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Punto Cero

versão impressa ISSN 1815-0276versão On-line ISSN 2224-8838

Punto Cero v.19 n.29 Cochabamba dez. 2014

 

Artículo científico

CARACTERIZACIÓN DE LAS FAMILIAS TARIJEÑAS DESDE LAS DIMENSIONES VINCULARES. ESTUDIO DE CASO DE FAMILIAS CON AL MENOS UN HIJO ADOLESCENTE EN LA CIUDAD DE TARIJA

CHARACTERIZATION OF FAMILIES IN THE CITY OF TARIJA BY RELATIONAL DIMENSIONS. CASE STUDY OF FAMILIES WITH AT LEAST ONE TEENAGER IN THE CITY OF TARIJA

 

 

1 Shirley Carolina Valencia Camacho, 2 María Carolina Soto Montenegro, 3 Alma Luz Forte, 4 Alba Graciela Van der Valk Tavera

1 Boliviana. Directora del Departamento Ciencias Sociales, Empresariales y Culturas de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”, Unidad Académica Regional Tarija. Maestría en Administración de Empresas en la Economía Digital.

empresariales@ucbtja.edu.bo

 

2 Boliviana. Docente Tiempo Completo del Departamento Ciencias Sociales, Empresariales y Culturas de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”, Unidad Académica Regional Tarija. Maestría en Administración de Negocios

dtc_emp@ucbtja.edu.bo

 

3 Boliviana. Maestría de Investigación en Ciencias Sociales para el Desarrollo. Consultora Independiente

almaluzf@gmail.com

 

4 Especialidad en Género y Etnicidad. Consultora Independiente. Las autoras declaran no tener conflicto de intereses con Punto Cero ni con ningún miembro de su Comité Editorial.

salbatecatalina@yahoo.com

VALENCIA CAMACHO, Shirley Carolina et. Al. (2014). “Caracterización de las familias tarijeñas desde las dimensiones vinculares. Estudio de caso de familias con al menos un hijo adolescente en la ciudad de Tarija”. Punto Cero, Año 19 – N° 29 – diciembre. 2014. Pp. 31-40. Universidad Católica Boliviana “San Pablo”. Cochabamba.


RESUMEN

La presente investigación, desde un enfoque sistémico, realiza una caracterización de las familias con al menos un hijo o hija adolescente, escolarizado en la ciudad de Tarija, considerando la estructura u organización familiar y las relaciones vinculares que se establecen a partir de la afectividad, las reglas, los límites, las prácticas y experiencias religiosas, las pautas de comunicación y los modos de consumos dentro y fuera del hogar, analizada en el marco de las relaciones socioculturales que establece la familia con su entorno.

Palabras Clave: Familias, adolescentes, dimensiones vinculares, comunicación interpersonal.

ABSTRACT

This research is a systemic approach, carried out a characterization of families with at least one School teenager in the city of Tarija. The focus are the families structure and organization and the relationships set out from affectivity, rules, limits, practices and religious experiences, patterns of communication and consumption modes inside and outside the home. This analysis is done in the context of socio-cultural family relationships established with their environment.

Keywords: Families, teenager, dimensions relational, interpersonal communication.

RÉSUMÉ

Cette recherche part d’un regard systémique pour établir une caractérisation des familles qui ont au moins un fils adolescent en secondaire à la ville de Tarija. Pour ce faire on a pris en compte la structure et l’organisation familiales, ainsi que les rapports qui sont issus de l’affectivité, les règles, les limites, les pratiques et les expériences religieuses, comme les patrons de communication et les manières de consommation à l’intérieur et extérieur des foyers. Tout ceci a été analysé dans le cadre des rapports socioculturels qui sont établis par les familles avec son entourage.

Mots-clés : Familles, adolescence, rapports, communication interpersonnelle.


Introducción

Hoy asistimos a un reordenamiento de la familia como núcleo e institución primaria de la sociedad. La llamada familia, no puede ser definida de manera unilateral, la idea tradicional que tenemos de ella, dejó de ser el único tipo de familia legitimada en sociedades como las nuestras. Las formas de vida familiar son muy diversas, dependiendo de factores sociales, culturales, económicos y afectivos.

