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Punto Cero

versão impressa ISSN 1815-0276versão On-line ISSN 2224-8838

Punto Cero v.7 n.4 Cochabamba  2002

 

OBJETIVO UNA NUEVA COMUNICACIÓN

La formación universitaria en Comunicación Social en Bolivia: verdades en busca de alternativas

 

Fernando Andrade

Director Departamento Comunicación Social

 


Ponencia presentada ante el XVI Congreso de la Asociación de Facultades de Comunicación Social de Colombia (AFACOM), Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social (FELAFACS), Medellín, Colombia, 11-14 de noviembre de l998.

“De vez en cuando hay que hacer una pausa contemplarse a sí mismo sin la fruición cotidiana; examinar el pasado, rubro por rubro, etapa por etapa, baldosa por baldosa.Y no llorarse las mentiras, sino cantarse las verdades".

M. Benedetti

Introducción

Este verso de Benedetti refleja el propósito de la presente ponencia. No se trata de negar los méritos, sino de concentrar la atención en demoras, postergaciones, descuidos, luchas insuficientes. Aquellas “verdades” que podrían ser causa de dolor, pesadumbre y arrepentimiento, si no se convierten en germen de renovados impulsos y esperanzas.

No sería justo ignorar el esfuerzo y los varios logros de los estudios universitarios sobre comunicación en Bolivia, durante un tiempo que para alguna universidad apenas roza la madurez, para otras representa una adolescencia y para las más, sólo un inicio.

Son muchas las instituciones y empresas que se benefician hoy del aporte profesional y responsable de titulados en comunicación. No es el propósito desmerecer la calidad de ellos, ni del trabajo que realizan; lo que se pretende es, deliberadamente, fijar la atención sólo en las debilidades y tomarlas como “puntos de partida”, antes que de llegada. “Sueños que aún esperan” sería la mejor forma de aludirlas, para no hablar de “fracasos” o “frustraciones”, pues queda la ilusión de que no lleguen a convertirse en tales, dada la importancia que tiene para Bolivia una formación altamente calificada en comunicación social.

Estas reflexiones se apoyan en un profundo respeto a lo que se hizo y se intenta hacer; pretenden ser críticas constructivas portadoras de altas dosis de optimismo y esperanza.

El trabajo está dividido en tres partes. La primera es de carácter informativo; la segunda esboza un diagnóstico de algunas características de las carreras de comunicación. La tercera relata la experiencia académica actual de la Carrera de Ciencias de la Comunicación Social de la Universidad Católica Boliviana, Unidad Regional de Cochabamba, en el propósito de aplicar una nueva visión pedagógica a la educación superior que ofrece.

I

1.1. Breves antecedentes históricos.

El más remoto antecedente de formación universitaria en comunicación social fue llevado a cabo por la Universidad Católica Boliviana (UCB) en l969 . Esta misma institución, en l971, consolidó la primera carrera de periodismo en el país.

A partir de ahí, es posible identificar las siguientes etapas y sus características (obviamente, las fechas son aproximadas y las temáticas no sufren cambios radicales en el paso de una etapa a otra):

I Etapa: Periodística, humanística (l971-1977)

- Formación en Periodismo, con apoyo de asignaturas de carácter humanístico.

- Profesores a tiempo horario, casi todos procedentes de otras ciencias sociales o de la práctica periodística empírica.

- Ausencia de infraestructura técnica.

- Escasa bibliografía, con predominio de textos del funcionalismo norteamericano.

- Exclusividad de la Universidad Católica Boliviana, que cambia paulatinamente el nombre de la Carrera: "Periodismo" (1971); "Comunicación Social” (l972);

“Ciencias de la Comunicación” (l973) y, finalmente, “Ciencias de la Comunicación Social” (l974).

- Comienza a vislumbrarse la amplitud del concepto de “comunicación”.

II Etapa: Comunicológica, sociológica y "generalista" (1977 – 1982)

- La “comunicación” es abordada como sustancia de toda forma de relación social. En consecuencia, su campo de estudio se amplifica enormemente y el propósito académico busca identificarla en sus diversas expresiones, analizarla y, si es necesario, proponer cambios en ella para mejorar el tipo de interacciones en que participa.

- Ese abordaje pretende ser científico, es decir, busca fundamentarse en teorías y en metodologías.

- Se mantiene la hegemonía de la UCB.

- El matiz “sociológico” y “generalista” de esta etapa alude a que, si bien no queda sustituida la formación periodística y humanística, aparece un mayor número de materias “asociadas” con otras ciencias sociales: sociología de la comunicación, psicología de la comunicación, culturacomunicación, educación y comunicación, economía, antropoloy gía, cultura, lingüística, politología, investigación social con énfasis en técnicas cuantitativas y otras.

- En el trasfondo de todo ello, se nota la influencia de corrientes críticas respecto a la naturaleza y rol social de los medios masivos; a la par, aparecen reflexiones sobre mayores posibilidades de participación estatal en la comunicación pública.

- Es el momento de las “macro – teorías” y de la fuerte vinculación entre comunicación y problemática social (para la elaboración de diagnósticos) y entre comunicación, cambio social y desarrollo (para las propuestas).

