SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.50 número3CUESTIONARIO NUMERO 43 - PREGUNTAS CORRESPONDIENTES AL TEMA: EVALUACION Y MANEJO DE LA EXPOSICIÓN PERINATAL AL VIRUS DE LA INMUNODEFICIENCIA HUMANA (VIH) índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Revista de la Sociedad Boliviana de Pediatría

versão On-line ISSN 1024-0675

Rev. bol. ped. v.50 n.3 La Paz  2011

 

COMUNICADO DE LA SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA

 

Homenaje postumo al Dr. Ricardo Arteaga Bonilla

 

 

* Sociedad Paceña de Pediatría

 

 


 

La muerte es el comienzo de una historia de amor que viviremos eternamente con Dios y con los seres que amamos. Muchas personas fallecen diariamente en el mundo, pero aquellas que por sus obras trascienden y nos reconcilian con la humanidad, son pocas.

La Sociedad Paceña de Pediatría tiene la reconfortante pero difícil misión de rendir homenaje póstumo a un hombre destacado, sensible y especial, médico pediatra de genuina vocación y rigor científico indiscutible.

El día 16 de agosto del presente año, falleció en la ciudad de La Paz, a los 59 años de edad, nuestro amigo Ricardo Arteaga Bonilla; su deceso se lamentó en todo el ámbito médico local y más allá de nuestras fronteras, porque la vida y la obra de Ricardo, trascendió y atravesó nuestro círculo patrio y su partida a la casa de Dios nuestro Padre, se lamenta porque esperábamos más frutos de su labor intelectual y de sus características como persona.

Su pérdida tan rápida y repentina, nos ha conmovido profundamente y resulta muy difícil resignarse a ello, pero fue estupendo compartir parte de su vida, de su habilidad profesional y de sus valores éticos y humanos.

Resumir su vida no es una tarea sencilla.....

Ricardo nació el 14 de marzo de 1952 bajo el cielo de la ciudad de La Paz; su formación como bachiller en humanidades la realizó en el colegio La Salle. Se graduó como Médico Cirujano en la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz en 1977 y en 1983 la Universidad Nacional Autónoma de México le otorgó el título de Médico Pediatra luego de haber concluido su formación profesional en el Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional dependiente del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Volvió al país y comenzó su trayectoria de trabajo al servicio de la salud infantil en el Hospital del Niño de La Paz (su segundo hogar), entidad que desde ese momento hasta su deceso, se benefició del caudal de sus conocimientos. Fue Jefe del Servicio de Infectología de ese nosocomio. Continuó trabajando en la rama de la infectología pediátrica; fue miembro activo de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, representante ante el Consejo Consultivo-Bolivia de SLIPE y Presidente del Capítulo Andino de Infectología Pediátrica también dependiente de SLIPE.

Miembro activo de la Sociedad Boliviana de Pediatría y Pas-Presidente de esta entidad en la Gestión de 1999 – 2001. Miembro del Comité Editorial de la Revista de la Sociedad Boliviana de Pediatría. Docente de Pos-grado en el Programa de Enseñanza e Investigación para la Residencia Médica.

Autor y Co-autor de libros, colaboró en la edición de Normas de Diagnóstico y Tratamientos Médico para las entidades gestoras de los seguros de salud. Contaba con varias publicaciones científicas tanto en revistas médicas nacionales como extranjeras y había participado en múltiples eventos y congresos nacionales e internacionales en calidad de asistente, expositor y organizador.

Contrajo nupcias con Norita Michel el 21 de septiembre de 1973; de esa unión nacieron Ricardo y Martín.

Buen compañero y amigo, profesor y maestro, amaba la pediatría y al niño enfermo. A los colegas, a los médicos residentes en formación, a los alumnos y a los familiares de sus pequeños pacientes, transmitía seguridad y confianza al utilizar con gran profesionalidad el método clínico de la anamnesis, examen físico prolijo, diagnóstico certero y elección del tratamiento adecuado. Apasionado defensor del uso racional de los antibióticos. Muy requerido y demandado en las interconsultas cotidianas, nos obsequió el lujo de su experiencia, conocimientos y sabiduría.

Quienes tuvimos el privilegio de conocerlo, quererlo, respetarlo, admirarlo y compartir días de trabajo, estamos seguros de que su existencia no ha terminado ni se ha extinguido con su inesperada partida; es más, estamos seguros que la llama encendida en el campo de la Pediatría, trascenderá y perdurará a través de sus hijos, nietos y médicos que contribuyó a formar.

Su presencia, su elegancia y pulcritud vestía de gala cualquier escenario donde se encontrara. Esta característica suya, le mereció el nombre de “El Sofis” (por sofisticado). Muchos todavía sentimos la calidez de su amistad, la presión de su mano franca y el aliento de sus palabras.

La vida brinda oportunidades en momentos irrepetibles y posiblemente, muchos amigos, muchos padres y pacientes, no hayamos tenido ni buscado la oportunidad de agradecerle, pero hoy no debemos perder esta posibilidad. En este momento y en este escenario, se hace necesario expresar a Ricardo, una palabra de agradecimiento y retribución por los años dedicados al estudio cotidiano que directamente redundó en beneficio de los niños enfermos. Un sencillo “gracias”, tal vez no alcance en comparación con la ayuda recibida, pero es una palabra que nos enriquece e ilumina el alma como un rayo de luz, cuando la pronunciamos con sinceridad. Estamos seguros que esta gratitud subirá al cielo, hasta Ricardo, abriéndose camino a través de las nubes de algodón:

• Gracias en nombre de tantas vidas humanas salvadas…..

• Gracias por aliviar las penas de padres y niños…..

• Gracias por el amor y la entrega que pusiste en tu trabajo sin esperar nada a cambio

• Gracias en nombre de tantas generaciones de médicos pediatras que como educador contribuiste a formar…..

• Gracias por la amistad que supiste cultivar…..

• Gracias por la familia que formaste…..

No es lo que uno tiene lo que hace a la persona, sino lo que la persona hace por los demás. Ricardo vivió la vida con entrega, integridad y convicción. En nuestro medio existe una trilogía muy bien conocida que dice que un hombre debe considerar exitoso su paso por esta vida cuando ha escrito un libro, plantado un árbol y engendrado un hijo. Ricardo que supo escribir un libro, que tuvo habilidades de jardinero y tuvo dos hijos, vivirá en cada libro, en cada árbol, en cada uno de sus hijos y su existencia se verá prolongada en cada vida que salvó. Aún así, lo extrañaremos.

No es importante la edad a la que uno muere, lo que realmente importa, es la intensidad con la que se vive la vida. No se muere cuando se ha cumplido a cabalidad la tarea que Dios nos ha encomendado en nuestro paso por la vida y nos vamos con la satisfacción del deber cumplido. Por ello para consuelo nuestro y de su familia, debemos estar seguros de que Ricardo no está muerto, un hombre así, que a su paso por esta tierra, pisa fuerte y deja huella profunda, no se aleja del mundo, sólo reposa en la casa del Padre.

Los miembros de la Sociedad Paceña de Pediatría tienen el honor de rendir este humilde pero sincero homenaje a quien en vida fue nuestro colega y profesor y al amigo que en los últimos años de su vida nos demostró que podíamos confiar en él, y en la situaciones difíciles contar con su ayuda desinteresada natural y espontánea.

¡Por el que partió y por los que lloramos su ausencia, oremos al Señor!

 

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons