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Punto Cero

Print version ISSN 1815-0276On-line version ISSN 2224-8838

Punto Cero vol.28 no.47 Cochabamba Dec. 2023  Epub Dec 01, 2023

https://doi.org/10.35319/puntocero.202346137 

Artículos

JÓVENES HIPERCONECTADOS: PRODUCCIÓN Y CONSUMO DE CONTENIDOS EN EL ENTORNO COMUNICACIONAL CONTEMPORÁNEO

Marcelo Guardia Crespo1 
http://orcid.org/0000-0002-3799-4788

1Comunicador social, investigador y docente universitario. Doctor en Comunicación, derecho a la información y ética. Coordinador de Investigación y docente en la Universidad Católica Boliviana San Pablo, Sede Cochabamba. eguardia@ucb.edu.bo


Resumen:

La academia está transitando hacia enfoques más complejos que descentran los medios de comunicación y las redes sociales como únicos generadores de consciencia. La investigación sobre jóvenes está desafiada a comprender los procesos culturales a partir de la perspectiva de los actores. Esta reflexión revisa literatura científica e identifica las variables: identidad, participación, uso de redes y desinformación; como relevantes. Las mismas se contrastan con los resultados de la investigación de campo realizada sobre jóvenes, en áreas urbanas y rurales, concluyendo que los jóvenes están desarrollando estrategias de sobrevivencia material y simbólica en función de intereses concretos e interpelan al mundo oficial adulto, debido a que éste pone en riesgo el futuro, en todos sus componentes sociales.

Palabras clave: Joven; identidad; participación ciudadana; información; desinformación; hiperconexión

Abstract:

Academia is moving towards more complex approaches that decentralize the media and social networks as the sole generators of consciousness. Research on youth is challenged to understand cultural processes from the perspective of the actors. This reflection reviews scientific literature and identifies the variables: identity, participation and disinformation; as relevant. It contrasts them with the results of field research conducted on young people in urban and rural areas, concluding that young people are developing material and symbolic survival strategies based on concrete interests and challenges the official adult world because it puts the future at risk, in all its social components.

Keywords: Youth; identity; cifizen participation; information; desinformation; hyperconnection

En América Latina, tal vez en el mundo, estamos habitando la decadencia política. Y esta decadencia se legitima con el "uso de la democracia": todo consiste en ganar elecciones. El ganar significa que somos "os putos amos" de la sociedad. Esta decadencia convierte a los feminismos, las diversidades sexuales, las identidades, los derechos humanos y el medio ambiente en el nuevo comunismo contra el cual luchar porque destruyen la patria, dios, la familia y la tradición. Y esta lucha es comunicativa: les encanta a los medios y se hace en las redes digitales.

¡ Rincón, 2022 , p. 11)

Ésta es una reflexión teórica sobre el joven y su relación con los medios de comunicación y las redes sociales; basada en una revisión crítica de la literatura en revistas indexadas, contrastadas con resultados de investigaciones propias sobre jóvenes y comunicación, realizadas en los últimos años en la actividad de investigación y la docencia. Se han identificado las categorías recurrentes: identidad, participación ciudadana, uso de redes sociales e información/desinformación.

Partimos del supuesto de que la visión prevaleciente, en importantes sectores de la academia como en discursos sociales, es todavía compasiva y apocalíptica, pese a las evidencias del rol protagónico de los jóvenes ante la cultura adulta, ante la globalización, el sistema mediático y el mundo de redes, donde la palabra "ante" resulta insuficiente por el carácter creativo y expansivo de las ambiciones de los jóvenes.

La categoría social "joven" es resultado del estallido de la crisis de las minorías ante el proyecto de la modernidad occidental, en los años 60 del siglo pasado. Hasta entonces no existía conciencia de que ese sector estaba excluido de los beneficios económicos, políticos y culturales del paradigma moderno, junto con otras minorías tales como: mujeres, etnias no blancas, homosexuales, iletrados, no productivos, etc.

Varios años después, iniciando la tercera década del siglo XXI, los jóvenes conquistaron algunos espacios en la sociedad, ahora globalizada, pero con el marginamiento como marca de su relación con el mundo contemporáneo y en países en desarrollo. Gran parte de ellos están excluidos del sistema educativo, laboral, de salud, etc., o están obligados a sobrevivir en la delincuencia y la ilegalidad. "En América Latina y el Caribe hay casi 2,7 millones de niños excluidos de la enseñanza primaria y 1,7 millones de adolescentes sin escolarizar en la enseñanza secundaria, que están perdiendo así la oportunidad de adquirir competencias esenciales para encontrar trabajo en el futuro" (CEPAL, 2012).

