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Tinkazos

versión On-line ISSN 1990-7451

Tinkazos v.11 n.25 La Paz nov. 2008

 

Manzana Uno: espacio de arte en movimiento

Oscar Barbery1

En la siguiente entrevista, la artista Ejti Stih comparte información sobre el nacimiento y funcionamiento del espacio de arte Manza Uno, en la ciudad de Santa Cruz. Esta joven iniciativa busca crear vínculos entre el ciudadano y el artista pero, sobre todo, fortalecer la identidad, “construirla, fomentarla y adaptarla a las situaciones que nos exige la historia, el progreso y el crecimiento social”.


Manzana Uno es un espacio ya consagrado para las producciones artísticas nacionales e internacionales, ubicado estratégicamente en el centro mismo de la ciudad  de Santa Cruz de la Sierra y con apenas tres años de existencia, es visitado por centenares de personas diariamente. La galería se transformó en una referencia fundamental para la difusión del arte y ya cuenta con más de 30 exposiciones realizadas en este lugar cedido por la Alcaldía con miras a la plaza principal. Fundado, gestionado y sobre todo trabajado por tres artistas no menores en la escena nacional: Ejti Stih, Juan Bustillos y Valia Carvalho, el proyecto sigue creciendo gracias a la participación activa de público y artistas. A continuación una entrevista con Ejti Stih, una de las fundadoras y actual coordinadora de Manzana Uno Espacio de Arte.

¿Cómo nace Manzana Uno?

Aquí, en Santa Cruz, frente a la plaza principal y al lado de la catedral, existía este viejo edificio que funcionaba antes para la Policía. Estuvo abandonado por casi trece años. Las salas de la planta baja se habían convertido en los últimos tiempos en motel y baño público para indigentes. Así fue que con Juan Bustillos y Valia Carvalho se nos ocurrió que podíamos hacer una exposición en ese lugar abandonado, la idea era abrir las puertas de las salas para que se conecte con la recién renovada plaza Manzana Uno (cuadrante de la ciudad que colinda con la plaza principal 24 de Septiembre). Cuando entramos a la edificación, ésta estaba en un estado lamentable, fue ahí que nos dimos cuenta que habría que hacer un gran esfuerzo para restaurarla y dejar las salas presentables para la muestra que queríamos realizar. Así nació la idea, luego el proyecto y después la materialización de este espacio; una galería para ser compartida con los vecinos, todas estas personas que van y vienen entre las dos plazas a toda hora del día.

¿Cómo se financió y se financia actualmente la galería?

No contábamos con un centavo para empezar con las refacciones que el edificio necesitaba. Pusimos manos a la obra hablando por teléfono con personas particulares y distintas empresas e instituciones cruceñas que pensábamos podían brindarnos alguna ayuda, ya sea en tra bajo, material o consejos profesionales; cualquier aporte era bienvenido. Quiero destacar que fue para nosotros una gran sorpresa que todas las personas, empresas e instituciones que contactamos, respondieron positivamente al proyecto.

Así conseguimos desde bolsas de cemento, pinturas, azulejos, grifos, inodoro, muebles, computadora, línea telefónica y pasajes de avión para los artistas entre otras cosas. Hasta tuvimos la suerte de contar con la ayuda desinteresada y permanente de tres personas que es importante mencionar ahora: los ingenieros Marcelo Lazo, Humberto Garnica y a mi querido arquitecto Lucho Fernández de Córdova.

Luego firmamos un contrato con la Alcaldía de Santa Cruz por cinco años donde nos comprometimos a trabajar mutuamente: nosotros como voluntarios, coordinando y ejecutando todas las exposiciones y actividades del espacio, y la Alcaldía cubriendo algunas necesidades básicas que el edificio necesitaba para funcionar, como por ejemplo guardias, luz, teléfono, agua, limpieza y una secretaria.

No teníamos idea en qué nos habíamos metido. No imaginamos que en tan pocos años, Manzana Uno se convertiría en una referencia importante para la cultura local y nacional, y a medida que iba creciendo, crecían las dificultades pero también las satisfacciones de poder colaborar en este proyecto cultural.

