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Cuadernos Hospital de Clínicas

versión impresa ISSN 1562-6776

Cuad. - Hosp. Clín. vol.52 no.2 La Paz jul. 2007

 

ÁMBITO CULTURAL

El Insigne Médico Jaime Mendoza Gonzáles

Dr. Omar F. Campohermoso Rodríguez*, Dr. Wilder G. Silva Mallea**

* Docente Emérito de Anatomía Humana, Facultad de Medicina, UMSA. Correo Electrónico: campohermoso0701@ yahoo.es
** Médico Cirujano, Diplomado en Educación Superior, Llallagua, Potosí.


INTRODUCCIÓN

El médico poeta, músico, escritor y geopolítico, Jaime Mendoza vivió entre 1874 y 1939 (Fig. 1.). Nació en Sucre el 25 de julio de 1874 y murió en la misma ciudad el 26 de enero de 1939. Fueron sus padres Don José Maria Mendoza, abogado, y Doña Gabina Gonzáles. Sus estudios médicos los realizó en la Universidad de San Francisco Xavier en 1901. Aquí sólo pretendemos dar un homenaje a su memoria y su inmensa obra, no tanto para el renombre de quien escribió como Platón "con toda el alma" y, nietzschanamente, con "la sangre que es el espíritu", obra de apostolar bien para la cultura de la patria.1

Animado de un evidente sentido de servicio social ejerció la medicina, pero su vocación de escritor la inició en los centros mineros de la región norteña del departamento de Potosí, cabalmente donde sobresalió su producción literaria fue en la dilatada y abigarrada geografía potosina, de donde extrajo el título para su reconocida obra novelística "En las Tierras del Potosí". En esta obra, el autor, se identifica con el protagonista principal: un estudiante de Derecho que llega a los centros mineros en pos de fortuna, reflejando de esta manera los sueños factibles y al mismo tiempo de ilusoria riqueza, trabajando en las minas de estaño, no sólo para hombres comunes sino también para intelectuales de su talla.

Labor Médica

El 22 de Junio de 1901 presenta su novedosa tesis, por sus planteamientos médicos y sociales, titulada "La Tuberculosis en Sucre".

Una vez concluido sus estudios médicos y graduado, el 2 de julio de 1901, se trasladó a los hospitales mineros de Uncía (Fig. 2) y Llallagua, donde, en contacto directo con la realidad, ejerció la medicina, atendiendo a los míseros mineros y muertos en vida por la tuberculosis, la pobreza y la ignorancia. Su labor filantrópica lo llevó a fundar las primeras escuelas, hospitales y centros deportivos de sana diversión para combatir el alcoholismo endémico que imperaba en los centros mineros.

En 1903 participó en la penosa campaña del Acre, enrolándose como cirujano del primer batallón expedicionario. En 1906 viajó a Chile, con el objeto de ampliar sus conocimientos médicos, Allí conoció al escritor boliviano Don Gabriel René Moreno, cuya amistad representó para él un estímulo a su vocación literaria.

En 1911 y 1914, visitó España, Francia, Alemania, e Inglaterra siempre en el plan de estudios complementarios médicos. En el viejo mundo conoció a grandes escritores, de la talla de Rubén Darío, a Rufino Blanco Bombona y Emilio Bobadilla, entre otros muchos ilustres escritores americanos y españoles. Es pues, Darío, quien después de haber leído los originales de su obra, lo llamó "el Gorki boliviano".2

Labor Académica e Intelectual

Una vez vuelto a la patria, de Europa, ejerció la cátedra de Patología General, Patología Interna, Medicina Legal y Psiquiatría en la facultad de Medicina, Decano de la misma y en Derecho Medicina Legal, de Sucre. En 1925 asumió el cargo de Director del Hospital Psiquiátrico "Pacheco". Fue Rector de la Universidad Mayor San Francisco Xavier, tuvo el titulo de "Maestro de las Juventudes", proclamado por los estudiantes bolivianos. Ejerció el cargo de Diputado y luego Senador de la Republica representando al departamento de Chuquisaca en 1931 y, por último, candidato a la Presidencia de la República.3

Autor de varias obras, entre las que se destacan, sobre temas médicos: Trípode Psíquico, Apuntes de un Médico, dejo inéditas lecciones de Medicina Legal 3.
Escribió en los periódicos "La Opinión", "Fígaro", "Nuevas Rutas", de La Paz, "La Mañana" y "El País" de Sucre.

Labor Literaria

En 1911, Jaime Mendoza publica su libro más famoso y reconocido "En las tierras de Potosí". Hacia 1913, Mendoza, había producido un rico caudal literario y poético. Ganó "las flores de oro" con sus obras "Tiahuanacu", "El toque del silencio", "La tragedia del Chaco", la "Rosa de oro" del círculo de Bellas Artes y la medalla de la Municipalidad de Oruro, la medalla de la Universidad de Chuquisaca y las "Bandas del Gay Saber".