La juventud es un estrato que se encuentra bajo presión de las instituciones que sostienen proyectos y discursos idealizados y sin sustento en las transformaciones vertiginosas de la realidad. Estos discursos no son asumidos por los jóvenes, justamente por su desconexión con las condiciones socioculturales de los contextos locales y globales.

La familia lo presiona hacia un modelo sustentado en la familia tradicional y el perfil productivo patriarcal. La escuela lo conduce al engranaje de la disciplina y el orden institucional que le será demandado en la edad adulta, cuando lo más importante será la capacidad productiva. Las iglesias, con discursos que van desde lo más radicalmente conservador, hasta las visiones más tolerantes y valorizadoras de la dignidad, como valor superior de la convivencia humana; suelen perder la capacidad de interpelar a los jóvenes que se alejan de la institucionalidad confesional. El sistema mediático utiliza al joven como objeto de la excitación consumista, promoviendo la consolidación de la imagen del joven como alguien preocupado con la vida exitista que las industrias culturales han construido para la sociedad. El Estado lo ha convertido en un "ente sospechoso" y hasta peligroso por su rebeldía y su inconformismo, generados como respuesta a la represión sistemática de los órganos de seguridad que lo satanizan sistemáticamente. La policía persigue jóvenes para extorsionarlos por pequeñas transgresiones como consumo de alcohol o desórdenes callejeros, dejando de lado el crimen organizado y la delincuencia en las ciudades. Para los discursos adulto-céntricos, los jóvenes no hacen deportes, consumen drogas y optan por el desenfreno. Son los argumentos más frecuentes para su estigmatización institucionalizada.

Todas las instituciones esperan comportamientos alineados con sus expectativas, pero son las mismas que los marginan a través de la falta de oportunidades de estudiar, profesionalizarse, encontrar un empleo digno y cumplir con esos proyectos. La sociedad adulta le ofrece corrupción, favoritismo, informalidad, mafias, narcotráfico, justicia contaminada, crisis de valores, discriminación de todos los tipos posibles. Es decir, un futuro de incertidumbre para el joven.

La academia se encuentra en una transición teórica y metodológica, entre una mirada compasiva y atrasada del joven hacia una más completa, basada en estudios culturales, que tiende a dar cuenta de la complejidad de las culturas juveniles, en tiempos de marcada incertidumbre.

Todavía se considera al joven como un "objeto" sin capacidades críticas, desconectado, encerrado en una burbuja de sensaciones exacerbadas con sonido (música) e imágenes (videos) veloces, cargadas de significación, cada vez menos comprendida por los adultos. La mirada hacia los jóvenes, frente al nuevo ecosistema comunicacional, para importantes sectores de la academia, sigue siendo apocalíptica, la misma que existió frente al cine, la radio, la televisión, la red internet; cuando fueron inventados. Una mirada que supone que los contenidos que circulan en las redes sociales son asimilados mecánicamente como lo proponían los viejos funcionalistas, marxistas y estructuralistas del siglo XX, reproduciendo la simple fórmula de la llamada "aguja hipodérmica", altamente paternalista, porque supone que sólo los ilustrados e intelectuales poseen el don de la criticidad: "El síndrome del iluminado supone que él siempre está fuera del colectivo al que se le licuó el entendimiento con información falsa y capciosa que difunden los medios que ven las mayorías" Amado, 2016, p. 84).

Es una visión alejada de la realidad de la cultura de los jóvenes. En el presente, los jóvenes suelen definir importantes situaciones políticas locales, regionales y nacionales, superando los preconceptos que la sociedad adulta pone en evidencia gracias a su limitada comprensión de lo que ocurre en el contexto contemporáneo. Con ello, se ratifica la persistente obsesión por perpetuar la relación de poder en la que los adultos ocupan el sillón principal. Esta visión, también suele estar reforzada por académicos anclados a paradigmas del siglo XX:

[...] pero, también, andamos en decadencia intelectual: llenos de académicos con papers "decoloniales" que marquitenean sus conceptos entrecomillados, de pensadores espectáculo, de oenegeros que viven sus luchitas misionales. Todos culpan y piden un cambio de "sistema" sin comprender cómo opera el capitalismo y por qué es tan potente. (Rincón, 2022, p. 16)

Sobre estas tendencias en la investigación sobre jóvenes, presentamos esta reflexión que pretende demostrar que estos actores están desarrollando estrategias de intervención cultural y política, que no solo incomodan al poder, sino que interpelan a la sociedad a continuar pensando que es posible construir una sociedad con más formalidad, menos incertidumbre y mayor tolerancia entre diferentes generacionales.

