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Tinkazos

versión On-line ISSN 1990-7451

Tinkazos v.11 n.23-24 La Paz mar. 2008

 

SECCIÓN IV

RESEÑAS Y COMENTARIOS

RESEÑAS

María Teresa Zegada, Yuri Tórrez y Patricia Salinas

2007

 

En nombre de las autonomías. Crisis estatal y procesos discursivos en Bolivia.

La Paz: PIEB

 

Helena Argirakis1


Definitivamente, las casualidades no existen. La coyuntura que vivimos está inmersa en una infinita gama de relaciones causales, que podríamos entender como diversos universos discursivos independientes (retratados en la prensa como mundos sin vasos comunicantes). Sin embargo, en realidad, sus diferencias materiales y distancias simbólicas son cuestiones estratégicas funcionales a la lucha entre campos políticos ideológicos con pretensiones hegemónicas.

Afirmo que las casualidades no existen, ya que éste es quizá uno de los momentos culminantes y catalizadores del proceso de inflexión histórica y acumulación sociopolítica, cargada de simbolismos, códigos, interlocutores y maneras particulares de entender y articular la dualidad legalidad – legitimidad, divorciados desde la crisis estatal en Bolivia.

Habida cuenta que hace una semana se aprobó en detalle en la ciudad de Oruro el texto de la nueva Constitución Política del Estado2, y esta semana la Asamblea Provisional Autonómica trabaja sobre la (nueva) redacción del Estatuto Autonómico en instalaciones del Palacio Prefectural en Santa Cruz, vemos cómo el debate sobre las autonomías gira en torno a los diversos sentidos, contextos y sujetos sociopolíticos que le dan relevancia, especificidad y pertinencia política a sus respectivas visiones de país.

Este contexto histórico condensa el proceso de acumulación que describe el libro de María Teresa Zegada, Yuri Tórrez y Patricia Salinas, En nombre de las autonomías. Crisis estatal y procesos discursivos en Bolivia. Los autores retratan el soporte sociopolítico en el que irrumpe y madura el debate sobre las autonomías. Describen los componentes de la crisis estatal en la que está inmersa Bolivia, el proceso de emergencia y estructuración de los movimientos sociales y la Asamblea Constituyente, además de las demandas de reconfiguración del Estado, en cuanto a su definición, contenido, rol y relaciones con la sociedad boliviana diversa.

Para este fin, se recurre al análisis discursivo y los contextos de memoria larga y corta de dos posiciones (discursivas) estructurantes que marcan grandes líneas o tendencias: la autonomía indígena / campesina y la necesidad de descolonizar el Estado para recuperar lógicas comunitarias en su marco institucional. Por otro lado, la autonomía departamental cívica regional, parte del cuestionamiento al Estado centralista e ineficiente para la profundización de la descentralización del espacio político administrativo intermedio, es decir los departamentos, buscando desarrollo y modernización.

Sin embargo, a pesar de coincidencias políticas iniciales entre estas dos posiciones discursivas estructurantes, y de compartir la necesidad de interpelar al Estado Nacional, por medio del cuestionamiento radical a la actual estructura del Estado por su “naturaleza excluyente y colonizadora” y su carácter “centralista y marginador”, (en palabras de los autores), “las reivindicaciones autonómicas se convierten en condensadores ideológicos” 

A partir de esta interpelación común al Estado central, se bifurcan dos cosmovisiones respecto a la naturaleza, composición y exclusividad de las relaciones de poder en Bolivia, que se condensan en los contenidos políticos polarizados de los proyectos autonómicos indígena / campesino y cívico / regional.

Los autores hacen un análisis de la centralidad del binomio Estado-nación y su consecuente vaciamiento histórico e ideológico, que ha acarreado una pérdida de capacidad hegemónica en el país. Para ello, recurren a conceptos como nación desde diversas perspectivas (nación como “comunidad imaginada”, nación “étnica”, nación “cívica”, la ruptura del monismo político del Estado nación, etc.) para ir articulando una concepción discursiva que interprete la tensión histórica del presente.

Esta concepción articuladora gira en torno a la incursión de la idea de lo plurinacional, desde la perspectiva intercultural, que actúa a manera de péndulo compensado o centro de gravitación política, que supera el simple reconocimiento de lo plural, planteado por la visión multiculturalista de corte neoliberal.