La carta de los Derechos de Familia (MCGRATH, 1994: 109-110) responde a un voto formulado por el Sínodo de los Obispos reunidos en Roma en 1980 para estudiar el papel de la familia cristiana en el mundo contemporáneo. Algunos de los principales criterios que marcan la voz oficial de la iglesia católica, son que los derechos del dividuo tienen una dimensión fundamentalmente social que halla su expresión innata y vital en la familia, que la familia es una comunidad de amor y solidaridad, que está fundada sobre el matrimonio heterosexual, cuya misión fundamental es la transmisión de la vida y tiene un rol insustituible de enseñanza y transmisión de los valores culturales, éticos, sociales, espirituales y religiosos.

En el campo de las ciencias sociales, los principales aportes al entendimiento de la familia fueron realizados desde un enfoque sistémico, desde donde se la entiende como un “sistema socio – cultural abierto en proceso de transformación, constituido por un conjunto de personas    con vinculaciones  consanguíneas, económicas, afectivas y de adopción, ligadas entre sí por reglas de comportamiento y funciones dinámicas, las que se encuentran en constante interacción, entre ellas y con el exterior.” (FERRES Y ALÓS, 1995: 5 y 6).

La clasificación de las familias se amplió en los últimos años incluyendo varias formas de organización familiar y de parentesco, entre ellas se han distinguido diversos tipos de familias; la familia monoparental o uniparental que está constituida por uno de los padres y sus hijos (un ejemplo es la familia de madre soltera), la familia nuclear o elemental es la unidad familiar que se compone de padre, madre e hijos, la familia extensa conyugal se compone de más de una unidad nuclear, se extiende más allá de dos generaciones y está basada en los vínculos de sangre de una mayor cantidad de personas. En este estudio se subclasifica la familia extensa como familia extensa conyugal, como aquella conformada por al menos un sistema parental (padre y la madre), y la familia extensa monoparental, con la diferencia que el sistema parental está conformado solo por uno de los padres.

Además se consideran otras estructuras familiares, entre las que se encuentran la familia moderna o reconstituida conformada por parejas de segundas o terceras nupcias (que pueden o no traer a los hijos de sus anteriores relaciones, o tener hijos producto de esta nueva relación), la familia con apoderado o tutores aquella donde los hijos están a cargo de los cuidados de allegados, tíos, abuelos o algún otro miembro de la familia extensa.

La familia posee una dinámica viviente sometida a las reglas o leyes que marcan la dependencia y reciprocidad entre los miembros. La comunicación es el mecanismo que transmite las reglas y limita el comportamiento individual en el seno familiar.

La estructura familiar (GALLEGOS, 2007: 112) implica observar que el grupo familiar está conformado por tres subsistemas familiares en relación a la vinculación entre sus integrantes, el subsistema conyugal formado por dos adultos que son pareja, el subsistema parental, que puede estar constituido por las mismas personas que el conyugal, pero en su rol de padre y madre en relación con su/s hijo/s, y el subsistema filial o subsistema fraterno que está constituido por los hijos.

Las categorías consideradas para la caracterización de las familias en este estudio son las reglas y los límites, que configuran los rituales relacionales, y permiten establecer acuerdos de comportamientos aceptables por el mismo sistema, marcando un estilo familiar particular a cada una. La dimensión vincular, desde la perspectiva sistémica, implica formas de relacionamiento y de funcionalidad a partir de la adaptabilidad del sistema familiar, la cohesión, la afectividad y las pautas de comunicación.

Los roles de la familia no son naturales sino que son una construcción social, pero además y sobre todo, particular de cada familia.

1.    Metodología

Se realizó la investigación bajo el enfoque mixto, de diseño no experimental transversal, el periodo de estudio es de octubre de 2013 a marzo de 2014. Las técnicas utilizadas han sido, la encuesta a adolescentes hombres y mujeres de entre 12 a 18 años de edad y a sus padres, madres o apoderados/as; entrevistas a profundidad con esta misma población e informantes claves; y grupos focales a adolescentes y expertos en el tema.

