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Punto Cero

versão impressa ISSN 1815-0276versão On-line ISSN 2224-8838

Punto Cero vol.28 no.47 Cochabamba dez. 2023  Epub 01-Dez-2023

 

Reseñas

EL MISTERIO DE LA IDENTIDAD: UNA RESEÑA LITERARIA Y ENSAYÍSTICA DEL LIBRO SILENCIOS DEL NOMBRE DE WILLIAM JONNY AGUILAR PÉREZ (MANUEL ESCARCHA POLVORÍN)1

the mistery of identity: a literary and essay review of the book silences of the name by william jonny aguilar Pérez (Manuel escarcha polvorín)

Ernesto Flores Meruvia


RESUMEN

Resumen: El presente artículo es una reseña, en tono literario y ensayístico, sobre el libro Silencios del nombre2 del poeta boliviano William Jonny Aguilar Pérez (Manuel Escarcha Polvorín). Los objetivos son anoticiar el poemario y examinarlo en determinados fragmentos mediante una interpretación libre y propia, para señalar algunos de sus valores generales y, en general, proponer una lectura concreta de la obra.

Palabras Clave: Silencios del nombre; poesía boliviana; poesía latinoamericana; Manuel Escarcha Polvorín; William Jonny Aguilar Pérez

Abstract

This article is a review, in a literary and essay tone, of the book Silencios del nombre (Silences of the Name) by the Bolivian poet William Jonny Aguilar Pérez (Manuel Escarcha Polvorín). The objectives are to announce the collection of poems and examine it in certain fragments through a free and own interpretation, to point out some of its general values and, in general, propose a specific reading of the work.

Keywords: Silences of the Name; Bolivian poetry; Latín American poetry; Manuel Escarcha Polvorín; William Jonny Aguilar Pérez.

1. Reseña

La k'oa, cuyo éter carga olor a buena suerte, sin embargo, presagia inquietante. El silencioso humo místico, denso, de la agonizada tarde, coladera de sol, que no dice ni pio, ni miau, ni guau; musita en ininteligible idioma. Todos sabemos que se le entiende; acto seguido nadie comprende. Se le siente olor fortuna, como al tiempo se lo sabe, adentro del hueso, donde se está la mejor carne. Susurrando un tictac oracular, despierta al ansioso que duerme dentro. El ansioso saca su mejor sonrisa en su mejor jeta y dice "¡salud!", echa su bebida a la pacha, "para que vaya bien...", y toma otro tanto, tratando tortuosamente de mantener esa sonrisa. Los ojos dicen otra cosa; guindos fuego, más parecen arderle. El presagiado lagrimea azarosas gotas de alcohol Caimán sobre la erudita y venturosa neblina que lo rodea.

Para pedir y agradecer, el hombre, en su día cero, creó el ritual, y con él se hizo el ritmo de su ceremonia. La mitad de todos los ojos levantaron la mirada al cielo, buscando seres celestiales y vírgenes milagrosas; la mitad restante apuntó al pedestre, como queriendo vislumbrar radioactivamente a un tío todopoderoso de estaño y plata. Solo unos cuantos lanudos queriendo evitarse puterios mayores decidieron mirar al horizontal vació donde deshabitan inclusive las dudas y las moscas; pensaron así, ilusamente, arrinconarse del inexorable ritual.

Lo que el Polvorín o el William -"total ... somos la misma mierda" Aguilar, 2023, p. 117), admite él mismo- hace en el presente texto es justamente eso: un ritual personal, sahumado de intimidad, muy suyo. Este libro, ch'enko poemario, es un rito. Y su ceremonia comienza, en abrazo amniótico3, con el sentido de cada una de las páginas del libro: un homenaje a su estirpe. La palabra 'estirpe' es una constante a lo largo del texto poético, y es a través de su significado que se significa al mismo 'yo-poeta' que recita sus propios poemas. Es decir, es el Polvorín que se busca a sí por medio de sus diversas memorias. Existe, ergo, un misterio fundacional que impulsa el nacimiento del presente poemario: el misterio de la identidad, que se expresa aquí de forma poética como los Silencios del nombre.

