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Punto Cero

versión On-line ISSN 1815-0276

Punto Cero vol.22 no.34 Cochabamba  2017

 

ARTÍCULO CIENTÍFICO

 

UNA BREVE HISTORIA DE LA PALABRA CON SENTIDO EL CAMINO DE LA RADIO BOLIVIANA HACIA SU FIN EDUCATIVO

 

 

José Luis Aguirre Alvis

Director del SECRAD (Servicio de Capacitación en Radio y Televisión para el Desarrollo) de la Universidad Católica Boliviana "San Pablo", Unidad Regional de La Paz.

aguirrealvisjl@gmail.com

El autor declara no tener conflicto de interés alguno con la Revista Punto Cero.

 

 


El presente trabajo fue presentado en el Acto Académico de Homenaje a ERBOL en sus 50 Años, realizado en el marco del Seminario Internacional "La Radio Educativa en América Latina: Sentido y razón de una marcha de medio siglo". El Acto Académico fue realizado la noche del 5 de julio de 2017 en el Paraninfo de la Universidad Católica Boliviana "San Pablo", Unidad Regional de La Paz.

 

DISERTACIÓN

Estas palabras las deseo dedicar en memoria y agradecimiento a cuatro notables comunicadores de cuyos sueños hemos aprendido a soñar radio educativa: Jaime Reyes Velásquez, Luis Ramiro Beltrán Salmón, Donato Ayma Rojas y el P. Gregorio Iriarte. OMI.

El sábado 2 de marzo de 1929 según documenta la prensa de ése día, en La Paz se inauguraba la radiodifusión en este país (el titular del periódico paceño La Razón decía: Esta tarde se inaugura la broadcasting...), fecha histórica aquella para la comunicación de Bolivia. La nota de prensa señala que las instalaciones se ubicaban en la Ceja de El Alto, junto al Corazón de Jesús, y sus oficinas en los altos del palacio episcopal de plaza Murillo. Para el acontecimiento la empresa anunció la instalación de altoparlantes en puntos públicos como el kiosko de la Plaza Murillo, Calle Comercio, Plaza Venezuela, Plaza Pérez Velasco, la esquina del Correo, y en el Club Ferroviario éste instaló sus propios parlantes para que allí pudieran escuchar la transmisión sus socios entre otros interesados. En el acto inaugural fijado para las 17:30 seguido del himno nacional con la interpretación de la Orquesta de Radio Nacional, bajo la Dirección del maestro Jorge Luna, de modo central figuran las palabras del Presidente de la República, Dr. Hernando Siles, quien según las notas de prensa a su vez apadrinó la inauguración. Se dijo al día siguiente que mediante ocho altoparlantes el público pudo apreciar durante una hora y media los discursos transmitidos y la audición musical de la orquesta ubicada en la Plaza Murillo. La invocación de la prensa ante tal hecho se dirigió a la naciente Empresa Broadcasting, Radio Nacional CPX, y a su gerente Enrique Costas, indicando que si bien el resultado del lanzamiento fue bastante halagador se esperaba que la emisora preste "positivos servicios no sólo de carácter cultural y artístico, sino en el orden de la propaganda de los intereses patrios más allá de la frontera"(LA RAZÓN, 2 de marzo de 1929). Desde aquel día las ondas electromagnéticas de Bolivia ya no estaban vacías y aunque las emisiones de Radio Nacional en su primera época fueron de pocas horas, de 21:00 a 23:00, de ahí en adelante ya no habría silencio en el espacio hertziano en cuanto a la existencia de una propuesta de programación abierta, regular y estructurada porque ante sus micrófonos estarían las voces de su sociedad plural como trataremos aquí de retratar.

La presencia de más emisoras continuó, y hasta de modo casi paralelo, pues en aquel mismo año, 1929, también se documentaría sobre la aparición de otra emisora en la ciudad de Sucre bajo el nombre de Radio Chuquisaca. Ambas estaciones Radio Nacional de Enrique y Rodolfo Costas, y Radio Chuquisaca de propiedad de la familia Kuncar se constituirían en las pioneras de la radio en Bolivia ejercicio que fue abierto tiempo antes mediante un decreto de 22 de junio de 1925 que daba autorización legal para el establecimiento de estaciones radioeléctricas tanto oficiales como privadas en el país (GREBE, ALIAGA, CRESPO Y CORTÉZ, 1989:13).

