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Punto Cero

versión impresa ISSN 1815-0276versión On-line ISSN 2224-8838

Punto Cero v.15 n.21 Cochabamba  2010

 

 

 

Teorías de la comunicación en los tiempos de la amistad virtual

 

 

Xavier Jordán A.

Comunicador, periodista, crítico de cine, animador, jefe de la Unidad de Comunicación de la Honorable Alcaldía de Cochabamba y docente universitario

xordanov@hotmail.com

 

 


Resumen

El trabajo es una reflexión acerca de la necesidad de considerar el estudio de la comunicación a partir de ubicarnos en un contexto global donde las últimas teorías han superado el tutelaje de escuelas del pensamiento para abrirse paso en la maraña de las dimensiones comunicacionales, políticas y culturales en la interpretación de la realidad.

Palabras clave: Comunicación, globalización, estudios culturales.


Abstract

This article is a consideration about the need to consider the study of communication in a global context where the latest theories have exceeded the academic thinking tutelage, to break into the tangle of the communicational, political and cultural dimensions in the interpretation of reality.

Keywords: Communication, globalization, cultural studies.


Resumo

O trabalho é uma reflexão sobre a necessidade de considerar o estudo da comunicação do local em um contexto global em que o mais tardar as teorias tenham excedido a tutela de escolas de pensamento a fratura em o nó de as dimensões comunicacionais, políticas e culturais da interpretação da realidade.

Palavras-chave: Comunicação, a globalização, estudos culturais.


 

 

Los sujetos que retornan

En tiempos de globalización, cuando el planeta se sacude al frenético ritmo de las fiestas rave y cura su resaca espiritual en el consumo cultural nuestro, de cada día, cuando la cultura audiovisual recrea cada día realidades multiculturales en envolturas hechas con papel de video clip, en tiempos del desencanto, del amor pirata y la amistad virtual, en tiempos de guerra y de estudios de mercado, cuando ya Fidel no tiene quien le escriba... las teorías de la comunicación se van asemejando mas al complejísimo y disperso mundo real, el mundo de las anti-certezas y las muchas dudas, el mundo sublime de las preguntas antes que el pobre y anacrónico mundillo de las respuestas a medias.

Ya son varios años desde que Armand Mattelart1 pretendiera sintetizar el rumbo de las teorías, ese entonces contemporáneas, de la comunicación en el postulado de un supuesto desafío postmoderno que intenta recrear la realidad a partir del "retorno al sujeto", dando paso a una era donde "la verdad que nunca más será única" se disgrega en el tejido de las interacciones culturales. Curiosamente, me parece que es también con este texto que el intelectual francés se despide de su largo romance con Latinoamérica y a partir de entonces la verdad que nunca más será única se parapeta en compilaciones sobre corrientes teóricas en las que se plantea el retorno al sujeto europeo.

Mas allá de nuestro despecho latino, la idea del "Retorno al Sujeto" fue la síntesis lingüística de lo que los años ochenta trajeron al campo académico del pensamiento intelectual: la ruptura de los pensadores "de vanguardia" con las grandes y tradicionales escuelas del pensamiento teórico, desde el otrora calumniado funcionalismo hasta la todavía sacralizada Escuela de Frankfurt. De repente, las Teorías de la Comunicación pasan a romper el cordón umbilical con los esquemas de las escuelas tradicionales y se vuelve un ejercicio común el recurrir a la práctica del eclecticismo en busca de recuperar el tiempo perdido. De allí que Latinoamérica celebra y explota hasta la saciedad la riquísima fuente intelectual que supusieron -y todavía suponen, por favor- los aportes de autores como Jesús Martín Barbero y Néstor García Canclini.

