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Punto Cero

versão impressa ISSN 1815-0276versão On-line ISSN 2224-8838

Punto Cero v.06 n.02 Cochabamba jan. 2001

 

JÜRGEN

FIAIEVERMAS

 

Gustavo Pinto

Docente: Filosofía de la Comunicación

 


Preámbulo.

Ante la pregunta ¿Qué sabemos de Habermas?, puede darse más de una reacción. Unos habrán escuchado mencionarlo más de una vez. (¿Qué aspecto se tocó en esta ocasión?). Más de uno seguramente ha leído parte o quizás toda la Teoría de la Acción Comunicativa (TAC). Algunos sabrán más sobre la concepción habermasiana de modernidad. A otros, tal vez, le interesan las visiones que tiene sobre la política y/o la sociedad de bienestar europea. En fin, este pensador alemán, de la segunda mitad del presente siglo XX, puede o no satisfacer a más de un estudiante universitario, académico, investigador o crítico social, pues no cabe duda alguna: este autor es entrevistado, citado, leído, asumido y criticado. Ahora bien: es hermético, lógico y analítico, extenso e. intenso, y por lo mismo, denso. Por esto, aún es difícil en nuestro contexto académico especializarse en todas las facetas de su pensamiento. Empero, esto no quita el interés por conocerlo. Para esto, escribirnos estas líneas. Pensamos que al menos despertaremos el interés en los estudiantes universitarios por saber un poco más de Habermas, para, así, no estar tan a la zaga de la producción científico social y filosófica de estos últimos tiempos.

En este sentido, presento algunos lineamientos básicos que desde nuestro contexto académico y bibliográfico, se han logrado elaborar.

1)      Breves notas hin-bibliográficas. Habermas nació en Gummersbach (Alemania) en 1929. Estudió y se doctoró en Filosofía haciendo una tesis (publicada en 1962) sobre el tema: "Evolución estructural de la vida pública"; también hizo estudios de literatura alemana, economía, historia y psicología. Aunque su producción intelectual se ha difundido más a partir de la década de los 60s, ya desde la segunda mitad de los 50s empezó a realizar investigaciones. En efecto, de 1956 a 1959 fue ayudante y colaborador de Adorno en el Institut für Sozialforschung. De 1961 a 1964 profesé filosofía en la Universidad de Heidelberg donde -enseñaba también H. G. Gadamer, y en 1964 fue nombrado profesor titular de sociología y filosofía en la Universidad de Frankfurt. Hasta 1965, aún trabajando bajo las directrices de la "teoría crítica de la sociedad de la Escuela de Frankfurt", había producido, entre otros, los siguientes textos: "Sobre el concepto de participación política" (1958); "Teoría y práctica" (1963). En el Congreso realizado en octubre de 1961, en Tübingen a iniciativa de la Sociedad Alemana de Sociología, aún siendo seguidor de adorno, Hahermas participó con una ponencia titulada "Teoría analítica de la ciencia y dialéctica", donde, en un contexto de discusión metodológica y de crítica al positivismo que hasta entonces aún dominaba el conocimiento sociológico, iba contra los postulados de Hans Albert, discípulo de K.R. Popper (1)

En la lección inaugural de 1965, que lleva el título Conocimiento e Interés. expone su programa de investigación, el cual en 1968 dará corno resultado su obra con el mismo título. Ese año, también publicó "Ciencias y Tecnología como Ideología". Hasta estas fechas, Habermas se ubicaba dentro de la tradi­ción dialéctica. Sin embargo. en Conocimiento e interés advierte la imposibilidad de volverla a restaurar, pues la tradición crítica se había privado de los medios para ello. Como nos dice Martínez R. (en Habermas 1982: 13): "El proceso de reconstrucción de lo que en aquella tradición resultaba irrenunciable tenía que hacerse con los medios que ofrecían las ciencias sociales mismas. Sus estrecheces metodológicas y unilateralidad. y aun parcialidad de sus contenidos, tenían que ser corregidos y superados no en un movimiento de reflexión que los envolviera, sino en el trabajo científico diario; en un medio, pues, distinto del que representa la filosofía. El filósofo se hace aquí sociólogo y, en todo caso, fuerza a las ciencias sociales a "devenir filosóficas". Parece que en el contexto de esta tradición, éste es el destino de todo filósofo, aun del que quiera seguir siéndolo. De hecho, y tal vez para mostrarlo, Habermas se ha convertido hoy en uno de los principales exponentes de la teoría sociológica contem­poránea". De esta manera, se inicia el período de tránsito en sus reflexiones, que se manifiesta en dos artículos: "La crítica nihilista del conocimiento en Nietzsche" (1968) y "Para qué aún filosofía" (1971) (2), hasta la paulatina sustitución del paradigma de la filosofía de la conciencia, vinculada a la "teoría crítica de la sociedad" por el paradigma de la acción comunicativa.