III Etapa: Pragmática (l982- 1992)

Otras universidades organizan sus Carreras de Comunicación :

Privadas:

- Universidad Evangélica, Santa Cruz, l982. -

- UPSA (Universidad Privada de Santa Cruz), Santa Cruz, l984.

- NUR, Santa Cruz, l986

- Universidad Privada del Valle, Cochabamba, l989.

- Universidad San Bartolomé,

Tarija,1995, (Técnico Superior).

Públicas:

- Universidad Mayor de San Andrés, l984

- Universidad Técnica de Oruro, l984.

- Universidad Nacional de siglo XX, Llallagua, Potosí ,l986.

- Universidad Mayor de San Francisco Xavier, Sucre, l989.

- Universidad Gabriel René Moreno, Santa Cruz, l992.

- Universidad de San Simón, Cochabamba, l998.

(Nota.- Para que la lista sea completa – a noviembre de l998- hay que añadir: UCB, La Paz, 1971; UC.B, Cochabamba, l990;Escuela Superior de Comunicación Social “Diakonia”, Santa Cruz, l996, que otorga Título de Técnico Superior en Radio o en TV.).

Durante esta etapa, la Universidad Católica mantiene su liderazgo y continúa con su formación teórica  y humanística de amplio espectro. Si embargo, la presencia de las universidades privadas tiende a modificar el escenario general, al introducir una enseñanza menos "ideológica" y más funcional para un mercado profesional que comienza a mostrar su faz neoliberal.

En ese marco, se consolida el interés por las Relaciones Públicas, el Marketing, la Publicidad, la Administración, la Gestión Empresarial (áreas que, posteriormente, quedarán muy afianzadas).

Crece la atención hacia la tecnología, pero ello no significa que las universidades hayan podido instalar equipamientos técnicos adecuados.

IV Etapa: Especialidades (l992 – l997)

Se caracteriza por la incorporación de "menciones" o "especialidades" en los planes de estudio.

La UCB también fue pionera en este campo, pues, en l992, introduce su “Ciclo de Menciones” en cinco áreas:

Periodismo; Relaciones Públicas; Publicidad y Propaganda; Audiovisuales; Comunicación para el Desarrollo.

La Universidad Mayor de San Andrés también pone énfasis en  algunos  sectores: Planificación en Políticas de Comunicación; Comunicación y Educación Alternativa y Popular; Periodismo y Producción Audiovisual.

La formación “generalista” cede terreno a los programas específicos. Pierde consistencia el propósito de formar un "comunicador de sensibilidad social", atento a los grandes problemas sociales, y ganan espacio el pragmatismo y la idea de modernizar las Carreras para ajustarlas al tipo de requerimientos laborales de empresas e instituciones inmersas en la dinámica mercantil de fin de siglo.

V Etapa: Posgrados (l996- actual)

Etapa todavía incipiente. A partir de l996, algunas universidades comenzaron a organizar los llamados “Diplomados” para egresados y titulados universitarios. Actualmente, existen dos Maestrías en Comunicación: una en "Comunicación y Desarrollo", iniciada en l998 por la Universidad Andina Simón Bolívar (La Paz) y otra en "Comunicación y Política", organizada en l998 por la

Universidad Mayor de San Simón, en Cochabamba y por el CEBEM (Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios), en La Paz. Ninguna de las dos tiene pre - grado.

El plantel docente de estos programas está integrado por profesores extranjeros y nacionales, con dedicación parcial, generalmente mediante ciclos intensivos de una semana de duración.

La modalidad es presencial, pero la mayor parte de los alumnos no puede dedicarse íntegramente a los estudios.

Los costos operativos son elevados y difícilmente cubiertos por una matrícula que debe ajustarse al nivel de ingresos económicos que tiene un profesional medio en el país.

La dotación bibliográfica todavía está en proceso de crecimiento, al igual que el acceso a modernas tecnologías y a infraestructura apropiada para este nivel de estudios.

Todo ello hace que la formación de posgrado aún no alcance una nítida diferencia de la licenciatura, en cuanto a especialización temática, investigación y producción intelectual.

Sin embargo, haber asumido el desafío de incursionar en educación de tercer ciclo, hace que ambos proyectos sean merecedores de apoyo y reconocimiento.

La UCB tiene previsto organizar una Maestría para el próximo año. Lo mismo piensa hacer la UPSA, de Santa Cruz.

En esta etapa, las licenciaturas continúan con sus características anteriores, pero se observa un renovado interés (quizá al influjo de la “globalización”) por abordar áreas relacionadas con la antropología, cultura, estudios de recepción e influencias socio ­ culturales de los adelantos tecnológicos.

1.2. Situación actual.

Hoy existen doce Carreras a nivel Licenciatura, dos sólo a Técnico Superior y dos Maestrías. De todas ellas, las de régimen económico privado acogen sólo una tercera parte del alumnado total. Hay aproximadamente 6700 estudiantes en Licenciatura, 235 en Técnico Superior y 75 en Maestría. Es decir, que son alrededor de 7000 personas que estudian comunicación en Bolivia, de las cuales, el 65 % es de sexo femenino.