2.    Resultados

2.1 Estructura de las familias

De acuerdo a la clasificación presentada en la investigación la estructura de las familias tarijeñas corresponde mayoritariamente a familias de tipo nuclear con un 47%. Sin embargo es importante el porcentaje de familias extensas o ampliadas que suman un 33% de las cuales la extensa tipo conyugal se presenta en un 23% y la extensa monoparental en un 10%. Las familias modernas y monoparentales son menos frecuentes en la sociedad tarijeña alcanzando un porcentaje de 8% en cada uno de los casos. Por último, el 4% de las estructuras familiares corresponden a familias encabezadas por un apoderado o tutor.

El análisis cualitativo a partir de los datos recogidos en las entrevistas individuales y grupos focales a expertos, sitúa como factor elemental al nuevo rol de la mujer en el ámbito laboral, que desde las últimas décadas ocasionó un desequilibrio en el funcionamiento tradicional de las familias. Este fenómeno puso en evidencia la fragilidad del sistema familiar y la necesidad de lograr equidad en los roles, las funciones y las jerarquías dentro del núcleo familiar, algo para lo cual los hombres y las mujeres no estaban preparados.

En ese sentido, el discurso hegemónico implícito, aún vigente, valoriza los roles

tradicionales sustentados en los preconceptos de género instalados en el imaginario colectivo en cuanto a la maternidad y la paternidad. Éste se contrapone con el discurso explícito socialmente aceptado de equidad y complementariedad en la distribución de los roles y además, con una práctica que sigue sosteniendo desigualdades e inequidades en los roles parentales.

La presión económica y las condiciones laborales cada vez más exigentes en términos de desempeño y tiempo dedicado a las actividades para generar recursos económicos fuera del hogar, implican que en muchos casos los padres se alejen y ausenten del hogar. Ante esta realidad, muchas familias de estructura nuclear en su funcionamiento resultan vivir en la cotidianeidad con dinámicas propias de las familias monoparentales o ampliadas en tanto recurren a otros miembros para el cuidado, atención y control de los hijos.

Ante esta situación, en un escenario globalizado de creciente consumismo, el uso de las nuevas tecnologías, sobre todo en las generaciones más jóvenes, se convierten en sustitutos para compensar la ausencia parental.

Los datos cuantitativos muestran justamente cómo en Tarija las estructuras no tradicionales, de familias extensas o ampliadas, modernas o ensambladas, con apoderado o tutor, o monoparentales, en su conjunto son más frecuentes que las de tipo nuclear. Estas crecientes nuevas estructuras se deben a múltiples factores, predominantemente a las separaciones y divorcios y al fenómeno de la migración, que deja vacío el lugar de uno de los padres. A estos factores se suma la crisis económica que limita las posibilidades de independencia de nuevos hogares de las parejas jóvenes, que no acceden a condiciones laborales y financieras que les permitan abandonar el hogar de los padres, conformando familias ampliadas producto de la condicionada moratoria social de los hijos.

2.2 Relaciones vinculares

2.2.1 Reglas

Las reglas dentro de la familia son parámetros de convivencia determinados por un discurso moral implícito y/o explícito. Su importancia es reconocida de manera general, ya que las reglas pautan y organizan la interacción familiar, y tienen un correlato directo con la forma en que los miembros se involucran con el resto de la sociedad.

Diversas situaciones familiares implican el establecimiento de reglas que se constituyen en fundamentales para la convivencia, como ser el uso de palabras de cortesía como por favor y gracias, que de acuerdo al 44 % de los padres madres o apoderados encuestados siempre se utilizan. El 33% de los adolescentes sostienen que casi siempre se emplean estas palabras. En general, estas palabras son utilizadas frecuentemente en las relaciones vinculares.

Los padres, madres o apoderados y los adolescentes que reconocen que existen agresiones físicas y verbales en las relaciones fraternales entre hijos oscilan entre un 22% y 38%; en tanto, que un poco más del 60% niegan este tipo de interacción.

