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Punto Cero

versión impresa ISSN 1815-0276versión On-line ISSN 2224-8838

Punto Cero v.19 n.29 Cochabamba dic. 2014

 

Ensayo academic

LA ECONOMÍA POPULAR: SOCIEDAD CIVIL PRIVATIZADA EN LA ERA GLOBAL

THE POPULAR ECONOMY: CIVIL SOCIETY PRIVATIZED IN THE GLOBAL ERA

 

María Teresa Zegada

Magister en Ciencias Políticas, doctorante del curso: Procesos Sociales y Políticos en América Latina (PROSPAL) Universidad ARCIS, Chile. Actualmente profesora de pregrado y postgrado en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) y en la Universidad Católica Boliviana (UCB). Coordinadora del Centro Cuarto Intermedio (CCI), miembro del directorio Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES). Consultora independiente.

zegada_m@yahoo.com

ZEGADA, María Teresa (2014). “La economía popular: Sociedad civil privatizada en la era global”. Punto Cero, Año 19 – N° 29 – diciembre. 2014. Pp. 69-76. Universidad Católica Boliviana “San Pablo”. Cochabamba.


RESUMEN

El fenómeno de la ‘economía popular’, permite analizar las características que asume la relación Estado, mercado y sociedad civil en un sector concreto, anclado históricamente en nuestras sociedades, que se ha extendido vertiginosamente en las últimas décadas alentado por los procesos de globalización.

El desarrollo de este sector conduce a un trilema (no resuelto) entre estas tres esferas, porque si bien se configura y reproduce en el mercado y está sustentado en una sociedad civil fuertemente estructurada, prescinde del Estado; es más, se ha generado y se mantiene ‘al margen’ del Estado. En realidad la existencia y expansión de este sector social –cada vez más amplio y con mayor poder económico- se debe justamente a la articulación exitosa de sus condiciones sociales previas, con el mercado. Este sector ha constituido el fenómeno denominado globalización no-hegemónica, o globalización desde abajo, y una de sus características es que no pretende cuestionar o destruir al capitalismo, sino más bien es funcional a la reproducción del capital, porque vive de él, se alimenta y crece a través de él, participa del mercado de manera dinámica aunque no sea parte de los circuitos hegemónicos.

Palabras clave: mercado, economía popular, sociedad civil, Estado.

ABSTRACT

The phenomenon of the ‘popular economy’, allows the analysis of the characteristics that take the relationship State, market and civil society in a particular sector, historically anchored in our societies, which expanded rapidly in recent decades encouraged by globalization processes.

The development of this sector leads to a trilemma (unsolved) among these three areas, because even though configures and reproduces in the market and is supported in a civil society strongly structured, it dispenses with the State; Moreover, it has generated and stays ‘aside’ from the State. In reality the existence and expansion of this social sector - increasingly broad and with greater economic power - is precisely the successful articulation of their previous social conditions, with the market. This sector has been the phenomenon called non-hegemonic globalization, or globalization from below, and one of its characteristics is that it intends not to question or destroy capitalism, but is rather functional to the reproduction of the capital, because he lives it, feed and grow through it, participates in the market in a dynamic way although it is not part of the hegemonic circuits.

Keywords: market, popular economy, civil society, State.

RÉSUMÉ

Le phénomène de « l’économie populaire », permet d’analyser les caractéristiques du rapport entre l’État, le marché et la société civile dans un secteur particulier, historiquement ancrée dans nos sociétés, et qui s’est propagé rapidement au cours des dernières décennies, encouragé par le processus de mondialisation.

Le développement de ce secteur conduit à un trilemme (non résolu) entre ces trois domaines, parce que si bien celui-ci se configure et se reproduit dans le marché, et est pris en charge par une société civile très structuré, celui-ci ignore l’État ; en effet, il a généré et maintenu « en dehors » de l’État. En fait, l’existence et l’expansion de ce secteur social - de plus en plus élargi et avec un plus grand pouvoir économique – a été rendue possible, précisément, par l’articulation réussie de ses conditions sociales pré existantes avec le marché. Ce secteur a constitué le phénomène appelé mondialisation non hégémonique, ou mondialisation par le bas, et une de ses caractéristiques est qu’il ne prétend pas mettre en question ou détruire le capitalisme, puisqu’il est plutôt fonctionnel à la reproduction du capital, et parce qu’il existe d’après celui-ci, dont il se nourrit et grandit, et participe du marché de façon dynamique, quoiqu’il ne fasse pas partie des circuits hégémoniques.