Una de las memorias en las que el poeta se busca a sí mismo es la memoria ventral, aquella que se sitúa en el punto de origen de la vida y que es inaccesible a la voluntad por causa de su propia naturaleza. Es la memoria que no se recuerda, de la cual, paradójicamente, no se tiene memoria. Es el extracto de ese cuerpo total llamado memoria que no posee memoria4. Esta devendría a ser fundamental, pues constituye una suerte de herencia eterna; leemos en el poema memoria ventral: "instantes uterinos madre transmite memoria ventral / esta pervive por siempre en nuestra esencia" (Ibidem, p. 37). Y la intención del poeta, de acceder a este lugar inaccesible, a la vez que misterioso5, de la memoria, se devela más adelante: "buscar el pezón materno para succionar la palabra dormida" (Ibidem). Nótese que este acceso no es por la imagen, sino por la palabra, a saber, la poética, que es justamente la que constituye este libro. La intención general es retornar a través de la poesía. Pero es un retorno que no pretende simplemente recordar, volver a saber lo recónditamente sabido; sino la tarea de descubrir el misterio de la identidad.

Aparentemente, la misión se hace imposible para el poeta, y la respuesta al misterio se ofusca en la memoria ventral a razón del propio curso vivencial que él ha tenido. Por ejemplo, el hecho de ser sietemesino y la posterior ausencia de lactancia6, aparentemente, tienen el rol de muralla en esta búsqueda, puesto que significan la interrupción de una primera etapa en el desarrollo de la identidad, la de nacer y crecer. Se lee en el poema luz del crepúsculo: "[...] aún no había nacido / buscar otro crepúsculo volver a nacer de viejo volver a ser niño inocente" (Ibidem, p. 36). El poeta expresa consciencia de este suceso y los versos manifiestan un sentimiento de decepción, como si de un yerro primal se tratara; confiesa en el poema silencios del nombre. En cero: "no sé porqué a veces sentipienso / que la primera decepción paradójica / vivenciada fue encontrarme cara cara / con la oscuridad pública del inhóspito mundo / encerrado en fría incubadora de hospital / caí en cuenta aún no había nacido / grito primal no pudo destellar / en mi dilúvico nacimiento" (Ibidem, p. 21). Admite que la causa de esta 'gestación interrumpida' reside en su propia voluntad y que es un acto autónomo: "no es la madre quien da a luz al niño / es el niño quien se impulsa / escuchando las voces / de los silencios / de su propio / silencio" (Ibidem). Este último 'silencio' se refiere, como se ha señalado anteriormente, al misterio de la identidad; y las 'voces de los silencios' se referirán, entonces, a la manifestación explícita de este misterio, sea de la naturaleza que fuere. Manifestación que se ha comunicado al propio feto y este lo ha entendido de alguna inexplicable manera. Es en este punto en el que entra en juego la remisión a elementos míticos y atávicos; se los vislumbra de la siguiente manera: "vientos del mar tauca arenales / [...] / arenales del uru uru aliento ¡as shoni chullpas / [...] me señalaron / la paradójica hora cero de cortar mi cordón umbilical / de abandonar la oscuridad púbica maternal" (Ibidem).

También se puede notar la remisión a seres divinos, como parte esencial del primer acto ceremonial de este poemario ritual. Cual campesino pidiendo el debido permiso a la Pachamama para trabajar la tierra; el Polvorín se encomienda su poemario a la Virgen del Socavón y a la Virgen Negrita. Es un pedido para encontrar las palabras exactas, perfectas, precisas, y en ese encuentro también hallar la comprensión de lo que se hereda por estirpe; la solicitud se expresa en el poema confesiones a candela: "descíframe el origen de la palabra hecha verbo / háblame en el críptico lenguaje de mis ancestros" (Ibidem, p. 16). Y luego del divino descubrimiento, el deseo humano del ejercicio poético: "quiero rimar en las paredes del socavón ocultos secretos de bitácora" (Ibidem). Es asimismo un pedido para ser escuchado y nutrido en los espacios del mito y la leyenda: "escucha mi poesía riégala en el pie de gallo" (Ibidem). Por estas pretensiones utópicas, el poeta está condenado a vivir maldito, porque sus horizontes están más allá de tierra firme, en aquel lugar donde solo se llega por la cuerda floja. Ir por peligroso camino es igual a vivir, en palabras de Bolaño: "sin timón y en el delirio" (1999). El Polvorín, thanta poeta pez, parece que sabe de este peligro siempre inminente y se encomienda a sí mismo en el poema oración del poeta: "que no nos roben el ajayu / [...] / virgen negrita con palabra poética te pedimos / que la sacrílega noche que nos husmea / no nos sorprenda muertos en vida" Aguilar, 2023, p. 18).