Observando la situación global de la época se puede decir que el surgimiento de la radio llamada comercial se dio en Bolivia sólo ocho años después de su comercialización y rotunda presencia en los Estados Unidos. Es más se podría decir que Bolivia tampoco estuvo muy atrasada en la incorporación de esta tecnología si se considera que el italiano Guillermo Marconi hubiera lanzado su descubrimiento de la propagación de las ondas hertzianas en Londres en el año 1896. Sólo 33 años después, en éste país, la radio ya tenía presencia como medio masivo de carácter radioeléctrico. Al respecto, en cuanto a experimentaciones radioeléctricas operadas en el país también se tiene antecedentes pioneros que refieren a casos operados entre 1897 y 1922 (GREBE, ALIAGA, CRESPO Y CORTÉZ, 1989:13).

Con la aparición de la radio sobre todo a Europa las reacciones también fueron entre entusiastas pero también críticas y premonitorias. De ahí data el célebre artículo del alemán Bertolt Brecht quien escribió entre 1927 y 1932, su Teoría de la Radio, y allí juzga que se sobreestimaba enormemente las posibilidades de la radio, y desde su postura radical expuso: "Deseo de todo corazón que esta burguesía añada a su invención de la radio otro invento que permita igualmente fijar y registrar de una vez y para siempre todo aquello que pueda ser comunicado por la radio. Las generaciones futuras podrían entonces apreciar con asombro cómo una casta, al permitirse decir al planeta todo lo que tenía que decirle, permitió al mismo tiempo al planeta comprobar que no tenía nada que decirle." Pues "...el hombre que tiene algo que decir se desespera de no encontrar auditores, pero es aún más desolador para los auditores el no encontrar a nadie que tenga algo que decirles" (BRECHT, 1927-1932:292). Este vaticinio siempre ha acompañado el curso y desarrollo de este medio, pues al resultar efectivamente masivo por sus condiciones de propagación, rompiendo así la exclusividad del periódico a raíz de la lectura sólo de sectores instruidos, la radio se tuvo que enfrentar al hecho de tener que exponerse a una audiencia diversa, demandante y a su vez reconocer que su límite no estaría en la sola transmisión sino que lindaría en la posibilidad de ejercitar una cercanía que no la tenía ningún otro medio hasta entonces descubierto y con los años hasta llegaría a alternar el uso del micrófono con aquellos a los que consideraba como simplemente sus escuchas.

Quizás Brecht así habría quedado de algún modo conforme, pues si bien no se llegó a grabar absolutamente todo lo que decía la radio, para comprobarse que al final no decía nada, por lo menos le habría satisfecho que el medio habría podido romper ése su pecado original de un discurso unilateral y de sólo decir para establecer la alternancia básica de todo proceso comunicativo. La radio como medio electrónico demostró ser la más proclive a la experiencia relacional y de la construcción común de la palabra con la presencia de la misma población en sus micrófonos y mensajes.

La apuesta por la relacionalidad, entendida como el contacto, y más aun la posibilidad de reflejar desde sus imágenes sonoras una realidad que ya no era de fantasía, o de evasión desde el sólo entretenimiento fue el camino que no podía surgir más que en Latinoamérica, y prueba histórica de esto se dio en la década de los años cuarenta del siglo XX, donde se ubican dos hitos fundamentales del uso de la radio y que demostraron su posibilidad de ir más allá de su condición estática de fuente solo emisora. El primero dado en Colombia con el caso de Radio Sutatenza, y el otro en la misma época con el surgimiento de las radios mineras de Bolivia. La experiencia surgida en la pequeña población de Suta en el Valle de Tenza, departamento de Boyacá, Colombia, comenzó el 23 de agosto de 1947 con la llegada al pueblo del padre José Joaquín Salcedo Guarín quien tenía una especial pasta de comunicador pues primero introdujo las primeras proyecciones de cine apoyado con una pequeña planta eléctrica y también promovió la introducción del teatro en el recóndito lugar, y hasta para apoyar su labor pastoral se sirvió de un caballo, Califa, con el cual la misma Iglesia se ponía en plan de salida para estar cerca de los campesinos más distantes.

