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Punto Cero

versión impresa ISSN 1815-0276versión On-line ISSN 2224-8838

Punto Cero vol.26 no.43 Cochabamba dic. 2021

 

Articles

SUFRIMIENTOS HUMANOS CON, EN Y A TRAVÉS DE LA CONECTIVIDAD DIGITAL

Human sufferings with, in and through digital connectivity

María Rossana Zapata Arriarán1 
http://orcid.org/0000-0002-3193-3124

1 Boliviana, Licenciada en Comunicación Social, Licenciada en Ciencias Jurídicas y Políticas, Licenciada en Psicología, Especialidad en Innovación Pedagógica en la Educación Superior, Magíster en Género y Desarrollo, Magíster en Derechos Humanos y Doctorante en Estudios Sociales. Docente de la Universidad Mayor de San Simón. Consulta psicológica privada. Código ORCID: 0000-0002-3193-3124 mr-zapata2014@outlook.com


Resumen:

El diálogo de los diferentes campos de saber puede permitir entender la complejidad de los fenómenos comunicativos en la época de la conectividad digital. ¿Cómo se tramitan los sufrimientos humanos con, en y a través de las redes sociales? La psicología ha ido de la mano de la comunicación para entender los fenómenos de comunicación. El psicoanálisis, como otro campo de saber, se refiere al malestar de la época actual, caracterizada por la caída de la ley. El derecho fracasa ante lo imposible de regular, que es la pulsión de muerte en términos de Freud. En este trabajo se analizan los conflictos de comunicación de tres pacientes que solicitan consulta psicológica. Se hace una relación de sus dichos y se va más allá de ellos tratando de evidenciar algo de su inconsciente, aquello que finalmente determina sus procesos comunicativos.

Palabras clave: Sufrimiento humano; redes sociales; comunicación; pulsión de muerte; interdisciplina

Abstract:

The dialogue between the different fields of knowledge can make it possible to understand the complexity of communicative phenomena in the age of digital connectivity. How are human sufferings dealt with, in and through social media? Psychology has gone hand in hand with communication to understand communication phenomena. Psychoanalysis, as another field of knowledge, refers to the malaise of the current age, characterized by the fall of the law. The law fails in the face of the impossible to regulate, which is the death drive in Freud’s terms. In this work, the communication conflicts of three patients requesting psychological consultation are analyzed. A list of their sayings is made and they go beyond them trying to show something of their unconscious, which ultimately determines their communication processes.

Key words: human suffering; social networks; communication; death drive; interdiscipline

Introducción

La aparición de la Covid19 en el mundo durante diciembre de 2019, ha causado la paralización de las actividades habituales de las personas. Por primera vez, la movilidad de las personas sufrió afectación debido a las restricciones impuestas por la mayor parte de los gobiernos. El derecho a la locomoción fue objeto de regulaciones de excepción para impedir la propagación del virus. La cuarentena rígida fue la primera versión de restricciones que las persona tuvieron que aceptar. El distanciamiento social y las medidas de seguridad fueron los primeros recursos impuestos desde la Organización Mundial de la Salud.

Bolivia, lo mismo que otros países, declara situación de emergencia nacional por la presencia de la Covid19 (2020). Las personas tuvieron que encerrarse y se tuvo que adoptar el teletrabajo (2020) que sigue en vigencia (2021) en escuelas, colegios y universidades.

Los niños y jóvenes intensificaron el uso de medios digitales. Algunos tratando de elaborar sus sufrimientos más íntimos -no representados en sus dichos-, promovimos por una vivencia singular de la pulsión de muerte. Otros, como lo evidencia el documental realizado por HBO denominado Fake Famous (Bilton, 2021) publicaban su vida privada. Estos “influencers” actuaron como si no existiera la Pandemia, incrementaron el número de “likes”, no solamente por la producción o performance de sus publicaciones sino también porque la gente pasaba más tiempo en las redes sociales. Desde el psicoanálisis, todo sujeto es un sujeto sufriente que con un que-hacer intenta elaborar su pulsión de muerte, aquella energía que lo empuja a la destrucción. Freud (1986) señala que esta pulsión es lo imposible de regular.

La presente pesquisa es cualitativa (estudio de caso) y se realizó en la actividad clínica psicoanalítica de la autora de este trabajo. Los resultados no tienen la pretensión de ser generalizados. Sin embargo, la soledad estructural de los sujetos y su vivencia singular de la pulsión de muerte, son parte una condición humana generalizada que afecta la manera en que las personas hacen lazo social y se comunican.

El sustento teórico de este trabajo es el psicoanálisis en un diálogo con la comunicación social, no incluye nociones de equidad e igualdad de género propias de las ciencias sociales.

1. Metodología

Este trabajo de investigación se realizó entre diciembre de 2020 y abril de 2021. La metodología que se aplicó es la cualitativa. Es un estudio de casos seleccionados de la práctica clínica psicoanalítica. El criterio de selección de los casos estudiados fue la vivencia en las redes sociales durante la Pandemia. La técnica de investigación utilizada fue la entrevista. Para llevar adelante la misma se hizo uso del método psicoanalítico de la “asociación libre de ideas”, con el objetivo de provocar la palabra de las personas que solicitaron consulta.

