes de junio de 2008 llevó adelante un evento binacional (Bolivia, Ecuador) denominado “Feria de la migración y las remesas”, al cual antecedieron dos seminarios internacionales, uno en La Paz y otro en Cochabamba, donde a la par de debatir de manera amplia las diversas aristas del hecho migratorio con un público también amplio, se elaboraron cuatro estados del arte sobre la emigración boliviana referidos a: feminización de las migraciones (Pozo, 2008), migración boliviana a Argentina (Pérez, 2008), remesas económicas y desarrollo local (De la Torre, 2008) y migración boliviana a España (Hinojosa, 2008c). El conjunto de estos esfuerzos y documentos reafirman el hecho de que en Bolivia nos hallamos ante un constante crecimiento y actualización en los estados del arte de los estudios sobre migración internacionales.

En este contexto se viene desarrollando la convocatoria del PIEB sobre “Impacto económico y efectos socioculturales de la migración transnacional en Bolivia”. Investigadores de prácticamente todo el país participaron en este concurso enviando sus proyectos a los cuales trataremos de “mirar” como termómetros del actual estado de situación de la investigación en migraciones internacionales en Bolivia.

 

3. LAS "DIVERSAS MIRADAS " AL TEMA

Este acápite está basado en los “balances de los estados del arte” elaborados por los(as) investigadores de los proyectos presentados a la convocatoria del PIEB denominada “Impacto económico y efectos socioculturales de la migración transnacional en Bolivia”. Como respuesta a dicha convocatoria nacional se presentaron 46 proyectos de investigación provenientes de 8 departamentos de Bolivia. El único departamento ausente fue Pando. Más de la mitad de los mismos provenía de La Paz (13) y Cochabamba (12), explicitando de esta manera que en ambos lugares se sigue concentrando el interés y los mayores esfuerzos por pensar esta temática. Cochabamba, como hemos visto, es la región que presenta un dinamismo poblacional interno y externo muy arraigado entre sus habitantes y, por lo tanto, en esta región se han desarrollado y se siguen desarrollando diversos estudios sobre el tema. El caso de La Paz es interesante porque denota un nuevo aspecto de sus dinámicas poblacionales que hasta ahora estaba oculto, las migraciones hacia el exterior. En el resto de los departamentos el interés en la temática parece estar recién empezando y muy en función al “sueño europeo” de las actuales olas migratorias; aunque en regiones de emigración fronteriza como Tarija, Potosí y en cierto modo Santa Cruz ha habido iniciativas al respecto.

Hay que destacar que del total de investigadores de los 46 proyectos (130) el mayor porcentaje son mujeres (54%), es decir que existe un leve predominio femenino de investigadoras debido quizá a la mayor sensibilización sobre algunos aspectos del tema como los impactos sociofamiliares. En términos de edad, la frecuencia más alta está entre el rango de los 31 a los 40 años (40%), mientras que entre los 21 a los 30 y de los 41 a los 50, la frecuencia es del 25% para cada una.

Por otra parte, en lo que se refiere a la formación y al grado académico de los postulantes de la convocatoria se observa que las disciplinas científicas predominantes son la Economía y la Sociología (cada una con 22 profesionales), la Psicología y la Comunicación Social (con 12 casos), y en menor medida profesiones de Derecho, Antropología, Administración de Empresas y otras.

En cuanto al grado académico (se exigía título profesional como mínimo) es interesante observar un elevado número de profesionales con maestría (38) presentes en equipos de investigación. Asimismo empieza a notarse que cada vez son más los profesionales que cuentan con estudios de doctorado dentro las ciencias sociales en el país.

Dado que en la convocatoria se especificaban tres ejes temáticos a los cuales los proyectos debían adscribirse, privilegiaré este aspecto al momento de analizar las 46 propuestas presentadas al certamen. Los tres ejes propuestos para  investigar el impacto de la migración transnacional en Bolivia son: a) implicaciones económicas, b) implicaciones socioculturales y c) implicaciones políticas. El 65% de los proyectos presentados (30 de 46) centraron su interés en el eje de las implicaciones sociales y culturales demostrando una marcada preocupación y sensibilización sobre las repercusiones en estos ámbitos, mientras que el 33% (15) se abocaron a pensar las implicaciones económicas, y tan solo un proyecto (2%) se adscribió en la línea de lo político exponiendo con esto uno de los mayores vacíos sobre el tema.

El balance de los estados del arte de los proyectos refleja una adecuada consideración teórica de las principales corrientes de pensamiento sobre la cuestión. En la mayoría de los casos se alude, en primera instancia, al contexto latinoamericano citando para ello investigaciones y datos del Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE) que desde finales de la década de los cincuenta centraba su interés en describir y cuantificar variables demográficas. Posteriormente prevalecen estudios de migraciones internas (rural-urbanas) donde desde una visión funcionalista y desarrollista se hacía hincapié en la idea de modernización económica al considerar que las sociedades latinoamericanas debían transitar desde lo tradicional hacia lo moderno. Asimismo encontramos reseñas y críticas a la teoría económica neoclásica impulsada en la década de los años sesenta, que buscaba explicaciones a los procesos migratorios de los individuos como consecuencia de una decisión racional que se realizaba en base a considerar los costos y utilidades —básicamente económicas— entre los distintos lugares de origen y destino; en estos casos la migración es explicada por factores económicos y recurriendo a técnicas de análisis de la econometría (regresiones, ecuaciones, etcétera) en base a fuentes de información secundarias y de tipo censal. Por otra parte está el enfoque histórico-estructural que subraya la necesidad de entender las migraciones como procesos demográfico sociales que podrían ser explicados por factores macro-estructurales vinculados a la estructura productiva. Para estas miradas los flujos migratorios deben ser analizados en el contexto histórico en el que ocurren, en términos de sus estructuras económicas, políticas y sociales, y no sólo en sus lugares de origen y destino.

Los enfoques teóricos de buena parte de los proyectos aluden a la perspectiva transnacional como mejor herramienta para analizar las actuales dinámicas migratorias. Si bien es cierto que el “transnacionalismo” como corriente de reflexión al interior de las ciencias sociales es de reciente factura, también no deja de ser evidente su fuerte influencia en espacios académicos para aproximarse a considerar movimientos poblacionales de orden laboral insertos en economías y lógicas mundiales fuertemente mediados por las nuevas prácticas de comunicación y consumo. En tal sentido el mayor consenso de los proyectos de investigación radica en considerar a la actual problemática respecto a la globalización - mundialización como el nuevo escenario de debate sobre los alcances, interpretaciones y consecuencias de las migraciones. La emergencia de nuevas interrogantes en un contexto cambiante afectado por la globalización económica y cultural, los crecientes procesos de integración regional, la incorporación de nuevas tecnologías y la dispersión creciente de la división del trabajo son los insumos que alimentan dichos debates. En los proyectos se encuentran referencias a autores como: Appadurai (2001), Bach (1992), Pries (1999), Glick Schiller (1999), Vertovec (2001), Levitt (2001), Portes (1995), Castles (1993) y otros. Sin embargo, aunque existen las referencias a estos autores, en pocos casos encontramos realmente una consideración y análisis profundo de conceptos y categorías para su utilización en realidades como la nuestra.

Existe una referencia implícita y constante a España (y por tanto al modelo de migración que ahí se desarrolla) en el nuevo imaginario sobre la migración al exterior en Bolivia. Está claro que lo que denominamos “visibilización” de las migraciones en el país se da en relación directa con la última oleada migratoria con destino a España. Casi la totalidad de los proyectos orientan sus indagaciones tomando como trasfondo la emigración boliviana de los últimos años a ese país.

La atención de buena parte de los proyectos de investigación se centra en áreas urbanas o periurbanas de las principales ciudades de Bolivia (Cochabamba, Santa Cruz, El Alto, La Paz), en espacios de reciente consolidación como barrios, producto de la migración interna, tanto intradepartamental como interdepartamental y desde los cuales ahora emigran ingentes cantidades de personas hacia el exterior, principalmente a Europa. Esta mayor movilidad expresada en las áreas urbanas hacia diversos destinos del exterior apunta a considerar a la migración interna tan sólo como un momento más de aprendizaje y experimentación en dinámicas mucho más amplias. En todo caso, resulta interesante ver la cantidad de proyectos que presentan esta característica centrada en el análisis urbano frente a un pasado reciente de estudios sobre migración internacional que más bien  focalizaban su atención en ámbitos rurales12.