Pero el hecho que marcó historia con el padre Salcedo fue el 16 de noviembre de 1947, en que salió al aire mediante el uso de la radio en la población con la denominación de Estación HK7HM, y desde donde empezó a hacer sus comunicados. El lugar donde vivía el padre hoy se denomina la "primera casa para las escuelas radiofónicas del mundo" pues en un espacio alquilado para vivir el sitio se convirtió en la sala para la transmisión y recepción de mensajes.

De esta experiencia de la naciente Emisora Cultural del Valle de Tenza fue que surgió la iniciativa Acción Cultural Popular (ACPO) pues desde allí se empezaron a formar docentes para que pudieran ofrecer sus clases radiales teniendo como oyentes a la población campesina en las veredas rurales.

El trabajo de ACPO, y Radio Sutatenza, no era de la simple lección dictada por el éter sino tenía ya el cuidado de apoyarse en auxiliares locales quienes servían de intérpretes de los mensajes para adecuarlos a las condiciones de recepción y entendimiento de sus escuchas (Tríptico de Radio Sutatenza). De este modo la obra educativa tenía formas de participación activa de los mismos campesinos. Esta primera radio educativa se extendió con éxito por toda Colombia. Acción Cultural Popular recibió su personería jurídica de funcionamiento el 19 de octubre de 1949 haciendo reconocer su condición de pionera de la teleducación no formal en América Latina.

El segundo caso, el de las radios mineras de Bolivia, se considera el fenómeno emblemático de la comunicación alternativa, y sus antecedentes datan de los años cuarenta, "cuando en la localidad minera de Cancañiri se creó Radio Sucre, la que según Lupe Cajías se trataba más bien de una primera emisora en un centro minero pues esta era una emisora de la Patiño Mines más que los mismos mineros (Gumucio, 1989:29), y casi simultáneamente, en Tupiza, comenzó la actividad de Radio Nuevos Horizontes. Alfonso Gumucio, dice que si bien la radio de Tupiza no era una emisora minera, tiene importancia por cuanto que el grupo que la creó con fines culturales se constituirá en impulsor de animadores con el trabajo del experto teatral Liber Forti (Gumucio, 1989:29). De ahí se da la fundación en 1945 de Radio La Voz del Minero en Siglo XX, una de las más antiguas y que sobrevive hasta hoy, siguió Radio 21 de Diciembre instalada en Catavi, y se calcula que hasta 1956 ya habían por lo menos 19 emisoras mineras en funcionamiento las que para los años sesenta ya sumaban 23.

Cómo entender la presencia sindical minera en el manejo de la radio? Quizás la respuesta está en el análisis de Gumucio quien indica que es muy importante conocer el carácter del minero boliviano, además de su naturaleza como fuerza social en términos de acumulación histórica, para entender el origen de las radios mineras. Pues es justamente en los espacios en los que la lucha por el poder hace que las figuras del autoritarismo prevalezcan es que surge automáticamente la conquista por los espacios de expresión que escapan al control de la estructura dominante. Esto agregado a la natural solidaridad social del sector minero y hasta su autogenerada responsabilidad como conductor de la conciencia política con alcance nacional es que los hizo autores de una experiencia comunicacional de carácter alternativo que se anticipó por décadas a las teorías y prácticas de una comunicación de carácter horizontal, y participativa y que en el mundo teórico de la comunicación surgen recién entre los años setenta y ochenta del siglo XX.

Las radios mineras, de propiedad efectiva de los sindicatos mineros tuvieron presencia en Siglo XX, Huanuni, Catavi, Colquiri, Caracoles, Viloco, Corocoro, Oruro, Milluni, Machamarca, Japo, Kami, Potosí, Morococala, Santa Fe, Ánimas, Santa Ana, Telamayu, Pulacayo, Chorolque, Quechisla, Miraflores, Siete Suyos, Bolsa Negra, Tazna-Rosario, Uncía, Llallagua y Bolívar las mismas por su carácter sindical eran sostenidas por los aportes de los mineros y dependían en su administración y contenidos por sus secretarías de cultura. La única emisora minera no sindical pero que se suma a este conjunto fue Radio Pío XII de Siglo XX. Esta emisora instalada el 1 de mayo de 1959 por sacerdotes oblatos surgió con el objetivo de erradicar el alcoholismo, y hacer frente a las tendencias comunistas en las minas. Como se narra en distintas historias la emisora dio lugar en una misma población, Siglo XX, a una batalla radial entre la radio sindical, La Voz del Minero, y la radio de los padres oblatos, Radio Pío XII. Y sería la transformación de la emisora hacia el sentir y realidad de la población minera y el experimentar la misma lucha minera contra el golpe militar del General René Barrientos Ortuño que no la pudo mantener indiferente ante las injusticias operadas sobre esta población. Así, Radio Pío XII en ocasiones igual fue blanco de la intervención militar sufriendo igual modo que sus emisoras hermanas intentos de acallarla, agresiones y destrucción de sus equipos.