Las reglas fundamentales consideran relaciones de respeto y buen trato entre los miembros de la familia. Las reglas importantes son las normas que enseñan responsabilidad, considerando que en nuestra sociedad el proceso de instrucción de los niños y jóvenes – principalmente mediante la escolarización- se ha instalado como su rol fundamental. En la actualidad, en las familias nucleares y en las ampliadas, las reglas suelen ser puestas en consenso entre ambos padres. Las reglas accesorias están ligadas con los trabajos de cuidado de la vida que socialmente han sido atribuidas a las mujeres como parte de su rol reproductivo, y tienen como finalidad el trabajo colaborativo dentro del hogar.

En relación a las tareas que los hijos realizan en la casa, los padres identifican que todos los días hacen mandados (49%), ordenan su cuarto (35%) y cuidan a sus hermanos (34%); una a dos veces por semana ordenan su cuarto (35%), barren o trapean (35%), y ordenan la casa (31%); y nunca realizan arreglos técnicos de la casa (55%), planchan la ropa (51%), cocinan (48%), y lavan la ropa (33%).

2.2.2 Límites: Sanciones aplicadas en la familia

Las principales sanciones utilizadas en las familias cuando se desea corregir el comportamiento del hijo adolescente desde la perspectiva de los padres e hijos (con pequeñas variaciones porcentuales) son: reflexionar sobre la falta y sus consecuencias, prohibición de salidas, quitar objetos de valor y los gritos.

Las formas de castigo fueron cambiando en tanto los recursos o condicionantes de la conducta se fueron adaptando a las transformaciones socio-culturales y  económicas. Los castigos que antes provenían de la autoridad, jerarquía y obediencia ligada a la sanción física, hoy -en el marco de una ideología de respeto a los derechos humanos-refieren al uso del diálogo y la reflexión para mediar en el conflicto y transformar las conductas. A esto se suma la restricción de actividades sociales como castigo o la privación de objetos tecnológicos valorados por los adolescentes.

Otra característica de los castigos es el manejo arbitrario y la falta de firmeza en su implementación, ligada a los sentimientos de culpa e impulsividad emocional al determinar la sanción. Situación que desacredita a la figura de autoridad, genera confusión en la persona que cometió la falta y quita funcionalidad a la sanción.

2.2.3 Reconocimientos

Existe una relación directa entre los límites, entendidos como castigos, y los reconocimientos o formas de premiar a los hijos, es decir, así como se castiga principalmente con la restricción de salidas y con privación de objetos materiales, también se recompensa con permisos para salidas y con adquisición de objetos tecnológicos-consumidos y apreciados por las generaciones jóvenes avalados por las lógicas de la publicidad y mercadeo-, a lo que se suman las recompensas tradicionales verbalizadas como elogios y palabras de reconocimiento.

Los principales reconocimientos utilizados hacia el hijo adolescente desde la perspectiva de los padres e hijos (con pequeñas variaciones porcentuales) son: demostraciones de afecto (abrazos, besos, cariños), palabras de reconocimiento, regalos, y otorgación de permisos para salir.

2.2.4 Roles dentro de las familias

Respecto al ejercicio de la autoridad se reconoce actualmente una crisis en la que ésta se encuentra diluida, no teniendo en claro en el grupo familiar quien ejerce este rol. Existen desequilibrios entre los roles y las herramientas para el ejercicio de los mismos, especialmente en el caso de los roles de control y autoridad, ya que éstos son compartidos o delegados a terceras personas, generalmente a los hermanos mayores, a miembros de la familia ampliada o a personal contratado. Así los roles de autoridad circulan en la familia en un escenario de disputa y ejercicio de poder.

Existe un discurso, aceptado socialmente, de igualdad en términos de compartir derechos y deberes a nivel parental (compartir responsabilidades económicas, de cuidado y atención a los hijos/as, etc.), sin embargo en la práctica la sobrecarga de tareas recae en la figura materna, dado que los prejuicios de género siguen latentes en la sociedad tarijeña. En ese sentido, el discurso paterno es crítico respecto a la maternidad de las mujeres, y reprocha las “faltas”, sostenido en el mito vigente de sobrevaloración de un “antes” como construcción nostálgica del pasado en el que el ejercicio de los roles era mejor y estaban claramente definidos. Por lo tanto, el sentimiento de culpabilidad sirve como herramienta de disputa del control del poder de autoridad en la familia.