El índice promedio de deserción anual es de 14 % (mayor en niveles inferiores y en universidades públicas).

A fines de l998, habrá cerca de 700 titulados. Las tesis de grado realizadas muestran preferencia por estudios massmediáticos, aunque en los últimos años aumentaron los trabajos relacionados con Comunicación y Desarrollo, Relaciones Públicas, Publicidad y, en menor medida, con comunicación interpersonal, comunitaria

o con influencias socio-culturales de tecnologías no masivas.

Aunque pocos, estos trabajos de fin de estudios representan el más importante caudal de investigación en el país. No tienen una difusión pública adecuada y, en general, reflejan que la Licenciatura no diversifica las líneas de investigación, ni constituye un buen adiestramiento para la actividad científica posterior, falencia notada sobre todo en los posgrados, donde muchas veces se insiste en teorías y metodologías cuya comprensión y manejo tendrían que haber sido alcanzados en la etapa de formación previa.

1.2.1. Docencia.

El modo predominante de contratación de docentes es a “tiempo horario”. Esto deriva en una dedicación parcial, generalmente mal pagada, que convierte a la cátedra en una actividad secundaria con riesgo de improvisación, desactualización, limitado seguimiento del desempeño del estudiante, escasa investigación y bajo aporte científico.

El concepto de docencia “ratera” (según la calificó un profesor), es un juego de significado útil para connotar un sistema que “roba” posibilidades a una educación superior impedida de contar con profesores más comprometidos en la delicada labor universitaria. Aún son insuficientes los intentos que hacen algunas Carreras por aumentar el número de docentes a tiempo completo.

En promedio (pero con muchas variaciones al interior de cada universidad), un 67 % de los catedráticos de las carreras de comunicación tiene el grado de Licenciatura (de este porcentaje, sólo un 40% en el área de “Comunicación Social”); un 5 % ciento tiene alguna Maestría; un 2 %,

Doctorado (en estas dos últimas categorías, el número de graduados en otras ramas es superior al que procede de “Comunicación Social”). El resto, 26 %, tiene grado de “Técnico Medio”, “Técnico Superior”, alcanzó sólo el “egreso” de una universidad, o es invitado especial.

Todavía predomina el personal docente masculino (65%), aunque quizá por poco tiempo, ya que últimamente se nota una mayor presencia femenina en las cátedras, producto, sin duda, del predominio de las mujeres en aulas estudiantiles.

La incursión de nuevas tecnologías aún es muy restringida en Bolivia (se calcula, por ejemplo, que menos del l% de la población tiene actualmente acceso a Internet), por lo que se sospecha que son pocos los docentes universitarios de comunicación que hacen uso efectivo de estas opciones técnicas con el propósito de intercambiar y discutir información actualizada en beneficio de sus cátedras.

Por lo general, los profesores no tienen apoyo institucional para complementar estudios o participar en eventos internacionales. No disponen de opciones para estudios adicionales en Pedagogía y/o Didáctica.

El acceso a bibliografía actualizada es limitado, pues casi todos los libros del área son importados, escasos y caros.

En síntesis, los indicadores más preocupantes de la problemática docente están relacionados con la dedicación parcial al ejercicio del magisterio, con el bajo nivel general en gradación académica, con la ausencia de ayuda para estudios de especialización, con un reducido relacionamiento internacional, con insuficiente trabajo de investigación y, como resultado de todo ello, con escasa producción intelectual.

1.2.2. Planes de estudio.

Es otro problema central en la estructura e historia de los estudios sobre comunicación en Bolivia, ya que la curricula no logró consolidar una personalidad definida. Sigue pendiente la respuesta respecto a la naturaleza de la Carrera y al tipo de profesional que se busca formar.

Tal vez, las ilimitadas dimensiones conceptuales de la “comunicación” hagan que ésta sea incompatible con delimitaciones temáticas y de práctica profesional. Es posible que el no haber percibido esa dimensión haya sido una de las causas de tantos intentos vanos por lograr planes de estudio satisfactorios.

Tres han sido los énfasis que destacaron en los numerosos programas elaborados: la comunicación como área científica (pensando en la formación  de un "comunicólogo", experto en teorías, análisis y metodologías).

La comunicación como campo para la producción de mensajes de circulación pública (periodismo,  publicidad, relaciones públicas, mensajes de servicio y promoción social).

La comunicación entendida como conjunto de “medios y procedimientos” para el apoyo a cualquier tipo de actividad (se la l l a m ó "instrumentalista").

En ningún momento, se pudo lograr armonía entre esos perfiles, aunque ninguno quedó fuera cuando el interés estaba puesto en el otro. La razón de ello debe ser entendida, de manera positiva, como el sano afán de las universidades de adaptarse a la evolución de la sociedad y de las corrientes de pensamiento científico.

Sin embargo, en los hechos, se ofreció una formación excesivamente diseminada y fragmentada. Es que "la comunicación está en todo", decían los "generalistas"; "por estar en todas partes, no está bien en ninguna", respondían los que demandaban mayor especificidad. Algún profesor hablaba de "todólogos" y "nadólogos". El resul tado fue (y en varios aspectos aún lo es) una pesada mezcla, siempre en riesgo de rápida descom - posición.