1. Discusión teórica

Gracias a una revisión de la literatura relacionada con jóvenes, redes sociales y medios de comunicación y cultura global, se pudo constatar que las temáticas más recurrentes en los trabajos publicados en revistas indexadas se refieren a identidad, participación, uso de redes e información/desinformación.

1.1. Identidades flexibles

En relación con el tema "identidad", existe una serie de constataciones que demuestran que los estudios sobre identidades juveniles han superado la vieja noción estática de identidad, arraigada al territorio, pero además única; que marcó el discurso ilustrado del siglo XX. En el presente, y más aún con la profusión de la información en el contexto globalizado y vertiginoso, la reconfiguración dinámica de las identidades es la característica más importante de construcción del "ser yo, frente al otro".

La circulación de los usuarios de redes en diversos espacios virtuales, en los que existen espacios simbólicos con identidades claramente configuradas, hace que los jóvenes estén atentos a apropiarse de códigos y signos que hacen parte de esas representaciones identitarias: "[...] los individuos poseen una imagen de sí mismos que de una u otra manera absorbe aspectos relevantes que se van tomando gracias a la pertenencia a ciertos grupos sociales" Cantor; Pérez y Carrillo, 2018, p.72).

La presencia de las redes sociales, como nuevo fenómeno comunicacional contemporáneo, está presente no sólo como escenario de esa construcción, sino también como factor de alta incidencia propulsora:

El uso y acceso de las redes sociales ha llegado a ser un nuevo entorno de socialización para los jóvenes, un espacio para la construcción de la identidad social con sus iguales, a veces con ningún control o asesoramiento parental [20] y aun conociéndose que la inmersión en las mismas es cada vez más prematuro y por debajo de la edad mínima permitida. Cantor; Pérez y Carrillo, 2018, p.72)

Persiste un paternalismo comprensible en un contexto de alto riesgo que, no llega a ser ejercitado en sus proyecciones más optimistas, debido a que los jóvenes usan redes sociales de manera sistemática, permanente y prácticamente sin ningún control que no sea el de la propia responsabilidad. Para los adultos, esta situación es insuficiente y desconcertante, porque la expectativa adulta demanda racionalidad, pulcritud, coherencia, formalidad, unicidad en la construcción de verdad e identidad. Cuando, en realidad, los jóvenes están conscientes de que sus identidades no solo son múltiples, sino que son flexibles y adaptables: "[...] una identidad que se manifiesta en el ordenador de maneras distintas y toma formas en un "yo no unitario" y descentralizado que convoca a una realidad virtual que posibilita identidades múltiples"Cantor; Pérez y Carrillo, 2018, p.73).

La representación de las identidades multidimensionales de los jóvenes ocurre tanto de manera intencional, cuando construyen su imagen y la forma por la cual quieren ser reconocidos por los demás, como también de manera espontánea, no intencional, al dar un like, reaccionar con pequeños signos ante las publicaciones de los demás usuarios o mostrar su preferencia sobre algún producto cultural, como un videoclip de algún artista preferido:

[...] los adolescentes exploran a través de las redes sociales, exhibiendo sus características individuales, sus gustos, intereses, talentos, y capacidades, reflejan la imagen de sí mismos, sus pensamientos, creencias y emociones utilizando como medio a las redes sociales digitales. Cantor; Pérez y Carrillo, 2018, p.75)

1.2. Participación ciudadana

Otro tema de preocupación por las investigaciones consultadas es el de la participación de jóvenes en redes sociales. En este punto, existen visiones pesimistas y también más acordes con la realidad. La participación es tomada como un hecho con potencial capacidad de incidencia:

[...] la mayor parte de los participantes coincide en la escasa utilidad de las redes sociales como herramienta participativa. Considera que las plataformas digitales sirven para conocer otros puntos de vista, pero que no sirven para modificar el pensamiento ajeno, ni para que las personalidades (políticas, deportivas o influencers de cualquier tipo) les escuchen (ni les respondan). Vizcaíno et al., 2019, p. 563)

Es una visión unidireccional del proceso comunicativo en la que, pese a la condición comunicacional Orozco, 2011, que caracteriza nuestra presencia en el mundo de redes y permite al usuario ser también productor de contenidos; el sujeto es visto como alguien que se limita a recibirlos. Es una visión aferrada al perfil del sujeto como simple receptor de mensajes, sin capacidad de respuesta "crítica". Sostiene que la participación de los jóvenes en el escenario político es reducida:

[...] consideran que la influencia es baja o nula, que los políticos, famosos o grandes influencers no siguen sus comentarios y no les responden porque son muchos y que, por tanto, no hay ni bidireccionalidad ni utilidad, pese a que los participantes afirman que ocasionalmente puedan hacer comentarios. Vizcaíno et al., 2019, p. 563)