Pero surge paralelamente a este fenómeno, una especie de moda intelectual que deriva en una simplificación de los planteamientos de estos autores y con ello se hacen uso y abuso alegre de conceptos como el de mediaciones culturales o hibridación de las culturas reduciendo las investigaciones y los análisis teóricos a simples repeticiones de verdades que -contra los postulados de las fuentes originales- van adoptando la categoría de absolutas y se van desgastando en lecturas descolocadas del contexto político y cultural de las realidades locales, o por lo menos en el caso boliviano. Es tan evidente esta situación que el propio Martín Barbero tiene que aclarar en el prefacio a la segunda edición de su best-seller De los Medios a las Mediaciones que frente a la lectura de este texto (aparecido por primera vez en 1987) se vislumbran al menos dos posiciones:

Una que, partiendo de la envergadura económico-cultural que han adquirido las tecnologías audiovisuales e informáticas en los acelerados procesos de globalización, busca hacerse cargo de los medios a la hora de construir políticas culturales que hagan frente a los efectos desocializadores del neoliberalismo (...) La otra resulta de la combinación del optimismo tecnológico con el mas radical pesimismo político y lo que busca es legitimar, tras el poder de los medios, la omnipresencia mediadora del mercado.2

Ambas posturas, lamentará Jesús, reproducen anhelos y expectativas que no son sino readaptaciones de viejos paradigmas, vestidos con terminología "de punta" que les da un aire de actualización, pero siguen siendo visiones parciales de la compleja relación entre comunicación, cultura y política en estos tiempos del Sida. El Retorno al Sujeto pretendido por la postmodernidad matterlatiana se convierte en una suerte de éxodo de postmodernos sujetos que retornan a las lógicas de sus matrices teóricas. Mal leídos y peor aplicados, estos nuevos gurús intelectuales son verdaderas estrellas pop cuyas nuevas producciones se agotan en un santiamén y van a ocupar un lugar privilegiado bajo los brazos de los profesores "in".

Sin embargo, si es que se hiciera una reflexión detenida de sus propuestas, encontraríamos invaluables instrumentos de interpretación de la realidad y ello se debe a que, libres de la opresión escolástica de los modelos tradicionales y la subversión sin sentido de los paradigmas "libertarios", Martín Barbero, García Canclini, Rossana Reguillo o Jorge González por sólo mencionar algunos nombres, atraviesan la esfera de los estudios comunicacionales desde esa inagotable y siempre pertinente preocupación por la cultura, leyendo a la sociedad en función de quienes la escriben, la van narrando, captando en imágenes, volviéndola tan compleja como la vida misma que nos tocó vivir bajo el signo frenético de las fiestas rave, los amores piratas y las ganas de estar siempre preguntando.

 

The Cultural Studies o The Birmingham's Way of Life

Disgregados y viviendo una suerte de orfandad en cuanto a su relación con las grandes escuelas teóricas, los estudios en comunicación han optado por especializarse en las distintas ramas que comprende este, llamémoslo, oficio. Hay teorías y autores especializados en la sistematización conceptual de la comunicación para el desarrollo, cada año electoral, las bibliotecas entregan vasta literatura referida a la comunicación política, el marketing electoral o la construcción de imagen, las relaciones públicas gozan de un surtido stock de viejos y nuevos tratados que permiten entender mejor este campo de la comunicación y así, desde el periodismo hasta el audiovisual, están siendo analizados y teorizados en todo el planeta sin que necesariamente exista una corriente de pensamiento que agrupe en una sola línea discursiva a todos ellos.

En esta tendencia que, lejos de ser caótica se nos presenta como altamente enriquecedora para el debate, el tema de la cultura parece ser un excelente articulador capaz de conectarse en cualquiera de los campos de la comunicación humana. Desarrollo, política, publicidad o marketing, están indisolublemente ligados a la cultura y la cultura representa -o debería representar- el punto de partida de su análisis y su realización. Es -de nuevo- Martín Barbero quien problematiza la reconceptualización de la cultura a partir de superar la visión folklorista que la antropología tiende tradicionalmente a otorgarle al concepto de cultura y la reducción que sufre cuando se la entiende sólo como productos artísticos que por lo general abordan sólo la esfera de las bellas artes3. La cultura irriga la sociedad toda, dixit el autor, siendo en la actualidad sujetos/objetos de la cultura desde el arte hasta la salud.