2. Resultados y discusión

Lazo social y comunicaciones en pandemia

2.1 Diálogo de campos de saber para entender la comunicación humana

En la comunicación, como campo de saber, podemos discriminar dos grandes grupos de teorías: las teorías tradicionales de la comunicación y las teorías de vuelta al receptor. Las primeras esquematizan el proceso comunicativo por considerar posible identificar los elementos más significativos de la misma. Siguiendo la lógica estructural y funcionalista se dibuja un esquema de la comunicación. Las teorías de vuelta al receptor o de la resemantización del mensaje consideran que el proceso comunicativo es muy complejo, por lo tanto, es imposible representar todos sus elementos en un esquema. Si el esquema tradicional puso énfasis en el quehacer del receptor -en referencia a la construcción del mensaje-, las otras teorías, ponen énfasis en el quehacer comunicativo del receptor. A pesar de estas diferencias, ambos grupos de teorías desarrollan entendimientos de la comunicación humana como un proceso intersubjetivo, es decir, se entiende la comunicación humana en la dimensión consciente o racional. Se trata de una comunicación intersubjetiva o de un Yo con otro Yo (de un tú a tú). Por esta razón, la psicología, cuyo objeto de estudio es el consciente humano, se articula armónicamente con la comunicación social.

El Yo es el nombre que Freud le puso a esa dimensión del aparato psíquico que responde al consciente de la persona (1986). En términos de Lacan el Yo responde al registro imaginario o lo aparente (1985). Freud como Lacan coinciden en que el Yo es el semblante de un sujeto. El propio Freud señaló que el comportamiento humano responde a algo que está más allá de lo consciente y denominado inconsciente. Esta dimensión es todo lo que la persona no sabe de sí misma pero que dirige y/o explica todo su comportamiento (Sigmund, 1986). En consecuencia, la psicología y el psicoanálisis son dos campos de saber independientes uno del otro.

En este diálogo entre disciplinas (la psicología, el psicoanálisis, la comunicación social y el derecho) para entender el fenómeno comunicativo, se hace imposible dejar de considerar la incorporación de la tecnología, que hoy en día es fundamentalmente digital.

En la práctica psicológica clínica, que es una práctica silenciosa (en la privacidad de un consultorio) y no por eso sin repercusión social, se ha podido escuchar el sufrimiento de las personas. Sufrimiento siempre singular, planteado en el caso por caso. Las personas llegan a comunicar su malestar, es decir, aquello que las ha empujado a consultar. Más allá de los enunciados o dichos expuestos por la dimensión yoica de los sujetos, resuena algo de su verdad que es la verdad contenida en su inconsciente.

Se ha podido evidenciar el impacto de la cuarentena rígida sobre la vida de las personas y el uso de las tecnologías para intentar sobreponerse a la soledad. El confinamiento rígido y semiflexible les había condenado a encarar su soledad estructural. La soledad, como algo estructural del aparato psíquico, es algo que se puede soportar únicamente con las invenciones del lazo social propias de cada sujeto. Esto significa que por más que estuvieran confinados grandes o pequeños grupos familiares, cada miembro había sido obligado -por los imperativos normativos de distanciamiento social- a trastocar los lazos sociales con los que caminaba poniéndole un velo a su soledad estructural.

Es evidente que las nuevas teorías de la comunicación visibilizan y visibilizarán aristas complejas de todo proceso comunicativo, que incluso pone en cuestión la definición de comunicación como “la puesta en común, la participación y la comunión” entre dos o más personas. Tendremos que abordar el más allá del enunciado puesto en las redes sociales, dialogando con otros campos de saber. Es evidente, que el fenómeno comunicativo requiere de la urgente intervención de otros profesionales investigadores para entender por qué el derecho es usado para imponer un comportamiento lejos del escenario de la puesta en común o participación. En el escenario jurídico las personas no ponen en común algo, ni participan ni comulgan con un mismo pensamiento, a ellas les cae el imperativo de la ley estén o no de acuerdo con ella.

Desde los más antiguos tiempos se evidencia que el ser humano es proclive al desencuentro y al conflicto. El malentendido es la característica de su diario vivir comunicativo. En términos de Lacan no existe un estado de armonía o proporción en ninguna dimensión de vida social (1985, pág. 118).

Este trabajo presenta los sufrimientos humanos que, agudizados por efecto de la cuarentena rígida, tornan a las redes sociales como el mejor recurso para combatirlos, no siempre con el éxito esperado por los propios usuarios.

2.2 Castells y el sujeto cognoscente

Castells en El Fin de Milenio (1999) afirma el impacto de la tecnología digital en la vida social, afirmó que las nuevas vías del cambio social se relacionan con la sociedad en red. Ésta es planteada como una realidad inmaterial y sostenida por el uso de la tecnología digital. La entrada al siglo XXI, fue considerada una entrada en la era de la información, que significaba que las identidades sociales no se originarían dentro de las instituciones sociales de la sociedad civil sino, por el contrario, fuera de ellas. ¿Dónde? En el ámbito de las redes globales dominantes y omnipresentes. En estos espacios de predominio imaginario se construyen las comunas de la identidad.