Según refiere Gumucio, el modelo de la radio minera está inscrito en la historia de la comunicación popular alternativa de América Latina por distintas razones entre las que destaca que ellas existen y existieron junto a su pueblo, pues al estar localizadas de modo inmediato a sus audiencias, se abren naturalmente a su contacto y presencia, ganando para el sentido mismo de hacer comunicación la participación, el diálogo directo, y la entrega de contenidos a la medida de su contexto además de canalizar la misma dinámica de la lucha por el poder democrático desde la mirada ideológica minera, razón por la cual en determinados momentos históricos del país se constituyeron en referente informativo y de oposición a arremetidas militares como la del año 1980, y el golpe de estado del 17 de julio, donde nació la mayor red de radios mineras conocida como La cadena de la democracia en repudio a la interrupción del proceso democrático que vivía entonces el país. La democracia misma está en deuda directa con las emisoras mineras y su proyecto de comunicación.

En este recorrido, aparecen otras experiencias diversas en el manejo de la radio en Bolivia, como fueron los casos de las radios gremiales, de fabriles, ferroviarios y de constructores, todas emulando el mismo carácter sindical y de lucha de las emisoras mineras, y en este trayecto destacado a fines de los años cincuenta y marcadamente en los años sesenta hacen parte las emisoras educativas como lo tendrán desde fines de los ochenta hasta nuestros días las radios comunitarias. Pero detengámonos específicamente en el lugar especial de las emisoras educativas. Estas emisoras de propiedad de órdenes religiosas, como franciscanos, agustinos, jesuitas o en su caso de prelaturas o arzobispados surgen entre las décadas de los años 50 y 60, cuando a decir de Xavier Albó se experimenta la introducción de los transistores en el campo y así señala que en el medio rural posiblemente la revolución del transistor haya sido más eficaz que la misma Reforma Agraria. La primera radio que se creó con fines exclusivamente educativos fue Radio San Gabriel, fundada por los padres de Maryknoll en la localidad de Peñas a 60 kilómetros de La Paz, en marzo de 1955 (ERBOL, 1986:4). Posteriormente en 1960 y 1968 los padres Maryknoll instalaron otras dos radios católicas educativas: San Rafael en Cochabamba y San Miguel en Riberalta (GREBE, ALIAGA, CRESPO Y CORTEZ, 1989:17). Para entonces seis emisoras católicas y que agrupaban a: Radio San Gabriel de Peñas, Fides de La Paz, Loyola de Sucre, Pío XII de Siglo XX, San Rafael de Cochabamba y Radio Bolivia de Oruro y que trabajaban como una entidad denominada Emisoras Culturales Bolivianas (GREBE, ALIAGA, CRESPO Y CORTEZ, 1989:39) organizaron legalmente una coordinadora denominada Asociación de Escuelas Radiofónicas de Bolivia. Esta asociación nace el 18 de julio de 1967 con la sigla de ERBOL, y obteniendo su personería jurídica mediante una Resolución Suprema el 28 de diciembre de 1967. Su primera Declaración de Principios afirma "que basará sus acciones en la experiencia adquirida en otros países latinoamericanos refiriéndose concretamente al sistema de Educación Fundamental Integra (EFI) que inició Radio Sutatenza de Colombia y del cual ERBOL tomaría el modelo de alfabetización por radio" (GREBE, ALIAGA, CRESPO Y CORTEZ, 1989:41). De los documentos de la primera época de ERBOL se deduce que el énfasis principal estaba en la alfabetización por radio, tomando este aspecto como eje principal de la institución. Así, en cuanto al modelo EFI en ERBOL se dice "enseñar por medios a su alcance directamente y/o con la colaboración de otras entidades y personas a leer y escribir en lengua oficial y otros dialectos propios del país" (GREBE, ALIAGA, CRESPO Y CORTEZ, 1989:41). En la referida Resolución Suprema sobre el reconocimiento de la personería jurídica de las Escuelas Radiofónicas de Bolivia, se dice: "Que las Escuelas Radiofónicas de Bolivia, constituidas con carácter privado y sin fines de lucro, tienen como objetivo plausible difundir en el país programas de alfabetización, cultura, educación, higiene, utilizando principalmente el sistema mundialmente conocido como de Escuelas Radiofónicas y cumplir en esta forma el ideal nacional de impulsar la alfabetización y el fomento de la cultura" (28 de diciembre de 1967). Sus objetivos declaraban estar encaminados a lograr una comunidad justa bajo un concepto cristiano del hombre y de la vida; un desarrollo integral a través de una toma de conciencia de su realidad; la liberación de los marginados, con miras a su auto realización, y de modo especifico a crear una conciencia crítica en los sectores marginados, conciencia que les permita darse cuenta de su realidad despertando en cada persona la forma, la tendencia y el deseo de hacer uso de sus propias iniciativas y capacidades (INACODE: 62). Posteriormente se sumaron a ERBOL otras emisoras como Nuestro Señor de Burgos, de Mizque, CEAMCOS de Potosí, Juan XXIII de San Ignacio de Velasco y San Miguel de Riberalta (INACODE, Bertha Larrea), se indica que hasta 1975 ERBOL contaba con 1.060 centros de recepción, distribuidos en áreas rurales, urbanas y sub urbanas acogiendo a 13.007 participantes y contando con el apoyo de 153 empleados constituyéndose en el mayor centro de acciones teleducativas de Bolivia. De modo histórico, siendo Presidente de ERBOL, el P. José Gramunt de Moragas, SJ, en marzo de 1970 establecieron un convenio con el Ministerio de Educación que les permitió en parte acceder a los recursos estatales para poder así financiar el sostenimiento del personal técnico especializado en educación de adultos además de que el Ministerio pudiera acreditar los certificados de los alumnos egresados de sus programas (GREBE, ALIAGA, CRESPO Y CORTEZ, 1989:66-67).

