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Punto Cero

versión impresa ISSN 1815-0276versión On-line ISSN 2224-8838

Punto Cero vol.27 no.45 Cochabamba dic. 2022  Epub 30-Dic-2022

https://doi.org/10.35319/puntocero.20224530 

Artículos

PANDEMIA COVID 19 AGRAVADA POR LA INFOXICACIÓN DIGITAL, VALORACIÓN EN LA POBLACIÓN DEL DISTRITO TUMBES, PERÚ

Covid-19 pandemic aggravated by digital infoxication assessment in the population of the Tumbes district Peru

María Fernanda Preciado Chávez1 
http://orcid.org/0000-0002-1424-6402

Oscar Calixto La Rosa Feijoo2 
http://orcid.org/0000-0003-2262-1003

Karl Vladimir Mena Farfán3 
http://orcid.org/0000-0002-0995-5300

José Martín Mogollón Medina4 
http://orcid.org/0000-0002-5694-0339

1Peruana, Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Docente e investigadora en la Universidad Nacional de Tumbes. Código ORCID: 0000-0002-1424-6402 mpreciadounitumbes@gmail.com

2Peruano, Licenciado en Educación física, con Doctorado en Educación. Docente e investigador en la Universidad Nacional de Tumbes. Código ORCID: 0000-0003-2262-1003 olarosaf@untumbes.edu.pe

3Peruano, Licenciado en Relaciones públicas, con maestría en Administración y Marketing. Docente e investigador en la Universidad Nacional de Tumbes. Código ORCID: 0000-0002-0995-5300 kmenaf@untumbes.edu.pe

4Peruano, Licenciado en Ciencias de la comunicación, con maestría en Administración de negocios y relaciones internacionales. Docencia e investigador en la Universidad Nacional de Tumbes. Código ORCID: 0000-0002-5694-0339 mmogollon@untumbes.edu.pe


Resumen:

Millones de personas hacen uso del internet para la búsqueda de aspectos relacionados a las ciencias y la salud, en plataformas que dan acceso a gran cantidad de información. Esta diversidad de canales de comunicación ha contribuido a la difusión de mensajes generados por fuentes no autorizadas, además de creencias, comentarios u opiniones del colectivo. Este exceso de información, denominado infoxicación, lleva al individuo a un estado de fatiga que le imposibilita procesar la información, desencadenando ansiedad y estrés. El objetivo de este estudio fue identificar la existencia de infoxicación digital asociada a la pandemia del Covid 19. Se pone en evidencia un ciclo de emociones negativas que perjudican la salud mental de los usuarios, que además influye en la reducción de comportamientos responsables, como el distanciamiento social, requerido para afrontar la crisis sanitaria que la pandemia impone.

Palabras clave: Medios de comunicación; salud mental; opinión pública; pandemia

Abstract:

Millions of people use the internet to look for certain aspects related to science and health on plataforms that- give free access to a huge amount of information. This diversity of communication channels has contributed to the difussion of messages generated by unauthorized sources besides of belives, some comments or opinions of the colective. This excess of information denominated infoxication lends the individual to a state of fatigue that makes it impossible for them to process information triggering anxiety and stress. The objective of this study was to identify the existence of digital infoxication associated with Covid-19 pandemic. A cycle of negative emotions that harm a mental health of the users is revealed with also influences the reduction of responsible behaviors like a social distances required to face the health crises that pandemic imposes.

Key words: Facebook group; group dynamics; culture; interaction; learning

1. Introducción

El 11 de marzo del año 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara a la enfermedad provocada por el virus SARS-CoV-2, denominada Coronavirus (Covid-19), como pandemia, debido a que, si bien la enfermedad es similar a otras virosis de síntomas respiratorios, presenta un mecanismo de transmisión de difícil control epidemiológico, causando en más de 200 países un aumento exponencial de casos, con tasas de mortalidad alrededor del 2 %. Esto trajo como consecuencia una crisis, no sólo en el sistema de salud, sino a todo nivel: social, económico, educativo, y cultural (Sutta et al., 2021).

Se trató de una crisis sanitaria, caracterizada por escasez de camas de hospitalización y en unidades de cuidados intensivos, con fallas en la producción y distribución de medicamentos e incluso oxígeno, aunado a los fallecimientos. Estos fueron los titulares de noticias día a día, obligando a muchos países a implementar estados de emergencia, en los que se forzaron condiciones de aislamiento y confinamiento, con la finalidad de controlar la transmisión del virus al disminuir los aforos en los ambientes cerrados (Sutta et al., 2021). Con esto, sobrevino el cierre de comercios e instituciones a todo nivel y, de forma progresiva, la rutina diaria pasó de la forma presencial a la virtualidad.