La presencia del discurso sobre el impacto de las remesas económicas en la consideración del tema es otro aspecto que se halla de manera transversal en las exploraciones que se hacen sobre la migración de bolivianos(as) al exterior. Nuevamente aquí juegan un papel importante los medios de comunicación que tienden a filtrar sus visiones sobre el tema pero también instituciones económicas internacionales13 que fomentan su discusión o tratamiento desde la perspectiva del flujo de los recursos económicos. Por otra parte la dimensión de lo espacial y territorial en el análisis de los estudios está cada vez más presente. El concepto de espacio y territorio empieza a ser relacionado con las construcciones identitarias a partir de elementos como el des/arraigo, los sentimientos de pertenencia socioterritorial, los lugares de retorno u otros. Esta innovación en las nuevas miradas abre una gran veta de análisis por desarrollar.

 

3.1.  Implicaciones sociales y culturales

De acuerdo a la guía para la presentación de proyectos de investigación de la convocatoria son diversas las problemáticas sociales que desencadena la migración transnacional en los lugares de origen: la desintegración familiar, el abandono de los hijos(as), el rol de los tutores y del Estado en el cuidado de los niños(as), etc. En cuanto a la incidencia cultural de la migración se afirma que ésta, aun siendo menos visible, incide también en los que se van como en los que se quedan, debido al “intercambio y la influencia de prácticas culturales que provocan cambios en los valores, actitudes, gustos estéticos, en las visiones de desarrollo y en la adopción de nuevas prácticas de mercado, consumo, etc.; provocando de esta manera, modificaciones en las culturas locales y sus actores”. Esta tendencia exhibiría un gradual alejamiento de las miradas economicistas que comprenden los fenómenos migratorios de forma unidimensional.

 

Impactos en la estructura  familiar

Diversas voces consideran que de las transformaciones y cambios que se están dando a nivel mundial, los más importantes tienen que ver con la vida privada, como la sexualidad, la familia, las relaciones o el matrimonio. Son varios los enfoques que pretenden indagar sobre las  transformaciones en el seno mismo de la familia, asumiendo que en ésta se van dando modificaciones o resignificaciones producto de la migración que atañen al concepto mismo de familia como institución tradicional y definidora de la vida cotidiana. Es así que muchos proyectos se cuestionan sobre la relación entre las estructuras familiares y dinámicas migratorias dando énfasis a las transformaciones resultantes de ello.

En este ámbito sobresalen los enfoques centrados en los roles maternos y sus eventuales transformaciones en relación con otros miembros del hogar -sobre todo con los hijos- producto de una emigración fuertemente femenina. La imagen de ‘mujer-madre migrante’ que ya fuera trabajada en el documental de María Galindo “Las exiliadas del neoliberalismo” (2006) es problematizado en enfoques que contraponen la idea de descomposición familiar frente a la de recomposición. En todo caso -y nuevamente debido en gran medida a los medios de comunicación- pareciera que en el imaginario social se ha instalado una visión “culpabilizadora” de las madres migrantes en función a los impactos que la migración actual a Europa supone para los hijos(as).

Sobre este mismo aspecto, pero desde otra entrada, algunos proyectos parten de los impactos de la migración en los niños, niñas y adolescentes a quienes consideran los actores más vulnerables de la cadena migratoria. Los impactos psicológicos, la baja en el rendimiento escolar o en su defecto el abandono de la escuela o colegio,  la redefinición de valores en virtud al dinero de las remesas, el surgimiento de familias de hermanos así como la emergencia de las pandillas de jóvenes de padres y/o madres migrantes son aspectos que sobresalen en estos abordajes.