En gran medida, este vicio de repensar la cultura como eje articulador de la vida misma y, por tanto, elemento de conexión en la formulación teórica de pistas que nos permitan entender la realidad y mejorar el ejercicio profesional de los comunicadores en cualquiera de sus áreas, se lo debemos al Centre of Contemporary Cultural Studies que desde Birmingham, Inglaterra, encabeza lo que se vendría a traducir como los Estudios Culturales, una especie de "escuela" que marca una serie de transformaciones en la concepción de la cultura a nivel mundial. A decir de Mattelart y Neveu4 "...contribuyó al desbroce de un conjunto de terrenos de investigación, relacionados con las culturas populares y los medios de comunicación social y, luego, con temas vinculados con las identidades sexuales y étnicas."

De los Estudios Culturales de los ingleses de Birmingham, que tuvieron la delicadeza -no por nada son ingleses- de abordar la cultura desde las perspectivas más heterogéneas, se empezaron a pensar las relaciones interculturales a partir de instrumentos a veces gramscianos como la de dominación y resistencia y otras, mas recientes, como las de consumo y globalización.5 Entiendo que he llegado a un punto escabroso de mi relato en el que un receptor meramente perspicaz podría echarme en cara que existe una contradicción entre la primera parte del texto, en que sostengo el deceso de la era de las grandes escuelas teóricas y ahora, me atrevo a decir que las teorías de la comunicación parten o deberían partir de la "escuela de Birmingham". Para aclarar esta posible susceptibilidad me limito a esclarecer que mi postura es la siguiente: los Cultural Studies británicos, abrieron el espectro del pensamiento intelectual hacia el papel que juega el encuentro de distintas lógicas culturales en los procesos de interacción social y la comunicación humana, de aquí en adelante, lo que toca es encontrar las pistas que nos permitan repensar la sociedad en búsqueda de referentes conceptuales capaces de plantear las bases que nos ayuden a diseñar una sociedad democrática y tolerante, ya sea desde el desarrollo o desde la política y en ello, las culturas y sus condiciones de convivencia, se nos presentan bajo la seductora imagen del desafío.

 

Pistas para retomar la cultura

Bajo las directrices de una propuesta instrumental que, siguiendo los caprichos de tratar de sucumbir a la seducción de la lectura que no discrimina y se vuelve casi promiscua, creo que es posible establecer algunas propuestas de análisis referidas a lo cultural, que nos guíen en el caos del abandono y nos proporcionen pautas para buscar un orden de conceptualización teórica que a partir de la cultura, sirva como herramienta de análisis de lo que en comunicación se hace, se debe o se podría hacer en nuestro medio, tan multicultural en constitución y en esencia pero tan conflictivo a la hora de mostrarse tolerante con el otro. Por ello, se proponen algunos tópicos de análisis que más allá de responder a la tiranía de la lógica de las escuelas, respondan a la apertura de las miradas silenciosas de quien se salva de juzgar por el solo placer de contemplar.

Un primer tema que la comunicación debe abordar es el del Estado, el Estado como institución que carga la responsabilidad de trabajar sobre políticas culturales y que tiene a la vez la responsabilidad de asegurar la libre participación de todos los sectores culturales. Pensar el Estado en términos tradicionales (marxistas, liberales, o lo que fuese) sin vincularlo al aspecto comunicativo que adquiere cualquier estado del mundo en el Siglo de la globalización, sería un error absoluto. Como afirman Hardt y Negri6 "El cambio de Paradigma de la producción que tiende al modelo en red impulsó el poder creciente de las grandes empresas trasnacionales más allá de las fronteras tradicionales de los Estado-nación." Con esto, el estado como ente rector de los destinos de su sociedad, está funcionando en una lógica multinacional en la que se cruzan las diversas (y nuevas) formas de concebir las identidades y la explicación está, claro, en eso que llamamos globalización.