Mots-clés : marché, économie populaire, société civile, État.


1.  Introducción1

Uno de los temas críticos planteados en la triangulación Estado, Mercado y Sociedad Civil, es el tipo de relación que se establece entre las tres esferas y el peso que adquiere una u otra en determinados momentos de la historia y en contextos concretos. Así, habríamos transitado en América Latina de un modelo estadocéntrico en las primeras décadas del siglo XX, a otro en que el mercado ocupa el lugar predominante con la instalación del neoliberalismo en las últimas décadas del mismo siglo, y por último, pasamos a un momento inaugurado a fines del siglo XX y principios del XXI, en que la sociedad civil adquiere centralidad, provocando un inusitado giro político en varios países de la región (Cf. GOMEZ LEYTON 2013:4).

En cada una de estas grandes etapas históricas existen sectores económicos concretos que, de acuerdo a sus intereses y características, establecen una relación particular tanto con el Estado como con el mercado, desde su posición de sujeto como sociedad civil. Desde esta cualidad, establecen sus posibilidades de consolidación y despegue económico, o su agenciamiento político, ya sea para cuestionar o apoyar el sistema dominante.

En el presente ensayo, nos concentramos en el sector que configura la denominada ‘economía popular’, o ‘empresariado popular’ en América Latina, que si bien ancla sus raíces en la memoria larga, desde la era colonial, se ha mantenido a lo largo de las siguientes etapas históricas con distintos matices y formatos, en algunos casos, se trataba de productores artesanos o agrícolas, en otros de comerciantes o proveedores de servicios. Este sector ha asumido un carácter particularmente intenso en las últimas décadas debido a su vinculación con la globalización y con la expansión de los mercados a nivel mundial.

El ‘empresariado popular’ o   ‘economía popular’ constituye un sector cuantitativamente muy grande en América Latina, y se encuentra actualmente fuertemente vinculado al mercado sobre las bases de una sociedad civil preconstituida de redes familiares, relaciones de parentesco, identidades étnicas o raíces comunitarias. Su arraigo social, constituye un capital social invalorable que les otorga una cualidad particular desde la cual se insertan en el sistema-mundo como socios minoritarios o subordinados al mismo, y terminan actuando en función a los intereses del capitalismo, carentes de objetivos políticos propios.

Por otra parte, este sector económico se ha gestado y desarrollado lejos de la cobertura institucional del Estado, es más, se ha conformado fuera o en los bordes de dicha estatalidad en muchos casos esquivando, en otros transgrediendo o negociando las escasas normas que intentan regularlo.

2. Algo de historia sobre la ‘otra economía’

El fenómeno de la denominada ‘economía popular’ no es reciente, existen indicios de la existencia de este tipo de actividad económica, alternativa o complementaria a los ejes económicos dominantes desde tiempos de la colonia, en que la población local buscaba estrategias de reproducción por cuenta propia conectándose episódicamente con los circuitos dominantes, actividad sobre la cual el Estado colonial no tenía la capacidad de regular ni subordinar a la lógica imperial.

De acuerdo a historiadores como Herbert Klein, en el caso de Bolivia esta economía se encontraba en manos de los sectores indígenas que operaban fuera del ámbito financiero de la minería de la plata y de las posibilidades de control estatal (Cf. KLEIN 1995:65). El autor explica que esta situación de incapacidad estatal se debía fundamentalmente a la debilidad institucional de las colonias españolas para controlar el conjunto de la economía local, sobre todo aquella que se encontraba en los márgenes de la explotación minera y que se desarrollaba lejos del espacio físico urbano. Por otra parte, señala que estas economías, se asentaban en prácticas y dinámicas comunitarias, por tanto no requerían del vínculo con la economía oficial ni con el mundo ‘moderno’ que habitaba los centros de poder para su reproducción.