 

La feminización de las migraciones

En Bolivia estamos en medio de una creciente feminización de los flujos migratorios hacia Europa básicamente. Algunos estudios mencionan que el 67% de la migración cochabambina de los últimos seis años está compuesta por mujeres; la cifra sube al 70% en caso de las migraciones hacia Italia (Hinojosa, 2008a). Acorde a esta realidad encontré acercamientos que puntualizan en los impactos familiares producto de la emigración de la madre, la feminización de las remesas que se harían más constantes y comprometidas con el núcleo familiar y, en algunos casos, más allá de éste; las relaciones de poder al interior de los procesos migratorios así como los impactos diferenciados que se dan según las motivaciones de la migración.

Las múltiples y complejas relaciones de este componente novedoso trasmutan el análisis hacia contextos más amplios que el mero espacio doméstico de la familia y el hogar, es así que se habla de la feminización de la mano de obra transnacional al interior de un nuevo modelo de acumulación capitalista de características globales; o de las “cadenas globales de cuidado” donde las mujeres se insertan en virtud a su condición de mujeres y madres, pero  transfiriendo también  el cuidado y atención de sus propias familias a otras mujeres en los lugares de origen. Si a este panorama sumamos que en Bolivia un porcentaje muy elevado de hogares (cercano al 30%) son monoparentales con jefatura femenina esto nos da un cuadro del nivel de feminización que vivimos en medio de las migraciones. En todo caso los proyectos de investigación tienden a subrayar el dato novedoso de que la emigración de mujeres como “cabezas de proyecto” implica una profunda recomposición de los roles tradicionales ya que ahora son las mujeres las proveedoras de sus hogares. 

 

La importancia de las redes y el parentesco

Vinculando en el análisis la comunidad de origen con la de destino, y al hacer hincapié en las redes y tejidos que se desarrollan en estos espacios, los aspectos de la vida cotidiana adquieren importancia: prácticas de comunicación, cambios de comportamiento en función a nuevos estatus, flujos de capital económico y social, etc. El conjunto de estos elementos se ha visto facilitado y potenciado por las transformaciones aceleradas de la tecnología de las comunicaciones y el transporte posibilitando esa “sensación de cercanía”. En consecuencia algunas investigaciones buscan articular los contemporáneos procesos migratorios transnacionales con el funcionamiento del capital social que las redes familiares portan como acumulado histórico y determinar así si éstas se amplían, contraen o resignifican. La importancia de las redes sociales no sólo es abordada desde la perspectiva de los sistemas familiares, de parentesco o comunales, sino también cómo desde la consideración de las redes sociales se vinculan nuevas aproximaciones a conceptos como los de espacio y territorio, lo cual representa un valioso aporte al análisis.

 

Transformaciones socioculturales

Emergen las visiones sobre lo rural-comunitario, desde perspectivas de tipo antropológico, aunque también son cada vez más las inclinaciones por considerar escenarios urbanos al momento de hablar de cambios socioculturales. Sin embargo, en este aspecto de los cambios socioculturales aparecen las visiones rurales que se preguntan sobre lo que está pasando dentro de las comunidades campesinas andinas respecto a las ausencias prolongadas y significativas de su población, en lo que hace no sólo a la dimensión agrícola sino también en las fiestas, los ritos o las prácticas de cooperación.

Aquí aparece un tema que cada vez irá cobrando mayor realce en nuestras realidades referido a los retornos. La reciente aprobación de la Directiva de Retorno por parte de la comunidad europea como normativa común para sus países en temática migratoria traerá múltiples repercusiones. El tema del retorno es visto desde una mirada crítica reconociendo que en muchas ocasiones no se retorna al lugar de origen, sino que se elige otro (la periferia de la ciudad, centros o ciudades intermedias) lo cual supone un nuevo proceso de inserción social.

En todo caso el tema de las transformaciones socioculturales merece mayor atención sobre aspectos como las identidades, las segundas generaciones o la simultaneidad en el manejo de códigos de las sociedades de origen como de destino o las dinámicas de consumo a las cuales entran de manera intensa los y las migrantes.

 

3.2. Implicaciones económicas

Bajo este eje temático se buscaba indagar sobre las remesas económicas y su impacto en la economía, tanto familiar como nacional; es decir, desde una perspectiva micro (el uso que dan las familias a las remesas llegadas del exterior: consumo e inversión, prácticas de “remesas colectivas” y/o colaborativas) o desde una perspectiva macro (contribución de las remesas al PIB, actividades económicas que genera como el comercio transnacional, telecomunicaciones, actividades de intermediación de remesas, impacto en los mercados laborales de sectores como la construcción, reclutamiento de mano de obra, etcétera).