El Organismo Regulador de la Inversión Privada en Telecomunicaciones del Perú (OSIPTEL) reportó para redes móviles y uso del internet en redes fijas, un aumento del tráfico de datos del 9 al 21 % y del 30 al 36 % respectivamente, para el año 2020 (Redacción EC, 2020). Este incremento, en buena parte, refleja la demanda por comunicación. En lo que respecta a la salud, las búsquedas en internet y las redes sociales han formado parte de la vida cotidiana, como un comportamiento que persigue comprobar la información médica, con el fin de ayudar a satisfacer la curiosidad, cubrir la necesidad de saber más, ubicar apoyo económico y social y disminuir la ansiedad que puede producir que se presente algún síntoma en particular. Esto puede contribuir a reducir la incertidumbre que, específicamente relacionada con la pandemia del Covid 19, estaría asociada a la confirmación de la posibilidad de haber adquirido el virus y el potencial peligro de agravarse (Pang, 2021; Baerg y Bruchmann, 2022).

Se estima que en el mundo hay más de 3.800 millones de personas que hacen uso de las redes sociales y, en la búsqueda de aspectos relacionados a las ciencias y la salud, utilizan canales como Twitter, Instagram, Fa- cebook, entre otros; tanto pacientes como médicos, e incluso científicos (Cuello-García et al., 2020). A través de estas plataformas, se tiene acceso a gran cantidad de información que, en el caso del Covid 19, los aspectos más relevantes se refieren a: las tasas de mortalidad y de contagio, vacunaciones, oleadas, variantes, políticas públicas, estabilidad económica, entre otros indicadores. Los mismos generan sentimientos de incertidumbre que, de alguna forma, pueden afectar cómo se percibe y se afronta la actual pandemia (Baerg y Bruchmann, 2022).

Esta apertura de diversidad de canales de comunicación entre las personas, ha contribuido a la difusión de información generada por fuentes no autorizadas que se suman a las creencias, comentarios u opiniones del colectivo que, de forma indiscriminada, se van replicando, llegando cada vez a más cantidad de personas (López, 2021). En el área de la salud, este fenómeno de exceso de información en línea o en cualquier otro formato que circula en un mismo plano, se ha denominado por la OMS como infodemia e infoxicación, refiriéndose a un tipo de intoxicación informativa. Se trata de una información que, lejos de contribuir a llevar el conocimiento a grandes masas, de forma equitativa e incluyente, para disminuir los prejuicios colectivos en contra de la ciencia y/o políticas de salud pública, ha traído consecuencias negativas, ya que se difunden datos erróneos y falsos, que pueden dañar la salud mental y física de las personas. En consecuencia, lleva al incumplimiento de las medidas de salud pública, reduciendo su eficacia y la capacidad de los países para controlar los problemas de salud pública o cualquier otro que afecte a la sociedad en cuestión (OMS, 2020).

De acuerdo con Domínguez de la Fuente (2021), desde el punto de vista de la salud mental, la infoxicación digital es una especie de aturdimiento interno, producto de la sobreexposición a la información o mensajes, como exceso de imágenes y ruido, debida a la conectividad constante del individuo a las redes sociales. El uso continuo de internet exige un nivel de atención de manera absorbente que va en aumento, predispone a la aparición de comportamientos compulsivos, como los constantes envíos de mensajes y consulta de novedades, y gradualmente desencadena efectos contrarios: disminución de la concentración, capacidad de memoria, dispersión, aturdimiento cognitivo, bloqueo de la imaginación, hiperactividad; siendo un exceso de estímulos que eventualmente impiden el desarrollo y los procesos del pensamiento crítico, con dificultad para la reflexión e introspección.

Por otra parte, con respecto al Covid 19, la búsqueda excesiva de información en línea se ha asociado con niveles crecientes de ansiedad o angustia, debido a la percepción de una constante amenaza e incertidumbre sobre la salud, la cual, a su vez, retroalimenta el deseo de buscar más información. Este fenómeno recibe el nombre de cibercondría que, en salud pública, tiene implicaciones importantes debido al deterioro funcional asociado a la angustia e incertidumbre y su efecto en el comportamiento de los ciudadanos (Starcevic et al., 2020). Asimismo, recibir información errónea de una forma gradual pero constante puede, además, incrementar la estigmatización, los discursos de odio y potenciar los riesgos de conflicto y violaciones de los derechos humanos al generar desconfianza a las instituciones gubernamentales, médicas e informativas, constituyendo a largo plazo una amenaza a la cohesión social (OMS, 2020; López, 2021).