El siglo XX intensificó esta actividad sobre América Latina, especialmente hacia fines de los setenta y ochenta por impacto de la globalización. En el caso de Chile por ejemplo, en pleno siglo XXI en que se impone el neoliberalismo globalizado, todas las instituciones estatales y no estatales comienzan a cerrar filas detrás del mercado para no quedar ‘fuera de la historia’. En concurrencia con la privatización de las empresas, se da curso al objetivo propuesto por el modelo, que es no solo una economía privatizada sino también una ‘sociedad privatizada” mediante el desmantelamiento de lo público y lo social (GOMEZ LEYTON 2012:109).

De manera concurrente con el modelo neoliberal, los procesos de desindustrialización han conducido a que amplios sectores proletarios busquen estrategias de sobrevivencia en el denominado  ‘empresariado popular’, o por cuenta propia, esta vez improductivo, convirtiendo a iniciales vendedores ambulantes en pequeños empresarios emprendedores, sectores que, como discutiremos más adelante, han sido caracterizados de diversas maneras, como economía ‘informal’, ‘subterránea’, ‘ilícita’ u otras.

3. El impacto de la globalización

La dinámica de la globalización involucre fundamentalmente procesos macroeconómi­cos y financieros, así como una profunda revolución tecnológica. Significa la expansión de los mercados más allá de las fronteras nacionales, y con ella, la irradiación de las lógicas del capital, el trabajo, las relaciones sociales y tecnológicas a nivel planetario. Uno de los principales elementos que se destaca en su desarrollo, es el rápido crecimiento de los mercados financieros globales desde fines de los ´70. Este se vio facilitado por la desregulación de los Estados y por las nuevas tecnologías de información y comunicación.

Su única meta es hacer una ganancia alta, rápida y con el menor riesgo posible. El objetivo de garantizar una ganancia alta y rápida al capital tiene que ser visto a la luz de la red de organizaciones que intentan regular la economía global y que han permitido que dicha economía adquiera, como señalara Susan Strange, los rasgos característicos de un casino (LAVOLPE 2008: 77).

La dinámica de la globalización se expresa socialmente en el incremento de la interdependencia e intensidad de las relaciones a nivel mundial mediante vínculos comerciales pero también políticos y culturales en que la tecnología juega un papel fundamental. “La interdependencia compleja comprende un conjunto de relaciones multidimensionales, caracterizada por la simultaneidad de áreas y sectores involucrados... cuya principal característica es que la agenda de temas a tratar carece de jerarquías definidas” (LAVOLPE 2008: 83).

Junto con la globalización se universaliza el mercado, penetra en todos los intersticios de la sociedad y tiende a una despolitización y desideologización de los actores “asistimos a la emergencia del reino de los mercados, no sólo el económico, es la vigencia de una multiplicidad de mercados definidos en esta nueva lógica de la privatización. El mercado no es sólo aquel espacio en donde entra la relación oferta-demanda, o mano de obra cualificada-no cualificada; el mercado aparece despojando a los sujetos y actores sociales de sus proyectos, de sus programas y de las ideologías que todavía son portadores.” (GOMEZ LEYTON 2012:111)

En esa dinámica, la globalización ha ido capturando a sectores sociales de distintas latitudes del planeta que se insertan de manera diferenciada y compleja en estas nuevas redes económicas y sociales. Al parecer nadie es capaz de escapar de esta vorágine aunque la calidad del vínculo puede ser, en cierto modo controlado, por los actors involucrados, ya sean Estados,  corporaciones, entidades financieras o simples productores o comerciantes que reproducen su capital a través del contacto con la globalización.

Ahora bien, de manera paralela a estos grandes cambios planetarios, se ha producido una globalización económica ‘no hegemónica’2 constituida por sectores populares que se configuran en un proceso de apropiación desigual de los bienes económicos y culturales del mundo globalizado por parte de sectores subalternos, que comparten las condiciones de producción, circulación y consumo del sistema, mediante sus propias estructuras (RIBEIRO 2012: 37­ 38), en una relación tensa con la hegemonía global. De ahí deviene el concepto de globalización popular.

Otro autor explicita las características de esta globalización no hegemónica:

Se trata más bien de la otra cara de la globalización, que opera en sus márgenes y está constituida por millones de personas que se desplazan entre países y continentes con permisos y sin ellos, con mercancías legales, «semilegales» o ilegales, que en lo individual pueden ser de poco valor pero que en conjunto significan enormes volúmenes de capital. Sus actores son pequeños comerciantes, empresarios y migrantes que, de manera «informal» y fuera del control estatal, llevan sus mercancías nuevas o usadas, genuinas o falsificadas, a los clientes de la base de la pirámide que los esperan en los centros de las ciudades, en la periferia o en el medio rural (ALBA 2012:80).