El 27 de septiembre de 2005 inauguramos el espacio frente a 800 personas que nos mostraban la alegría de haber recuperado este hermoso y antiguo edificio para el uso público y ciudadano.

El primer año fue el más difícil porque no teníamos ningún financiamiento, solamente el apoyo del municipio para una secretaria y dos guardias. A esta falta de presupuesto, fundamos un Club de amigos de la Manzana, donde personas particulares donan 10 dólares mensuales, y a fin de año reciben una obra de arte producida por nosotros como reconocimiento a su compromiso cotidiano. A estos amigos y a todas las empresas que nos ayudan económicamente les enviamos también un informe financiero detallando cómo fueron administrados sus aportes a lo largo del año.

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¿Cual es la respuesta del público visitante?

En los primeros meses, después de la inauguración, llegaban los vecinos y nos agradecían personalmente por lo que habíamos generado. Hubo varias personas que vinieron a visitarnos y a contarnos que en estas mismas salas donde ahora se podían ver obras de arte, tiempo atrás estaban presos y maltratados cuando el edificio pertenecía a la Policía.

La respuesta del público fue increíble, y desde el comienzo decidimos mantener el espacio abierto hasta las nueve de la noche incluyendo los fines de semana. Todas las personas que vienen a pasear por la plaza, entran a las salas de exposición, así que contamos con un público variado, de todas las edades y clases sociales. Creemos que esto es uno de los valores más destacados que tiene Manzana Uno Espacio de Arte en cuanto a su función social. Al comienzo, las guardias municipales se paraban en las dos puertas principales con laque en mano y en una posición que generaba temor; poco a poco, las convencimos de que las armas podían quedarse en el depósito.  La verdad es que en casi tres años de existencia, no hemos sufrido ningún daño de las obras expuestas a pesar de que la galería tiene una circulación hasta de 1.000 personas por fin de semana. Aquí quiero agregar que desde la fecha de inauguración contamos con 17.000 visitantes con un promedio de 5.331 por mes.

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¿Cuál es el objetivo de la Manzana Uno?

¡Los tres somos unos Quijotes metidos en camisa de once varas! Para nosotros, recién convertidos en gestores culturales, las cosas se complicaban a pesar del éxito en el número de visitantes y en las repercusiones que el espacio tenía. El tiempo de organización, montaje y relaciones públicas que Manzana Uno nos demanda, ha disminuido al mínimo las posibilidades para pensar en nuestro propio trabajo como artistas. Buscar fondos y nuevos amigos que aporten para que el espacio siga existiendo no son precisamente tareas en las cuales nosotros teníamos mucha práctica; venimos del mundo de la producción de la obra y fue difícil al principio ser coordinadores y difusores culturales. Es otra dimensión muy diferente. Pero, a pesar de todo, existe un factor fundamental para nosotros: el estar en un contacto vivo y permanente con el público y los artistas, estos últimos llegan a exponer desde otros lugares de Bolivia y también de diferentes partes del mundo. Con los expositores hacemos los montajes personalmente y así, durante el trabajo, intercambiamos ideas y experiencias. Muchos nos han comentado que justamente esos días, antes de la inauguración, son momentos muy agradables para ellos. Como somos artistas los que trabajamos para Manzana Uno, nos importa muchísimo que la experiencia del montaje no tenga ese sabor amargo de las exposiciones y que nosotros personalmente hemos experimentamos en el montaje de nuestras obras donde el interés o contacto personal casi no existe en muchas instituciones.

Manzana Uno pone a disposición de los artistas no sólo todos los recursos técnicos y espaciales con los que cuenta, sino también nuestra ayuda en lo que necesiten para que sus exposiciones sean una buena experiencia.

Ahora si hablamos concretamente de objetivos, nosotros simplemente como coordinadores y gestores de este nuevo espacio, esperamos hacer todo lo posible para que Manzana Uno siga creciendo, siga incrementando sus visitantes año tras año, siga aportando a la conexión entre artistas y ciudadanos. Quiero aclarar que este proyecto es un aporte al municipio, al público, a las disciplinas artísticas en todas sus formas y, por lo tanto, necesitamos una participación más activa y responsable por parte de la Alcaldía, ya que en definitiva, es un proyecto de la ciudad y para la ciudad. Aquí no hay nombres ni intereses personales, ponemos lo mejor de nuestras capacidades con el objetivo de que cualquier persona, sea del barrio que sea, tenga acceso a la obra de arte, y en ese encuentro, puedan imaginar otras realidades posibles.

El arte es un quehacer de permanente cuestionamiento, no predica verdades sino que siembra dudas y, por lo tanto, no se lo puede usar como panfleto político. Los gobiernos y muchas instituciones tienen que entender que proyectos como estos tienen un valor social fundamental en la construcción de la identidad y en la relación del ciudadano con su entorno inmediato. El arte es un recurso más de la educación y el aprendizaje y, por lo tanto, se convierte en un instrumento para afrontar el futuro.

¿De qué hablan las exposiciones en Manzana Uno?

El espacio de arte nació como una gran casualidad. Los objetivos y propósitos de esta institución aparecieron con claridad recién después, cuando nos vimos en la tarea de organizar exposiciones mensualmente. En el camino entendimos que las muestras podían tener una gran relación con la realidad nacional, con una integración tan necesaria en el territorio y también un compromiso con la documentación histórica.

Para citar algunos ejemplos, quiero contar que nos pareció urgente hacer una exposición retrospectiva del pintor Tito Kuramoto ya que, en las instituciones de arte “serias”, estas muestras se hacen generalmente cuando el artista ha muerto. La exposición de Kuramoto se realizó en tres lugares distintos y de manera simultánea. Se buscó material entre los bocetos arrugados y olvidados donde encontramos su primera pintura al óleo cuando el pintor tenía apenas 15 años de edad. Fue conmovedor escuchar orgullosas a la esposa y sus cuatro hijas en la inauguración, comentando que habían rebobinado la película de sus vidas viendo los bocetos, los cuadros familiares, las ideas para carros carnavaleros, las pinturas hiperrealistas y las últimas locamente contemporáneas.

También rescatar la exposición de Nuestro Fotoperiodismo, donde participaron 15 fotógrafos que actualmente trabajan en periódicos locales. La muestra se realizó por segunda vez y es la que tuvo más repercusión en el público. Nosotros sabíamos que existía una inmensa cantidad de buenas fotografías hechas por reporteros gráficos de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra pero que nunca se publicaban por razones varias.

La profesión de reportero gráfico es discriminada en nuestro medio; no hace mucho tiempo atrás, ni siquiera se ponía a los autores de las fotografías publicadas en la prensa. En las dos exposiciones, tuvimos que hacer una selección de cien tomas entre más de setecientas presentadas, mezclando para la selección un criterio de calidad artística pero también un criterio de calidad informativa. Hemos organizado y armado dos exposiciones que lograron traspasar las fronteras del departamento de Santa Cruz y también las del país. La muestra de Nuestro Fotoperiodismo viajó al museo San Francisco de La Paz a Treveris y Hannover en Alemania, y la versión 2008 estará en Cochabamba, Sucre, La Paz y Tarija.

Con la ayuda de la Iglesia Católica y la Fundación Príncipe Klaus se publicaron dos catálogos en tres idiomas (español, alemán e inglés) con 100 páginas a todo color. Estas dos publicaciones quedan como documento y archivo de la realidad nacional en los últimos dos años, pero también como homenaje y reconocimiento a los sacrificios y correteos cotidianos de estos hombres con sus cámaras.

Otra exposición que vale la pena mencionar, es la colección particular de arte africano del antropólogo italiano Moreno Chiovoloni fallecido prematuramente, una colección de 250 objetos de incalculable valor, heredada a su hijo Lorenzo. Cerámicas antiguas, utilitarios, máscaras, instrumentos y tejidos fueron confiados a Manzana Uno por su madre, quien hizo una descripción detallada de la procedencia y uso de cada elemento expuesto en la galería. La importancia de presentar esta colección particular no fue solamente por su incalculable precio cultural y criterio con el cual el antropólogo la reunió durante toda su vida, sino también en la valoración que le pudo dar su joven hijo al ver el resultado del trabajo de su padre en una sola muestra.

¿Qué otras exposiciones podría mencionar?