Para García Canclini7 la globalización "es también el horizonte imaginado por sujetos colectivos e individuales, o sea por gobiernos y empresas de los países dependientes, por realizadores de cine y televisión, artistas e intelectuales, a fin de reinsertar sus productos en mercados más amplios. Las políticas globalizadoras logran consenso, en parte, porque excitan la imaginación de millones de personas al prometer que los dos más dos que hasta ahora sumaban cuatro pueden extenderse hasta cinco o seis."

Globalización y estado estrechan vínculos fraternos en una realidad que se ha transformado en sus elementos que hasta hace algunos años nos parecían los más sólidos, tal es el caso de la relación economía trabajo que ha venido modificándose en tanto la tecnología de la información fue desarrollándose. Como explica Manuel Castells8 "existe en general una transformación fundamental del trabajo, los trabajadores y las organizaciones laborales en nuestras sociedades, pero no puede ser explicada mediante las categorías tradicionales de los debates obsoletos sobre "el final del trabajo" o la "descualificación del trabajo". El modelo prevaleciente de trabajo en la nueva economía basada en la información es el de una mano de obra nuclear, formada por profesionales que se basan en la información y a quienes Reich denomina analistas simbólicos y una mano de obra desechable que puede ser automatizada o contratada/despedida/externalizada según la demanda del mercado y los costes laborales."

Las transformaciones en la economía, el trabajo y el estado globalizado, están además en estrecha relación con las transformaciones culturales. Es menester de los estudios en comunicación que pretendan realizarse, partir de estos principios como una guía teórica pues si los propios comunicadores no estamos al tanto de los avances en materia del pensamiento moderno, ¿cómo podemos pretender explicarnos nuestra realidad? Como la tecnología de la información está modificando el curso de la historia, está también modificando los principios teóricos de la comunicación. Repensar el Estado a partir de sus dimensiones económicas culturales y políticas es tarea que urge a quienes pretendemos "teorizar" sobre nuestra compleja realidad y si no, leamos esta brillante lección que el hindú Arjun Appadurai9 nos presenta en su Modernidad Desbordada:

La nueva economía cultural global tiene que ser pensada como un orden complejo, dislocado y repleto de yuxtaposiciones que ya no puede ser captado en los términos de los modelos basados en el binomio centro-periferia (ni siquiera por aquellos modelos que hablan de muchos centros y muchas periferias). Tampoco es susceptible a modelos simples tales como el del empuje y tire (de la teoría migratoria) o el de los excedentes y déficit (de los modelos tradicionales acerca del balance comercial) o el de los productores y consumidores (como en la mayoría de las teorías del desarrollo neomarxista) Aún las más complejas y flexibles teorías del desarrollo global que nacieron de la tradición marxista son inadecuadamente caprichosas y raras, y no pudieron dar cuenta de lo que Scott Lash y John Urry denominaron el capitalismo desorganizado (1987). La complejidad de la economía global actual tiene que ver con ciertas dislocaciones fundamentales entre la economía, la cultura y la política que sólo recién hemos empezado a teorizar.

Appadurai plantea abordar estas transformaciones a partir de cinco líneas de análisis (que él poéticamente llama "paisajes") en las que se incluyen lo étnico, lo mediático, lo tecnológico, lo financiero y lo ideológico. Sobre estos ejes giran los estados actuales y -como se podrá deducir muy fácilmente- la cuestión cultural atraviesa a todos. La problemática que atraviesa en este momento el Estado Boliviano, los conflictos sociales que inspiran a nuestro encuentro, los debates sobre el gas y sus consecuentes posturas regionalistas, la crisis económica y el sinnúmero de males que heredó el Presidente Mesa están pidiendo a gritos una cura que va a partir en tanto miremos la realidad desde perspectivas nuevas y acordes a las transformaciones mundiales en el plano de la información y la cultura. Los intelectuales bolivianos tenemos que asumir ese desafío si queremos cumplir roles que vayan más allá de encuentros y presentaciones entre amigos, de lo contrario estamos con las manos "atadas" y equilibrándonos, como el Estado, sobre una mesa coja.