Del mismo modo que el quirquincho se esconde bajo la tierra, la identidad se oculta tras del nombre. Algo real se dice sobre uno cuando se lo nombra. Algo que ni uno mismo sabe y, quien nombra, con mayor razón ignora. Nombrar y definir no es llegar a la cosa en sí, sino apuntarla en un gesto casi adivinatorio. En esas instancias nominales, el poeta continúa la búsqueda de sus silencios. Se dice que en la vida son dos los nombres que uno puede llegar a tener: el que te clava el destino por la espalda, es decir, con el que se nace; y el que te recae como balde de agua fría cuando no es época de carnaval, en un momento inesperado. El caso presente tiene como primer protagonista al William Jonny, de quien se narra sus orígenes en paradoja cero. nacimiento William Jonny Aguilar Pérez; y como segundo está el famoso Manuel Escarcha Polvorín, de quien también se cuentan sus causas en paradoja primera. nacimiento Manuel Escarcha Polvorín. Sobre el primer nombre encontramos un sentimiento inconcluso y no correspondido, como si el ser y su nombre se rechazaran mutuamente por no conocerse en la época precisa, eso sin decir que fue todo un quilombo, para este errante anfibio poeta, inquirir en las razones de sus dos nombres gringos. En el párrafo final de paradoja cero. nacimiento William Jonny Aguilar Pérez expresa en tono medio tristón: "en el árbol del nombre... en una rama transparente... en una hoja de mimbre... en silencio... sé que me aguarda mi verdadero nombre" (Ibidem, p. 113). Pasa lo contrario en el caso del segundo, en el que más bien pareciera concebirse el seudónimo con gloria y orgullo, como si de un descubrimiento de calibre se tratara; expresa soberbio en paradoja primera. nacimiento Manuel Escarcha Polvorín: "en la chichería "Taqho María" devolví mis nombres mis apellidos... para asumir el seudónimo de "manuel escarcha polvorín""7 (Ibidem, p. 116).

Por un largo periodo de tiempo el William Jonny y el Manuel Escarcha Polvorín han estado peleados, quizás emputados uno con el otro, tal que nunca se miraban sus Larguiruchas jetas. Pero con el tiempo, el poeta rinde cuenta del sinsentido de este mutuo resentimiento entre las dos partes inexorables de su alma; las reencuentra cara a cara en Oruro, las reconcilia, y ahora son un solo ajayu, el libro es memoria de ese hecho. Hay un descubrimiento trascendente: "[...] haber entendido que la paradoja poética del nombre... de un seudónimo en mi vida... es puente de silencio... del silencio con el nombre" (Ibidem). Al parecer, aquí existe un reconocimiento vital sobre el papel del seudónimo en el misterio de la identidad y pude interpretarse de la siguiente manera. Al igual que los electrones y protones de un átomo tienen su correspondiente carga eléctrica, todo nombre lleva consigo una carga de identidad que no necesariamente es la que corresponde en su totalidad y cabalidad al ser nominado. En ese sentido, finalmente se considera al seudónimo según su rol de transición, por eso se lo refiere como 'puente de silencio', y no como la definitiva palabra que identifica el verdadero ser del poeta. Es solo un nominativo interino que se tiene hasta que llegue la hora en la que el poeta cruce ese puente extenso, el tiempo de una vida nomás larga, que lleva por fin al nombre, al reconocimiento de sí, a la identidad. Manuel Escarcha Polvorin no es más que un 'por si acaso, por si las moscas, por si me pierdo y no me encuentro jamás', pero no por ello es menos importante.