Del estudio de Starcevic et al. (2020), se concluye que los principales factores que contribuyen a la intoxicación informativa asociada a la pandemia del Covid 19 fueron: la percepción de amenaza y miedo frente a una enfermedad poco conocida, escasez de fuentes oficiales fiables y dificultad para contrarrestar la incertidumbre asociada y para afrontar la gran cantidad de información confusa, contradictoria y constantemente actualizada, junto a la incapacidad para filtrar la información irrelevante.

En este sentido, diversos estudios señalan que la información contradictoria produce en los usuarios un aumento en los niveles de angustia, que puede generar la aparición de temores, sobre todo en personas con baja tolerancia a la incertidumbre, es decir con dificultad para manejar informaciones ambiguas, o miedo a lo desconocido (Schoultz et al., 2021; Baerg y Bruchmann, 2022). Asimismo, de la sobrecarga de información se desencadena fatiga hacia los medios sociales, reportándose como un factor predictor del estrés emocional y de la ansiedad social, asociado positivamente con el desarrollo de sentimientos de soledad, ansiedad, depresión, estrés, ira, miedo, pánico y frustración. Además, influye en la cibercondría el escepticismo y el riesgo percibido hacia las vacunas, lo que eventualmente se traduce en una reducción de la intención de vacunación, que afecta la eficacia de los programas de control que pueda implementar el sector salud (Pang, 2021; Schoultz et al., 2021; Alamsyah y Zhu, 2022).

En Perú, la primera medida sanitaria frente al Covid 19 fue la aprobación del decreto de emergencia que condujo a la implementación del confinamiento y distancia social como primeros pasos para establecer el control de la transmisión del coronavirus, acciones iniciales en las que los medios de comunicación formales ejercieron un papel importante para la difusión de la información. Sin embargo, eventualmente en las redes comenzaron a aparecer diversidad de relatos o noticias, como escasez de productos para la higiene personal (papel de baño, alcohol, guantes, tapabocas), lugares donde acudir si se presentaban síntomas respiratorios e incluso variedad de tipos de tratamientos. En consecuencia, se presentaron escenarios de desabastecimiento, así como individuos con complicaciones debidas a la automedicación. Posteriormente, cuando se activaron los programas de vacunación, en lugar de observarse una disposición favorable de la población, se destacaron rumores contradictorios sobre los posibles efectos secundarios de ésta, junto a una actitud de desconfianza hacia los centros de salud, respuestas que restan eficacia a los programas de control. La región de Tumbes no está exenta de esta problemática. Se vivió una situación de confinamiento con sedentarismo, en el que el acceso a la información fue mediático, con programas de televisión, radio, páginas web y redes sociales, que aparentemente satisfacen las necesidades de la población. Por otro lado, a nivel departamental esta región se encontró entre las primeras cinco que alcanzaron al mes de junio del año 2020, más de 19 mil casos con 5, 51% de letalidad, siendo el distrito de Tumbes donde más casos positivos se han confirmado a la fecha (Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción Del Riesgo de Desastres, 2020; Grupo de Seguimiento Concertado a las Políticas de Salud de la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza, 2020).

Por estas razones, el objetivo de este estudio fue identificar la existencia de infoxicación digital asociada a la pandemia del Covid 19, estableciendo desde la percepción de los usuarios, la frecuencia, tipo y cantidad de información que encuentra en los medios de comunicación, así como el nivel de infoxicación digital valorando aspectos emocionales como la inseguridad, confianza, ansiedad y miedo. Esto, con miras a realizar un diagnóstico de sobrecarga de información que pueda influir a la comunidad del distrito Tumbes, desde el cual se pueda visualizar los puntos de partida para el diseño de programas de prevención y gestión del conocimiento en esta pandemia y otras emergencias de salud pública.

2. Metodología

Se presenta un estudio no experimental, de corte cuantitativo, tipo exploratorio, descriptivo y transversal, en la población residente del distrito Tumbes, de la provincia y departamento homónimo, con la idea de identificar la existencia de infoxicación digital asociada a la pandemia del Covid 19, desde la percepción de los usuarios frente a la información a nivel nacional e internacional, que recibe de los diversos medios de comunicación. De igual forma, se busca establecer si por un exceso de información se esté gestando sentimientos de incertidumbre, angustia, o ansiedad.

La población del distrito Tumbes, de acuerdo al Censo del 2017 publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI), se encuentra alrededor de los 225 mil habitantes, con alrededor de 152 mil personas mayores de 18 años de edad (INEI, s/f). Considerando la ecuación de cálculo de muestra para un universo infinito de: n=z2pq/e2, donde n, representa el número de muestra; z, el nivel de confianza de 95% (1,96); p y q, la probabilidad de presentar o no un atributo (50 % cada uno); y e, el máximo error de estimación (5%); el número de muestra mínimo sería de 384 participantes, los cuales serían seleccionados por un muestreo aleatorio simple, teniendo en cuenta los criterios de inclusión: personas que aceptan participar en el estudio, que se encuentren entre los 20 y 40 años de edad y sean residentes del distrito Tumbes (Hernández et al., 2014).