 

La otredad y las culturas locales

Puede parecer contradictorio el hecho de hablar de culturas locales en tiempos de Globalización, sin embargo es cuando más cobra vigencia en tanto los procesos globales de ninguna manera anulan las pistas sobre las que se construyen las identidades locales. El gran paradigma del mundo actual está precisamente en estas aparentes contradicciones que Renato Ortiz10, hablando del significado de la Comunidad Europea o el MERCOSUR, plantea:

Al principio se hace énfasis en el primer término: la integración. Se privilegia así la dimensión referida a la expansión de las fronteras (moneda única europea, mercadeo común...) Sin embargo, una vez considerado este aspecto integrador se vuelve inmediatamente a la premisa anterior: la diferencia cultural (especifidad de las regiones, riqueza de las culturas locales...) De modo que el deba te oscila entre totalidad y parte, entre integración y diferencia, entre homogenización y pluralidad. Es como si nos halláramos ante un mundo esquizofrénico: por una parte, posmoderno, infinitamente multifacético; y por otra, uniforme, siempre idéntico.

A la condición clínica de esquizofrenia que diagnostica Ortiz en el mundo actual, hay que añadir la que adquiere el 11 de septiembre del 2001 como resultado de los atentados a las Torres Gemelas. El mundo es ahora esquizofrénico y paranoico. Varios autores han trabajado ya o se encuentran trabajando sobre cómo el mundo está refuncionalizando el sentido de la seguridad, como se van reconfigurando los paisajes urbanos a partir de la necesidad de seguridad, como los discursos políticos se van construyendo a partir del tema de la seguridad. Sin ir mas lejos, las campañas electorales para las Elecciones Municipales, por lo menos en Cochabamba, están apostando por la oferta de seguridad y en honor a la verdad, la seguridad es uno de esos conceptos que mayor delicadeza requieren en su trato, porque a título de la seguridad se dan las peores manifestaciones de la injusticia, la intolerancia, el racismo y la discriminación de grupos sociales. La seguridad como concepto, es el que más inseguridad causa.

Zygmunt Bauman11 explica que una de las grandes preocupaciones del pensamiento comunitario fue buscar el equilibrio entre libertad y seguridad. Para Bauman, los comunitaristas siempre estuvieron de lado de la seguridad y ello va representar la negación de ciertas libertades, restricciones que hacen imposible que ambos valores vayan creciendo juntos. Para una comunidad, la seguridad es lo fundamental aunque ello suponga privarse de libertades: "La visión de comunidad es como una isla de cálida y doméstica tranquilidad en medio de un mar inhóspito y turbulento. Tienta y seduce, impidiendo que sus admiradores miren en profundidad, ya que la posibilidad de dominar las olas y cruzar el mar ha sido descartada de su agenda, por considerarla sospechosa y poco realista."12

En este sentido es que, como cientistas sociales, nos toca también repensar las funciones del Estado y los Gobiernos Locales a partir de la mirada culturalista. No hemos trabajado científicamente todavía, en las cuestiones interculturales a no ser desde miradas fragmentadas que valorizan la multiculturalidad pensando que lo hacemos bien porque la Reforma Educativa es bilingüe o porque existen diputados indígenas. Más allá de eso, son muy pocos los trabajos que observan la exclusión cultural y social desde perspectivas nuevas y eso es motivo de preocupación en tanto somos uno de los países que cotidianamente estamos viviendo en medio de la intolerancia, el abuso, el rechazo y la negación del otro. Apelo de nuevo a ese magnífico sociólogo contemporáneo apellidado Bauman:

No hables con extraños -que era antes una advertencia de los padres a sus hijos indefensos- se ha convertido ahora en un precepto estratégico de la normalidad adulta. Este precepto da nueva forma, una forma de prudencia, a la realidad de una vida en la que los extraños son personas con las que nos rehusamos a hablar. Los gobiernos, impotentes para modificar de raíz la inseguridad y la angustia existenciales de sus súbditos, respaldan con gusto este precepto. Ese frente unido de "inmigrantes", la encarnación más tangible de la "otredad", está destinado a reunir la difusa variedad de individuos temerosos y desorientados en algo que recuerda vagamente a una "comunidad nacional", determinando así una de las pocas tareas que los gobiernos actuales son capaces de llevar a cabo.13

En nuestro medio, la encarnación más tangible de la "otredad" representan, a mi juicio, las culturas subalternas y los grupos "no deseados" (llámense rockeros, pandillas, tribus, etc.) que son en definitiva jóvenes. Los primeros, son marginados a través del desprecio cotidiano a su forma de vida, a sus costumbres y a su religiosidad. Prohibir el uso ritual del alcohol14 en la Fiesta de Todos Santos es un claro ejemplo de la incapacidad por comprender las dimensiones culturales y comunicacionales de las culturas andinas, subalternas en nuestro medio salvo a la hora de vanagloriarse por nuestra condición "multicultural". Este es un problema de fondo y urge su análisis y reformulación a partir de la labor científica de quienes estamos en el rubro. El problema de los jóvenes es, creo, mucho más grave, pues afecta a todos los sectores sociales y su negación y marginación desde hace algunos años forma parte de recurrentes políticas estatales y municipales.

En lo que creo que es el último trabajo de Martín Barbero, Oficio de Cartógrafo15, se explica que en las ciudades modernas, en la actualidad se están formando una serie de agrupaciones de jóvenes que: "Basadas en implicaciones emocionales y en localizaciones nómadas, esas tribus se entrelazan en redes que amalgaman referentes locales a símbolos vestimentarios o lingüísticos desterritorializados, en un replanteamiento de las fronteras de lo nacional no desde fuera , bajo la figura de la invasión, sino de adentro: en la lenta erosión que saca a flote la arbitraria artificiosidad de unas demarcaciones que han ido perdiendo capacidad de hacernos sentir juntos."

El complejísimo mundo de las tribus urbanas se explica a partir de los códigos que los unen en torno a sus necesidades de reconocimiento. Oriol Costa16 y sus compañeros de estudio manifiestan que "en una tribu tienen lugar juegos de representaciones que le están vedados a un individuo "normal" (...) Todas las tribus urbanas constituyen un factor potencial de desorden y agitación social, ya que su propio acto de nacimiento representa simbólicamente "desenterrar el hacha de guerra contra la sociedad adulta de la que, de alguna forma, no se quiere formar parte."

Los jóvenes son en la actualidad el chivo expiatorio de una sociedad carcomida por la paranoia y la esquizofrenia del mundo global. Inseguros en un concepto de seguridad que ya no les pertenece los adultos, a decir de Sandro Macassi17 han renunciado a dialogar con los jóvenes en el idioma de la cultura audiovisual, la del video clip, los rockeros son satánicos y drogadictos, las feministas lesbianas y los que leen libros son bohemios y borrachos, son la causa del mal de la inseguridad, son el demonio globalizado.

Rossana Reguillo18 -caústica como ella sola-tiene toda la razón del mundo al afirmar que: "Los jóvenes han contribuido a la expansión del relato terrorífico y disciplinante que pesa sobre la sociedad. Culpabilizados, por la histeria social del deterioro y de la crisis por la que atravesamos. Interlocutores difusos del Estado, sujetos de políticas públicas al tiempo que operadores del mal, las y los jóvenes, configuran la galería de mounstruos que la atemorizada América Latina del Siglo XXI, produce para contener el miedo que le genera la autocrítica."