Entre esos devaneos, nunca se pudo ser lo suficientemente creativos como para encontrar una relación armónica entre “teoría y práctica”.

No hay duda de que el campo académico de la comunicación social está hoy enormemente diversificado; por ello, se originan dudas entre seguir ofreciendo una formación general, embarcarse decididamente en una capacitación especializada, (sin saber la reacción del mercado profesional ante esto), o estacionarse en posiciones híbridas.

Más allá de esos dilemas, habrá que tomar en cuenta lo que dijo Martín Barbero: "... en el debate sobre las relaciones teoría/práctica lo que está en juego desborda la oposición entre generalista y especialista y se sitúa en la capacidad de las escuelas de comunicación para pensar lo que significa que la actual revolución tecnocientífica tenga como ámbito central los procesos y dispositivos de la comunicación y la información"

1.2.3. Infraestructura técnica.

Pese a que algunas Facultades, con grandes esfuerzos, han logrado equipamientos básicos, el acceso a ellos continúa siendo restringido e insuficiente para los alumnos, por lo que en muchas materias el complemento técnico sigue siendo “de pizarra”, como las califica el argot estudiantil.

1.2.4. Relaciones institucionales.

La desvinculación entre las Carreras de comunicación, es un problema serio. “Somos pocos, débiles y estamos divididos" es la frase cruel que sintetiza una situación cuyo origen debe ser buscado, al menos, en los siguientes aspectos:

- La inexistencia de un cuerpo legal único que reconozca conjuntamente a universidades públicas y privadas. Ambos sistemas operan con reconocimientos jurídicos distintos.

- La poca creatividad de las Carreras para consolidar relaciones académicas que trasciendan, sin negarlos, los motivos históricos y legales que originaron esa situación .

- La absurda disputa en que se involucran algunas universidades privadas por su afán de ganar inscritos para mejorar ingresos económicos.

- La falta de nuevos criterios para la apertura de Carreras de Comunicación que ocasiona, en no pocos casos, la reiteración de problemas existentes, disminuyendo la posibilidad de una relación institucional rica en intercambio de experiencias diferentes.

La relación internacional es escasa y esporádica. No se percibe que las carreras de comunicación tengan una política bien establecida para intercambio de docentes, estudiantes, publicaciones y otros convenios de cooperación.

1.2.5. Relación Universidad - Sociedad.

Después de casi treinta años de actividad, las Carreras de Comunicación social no han logrado quebrar el aura teórica y academicista que tradicionalmente las ha caracterizado. “ En la práctica cotidiana, la realidad no entra ni por la ventana" , comentó alguna vez Daniel Prieto, expresión que también sirve para reflejar esta situación. No podía esperarse otro resultado al no existir investigaciones científicas suficientes que puedan reflejarse en la actividad académica.

Se verá más adelante que incluso ha sido débil la incorporación de titulados en el mercado laboral.

Por otra parte, tampoco se ha visto que exista continuidad en acercamientos importantes entre los servicios que las carreras de comunicación pueden ofrecer a la sociedad. En los balances económicos, no hay indicadores de ingresos por servicios profesionales prestados por la Universidad (consultorías, estudios, investigaciones, contratos varios). No es frecuente que instituciones y empresas recurran a las universidades para solicitar los servicios de personas recién tituladas. La experiencia también muestra la escasa participación de la ciudadanía en las actividades de extensión que las universidades organizan eventualmente.

Tampoco existen escenarios para el encuentro con instituciones cívicas y profesionales del medio, o con organismos estatales que puedan recibir aporte académico en los procesos de toma de decisiones que involucren a la comunicación.

"Islas académicas", “nirvanas”, situaciones tan contrapuestas al concepto de comunicación.

Ninguna de estas Carreras se sometió a mecanismos de acreditación académica a cargo de instituciones o comisiones especializadas.

1.2.6. Publicaciones.

La escasez de publicaciones no sólo debe ser atribuida a las Carreras, sino a todo el sistema universitario boliviano que tradicionalmente ha difundido poco su labor científica. El problema está relacionado con la falta de presupuesto, pero también con la ausencia de incentivos, pocas posibilidades de venta, costos de edición elevados y, - hay que decirlo -, con el escaso esfuerzo de académicos para enfrentar esas circunstancias y aportar al desarrollo científico del área. Son contados los autores bolivianos que publican con regularidad su producción intelectual .

1.2.7. Inserción de titulados en el mercado laboral.

No hay estudios sistemáticos que permitan conocer la realidad en este punto. Por tanto, se cuenta solamente con apreciaciones genéricas, fruto de informaciones o de percepciones aisladas. Sobre esta base, se observa que - al margen de figuras individuales - las carreras de comunicación no han aportado un número importante de profesionales que, en conjunto, hayan cualificado el trabajo comunicacional en el país; por lo menos, No en pocos momentos Bolivia despertó admiración en foros del área por sus vivencias inéditas en materia de comunicación social (por ejemplo, el trabajo de las radios mineras y campesinas o el aporte aislado de algunos investigadores, como es el caso de Luis R. Beltrán, el estudioso más conocido y meritorio, pero que ni es fruto, ni actualmente trabaja en universidades bolivianas).Han sido reconocimientos, lamentablemente,no extensibles a los claustros académicos. ¿ Qué pasó?.