Al considerar las condiciones de confinamiento impuestas por el estado de emergencia nacional decretado por la pandemia del Covid 19, la recolección de datos se llevó a cabo vía online, difundiéndose a través de las redes sociales de Facebook, WhatsApp e Instagram, un link de acceso a un cuestionario, elaborado bajo el formato del aplicativo de Google forms. Junto a éste, se adjuntó una hoja informativa en la que se describen los objetivos y alcance del estudio, así como también, se dio a conocer que los datos a recoger son anónimos, confidenciales, no generarán ninguna consecuencia pública o individual y que solo serán empleados para la investigación. De este modo, la encuesta se mantuvo en línea entre los meses de junio y noviembre del año 2020.

Se elaboró un cuestionario conformado por 40 ítems, y dividido en cuatro partes: la primera para información personal, en la que se solicitaba año de nacimiento, género y zona de residencia. Si el usuario no cumplía con los criterios de inclusión, automáticamente no tenía acceso a la encuesta. El resto de ítems fueron redactados como interrogantes, para valorar la percepción de los usuarios con respecto a la sobrecarga de información relacionada con el Covid 19, con respuestas cerradas tipo escala de Likert con puntuaciones entre 1 y 4 de acuerdo a la frecuencia que mejor represente la acción, opinión o sentimiento valorado, como: nunca (1 punto), casi nunca (2 puntos), a veces (3 puntos) y siempre (4 puntos). Se tomaron en cuenta aspectos como: frecuencia, tipo y cantidad de información que encuentran en los medios de comunicación de televisión, radio, prensa escrita y digital (12 ítems); si la información se considera relevante, objetiva, veraz, suficiente y necesaria de conocer a nivel local, nacional e internacional (17 ítems); y si la información encontrada en los medios despierta emociones como: inseguridad, desconfianza, ansiedad y miedo (8 ítems).

Este cuestionario fue validado por tres profesionales expertos en los aspectos de lingüística, metodología y área comunicacional. Al determinar el coeficiente de Alpha de Cronbach, se probó su confiabilidad y consistencia interna, alcanzando el cuestionario en su totalidad un índice de 0,954, y en cada uno de los aspectos valorados por separado: 0,654 en la sección sobre exceso de información en los medios de comunicación; 0,976 sobre características de la información y 0,944 en relación a los aspectos emocionales. Luego de la baremación para la interpretación de los resultados en cada uno de los aspectos, se definieron escalas valorativas de clasificación en niveles de infoxicación en correspondencia con la escala de Likert, en dependencia con los aspectos evaluados (Tabla 1 Escala valorativa para la interpretación del cuestionario sobre infoxicación y el Covid 19).

Tabla 1 Escala valorativa para la interpretación del cuestionario sobre infoxicación y el Covid 19 

Nota. *= Tv, radio, impreso, digital; 3 ítems c/u

Fuente: Elaboración propia

Los datos así recogidos fueron posteriormente procesados en hojas de cálculo de Microsoft Excel, para la aplicación de estadística descriptiva, mediante la determinación de frecuencias.

3. Resultados

3.1 Infoxicación en medios de comunicación

Los residentes del distrito Tumbes tuvieron buena receptividad con respecto a la difusión de la encuesta, observándose alrededor de 1483 registros, de los que se recuperaron un total de 400 cuestionarios respondidos por jóvenes hombres (48%, n=192) y mujeres (52%, n=208) entre los 20 y 39 años de edad. En cuanto a la percepción de sobrecarga de información del Covid 19 percibida en los diferentes medios de comunicación, el 91,8 % (n=367) de los encuestados advierte exceso de información, al seleccionar las escalas “a veces" y “siempre" que, de acuerdo a la calificación, se ubican en un nivel de infoxicación regular y alto, respectivamente.

Al revisar al detalle las reacciones en cada uno de los medios de comunicación, la mayoría de los encuestados percibe una sobrecarga de información en nivel regular en todos los medios de comunicación, principalmente en los medios digitales como las redes sociales, prensa digital y páginas Web, seguido de la televisión, radio y medios impresos (Figura 1. Nivel de Infoxicación en los medios de comunicación*, relacionada con la pandemia del Covid 19). Por otra parte, cabe destacar que un nivel alto de exceso de información fue percibido igualmente en los medios de comunicación digitales por un 22,3 % (n=89) y el medio televisivo con 17,5 % (n=70), al responder la escala “siempre”. De acuerdo con estos datos, la mayoría de los participantes tienen más contacto con información sobre el Covid 19 a través del internet y de la televisión, que del resto de los medios.