En familias monoparentales (de padres separados) generalmente la madre se queda con los hijos, el padre no asume un rol activo de autoridad con los hijos. En el caso de relaciones conflictivas entre padres, el padre o la madre que se queda a la tutela de los hijos ejerce el rol de atención y cuidado de los hijos (en términos no solo económicos, sino de educación, autoridad y control) casi de manera independiente, sin respaldo del otro progenitor.

En relación a la satisfacción de necesidades, un aspecto importante que interviene en el desempeño del ejercicio de la autoridad de los padres son los estereotipos de modernidad que inciden actualmente en el subsistema parental, los padres modernos buscan ser amigos de sus hijos, perdiendo autoridad en la interrelación y confundiendo el rol democrático y de confianza con una relación de amistad e igualdad con los hijos.

La ausencia de los padres, en el caso de familias con apoderado o tutor, influye en el grado de apego y en las demostraciones de afecto generando mecanismos de defensa y compensaciones en el rol de contención afectiva que se afianza en la relación con un tercero que asume el rol de los padres ausentes.

2.2.5 Religión que profesan las familias

La religión es un componente ideológico importante que marca prácticas a nivel micro y macro social, entrelazadas a la cultura y las expresiones particulares de cada sociedad. En el caso de la ciudad de Tarija, se profesan una diversidad de religiones, sin embargo la adscripción a la religión católica es mayoritaria (como se expresa en los niveles porcentuales de las tablas siguientes), y gran parte de las festividades tradicionales están ligadas a ritos y mitos religiosos de los que participan masivamente la población.

Un 79% de los padres, madres o apoderados encuestados declaran ser católicos, un porcentaje levemente mayor que el de los adolescentes que llega a un 75%. Así mismo un 14% de los padres y un 15% de los adolescentes manifiestan ser cristianos evangélicos. En suma, un 97% de los padres y un 96% de los adolescentes encuestados profesan algún tipo de fe. Del 79% de las familias que declaran ser católicas un 47% son nucleares y un 24% son extensas conyugales. El porcentaje de otros tipos de familias que se adscriben a la fe católica suma un 29%.

Si bien los valores, la vida espiritual y la práctica religiosa son elementos íntimamente relacionados, los resultados muestran que lo espiritual es básicamente pensado y vivido como la ritualización de las expresiones religiosas.

Desde la perspectiva adolescente, la práctica religiosa en familia es menos frecuente que la reconocida a generaciones adultas. En ese sentido, se percibe a las personas adultas mayores como las más apegadas a la fe religiosa y a las prácticas de crecimiento espiritual. Consideran que los jóvenes al crecer se alejan espiritualmente y toman distancia de aquellos rituales que experimentaron en la infancia, para los católicos la asistencia a misa los domingos en familia es la práctica que aún pervive como una actividad familiar.

Pese a que existe una brecha muy marcada entre la adscripción mayoritaria a la religión católica y a la adscripción a otras religiones ­ cuyos valores porcentuales son mucho menores- la participación en cultos religiosos de manera compartida entre los padres e hijos/as, es más frecuente en aquellas familias que se reconocen como Testigos de Jehová (71%), seguidas por las que se reconocen como Cristianos Evangélicos (56%) y las que profesan la religión Católica (36%).

Los datos cualitativos respaldan esta percepción respecto a la crisis en la reproducción y transmisión familiar de la fe religiosa:

Finalmente, se puede concluir que en términos generales, los diferentes grupos de entrevistados, reconocen una crisis en las formas en que se vive la espiritualidad, vacíos de fe en las prácticas religiosas, transformaciones en los valores que priorizan lo material, lo inmediato y una debilidad de las familias en ejercitar un rol de guía espiritual para sus hijos.

2.2.6 Cohesión y afectividad dentro de la familia

El afecto es un elemento central en las relaciones familiares que se expresa a partir de comunicaciones verbales y no verbales. En ese sentido, una de las formas en que se demuestra es con abrazos, besos y palabras de cariño.