Bueno. El carnaval es sin duda la más directa expresión de alegría y libertad de los que viven en Santa Cruz; una mezcla de cambas, collas y extranjeros residentes en Bolivia. En los tiempos inmediatos en que vivimos, en esta difícil coyuntura política y en esta lucha racial sin sentido, vimos necesario realizar una exposición que rescate aquellos puntos de integración y de sentimientos unificadores. Tomamos la alegría como nexo y entrega de todos los bolivianos en estos días de festejos carnavaleros. La riqueza de las costumbres, las vestimentas y expresiones culturales en nuestra Bolivia diversa es incomparable con cualquier otro país del continente americano. En esta última exposición, y por falta de espacio, hemos presentado trajes originales con enormes fotografías de danzas y festejos de sólo cuatro de los nueve departamentos bolivianos: Santa Cruz, La Paz, Oruro y Chuquisaca  (Tarabuco).

Muchos ciudadanos no tienen posibilidades económicas para poder viajar y conocer la diversidad cultural de su patria, así que una exposición de este tipo representó un aprendizaje sobre la riqueza de su propio país.

También en el año 2006 se realizó el primer encuentro internacional de escultores en Santa Cruz. Ocho escultores de Perú, Argentina, Paraguay y Bolivia hicieron aparecer sus enormes obras en madera certificada de yesquero negro, esculpiendo en vivo en la plaza de la Manzana Uno durante toda una semana. Este evento se repetirá ahora, en el 2008, con diez participantes elegidos entre 120 postulantes que vendrán desde Japón, Mozambique, Francia, Turquía, Argentina, Estados Unidos, Chile y Bolivia. Las obras serán donadas a la ciudad y se colocarán en un paseo construido en conjunto entre el municipio y el WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza).

En el pasado mes de marzo, organizamos el primer encuentro entre el arte y el vino en Concepción (Tarija), un esfuerzo conjunto con Fautapo, el municipio y la Prefectura de Concepción. Con la participación de escultores y pintores de Chile, Argentina y Bolivia se realizaron obras que ahora forman parte de la primera colección pública de arte permanente en este departamento.

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¿Cuáles son las necesidades que tiene hoy este espacio de arte?

Bueno, hemos logrado nuestra personería jurídica, asunto bastante costoso tanto en dinero como en trabas burocráticas, así que nos podemos llamar formalmente Asociación Civil Manzana Uno Espacio de Arte. Con ese rimbombante título podemos comenzar a mandar aplicaciones y solicitudes a distintas instituciones internacionales con la esperanza de que se interesen en financiar alguna parte de nuestra quijotesca tarea.

Tengo que confesar que nos hemos llevado varias decepciones, entre ellas el doble rechazo del BID (Banco Interamericano de Desarrollo). La primera oportunidad con un proyecto para visitas organizadas para los niños de distintos colegios fiscales y la segunda con un proyecto de equipamiento para proyectar películas sobre artistas, sus vidas y distintos filmes y producciones relacionadas con las artes visuales.

Pero no nos hemos rendido y finalmente recibimos ayuda de la Embajada de los Países Bajos y no mucho tiempo después financiamiento de la fundación Príncipe Claus para tres exposiciones en el 2008.

Hemos realizado muchos intentos con las autoridades locales proponiendo al municipio construir un baño público, espacio que no existe en el centro de la ciudad, y así administrarlo para obtener los fondos que la galería necesita. De la misma manera, propusimos organizar un pequeño café en la plaza pidiendo a la brigada parlamentaria, nuestra vecina, dos habitaciones abandonadas ya que con el dinero obtenido en este emprendimiento podríamos financiar muchas exposiciones. Estas propuestas fueron rechazadas por la Alcaldía.

Hemos fabricado una variedad de objetos para la venta, como manzanitas de cerámica pintadas a mano, reproducciones artísticas, tazas con nuestros dibujos, almanaques (con la ayuda de la imprenta El País), poleras y catálogos para poder comprar por lo menos los focos y mantener el lugar iluminado como es debido en una galería de arte. Tenemos una necesidad urgente de más espacio físico ya que el taller de Juan Bustillos, igual que el mío, sirven como depósitos temporales de las exposiciones que van y vienen, los paneles, pedestales y otros implementos necesarios para los montajes ocupan una gran parte de nuestro espacio de trabajo en casa.