 

Impacto de las remesas

Desde una perspectiva familiar los aspectos considerados en el tema de las remesas económicas tienen que ver con conceptos como los de desarrollo y pobreza, expresados en términos concretos y cotidianos, ya que se da por supuesto que los envíos monetarios del exterior van a impactar en la calidad de vida y en el mejoramiento del ingreso de las personas. Se considera que el envío de las remesas debería incidir en el aumento del consumo y la inversión de los hogares receptores, generando un efecto positivo en la reducción de la pobreza y una mejora en las condiciones de vida.

Por otra parte en las consideraciones de los impactos de las remesas económicas a un nivel macro intervienen otro tipo de categorías e indicadores. A este nivel las remesas se han convertido en una fuente importante de ingresos para el país, lo que da pie a considerar que la migración tiene impacto en el crecimiento económico, así como en el desarrollo. En todo caso y tal como lo reconoce el mismo Banco Interamericano de Desarrollo, detrás de las remesas “existe una conexión fundamentalmente humana: los trabajadores emigran para mantener a miembros de su familia y asegurar su futuro en sus países de origen” (FOMIN, 2007).

 

Mercados laborales y sectores productivos

Entre los proyectos presentados a la convocatoria se encuentran algunas inquietudes mucho más concretas y específicas sobre los impactos económicos en determinados sectores productivos de las economías regionales. Tal es el caso del sector de la construcción que se ve fuertemente afectado por los flujos migratorios, lo cual lleva a caracterizar la mano obra que emigra, la que se queda y la que regresa así como sus tácticas de inserción laboral.

 

3.3. Implicaciones políticas

Bajo este eje temático la convocatoria buscaba identificar la participación de los emigrantes en los procesos políticos locales, su influencia en la política boliviana a través de sus organizaciones, así como la generación de proyectos de iniciativa ciudadana en los lugares de origen. En este eje temático sólo se presentó un proyecto de los 46, que trataba de vincular la migración hacia el exterior y la toma de decisiones públicas a nivel municipal. Resulta claro que este aspecto de las migraciones internacionales es el menos desarrollado y visible, quizá en gran medida debido a que recién se empieza a valorar y considerar a los migrantes como actores sociales en escenarios novedosos marcados por la desterritorialización y altamente expuestos a la violación de los derechos humanos básicos.

 

* * *

A manera de cierre de este estado de situación de la investigación sobre migraciones transnacionales puntualizo algunos elementos importantes en lo que hace a la temática. En primer lugar, el hecho de que nos hallamos ante un resurgir vigoroso del estudio y el análisis de las migraciones en Bolivia (aunque focalizados más en las ciudades de La Paz y Cochabamba). Sin embargo, hay que reconocer que la “visibilización de las migraciones” que hoy vivimos se debe en gran parte a los medios de comunicación quienes han posicionado el tema en la opinión pública desde básicamente dos perspectivas: la económica que enfatiza en las remesas económicas y la victimizadora que incide en los costos familiares y sociales de la migración. En todo caso falta bastante por recorrer desde la reflexión en las ciencias sociales para estar a la altura de este nuevo contexto migratorio que vivimos.

En lo que hace de manera específica a los proyectos de investigación presentados a la convocatoria del PIEB, en primer lugar es importante destacar la óptima respuesta obtenida con 130 personas involucradas en 46 equipos de investigación provenientes de ocho departamentos. Siendo la migración transnacional una temática sumamente amplia y diversa, la mayoría de las preocupaciones estuvieron referidas a los impactos sociofamiliares mostrando una fuerte sensibilización de los autores sobre el asunto. Los impactos económicos producidos por las remesas, ya sea a nivel micro (familiar) o macro (región o nación) es otro componente substancial de estas preocupaciones. En cambio los efectos culturales y políticos de la migración se nos presentan como los menos abordados y desarrollados. En todo caso considero que a partir de lo que esta convocatoria significa para los abordajes de las migraciones transnacionales en Bolivia dispondremos en poco tiempo de un nuevo soporte interpretativo que reforzará en gran medida lo que hasta aquí se ha desarrollado en el país.