Una visión contraria, confirma la idea de que los jóvenes sí son actores incidentes en procesos culturales y especialmente los políticos. De hecho, en Bolivia los jóvenes han asumido un rol político fundamental, antes y durante los conflictos del 2019, cuando el entonces Presidente Evo Morales renunció ante una fuerte presión ciudadana que bloqueó el país por la acción, especialmente de jóvenes,

Frente a ello, los jóvenes, nativos digitales, que no necesariamente han sido educados como ciudadanos, practican otras formas de comunicación, impulsan otra agenda, van por un camino paralelo. Hasta que jóvenes y políticos se encuentran y se enfrentan en la arena virtual y analógica. Colona et al., 2022, p. 246)

Rossana Reguillo, en sus recientes trabajos sobre jóvenes (2017), resalta el activismo político que, de manera evidente, se desarrolla en las redes sociales, no solo en el plano de oposición política tradicional, sino en la creación de nuevos escenarios y dispositivos de incidencia política en otras dimensiones más allá de la partidaria, que veremos más adelante.

De hecho, la constatación de que los jóvenes ejercen su "condición comunicacional" participando en espacios simbólicos globales (ambientalismo, animalismo, derechos y otros), produciendo contenidos desde sus lógicas y necesidades (identidad, pertenencia, interacción), interviniendo en lo público de acuerdo con sus intereses y convicciones; es parte de un comportamiento que pone en evidencia un activismo complejo, fuera de la idealización "comprometida" con valores escatológicos nobles y cívicos, con los que se suele demandar estas actividades:

Más que usarlas, los jóvenes pueblan las redes sociales; las vivencian y las hacen propias porque asisten, en su inmersión iniciática, al ritual de formar parte de comunidades en las que experimentan una existencia grupal desleída de las sujeciones espacio-temporales, atenuadas de los lazos de la sincronía y la fisicidad. Barrio et al., 2017, p. 63)

Vizcaíno et al. (2019) describen lo que llaman los "niveles de uso de redes" por parte de jóvenes, en su trabajo sobre "Participación y compromiso de los jóvenes en el entorno digital". Estos niveles sugieren cuatro posibilidades de participación que van de la menos intensa, hasta la del ciberactivismo, en la que existe intervención en el debate público, con temas del mismo sistema político y otros.

Fuente: Vizcaíno et al., 2019 , p. 565) .

Figura 1. Niveles de uso de redes sociales 

Esta descripción demuestra que los jóvenes tienen distintas formas de relacionarse a través de las redes sociales, con actores y comunidades con las cuales tienen algún interés, sea éste individual o colectivo:

Aunque alguien puede emplear las redes sociales para estar en contacto con (uso relacional) o para informarse de (uso informativo) de forma independiente, el hacer un uso informativo es imprescindible para ascender al uso participativo (pero desde un uso meramente relacional no se accede al participativo) y éste para un uso cívico-participativo o ciberactivismo. Vizcaíno et al., 2019, p. 566)

1.3. Uso de redes sociales

La participación también se relaciona con los usos que hacen los jóvenes de los dispositivos digitales como el celular y las aplicaciones disponibles. Ante la mirada de adultos que frecuentemente consideran que los usos de estos dispositivos son negativos para los jóvenes, por el tiempo de uso, considerado excesivo; los estudios realizados en el contexto boliviano, indican una diversidad muy interesante que esclarece esta incógnita:

[...] los jóvenes en Tiraque están desarrollando capacidades frente a los riesgos y potencialidades ofrecidas por la cultura digital de la que participan a través de aplicaciones en teléfonos móviles. Los usos confirmados son los familiares, educativos, lúdicos e interacción social. En ellos, desarrollan actividades específicas que corresponden a sus lógicas; por tanto, no se puede hablar de usos estandarizados o uniformes. Guardia, 2020, p. 16)

Ante la afirmación preconceptuosa de que las redes generan incomunicación y desconexión con la realidad, los jóvenes desarrollan interacciones que oscilan entre lo virtual y lo real, incrementando la comunicación a niveles muy superiores a los de contextos anteriores a la cultura digital. Se puede afirmar que las redes sociales han incrementado las interacciones sociales en la familia, el trabajo, la educación, el entretenimiento, la dimensión lúdica de la cultura adulta y juvenil:

Además de esta imagen bastante agradable que enseñan en las redes sociales también usan este medio como una puerta abierta para las relaciones interpersonales, en donde pueden acercarse más a sus amigos y familiares, especialmente con aquellos que se encuentran distantes físicamente. Cantor et al., 2018, p. 76)

1.4. Información o desinformación

La preocupación con la información o desinformación de los jóvenes, especialmente frente a las redes sociales, se desarrolla con una visión pesimista que afirma que los jóvenes tienen sus conciencias condicionadas por las fake news o los datos falsos, en una supuesta actitud acrítica. Se trata de una expectativa, también idealizada, de un sujeto que tendría que consumir contenidos en las redes, buscando información útil para su ejercicio ciudadano, en función de temas y problemas macrosociales “importantes” para los parámetros adultos y académicos. Los hechos demuestran lo contrario: “[...] los jóvenes siguen optando más por las redes sociales y, a pesar de que recurren a una multiplicidad de soportes para este cometido, hay un gran porcentaje que muestran un desinterés por las noticias” Vizcaíno et al., 2019, p. 558).