Desde 1971, es director en el Max Planck Institut der Stanberg para la "investigación de las condiciones de vida del mundo técnico científico". A partir de este año, no ha dejado de producir conocimiento. Por ejemplo, tenernos su discusión con Miklas Luhmann "Teoría sistemática de la sociedad o Teoría crítica de la sociedad" (1971); "El sujeto de la historia" (1972); "El objetivismo en las ciencias sociales" (1977); "Hacia la reconstrucción de materialismo histórico" (1975).

Pero ¿qué hay detrás de toda esta producción de la década de los 60s y 70s?. Al respecto, veamos lo que dice Carabaña (1979: 194): "Punto de partida y lema básico de toda su obra es la distinción, y la contingencia de la relación, entre dos esferas diferentes de la sociedad humana: el trabajo y la interacción, la técnica y la praxis; la apropiación de la naturaleza por los hombres mediante instrumentos es algo diferente en esencia a la interacción en una totalidad ética por medio de lenguaje. Habermas propone sustituir la determinación dialéctica de fuerzas productivas y relaciones de producción por la relación contingente entre estas dos esferas del actuar instrumental y del práctico simbólico. La razón es que encuentra en Marx una reducción de la historia de la autoconstitución de la especie humana al trabajo; para Marx, "la liberación del hambre y del agobio del trabajo parece tener que coincidir sin más con la liberación de la servidumbre y de la opresión". Pero la relación es, dice Habermas, "todo menos necesaria; la autoconstitución de la especie ha de devolver sus derechos a ambas esferas y la filosofía de la historia que propone, partiendo del progreso del trabajo las metas políticas a realizar ha de ser entonces, por la contingencia de la relación entre ambos, empíricamente falsable".

Habermas muestra la independencia de esas dos esferas, retomando un viejo tema de la dialéctica de la ilustración: la integración del proletariado se ha realizado en una "sociedad cientifizada" en que la esfera del trabajo, de la lógica instrumental, ha absorbido a la esfera de la interacción y le ha impuesto también su lógica dominadora. Además, hoy la tecnocracia es la ideología apropiada a este tipo de sociedad: el estado se legitima ahora por un control sobre las crisis del antes mercado legitimador. Está inserto de manera directa en la economía y ha dejado, lógicamente, de ser una superestructura; lo mismo, la ciencia es también una fuerza productiva, y, al poner el acento en la efectividad de los medios sin cuestionar la bondad de los resultados, ciencia y técnica adoptan el papel de ideología. Aquí ahora no se discuten los fines sociales en la vida pública; antes bien, interesa más la tendencia del sistema económico al crecimiento indefinido. A la tecnocracia, como forma de dominación, corresponde el "decisionismo"; la sustracción de los asuntos públicos a la discusión política y su abandono a la irracionalidad y al poder de lo existente. Y con ello es solidario el positivismo como teoría de la ciencia, estableciendo el dualismo de hechos y valores; la fijación de éstos queda abandonada a la "lucha de los dioses" (Cf. Carabaiia 1979: 194).

Frente a tal situación, es posible, según Habermas, la liberación a través de las ciencias sociales. La tarea es, en definitiva, arrancar la esfera de la interacción de su sometimiento a la razón instrumental, y someter al "interés en la emancipación" los cánones de la ciencia, volviendo a reunir teoría y praxis, que andan separadas. Como para Habermas el conocimiento implica cánones valorativos, está guiado por un interés; entonces, se trata de hallar