 

Notas

1 Alfonso Hinojosa es sociólogo; integra el grupo de trabajo sobre Migración, cultura y políticas de CLACSO. Actualmente se desempeña como Director de la Dirección de Régimen Consular de la Cancillería del Estado Plurinacional de Bolivia. Correo electrónico: alf_hg@yahoo.com.

2 La mayor producción en términos de estudios e investigaciones sobre bolivianos(as) en las sociedades de destino proviene de la Argentina, es claro que debido a la histórica y consolidada migración transfronteriza hacia dicho país. Para una visión actualizada y exclusiva del estado de situación sobre la migración boliviana hacia la Argentina ver Liz Pérez Cautín (2008). Entre los autores argentinos que sobresalen tenemos a: Roberto Benencia (1995, 1997, 2004), Gabriela Karasik (1997), Alejandro Grimson (1999, 2000), Martha Giorgis (2004), Susana Sassone (2004), Sergio Caggiano (2005), Eduardo Doménech (2007) entre muchos otros y sólo para mencionar a los más destacados. En las temáticas más recurrentes figura la mirada desde la inserción laboral en dinámicas productivas rurales, para posteriormente dar paso a los enfoques más urbanos y, en otro rubro productivo, el trabajo textil.

3 En el caso del Brasil, el autor que con mayor sistematicidad y dedicación ha investigado a los migrantes bolivianos es Sidney Antônio da Silva, quien en sus libros Costurando Sonhos. Trajectoria de um grupo de inmigrantes bolivianos em Sâo Paolo (1997) e Inmigrantes no Brasil. Bolivianos, a presença cultura andina (2005) aborda desde una mirada antropológica la presencia poco conocida de la colectividad boliviana en San Pablo, y lo hace a través de diversas entradas privilegiando el tema de la inserción laboral en los talleres textiles de costura.

4 Los estudios de bolivianos en Estados Unidos son significativamente menores respecto a los de la Argentina, debido a la invisibilización de los compatriotas en un país constituido por corrientes migratorias muy diversas y muchísimo más numerosas que la boliviana.

5 La reciente ola migratoria boliviana a España está generando interés en los lugares de destino de este significativo contingente poblacional, lo cual se evidencia en la proliferación de tesis universitarias (tanto de maestría como de doctorado) en centros españoles, sobre todo de Barcelona y Madrid. Un ejemplo de estos emprendimientos lo encontramos en la Universidad Autónoma de Barcelona, que a través de un centro especializado en la temática migratoria viene ejecutando un proyecto de estudios referidos a cochabambinos(as) en dicha ciudad.

6 Cf. Ingrid Prikken (2004), Caroline Kaplan (2006), Richard Jones (2007), Marie Pries (2006), entre otros.

7 Véase Germán Guaygua (2000), Isabelle Combès et al. (2003), Lourdes Peña et al. (2003), Paula Peña (2003), Juan César Rojas et al. (2004), Mónica Quintela et al. (2004).

8 Las ponencias fueron editadas y publicadas recientemente.

9 Véase: Florinda Reluz (2006), Carlos Amurrio Albarracin (2001), Susana  Araoz de la Serda (2004), Edwin Benigno Flores Hilari (2006), entre otros.

10 En el caso de la Iglesia Católica son las Pastorales de Movilidad Humana a cargo, en la mayoría de los casos, de religiosos de la orden de los Escalabrinianos (dedicada en exclusividad a la causa migratoria) quienes asumen las acciones directas con los migrantes y sus familiares.

11 Desde los municipios en sus diversas instancias (Defensorías), pasando por las escuelas y una que otra instancia ministerial.

12 Cf. Hinojosa (2000), Cortes  (2004), Pérez (2004), De la Torre (2006) entre otros.

13 Tales como el Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo o la Corporación Andina de Fomento.

14 El listado bibliográfico propuesto a continuación va mucho más allá de las referencias puntuales abordadas en el texto y pretende rescatar de manera amplia las principales notas de orden nacional propuestas en los proyectos de la convocatoria.

 

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