Sostenemos que los jóvenes están conscientes de que el sistema mediático está contaminado por intereses políticos y económicos que evitan la confiabilidad que, tal vez, nunca tuvieron a plenitud. Adriana Amado, refiriéndose al periodismo, en su reciente trabajo sobre las metáforas del periodismo (2021), se refiere a éste como el que “ya no es el periodismo, que nunca fue”.

En este sentido, la televisión (como medio de información de actualidad) aparece como un canal obsoleto para los jóvenes. Sólo en alguna ocasión se cita como un punto de partida para ampliar posteriormente la información a través de internet. Vizcaíno et al., 2019, p. 562)

Esta información coincide con los datos bolivianos sobre la confiabilidad de los ciudadanos adultos ante los medios de comunicación y también ante la televisión Guardia, 2020 a que, como sostenemos, optaron por transformar la labor de los medios masivos en entes que priorizan la generación de lucro (Guardia, 2021). Efectivamente, la atención de los jóvenes hacia los medios masivos está debilitada, más aún en temas políticos y ciudadanos. Las redes sociales no solo ofrecen mayor variedad de contenidos, sino también la oportunidad de generar lógicas interactivas de construcción de opiniones basadas en información extraída de un mundo profuso de fuentes confiables e informales. El factor más seductor, que es la diferencia con la verticalidad mediática, es la posibilidad de interactuar (como en los juegos en línea). De saber que alguien puede responder o reaccionar al contenido emitido: “[...] es más fiable la televisión para los que usan escasamente las redes sociales, mientras que las redes son más creíbles para los que las emplean de forma habitual” Vizcaíno et al., 2019, p. 565).

Las lógicas interactivas de construcción de percepciones que ejercitan los jóvenes no responden a las tradicionales que idealizan el "contenido" en el sentido ilustrado y racional. Al contrario, están cargadas de subjetividad e intereses, junto con necesidades concretas de pertenencia y participación, en espacios de los cuales extraen beneficios materiales y simbólicos:

El concepto de información de actualidad está cambiando entre los jóvenes. Estar al día es, para ellos, una mezcla de informarse sobre temas de su interés, seguir algún tema de actualidad y entretenerse con información amable. Vizcaíno et al., 2019, p. 567)

Se pone en evidencia también una especie de "astucias" en el manejo de las redes sociales, frente a un prototipo estático y mecánico de la relación entre los usuarios y las plataformas digitales. Los jóvenes están desplazándose por las redes de acuerdo con sus estrategias de "sobrevivencia" a la cultura del control adulto que pretende vigilarlo a través de dispositivos diversos.

Facebook se habría convertido en un entorno en el que la participación de la familia (padres, pero también tíos o abuelos, por ejemplo) habría provocado precisamente el traslado del usuario a otras plataformas para quedar al margen de aquellos y poder expresarse con mayor libertad. Vizcaíno et al., 2019, p. 562)

Las industrias de la cultura digital están atentas a ello y suelen captar eficientemente esos desplazamientos para generar ofertas exitosas: "[...] algunos de los usuarios menos activos en redes tienden a centrarse en una única red o, en todo caso, a emplear menos redes sociales" Vizcaíno, et al., 2019, p. 566).

En ese contexto complejo de profusión de interacciones e intercambios, los jóvenes se desplazan con lógicas distintas a las de los adultos y con destrezas propias de generaciones que han nacido en el contexto de la comunicación digital que, como sabemos, ha reconfigurado las formas de acceso a la información, construcción de gramáticas de percepciones sobre el entorno, y la realidad política y sociocultural que se tensiona entre lo local y lo global. Son las mismas lógicas que, además de permitirles construir sus percepciones, configuran formas de participación en el desarrollo de lo público macrosocial y lo comunitario:

En ese contexto de alta complejidad y velocidad, los jóvenes desarrollan sus capacidades críticas para tomar posición frente a la realidad social, institucional, mediática y virtual de las redes sociales. Mientras los adultos creen que ellos están desconectados de la realidad, sus interacciones combinan creativamente sus desplazamientos reales y virtuales para obtener gratificaciones materiales y subjetivas.Guardia, 2019, p. 10)

Cabe resaltar que una de las limitaciones para la participación en las redes sociales es el miedo a ser ridiculizado o insultado, un tema recurrente en los diferentes grupos. Vizcaíno et al., 2019, p. 563)

Son procesos en los que el parámetro de criticidad también se ha reconfigurado, dejando de lado las nociones academicistas que demandan racionalidad y contenido ilustrado, en los viejos modelos de conocimiento idealizados por el paradigma moderno de comunicación y cultura. La presencia de componentes subjetivos, emocionales y sensoriales, es indiscutiblemente gravitante, tanto como lo son los racionales y lógicos:

Existe una consciencia de que no toda la información que reciben es útil para diferentes demandas y necesidades que tengan. Conviven con un entorno hiperconectado e infoxicado con mucha información, pero toman una postura crítica ante estos eventos que no son ocasionados solamente por la pandemia. Guardia, 2020, p. 17)

2. Procedimiento metodológico

Además de realizada una revisión de las investigaciones sobre este tema, se ha recurrido a datos obtenidos en la provincia Tiraque, en los tres últimos años en el marco del programa Estrategia País de la Universidad Católica Boliviana, cuyo propósito es generar procesos de resiliencia ante situaciones de vulnerabilidad social. También se han utilizado datos de las investigaciones sobre comunicación política, la vida política del meme, en las que el rol protagónico de los jóvenes ha permitido confirmar que los jóvenes son actores fundamentales, pese a los procesos de exclusión social a los que son sometidos. En dichos estudios, se han implementado grupos de discusión en Facebook, WhatsApp y Zoom, además de encuestas en Google Forms y entrevistas a diversos actores relevantes.

Las categorías analizadas: identidad, participación, usos, información/desinformación; han sido identificadas con la revisión de literatura, en buscadores de Google académico.

3. Discusión

La reflexión final se desarrolla en dos niveles: el teórico y metodológico que exige una mirada sistémica de la cultura juvenil y el abordaje del nuevo escenario o ecosistema comunicacional, que demanda una mirada interdisciplinar y compleja de los problemas generados por la interacción.

3.1. Hacia el enfoque sistémico de la hiperconexión

La investigación en comunicación está siendo orientada hacia un enfoque complejo que comprende los fenómenos comunicacionales y culturales desde la perspectiva del sujeto. Se trata de una mirada inter y transdisciplinaria que da cuenta de todos los mundos de referencialidad (Guardia, 2021), como fuentes para la construcción de percepciones, a los cuales recurren los sujetos, en contextos de vida cotidiana concretos.

No es posible pensar que las personas son condicionadas en sus pensamientos y comportamientos, exclusivamente con información de los medios de comunicación o las redes sociales. La condición comunicacional que se está configurando especialmente en sectores juveniles, supone la capacidad de tejer narrativas provenientes de distintos ámbitos culturales, tales como la vida privada, la cultura de las instituciones y organizaciones, el mundo imaginado de la religiosidad y la imaginación, el mundo mediático y obviamente el mundo de las redes sociales. Esa es la marca del nuevo ecosistema comunicacional contemporáneo del que participan los ciudadanos, en el cual la inteligencia colectiva se activa generando veloces tendencias de opinión basadas en nociones de verdad latentes en las personas: "Se trata de una suerte de sintonización de nociones de realidad, que confirman los pensamientos, los refuerzan, los alimentan o los cambian de manera veloz (dromocracia), efímera y fugaz, pero efectiva"Guardia, 2019, p. 5).

Se trata de un enfoque teórico y metodológico que recurre a la interdisciplinariedad porque todo fenómeno social es multidimensional y no puede ser comprendido desde una sola disciplina. Además, se añade la mirada transdisciplinaria, que incorpora a los actores sociales como protagonistas y sujetos imprescindibles en la identificación de los problemas y el desarrollo de la investigación. Es una ruptura con el modelo tradicional en el que el investigador investigaba problemas generados en la academia o el libro, sin tomar en cuenta la perspectiva del sujeto, su noción de "problema":

Si en 1987 Jesús Martín-Barbero propuso pasar de los medios (lo instrumental) a las mediaciones (la articulación entre lo popular, lo mediático y lo político), en 2021 hemos hecho el pasaje al revés: estamos mutando de las mediaciones a los medios redes digitales sin mediaciones. Rincón, 2022, p. 13)

Se trata de un enfoque que se transformó tanto como se reconfiguraron los sistemas de comunicación e información en los últimos 30 años. Por tanto, corresponde estar atentos a las nuevas formas de construcción de verdad ejercitadas especialmente por los jóvenes, sin negar los riesgos y problemas que existen e inciden en esta conflictiva interacción de intereses, verdades y falsedades.

