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Tinkazos

versión On-line ISSN 1990-7451

Tinkazos v.10 n.22 La Paz  2007

 

SECCIÓN III

INVESTIGACIÓN

 

Las microfinanzas reguladas en Bolivia

Herbert Muller 1

 

En los últimos años, las microfinanzas han tenido un crecimiento importante. Tanto que Bolivia se ha convertido en un referente mundial del éxito en este tipo de emprendimientos. Pero no siempre fue así. El autor transita por el antes, el ahora y el después de este boom.


 Ya en los años ochenta, existía una buena cantidad de organizaciones no gubernamentales que se dedicaban a proveer microcrédito, entre ellas, por ejemplo, Prodem (Promoción y Desarrollo Empresarial), que en 1992 pasa a ser Banco Sol, iniciando de esta manera una tendencia a que las ONG financieras se conviertan en instituciones reguladas.

A partir de 1995, gracias a un adecuado marco regulatorio, varias organizaciones no gubernamentales se convierten en instituciones reguladas, en la forma de Fondos Financieros Privados. Este nuevo marco regulatorio les abrió la posibilidad de captar recursos del público a través de cajas de ahorro y depósitos a plazo fijo, y así desarrollar nuevos servicios financieros y aprovechar los servicios de la Central de Riesgos de la Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras, reduciendo significativamente su riesgo crediticio. Ya no se trataba de simples instituciones filantrópicas, eran instituciones que, aunque mantenían en muchos casos su misión social original, requerían ser además solventes, líquidas y rentables para atraer nuevo capital privado, crecer y ser sostenibles en el tiempo.

Más importante aún, el crecimiento de la industria regulada de las microfinanzas genera por primera vez en la historia del país un acelerado proceso de bancarización, a través de la incorporación de amplios sectores de la población a nuevos y más rentables servicios de ahorro, democratizándose además el acceso al crédito significativamente más barato que el existente en el mercado informal, y la llegada a actores que históricamente estuvieron marginados del sistema financiero formal.

 

 

La competencia en el sistema es cada día mayor, y con la competencia las instituciones se ven obligadas a desarrollar nuevos productos. El crédito solidario, que era el producto más importante de la industria, empieza a ser sustituido por el crédito individual, y se crea una serie de novedades como el crédito de vivienda, el crédito prendario de joyas y los instrumentos de garantía, por citar los más importantes. Los servicios financieros  también  mejoran, entre ellos, el servicio de transferencia de dinero y la cobranza de servicios públicos, especialmente, agua, luz e impuestos. Hoy, ya se emiten tarjetas de débito habiéndose ampliado de manera significativa los puntos de atención de cajeros automáticos, además se comercializa microseguros, permitiendo a los que trabajan en el sector informal de la economía ¾58% del empleo el 20052¾ tener acceso a servicios privados de salud, además de contar con seguros de vida a precios por demás razonables3 y accesibles a los sectores de menores ingresos en el país.

Como no puede ser de otra manera, en un entorno de competencia y liberalización del sistema financiero, las tasas de interés se reducen continuamente obligando a las instituciones a ser cada vez más eficientes. En todo caso, es importante señalar, como lo hace Miller Sanabria (2000)4: “lo que importa es el costo total de la deuda y no únicamente las tasas de interés, que no son más que uno de los componentes del costo de la deuda”. La evolución de las microfinanzas en Bolivia ha permitido disminuir de forma sostenida los distintos costos de transacción que al inicio de la industria eran elevadísimos.

Nos referimos, por ejemplo, al costo que representaba en los años noventa,  para un pequeño prestatario dedicado al comercio, dejar su negocio por varias horas para  tramitar su crédito, ir en movilidad hasta las oficinas de la institución de microfinanzas, tener que legalizar los documentos que eventualmente le sirvan como garantía, esperar varios días a que se le desembolse el crédito. Estos pasos implican un elevadísimo costo de oportunidad, por no poder comprar o vender su mercadería en el momento oportuno y tener que regresar al menos cada mes para cumplir con su plan de pagos. Todas las encuestas muestran que para el pequeño prestatario más importante que la tasa de interés nominal es la oportunidad y rapidez en el desembolso de su crédito. Las instituciones de microfinanzas han ampliado sus agencias y puntos de atención, lo que disminuye el tiempo y costo de transporte en el que incurren los prestarios en el trámite de obtención de sus créditos y la cancelación de los mismos. Varias instituciones han establecido para sus clientes líneas de crédito que se desembolsan automáticamente y el prestario puede acceder a los recursos mediante su tarjeta de débito en cualquiera de los 723 cajeros automáticos distribuidos en los principales centros urbanos del país.