Nota. *: Medios de comunicación (TV: televisión; Impreso: prensa escrita; Digital: páginas Web, redes sociales y prensa digital)

Fuente: Elaboración propia

Figura 1 Nivel de Infoxicación en los medios de comunicación*, relacionada con la pandemia del Covid 19 

En cuanto a las respuestas recogidas al respecto de las características de la información a las que tienen acceso en los medios de comunicación, puede decirse que, para la mayoría de los residentes de Tumbes, hace falta más información. Sienten la necesidad de conocer más sobre la pandemia, y exigen estar más informados. En este sentido, el 56,8% (n=227) de los encuestados considera que la falta de información causa malestar, más del 40% de los encuestados reconoce la importancia de mantenerse informados conociendo lo que acontece a todo nivel, local, nacional e internacional. Por otra parte, para más del 60% de los usuarios, la información que se encuentra en los medios no es objetiva, ni precisa; es confusa, aunado a la opinión de que es insuficiente e inadecuada (Figura 2 Características de la información que se encuentra en los medios de comunicación, sobre la pandemia del Covid 19*). En cuanto a considerar un exceso de información sobre el Covid 19 en los medios de comunicación a nivel nacional, el 46,8 % (n=185) respondió la escala “a veces” y el 87 % de los usuarios fue de la opinión que “casi nunca” o “a veces” encuentran información.

Nota. *: Se representan los valores porcentuales correspondientes a las respuestas en la escala “siempre”.

Fuente: Elaboración propia

Figura 2 Características de la información que se encuentra en los medios de comunicación, sobre la pandemia del Covid 19* 

De acuerdo a lo observado, en la intención de las respuestas marcadas en esta parte del cuestionario, los residentes de Tumbes a la fecha, no perciben sobrecarga de información, sino más bien, que ésta es limitada.

3.2 Percepción de la información del Covid 19 y las emociones que despierta

En la tercera parte del cuestionario, se realizaron preguntas para valorar el estado de ánimo que puede inducir el conocer datos sobre contagios, fallecimientos y tratamientos del Covid 19, en relación a la percepción sobre la objetividad y confianza que genera la información encontrada en cualquiera de los medios de comunicación. Se observan niveles de emociones entre regular y alto en los aspectos valorados (Figura 3 Percepción de emociones según tipo de información sobre Covid 19).

Fuente: Elaboración propia

Figura 3 Percepción de emociones según tipo de información sobre Covid 19 

A este respecto, el 93,3% (n=373) de los usuarios considera que la información que circula es falsa, es decir, está exagerada y no es real, al responder las escalas de “a veces” y “siempre”. Sin embargo, es importante acotar que el 51,8% (n=207) y 46,8% (n=187) de los encuestados responden la escala “siempre” para señalar que sienten angustia y preocupación por la cantidad de información y tipo de datos que circulan en las redes respectivamente. Asimismo, para más del 40%, la información que encuentran sobre el Covid 19 les despierta una condición de alarma y les genera miedo.

4. Discusión

En respuesta a las condiciones de confinamiento implementadas por el estado de emergencia nacional decretado desde el 11 de marzo del año 2020, la población del Perú se pone en una situación vulnerable no solo desde el punto de vista de su salud física, sino mental. Las condiciones de aislamiento necesarias para lograr la reducción de la transmisión de la enfermedad del Covid 19, obligan a mantener una situación de soledad, con mínimo contacto social, evitando familiares, amigos y hasta compañeros de trabajo. Esta situación genera una mezcla de emociones negativas, como preocupación, angustia, ansiedad y miedo, que lleva a buscar información de todo tipo para satisfacer los deseos de conocer, no solo cómo no infectarse, sino también cómo lidiar con la enfermedad. Esta situación expone a los individuos a una gran cantidad de información que circula en todos los medios de comunicación.

Un resultado a destacar en este estudio es la aparente desconfianza de la veracidad de la información que circula en los medios de comunicación que, efectivamente, va estar relacionada con la capacidad que el usuario disponga para hacer el análisis de la información que encuentre. Al respecto, se reportan resultados contradictorios. En el estudio de Mullo et al. (2021), se identificó desconfianza hacia los medios de comunicación tradicionales y a instituciones oficiales, en contraposición a una mayor credibilidad hacia la información compartida por familiares y amigos; mientras que Cerdeira y Ribeiro (2022) observaron que los usuarios otorgan mayor nivel de confianza a los medios convencionales que a los medios sociales.

