INTRODUCCIÓN
La obesidad está caracterizada por una excesiva acumulación de grasa corporal en el organismo, producto de la interacción de una serie de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. Actualmente, es considerada un problema importante de salud pública(1) porque representa un factor de riesgo que incrementa la morbilidad y la mortalidad(2).
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la preponderancia de este problema ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas(3), la prevalencia de sobrepeso a nivel mundial conlleva un 23,2 % (varones 24 %, mujeres 22 %), consecutivamente, la prevalencia de obesidad alberga 9,81 % (varones 7,7 %, mujeres 11,9 %). En Bolivia, hasta el 2017, el sobrepeso y la obesidad se incrementaron en un 42,7%(6),(7), drásticamente diferente a los años anteriores en los que se estimaba 21,1 % (1998)(5).
Ahora bien, la obesidad está asociada a un significativo riesgo de desarrollar patologías tales como diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares y pulmonares, entre tantas otras. Ahondando particularmente en las enfermedades pulmonares, la obesidad conlleva una repercusión trascendental sobre la función pulmonar. Se la asocia con una reducción de los volúmenes pulmonares, especialmente en la capacidad residual funcional y el volumen de reserva espiratorio(4), ocasionando una disminución en la difusión del oxígeno de los alvéolos a los capilares pulmonares, por lo que, el patrón respiratorio predominante en la obesidad es el restrictivo(5).
En altitudes como la nuestra (4000 m s. n. m.), el ambiente hipóxico afecta la biología de los adipocitos ocasionando mayor requerimiento de la cantidad de oxígeno(6), activa también el factor inducible por hipoxia (HIF) que es un factor de transcripción básico para el incremento de la eritropoyetina(1),(7). Se conoce que, el HIF, como mediador principal de la señal de hipoxia, se encuentra incrementado en el tejido adiposo de personas con obesidad, asimismo que este disminuye después de la pérdida de peso por cirugía(8)-(11). De manera que, la disminución de la funcionalidad pulmonar, incremento de HIF y de la eritropoyetina pueden condicionar el desarrollo de una eritrocitosis secundaria.
La eritrocitosis se caracteriza por el incremento patológico de la masa eritrocitaria en la sangre circulante, está asociada con el aumento de la hemoglobina, el hematocrito y el número de eritrocitos por encima del límite normal establecido en cada región(12). En las ciudades de La Paz y El Alto, a una altura de 3650 y 4150 m s. n. m. respectivamente, las eritrocitosis afectan aproximadamente al 10 % de la población adulta constituyéndose en una de las principales causas de morbilidad por enfermedades no transmisibles. Las principales eritrocitosis de importancia clínica en la altura son la Eritrocitosis Patológica de Altura (EPA), la Eritrocitosis Secundaria (ES) y la Policitemia Vera (PV), mismas que cuentan con protocolos de tratamiento descritos(13)-(15).
El presente trabajo describe características clínicas y epidemiológicas de pacientes eritrocíticos con obesidad orientadas a establecer variables determinantes relacionadas con la presentación de eritrocitosis en la altitud.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se realizó un estudio descriptivo transversal con carácter retrospectivo que consideró analizar las historias clínicas de 615 pacientes con eritrocitosis patológica de altitud (EPA) y eritrocitosis secundaria (ES), diagnosticados entre los años 2015 a 2023, todos residentes en altitudes de 3650 y 4150 m s. n. m. de las ciudades de La Paz y El Alto (Bolivia) respectivamente.
Se examinó datos demográficos, clínicos y laboratoriales correspondientes al momento de diagnóstico. Se corroboró que el diagnóstico de eritrocitosis fue realizado tomando en cuenta concentraciones de hemoglobina, Hb >18 g/dl para las mujeres y >19 g/dl para los varones. Así también, considerando las características de Índice de Masa Corporal (IMC)(16) de los pacientes se consideró clasificarlos en peso normal (20-24,9), sobre peso (25-29,9), obesidad clase I (30-34,9), obesidad clase II (35-39,9) y obesidad clase III (>40) (2).
El análisis estadístico consideró las siguientes variables: sexo, edad, IMC, datos hematimétricos, eventos trombóticos y presión arterial sistémica (PAS, PAD). Cuadro 1.