La primera crisis sistémica y las lecciones aprendidas

Pero llegar a este punto no fue fácil. Se tuvo que superar, en los inicios de 2000, la peor de las crisis vivida por la industria hasta la fecha como consecuencia, por un lado, de un fuerte proceso de sobreendeudamiento de los clientes,  provocado por el Fondo Financiero Privado Acceso, que se dedicó a conceder de forma indiscriminada créditos de consumo para la adquisición de electrodomésticos y otros de la línea blanca, no sólo a los asalariados, sino también a aquellos microempresarios que tenían un buen historial crediticio. Esta situación coincidió con la fuerte desaceleración de la economía que se inicia en 19984.

Edgar Arandia. El jugador nocturno (1995). Mixto sobre aglomerado más collage

 

 

El sobreendeudamiento de un porcentaje importante de los clientes de las microfinanzas  hizo que les fuera difícil, y en algunos casos imposible, el normal servicio de la deuda, motivándolos a organizarse en asociaciones de pequeños prestatarios con el propósito de renegociar sus deudas, en el peor de los casos, o de buscar la condonación de sus obligaciones, en el mejor de los casos. Ello provocó la expectativa de un proceso universal de renegociación y/o condonación de deudas, que afectó severamente la moral de pago en la mayoría de los clientes de las instituciones de microfinanzas.

Esta crisis, en los inicios de 2000, obligó a las instituciones de microfinanzas a refinar su política y tecnología crediticia, mejorar sus sistemas de cobranza, optimizar la calidad de sus servicios internos de auditoría y evaluación de riesgo crediticio, mejorar la calidad de sus recursos humanos, seleccionando cada vez más a graduados universitarios como asesores de crédito con una orientación fundamentalmente financiera y no solo “social”, y ligando a su sueldo una compensación variable en función de resultados. Las instituciones, asociadas gremialmente en Asofin ¾Asociación de Entidades Financieras Especializadas en Micro-finanzas¾,  empezaron a preocuparse de su imagen corporativa, formalizando sus unidades de mercadeo y publicidad, además de desarrollar importantes campañas de publicidad en los distintos medios con el fin de promocionar su imagen y los servicios que ofrecían al público. El crecimiento posterior de la industria obligó a las instituciones a introducir mejoras significativas en sus sistemas informáticos, tanto en el software como en hardware.

Pero además, se recogieron importantes lecciones, como señalaba un informe del Fondo de Desarrollo del Sistema Financiero y de Apoyo al Sector Productivo (Fondesif):  a) la importancia de realizar un seguimiento más profesional a las señales de la economía y el mercado, b) la necesidad de planificar de manera eficiente y conciente el establecimiento de una política prudencial, c) la importancia de  escuchar a los clientes para adaptar  la oferta de productos y servicios a la demanda del mercado, d) la aplicación oportuna  de tecnologías adecuadas,  y por último, pero no por ello menos importante, e) la importancia de diversificar mercados, productos, servicios, además de establecer una mayor base y diversidad de fuentes de fondeo. A nivel interno, las instituciones empezaron a financiar  un porcentaje de su cartera con los recursos captados en caja de ahorro y plazo fijo, sin descuidar el mantenimiento de líneas de crédito externas, además de las que la política estatal había puesto a disposición del sector financiero a través de Fondesif y Nafibo (Nacional Financiara Boliviana)5.

La imagen de las microfinanzas y el retorno a la banca de desarrollo

A pesar de todo ello, el movimiento de los pequeños prestarios dejó una marca importante en el mercado hasta el día de hoy. Los medios de prensa, con bastante desconocimiento de la industria de microfinanzas y confundiéndola además con instituciones de consumo, tipo Acceso, empezaron a publicar una serie de reportajes donde los villanos eran las instituciones de microcrédito, y los pequeños prestarios eran las víctimas de las altas tasas de interés que estas instituciones cobraban. Los políticos, con su visión demagógica y corto placista, a partir de la campaña electoral del 2002, empezaron cada vez con más insistencia, a proponer una mayor intervención del Estado en el funcionamiento del  mercado financiero y la necesidad de crear bancos de desarrollo estatales, olvidando el fracaso6 de éstos en el pasado. Felizmente, aún existe un consenso en sentido de lo peligrosa que es la condonación de las deudas, dado que la cultura de pago es clave para el funcionamiento de cualquier sistema financiero, y por lo tanto, el Gobierno de Evo Morales, al menos hasta ahora, ha garantizado que ni el Banco de la Unión, que se ha convertido en un banco estatal, ni el Banco de Desarrollo Productivo (BDP), que acaba de crear7, alterarán las reglas de juego existentes, que han permitido el desarrollo de una sólida e importante industria, ni realizará acciones que puedan afectar la moral de pago de los clientes de las instituciones financieras.