Este sector actualmente alimenta una serie de mercados ‘informales’, se ha convertido en una estrategia de sobrevivencia y crecimiento económico y ha significado el mejoramiento de los indicadores de pobreza y pobreza extrema en distintos países del mundo.

Otro elemento importante para comprender el funcionamiento del sector de la economía popular en la globalización es la creación de nodos o redes que se extienden dentro y fuera de las fronteras nacionales, lo cual permite entender también los vínculos entre las grandes empresas y cómo, en dichas lógicas, se insertan las más pequeñas, así como la manera en que la producción se realiza de forma simultánea en distintos contextos empresariales: “La estructura de la cadena de la mercancía, sus vínculos, fases y etapas, y las manos por las que pasa constituyen una formación social altamente fragmentada e idiosincrática, fruto de redes minúsculas finamente coordinadas, hechas de las relaciones provisorias que se constituyen a cada paso” concluye una de las investigaciones sobre el seguimiento que realizan a la producción de un zapato de moda vendido en tiendas newyorkinas (BENZECRY Y DEENER 2012: 241).

Una mirada más detallada a este sector en perspectiva comparada, permite conocer sus características y rasgos en distintos países. Esta vasta realidad ha sido abordada en las últimas décadas en sus particularidades en estudios realizados por varios autores3.

Un común denominador en casi todos los países, es que en gran medida el éxito de estos sectores se debe a las bases sociológicas de configuración previas que dan lugar a fuertes lazos de solidaridad, constituyen el capital social requerido para la reproducción económica de estos sectores, ya que uno de los pilares que le otorga sostenibilidad no es solo la economía sino estructuras y prácticas culturales locales, formas de control social, redes de parentesco, y acumulación histórica. Así, se perciben  como variables significativas justamente los lazos familiares, las identidades culturales, pero también los contactos con el mundo exterior e interior del país, la alta flexibilidad en el tipo de productos, y la movilidad geográfica de los involucrados (TASSI 2012:110).

Los mismos elementos cuentan para el área paulista en Brasil, por ejemplo en relación con la comunidad de libaneses que maneja los negocios del comercio, se trata de redes tejidas durante mucho tiempo basadas en relaciones de parentesco, amistad, afinidad religiosa y política, la diáspora sirio-libanesa fue relevante para la internacionalización de la zona de la calle 25 de MarQo y para el establecimiento de vínculos y prácticas comerciales internacionales, lo que resultó en la transformación del área en un espacio urbano étnicamente diferenciado” (Ribeiro 2012:56).

Algo parecido sucede en el mercado de La Salada en Argentina que se conformó en base a formas comunitarias de trabajo junto a talleres clandestinos de explotación de la fuerza laboral; un ejemplo de las formas comunitarias es la forma de trabajo de los bolivianos basada en “el poder del gueto” (GAGO 2012: 178), ya que de acuerdo a la autora, la actividad económica es indisociable del ethos cultural, pues estos sectores trasladan elementos domésticos comunitarios, formas de autogestión y cooperación propias que aparecen combinadas con la competencia empresarial. Simbólicamente, concluye la autora, se exhiben como representaciones comunitarias, que se manifiestan inclusive en la manera en que nombran sus negocios.

Así, se demuestra que este fenómeno no es solamente un fenómeno de mercado –aunque fundamentalmente lo es-, sino que está fuertemente anclado en constructos previos y sólidos de sociedad civil que provienen de un largo proceso de acumulación histórica y con fuertes rasgos culturales e identitarios.

Ahora bien, el sector denominado economía popular o empresariado popular, comenzó a ser estudiado durante la década de los setenta y ochenta. En principio fue conceptualizado como ‘economía informal’ (HART KEITH 1973, DE SOTO 1987), como un sector económico que se encontraba al margen o fuera del control estatal; este concepto forzaba a una lectura binaria entre economía informal y economía formal, otorgando a la primera una serie de características que no condecían con los objetivos de desarrollo de los Estados-nación. Más tarde, otros autores admiten que en realidad no se puede hablar de una economía paralela o dual, sino que más bien, sugieren partir del hecho de que la economía denominada informal se encuentra inserta, de diversas maneras, articulada al circuito económico oficial, y constituye parte fundamental de las cadenas de reproducción del capital pues por esta vía, la economía denominada informal permite resolver problemas de desempleo y pobreza a amplios sectores considerados marginados o depauperados (PORTES Y SCHAUFFLER 1993; MARÍN 2007).