Son varias las influencias que nuestro autor ha recibido. Algunas de éstas son:

lo, Aün adolescente, los horrores del régimen nazi. Ya en su madurez, reflexivamente. sostiene: "A la edad de 15 ó 16 años, sentado frente a la radio, experimenté lo que se estaba discutiendo ante el tribunal de Nuremberg; cuando otros en lugar de conmoverse en silencio por el horror comenzaron a discutir la legitimidad del juicio, las cuestiones de procedi­miento, y las cuestiones de jurisdicción, eso significó la primera ruptura que aún dura. Es cierto que sólo porque yo era todavía sensible y fácil de ofender no me cerré ante el hecho de una inhumanidad realizada colectivamente como sucedió con la mayoría de aquellos que eran mayores que yo" (en Bernstein 1991: 14) (5) . 2o, leyó la obra "Historia y conciencia de clase" (1923) de Gyorgy Lukács (1985 1971). Esto lo llevó a leer de nuevo, entre otros. a Marx, Hegel. Schelling y Kant: "Como ya he dicho, había leído a Lukács y también contemplado el umbral entre Kant y el idealismo «objetivo» con un interés configurado por los jóvenes hegelianos. Junto a ello iban manifestándose más intereses políticos cotidianos cada vez más intensos. Leí Historia y conciencia de clase al mismo tiempo con fascinación y pesadumbre por el hecho de que tales cosas pertenecieran a un contexto ya sobrepasado", Habermas (1994a:140). 3o, estudió y reconstruyó la experiencia y los caminos que tomaron, ya en el exilio, Horkheimer, Adorno y Marcuse. "Luego leí la Dialéctica de la ilustración y las primeras cosas que Adorno publicó después de la guerra. Ello me animó a leer a Marx de forma sistemática y no sólo histórica. La Teoría crítica, la escuela de Frankfurt, eso no existía entonces. La lectura de Adorno me impulsó a recoger de modo sistemático lo que Lukács y Korsch representaban históricamente: la teoría de la reificación entendida como una teoría de la racionalización, por hablar como Max Weber" (idem.). 4o, siguió a pensadores pragmáticos, por ejemplo, al estadounidense Dewey. So, leyó los escritos de los filosófos analíticos, incluyendo a Wittgenstein, de los del lenguaje ordinario: J.L. Austin. (6) , así como la lingüística transformacional de. Noam Chomsky. 6o, conoció el psicoanálisis de Freud y la sicología genética de Piaget. 7o, intentó resolver la tradición sociológica y las diferentes áreas de la sociología y la ciencia social; para esto se enfrentó críticamente con los textos de Marx, Weber, Durkheim, Mead y Parsons (7). El autor, al explicar los motivos que incorporó en su libro TAC, señala estas controversias de manera resumida: "El segundo motivo, no tan extemporáneo, es el que elaboro bajo la forma de una Teoría de la acción comunicativa, que habrá de ser fructífera para una serie de problemas de naturaleza teórica, como la teoría de la argumentación, por ejemplo. Sin embargo, quisiera mostrar, ante todo, que este comienzo con la acción orientada a la comprensión es útil para objetivos científico sociales. Al empezar a escribir pude darme cuenta de que los debates anglosajones sobre la teoría de la acción, el lenguaje y la significación se habían cocificado en una práctica del arte por el arte mismo, razón por la cual destruí las primeras versiones de la obra. Al final se encuentra uno manejando concepciones maravillosas, perfiladas con toda pedantería, acerca de la interacción social, pero ya no recuerda uno para qué. Esto me impulsó a volver a la historia de la teoría, por ejemplo, a la teoría de George Herbert Mead de la interacción  simbólica, para demostrar que aquel concepto de la racionalidad ya estaba comprendido en tal tradición pragmática. Además. acudí a Durkheim e hice algo con él que no es habitual: lo leí desde un punto de vista evolucionista.

Descifré la perspectiva de la evolución desde la solidaridad mecánica a la orgánica con ayuda del concepto de la racionalidad comunicativa. Por último, regresé a Max Weber, a fin de tratar un asunto sustancial, ya que no solamente quería demostrar cómo puede hacerse fructífera para la teoría social la legaría de la acción comunicativa desde un punto de vista fundamental" Habermas (1994a:148 149). 8o, investigó las complejidades del funcionalismo estructuralista, la teoría de sistemas (8), la variedade de la hermenéutica (9), etc.

Refiriéndonos a los rasgos del pensamiento de Haberrnas, siguiendo a Bernstein (1991: 17ss.), mencionemos los 5 siguientes:

lo, enlaza cualquier cosa que analice en un todo coherente. Existe una unidad de visión que inspira su trabajo2o, ha intentado desarrollar una comprensión crítica, poderosa, comprensiva de la modernidad social y cultural, que aclara nuestra historia (occidental), el horizonte actual y las perspectivas futuras.