Para el gobierno, el aumento del flujo de crédito y la disminución de las tasas de interés se han convertido en dos de sus principales preocupaciones. Como lo señalaron el Presidente y el Vicepresidente de la República, con motivo de la visita a la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban)8, el crecimiento económico pasa por el aumento del crédito con tasas de interés más bajas, perdiendo de vista que el crecimiento de las unidades económicas y el crecimiento de los países no están ligados al nivel de la deuda contratada. El crecimiento está ligado a la acumulación de capital, mayores niveles de productividad, innovaciones tecnológicas y el valor agregado de los productos y servicios generados para el mercado (Miller, 2000). 

Las microfinanzas y la lucha contra la pobreza

Sólo el crecimiento sostenido y las mejores políticas de redistribución del ingreso permitirán reducir de forma efectiva y sostenible la pobreza, que es el principal objetivo de cualquier programa de gobierno y la preocupación central de las más importantes instituciones multilaterales creadas después de la Segunda Guerra Mundial. Incluso en países con altas y sostenidas tasas de crecimiento económico, como es el caso de India y China, los niveles de pobreza continúan altos, a pesar de las mejoras significativas en su nivel de vida.

En Bolivia, al igual que en otras partes del mundo, hay un debate permanente sobre el rol de la banca estatal en general, y de las instituciones de microfinanzas en  particular, en relación a su contribución en la lucha contra la pobreza. Michael Chu señalaba en el IX Foro Interamericano de la microempresa, realizado en Quito, Ecuador, en septiembre de 2006: “en  la lucha contra la pobreza, además de escala y permanencia, también importan la eficacia y la eficiencia, y la constancia de ambas. La experiencia nos muestra que el sector público, por diversas razones, enfrenta enormes desafíos  para cumplir  con esos requisitos y son raras las excepciones en que logra hacerlo con éxito”. Según Chu, recién se está empezando a entender más y más la capacidad de los mercados para generar valor social. En su opinión “una empresa comercial lo logra cuando afecta el ingreso disponible de las familias en los sectores más frágiles de la sociedad, de tres maneras: a) cuando estira el ingreso disponible, abaratando productos o servicios que utiliza la gente del sector, b) cuando expande la capacidad del ingreso disponible, trayendo productos o servicios que quiere el sector pero que previamente                                                     eran inaccesibles, c) cuando aumenta el ingreso disponible, a través de utilidades y nóminas crecientes en el sector. Y cuando se dan  estos logros, las empresas potencian un cuarto beneficio: muchas veces de la suficiencia económica viene el empoderamiento de la persona, la autovaloración y la autoconfianza,  que son la base de los derechos ciudadanos”, que son precisamente los logros de la industria de las microfinazas en Bolivia.

Según Chu, “el poder de las microfinazas viene del hecho de que algo que genere  gran valor social ¾el acceso a servicios financieros por parte de los sectores de bajos ingresos¾ pudo ser convertido en un emprendimiento comercial para así lograr escala, permanencia eficacia y eficiencia”. En su lógica, dado que esos cuatro factores son fundamentales en la lucha contra la pobreza,  la conclusión ineludible es que el sector privado no es sólo un aliado estratégico, es un aliado imprescindible del Estado en la búsqueda de un mundo con menos pobres.

El espectacular crecimiento de las microfinanzas en los últimos años en Bolivia, a una tasa del 19% por año en la cartera y de 25% por año entre diciembre de 2000 y diciembre de 2006 en los depósitos del público, se explica porque además de contribuir al financiamiento de los micro emprendimientos productivos, actividades comerciales y de servicios estables, está financiando, fundamentalmente, las estrategias de sobrevivencia de un porcentaje importante de emigrantes del campo a la ciudad y grandes conglomerados de desempleados, producto de la contracción del empleo en el sector formal de la economía.

Como se observa en el Gráfico 9, comparando la tendencia en el sistema bancario con la del sistema de las microfinanzas, en estas últimas el crecimiento de los depósitos ha sido sostenido. Ello, porque la base de los depositantes en  las instituciones de microfinanzas está conformada mayoritariamente por pequeños y medianos ahorristas, para los cuales el costo de transacción de sacar su dinero del país en épocas de incertidumbre política son muy altos. Por otro lado, la solvencia de estas instituciones, no sólo en los hechos, sino en la percepción del público, ha mejorado sustancialmente de forma tal que los depositantes  se sienten cómodos manteniendo sus ahorros en el sistema y no “debajo del colchón”, como sucedía en el pasado.