El afecto es considerado una necesidad humana básica, que puede ser satisfecha de múltiples maneras. En una sociedad capitalista los bienes de consumo instrumentalizan el afecto, sustituyendo otras formas de expresión de la afectividad pero no necesariamente logrando el objetivo de satisfacer esta necesidad en la relación vincular. Por otro lado, el condicionar las muestras de afecto por medio de los bienes de consumo establece una dinámica familiar que trae aparejada sentimientos de frustración, culpabilidad, y relaciones cada vez más ambivalentes entre padres e hijos, asociadas a aquello que no se puede acceder en el mercado, reproduciendo de este modo un círculo vicioso insostenible.

Las alianzas implican una relación de afectividad, y por tanto, de unión en la interacción. Las alianzas en el subsistema fraternal, es decir, entre los hermanos en algunos casos, pueden ser asociaciones pacíficas y, en otros casos, relaciones de rivalidad en función de celar el espacio, la atención y los bienes simbólicos y materiales.

En el caso de las alianzas fraternales, en los datos cualitativos, padres, hijos y expertos, coinciden en que son más comunes entre aquellos que pertenecen al mismo género y/o que son cercanos en edad. Estas ligazones afectivas se basan en valores como la confianza que se visibiliza en el tiempo que se comparte y el diálogo entre los aliados.

En las familias tarijeñas existe una relación de alianza en primer lugar con la madre con un porcentaje destacable en relación al padre que ocupa el segundo lugar y con los hermanos en tercer lugar, desde la percepción de los padres. Estos datos permiten inferir que la relación vincular con la madre es más afectiva y constituye un eslabón de cohesión en la estructura familiar.

Las alianzas con otros parientes también responden a una lógica funcional al ejercicio del poder. Los hijos adolescentes eligen aliarse con otros parientes o con personas externas a sus familias, cuando no encuentran afinidades con los miembros de su familia.

2.2.7 Comunicación

El estilo de comunicación hoy en día es más fluida entre los diferentes subsistemas familiares, indicando un nivel de confianza y apertura en la comunicación.

Para ambos encuestados, los principales temas de conversación entre padres versan sobre economía y/o política, problemas de la familia y proyectos familiares. Entre padres e hijos los temas referidos al colegio y los valores es lo que más se conversa entre ellos desde ambas perspectivas; mientras que en un tercer lugar difieren en la elección indicando los padres el tema de relación con las amistades y los hijos proyectos familiares. Los tres temas primordiales de conversación entre hermanos, tanto para padres como para adolescentes son chismes y rumores, relación con amistades y temas referidos al colegio. Los temas religiosos o de la iglesia son más conversados entre el sistema parental, es decir entre padres e hijos.

Los dispositivos de comunicación más utilizados en la familia son en primer lugar llamadas telefónicas (padres 90%, hijos 87%); en segundo lugar mensajes de texto (padres 38%, hijos 41%), y en tercer lugar whatsapp y redes sociales.

Las nuevas tecnologías se introdujeron al mundo familiar en los últimos años con más fuerza, los adolescentes nativos de esta revolución comunicacional asumieron con mayor facilidad su intromisión, y accedieron al uso de dispositivos modernos con mayor interés que los adultos. Así como por un lado estos dispositivos viabilizan la comunicación, por otro lado dentro de la familia generan barreras y mecanismos de individualización, que los jóvenes utilizan a modo de marcar distancias con el mundo adulto.

2.3 Consumos culturales dentro y fuera del hogar

Los consumos culturales familiares dentro y fuera del hogar son fundamentales para el desarrollo de la confianza y unión en los vínculos, satisfaciendo la necesidad de pertenencia colectiva. Las actividades de consumo cultural familiar se intensifican los fines de semana, debido a que entre semana la sobrecarga de actividades laborales y educativas, imponen un ritmo acelerado que deja poco tiempo para compartir en familia. La mayor parte de los entrevistados reconocen que el espacio para compartir en familia, por excelencia, es el almuerzo y/o la cena.