A este respecto, Vieira y Aquino (2022), al evaluar las percepciones de 306 brasileños entre los meses de marzo y abril del año 2020, observaron que los individuos que presentaban altos niveles de miedo e incertidumbre, aceptaban de una forma menos crítica las informaciones, percibiendo a los medios de comunicación como más fiables, y dando mayor credibilidad a los informes de las instituciones oficiales. En su estudio, incluyen la variable “miedo a perderse de algo” (FoMO, Fear of missing out), un constructo relacionado con la comprobación compulsiva de las noticias que está asociado con la ansiedad. En su caso específico, observaron que a mayor FoMO, se aumenta la tendencia a confiar más en los medios de comunicación tradicionales.

Diversos estudios en psicología señalan que, a diferencia del razonamiento, las emociones son procesos automatizados, espontáneos y heurísticos que se activan según las experiencias que se viven en situaciones de riesgo e incertidumbre. Es así que las emociones participan en la interpretación de los mensajes, como por ejemplo, los contenidos de noticias difundidas por los medios de comunicación, sean formales o informales (García, 2014).

Percibir que la información que circula en los medios de comunicación no es precisa ni objetiva, genera desconfianza e inseguridad, emociones que van cimentando una situación de incertidumbre, la cual va en aumento, a medida que pasan los días, ya que las condiciones de confinamiento son mantenidas por las extensiones del estado de emergencia por la pandemia de 15 días en 15 días. De hecho, a mediados del año 2020 una de las medidas del estado de emergencia, incluía que solo un miembro de cada familia podía salir a comprar víveres o medicinas, y solo podían salir a trabajar aquellas personas que contaban con salvoconductos como los profesionales de la salud (médicos, enfermeras, personal técnico de hospitales), policías, bomberos y personal de fábricas y de ventas de alimentos. Estas circunstancias promovieron el ocio para la mayoría de las personas que, confinadas en sus casas, buscaron y recibieron información en los diversos medios de comunicación.

En este estudio, se observó que más del 50% de los usuarios percibe un nivel regular de exceso de información en todos los medios de comunicación, y entre el 17 y 22 % un nivel alto de infoxicación en la televisión y medios digitales. Mientras, para la radio y la prensa escrita, 1 de cada 3 usuarios considera que no hay exceso de información, lo que pudiera en parte deberse al rango de edad de los participantes incluidos en este estudio en relación con sus preferencias particulares para ubicar información. Como lo reportan Cerdeira y Ribeiro (2022), en su trabajo con estudiantes entre 18 y 51 años, los medios de comunicación preferidos por los más jóvenes eran los digitales, específicamente las redes sociales, mientras que las personas casadas y los de mayor edad, pasaban más tiempo consultando los medios impresos.

Por otro lado, puede deberse a que la información relacionada con la transmisión del virus indicaba que el contagio ocurre principalmente por el contacto con superficies. Es así que muchas personas dejaron de adquirir los periódicos, aumentando el acceso a la información por internet; situación que incluso formó parte de los titulares de prensa del momento, ejemplo de esto los titulares: “La pandemia acelera el final de la prensa en papel, pero dispara la digital” de la Agencia de prensa francesa (Agence France-Presse, AFP), y del diario La República “La pandemia del Covid-19, ¿una prueba de fuego para los periódicos o su estocada?” (AFP, 2020; Vita-Meza, 2020).

Para el periodo evaluado en este estudio, se destaca entonces, que la población joven residente en el distrito Tumbes, en general, no percibe exceso de información relacionada con el Covid 19, siente que es escasa, que se oculta, así como que la información que circula no es real, sino exagerada. De acuerdo con las respuestas, si bien más del 40 % de los participantes del estudio considera muy importante estar informados y conocer lo que sucede sobre la pandemia en todas partes del mundo, no creen en la información que encuentran en las redes, considerando, además, un 76 % que ésta es insuficiente, sobre todo a nivel regional. Estos resultados son similares a los obtenidos por Mullo et al. (2021), en población ecuatoriana entre los 18 y 65 años de edad, quienes advierten que parte de la desconfianza hacia la información que circula es por la creencia de que es promovida por intereses económicos o políticos.

Esta percepción tal vez es producto de las restricciones de movimiento, junto a los problemas económicos que ocasiona en muchas familias, al no poder salir a trabajar y la posibilidad de ver reducido sus ingresos, lo que, emocionalmente, los lleva a interpretar que lo que se dice no es verdad. Se observaron en la población comportamientos inadecuados, contrarios a las recomendaciones y disposiciones oficiales, en donde muchos efectivamente sí salieron a trabajar, sobre todo por el alto nivel de informalidad (vendedores ambulantes), así como se vieron aglomeraciones en bancos y mercados populares (Pighi, 2020).