 

Las microfinanzas y el crecimiento económico

La verdad es que gran parte del crecimiento económico de los últimos años se ha dado en los sectores modernos de la economía: hidrocarburos, minería y agricultura comercial en el oriente del país. Estos sectores  son intensivos en capital. Por otra parte, la inversión privada en los sectores tradicionales de la economía, pero que absorben mano de obra, está desde hace varios años deprimida. Efectivamente, de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la inversión privada viene disminuyendo desde 1998, cuando llegó a un tope del 17.66%, de los cuales 5.61% correspondía a la inversión privada nacional. En 2006, la inversión privada fue de apenas 7.60% del PIB, del cual 4.13% correspondió a  la inversión privada nacional.

En este sentido, no cabe duda alguna que la industria de las microfinanzas, además de actuar como amortiguador de los efectos perversos del desempleo en Bolivia, está contribuyendo en los últimos años a canalizar una parte importante del ahorro que llega al país en la forma de remesas de los emigrantes bolivianos en el exterior, principalmente en España, Estados Unidos y Argentina. Se estima que el valor de las remesas en 2006 fue del orden de los 800 millones de dólares. Parte de estas remesas ha sido utilizadas como el “aporte propio” de parientes de los emigrantes para construir sus viviendas, y ello explica el crecimiento de la cartera de las instituciones microfinancieras en vivienda o la adquisición de vehículos de servicio público. Esa realidad está induciendo a varias instituciones de microcrédito a buscar mecanismos para colocar créditos directamente a los emigrantes destinados a la construcción de vivienda en Bolivia, para que el ahorro que generan no se vaya al consumo sino a la construcción, con un doble objetivo: incentivar la construcción, una de las actividades económicas con mayor efecto multiplicador en la economía y, además, gran empleador de mano de obra; y, por otro, asegurar que el emigrante mantenga vínculos con el país e incentivos para regresar en el futuro.

 

El futuro de la industria de las microfinanzas

Una de las preocupaciones de la industria de las microfinanzas, es si el mercado se está saturando por el altísimo grado de cobertura logrado y el ingreso de la Banca Comercial al mercado del crédito para las micro y pequeñas empresas. Es el caso, por ejemplo, del Banco Económico y el Banco Ganadero.

Por un lado, están aquellos analistas que consideran que el mercado está maduro y, por lo tanto, la tendencia será la salida de varios actores del mercado, ya sea por quiebra o procesos de fusión que darían lugar a instituciones más fuertes y competitivas capaces de continuar ofreciendo más y mejores productos y, eventualmente, sirviendo a otros nichos de mercado, como son el de las pequeñas y medianas empresas. Ésta es una tendencia que se está dando en el mercado, como se desprende  de la estructura de los saldos de la  cartera de las instituciones reguladas de microcrédito y que se muestra en el Cuadro 1. Casi un 36% de la cartera corresponde a créditos iguales o superiores a los 10 mil dólares (Ver cuadro 1).

Otros plantean que ha llegado el momento de que las instituciones de microfinanzas bolivianas empiecen a invertir en el extranjero, habida cuenta que la industria boliviana es líder en tecnología de microfinanzas. En Latinoamérica existen mercados con extraordinario potencial; México y  Argentina son dos ejemplos.

La preocupación de la saturación del mercado no es nueva. Ya en el año 2000 estaba presente, sin embargo, desde entonces la industria ha continuado creciendo como consecuencia de la existencia de una demanda insatisfecha. El mercado de créditos y servicios financieros tiene mucho por expandirse. Primero a regiones alejadas del eje, como son Potosí y Beni.  Tarija y Sucre que son ciudades que recién están empezando a ser servidas y tienen bastante espacio para crecer. Luego están las ciudades intermedias y varios municipios con poblaciones y potencial interesante. En todo caso, en la medida que la economía crezca, los servicios de transferencia de recursos, de ahorro, de tarjetas de débito, probablemente en el futuro las de crédito,  y la demanda de servicios financieros,  continuarán creciendo.

En realidad, las limitaciones para el crecimiento de la industria más que por el lado del mercado, vienen por la capacidad que éstas tengan de capitalizarse para acompañar su crecimiento.