La disputa en el campo político se da, según este estudio, en torno a tres áreas fundamentales: (re)ordenamiento territorial, organización político administrativa e institucional y administración de los recursos. Cabe resaltar que a pesar de que existen visiones diversas y contradictorias, existen también propuestas intermedias que propenden hacia un diseño institucional mixto en el que las diferencias se combinen y complementen mutuamente.  Pero la verdadera esencia del debate gira en torno a la capacidad de autogobierno y autodeterminación en las autonomías indígenas, según usos, costumbres y cultura ancestral y, por otro lado, la descentralización, la determinación de competencias administrativas, normativas, el desarrollo regional, la relación de poder con el Gobierno central y la asignación de recursos.

Esta disputa pone en evidencia las diversas visiones sobre la construcción de un Estado con autonomías desde las perspectivas indígena / campesina y la cívica regional. Como se planteó líneas arriba, la esencia del conflicto no gira en torno a si las autonomías van o no, o si se aplicarán de tal o cual manera, como afirman algunos medios masivos de comunicación, sino acerca de la naturaleza, composición, distribución y exclusividad del poder.

La autonomía departamental del movimiento cívico regional, asociada a un tipo de Estado descentralizado, un modelo económico agroindustrial, una visión de desarrollo regional, un “ser cruceño” asociado a la construcción identitaria regional y la lógica corporativa de la institucionalidad oficialista cruceña, va inexorablemente ligada a los intereses de los grupos de poder de la región.

Recogiendo una cita de los autores en la que mencionan a Fernando Prado, este investigador evidencia la estructuración (histórica, frente a sus contradicciones internas con el centralismo gubernamental) de Santa Cruz como una “ciudad-Estado”, siendo el regionalismo el elemento político catalizador de dicha conformación. Esta afirmación se complementa con otra cita que abunda sobre la “cruceñidad”, siendo “éste un límite social a todo Estado y Gobierno. Más que un actor social o político, una especie de ‘micro Estado’ de derecho regional”.

La autonomía indígena campesina va estrechamente ligada a la recuperación y (re) construcción  de una memoria larga y memoria corta de las luchas anticoloniales. Estas luchas articulan un discurso indígena situado en el centro del debate político e ideológico nacional, dadas las condiciones de explotación secular de los indígenas y campesinos, además del proceso de colonialismo interno y el fracaso de las políticas desarrollistas del nacionalismo histórico.

La matriz descolonizadora de la visión indiana originaria ubica de manera central en su perspectiva a la tridimensionalidad en torno al territorio - cultura - identidad. Esta totalidad de habitat, recursos naturales, elementos culturales y lingüísticos, étnicos identitarios, constituye no sólo una base de lucha, sino una base ética y deontológica para entender la concepción de la autonomía indígena campesina.

Este fundamento común entre colectividades indígenas de tierras altas y tierras bajas, permitió la creación de un espacio que posibilitó alianzas sociopolíticas estratégicas para una propuesta de autonomía indígena campesina con la intencionalidad de influir en las determinaciones de la Asamblea Constituyente.

Estos elementos importantes aportan perspectivas novedosas sobre lo que verdaderamente está en juego cuando se observa la disputa política sobre las autonomías.

Haciendo eco de algunas de las conclusiones de los autores, el debate sobre la(s) autonomía(s) condensa la diversa gama de contradicciones y complejidades de los diferentes imaginarios sociales existentes en el país, sus luchas históricas y las tensiones estructurales no resueltas de la estatalidad boliviana. También ha servido de “condensador ideológico”, agregando cosmogonías, cosmovisiones de dichos imaginarios, factores sociopolíticos y culturales, capacidad de definición identitaria y la politización de la identidad, por medio de la movilización social. Por ende, el tema de la(s) autonomía(s) “no es un problema de mera ingeniería constitucional” o de administración pública.Sin embargo, en el mismo problema radica la solución…ya que, como se constata en el libro, no existen “dos Bolivias”. El mito del enfrentamiento “collas - cambas”, “oriente - occidente” o enfrentamiento entre regiones es una construcción política discursiva antagónica de élites con intereses y visiones hegemónicas - contrahegemónicas contrapuestas, obviamente muy propias del mundo de la disputa política. A pesar de existir disidencias desde las visiones elitarias, las autonomías, más bien, brindan posibilidades de (re)encuentros y de construcción de nuevas concepciones de estatalidad ancladas en el valor de la interculturalidad y el principio de la plurinacionalidad, que serán las bases fundamentales para superar esta crisis histórica en la que nos encontramos los bolivianos.


NOTAS

1   Politóloga.

2   Esta reseña fue enviada a T’inkazos el 17 de diciembre de 2007.


 

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