Diversos autores reportan que el uso de medios de comunicación digitales, como las redes sociales, cuando se está en una situación de encierro o refugio, tienen un impacto negativo en la salud emocional y mental de la población (Schoultz et al., 2021). En este estudio, cuando los participantes responden preguntas sobre las emociones que les despierta conocer los datos relacionados con la pandemia, 4 de cada 10 personas alcanzan niveles altos de preocupación, angustia, ansiedad y miedo. Emociones que, junto al enojo, se han identificado como factores predictores de estrés, asociados a experiencias fuertes como robos, agresiones, secuestro, extorsión, violación, entre otros. Especialistas señalan que los niveles de alcance de estas emociones pueden incluso mostrar diferencias entre el tipo de experiencias, el género, el estatus socioeconómico, hasta específicamente demostrarse que el manejo de las emociones se relaciona de forma directa y positiva con la confianza que se tenga hacia las autoridades gubernamentales (García, 2014).

En este sentido, que se perciban este tipo de emociones, es lo que se busca por parte de las autoridades, tal y como lo mencionó el ministro de Defensa Walter Martos para el diario la BBC News Mundo en el mes de mayo del año 2020: "... hay que transmitir mensajes claros, precisos y potentes a la población para maximizar la distancia social...”, (Pighi, 2020). De hecho, uno de los resultados del estudio de Baerg y Bruchmann (2022) es que un factor predictor del comportamiento de distanciamiento social es el miedo al Covid 19.

Por supuesto, se trata de una estrategia que fue al momento esencial, pues tiene la finalidad de disminuir la transmisión del virus, ya que la incidencia de contagios en dicho periodo era elevada y los centros de salud se encontraban abarrotados, sin disponibilidad de camas para cuidados intensivos. Efectivamente, en el periodo de recolección de datos de este estudio, las notas de prensa al mes de agosto del año 2020, según las autoridades sanitarias, indicaba que sólo quedaban en el país unas 148 camas para cuidados intensivos, fecha en la que se reportaban 13 mil pacientes hospitalizados, y se estimaba que de ellos al menos 4 mil requerirían de dichos cuidados (Ampuero y Carrasco, 2020). En un estudio en Indonesia, con una muestra de 705 personas mayores de 18 años de edad, se observó que la vía más confiable en dar apoyo y preparar a los ciudadanos para la lucha contra la pandemia es la información gubernamental, con la cual los niveles de ansiedad se reducen. Los usuarios de redes sociales, al considerar que la procedencia de la información es confiable y aceptar que la misma es verídica, acatan las recomendaciones, enfrentándose de forma exitosa frente a la crisis de salud pública, mientras que aquellos usuarios en los que se identificaba exceso de información, son los que tienden a alcanzar mayores niveles de ansiedad (Alamsyah y Zhu, 2022).

De acuerdo a los resultados del presente estudio, lo particular es que la mayoría de los usuarios aún no están conscientes que se encuentran en medio de un bombardeo de informaciones, por lo que señalan no percibir un exceso de información. Sin embargo, entre el 46 % y 56 % de los encuestados tienen estrés, lidiando con emociones de preocupación, angustia, ansiedad y miedo, asociadas a la información de la cual tienen acceso, situación que puede ser explicada por un efecto de resiliencia psicológica. De acuerdo a los estudios de Bermes (2021), Baerg y Bruchmann (2022) y Huang et al. (2022), una de las formas en que las personas pueden manejar su nivel de estrés, es buscando y compartiendo la información, así sea no verificada, como una estrategia a nivel individual que les permite hacer frente al exceso de información que encuentran, y que, a nivel social, se identifica como un comportamiento en manada que contribuye a gestionar la ansiedad. Específicamente, ese ciclo de búsqueda excesiva (la cibercondría) es una estrategia para sentir seguridad, pero que, a su vez, incrementa la incertidumbre, en un ciclo pernicioso ue contribuye a aumentar la ansiedad (Baerg y Bruchmann, 2022).

Por otra parte, la búsqueda de información no responsable conduce a datos contradictorios, lo que genera un aumento de angustia, porque no se entiende lo que está sucediendo, produciéndose mayor incertidumbre, que también se ha asociado con el miedo (Baerg y Bruchmann, 2022). En los individuos que se muestran síntomas de infoxicación, se desencadena una especie de fatiga hacia los medios de comunicación, pues la persona recibe tal cantidad de información que no puede procesarla en un tiempo determinado. Entonces, sin darse cuenta, genera una indiferencia e incluso una parálisis para su análisis o reflexión (Song et al., 2016). Relacionado con la pandemia, en el estudio de Pang (2021), se observó que la fatiga, específicamente hacia las redes sociales, está asociada con el nivel de estrés y ansiedad. El autor señala la importancia que tiene la adopción de las nuevas tecnologías de comunicación responsable, a fin de que estas contribuyan con la mejora de la salud mental de los ciudadanos frente a las situaciones de crisis de salud pública.