Como un dato anecdótico sobre la primera radio educativa en articular ERBOL, Radio San Gabriel, se encuentra que en 1964 la misma fue reconocida por el Estado como la "primera emisora de alfabetización" de Bolivia (LA RAZÓN, 31 de agosto de 1997).

A sus primeros diez años de trabajo (1977) ERBOL mediante un trabajo de evaluación le permitió reconocer que "la sola alfabetización por muy organizada y eficiente que se muestre, es incapaz de provocar un cambio estructural en un medio amordazado por muchos otros factores de orden económico, político y cultural" (GREBE, ALIAGA, CRESPO Y CORTEZ, 1989:42). Además, su reflexión le permitió señalar que "alfabetizar al campesino no significa haberle dado luz ni memos borrado la ignorancia secular del pueblo. Alfabetizar es simplemente abrir unas compuertas para que el trabajador encauce su capacidad cognoscitiva y creativa por los canales que su propia experiencia y condicionamiento le tienen por delante. La transformación social de un pueblo supone, entre otras cosas, el movimiento concertado y permanente de sus fuerzas económicas en una dirección reivindicativa y planificadora, su potencial cultural hacia pautas y valores que afirmen y desarrollen su personalidad social. Para lo cual se hace indispensable profundizar y dinamizar el proceso educativo permanente de todo el pueblo y de su misma capacidad política para irse dando formas organizativas que se corresponden históricamente"(GREBE, ALIAGA, CRESPO Y CORTEZ, 1989:42).