Sin lugar a dudas, la comunicación y sus tecnologías es el sector que ha tenido el desarrollo más vertiginoso en esta última mitad de siglo. A pesar de sus varios intentos, las estructuras de las carreras universitarias de comunicación social en Bolivia no han tenido ni la claridad ni la agilidad necesarias, como para adaptarse rápidamente a la tan mutable relación entre sociedad y comunicación.

Varios aspectos colaterales influyeron en esto, pues no es justo que dichas carreras carguen con toda la culpa. La pobreza del país, el rezago tecnológico, la tradicional dependencia  teórico ­ metodológica, la débil estructura institucional, entre otras, son razones para comprender –pero no justificar totalmente esas reacciones tardías, reflejadas en forzadas configuraciones de los planes de estudio.

El propósito inicial de formación en periodismo se fue extraviando con el paso del tiempo, al influjo  del mencionado "descubrimiento" de las vastas áreas en que la comunicación está presente, de la interacción con otras ciencias sociales y de la “revolución” tecnológica en su relación con espacios comunicativos tradicionales.

Como resultado, los estudios deambularon por "los medios caminos". Se introducían teorías funcionalistas, cuando en otros lados éstas eran cuestionadas o interpretadas desde diversas perspectivas. Se nivel de las expectativas generadas, transcurrido un tiempo que ya no es tan pequeño, como hasta hace poco se quería justificar.

En los medios masivos, hay presencia de profesionales universitarios, pero en un número que aún no supera al de los llamados “empíricos” (hay variación respecto al tipo de medio: en la TV y en la prensa, se nota mayor inserción que en la radio, convertida últimamente en espacio de arriendo para cualquier interesado).

Sin embargo, no es posible afirmar que las diversas transformaciones que han sufrido los medios en los últimos años (buenas o malas no viene al caso analizarlas aquí) hayan sido el resultado del aporte de las universidades.

Las ONG’s absorben un buen número de titulados universitarios, pero poco se sabe de la calidad de este servicio, pues normalmente no se hace público.

Las diversas Iglesias también acogen a profesionales del área.

El Estado es un empleador débil pues, por lo general, el ingreso en la administración pública responde más a razones político ­ partidistas que a valoraciones imparciales de antecedentes profesionales. Es lenta todavía la percepción de entidades públicas respecto a la contribución que pueden recibir de especialistas en comunicación e información políticas, Relaciones Públicas, propaganda, preparación de materiales, difusión, formas alternativas para la comunicación gubernamental y otras ramas.

Las Carreras de Comunicación tampoco absorben en grado importante a sus propios titulados para labores de cátedra o investigación.

Es lenta la demanda de empresas comerciales. Se ve también algunas iniciativas privadas en procura de organizar pequeñas empresas productoras o consultoras en investigación, planificación y producción.

Pese a ello, no se ha notado hasta ahora, (quizá por falta de información o porque se trabaja en otros campos) que exista un problema serio de desocupación.

Sigue pendiente, sin embargo, la tarea de conocer la cantidad y el tipo de aporte que estas carreras están dando a la sociedad a través de los profesionales que promociona.

II

3.2. Otros vértices del balance.

En el “ País de las Maravillas”, la oruga pregunta a Alicia: ¿Quién eres tú?. Alicia responde: “Pues vera usted...yo...yo no estoy muy segura de quien soy, ahora, en este momento; pero al menos si sé quien era cuando me levanté esta mañana; lo que pasa es que me parece que he sufrido varios cambios desde entonces”.

Algo así les ha pasado a las escuelas universitarias de mi país en su recorrido por el maravilloso ( y –felizmente- nunca totalmente comprendido) mundo de la comunicación. (se mencionó aquí al menos cinco etapas durante apenas tres décadas).

Tantos cambios podrían ser admirables si se los interpreta como inquietud, como transformaciones propias y soberanas del crecimiento y de la adaptación interactiva y crítica con nuevas situaciones ; es decir, si la necesidad de cambios queda asumida como estado de permanente actividad de preguntas y de respuestas, para que, desde aquí y en esto, pueda quedar afianzada una personalidad positivamente inestable. Pero las mutaciones se convierten en efectos deplorables si son casuales, tardías y dependientes a-críticas de las circunstancias.

Me parece que en esto último y no en lo primero, han caído las facultades de comunicación bolivianas.

No en pocos momentos Bolivia despertó admiración en foros del área por sus vivencias inéditas en materia de comunicación social (por ejemplo, el trabajo de las radios mineras y campesinas o el aporte aislado de algunos investigadores, como es el caso de Luis R. Beltrán, el estudioso más conocido y meritorio, pero que ni es fruto, ni actualmente trabaja en universidades bolivianas). Han sido r e c o n o c i m i e n t o s , lamentablemente, no extensibles a los claustros académicos. ¿ Qué pasó?. Sin lugar a dudas, la comunicación y sus tecnologías es el sector que ha tenido el desarrollo más vertiginoso en esta última mitad de siglo. A pesar de sus varios intentos, las estructuras de las carreras universitarias de comunicación social en Bolivia no han tenido ni la claridad ni la agilidad necesarias, como para adaptarse rápidamente a la tan mutable relación entre sociedad y comunicación.