3o, a partir de la crítica a la teoría de la reificación, elabora de manera sistemática una teoría de la racionalidad que permite denunciar las patologías de la modernidad. "Lo que me interesaba era una teoría de la Modernidad, una teoría de la patología de la Modernidad desde el punto de vista de la realización, de la realización diferente de la razón en la historia"(Hahermas 1994a: 140). Y más adelante amplía la explicación diciendo: "De gran importancia me parecía el tercer motivo, esto es, la dialéctica de la racionalización social.

El mismo Bernstein sostiene que las  intuiciones  hahermasianas contenidas en su tricotomía original de los intereses humanos (10) están conceptualmente transformarlos en un nuevo registro dentro del contexto de la TAC.

ii) La TAC no está unida ya a la filosofía de la conciencia ni a la filosofía del sujeto autoconsciente. (Dentro de estas corrientes el sujeto no es dialógico, es solitario o solipsista), sino que se inspira principalmente en la filosofía del lenguaje ordinario (o común), concretamente en la Teoría del acto del habla que. Habermas modifica y refina, porque para él, el ámbito de las interacciones comunicativas es más extenso que el de los actos de habla explícitos.

iii) No obstante, esta modificación y refinamiento del "habla" por parte de nuestro autor, según Bernstein, enfocando la comunicación desde la perspectiva del habla, se puede alcanzar una comprensión de los rasgos distintivos de la acción comunicativa (cf. Ibid.: 38-40). Por lo demás, Habermas entiende el habla corno la situación de partida (original) donde hay un hablante y un oyente. Estos están orientados hacia una mutua comprensión. Y cada uno puede adoptar una postura positiva (decir "sí") o negativa (decir "no") en una acción comunicativa. Pero si se adopta cualquier postura, se debe tener también la capacidad de argumentar para defender la posición.

Los rasgos distintivos de la TAC son los siguientes:

i) Es intrínsecamente dialógica, pues hay un oyente y un hablante.

ii)        Es un tipo distinto de interacción social, pues nos orienta hacia la comprensión mutua, no hacia el "éxito", tampoco al logro eficiente de los fines (porque trasciende la acción racional acorde con fines, que es propio de la razón instrumental).

iii)      Busca el entendimiento entre los dialogantes para lograr un acuerdo y, así, finalizar en la mutualidad intersuhjctiva de una comprensión recíproca, de un conocimiento compartido, una confianza mutua y un acuerdo entre oyente y hablante.

iv)      Para que se dé dicho entendimiento, se necesita de un consenso. Pero este consenso puede ser roto o desafiado por uno de los participantes. Y esto se da si hay conflicto en la comunicación.

y) Pero, según Habermas, el que actúa comunicativamente debe hacer surgir unos requisitos de validez universales y suponer que ellos pueden justificarse o cumplirse. Estos requisitos, que se establecen en las estructuras generales de la comunicación posible, en las estructuras intersubjetivas de la producción social, que se hallan implícitos en las disputas prácticas (morales o legales), así como en las disputas sobre juicios estéticos, que no son siempre temáticos, pero que están implícitos en todo acto de habla (Cf. Bernstein 1991:40), son: a) comprensibilidad de la expresión simbólica; h) verdad del contenido proposicional; e) veracidad (es decir, sinceridad) de la expresión intencional y, d) exactitud del acto del habla respecto a las normas y valores existentes.

vi) Si se da una ruptura en la comunicación, para resolverla debemos dirigirnos hacia un nivel del discurso y de la argumentación (11) donde intentemos justificar de modo explícito los requisitos de validez sobre los que se duda. Idealmente, la única fuerza que debe prevalecer en tal discurso es la fuerza del "mejor argumento". Esto es, hay que resolver los conflictos o rupturas en la comunicación a través de la argumentación no-manipulada y no-coercitiva.

5) Lo que Habermas intenta con su TAC.