Los consumos dentro y fuera del hogar nos permiten inferir que el porcentaje de actividades entre padres, es decir el subsistema conyugal, es significativamente menor en relación a los consumos que se realizan en entre padres e hijos, es decir el subsistema parental, que denota los porcentajes más altos. Las actividades realizadas entre hermanos como las de consumo individual están mediatizadas por el uso de las nuevas tecnologías.

En su mayoría, las actividades culturales tarijeñas, están sostenidas por un condicionamiento positivo al consumo de alcohol, dado que en Tarija “compartir” es sinónimo de consumir bebidas alcohólicas, una práctica que frecuentemente desencadena situaciones de violencia intrafamiliar.

Conclusiones

Se puede concluir que coexisten diversas estructuras familiares en Tarija y que una de sus características fundamentales es justamente su complejidad en términos de las relaciones de parentesco. Como parte de las estrategias de sobrevivencia y reproducción social, en la sociedad tarijeña se dan una diversidad de dinámicas que incluyen a miembros de la familia ampliada en las funciones familiares, aunque en muchos casos no esté clara la co-habitabilidad de los diferentes núcleos familiares. En este estudio se identificaron algunas funciones particulares que hacen a las dinámicas de familias extensas en Tarija:

La delegación del rol parental de control y cuidado de los hijos e hijas a otros miembros de la familia extensa.

La corresidencia de dos o más núcleos familiares pero en condiciones de distribución de los espacios de una vivienda, de modo que se logren niveles de privacidad e independencia parcial, en relación a una moratoria social.

La conformación de iniciativas laborales compartidas con miembros de la familia extensa.

Estas dinámicas se presentan de manera compleja, y están determinadas por las condiciones socioeconómicas y por pautas culturales propias. Las estructuras familiares son mecanismos que responden a múltiples factores, entre los que se encuentran los relativos a las separaciones, divorcios, y la formación de familias reconstituidas, la migración, y las escasas posibilidades de independencia económica de los hogares de las parejas jóvenes, determinadas estructuralmente.

El rol de madre está viviendo transformaciones trascendentales, una de las más importantes es la incursión de las mujeres en el mercado laboral (73% de las madres de las familias estudiadas realizan alguna actividad laboral). En este sentido las tareas de cuidado y atención de los hijos/as, tradicionalmente delegadas a las madres como parte de su rol reproductivo, siguen siendo designadas socialmente y asumidas por las mujeres, y no son distribuidas del mismo modo que las responsabilidades económicas entre hombres y mujeres. Sin embargo, las condiciones en las que se asume el rol de cuidado y atención de los/as hijos/as, son cada vez menos favorables, y no están exentas de contradicciones y conflictos, que tienen efectos complejos no sólo en las madres, sino en la dinámica familiar y la formación de los/as hijos/as.

La gran mayoría de las personas encuestadas declaran ser profesantes de la fe católica (97% de los padres y un 96% de los adolescentes). Los datos cualitativos muestran un vaciamiento de sentidos de las prácticas religiosas, y ausencia de vivencias espirituales, las que se reducen básicamente a la ritualización de las expresiones religiosas.

Este fenómeno no es aislado, y debe ser analizado en su relación con múltiples variables, entre las cuales se han identificado por un lado, la debilitación del rol formativo de la familia, en términos de la fe religiosa, y por otro lado, las posturas ideológicas dominantes, que dan sentido a las lógicas de consumo, priorizando lo material e inmediato, y desvalorizando aquellos aspectos de la vida que se relacionan con la formación en principios y valores.

Las relaciones vinculares familiares están determinadas, en principio, por las reglas y los límites que se establecen entre sus miembros. Un elemento central de las dinámicas familiares en la ciudad de Tarija, es la poca claridad respecto a las reglas que norman la cotidianeidad, situación que afecta su cumplimiento e impide el posicionamiento de las pautas de conducta que deben ser establecidas por la autoridad dentro de la familia y que en muchos casos, es difusa por la falta de acuerdos previos al interior del subsistema parental.