Varios aspectos colaterales influyeron en esto, pues no es justo que dichas carreras carguen con toda la culpa. La pobreza del país, el rezago tecnológico, la tradicional dependencia teórico metodológica, la débil estructura institucional, entre otras, son razones para comprender –pero no justificar totalmente- esas reacciones tardías, reflejadas en forzadas configuraciones de los planes de estudio.

El propósito inicial de formación en periodismo se fue extraviando con el paso del tiempo, al influjo del mencionado "descubrimiento" de las vastas áreas en que la comunicación está presente, de la interacción con otras ciencias sociales y de la “revolución” tecnológica en su relación con espacios comunicativos tradicionales.

Como resultado, los estudios deambularon por "los medios caminos". Se introducían teorías funcionalistas, cuando en otros lados éstas eran cuestionadas o interpretadas desde diversas perspectivas. Se empezaba a asumir con entusiasmo las corrientes críticas, los "nuevos órdenes" y la mayor participación estatal, cuando las experiencias socialistas se despedían ante el despunte del alba neoliberal. De pronto, surgía el interés por corrientes semióticas, culturalistas, antropológicas e, inmediatamente después, el deseo de asirse, al menos, del vagón de cola del raudo progreso de las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información. Tantos saltos fueron más proclives al mareo que a la formación y, en definitiva, estos estudios no lograron solidez, ni en el campo científico ni en el profesional.

Ante todo ello, la pregunta siempre temida por la dificultad de la respuesta era -y es- la referida al  "perfil profesional" de la Carrera. Alguna vez, sinteticé la dispersión de las respuestas en la palabra "ensalada" : ¿ciencia?, ¿ciencias?, ¿disciplina?, ¿arte?. ¿ Formar un cientista social, un “comunicólogo”?, ¿investigador ?, ¿ planificador ?, ¿ productor ?, ¿ técnico?. Esta falta de especificidad también se refleja en los campos profesionales involucrados y en sus denominaciones: ¿comunicador?, ¿relacionista?, ¿publicista?,   ¿periodista?, ¿difusionista?. Si esto no es una “ensalada”..., si no es un “perfil gaseoso” como fue calificado por Wálter Neira...

Faltó y falta percibir que no es cuestión de nombres, sino de sentidos, de una esencia que mejor si se expresa en múltiples manifestaciones. La comunicación como aceite para las ensaladas; que no las niegue, que no las reprima, ni las condicione: que las lubrique para mejorar la inter­relación, el encuentro y el aporte recíproco entre todas ellas.

En el propósito de “servicio a la sociedad”, el avance fue igualmente exiguo. Quizá, los trabajos de carácter "micro" hayan podido aportar más en ese sentido (en comunidades, organizaciones barriales, vecinales, etc., que en no pocos casos cuentan con la eficiente labor de comunicadores profesionales). Pero, si abrimos el lente hacia lo "macro", encontramos poco, y menos todavía si el balance toma en cuenta la concepción de un comunicador como “agente de cambio” y las grandes propuestas de transformación social que involucraban a la comunicación durante los años 60 y 70.

El formar un profesional especializado fue un objetivo posterior, surgido a raíz del crecimiento del área. Aunque la experiencia es reciente, las Carreras tampoco han hecho aportes importantes al respecto, debido a la imprecisa delimitación de áreas, carencia de docentes especialistas y debilidad en la infraestructura técnica. En ese marco, no dejan de ser retóricas las propuestas de una “formación especializada”.

Las últimas tendencias parecen dar prioridad al pragmatismo, a la obsesiónr lo inmediato, lo útil, lo visible, lo eficaz, lo vendiblepo, lo estético, dejando en “etapa superada” los discursos sobre los grandes fines que debería perseguir la comunicación, sus ideales y sus utopías.

¿Qué nuevas teorías “macro” se estudian hoy?.¿ Qué se está planteando para la relación entre la comunicación social y las problemáticas sociales, culturales o políticas?.

Por la forma en que la Universidad trata a la comunicación, parece que se está perdiendo la percepción de ésta como “actor” para dejarla estacionada en meros procedimientos operativos de respaldo: apoyar fines ajenos, sin tener los propios. ¿Dónde queda la comprensión de esa "racionalidad comunicativa" de la que hablaba Habermas, o la comunicación como cuestión de fines y no sólo de medios que mencionaba Martín Barbero? .

En el “País de las Maravillas”, Alicia pregunta al gato:

- “¿ Cuál es el mejor camino?”.

- “Eso depende de a dónde quieras llegar”, contesta el gato.

- “ No sé, a mi no me importa demasiado a dónde”.

- “En ese caso, cualquier camino es bueno” .

¿ No estaremos cansados de seguir deambulando?, ¿cansados de ufanarnos en “seguridades ancladas en pobres certezas”?

2.2. Hacia el futuro.

Ha sido grande el esfuerzo por encontrar los mejores diseños curriculares para atender las siempre nuevas necesidades y demandas de la formación profesional de comunicadores sociales.