Debido a nuestra ubicación céntrica nos encantaría organizar un punto de información turística y cultural, y de esa manera reforzar la articulación con otras instituciones culturales. En la recurrida plaza Manzana Uno debería existir un centro de información para responder a las preguntas que tienen los visitantes y también los habitantes de la ciudad sobre diferentes actividades de interés público.

¿En este contexto, cual es la situación legal de la galería?

La edificación, según la Alcaldía, es de su propiedad debido a que esta institución entregó el terreno para el nuevo edificio de la Policía Nacional, donde argumentan que nunca había sido inscrito en los derechos reales. Quizás esa sea una de las razones por la cual, en trece años de abandono, nadie se atrevió a invertir en el lugar. El 28 de diciembre de 2007, la estructura entera, tanto la planta alta, donde se encuentran las oficinas de la brigada parlamentaria, como la planta baja, donde ahora se encuentra la galería de arte, pasaron a manos del Congreso nacional. El destino del edificio por ley es para el funcionamiento de la brigada parlamentaria cruceña. Esta ley se aprobó por la iniciativa del diputado Antonio Franco y fue ahí cuando nos enteramos por la prensa de que nos iban a desalojar con la fuerza pública. Tuvimos reuniones con los diputados que demostraron buena voluntad y consideran que el espacio de arte debe permanecer donde nació. El municipio sigue reclamando su propiedad y no se conforma con ninguna ley mientras nosotros tenemos la esperanza de que la ciudadanía, el número de visitantes y los buenos amigos de Manzana Uno decidan sobre el destino de esta galería que es de todos.

¿Cuáles son los proyectos para el futuro?

Tenemos el objetivo de realizar cursos y charlas con los artistas que exponen en la galería, además de organizar visitas guiadas para niños de diferentes colegios e institutos, también habilitar una biblioteca especializada en arte (catálogos, CD, DVD, revistas y libros).

Uno de los propósitos de la Manzana es establecer un circuito donde las exposiciones podrían rotar como ya lo hemos hecho con Nuestro Fotoperiodismo y la exposición Michel Bouvet (diseñador gráfico francés), así que existen lazos de compromiso entre el Museo Nacional de Arte, Museo San Francisco y Museo Nacional de Etnografía y  Folklore en La Paz, Martadero en Cochabamba y la Escuela de Bellas Artes en Tarija, también con el Centro Franco Alemán y Asociación Pro Arte y Cultura (APAC).

Por otro lado, y como ya lo mencioné antes, nadie se esperaba que la galería reciba tanta cantidad de visitantes. Muchas veces se justifica la falta de inversión cultural argumentando que los ciudadanos no tienen interés en las manifestaciones artísticas, pero ya quedó demostrado todo lo contrario en este espacio de arte nuevo. Ha pedido de nuestros visitantes, hemos empezado a soñar que tanto la planta alta de Manzana Uno como también la edificación vecina (donde actualmente se encuentra la brigada parlamentaria), algún día podrán ser un gran centro cultural rindiendo homenaje a la belleza de los dos edificios y  respondiendo de manera dinámica a las necesidades culturales de la población cruceña. Proyectos parecidos ya se han hecho realidad en muchas ciudades latinoamericanas ya que las plazas tienen un atractivo aparte; no solamente son el paseo de distracción, sino también son el circuito central de visitas a las antiguas construcciones con un propósito educativo y cultural. Todo esto sería posible si existiera la voluntad de las autoridades tanto del municipio, de la brigada parlamentaria como de la Prefectura para que estos edificios sean compartidos con todos. Como lo he dicho ya en varias ocasiones, la identidad de un pueblo no es algo que existe solamente de por si, sino que también hay que construirla, fomentarla y adaptarla a las situaciones que nos exige la historia, el progreso y el crecimiento social. Ver una respuesta, una acción concreta, un trabajo común sería fantástico para este gran proyecto.


1   Comunicador social y fotógrafo de nacionalidad argentina. Actualmente reside en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y trabaja en la agencia de comunicación y publicidad PuntoBo.

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