De acuerdo a la información analizada cuantitativamente, las reglas dentro de las familias suelen ser cumplidas. Sin embargo, los datos cualitativos muestran que en las relaciones cotidianas la imposición de las reglas no es acompañada por un sistema de sanciones que legitime el discurso de lo permitido y no permitido en el hogar. En este caso, los límites y las sanciones ante el incumplimiento suele ser verbalizados, reconociendo que las reflexiones ante las faltas muchas veces son a los gritos. Otras formas de castigar se relacionan con la restricción de salidas y de uso de objetos tecnológicos, valorados por los adolescentes, y que son instrumentos de distinción con el mundo adulto constituyéndose en elementos centrales de disputa y tensión. El sistema de sanciones tiene limitaciones importantes en su eficacia para normar la conducta en tanto que los discursos y las prácticas son inconsistentes, por la falta de firmeza en el momento de cumplir con los castigos, la ausencia de estímulos internos que orienten positivamente las conductas, y porque no existe un modelamiento de la conducta a partir del ejemplo parental.

El ejercicio de la autoridad, atraviesa una crisis causada por la dinámica impuesta por una sociedad globalizada, que demanda gran parte del tiempo y la energía, de cada vez más miembros de la familia en actividades laborales para lograr la reproducción social, en desmedro de la atención y el cuidado de las actividades al interior del hogar, entre las que se encuentra principalmente el cuidado de los hijos.

La autoridad se ve diluida en un campo en el que el subsistema parental vive una disputa por el poder, marcada por las transformaciones en el rol de proveedora que asume la madre dentro de la familia y por el desarrollo de un discurso democratizador del poder que atribuye a los hijos facultades que ponen en tensión el ejercicio de autoridad por parte de los padres. Ante la dificultad de asumir estas responsabilidades, el ejercicio de autoridad es delegado frecuentemente a otras personas.

En un entorno social de múltiples exigencias, el discurso que legitima los roles tradicionales de género persiste y es dominante aunque esté en pugna ante un discurso que reivindica la equidad de género y el ejercicio compartido de los roles. En este sentido, se explican los sentimientos de culpa que sienten las madres y que con frecuencia impiden elaborar las rupturas entre el rol tradicional interiorizado de madre cuidadora y el de mujer proveedora.

Las dimensiones vinculares también implican relaciones afectivas y cohesionadas a partir de alianzas y pautas comunicacionales entre los miembros de la familia. La madre sigue siendo el agente afectivo por excelencia dentro del hogar. Es importante destacar que los y las adolescentes enfrentan dificultades para entablar relaciones de confianza y apego con las personas que ejercen autoridad, pero también que existe una desatención sistemática de las demandas emocionales por parte de los padres.

En este contexto, los modos de consumo (dentro y fuera del hogar) se convierten en sustitutos de los satisfactores de necesidades afectivas, destacándose el espacio del comer juntos como uno de los pocos en el que los miembros comparten por tiempos muy limitados. Otras actividades de consumo se concentran en los fines de semana, donde las actividades familiares se ven condicionadas por las posibilidades económicas de adquisición de bienes de consumo. Sin embargo, estos espacios son los más privilegiados para el disfrute familiar, mediatizados con frecuencia por el consumo de bebidas alcohólicas.

Las dinámicas de las familias tarijeñas, con al menos un hijo adolescente, están marcadas por los efectos de una crisis, sobretodo de los roles parentales, provocada por un cambio societal profundo en los campos de: la economía, a partir de la inserción de la mujer en el mercado laboral, las grandes exigencias de tiempo y energía, y las tensiones de género que esto provoca; la cultura, en cuanto a la globalización, el consumismo y el auge de las nuevas tecnologías; el derecho, por el vasto reconocimiento de derechos y una débil interiorización de las obligaciones; los discursos ideológicos que destacan el valor de la igualdad mientras en la práctica se margina y desconoce a todos aquellos actores sociales que no son funcionales al poder dominante, el individualismo que atenta contra los procesos colectivos, la superficialidad, condicionada por las lógicas de consumo y expresada en los vacíos emocionales y afectivos que hoy vive el ser humano.

 

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Recepción: 22 de marzo de 2014. Aprobación: 21 de abril de 2014

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