Visiones posteriores más amplias y profundas, perciben la heterogeneidad estructural de estos sectores, asumiendo la diferenciación de sus formas de existencia, aunque todas ellas se encuentren insertas dentro de la lógica del capital. Aníbal Quijano define a la economía popular como “un numeroso, diverso, y heterogéneo conjunto de modalidades de producir, consumir y reproducir bienes materiales y servicios, más o menos diferenciables de la organización empresarial predominante en el apitalismo  contemporáneo” (QUIJANO 1998: 130), mostrando primero la importancia cuantitativa que tiene este sector para atenuar el desempleo y la pobreza, y segundo, enfatizando en su carácter diverso y heterogéneo.

Estudios recientes han denominado también a estos sectores como ‘economía de base ancha’4, que consiste en la existencia de una gran pléyade de productores, comerciantes, importadores y exportadores, que crece cada vez más, sobre todo en las últimas dos décadas, y ha logrado absorber a miles de pobladores de sectores populares expandiendo la base del capital en diversas manos. De esta manera, se percibe a este sector como una forma no-hegemónica de reproducción del capital bajo la definición de ‘globalización desde abajo’.

El concepto se refiere justamente a la existencia de estos sectores económicos que emergen masivamente en sociedades como las latinoamericanas, que surgen y se fortalecen debido a la inexistencia de oportunidades e ingresos para su sobrevivencia en el ámbito económico oficial, y que además han sido excluidos del amparo del Estado en distintos momentos históricos y con distintos impactos. Esta economía habría surgido desde los márgenes de la economía global y luego logra insertarse en los intersticios del sistema. La diferencia entre globalización de arriba y de abajo es en realidad, el poder. En dicha relación, vista como una relación de poder, señala Ribeiro (2012:37), los ‘de abajo’, son aquellos que son considerados ilegales o ‘piratas’, que en realidad no pretenden confrontar a los ‘de arriba’ sino que, su única opción es integrarse a ellos y emularlos.

Estos sectores que conforman la economía popular, a pesar de que emergen de la exclusión de capitalismo moderno, del desamparo estatal, y son una masa social cuantitativamente importante y fuertemente anclada a referentes societales –culturales, simbólicos, solidarios, etc.-, no constituyen una fuerza potencialmente política que cuestiona el orden vigente, pues su sobrevivencia depende de la capacidad de penetrar en el mercado, vincularse a él de manera virtuosa, y lograr un lugar cada vez más relevante en connivencia con ese orden económico.

4. Sorteando al Estado

Uno de los temas complejos que marcan en decurso de nuestras sociedades, es la tensión histórica entre Estado y mercado. La historia como mencionamos, está signada por momentos de predominio del mercado y otros en que más bien se impone el Estado. En cualquiera de los casos, el Estado no deja de cumplir funciones relevantes en relación con el capital.

De esta manera, en una sociedad neoliberal “El Estado asume la tarea política de generar la institucionalidad adecuada y requerida para que el libre mercado pueda funcionar de manera regular y sin distorsiones.   Así los  agentes de mercado (proveedores y consumidores) podrán realizar de manera “óptima” las diversas transacciones que implica adquirir un determinado servicio o bien en el espacio mercantil, por ejemplo, educación o salud o cualquier otro que fuese necesario para la existencia humana como social” (GOMEZ LEYTON 2013:33).

Algunas posiciones abiertamente críticas al funcionamiento de esta economía, hacen énfasis en caracterizarlas precisamente a partir de los débiles nexos con el Estado y la institucionalidad, de ahí que consideran su actividad resulta ser ilícita y pirata5, justamente por la transgresión a las reglas institucionales.

