Editorial

 

 

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He aquí el cuarto número de la revista Acta Nova. Algunos pensaban que ésta sería una de tantas revistas que mueren poco después de su nacimiento; nosotros también temíamos que Acta Nova no fuera a alcanzar la mayoría de edad y, porque temimos por la continuidad de nuestra revista, duplicamos los esfuerzos para no dejarla morir.

Hemos distribuido ampliamente los tres primeros números. Hemos invitado a los lectores, no siempre con éxito, a nacernos comentarios, criticas y sugerencias para mejorar la revista. Los pocos que nos han enviado sus opiniones nos han dado fuerza para estar aquí de nuevo, pero ¿y los demás?. Nos preguntamos si no hay una conciencia clara de la importancia del estudio de las ciencias y la aplicación de las tecnologías para lograr el nivel de desarrollo necesario para sacar a nuestro país adelante Si hay efectivamente voluntad de acabar con la pobreza, problema grave que requiere una atención inmediata y real, tiene que haber también una firme decisión de apoyar a las personas y a las instituciones que están trabajando en ciencias y tecnología en nuestro país. Tenemos la gente, hay más científicos y técnicos de lo que algunos creen y muy bien preparados, falta solamente el respaldo del estado, el compromiso de los empresarios y el acuerdo unánime de todos los que hacemos esta comunidad de naciones.

En estos días en los que se habla insistentemente de cambio, en los que la población ya ha dado señales inequívocas de su posición ante los problemas del país, no debemos engañarnos. No es posible el desarrollo si el bienestar no se reparte equitativamente entre la población; no es posible repartir el bienestar si no se incrementa el numero de empresas productivas y no se eleva el nivel de productividad de las empresas ya existentes; no es posible repartir el bienestar si siguen esquivándose las leyes que defienden a los trabajadores y se continúa favoreciendo a los empresarios para que sus empresas sean fuertes y ofensivamente rentables.

Nosotros vamos a seguir en la brecha. Confiamos en que las nuevas mayorías que se han presentado en el escenario político sí comprendan que tienen que cambiar la forma de hacer las cosas. Ya no valen las frases hechas, nada nos dicen las consignas ni hay quien se las crea.

Consuelo Puente