Por el tema tratado por Mendoza, es decir, la vida de los trabajadores mineros en la estepa y cordillera andina, Mendoza no tardó en llamar la atención de los medios intelectuales internacionales y de esta forma fue que Rubén Darío le bautizó con el honroso mote de "Gorki Boliviano"

Así, Jaime Mendoza denominado el Gorki boliviano por la forma de escribir la realidad social, en este caso, de un centro minero y de una época donde los Barones del estaño que explotaban la riqueza nacional, gracias al esfuerzo de los mineros que dejaron su sangre y su vida en los socavones inhóspitos de la minería semifeudal a cambio de una miseria de renumeración. Mendoza, ha descrito la realidad de la vida minera, con trazos indelebles, convirtiendo de esta manera su talento en una lucha de alcance social, donde refleja el dolor humano y la miseria social de los centros mineros de su época.

Al igual que Gorki, fue como un símbolo de la suerte del proletariado: de las tinieblas, del hambre y de la opresión, se elevó el escritor hasta el reino de la luz; en constante lucha contra la clase dominante, se emancipó de todas las servidumbres espirituales y se impuso el respeto del adversario, vencido al fin y obligado a reconocerlo.

Creemos que no era su principal tarea, en sus escritos, el hecho de introducir en la literatura a los desamparados, explotados y vagabundos; lo esencial para él fue resaltar la protesta social y la conciencia de su valer de parte de ese pueblo sometido. Es interesante conocer esta primera confesión del autor, con referencia a su obra "En las Tierras de Potosí:4 "La escribí con un lápiz; la escribí de pasada, andando por los cerros de los lugares mineros en que ha transcurrido una buena parte de mi vida; la escribí sin dar ninguna importancia a lo que iba haciendo; la escribí sin tener en cuenta ningún precepto literario, sin molestarme a pensar si hacía cuadros reales, ni acordarme siquiera de la sintaxis, la prosodia, la ortografía..."

Luego, el escritor añade:

"Por eso aquel libro es como un libro inculto, rudo, ingenuo, es cierto, pero ingenuo en demasía; libres, si pero demasiado libre. Muchos lo han calificado de libro fuerte. Puede ser, pero ustedes bien lo saben: la fuerza no siempre está aparejada con la gracia, con la suavidad, con la delicadeza. La fuerza, con frecuencia está acompañada con la brutalidad".

La realidad minera ha servido de inspiración a literatos, poetas y artistas plásticos, donde reflejan los cuadros de la vida miserable y de explotación de los mineros. De esta inspiración no a escapado Mendoza, ve con ojos inmutables y tristes esta realidad en la que es protagonista, por que su labor de médico no solo le permitió ver el dolor humano, sino también, el dolor social y la desesperanza colectiva.

De otro lado, debemos recordar que se valoran las obras del ambiente minero más desde la perspectiva ética que estética, sobretodo en todo aquello que ha sido la literatura influenciada por el realismo social, de protesta y denuncia. De estos dos factores, tanto lo ético como lo estético, están siendo considerados, muy profundamente, por los críticos modernos de la literatura sobre el ambiente minero, la lucha social y la desesperanza de los mineros sometidos a su suerte, que muy bien la refleja Mendoza.

En el ciclo de la literatura de ambiente minero se distinguen dos etapas fundamentales:5

  • La primera, marcada por el realismo social, cuya función era de denuncia y reivindicación.
  • La segunda, por el llamado realismo mágico, que además de rescatar las costumbres ancestrales y los ritos pagano-religiosos de los mineros, se ocupa de reflejar sus sueños y pesadillas, sus tragedias y esperanzas. Es decir, la literatura minera, que empezó denunciando la explotación de los trabajadores, terminó rescatando los mitos, las leyendas y las tradiciones ancestrales.
En Las tierras de Potosí

En las tierras del Potosí, es una novela extraída de la realidad, es una relación dura y descarnada de la miserable existencia que arrastran los mineros, en su mayoría indios. A principios del siglo, sometidos a trabajos inhumanos, con mísera paga y sin ninguna de las ventajas que en el día les proporciona la legislación creada para protegerlos.4-8

El libro de Mendoza fue la señal de alarma que dio a conocer la forma en que se realizaba la explotación del elemento humano en las minas bolivianas y el punto de arranque de las campañas por el porvenir de la raza.