Es el comercio que rompe las reglas: las leyes, las reglamentaciones, las licencias, los impuestos, las prohibiciones y todos los procedimientos que las naciones emplean para organizar los negocios, proteger a sus ciudadanos, reunir recursos e implementar códigos morales. Incluye las compraventas que son estrictamente ilegales en todas partes y otras que pueden ser ilegales en algunos países y aceptadas en otros. El comercio ilícito es altamente perjudicial, claro, para los negocios legítimos. Pero hay excepciones. Así (...) existe una enorme área gris entre transacciones legales e ilegales, un área gris que los comerciantes ilícitos han usado en su propio beneficio (Naím en RIBEIRO 2012: 39-40).

Estos ‘agujeros negros’ como los denomina Naím, provienen justamente de una mirada estatal, y argumenta que justamente el crecimiento de estos sectores se produce en países donde el Estado-nación es débil, reciente, y no existe un Estado de Derecho con capacidad de establecer y hacer cumplir las reglas (NAIM en RIBEIRO 2012:40).

La ‘evasión’ a la institucionalidad estatal, entonces, no es solo frecuente sino que es una característica del sector que busca permanentemente las mejores estrategias para abaratar los costos y lograr sus objetivos económicos en el corto plazo. Carlos Alba ejemplifica para el caso de México: “Existen dos formas principales de introducir las mercancías sin pagar impuestos una es el «contrabando bronco», que realizan por una parte los fayuqueros en pequeña escala y por la otra los grandes contrabandistas, llamado así porque se introducen los bienes sin papeles, en forma subrepticia, con engaño o con «mordida»; otra es el «contrabando técnico», que se comete generalmente a gran escala, por medio de alguna modalidad orientada a hacer entrar los bienes con declaraciones falsas en relación con su volumen, valor, origen o naturaleza” (ALBA 2012:83). Situación que se repite en las distintas fronteras del  continente  sudamericano.

En síntesis, la afirmación de un entrevistado registrada en un estudio recientemente realizado en Bolivia sobre estos sectores, constituye la epítome de la relación del comercio popular con el Estado, cuando señala que estos sectores operan efectivamente como tales “desde abajo, por al lado y por encima del Estado” (TASSI 2012:100).

5. Conclusiones: Estado, mercado y sociedad civil, un trilema irresuelto

El fenómeno de la ‘economía popular’, permite analizar las características que asume la relación Estado, mercado y sociedad civil en un sector concreto, anclado históricamente en nuestras sociedades, pero que se ha extendido vertiginosamente en las últimas décadas alentado por los procesos de globalización en el planeta.

El desarrollo de este sector muestra un trilema (no resuelto) porque si bien está fuertemente sostenido sobre el mercado y con base en una sociedad civil fuertemente estructurada, prescinde del Estado, es más, se ha generado y se reproduce ‘al margen’, o en los intersticios del Estado. En realidad la existencia y expansión de este sector social –cada vez más amplio y con mayor poder económico- se debe justamente a la articulación exitosa de sus condiciones sociales previas con el mercado, en el que cohabitan sin entremezclarse, es decir, sin que se hayan producido procesos de hibridación sino más bien de complementación y convivencia.

¿Qué papel juega la sociedad civil en este concierto? La economía popular está fuertemente articulada por una sociedad civil sólidamente configurada y basada en estrategias locales que luego se relacionan e integran al sistema mundo, justamente desde estos lugares de existencia social pre­constituidos, o que se van constituyendo en el proceso. Siguiendo a Wallerstein entendemos por sistema-mundo “una zona espaciotemporal que atraviesa muchas unidades políticas y culturales, representando una zona integrada de actividad e instituciones que obedecen a ciertas reglas sistémicas” (2006:16); no se trata por tanto de un mero intercambio comercial o de actividades económicas, sino de un universo de relaciones materiales y simbólicas que se tejen entre la modernidad y la no modernidad6, ésta última como un factor determinante en el decurso de las relaciones.

De ahí que, un aspecto presente en los diferentes estudios sobre el tema en América Latina, es la fortaleza de la sociedad civil previamente constituida a través de redes de parentesco, intersubjetividad cultural o comunitaria, historia u origen común, intercambio de favores, relaciones de  reciprocidad (como es el caso del ayni o el pasanaku en el caso boliviano7, o bien relaciones de solidaridad y defensa de intereses, que se van creando en el proceso. En casos como México, por ejemplo, están las sólidas organizaciones generadas por los propios comerciantes callejeros en defensa de sus intereses y desde las cuales se relacionan con el poder y la política.