A juicio personal, menciono las cinco intenciones siguientes:

a)         En primer término, intenta reactualizar el programa de la Teoría Critica de los años 30. Al respecto, en una conversación mantenida con Hans Ulrich Reck el 2 de abril de 1983 - poco tiempo después de que se editara su obra Teoría de la acción comunicativa­Habermas (1994a: 41), refiriéndose a la teoría social, volvía a decir: "...por ello he recomendado que utilicemos el concepto de la acción comunicativa como una clave para la construcción de teorías a fin de que entendamos mejor las estructuras del mundo vital, dotadas de sentido propio, y en especial la amenaza que sufre tal mundo vital debido a los imperativos burocráticos y económicos, amenaza que surge del hecho de que cada vez mayor cantidad de relaciones, servicios y vidas personales se convierten en objetos de la administración o en mercancías...". (Hay que recordar que una meta esencial de la generación de los años 30 era lograr una "razón autónoma" a partir de la crítica de la razón instrumental que, según Weber, se había impuesto en la modernidad o cc idental).

b)        Pero Habermas busca algo más: construir o fundar una teoría de la racionalidad que supere los estrechos márgenes de la ciencia lógica experimental. En otras palabras, busca una teoría de la razón por los caminos de la comunicación, aquella razón objetiva que vehiculaba el pensamiento sobre fines y objetivos. Por esto, para él, la comunicación tiene una racionalidad que. no es la cognitiva instrumental, pues ésta no discute los fines, sólo fija los medios, sino la "razón objetiva" que sí reflexiona sobre tales fines (12).

c)    De esa manera, según Habermas. en el diálogo de al menos dos sujetos, está inscrita la búsqueda de la "comprensión" sobre "algo" que se sitúa en el nivel: lo, de los hechos físicos (p. ej. buscarnos comprender los elementos químicos del agua); 2o, de las normas de nuestra sociedad (p. ej. buscamos comprender lo que significa el respeto de la propiedad privada), y, 3o, de las experiencias vividas interiormente por los sujetos (p. ej. buscarnos comprender nuestros sentimientos de simpatía o antipatía hacia alguien o los demás).

Es más, en la comunicación y su racionalidad está incluida una triple referencia: i) a las relaciones de los sujetos con el mundo de los acontecimientos y hechos (p. ej. esta racionalidad comunicativa considera que el sujeto no puede dejar de estar vinculado a movimientos de protesta o de cambios, a reformas sociales e institucionales, o educativas, a cambios o rupturas de sistemas políticos, etc.). ii) a la relación práctica, en la interacción con los otros sujetos, con el mundo social y sus normas (p. ej. se considera que el sujeto evoluciona social y moralmente dentro de un mundo concreto, aprende a practicar In que es bueno para tal mundo). iii) a la relación de "la naturaleza interna", es decir, la propia subjetividad y la de los otros (p. ej. se consideran las tendencias, sentimientos, deseos, inclinaciones, afecciones, etc., de los sujetos). Como él mismo aclara: "Como ya he dicho, intento elaborar el contenido normativo de la idea del entendimiento implícito en los lenguajes y en las comunicaciones. Ello conduce a un concepto complejo que no solamente implica que entendemos el significado de actos -de habla, sino que también" significa que es posible establecer acuerdos entre participantes en la comunicación sobre hechos, normas y experiencias (a los que cada uno tiene un acceso privilegiado y que solamente por la via de la autarrepresentación pueden manifestarse ante los ojos de un público de modo que éste pueda contarlo entre sus propias vivencias). Con ello, hemos tocado las tres dimensiones que contiene el concepto de la racionalidad comunicativa: la relación del sujeto cognoscente frente a un mundo de acontecimientos y de hechos; la relación práctica del sujeto en interacciones con otros sujetos actuantes en un mundo de sociabilidad; y, finalmente, las relaciones del sujeto sufriente y apasionado en el sentido de Feuerbach con su propia naturaleza interna, con su subjetividad y con la subjetividad de los demás. Tales son las tres dimensiones que saltan a la vista cuando se analizan los procesos de comunicación desde la perspectiva de los participantes" Hahermas(1994a:154).