Hace más de 20 años atrás en un contexto de primer mundo, Castells afirmaba que, “parece que nuestras sociedades están constituidas por la interacción entre la ‘red’ y el ‘yo’, entre la sociedad red y el poder de la identidad” (Castells, 1999, pág. 386). En Bolivia, el contexto era de primer mundo, es decir, recién ingresaban las computadoras al mercado y los celulares eran desconocidos.

Siguiendo el pensamiento cartesiano, Castells afirmaba que la promesa de la era de la información era el mejoramiento de la relación del hombre con la naturaleza sin deteriorar la calidad de vida de generaciones futuras. En 2019, en Bolivia “existen 11.323.497 líneas móviles, mientras que la población nacional, según el Instituto Nacional de Estadística, es de 11.307.314 personas” (VEA.GLOBAL. Portal de Noticias, 2019), conforme al reporte de noticias de la Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transporte publicado el 13 de febrero de 2019 (ATT, 2019). Esto significa que Bolivia se ha incorporado al proceso de globalización de las comunicaciones por efecto de la llegada de las Tic’s. Éstas han sido puestas al servicio de la pulsión de muerte de los sujetos, por lo tanto, en el nuevo escenario boliviano de la tecnología digital, lo que evidenciamos es la degradación de la calidad de vida humana, no por la tecnología misma sino por el uso pulsional que se hace de ella. La tecnología digital es puesta al servicio del registro imaginario y de la pulsión de muerte por cada sujeto, más que al servicio de su registro simbólico. Como señala Gustavo Dessal, “para mucha gente afectada en su capacidad para sostener un lazo social de cualquier índole -amistoso, amoroso, de pertenencia a un grupo, etc.- internet ha creado para ellos un espacio para alojarse, un territorio donde encontrar a otros que se sienten como sus semejantes, constituyéndose así una suerte de confraternidad en la que los síntomas y otras desventuras hallan consuelo, compasión, empatia e incluso la legitimidad que a menudo se les niega en el mundo real” (Dessal, 2019, págs. 32-33).

El punto de vista de Castells, arraigado en el pensamiento moderno porque sostiene universales como la sociedad en red, la era de la información, el Estado, la promesa de la era de la información o la acción social, ha contribuido -a fines del anterior siglo- a entender la comunicación humana, pero recortada de la profundidad de la dimensión psíquica. En el siglo XXI, buscamos contribuir con el diálogo entre disciplinas en el entendimiento del complejo fenómeno comunicativo. Presentar una argumentación o una versión lo menos segmentada posible y con la menor cantidad de puntos ciegos sobre las comunicaciones.

Castells, afirmó que la acción social consciente e intencionada es el recurso con el que se puede cambiar todo, siempre y cuando esté provista de información y apoyada en su legitimidad. Aseveró que no hay un mal eterno en la naturaleza humana y que no había nada que no pudiera ser cambiado por las personas informadas. En este sentido, Castells puso toda su atención y esperanza en el sujeto cognoscente, aquel que reina en el mundo desde la Ilustración. La convicción en que el ser humano, dotado de racionalidad y un sistema de percepción, puede conocer el mundo y transformarlo se torna incuestionable. Es una versión del hombre, como universal, que eclipsa la dimensión pulsional que toma la carne y hueso de cada ser humano. Se oscurece la singularidad del sujeto.

2.3 Deuze: se ha diluido la frontera entre la comunicación masiva y la comunicación interpersonal

Mark Deuze (2020) afirma que la taxonomía tradicional del proceso de comunicación - producción, contenido y recepción- ha colapsado en el actual mundo digital, en el cual la mayoría de las personas están conectadas a una red digital. La persona está siempre activa y conectada permanentemente. Se vive una época que ha permitido publicitar la vida privada. Se ha diluido la frontera entre el espacio público y el espacio privado, incluso, ya no es tan fácil diferenciar la comunicación masiva de la comunicación personal (interpersonal) porque las aspiraciones humanas son un fuerte componente del fenómeno de comunicación de masa, que hoy es más conocida con el nombre de redes sociales.

Muchas categorías sociales sobre comunicación, propias de la investigación y teorización del siglo XX, ya no son aplicables al siglo actual. Este siglo ha comenzado con una fuerte presencia de la tecnología digital en las diferentes dimensiones de vida social. En este sentido, Deuze plantea partir de una gran narrativa para la investigación en medios y comunicación de masas que no es la narrativa de los medios y de la comunicación de masas del siglo XX, caracterizada por la comunicación unidireccional (radio, televisión, prensa y cine). La aparición de la tecnología digital ha cambiado el escenario de la comunicación masiva haciéndola una comunicación interactiva las 24 horas del día.

La gran narrativa que incluya al destinatario expresado en “innumerables subgrupos y segmentos del público, teniendo en cuenta los intereses, gustos y circunstancias de los destinatarios” (Deuze, 2020, pág. 7) es un argumento más o menos coherente de interpretación del fenómeno comunicativo masivo e interpersonal a través de las redes sociales.