Una característica de estos sectores, también enmarcados en la denominada globalización no-hegemónica, o globalización desde abajo, es que no pretenden destruir al capitalismo, sino más bien constituyen una forma de reproducción del capital, porque viven de él, se alimentan y reproducen a través de él, participan del mercado de una manera dinámica y funcional aunque no sean parte de los circuitos hegemónicos. Como concluye Alba en su trabajo sobre México “la globalización desde abajo no siempre es un circuito independiente de la globalización hegemónica, sino que en diversos momentos ambas transitan por el mismo camino en una relación simbiótica” (ALBA 2012: 84).

Si bien desde una mirada más integral, estaríamos ingresando en una fase de predominio de la sociedad civil, desde una perspectiva de protagonismo político capaz de cuestionar el orden neoliberal, -como ha sucedido en varios países del continente, como Bolivia con los movimientos sociales que propiciaron la crisis de principios de siglo, o Argentina en ese mismo periodo cuestionando al régimen democrático, o las movilizaciones ciudadanas que constituyeron el preámbulo de la llegada de Correa al poder en Ecuador, entre otras otras-, las formas de existencia de la sociedad civil abordadas en el presente ensayo, muestran sus otras caras: enormes contingentes sociales, basados en relaciones sociales sólidas, históricas, identitarias, solidarias pero que sus constructos resultan funcionales al orden económico dominante y se reproducen en connivencia con la globalización capitalista.

Así, estos segmentos masivos de sociedad civil, fuertemente ligados al desarrollo mercantil globalizador, sólidamente anclados en un proceso de acumulación histórica, con fuertes rasgos culturales propios, y alejados de la dominación estatal, no constituyen un factor de desequilibrio del orden neoliberal, menos aún en este momento histórico de ensanchamiento global, en que han logrado encontrar espacios óptimos de reproducción.

Notas

1.      El presente ensayo se elaboró en el marco del doctorado Procesos Sociales y Políticos en América Latina (PROSPAL) en la Universidad ARCIS, Santiago, Chile.

2.      El autor explicita su visión sobre el sistema hegemónico “El sistema hegemónico refleja la lógica institucional y operative de quienes detentan el poder, tanto en lo que respecta al Estado como al capital privado. En las últimas décadas, el sistema mundial hegemónico ha sido dominado por los intereses de la globalización capitalista neoliberal. En el sistema hegemónico, que guarda una íntima relación con el poder estatal, los agentes económicos consiguen generar y mantener frente a la sociedad como un todo la apariencia de que ostentan el monopolio de la legitimidad y legalidad de las transacciones económicas, aun cuando estén involucrados o sean sorprendidos en actividades ilegales” (Ribeiro 2012: 50).

3. En un reciente número de Nueva Sociedad, se dedica el tema central a esta problemática (No. 241), también existen estudios que compilan este materia como el de Carlos Alba Vega y Pascal Labazée sobre transformaciones mercantiles y gobernanza en los países emergentes. Las grandes ciudades en las mutaciones del comercio mundial, editada por El Colegio de México; o el texto coordinado por Alejandro Portes, Luis Guarnizo y Patricia Landoldt: La globalización desde abajo: transnacionalismo inmigrante y desarrollo. La experiencia de Estados Unidos y América Latina, Flacso-México, entre muchos otros.

4. Informe del PNUD sobre desarrollo humano 2005 en Bolivia. La economía más allá del gas.

La presencia de miles de productores, procesadores y exportadores competitivos que han engrosado el sector de comercio y servicios y se ha convertido en una estrategia de sobrevivencia y empoderamiento económico y social de amplios sectores populares.

5. Naim en Ribeiro 2012

6. Deliberadamente hablamos de no-modernidad como un concepto amplio que se refiere a los ‘lugares’ comunitarios, locales o nacionales desde donde los sujetos económicos se relacionan con la modernidad y la globalización, para evitar entrar en discusiones sobre si se trata de pre modernidad o anti modernidad.

7. El ayni es una práctica comunitaria que consiste en la ayuda mutua prestada entre los miembros de la comunidad; mientras el pasanaku es un préstamo rotativo de dinero que se basa en la relación de confianza.

Bibliografía

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Recepción: 22 de marzo de 2014 Aprobación: 21 de abril de 2014

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