Posteriormente, en su 16 aniversario, 18 de julio de 1983, ERBOL ratifica su compromiso de trabajo a favor de las mayorías indicando que la Asociación de Educación Radiofónica de Bolivia "reafirma su compromiso de trabajo al servicio de los intereses de las clases mayoritarias de nuestro país, en la búsqueda de mejores condiciones de vida para el pueblo boliviano" (PRESENCIA, 17 de julio de 1983). Así, en su informe señala que ERBOL adopta tres líneas de trabajo: educación, comunicación y organización popular. Y expone que en esas tres direcciones las afiliadas de ERBOL atienden anualmente a más de dos millones de personas, es decir un tercio de la población boliviana con programas de alfabetización, educación básica acelerada, pastoral, catequesis y evangelización, agropecuaria, tecnología y artesanía, salud, nutrición, hogar e higiene, educación cívica, organización y liderazgo, cooperativismo, economía, contabilidad, y formación de valores. Para ése entonces 1983 indica que cuenta con 13 afiliadas distribuidas en todo el territorio nacional, 10 estaciones de radio y 3 entidades productoras de programas.

A la fecha, 2017, hubo un largo trayecto de logros y sinsabores dentro de ERBOL, la que sigue representando a la mayor red de emisoras educativas, 32 asociadas y 148 afiliadas que comparten sus principios además de contar desde el año 2000 con su propia emisora, Radio ERBOL. En síntesis se puede decir con certeza que Educación Radiofónica de Bolivia aportó a la comunicación social y la radiodifusión educativa de este país elementos innovadores como:

- Sostener que la comunicación en sí es un proceso, y siendo tal propone una base metodológica para siempre buscar el diálogo, y el encuentro más que operar como un recurso de difusión o de sola información;

- Asumir que comunicación supone como sentido eje la construcción de comunidad;

- Que la propia naturaleza de la comunicación social intenta crear en las personas un mayor sentido comunitario, y así esta unión fraternal;

- Y que formas que introdujo para su operar como los materiales educativos, el apoyo de facilitadores, la formación de reporteros populares en las mismas comunidades, la innovación con recursos técnicos como las cabinas de grabación, el uso del CCP -centro de comunicación popular- -para circular informativos diarios entre las asociadas-, el uso y promoción de las lenguas nativas del país, la apertura de redes lingüísticas a su interior (aymara, quechua y guaraní), el aprovechamiento de sistemas satelitales, la combinación con experiencias locales con ferias y movilizaciones comunales, los innumerables programas locales de desarrollo y participación social, y hoy los servicios apoyados por la Internet más sus alianzas con medios afines son preocupaciones válidas cuando con esfuerzo puesto en un horizonte comunicativo se trata de crear vínculos con los sujetos, estar cerca de ellos, y sobre todo trabajar en una línea de salida, valoración y encuentro como recupera para la comunicación la razón misma del Evangelio el Papa Francisco.

Gracias por todo eso a ERBOL, y por hacernos ver que pensar y trabajar la comunicación humana tiene sentido cuando se dirige a un esfuerzo mayor cual es la democratización social a partir de la democratización de la palabra. Señor Bertolt Brecht descanse tranquilo que los auditores de esta asociación no pueden quedar en desolación o desesperanza porque las voces de ERBOL que hablan desde sus diferentes poblaciones sí tienen algo que decirles.

Gracias.

 

Bibliografía

ALBÓ, Xavier. 1981. Idiomas, escuelas y radios en Bolivia. ACLO-UNITAS. Sucre. 73 p.        [ Links ]

BRECHT, Bertolt. 1976. Teoría de la radio (1927-1932). In. Goded, Jaime. Los medios de la comunicación colectiva. México. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales..

ERBOL. 1986. ¿Que es ERBOL?. Qori Llama. Sucre, Bolivia. 18 p.

GREBE, Ronald. ALIAGA, José Luis. CRESPO, Cecilia. CORTEZ, Patricia. 1989. Radio y educación en Bolivia. Centro de Estudios Sociales (CENDES). Quipus. La Paz. 85.p.        [ Links ]

GUMUCIO DAGRÓN, Alfonso. 1989. Comunicación alternativa y educación en Bolivia. Centro de Estudios Sociales (CENDES). Quipus. La Paz. 59 p.        [ Links ]

LARREA B, Bertha. 1977. Resumen descriptivo de las Escuelas Radiofónicas de Bolivia. INACODE, Instituto Nacional de Comunicación para el Desarrollo. Estudio de algunas instituciones de comunicación. Vol. I. Investigación. La Paz.

SUTATENZA 1947. Pionera de la teleducación no formal. Recuerdo de la visita a la primera casa de Acción Cultural Popular. Colombia (tríptico).        [ Links ]

 

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