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Tinkazos

versión On-line ISSN 1990-7451

Tinkazos v.11 n.25 La Paz nov. 2008

 

Claudia Rivera (ed.)

2008

 

Arqueología de las tierras altas, valles interandinos y tierras bajas de Bolivia. Memorias del I Congreso de Arqueología de Bolivia

 

La Paz: Instituto de Investigaciones Antropológicas y Arqueológicas, UMSA, PIEB.

 

Claudia Rivera Casanovas


La práctica arqueológica en Bolivia se desarrolla a partir del siglo XX con limitaciones por no contar con un espacio académico y de formación de arqueólogos profesionales hasta los años 80 y por el poco interés del Estado y las instituciones de investigación en apoyar el desarrollo académico de la disciplina, mucho menos hacer sostenible la investigación a través de fondos que permitiesen realizar estudios, análisis y publicaciones para el avance de una arqueología boliviana.

Estas situaciones han hecho que, a menudo, los resultados de las investigaciones se debatan en el exterior, se publiquen en otros idiomas o se queden en informes inaccesibles al público. En este marco, la publicación de Arqueología de las tierras altas, valles interandinos y tierras bajas de Bolivia, producto de un congreso organizado por el Instituto de Investigaciones Antropológicas y Arqueológicas de la Universidad Mayor de San Andrés el año 2004, viene a cubrir un importante vacío en la difusión de trabajos arqueológicos actualizados dentro del contexto boliviano.

El libro reúne los aportes de un grupo considerable de arqueólogos que presentaron estudios en curso en todo el territorio boliviano y regiones vecinas. Estos trabajos muestran que la arqueología en Bolivia ha alcanzado una madurez importante en los últimos años y que los conocimientos sobre el diverso pasado prehispánico se han ampliado considerablemente. Por tanto, este volumen constituye un marco de referencia importante dentro del campo arqueológico.

La obra está dividida en cinco partes, de acuerdo a los simposios del congreso, siguiendo un orden geográfico, cronológico y temático. La sección sobre arqueología de la cuenca del Titicaca toca diversos temas de orden metodológico y teórico. Christine Hastorf presenta un estudio sobre el culto a los ancestros en comunidades tempranas como una fuente importante de poder y de creación de la comunidad misma. A través de un análisis de cerámica en Chiripa, Andrew Roddick evalúa las festividades políticas a gran escala sugiriendo su ausencia y que Chiripa no fue el centro de una formación sociopolítica compleja como se pensaba. María Bruno presenta un estudio etnobotánico sobre las prácticas agrícolas actuales y los usos de las plantas en la península de Taraco que ayuda a entender estas prácticas en el pasado a través de la interpretación de los cambios en restos botánicos recuperados en contextos arqueológicos.

Alexei Vranich discute a Tiwanaku y su dinámica urbana precolombina explorando la organización de los espacios rituales urbanos como mecanismos de legitimación de las elites y la inclusión de grupos sociales diversos. Nicole Couture analiza la producción y representación de la identidad social y la memoria colectiva entre los grupos de elite en Tiwanaku a partir de excavaciones en el Palacio de Putuni.

En el campo de análisis especializados, Benjamín Vining y sus colegas emplean una variedad de métodos geofísicos (magnetometría, resistividad eléctrica y georradar) para explorar la estructura del espacio urbano en Tiwanaku que se halla bajo tierra. José Capriles y Alejandra Domic examinan el consumo e intensificación en la explotación de peces en el sitio de Iwawe a través de un análisis de restos de peces hallados en contextos domésticos Tiwanaku. Finalmente, Matthias Strecker y Freddy Taboada sintetizan los estudios de arte rupestre en el lado boliviano de la cuenca del Titicaca, planteando una secuencia cronológica tentativa.

En la sección sobre la cuenca del lago Poopó y altiplano meridional, Patricia Ayala y sus colegas estudian los materiales cerámicos y líticos y sus usos en sitios Formativos Wankarani. Revisan la interacción entre las sociedades Wankarani y las del Norte Grande de Chile, cambiando las interpretaciones precedentes sobre el tema. Marcos Michel estudia el sureste del lago Poopó identificando una tradición religiosa vinculada a Tiwanaku que articulaba a diferentes grupos sociales mediante redes de centros regionales para rituales e intercambios entre el altiplano y los valles.

María del Pilar Lima estudia la interculturalidad como una estrategia de control político empleada por el imperio Inka en la región del Poopó y cómo probables mecanismos de resistencia generaron nuevas identidades. Axel Nielsen y Eduardo Berberián reevalúan el Señorío Mallku de Lípez a partir de restos materiales y discuten procesos identitarios y formaciones políticas.

La sección de arqueología de los Valles Interandinos presenta información novedosa. En la última década numerosos proyectos de investigación abordaron problemáticas nuevas   generando una visión más amplia sobre las sociedades que poblaron estos valles y los procesos locales que dieron lugar a la conformación de una diversidad de entidades políticas.