El balance muestra la insuficiencia de esos esfuerzos que quizá insistieron demasiado en programas rígidos y centralizados, incapaces de adaptación rápida a los cambios socio – comunicacionales y a las expectativas de nuevas generaciones de estudiantes más interesados en interacciones articuladas a este fin de siglo, que en imposiciones encalladas en un pasado cercano.

Parece que ya es tiempo de intentar otros enfoques.

El desenlace de cualquier estado de inconformismo también pasa - quizá principalmente - por la creatividad y la valentía. No es tarea fácil, pero la consigna debe seguir siendo la búsqueda de alternativas y de respuestas a esta "prematura llegada del futuro", como dijo Alvin Tofler, y a estos “cambios de época”, que no son meros “cambios en la época”, como bien lo sintetizó Germán Rey.

Siempre sostengo que quien llega a las aulas de comunicación social tiene algo – o mucho- de artista (mucho más en Bolivia, donde las pocas escuelas de arte están subestimadas).

Sin embargo, las carreras de comunicación social no han sido precisamente el mejor terreno para que esos talentos se desarrollen. En muchos casos, se ha quitado espacio a la dimensión de la comunicación como arte, sin ver con claridad que ésta es un área descomunal como para que, a lado del pensamiento y de la investigación científica, también puedan crecer, en grata armonía, el arte y la libertad. Habría que pensar en cuántos talentos mueren o se transforman en el “vía crucis” del “Plan Curricular”, procurando terminarlo pronto para dar un grito de liberación antes que de alegría. Es la diferencia entre una obra hecha por obligación y otra lograda con amor y libertad.

¿ Podrá la comunicación ser asimilada como sentimiento, arte, cultura, ciencia, técnica?. ¿ Podrán el sentimiento, el arte, la cultura, la ciencia y la técnica, ser asimilados como comunicación?.

El riesgo es que, ante tantos intentos insuficientes, los esfuerzos por renovar las ofertas académicas queden adormilados y sin sueños, abiertos a la mediocridad, al conformismo, a la resignación. Y si la universidad no es fuente de inconformismo, no sirve; si no se involucra en sueños, es escoria; si no cultiva la libertad, es cárcel.

¿ Podremos volver a soñar y animarnos a ser más libres?. ¿ Qué repercusiones tendría en las aulas si de pronto toda la obsesión que generan los verbos "estudiar", "repetir" "memorizar", "referir", "transcribir" y otros parecidos, fuesen cambiados por los de crear, sentir, crecer, buscar, preguntar?. Quizá esto sería más justo con el rico caudal humano, social y artístico que espera explosionar a través de la comunicación.

III

3.1. La experiencia académica actual de la UCB-Cochabamba.

Tales sensaciones tuvieron posibilidad de desplegarse a partir del presente año gracias a un nuevo modelo académico adoptado por la Universidad Católica Boliviana, dirigido a conseguir que la Universidad se convierta en un escenario compacto y de calidad donde el estudiante pueda desenvolverse libremente, asumiendo protagonismo y responsabilidad directa en su proceso de formación profesional.

La Carrera de Comunicación reaccionó con entusiasmo ante tal propuesta, porque inmediatamente captó que ella se articulaba con las necesidades de cambio y con los propósitos de mayor libertad, creatividad, agilidad, novedad y frescura que han sido sugeridos en la presente reflexión.

Con mucha ilusión, al sentirnos embarcados en nuevas naves e impulsados por revitalizados vientos, hicimos algunos ajustes en el Plan de Estudios para ponerlo a plena disposición de los estudiantes, a fin que ellos lo recorran de acuerdo con sus intereses, gustos, necesidades, expectativas y talentos.

El modelo está en plena experimentación y hasta ahora no se ha hecho una evaluación completa porque podría ser prematura. Explico a continuación algunas características del mismo:

- Se corta de raíz la concepción de un plan de estudios lineal, es decir, el avance de abajo hacia arriba, de la base a la punta. No hay una ruta fija; el estudiante, desde su primer día en la Universidad, define por sí mismo las materias que quiere cursar, sobre la base de la oferta semestral que se le hace.

- Para que ello sea posible, resultó imprescindible eliminar el 90 % los llamados pre – requisitos. El 10 % restante quedó reservado a materias cuyo conocimiento previo es indispensable para la asignatura siguiente. Todas las demás materias son de libre disponibilidad   de        los estudiantes, quienes deben acumular cuarenta y ocho en total para titularse en un tiempo definido por ellos mismos. Quiere decir que ya no hay primer curso, ni segundo, ni cuarto, ni quinto. Un recién ingresado en la Universidad puede encontrarse sentado en el aula a lado de otro que está a punto de egresar.

- Las materias a ofertar han sido organizadas por áreas:

a) Formación en Comunicación Social (Comunicología, Mediología , Investigación) 15 materias.

b)         Formación complementaria a la Comunicación Social (Comunicación en, para y otras ciencias s o c i a l e s : Comunicación y Psicología, Comunicación para la  Educación,Comunicación y Política, etc.)  10 materias. Formación asociada (Sociología, Politología, Antropología, Estadística, etc.) 5 materias. Formación de contexto humanístico general (Historia, Etica, Arte, Idiomas, Religión). 4 materias.