Deuze concluye que ya no es el tiempo de las teorías tradicionales de la comunicación ni de las teorías de vuelta al receptor. La entrada en este siglo XXI plantea que la investigación de la comunicación humana tendrá que considerar nuevos fenómenos como la disolución de las fronteras entre el espacio privado y el espacio público, gestado por los sujetos en el uso intensivo de las redes sociales. No todos los sujetos, pero la mayoría de ellos.

José Ramón Ubieto y Marino Pérez Álvarez en su libro Niñ@s Hiper Infancias hiperactivas, hipersexualizadas, hiperconectadas (2018) afirman que esta es una época de la caída de la autoridad, entonces, se impone el laissez faire. Los padres se han convertido en hiperpadres buscando conjurar los riesgos para sus hijos que, “paradójicamente, se combina con un cierto desamparo digital en el que dejan a sus hijos. Vigilancia y abandono parecen ser las dos caras de la misma moneda” (Ramón Ubieto & Pérez Álvarez, 2018, pág. 154). Los autores recuerdan que ya en 2015 “la propia ONU afirmó que los principales consumidores en el mundo de pornografía online eran niños y adolescentes entre 12 a 17 años” (2018, pág. 12). Y que, lo digital es un sustituto imaginario de los padres, es así que las redes sociales guían a los individuos desde fuera hacia la nueva muchedumbre solitaria, que no es la misma a la cual se refirió David Riesman cuando expone su investigación sobre la transformación del carácter del individuo norteamericano por efecto de la economía de consumo y la tecnología de los años 60 (Riesman, 1964).

Por otra parte, siguiendo a Lacan sobre inexistencia de la diferencia de los sexos (2012, págs. 177-188), Miquel Bassols en La diferencia de los sexos no existe en el inconsciente (2021)señala que la diferencia entre un ser-hombre y un ser-mujer no está inscrita en ninguna parte del aparato psíquico y que los géneros no son más que construcciones culturales. Que no habiendo esencia de género, únicamente hay una representación social del mismo.

2.4 Freud desde fines del siglo XIX plantea la dimensión pulsional

La historia de las teorías de la comunicación humana son predominantemente sistematizaciones de entendimientos de los procesos comunicativos reducidos a la dimensión de “de un tú con otro tú” o de “un yo con otro yo”. A estos encuentros se los ha llamado comunicación intersubjetiva. De esto se ocupa la disciplina de la psicología, cuyo objeto de estudio es la conciencia. Habermas en su teoría de la acción comunicativa y Castells en su teoría de la sociedad en red, hacen referencia a este tipo de interacción humana. Freud por el contrario afirma que el comportamiento humano tiene una causalidad psíquica que es inconsciente, que no es consciente. Esto significa que todo proceso comunicativo estudiado en su dimensión intersubjetiva corresponde a la dimensión del Yo y que no es posible referirse a la comunicación inconsciente porque el inconsciente corresponde al sin sentido, corresponde al registro pulsional. Es decir, no hay comunicación inconsciente porque este es el lugar de lo que no tiene sentido o de la pulsión de muerte. Freud señala que pulsión de muerte es una energía sexual - sin género- orientada hacia la inercia o destrucción, reprimida en el inconsciente, que no renuncia a su satisfacción y que es el objeto de estudio del psicoanálisis (1986, págs. 41-42).

Freud en Tres ensayos de teoría sexual publicado en 1905, señala que los seres humanos tienen vida pulsional desde el momento en que experimentan por primera vez el placer (anaclisis). La pulsión es un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, que tiene por fuente el soma. Se trata de una energía o fuerza constante e incoercible que surge desde el interior del organismo y que tiene por meta contornear un objeto (Freud, 1986). ¿Ha sido considerada esta energía pulsional por las teorías de la comunicación?

Las teorías de la comunicación social han puesto énfasis en el yo consciente y hacen un seguimiento de las negociaciones que hace éste con su entorno. Se ha apostado a los estímulos externos y a las resistencias con las que el yo encara lo displacentero del mundo externo, siguiendo la bipolaridad mundo interior opuesto al mundo exterior, bipolaridad impuesta por el razonamiento científico. Esto ha impedido la posibilidad de profundizar la investigación de la comunicación humana más allá de la relación del “tú a tú”, cercando el campo de investigación de la comunicación -mediada o no por la tecnología- al ámbito de lo imaginario. La comunicación no agota el estudio de la profundidad metapsicológica que empuja al sujeto a establecer lazo social a través de la conectividad digital.

El ámbito imaginario es el que se construye con las imágenes mentales y el que responde al principio de fantasía. El yo es semblante por excelencia, por lo tanto, tiende a justificar todas las acciones que la persona realiza en su vida. Desde luego, “el yo aspira al placer, quiere evitar el displacer” (Freud, 1986, pág. 144), sin embargo, también acontece que “las sensaciones de dolor, como otras sensaciones de displacer, desbordan sobre la excitación sexual y producen un estado placentero en aras del cual puede consentirse aun el displacer del dolor” (Freud, 1986, pág. 124). Freud en Más allá del principio de placer plantea que la pulsión de muerte es la que regula, desde el inconsciente, la vida de cada persona (1986).