De acuerdo a lo expuesto, el exceso de información puede disparar el aumento de emociones negativas, como ansiedad, estrés y depresión, siendo estos algunos de los síntomas que se relacionan con la infoxicación. Ahora bien, los residentes del distrito Tumbes no perciben exceso de información, sino falta de ella. Sin embargo, comienzan a percibir sentimientos de angustia y miedo, lo que puede indicar el inicio de un estado de cibercondría, ya que la ansiedad los lleva a creer que la información no es suficiente y entonces buscan más. Al paso del tiempo, y mantenerse las condiciones de emergencia sanitaria, el nivel de estas emociones negativas aumenta, lo que perjudica la salud mental de la población, viéndose agravada la crisis de salud pública generada por el Covid 19, con los problemas de salud mental.

Las tecnologías de la información y la comunicación son herramientas prácticas que facilitan diversas actividades en la vida diaria, como el estudio y trabajo. El uso de Internet, de forma inadecuada, puede afectar la salud mental de los usuarios, ya que incrementa su exposición a exceso de información. Por esto, se hace necesario incrementar la calidad de la información, otorgando el justo valor a lo que se encuentra y aceptando sólo los medios digitales con información veraz. Con este diagnóstico, se busca alertar a las autoridades correspondientes para que se diseñen e implementen estrategias educativas, desde la educación básica, de forma que los individuos desde cualquier plataforma, adquieran la cultura que les permita discernir entre la información genuina y verificable de aquella que es falsa. De igual manera, se debe destacar la importancia que tiene el fortalecer la práctica de atención a la salud mental, y que, desde los medios de comunicación formales, se transmitan mensajes inequívocos y claros que contribuyan a gestionar el estrés.

5. Conclusión

Se explora en la población del distrito Tumbes (Perú) la percepción de sobrecarga de información a partir de los principales medios de comunicación, durante el periodo inicial de la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia del Covid 19, como respuesta a las restricciones impuestas por el estado de emergencia.

De acuerdo con los datos obtenidos, los usuarios perciben un nivel regular de sobrecarga de información relacionada con el Covid 19, y los medios de comunicación preferidos para obtenerla son las plataformas digitales, seguidos de la televisión, radio y medios impresos. En cuanto a la información que reciben, la mayoría desconfía de ella, considerando que ésta no es real, sino exagerada, además de ser confusa e insuficiente, lo que explica la sensación de que no hay exceso de información en los medios de comunicación.

A pesar de esto, los residentes de Tumbes presentan niveles altos de emociones como preocupación, angustia, ansiedad y miedo, las cuales están asociadas a la infoxicación. Estas emociones son generadas en respuesta a la incertidumbre, que a su vez motiva una mayor búsqueda de información por la percepción de que esta es insuficiente. Se genera así un ciclo de emociones negativas que, eventualmente, perjudican la salud mental de los usuarios, además de reducir los hábitos o actitudes que corresponden con los comportamientos responsables, como distanciamiento social y uso correcto del tapabocas, requeridos para afrontar la crisis sanitaria que la pandemia del Covid 19 impone.

La pandemia del Covid 19 vino a poner a prueba no sólo a los sistemas de salud, sino a exponer lo vulnerable que son los medios de comunicación para la transmisión de información y el alcance que puede tener en la sociedad su correcta interpretación. Se hace, por tanto, imprescindible que se establezca una adecuada gestión de la comunicación a todo nivel, gubernamental, público, privado, digitales, entre otros, que pueda cumplir con lo que demande la comunidad. Se debe reconocer la importancia que tiene la difusión de mensajes genuinos, inequívocos y claros, y la necesidad de que, desde las escuelas, se realicen proyectos para la alfabetización mediática, con el fin de que los ciudadanos establezcan las bases para desarrollar el pensamiento crítico y la sensatez, antes de contribuir a la difusión de información no verificada.

A futuro, queda continuar con el seguimiento de esta población con respecto a su percepción de la infoxicación y el curso de las emociones generadas por la misma, al considerar los cambios epidemiológicos del Covid 19, así como los conductuales sociales que presente la comunidad. Se debe valorar, asimismo, los instrumentos aquí aplicados, con el fin de promover su uso para la evaluación de la salud mental e infodemia en situaciones de emergencia sanitaria.

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Recibido: 17 de Junio de 2022; Aprobado: 08 de Diciembre de 2022

Los autores declaran no tener conflicto de interés alguno con la revista Punto Cero.

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