Se realizó pruebas de diferencia de medias para determinar si existía diferencia significativa entre las medias de algunas variables según las categorías de la variable eritrocitosis. Aquellas que evidenciaron una diferencia significativa en un nivel del 5%, fueron: Edad, IMC, Hb, VCM, PAS (p-value<0.05). Cuadro 2.
RESULTADOS
Obesidad como factor de riesgo para eritrocitosis secundaria
Se observó que, la obesidad estuvo representativamente relacionada a Eritrocitosis Secundaria (ES), de los pacientes estudiados solo 43 (7%) correspondieron a un IMC normal los cuales a su vez correlacionaron con EPA; reflejando correspondientemente que el 93% se encontraba con sobrepeso u obesidad (Cuadro 3) correspondiendo a ES.
Obesidad y eventos trombóticos sin correlación
La obesidad no reflejó relación con predisposición a eventos trombóticos.
Los pacientes con eritrocitosis cuyo IMC se encontraba en el rango normal (20-24,9) presentaron 11.6% de eventos trombóticos, mientras que aquellos con obesidad presentaron menores porcentajes de eventos trombóticos (Cuadro 4).
Epo incrementada en pacientes eritrocíticos con obesidad
Se observó que, a mayor IMC de los pacientes, mayores eran las concentraciones de eritropoyetina sérica. Los pacientes con IMC normal reflejaron 31 mU/ml, aquellos con sobrepeso 39 mU/ml, obesidad clase I 63 mU/ml, obesidad clase II 65 mU/ml y obesidad grado III 140 mU/ml (Cuadro 5).
Sexo y edad como factores de riesgo
El género representó un factor de riesgo para la eritrocitosis; de los 615 pacientes estudiados, 493 fueron varones (80%) y 122 (20%) mujeres. Así también se observó que, la eritrocitosis se presentó mayormente después de los 50 años de edad.
Variables entre grupos de obesidad sin diferencias
Las variables estudiadas no fueron estadísticamente diferentes entre los diferentes grupos de obesidad, inclusive la edad, la hemoglobina, los leucocitos, las plaquetas, ni la presión arterial sistémica (Cuadro 5)
DISCUSIÓN
El creciente aumento de personas con sobrepeso u obesidad conlleva a que tal condición sea uno de los problemas más prevalentes de salud pública en nuestra realidad contemporánea(17), está vinculada a la evidencia de consumo de alimentos ultra procesados y estilos de vida sedentarios(18).
La obesidad repercute en la función pulmonar, disminuyendo los volúmenes pulmonares, especialmente la capacidad residual funcional y el volumen de reserva espiratorio; asimismo atrofiando los músculos respiratorios(4).
En ambientes hipóxicos, la obesidad da lugar a un incremento de HIF en relación a individuos no obesos. Este incremento tiene dos fuentes: primero, la hipoxemia hipobárica propia de las grandes altitudes; y segundo, la producción incrementada del HIF por los adipocitos. Ambos dan lugar a un incremento de la eritropoyetina y subsecuente aumento de eritropoyesis, constituyendo así la base fisiopatológica de la eritrocitosis secundaria.
De acuerdo con nuestros datos, la obesidad constituye un factor de riesgo importante para la presencia de eritrocitosis secundaria en grandes altitudes,ya que los pacientes eritrocíticos con IMC normal (7%) corresponden al grupo de la eritrocitosis patológica de altitud (EPA), contrario a lo observado en eritrocíticos con sobrepeso y obesidad (93%) correlacionados con eritrocitosis secundaria (ES)(19).
Otros factores de riesgo involucran a la edad y el género, ya que la eritrocitosis resulta ser frecuente después de los 50 años y afecta más a varones (80%).
Ahora bien, de acuerdo con la clasificación de riesgo de enfermedad de los pacientes con eritrocitosis (20), los pacientes con IMC normal concatenan con el grupo de riesgo bajo de eritrocitosis (Epo <30 mU/ml), aquellos con IMC correspondientes a sobrepeso, obesidad grado I y II concatenan con el grupo de riesgo intermedio (31-100 mU/ml), y aquellos con obesidad grado III concatenan con el grupo de riesgo alto (101-500 mU/ml) (20).
Mediante este estudio, se confirma que la obesidad constituye un factor de riesgo importante en la presentación de eritrocitosis secundaria en grandes altitudes.