Sin lugar a dudas, la adaptación del individuo a nuevas modalidades de socializar, comunicarse y de gestionar sus relaciones de sociabilidad, está siendo con toda certeza una de las consecuencias más significativas de este avance imparable de la sociedad red. García y del Hoyo, 2013, p. 114)

Los mismos jóvenes están conscientes de esos riesgos. En investigaciones realizadas con jóvenes de colegios en Tiraque - Cochabamba, se ha constatado que ellos saben que las redes sociales son espacios privilegiados para que desconocidos puedan suplantar los datos y generar diversos tipos de vulneración a las personas. También están conscientes de que los datos que suben a las redes a través de aplicaciones populares como WhatsApp, Instagram y otros, pueden servir para intereses desconocidos. Conocen los riesgos de que sus cuentas sean hackeadas, así como saben que sus acciones en las redes sociales, deben tomar precauciones para no ser víctimas de actos engañosos (Guardia, 2020 b).

3.2. La condición comunicacional en el nuevo ecosistema

Este ecosistema comunicacional que tiene a las redes sociales como uno de sus espacios privilegiados de generación de opinión pública, asume que los jóvenes son el centro de atención de las industrias culturales, que los ven como objeto consumidor y objeto de consumo. Por otro lado, las instituciones tradicionales (escuela, familia, iglesias, Estado, etc.) demandan comportamientos idealizados discursivamente para los jóvenes, mientras que éstos construyen sus lógicas culturales desde la materialidad y subjetividad de sus necesidades interactivas y de pertenencia, con razones frecuentemente incongruentes con las del mundo adulto.

Los comportamientos juveniles se desarrollan entre la imprevisibilidad, espontaneidad y fugacidad que supone la cultura de redes, en la que las estructuras rizomáticas dan lugar a importantes riesgos y oportunidades para el ejercicio de ciudadanía con demandas emergentes.

Los jóvenes, más que los adultos, viven la condición comunicacional Orozco, 2011 de la era digital, que se basa en la hiperconexión y el uso de múltiples pantallas que permiten dar lugar a la activación de la inteligencia colectiva Lévy, 2004. Tienen más familiaridad y destreza en el manejo de TIC y en la apropiación de los recursos del mundo de las redes sociales. Sus interacciones están cargadas de subjetividad y pragmatismo en relación con el mundo público. Saben que la sociedad está corrompida, que el Estado de Derecho es manoseado por el sistema político y la democracia se encuentra en riesgo permanente. Por ello, desean una sociedad que sea más correcta, con igualdad de oportunidades para todos, especialmente para ellos mismos que, como jóvenes, son vulnerables a diversos tipos de exclusión:

Asimismo, se dio cuenta que las redes sociales digitales son espacios que, al permitir la interacción, visibilizan una nueva forma de hacer política incluso nuevos actores. Es decir, los influencers que antes solamente se referían a temas de moda, humor, etc. mediante las redes sociales digitales se mostraron como sujetos políticos activos e incluso, partidarios. Jiménez y Cadavid, 2022, p. 21)

Los jóvenes construyen sus identidades de manera fragmentada y flexible. Su consumo cultural es diverso y selectivo, de acuerdo con la satisfacción que les proporciona. No están preocupados por la cultura e identidad aferrada al territorio. Viven libremente la cultura global, sin sentir afectados sus lazos con lo tradicional. No se sienten acríticos como suelen tildarlos, no solo los adultos sino también algunos académicos.

Suelen inventar nuevas formas de ejercicio ciudadano, en torno a temas que los afligen, como la defensa de los animales y del medio ambiente. Sus reivindicaciones apuntan a la descomposición de la modernidad junto con la denuncia de los abusos del poder. En ese contexto, generan manifestaciones cargadas de rebeldía, crítica y cuestionamiento al mundo de la cultura oficial. La esperanza no se ha perdido para los jóvenes:

En ello radica el potencial insurrecto del activismo de los jóvenes. Especialmente los que están al margen de las precarias modernidades latinoamericanas. "La subjetividad insurrecta es un trabajo que se hace con otras y con otros, en un lugar y un tiempo en el que el mapa de lo experimentado como intolerable deviene mapa de lo posible". Reguillo, 2017, p. 83)

Es una actitud rebelde que sostiene la mirada de un futuro libre de las actuales decepciones que marcan el desarrollo de lo político, la economía, lo cultural y lo ambiental. Estamos frente a nuevas formas de producción de conciencia crítica, en las que los jóvenes hiperconectados son los actores y sujetos políticos principales:

No se trata de hacer apología de la tecnología, sino entender que el capitalismo electrónico tiene fisuras y que no solo produce patrones de consumo y nivelación de significados, sino que comporta la posibilidad (siempre infinita y no cerrada, tensa) de que sujetos diversos puedan comenzar a pensarse a sí mismos de maneras diferentes. Reguillo, 2017, p. 99)

4. Conclusiones

Esta reflexión sostiene la existencia de jóvenes que, contrariamente a la visión pesimista del joven pasivo y acrítico, desarrollan estrategias de sobrevivencia y participación en un mundo globalizado en crisis. Intervienen en el sistema social oficial, con incidencia efectiva en el campo político, económico, cultural y ambiental. Una mirada de futuro con legalidad, menos incertidumbre, sin corrupción y mayor tolerancia entre diferentes, está presente en las acciones de colectivos ciudadanos juveniles.

Las identidades juveniles, además de estar en permanente transformación, son múltiples, se construyen de acuerdo con los contextos y en función de intereses individuales y colectivos, sin aferrarse necesariamente al territorio ni a idealizaciones institucionales culturales o políticas.

La participación ciudadana de los jóvenes no corresponde a la noción de participación de la democracia moderna, sostenida discursivamente en el siglo XX. Las acciones individuales y colectivas atienden intereses concretos de pertenencia y ocupación de espacios simbólicos. También se inscribe en las acciones de colectivos de activistas en temáticas actuales relacionadas con medio ambiente, derechos de género, derechos humanos, defensa de animales. La intervención en temas políticos combina la acción social en las calles y las redes sociales, es esporádica, sin militancia, pero muy contundente en cuanto a la interpelación al Estado (Ej: Chile, Colombia, Bolivia, etc.).

Los usos que hacen los jóvenes de las redes sociales atienden a motivaciones familiares (control, cuidados), estudios (tareas, intercambio), interacción social y pertenencia (amigos), usos lúdicos (Juegos en línea y consumo de música, películas), información pública (algunas noticias) y recreativos y relaciones de pareja (enamoramiento y galanteo).

Los jóvenes se informan sobre temas que son de su interés personal y están conectados con la construcción de su identidad. Su destreza con el manejo de redes sociales, mucho mayor que la de los adultos, les permite explorar espacios culturales en profundidad, lo que los convierte en expertos autodidactas. La información del ámbito público o político no es de su interés prioritario. Se declaran desinformados y justifican esa condición con la decepción que tienen respecto del mundo público adulto, que está cargado de informalidad, corrupción, deterioro y decadencia institucional.

No es posible pensar en procesos formativos que mejoren la referencialidad de los jóvenes frente a la información/desinformación que circula en las redes, medios, instituciones e imaginarios colectivos; sin tomar en cuenta que todos los ciudadanos tienen capacidades críticas, más o menos rigurosas, dependiendo de la información con la que cuentan. Vivimos en sociedades altamente desinformadas, pero los jóvenes pueden acceder a datos confiables con más facilidad que los adultos, de manera instantánea. Los jóvenes del presente están más informados que los del pasado pre digital.

Es importante reforzar la información respecto de las lógicas de codificación con las que se generan fake news o se manipulan los datos, para fines políticos y comerciales.

La pandemia del COVID-19 ha provocado usos creativos de redes sociales, así como ha agudizado las capacidades críticas emergentes durante los conflictos políticos de fin del año 2019. Los jóvenes participan activamente de las mutaciones generadas con la digitalización de la información a fines del siglo pasado y se adaptan a las nuevas lógicas de circulación en contextos, tiempos y espacios reales y virtuales; en consonancia con las mutaciones ocurridas en las formas de producir conocimiento, información y participar de procesos comunicacionales motivados por racionalidades cargadas de subjetividad emotiva. Guardia, 2020 b, p. 16)

La estrategia teórica y metodológica de los académicos debe orientarse en trabajar, tanto la educación como la investigación, con enfoque transdisciplinario, de modo que se tome en cuenta a los actores, como sujetos con sus propias percepciones de la realidad y proyectos de vida, con las cuales se debe dialogar con absoluto respeto, sin la pretensión de que la condición de académicos, nos hace más dueños de la verdad. La cultura y la comunicación se han transformado de manera integral y radical. En ellas, la comunicación, la información, la razón y la verdad ya no tienen la misma lógica que en el pasado. Han mutado.

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Citar como:Guardia Crespo, M. (2023). Jóvenes hiperconectados: producción y consumo de contenidos en el entorno comunicacional contemporáneo. Punto Cero, año 29 n°47, Diciembre2023. Pp66-80.UniversidadCatólica Boliviana "San Pablo" Sede Cochabamba.

El autor declara no tener conflicto de interés alguno con la revista Punto Cero.

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