José Luís Paz y colaboradores estudian un posible centro administrativo Tiwanaku en el valle de Achocalla. Las descripciones y análisis detallados de excavación indican las actividades realizadas en dicho asentamiento. Karina Aranda explora un asentamiento Tiwanaku en el valle de La Paz con una prospección sistemática intra sitio, encontrando una fuerte relación con actividades agrícolas en el lugar. María Soledad Fernández realiza una prospección regional en el valle de Cohoni, en las faldas del Illimani, explorando la naturaleza de la presencia Tiwanaku en la región y la existencia de posibles colonias.

En Cochabamba Olga Gabelmann estudia la tecnología y organización de la producción cerámica durante el período Formativo en Santa Lucía, presentando una nueva visión sobre la complejidad social temprana. Alejandra Martínez amplía el panorama sobre la fundición de metales, la presencia de malaquita y los procesos asociados en el sitio Formativo de Santa Lucía. Carla Jaimes y Zulema Terceros realizan un estudio de sitios arqueológicos y materiales cerámicos en Mizque planteando que el estilo Mizque Lakatambo surge tardíamente, producto de un reordenamiento étnico en la región durante el dominio Inka.

En Chuquisaca, Orlando Tapia presenta una secuencia cultural para la región del Río Chico analizando cerámica diagnóstica y las interacciones con regiones vecinas que sugieren estos materiales. María del Pilar Lima trabaja las políticas imperiales Inka en Quila Quila identificando un reordenamiento étnico en la región que produce parecidos entre las sociedades locales y aquellas de las tierras altas a partir de asimilaciones y sincretismos tardíos. Sonia Alconini evalúa los efectos de la política imperial Inka en la economía doméstica y comunal de un centro Yampara en Oroncota, revelando cómo las elites locales reforzaron su poder a través de alianzas imperiales. Claudia Rivera presenta una investigación regional en el valle de Cinti estudiando los cambios de patrones de asentamiento y evaluando las estrategias de poder de las elites locales para entender los procesos de formación y consolidación de entidades políticas en la región.

En Tarija, Marcos Michel estudia la región de Sama indagando en a estructuración de la identidad étnica Chicha que dio lugar a sociedades con un poder político marcado y un manejo de espacios regionales a través de sistemas viales y tráfico caravanero. José Capriles y Alejandra Domic realizan un análisis de huesos de animales de las excavaciones en Pucunayoj, Sama. Encuentran un predominio de camélidos domesticados relacionado a una economía de pastoreo, al caravaneo y el intercambio. Pablo Rendón presenta el Conjunto Cerámico Meridional compuesto por una serie de estilos cerámicos con diferencias temporales y espaciales encontrados en el sitio de El Saire y sus alrededores. Finalmente, Verónica Seldes presenta un análisis bioarqueológico de restos humanos en sitios de la Quebrada de Humahuaca, Argentina. Relaciona los resultados con los procesos de cambio y desigualdad social ocurridos en la región.

En la sección de arqueología de las Tierras Bajas, Patricia Álvarez estudia el arte rupestre del río Beni. La extensión, ubicación y emplazamiento de los petroglifos sugieren su función como marcadores territoriales y la importancia de la fauna para las sociedades pasadas. Sergio Calla explora la presencia de suelos negros o terra preta en la región de Guarayos. Estos son producto de actividad humana y están asociados a restos materiales prehispánicos y coloniales que permiten entender las características del asentamiento humano en la región y la modificación del paisaje. Bernardo Fischermann presenta una etnografía sobre la fiesta de la Asojna entre los Ayoreode del Chaco Boreal. Las detalladas descripciones de la fiesta, las actividades que la rodean y los campamentos constituyen elementos esenciales para comprender el registro arqueológico de sociedades que tuvieron una organización y patrones materiales similares.

En la sección de arqueología aplicada Naoki Nakajima realiza un análisis profundo y aclaratorio sobre los experimentos relacionados con la producción agrícola en campos de cultivo elevados y su fracaso en los proyectos de desarrollo actuales.

Como se aprecia en esta breve síntesis, lo importante y sustancial de este libro es reunir un número significativo de trabajos arqueológicos que reflejan el desarrollo de los estudios en aspectos teóricos, metodológicos y de especialización, pasando de un ejercicio puramente descriptivo a reflexiones más profundas sobre la naturaleza de la organización social y sus expresiones materiales. Los datos obtenidos en las pesquisas también sugieren procesos y manifestaciones culturales mucho más complejos de lo previamente pensado.

Este volumen constituye un importante aporte para difundir a un público amplio los conocimientos actuales sobre la arqueología de nuestro país y contribuye a una mejor comprensión sobre el rico pasado prehispánico de Bolivia y sus regiones.

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