d)   Desde la perspectiva de los participantes en la acción comunicativa, se advierte que el conocimiento se estira hacia el mundo objetivo físico, social o moral y subjetivo o estético. Por tanto, aquí no hay ruptura entre ciencia, moral y estética. Antes bien, se ve una radical unidad o su enraizamien[o en una razón comunicativa que es específicamente humana, no razón instrumental. Por esto, frente a una modernidad desmembrada de sus principios y elementos ilustrados, donde existe una separación, al parecer, infranqueable entre ciencia, moral y estética, la filosofía debe cumplir un papel crítico y de intérprete. Sobre este aspecto, Habermas (1994a: 31-32) reafirma (13): "... por otro lado, la Filosofía mantiene una relación más íntima que las ciencias con la inteligencia humana y con el mundo vital. Sigue correspondiéndole una función de intérprete en el intercambio entre las culturas autónomas especializadas y la vida cotidiana"' "(...) Dado que la ciencia, la moral y el arte, en cuanto formas culturales especializadas han alcanzado una gran independencia y han conseguido una vida institucional propia, cada vez se ha hecho más urgente, como reacción, la necesidad de mediar la teoría y la praxis, la moral y la ética, el arte y la vida y bajo los distintos nombres de praxis, ética y vida, se piensa siempre en el mismo punto de referencia de la praxis comunicativa cotidiana. Esto era lo que antes se llamaba necesidad de ilustración, ilustración sobre intereses colectivos y singulares y para ello, la filosofía parece seguir mejor preparada que el resto de las disciplinas...".

6) Hasta aquí, entonces, es lo que podemos presentarles como introducción para comprender, sobre todo, la teoría de la acción comunicativa habermasiana. Al menos un estudio, aunque parcial, exigirá leer algunas partes de su obra Teoría de la acción comunicativa T.I. Racionalidad de la acción y racionalización social. Por ejemplo, para comprender el concepto de "mundo de la vida", hay que ver el punto [4]. La demostración de las imágenes del mundo (Piaget). Introducción provisional del concepto de mundo de la vida" (1987: 99-110). Al elaborar el contenido normativo de la idea de entendimiento en la racionalidad comunicativa, el autor, refiriéndose al concepto de mundo de la vida, aclara: "A ello pertenece también el mundo vital, esto es, lo que los participantes en la comunicación tienen ya a la espalda, aquello mediante lo que resuelven los problemas de entendimiento. Los pertenecientes a las mismas colectividades sociales suelen compartir el mundo vital. Este aparece dado en la comu­nicación y también en los procesos cognoscitivos, aunque siempre en una forma prerreflexiva peculiar, hecha de presupuestos, resoluciones y relaciones fundamentales. El mundo vital es esa cosa misteriosa que se deshace y desaparece ante nuestros mismos ojos en cuanto tratarnos de representárnoslo parcialmente. En relación con los procesos comunicativos, el mundo vital funciona como una reserva de lo que después se manifiesta en las expresiones explícitas; pero en el momento en que este conocimiento fundamental toma cuerpo en manifes­taciones comunicativas, esto es, cuando se convierte en un conocimiento explícito y, por lo tanto, criticable, pierde el carácter de seguridad, de fundamentalidad, de irrefutahilidad que tienen siempre las estructuras del mundo       vital para sus poseedores".Habermas (1994a: 154-155). Para conocer el concepto de acción social que reclahora nuestro autor, se tiene que estudiar el punto "3. Relaciones con el mundo y aspectos de racionalidad de la acción en cuatro conceptos sociológicos de acción (1987:110-146), Y para ver su concepto de "acción  comunicativa", central en su pensamiento, se tiene que abordar el punto "III. Interludio primero: Acción social, actividad teleológica y comunicación (1987: 351-432) (14). Por ejemplo, en medio de este largo discernimiento respecto a los tipos de acción y su relación con la comunicación, va afir­mando: "... Hablo, en cambio, de acciones comunicativas cuando los planes de acción de los actores implicados no se coordinan a través de un cálculo egocéntrico de resultados, sino mediante actos de. entendimiento.

En la acción comunicativa los  participantes no se orientan primariamente al propio éxito; antes, persiguen sus fines individuales bajo la condición de que sus respectivos planes de acción puedan armonizarse entre sí sobre la base de una definición compartida de la situación. De ahí que la negociación de definiciones de la situación sea un componente esencial de la tarea interpretativa que la acción comunicativarequiere."  Habermas ( L 987: 367).

A modo de conclusión.

El precedente texto ha pretendido sólo una  introducción a las influencias, fases y algunas intenciones que tiene. Habermas con su TAC. A partir de esto, pensamos que al lector, sobre todo universitario, puede ayudarle a ubicarse mejor a la hora de abordar las temáticas de este pensador alemán contemporáneo. Sin embargo, el desafio y el esfuerzo por conocer las problemáticas y respuestas que da a la sociedad, la ciencia, la modernidad, la politica, la comunicación, etc., además de personal, tiene que ser un esfuerzo académico en conjunto. En fin, no exento de limitaciones, el artículo que acabamos de leer, ojalá nos motive a informarnos más para "leer la realidad social" con los ojos del paradigma de la racionalidad comunicativa.