Lacan, por su parte, se refiere al goce o “sentir satisfacción en el sufrimiento” y señala que la identidad de cada sujeto es su modalidad singular de gozar como imperativo pulsional que escapa a la regulación del derecho (1991).

El psicoanálisis aporta con su saber para entender las profundidades de lo psíquico e invita a realizar análisis de los procesos comunicativos partiendo de lo más singular de un sujeto: su pulsión de muerte , que es producto de lo social.

2.5 Caso Bernardo

Bernardo es un estudiante universitario de 28 años dice tener problemas de adicción a drogas pesadas (ketamina, cocaína, LSD, hongos) menos heroína. Durante 15 años fumó marihuana. Afirmó que había desarrollado dependencia emocional a cualquier mujer que lo cuida y que se aferra a ella. “Me aferro mucho a las mujeres y creo dependencia emocional con ellas” (Bernardo, Comunicación personal, 2020).

Relata que a su primera pareja le sacaba dinero y por eso no había podido dejar la droga. “Casi me da flebitis en el brazo” (Bernardo, Comunicación personal, 2020). Señala que a consecuencia de las inyecciones que se aplicaba puso en peligro su brazo y que, por esta razón, fue internado casi un año en un centro de rehabilitación en 2019.

“He salido de esa relación [amorosa] tóxica para entrar en otra” (Bernardo, Comunicación personal, 2020). Oscar refiere que, en el centro de rehabilitación conoció a otra muchacha con la que inició una relación amorosa. Estuvieron limpios de drogas un buen tiempo, pese a que en ese lugar se podía conseguir algo para fumar [droga] de algún otro interno. Cuando salieron, su enamorada comenzó nuevamente con el consumo de drogas y eso lo “emputó”.

El afirma que, luego de salir del centro, por fin, él había podido estar bien con su familia y mantenerse sin consumir drogas. “He hecho tanto drama en mi casa por el consumo de drogas que nadie me quería” (Bernardo, Comunicación personal, 2020). En cambio, su enamorada empezó a consumir clorazepan.

Me llegaba a emputar. Estábamos chateando y de la nada se hacía a un lado de la cámara, luego, aparecía ida. Yo la perdonaba, pero creo que eso le daba más impulso para drogarse. Estoy de niñero más que de novio, pensaba. No me decía te amo, te extraño. Necesitaba otra persona que me dijera eso. Me engañó uno o dos días con un amigo. Terminé la relación con ella y comencé otra relación [amorosa]. Yo le he hecho daño porque le dije nos tomaremos un tiempo. Ella me pedía que no la deje. Luego, me di cuenta que la quiero a ella y a nadie más. Hemos estado 2 años con ella y, más allá de la costumbre, era como mi mitad. Extraño la emoción de estar con ella. No la puedo juzgar, yo la he engañado. Yo le perdoné una infidelidad , pero ella no me puede personar. Nuestra adicción es la misma...dijo que me quiere ver muerto. Dijo que yo sabía que ella tenía problemas, que estaba mal y, que la he dejado, que por eso ha recaído en las drogas. Por esto, no he salido de la cama en tres días, vomito bilis. Me he ido a la mierda. Trato de recuperarme (Bernardo, Comunicación personal, 2020) .

Oscar refiere que en su vida ha habido chicas que lo han engañado y lo han dejado.

Los padres de Oscar migraron a los Estados Unidos de Norteamérica cuando él era muy pequeño. Su abuelita y su tía lo criaron. A los 8 años, sus padres lo hicieron llevar y él dice que recién conoció a su papá. En ese país sus padres trabajaban todo el día y él se quedaba solo. Señala que en la adolescencia se metió en problemas graves (de los que no quiso comentar), razón por la cual tuvo que escaparse a los 18 años de ese país y llegó a Bolivia. Refiere que en este país, también estaba solo y sin control, “sin mis papás y mis mamás” (Bernardo, Comunicación personal, 2020). Comenzó a trabajar como DJ de música electrónica y en ese entorno social le ofrecieron probar drogas fuertes y que él no sintió ningún reparo en probarlas. “Meta, meta todas las drogas”. Empezó a inyectarse.

Siento que necesito, que necesito que alguien me controle. La chica con la que enamoro ahora es controladora. Me llama y me pregunta ¿dónde estás? Me dice, ¡pobre de vos que te vea con la cara de dopadito! Se mete en mi Facebook. Elimina a mis amigas. ¡Es tóxico! Empecé con ella hace apenas dos semanas. Hubiera querido que todo fuera perfecto. Estoy muy estresado y angustiado. He vuelto a recaer. Tomo 4 neuriles para poder estar tranquilo. Según mis papás todo está bien y no me drogo, cuando hace tiempo que he vuelto a drogarme (Bernardo, Comunicación personal, 2020).

Oscar rememora, con lágrimas en los ojos, la relación que tuvo con su anterior enamorada y se culpa por haberla dejado. Siente que le hizo daño, que la abandonó.

“No me va a perdonar, sienta lo que sienta. Y yo no quiero aceptar que nuestra relación está rota. Quisiera que todo sea como antes. La he engañado inconscientemente. ¡Hubiera querido que todo fuera perfecto!” (Bernardo, Comunicación personal, 2020).