Formación especializada (Publicidad, Audiovisuales, Comunicación y Desarrollo, Periodismo, Relaciones Públicas). 12 materias. En Cochabamba esta área la cubrimos a través de Módulos: ciclos intensivos con temáticas concentradas.

Formación Libre.2 materias.

- La administración académica se convierte en una especie de “estado – policía” a la más pura usanza neoliberal, limitándose a ofertar asignaturas, supervisando al cuerpo docente, revisando horarios y aulas.

- La descentralización de responsabilidades y la entrega de confianza también llegan a los profesores, a quienes se deja amplio margen de libertad en su labor. A principio de semestre, se define con ellos el horario, los  contenidos mínimos y las fechas para reuniones de coordinación. Se les recomienda concertar con los alumnos un proceso de evaluación permanente que contenga métodos de auto ­ evaluación, co-evaluación y hetero-evaluación. Al final del período, los catedráticos deben presentar una evaluación sobre 50 puntos, de los que el estudiante requiere un mínimo de 30 para habilitarse a un Examen Final, cuya fecha la decide el alumno durante los dos años siguientes ( se programa sesiones de exámenes al inicio y al final de cada semestre)

- Para facilitar el proceso de "evaluación continua", se procura trabajar con un máximo de 40 alumnos en aula.

- En jerga futbolística, se podría decir que a los estudiantes se " les entregó la pelota" para que se muevan en la cancha del Pensum como mejor lo prefieran. Algunos, obviamente, se encuentran confundidos, pues están habituados a sistemas educativos que encasillan y condenan a la pasividad. A muchos se los ve algo aturdidos ante la posibilidad de hacer un "dibujo libre" con la ruta de avance en sus estudios universitarios. En este último semestre, no han sido pocos los que pidieron seguir avanzando con el grupo de compañeros con el que iniciaron la universidad. Parece que no quieren perder el respaldo, la seguridad, la personalidad y el status que representa decir “soy de primero” o de “quinto” o de “séptimo”. ¿" Miedo a la libertad"?, preguntaría Erich Fromm.

- Los que estaban en niveles avanzados, por ahora, subestiman al “chiquillo que se sienta a su lado”. Aquellos a quienes les tocaba un nivel inferior o inician la Carrera, seguramente estarán recordando varios cuentos infantiles sobre ratones frente a tigres y leones.

- Muchos grupos, para mantener sus lazos de solidaridad se han puesto de acuerdo para inscribirse en las mismas asignaturas. Nada de eso extraña; es normal y comprensible; quizá, a medida que se avance y si los resultados son buenos, todos se irán embarcando con mayor entusiasmo en esto que por ahora sólo parece un primer paso.

- Si se logra que estudiantes que aparentemente tienen menos conocimientos y destrezas, se igualen con “los de arriba” y avancen juntos, se habrá cambiado los parámetros tradicionales de la formación académica y esos alumnos, después de cuatro años, podrán ser profesionales diferentes a los que promovemos ahora.

¿ Mejores? , ¿peores?. Es imposible contestar por el momento.

- Si sucede lo contrario, es decir, si caen los de “arriba” o todos se encuentran en el medio, sentiremos próxima la sombra del fracaso y deberemos prepararnos para soportar justificados reproches. Pero algo había que hacer, cansados ya de pálidas evaluaciones diagnósticas. Es peor el conformismo y la pasividad.

3.2. Corolario.

- Quizá logremos un estudiante más autónomo, más responsable, más selectivo (ojalá que no más individualista, porque hay ese riesgo).

- Quizá nuestros estudiantes sean más capaces en hallar el punto de encuentro entre sus expectativas y deseos, con lo que la Universidad puede ofrecerles.

- Quizá ellos sean más certeros en definir sus propios caminos académicos y sus ritmos y sus tiempos. Es tan amplio y florido el campo de la comunicación, que mejor dejémoslos que elijan sus propias flores y que preparen y que lleven su propio ramo por la vida. Al menos, brindémosles la libertad de hacerlo, procurando ayudarles con todos nuestros recursos y cariño. En el fondo de todo esto, parece estar flotando un perfil que apunta a “formar el profesional que cada uno desea llegar a ser”, un profesional “forjado por sí mismo”, tal vez, entonces, más feliz.

- Quizá ellos, al final del camino, puedan decir con Amado Nervo que fueron los “arquitectos de su propio destino”, o cantar con Frank Sinatra un cálido “My Way”, “A mi manera”.

- Quizá este modelo sea más compatible con el reconocimiento de la comunicación como un don humano que no debería admitir frenos, ni riendas, ni rutas predeterminadas.

- Quizá así, asumiendo desafíos y riesgos, podamos evitar que mañana, cuando llegue el momento de cantarse nuevamente las verdades - al estilo de Benedetti -, no aparezca una sensación tan angustiosa como ha sido ésta.

Una última cita de Alicia para terminar:

Ella comienza a despertar del sueño y escucha a su hermana que le dice:

“¡Ahora despierta, corre, apúrate ¡¡cuidado se te haga demasiado tarde!”.

Medellín, noviembre l998

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