CITAS

1)   Un resumen de esa discusión, en sus puntos principales, entre Adorno y Popper, así como entre Habermas y Albert, el lector lo encuentra en An tiserWReale (1925: 755 759, T.11I). Fruto de dicha polémica que continuará unos años más será la obra publicada con el titula: I3cr Possitivisrnusstreit in der Deutschen Sncziologie, 1969. (Hay versión castellana: Theodor Adorno y otros, La disputa del positivismo en la snciología alemana, Barcelona México, D.F.: Grijidba, S.A., 1993,325 págs.)

2)   En el segundo artículo mencionado, que también se ha publicado en otras ediciones con el título "Para qué seguir con la filosofía" (véase, por ejemplo. Perfiles filosófico políticos, Madrid: l aurus ediciones, S.A_, 1956, p.15), Habermas sostiene, entre otras cosas importantes, que la filosofía nunca ha sido uno ciencia, que ha sufrido transformaciones estructurales dejando, así de ser "filosofía" para convertirse en critica; ya no cs filosofía del origen, renuncia a una fundamentación última; es actitud crítica y se entiende a sí misma corno cl elemento reflexivo de la actividad social (cf. p. 32 para Ver las 3 formas de la filosofía como crítica)

3) La hernias nn ha escrito ningiln tratado explicar) sobre política; sin embargo hay un manifiesto interés en mis de una de sus obras y, sobre todo ha expresado "las actitudes del contemporáneo político acerca de los problemas de actualidad bajo las formas de conferencias, entrevistas, artículos de periódico o de revistas, retenciones de libros de actualidad, cte. "corno di mismo dice en el prólogo de una obra publicada en 1985 y que en su versión castellana lleva el título de "Ensayos políticos" (Barcelona: nds.

Península, 2á ed. 1994a), que es una recopilación de lo que él menciona en dicho prólogo. Aquí el autor habla, por ejemplo de temas políticos como se puede apreciar bajo estos subtítulos; "Política conservadora, trabajo, socialismo y utopía hoy"; "Derecho y violencia, Un trauma alemán". "La crisis del Trastado de bienestar u el agotamiento de las energías utópicos", ele. Al respecto, Ignacio Soleto, catedrático de ciencia política de la Universidad Libre de Berlín, ha escrito un artículo titulado "Las ideas políticas de tlabermas" (Madrid: Claves de la Rorón Práctica, no 57. noviembre de 1995), donde presenta justamente el pensamiento político habermasiano como una de las facetas importantes para comprenderlo cabalmente

3) La preocupación por una teoría social intuida por la tradición hegeliana, pero que hoy debía sastisfacer necesidades empíricas, cl autor pensó que era un problema de teoría del conocimiento. Por esto nos dice que "trataba de resolverlo con tina clarificación metodológica del estatus de una teoría social reflexiva (esto es, en relación con el contexto de surgimiento y aplicación de la teoría). El resultado fue Conocimiento e. interés, un libro que escribí entre 1964 y 1965. Sigo considerando que los fundamentos de la argumentación que allí se exponía son tan válidos como siempre. Pero ya no creo que la teoría del conocimiento sea una vía regia. La teoría social crítica no tiene por qué legitimarse desde la perspectiva rnetodológiea; In que necesita es una funtlamentueión sustancial que salga de la concepción de la filosofía de la conciencia y, sin abandonar las intenciones del marxismo occidental, supere el paradigma pioduclivo.E1 resultado es "la Teoría de la acción comunietiva..." illabermas 1994a:184)

5) Esas palabras de Haberrnas están vertidas en su texto "Tire German Idealism oí the Jewish Philnsophers" (1961), en Philosophical Política! Profiles, Cambridge, Mas, 1983: 41. (en la versión castellana de "Perfiles...", este texto abarca las págs. 35.

6) E[ lector puede encontrar estas influencias de la filosofía del lenguaje ordinario de manera resumida y clara, pelo también los aportes de Habermas. en Scrrano(1994: 168 181) Cf. Habermas 1987: parte III: 351 432

7)   listos enfrentamientos con los sociólogos están presentes en frias de un texto. Por ejemplo, el lector puede verlo en Habermas 1987' parre 1, acápite 4 "Relaciones sociológicas con el mundo y aspecto de la racionalidad de la acción en cuatro conceptos sociológicos de acción", p. 110 146; también en la parte Ti "Teoría de la racionalización de Max Weber", p. 197-284.