La inquisición restante sobre el misterio de la identidad versa sobre el mundo que engloba la estirpe del poeta, y es la que ocupa la mayor parte del libro. Por ejemplo, el viaje poético por los orígenes de su estirpe, sus abuelos, joven abuelo Salustio y misk'i abuela Felicia, nos transporta a un pretérito común, tradicional, con frases como las que encontramos en el poema Salustio. joven abuelo/viejo amigo. cero: "una soleada tarde quinta k'ochala sentado frente a mí / [...] / en la mesa jarra pequeña de chicha kulli / botella de singani san pedro de oro / tutuma grande tutuma pequeña" (Ibidem, p. 27). Bajo el consejo de don Salustio, también se nos provee de aprendizajes generales para todo aquel wakapichon que quiere ser un k'ochala de ñeque; en el subtítulo uno del mismo poema nos aconseja sobre beber trago: "hijo el alcohol tiene su espíritu / "hay que beber el trago con respeto / si bebes sin respeto te va a dominar al beber tienes que hablar con el silencio""8 (Ibidem). En dos nos dice sobre beber la chicha: "nunca bebas con soberbia con rabia enojo / bebe para mitigar sed otros caminos recorrerás" (Ibidem, p. 28). Y justo más adelante, sobre el sexo y pasiones anexas, advierte: "hay otros tipos de borrachera / "de ellas no puede escapar fácilmente" / "[...] / para la borrachera de culo no hay ch'aquí" / "te deja ebrio de colores de pasiones de sinsabores""9 (Ibidem). Son estos fragmentos del libro en los que hablándose el poeta a su memoria, y viceversa, nos habla a los lectores, apelando así a un sentimiento común provisto de belleza memorial.

De esa misma forma, el poeta dialoga en verso, a lo largo de todo el poemario, con su papá Félix, su mamita Zaida: churrita linda; con todos sus hermanos; con sus batallados y fracasados amoríos; con sus primas, cuñadas, sobrinos, tías y tukuymas; con sus hijos: retoñales esperanzas; con su primer amor imposible: una sipesipeña de cepa; con sus cuates agustinos: compañeros de colegio, poderosa promoción del 75; con sus hermanos purumas; cómo no, con su época militar, promoción Machaj Wila del 81, y los destacados personajes, ahora valiosos amigos, que dejaron aquellos tiempos; con las Malvinas desde y para siempre argentinas; con aquellos sueños de revolución cobijados por su majestad el Cerro Rico de Potosí: frente ARMA10 y bailecitos para zapatear la rebeldía. Recita igual con el paisaje, en el poema cli cle clo de la fogata, a "[...] Sehuencas risueña hoyada yungueña en Cochabamba" (Ibidem, p. 82), y su infaltable "[...] ritual mágico café caliente con empanadas de Las Carmelitas" (Ibidem).

Este poemario es un rito. Es un viaje por las memorias de Polvorín. Es su ch'alla más su k'oa para que vaya bien. Es alegría, es lloradera. Es bendición a los que quiere y presagio también. Pero solamente él sabe si por medio de esta travesía se ha podido por fin encontrar a sí mismo y acallar los silencios estruendosos de su existencia. Por nuestra parte le daremos un ¡salud, seco!, ¿qué más podemos hacer? Que el silencio se encuentre con el nombre y se reconozcan uno a otro mutuamente, tal como si estuvieran frente a un espejo que siempre estuvo ahí en paisaje pintoresco, inmutable; sonido del río, humo y el olor de la cerveza con la tierra...

Bibliografía

Aguilar, William (2023). Silencios del nombre. Ediciones artesanales "thako María". [ Links ]

Bolaño, Roberto (1999). La belleza de pensar / Entrevistado por Cristián Warnken. YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=SbPi_5PQ1DU. [ Links ]

Notas

1 El cuerpo central del presente artículo, la reseña como tal, forma el prólogo oficial del libro Silencios del nombre, cuyo título original es solamente El misterio de la identidad, seguido del subtítulo: "¡qué carnet ni que ocho cuartos: q'alita de nombre! (disque proemio, prologo, presentación)". (Aguilar, 2023, p. 8). Sin embargo, se ha visto por conveniente sacar tal subtitulación de carácter meramente literario, para otorgar mayor seriedad al presente formato de artículo. Las diferencias con el texto original son mayormente de formato y no son significativas.

2 A la fecha de presentación de este artículo, el poemario Silencios del nombre, no se ha publicado aún. No obstante, ya se encuentra editado y a la espera de su próxima impresión, por ello se lo referencia como publicación del presente año 2023.

3 P. 6.

4 Del poema memoria ventral: "el todo de la memoria inmemorial deviene a través de paredes del útero" (Idem, p. 37).

5 Del poema memoria ventral: "[...] misterio fetal memoria ventral" (Ibidem).

6 Del poema luz de crepúsculo: "[...] no pude saborear leche materna en tus pezones" (Ibidem, p.36).

7 Las comillas dentro de la cita son propias del texto citado.

8 Las comillas dentro de la cita son propias del texto citado

9 Las comillas dentro de la cita son propias del texto citado

10 En el poema ¿después de la jerga?, sueños de revolución se desglosa sobre esta sigla: Avanzada Revolucionaria Marxista.

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