Ahí tenemos a Jaime Mendoza cuyo libro, En las tierras del Potosí, según Enrique Finot: "titulo antiliterario pero lleno de sugestión", se publicó en 1911, en una casa editorial de Barcelona España, dando inicio al ciclo de la llamada literatura minera en Bolivia. Finot considera la obra, de Mendoza, como mediocre pero con fuerza y realismo.5

"Como novela deja mucho que desear, pero compensa los defectos de técnica con la fuerza de expresión y con el realismo de las escenas, que el autor evoca con la maestría y el acento de sinceridad que sólo puede poseer un testigo presencial. Como documento humano la obra de Mendoza no tardó en popularizarse y llenó la función social de despertar interés por una clase humilde y menesterosa".

El ilustre poeta y filósofo Franz Tamayo, en su carta a Jaime Mendoza indica:

"Su carta me causado placer. Otra vez he visto por ella cuanto de solidamente humano y natural hay en usted. Esto es tanto más interesante para mí cuanto que creo que para hacer obra de arte se necesita así una profunda humanidad de sentimiento y una grande sinceridad de expresión".

Con respecto a la obra de Mendoza, Tamayo es sincero y duro, en relación al tema que describe Mendoza, dice:6

"…pero el libro no me gusta. Primero, desde el punto de vista sentimental y personal, la vida que describe usted, tan profundamente real como es, me hace daño. Dicen que Goethe no podía soportar la vista de las tristezas y las miserias: sin osar comparaciones temerarias con mi humilde persona, yo comparto muy frecuentemente esta sensación del grande maestro. En la medida de lo posible yo aparto mis ojos de todo espectáculo en que la pobreza y la pequeñez humanas aparecen demasiado al desnudo. Talvez me digo: bastantes miserias tengo ya propias para contemplar aun las ajenas…".

Alcides Arguedas es más magnánimo con Mendoza, considera que la novela es objetiva, la que mejor da la sensación de la realidad, amorosamente y piadosamente observada. De esta manera comenta:4

"Los cuadros de esta novela, de un vigor y de un realismo no superados quizás en ninguna otra de escritor hispanoamericano, reproducen con aterradora exactitud ese medio de las minas, donde, abandonado por todas las justicias, el obrero, según frase de uno de los personajes de la novela, "rarísima vez llega a la vejez; pues muere, o por accidente del trabajo, o por el agotamiento gradual producido por el mismo", y sin conocer grandes alegrías ni acariciar deleitosos ensueños. Los personajes, movidos por apetitos, se suceden unos a otros, vivos, reales, retratándose, sin quererlo, en sus diálogos de una precisión y realidad desconcertantes, en sus gestos vivamente trasuntados. Las descripciones, breves y vigorosas, dan relieve de plasticidad al paisaje. .. Y quien ha hecho esto así, sin gran empeño, como de pasada, al correr de la pluma, tiene fuerzas para producir obras que perduren y lleven en sus entrañas todos los dolores de una época, y hasta puede que las preocupaciones de una raza".

Por último, Fernando Diez de Medina se refiere a la novela, de Mendoza, como extraído de la realidad, con un estilo menos artístico, pero más enérgico y directo.6

En las tierras de Potosí, "Mendoza capta con viveza su tema pero afloja en el relato, excepción hecha de las páginas en que el poeta se empina sobre el narrador naturalista. Relata con vigor, a grandes brochazos, la vida minera en sus diversos matices. Sabe ver, sabe describir, hasta puede comunicar emoción a sus lectores mediante páginas verdaderamente inspiradas; al conjunto le falta ese imponderable de elaboración técnica y sensibilidad que hace la obra de arte".

REFERENCIAS

1. Medinaceli Carlos. Chapi P'unchaipi Tutayarka. La Paz- Cochabamba: Ed. Los Amigos del Libro; 1978        [ Links ]

2. Guzmán Augusto. Biografías de la Literatura Boliviana. Cochabamba-La Paz: Ed. Los Amigos de Libro; 1982.        [ Links ]

3. Balcazar Juan M. Historia de la Medicina en Bolivia. La Paz: Ed. La Juventud; 1956.        [ Links ]

4. Mendoza Jaime. En las Tierras de Potosí. La Paz: Ed. Juventud; 1983.        [ Links ]

5. Finot Enrique. Historia de la Literatura Boliviana. La Paz: Ed. Gisbert; 1972.        [ Links ]

6. Bautista Gumucio Mariano. Yo Fui el Orgullo. La Paz-Cochabamba: Ed. Amigos del Libro; 1978        [ Links ]

7. Diez de Medina Fernando. Literatura Boliviana. Madrid: Ed. Aguilar; 1954.        [ Links ]

8. Querejazu Calvo Roberto. Llallagua. La Paz-Cochabamba: Ed. Amigos del Libro; 1998        [ Links ]

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