2.6 Caso Mauricio

Mauricio un joven universitario de 22 años, llegó a consulta con una gran preocupación por el efecto de las redes sociales en su vida. Preocupado porque no podía dejar de controlar a su enamorada a través de las redes sociales. Temía que lo estuviera engañando a través de ellas. Cuando su enamorada mencionaba a alguna persona, él pensaba: “quiere engañarme”. Mauricio dijo “tengo esa complejidad, estoy siempre inseguro. Como yo no puedo traicionarla, pienso que ella está traicionándome, entonces, reacciono impulsivamente. Reacciono dominante. Soy mileninun, tengo dificultades con las redes sociales. ¿Cómo puedo afrontar todo si me deja mi enamorada? Tengo la necesidad de buscarla, llamarla, es un sentimiento profundo (Mauricio, Comunicación personal, 2020).

Él y su enamorada, tuvieron el primer contacto a través de las redes sociales durante la cuarentena rígida (primeros meses de 2020). Dice que vio la foto de su enamorada en el facebook, que le gustó su sonrisa, su postura feliz y tranquila. Entonces, la agregó como amiga al suyo. De enero a septiembre de 2020 estuvieron en comunicaciones por WhatsApp. Hablaban varias horas al día, de 8 de la mañana a dos de la mañana del día siguiente. Mauricio afirma que se enamoró de su voz, de su risa y de su manera de pensar, que incluso le gustaba la manera en que renegaba. Un día le dijo que estaba enamorado de ella y ella respondió afirmando lo mismo. “No nos vimos cara a cara, pero nos declaramos” (Mauricio, Comunicación personal, 2020), dijo.

Mauricio refirió que, la amiga de su enamorada lo envenenó diciéndole que ella hablaba con otro chico por las redes sociales. “Resulta que yo le gustaba a su amiga. Ella misma me dijo que le gustaba. La amiga de mi enamorada actúa hipócritamente con ella” (Mauricio, Comunicación personal, 2020).

Yo tengo problemas con las redes sociales. Me siento como si estuviera atrapado por las redes sociales” (Mauricio, Comunicación personal, 2020). Mauricio, piensa que la vida está más afuera de las redes sociales, sin embargo, está compulsivamente conectado a las redes sociales. Poco después, producto de su vigilancia, descubrió otra cuenta de su enamorada en redes sociales y dijo que la veía muy pendiente de ellas. Mauricio tenía la seguridad que el desenlace de la relación estaba muy próximo, creía que su enamorada terminaría con él y quería prepararse para ese momento.

Yo soy muy sentimental y ella es muy fría, a veces. Pienso que es amor. Me quiero preparar para un ‘no quiero continuar contigo’. No he puesto los ojos en una mujer en mucho tiempo por temor... A nadie me he aproximado por temor al rechazo. Por miedo a quedar patético. Entonces, me dije: me evitaré de eso y no he mirado a nadie. Soy enamoradizo, cuando enamoro, yo doy todo y ella nada. Sólo este año deseé enamorarme de ella. A veces pienso que soy controlador, lo acepto (Mauricio, Comunicación personal, 2020).

Mauricio planteó querer estar preparado para poder aceptar el “no”. Se describe como una persona sensible y enamoradiza. Dijo que durante el colegio tuvo 3 enamoradas y que, cada una de ellas, le terminó. “No podemos estar más...lo dejamos aquí”, cada una de ellas dijo algo similar. Incluso, la última, le cerró la puerta de su casa porque él no dejaba de insistir para regresar. No aceptaba la negativa de ella y creía que insistiendo e insistiendo, al final, la muchacha terminaría por ceder.

Amigos suyos le aconsejaron que tratara mal a las chicas porque de esa manera ellas vendrían a él. Sin embargo, él dijo que era una persona muy empática, que tendía a ayudar a la persona con la que enamoraba. “Lo malo es que yo doy todo de mí: dándole cosas, hablándole, dándole atención. Creí que insistiéndole, no aceptando su no, era posible que regresara conmigo” (Mauricio, Comunicación personal, 2020).

Cuando se le preguntó quién tenía miedo a ser abandonado en su familia. Mauricio respondió inmediatamente que su mamá. Ella no soltaba a su papá. Rememoró que, de niño él miraba cómo su mamá le rogaba a su papá, durante horas, que se quedara en casa, que no se vaya cuando éste amenazaba con irse y dejar el hogar.

Mauricio tenía 8 años vio, por primera vez, cómo su mamá le rogaba a su papá que no se vaya de la casa. Esta escena se repitió hasta su adolescencia. Su mamá lloraba durante horas rogándole a su papá que no se fuera, hasta que éste cedía y decía que no se iría de casa. Su mamá creía que su papá tenía una amante y que se iría con ella. “Llorando, llorando, yo escuchando y escuchando. ¡Esos temas he olvidado!” (Mauricio, Comunicación personal, 2020), exclama con asombro.

Mauricio dice que se lleva muy bien con su mamá, le cuenta sus cosas y se hace aconsejar con ella. De su padre dice que antes se alejaba de sus hijos, era un hombre callado, al que no le importaban las necesidades de su mamá. Señaló que ahora sus padres se llevan bien, que ya no tienen esos problemas.

Hizo un gesto de sorpresa y dijo, “al mirar eso, me doy cuenta que he tomado la posición de mi mamá, ¡estoy haciendo lo que hacía mi mamá!” (Mauricio, Comunicación personal, 2020).

2.7 Caso Jose

Jose un niño de 8 años de edad que cursa la escuela por medio virtual es llevado a consulta por su mamá. Ella está preocupada porque no atiende las clases virtuales y no está realizando sus tareas escolares. La mamá que se intervenga para que empiece a cumplir con sus obligaciones de escuela. José, en cambio, no muestra ninguna preocupación con relación a sus estudios.

Jose maneja muy bien el celular, con esta tecnología logra hablar con algún compañero o jugar en línea, pero no quiere seguir las clases virtuales ni realizar sus tareas. Él dice que no entiende a su profesora ni tampoco entiende las tareas que da. “No quiero hacer esa cosa (refiriéndose a las tareas), estoy cansado y medio aburrido. Le digo a mi mamá que no quiero hacer y ella me hace sentir mal. A veces le contesto cosas. ¡Ya no quiero hacer esto! Me grita. A veces me dice perdón hijo y al día siguiente pasa lo mismo y lo mismo. Le digo, ¡ya no tiene caso que te perdone!” (Jose, Comunicación personal, 2021).

Jose afirma que antes de la pandemia le iba bien en la escuela, pero que este año de pandemia hay reglas más estrictas para hacer las tareas, que no puede cumplir con esas reglas, que la profesora envía muchas tareas y que no puede hacerlas. Antes, por lo menos su papá estaba sentado a su lado acompañándolo mientras hacía sus tareas. Que hoy lo único que puede hacer es hablar con sus amigos por WhatsApp porque no hay nadie que lo acompañe para hacerlas. Expresa que extraña a su papá. Sus padres se separaron recientemente. Él es el menor de tres hermanos. Su hermano mayor es casado y su hermana es soltera y estudiante universitaria. Él es hijo de la segunda pareja de su mamá.

José se describe como víctima de todos. Recuerda que cuando él tenía 5 años su papá lo pegó porque no podía hacer unas sumas y su mamá no lo defendió. Dijo que su papá lo acompañaba a hacer sus tareas, hasta antes de irse de la casa, pero que siempre estaba enojado y que lo pegaba. “Yo comprendí lo que pasaba, recién pude comprender que tenía una vida muy mala. Comprendí que nadie me quería” (Jose, Comunicación personal, 2021). Su familia sigue discutiendo, hay gritos.

Recuerda que cuando estaba en kínder, pagaba a los niños para que fueron sus amigos. Les daba 1 boliviano para que jugaran con él y luego ya no fue necesario pagarles porque jugaban con él sin que les pagara. Jose dijo que él era bueno y que de grande quería ser ingeniero robótico.

Jose se considera una persona buena y que de grande quiere ser ingeniero robótico. Extraña las clases presenciales porque cuando él iba al colegio se olvidaba de sus problemas familiares, era el único lugar donde se olvidaba. Las discusiones en su casa son permanentes.

Describe a su mamá como una persona muy estresada que grita siempre y él le reprocha porque siempre lo deja con su hermana mayor, que siempre está enojada con él, “aburrida y seria” (Jose, Comunicación personal, 2021). Su papá, también, está siempre está enojado y aburrido. “Mi mamá trabaja y mi papá no trabaja” (Jose, Comunicación personal, 2021).

Dice que antes de la pandemia, él era muy positivo. Se quedaba solo en su casa y él mismo se tranquilizaba. Veía videos en computadora y se decía a sí mismo “no pasa nada, no pasa nada” (Jose, Comunicación personal, 2021). Pero que en la actualidad ha perdido “toda positividad”.

2.8 Algunos apuntes para pensar el sufrimiento, la comunicación y la incomunicación

El sufrimiento humano es una manera de nominar algo que se da de forma singular, entonces, tendríamos que referirnos en plural a los sufrimientos humanos y la manera en que ellos se incorporan en las redes sociales o se desarrollan con las redes sociales, e incluso fluyen a través de ellas.

Los tres casos expuestos (Bernardo, Mauricio y Jose) son sujetos que cuyas conductas no están determinadas por las Tic’s. Evidentemente, el contenido publicado en las redes sociales afecta o perturba sus vidas -de diferente manera- pero no las causa. El psicoanálisis de orientación lacaniana plantea la causalidad psíquica. Esto quiere decir que, cada uno de ellos tiene una modalidad de goce psíquico que orienta su articulación con las Tic’s y los contenidos publicados en sus redes sociales. Es su modo de gozar lo determinante o la causa que explica su pegoteo o no a la realidad digital, que es una realidad imaginaria.