La discusión se vuelve cada vez más amplia y cada vez más urgente y si desde la teoría de la comunicación no empezamos a hilvanar los hilos de una lectura de la realidad a partir del cruce de cualquier actividad humana en sus dimensiones políticas, culturales y comunicacionales, vamos a seguir recordando la edad dorada de las grandes escuelas apartándonos de la realidad que nos golpea a diario, la realidad de un País inmerso en su agonía, de una globalización alabada o satanizada, nunca comprendida, la realidad de nuestras propias limitaciones para decir o proponer algo que oriente un mínimo a la organización de la Nación y de sus culturas, la realidad cada vez mas triste de nuestra muerte en vida por la desactualización.

 

Notas

1. MATTELART, Armand y Michelle (1987)

2. MARTÍN BARBERO, Jesús (1987)

3. Ibid.

4. MATTELART y NEVEU (2002)

5. Ibid, los autores reflexionan en el libro sobre las distintas "épocas" de estos estudios y ponen de manifiesto el alto impacto que supuso en pensadores del resto del mundo como Latinoamérica aunque no precisan quienes son ni como se interpretan.

6. Michael Hardt y Antonio Negri publicaron en conjunto un poderoso testimonio de los estados actuales que con el título de Imperio ilustra esta ponencia.

7. En la Globalización Imaginada, Néstor García Canclini presenta uno de sus más recientes trabajos.

8. CASTELLS, Manuel (1998).

9. APPADURAI (2001)

10. ORTIZ (1998)

11. BAUMAN (2000)

12. Ibid.

13. Ibid.

14. JORDÁN (2004)

15. MARTIN BARBERO (2002)

16. ORIOL COSTA, PÉREZ TORNERO, TROPEA (1997)

17. MACASSI (1998)

18. REGUILLO (2004)

 

Referencias bibliográficas

1. APPADURAI, Arjun (2001). La modernidad desbordada. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.        [ Links ]

2. BAUMAN, Zygmunt (2000). Modernidad líquida. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.        [ Links ]

3. CASTELLS, Manuel (1996). La Sociedad Red. Madrid, Alianza Editorial.        [ Links ]

4. GARCÍA CANCLINI, Néstor. La Globalización Imaginada. Ciudad de México, Paidós.        [ Links ]

5. HARDT, Michael; y NEGRI, Antonio (2002). Imperio. Buenos Aires, Paidós.

6. JORDAN, Xavier (2004). Cuando las Almas se van Marchando. Cochabamba, Runa.        [ Links ]

7. MACASSI Sandro (1998). "Jóvenes, Recepción y Agendas Públicas", en: Revista Punto Cero No. 3, Cochabamba, UCB.        [ Links ]

8. MARTÍN BARBERO, Jesús (1987). De los Medios a las Mediaciones. Barcelona, Gustavo Gili.        [ Links ]

9. - (2002). Oficio de Cartógrafo. Santiago de Chile, Fondo de Cultura Económica.        [ Links ]

10. MATTELART, Armand; y NEVEU, Eric. Los Cultural Studies. Hacia una Domesticación del Pensamiento Salvaje. La Plata, Facultad de Periodismo y Comunicación Social Universidad Nacional de La Plata.

11. MATTELART Armand y Michele (1987). O Carnaval das Imagens. Sao Paulo, Editora Brasiliense.

12.ORTIZ Renato. Otro Territorio (1998). Santa Fe de Bogotá, Convenio Andrés Bello.        [ Links ]

13.ORIOL COSTA, Pere; PEREZ TORNERO, José Manuel; y TROPEA, Fabio (1997). Tribus Urbanas. Madrid, Paidós.

14. REGUILLO, Rossana (2004). "Las Culturas Juveniles", en: Revista Nuevamérica. Río de Janeiro, No.101, marzo.        [ Links ]

 

Enviado: 25 de agosto de 2010.

Aceptado: 23 de noviembre de 2010

 

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