La capacidad de atraer nuevos inversionistas a la industria dependerá de varios factores, entre los más importantes están: el clima de inversión, el respeto a los derechos propietarios, las políticas públicas que aseguren la continuidad de la liberalización financiera, el funcionamiento de los mecanismos para obligar el cumplimiento de los contratos de crédito y garantías, el mantenimiento de la excelente cultura de pago que se ha desarrollado en el país, y que es, además, la que garantiza los depósitos del público. No debe perderse de vista que apenas un pequeño porcentaje de la cartera, menor al 10%, es financiado por el capital del banco, el resto son los depósitos del público y en un menor porcentaje las líneas de crédito de instituciones financieras. En consecuencia, si se deteriora la moral de pago, las instituciones financieras disminuyen su capacidad de devolver los depósitos al público. Este hecho genera corridas bancarias y obliga al Estado a intervenir con un elevadísimo costo fiscal sino no se quiere que los depositantes pierdan sus ahorros.

Otros factores que influirán en la capacidad de las instituciones de captar recursos de inversión, hace a los temas de gobernabilidad de las instituciones de microfinanzas y que no han cobrado aún mucha relevancia en el país, porque las estructuras accionarias, en unos casos, son familiares, y en otras, un número reducido de accionistas ejerce el control societario.

En consecuencia, dada la importancia de este sector, sólo nos queda desear  que el gobierno evite caer en la tentación de fijar las tasas de interés, redireccionar el crédito, condonar deudas, sustituir al sector privado en aquellos mercados que están hoy  servidos de manera eficiente y, por el contrario, se concentre, con su Banca de Desarrollo, en más de 100 municipios donde el sector privado, por distintas razones, como ser economías de escala, limitaciones regulatorias u otras, hoy no lo puede hacer.


Bibliografía

Chu, Michael


   2006. “Oportunidades para la mayoría: El Sector privado como aliado estratégico”. IX Foro Interamericano de Microempresa. Banco Interamericano de Desarrollo.



Fondesif


   2002 Las microfinanzas bolivianas en tiempos de crisis. La Paz: Fondesif.



González Vega  Claudio y  Villafani -Ibarnegaray, Marcelo


   2007 “Las microfinanzas en la profundización del Sistema Financiero”. El trimestre económico Vol. LXXIV, num. 293, enero marzo de 2007.



Heike Fiedler, Fabiana Pastor y  Durstewitz, Petra (Consultant)


   2002 “Bolivian Microfinance in Times of Crisis”. En: Fiedel, Heike (Ed.). Boletín técnico. La Paz: Fondesif.



Miller Sanabria, Tomas


   2000 “Microfinance: Lessons Learned in Latin America”. Inter American Development Bank.



Muller Herbert y  Riveros, Vanesa


   s/a “Microfinanzas: Una historia de éxito”. La Paz: Fundación Nuevo Norte. En: Semanario  Nueva Economía. La Paz



Muller  Herbert y   Riveros, Vanesa


   2007 “¿Dónde se genera el empleo en las ciudades de La Paz y El Alto?”. En:  Semanario Nueva Economía. La Paz: Nueva Economía.



Muller & Asociados


   2005 Estadísticas socioeconómicas, 2000 y 2004. La Paz: Editor Muller & Asociados.

Referencia electrónica

Asofin “Estadísticas”

www.asofinbolivia.com

Notas al Pie

1   Herbert Muller es ingeniero industrial con maestría en Administración Internacional. Fue presidente del Banco Central de Bolivia, ministro en los despachos de Energía e      Hidrocarburos y en el de Hacienda. Actualmente es presidente de Muller & Asociados, Banco Sol  y la Asociación de Entidades Financieras Especializadas en Microfinanzas.

2   Según datos del Ministerio de Planificación.            

4   Banco Sol está comercializando un seguro de vida y salud entre sus depositantes en caja de ahorro por un costo aproximado de Bs.380 al año.            

4   Entre los factores que explican la fuerte desaceleración de la economía boliviana a finales de los noventa, se pueden señalar la crisis Asiática y Brasilera, la disminución de las      actividades del circuito coca cocaína y la disminución de la fuerte actividad comercial alrededor del contrabando, a raíz de la promulgación de la Ley de Aduanas, que establecía      severas sanciones penales a los infractores.

5   Nafibo inició sus operaciones el 23 de septiembre de 1996 y Fondesif se creó en septiembre de 1995, mediante Decreto Supremo 24110.

6   Recuérdese la triste experiencia del Banco Agrícola, del Banco Minero, del Banco del Estado y, sobre todo, el fracaso y la corrupción que se generaron alrededor de las líneas de      financiamiento concedidas por el Banco Central.

7   El nuevo Banco de Desarrollo Productivo empezó operaciones el 1 de mayo de 2007.     

8   Visita realizada el 29 de enero de 2007.      

Edgar Arandia. Hombres luchando con el alba (1995). Óleo sobre tela (díptico)


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