Para Bernardo, Mauricio y Jose solicitaron consulta debido a un malestar singular expresado de diferentes maneras. Parte de este no estar bien se expresaba en un silencio sostenido por el consumo de drogas en el caso de Bernardo. Mauricio no se implicaba en sus conflictos afirmando que las redes sociales lo estaban afectando, como si su vida estuviera perturbada por el efecto de algo que proviene de afuera cuando, en realidad, goza -a su modo- como lo hace su mamá. Y Jose era un niño que huía del cumplimiento de sus responsabilidades escolares probablemente como parte del proceso de identificación con su papá. Su pegoteo a las redes sociales no es de un modo intelectual sino de un modo pulsional. Esto le permitía no encarar lo que no podía soportar, lo que le causaba angustia.

Pueden ser las sustancias tóxicas, como señala Luis Dario Salamone en su libro El silencio de las drogas (2015), como también las Tic’s y, con ellas, las redes sociales como señala Dessal, todos estos son recursos escogidos por cada sujeto para acallar el malestar de su subjetividad, cuando éste tiene que encarar el vacío, que en este trabajo entenderemos como “las cosas no le salen como quiere”. Como señala Dessal, el sujeto pierde la referencia de frontera o se diluye el on-line y el off-line y, entonces, la interconectividad coopta toda su vida. Se trata del niño o adolescente pegado a su smartphone o su consola de videojuegos y experimenta una auténtica mutilación ante la posibilidad de verse separado de ellos (Dessal, 2019, pág. 33).

Se ha diluido la presencia del Gran Otro, ese referente de ley y lenguaje. Bernardo está tomado por el consumo de sustancias que le permiten repetir el goce de su propio silencio. El consumo de drogas se reedita porque lo empuja a lo compulsivo o pulsión de muerte. Por lo tanto, las posibilidades de articularse con su mundo circundante apelando al registro simbólico están truncadas. Él está convencido que ama a una muchacha, pero en realidad ama su sufrimiento. Esa manera de sufrir que tiene que ver con la ruptura de la comunicación desde el plano simbólico.

Por su parte, Mauricio quiere controlar a su enamorada. Lejos de ser una víctima, es autor de su propio sufrimiento, que deviene cada vez que confirma que no puede controlar todo. No soporta el “no” de una pareja afectiva. No tolera la castración en términos de Freud. No tolera la falta o el vacío en términos de Lacan. A pesar de los intentos de su enamorada por dialogar con él sobre su permanente persecución, para reencauzar su comportamiento, retorna la pulsión voyeurista (de mirón) cargada de sadismo porque su pretensión es pescar a su enamorada en falta. ¿Qué posibilidades tenía de poder entablar una comunicación intersubjetiva con ella? Ninguna, hasta que algo de esa pulsión de muerte pudiera ser acotada con psicoanálisis.

Jose, planteó su no deseo de saber lo que le ocurre. Él es objeto de goce de todos y no solamente sufre por ocupar ese lugar sino que, también, tiene un plus de gozar. Hay una renta que tiene que ver con su queja. Él tiene grandes habilidades digitales para matar el aburrimiento y no está dispuesto a incorporarse en la realidad social haciendo uso de ellas. Usa la tecnología para desorbitarse de la realidad académica, familiar y social. Está tomado por el “gadget” y goza del autismo en el que lo sume. ¿A través de las redes sociales establece comunicaciones con otras personas? Lo más probable es que únicamente se incorpora en una muchedumbre digital solitaria, muy lejos de establecer un verdadero lazo social, aquel que le permita encarar las responsabilidades de la vida.

Conclusiones

  • • La comunicación entre los seres humanos es compleja. Las teorías de la comunicación se limitan a estudiar la dimensión consciente de la misma porque carecen de recursos teórico-conceptuales para abordar la causalidad psíquica, que es aquello que empuja a los sujetos a establecer lazos sociales.

  • El diálogo entre diferentes campos de saber es una necesidad ineludible para entender la comunicación humana en el siglo XXI, caracterizada por la conectividad digital para elaborar la soledad estructural de los sujetos.

  • La comunicación humana no se reduce al intercambio de enunciados (o dichos) sino que fundamentalmente es una cuestión de orden lógico que le permite al sujeto hacer lazos sociales que impiden su mutismo o el silencio que provoca la pulsión de muerte.

  • Desde el psicoanálisis, el establecimiento del lazo social con, en y a través de la conectividad digital no responde a género alguno porque la sexualidad es a-cultural.

  • Las Tic’s y las redes sociales pueden ser puestas al servicio de la pulsión de muerte para silenciar al sujeto o para ayudarlo a establecer lazo social, tal como ocurrió durante la cuarentena rígida y flexible para enfrentar la Pandemia (Covid19) en los tres casos analizados.

  • • El sufrimiento humano no alcanza cura alguna a través la conectividad digital. La comunicación intersubjetiva o del “tú a tú”, a través de las redes sociales, es la dimensión del semblante o de las no verdades.

  • • Los sufrimientos humanos son siempre singulares, ellos se despliegan con, en y a través de las redes sociales siempre de modo singular. La comunicación, como campo de saber, no agota el estudio de los procesos comunicativos ni de la profundidad metapsicológica que empuja al sujeto a establecer lazo social a través de la conectividad digital.

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Recibido: 16 de Agosto de 2021; Aprobado: 15 de Noviembre de 2021

La autora declara no tener conflicto de interés alguno con la revista Punto Cero

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