8)   Al respecto, Habermas tiene una polémica coa Lubmann, representante contemporáneo importante del funcionalismo y de la temía sistémica. Producto de esta confrontación de posturas, donde Hahermas defiende la "teoría de la integración social", será una publicación titulada "Discusión con Niklas Luhniann(1971): ¿Teoría sistémica de la sociedad o teoría crítica de la sociedad?", texto que hoy va como cap. 6 de la obra habermasiana La lógica de las ciencias sociales {Madrid; ad. Tecnos, S.A, 1990a). En este libro, además, el lector hallará las posturas epistemológicas y mctodológicas de Habermas para hacer ciencia social".

9)   Habermus estudió la hermenéutica de Heidegger, así corno la de G H. Gadamer, entre otras. Es importante tener presente estos elementos para entender con irás facilidad sus reflexiones sobre la "racionalidad y acción comunicativas". P. ej, sería pertinente conocer lo que dice sobre el diálogo y la conversación Gaclanter (1977: 662ss)_ Sobre ésta ultima nos dice: "...forma parte de la verdadera conversación el atender realmente al otro, dejar valer sus puntos de vista y ponerse en su lugar. no en el sentido de que ese le quiera entender como la individualidad que es. pero sí en e] de que se intenta entender lo que dice. Lo que se trata de recocer es el derecho objetivo de su opinión a través del cual podremos ambos llegar a ponernos de acuerdo en la casa..." (lbid: 463).Por lo demás, una exposición resumida donde el autor informa sobre la secuencia temporal de las principales irfluencias intelectuales sobre su obra, el lector la halla en la Entrevista con la "New Left Review" contenida en Hahermas (1994a: 181 184.

 

10) Aunque. ya hemos hecho alusión, ampliemos este aspecto de los intereses, Así. en "Conocimiento e. interés", Habermas distingue 3 intereses cognitivos, los que a su vez se relacionan con otras dimensiones humanas y del saber. El siguiente esquema aclara esto:

Interés dimensión de la ciencia vida social humana Técnico trabajo analítica empírica Práctica interacción hermenéutica histórica simbólica Emancipatorio poder social crítica.

11) Para saber la noción de "argumentación" que acepta nuestro autor en su TAC, cf. Haberrnas (1988: 43 69) (Excurso sobre teoría de la argumentación)

12)  Habeintas (1987: 24 43, t.I.). Entre estas págs. el autor nos presenta una concepción preliminar del término "racionalidad". Recomendamos leerlo y entenderlo para evitar  aso, mayores dificultades en la comprensión de. su TAC,

13)  En Stuttgart, junio de 1981, nuestro autor presentó una ponencia titulada "La filosofía como vigilante e intérprete" en el congreso sobre la comparación entre las formas de fundamentación trascendental y dialéctica. convocado por la Asociación Internacional Hegeliana. En esta ocasión, como se ve por el —título", ya habla asignado esa función de intérprete u la filosofía en el mundo moderno (occidental) disgregado. (Cf.1985: 929ss).

14)             También puedo recomendarles la siguiente lectura para entender mejor la TAC habermasiana: T. Me Carthy (1991: 277 304), "Reflexiones sobre la racionalización en la teoría de la acción comunicativa". en: AAVV. (1991:27- 304).

Bibliografía.

1-      ADORNO.Th. 1972 La disputa del positivismo en la sociología alemana, Tirad.: Jacobo Muñoz, Barcelona: Ed. Grijalbo, S.A. 325 pp.        [ Links ]

2-      ANTISERI, D. y Giovanni Reale 1988 Historia del pensamiento filosófico y científico. T. TE: Del Romanticismo hasta hoy. Trad.: Juan Andrés iglesias. Barcelona: Herder.        [ Links ]

3-      TRITUS, María del P. 1992 "Análisis de la racionalidad social desde le concepto de acción comunicativa. Una nueva perspectiva para abordar la problemática educativa", pp. 169 182, en: Stromata, Año XLVIII. enero junio mi 1/2. Universidad del salvador Argentina. 233 pp.        [ Links ]

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