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Punto Cero

versão impressa ISSN 1815-0276versão On-line ISSN 2224-8838

Punto Cero v.8 n.7 Cochabamba jul. 2003

 

Artículo

LOS MEDIOS EN TIEMPOS DE INGOBERNABILIDAD

 

 

Yuri Tórrez

- Comunicación Social - Sociólogo.

- Maestría en Ciencias Políticas

- Docente UCB

 


Uno de los aspectos que pasó inadvertido en el balance de la crisis de gobernabilidad producida en Bolivia en los meses de abril y septiembre respectivamente fue el desempeño de los medios informativos para abordar estos momentos conflictivos. El papel informativo de los medios en democracia es relevante a raíz de que éstos y sus operadores (los periodistas), se constituyen en la garantía de la libertad de expresión y además, junto a la Iglesia Católica, son las instituciones de mayor credibilidad a pesar que los partidos -institucionalmente y teóricamente- deberían articular las demandas sociales hacia los espacios de decisión política; Sin embargo, ante el déficit de legitimidad de las instituciones partidarias, los medios se transforman en los portadores de las reivindicaciones sociales hacia las esferas de poder.

Un conflicto social posibilita la manifestación de los marginados del sistema político que tradicionalmente son excluidos no sólo por las esferas del poder, sino de los propios sistemas informativos; pero cuando éstos conflictos alcanzan niveles de rebelión social –como ocurrió en abril y septiembre—y los cuales desencadenan en actos violentos que convierten a los protagonistas de esos hechos sociales en actores noticiosos y, por lo tanto, aparecen en los primeros espacios periodísticos, recién en ese momento conflictivo los medios de información masiva les prestan la atención pertinente por su alto nivel de "importancia" política y de "interés" periodístico.

Ahora bien, si un conflicto social logra coyunturalmente una "democratización" de la comunicación como sucedió en Cochabamba en abril en la que los medios abrieron sus micrófonos a los excluidos; pero, paradójicamente, tuvo su efecto permisivo, porque la gente tenía una rabia contenida desde hace mucho tiempo atrás y por lo tanto, los medios alentaron una catarsis colectiva con peligrosas consecuencias. Pero la "Guerra del Agua" reveló, entre otras cosas, en una insuficiencia informativa no sólo en los momentos de alta convulsión social sino en los momentos previos al conflicto, es decir, en palabras de José Luis Exeni, los medios no fueron "instrumentos de alerta temprana de conflictos".

En el caso de la rebelión campesina de septiembre, el hecho novedoso fue la irrupción de Felipe Quispe "El Malku" en el escenario mediático. Un ejemplo ilustrativo de esta cuestión fue la reunión programada para el día lunes 2 de octubre en CARITAS entre las autoridades gubernamentales y los dirigentes campesinos con la mediación de la Iglesia Católica, la Defensoría del Pueblo y la Asamblea de Derechos Humanos que fue suspendida por la ausencia de Quispe. Mientras todos esperaban al Mallku en el diálogo, el dirigente campesino estaba visitando las diferentes teledifusoras del país realizando su show mediático.

Al respecto, el ex-vicepresidente de la República, Víctor Hugo Cárdenas, escribió: "El conflicto de septiembre mostró la desinformación de los informadores (....) sobre la naturaleza de los actores sociales y étnicos, sus rasgos básicos, fundamentos ideológicos, procesos organizativos y el sentido de sus planteamientos. Entrampados en una lectura personalista y caudillista de los procesos sociales, fueron cautivados por declaraciones agresivas, insultos provocadores y discursos histriónicos, sin propuestas consistentes aunque llamativas para las primeras planas" (Tiempo Político-La Razón 02.10.2000). En suma, el Mallku fue un producto mediático que si bien era refutado en los editoriales; sin embargo ocupaba los principales espacios informativos, no por la pluralidad ideológica de los medios sino por las ganancias (en rating o en tirada) que proporcionaba el tratamiento periodístico en torno a la figura de Felipe Quispe.

Ahora bien, un conflicto es positivo porque es una muestra expresiva que algo no anda bien, pero en el momento que ese conflicto se convierte en incontrolable se transforma en algo peligroso para la democracia boliviana incipiente. En este contexto, la responsabilidad democrática de los medios es importante porque frente a la crisis de representatividad de los partidos políticos, los medios se convierten en portadores de las demandas sociales hacia el sistema de decisiones políticas, pero eso no quiere decir perder la verdadera dimensión social del trabajo periodístico que no sólo debe radicar en (des)informar, sino fundamentalmente en orientar a la población, sobre todo, en aquellos temas que por las sensibilidades que ocasionan en la población requieren de un tratamiento riguroso y responsable. Sólo así los mass medias se transformarán en medios informativos/orientadores y, de esta manera, se convertirán en verdaderos protagonistas para la democracia boliviana a través de un papel de responsabilidad informativa, no sólo sobre el poder sino de la propia sociedad civil que posibilite a los medios, mediante una tarea analítica, vislumbrar horizontes conflictivos.

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