Sra. Editora:
La COVID-19, cambió absolutamente la vida de la población mundial, después de más dos años trascurridos, ha causado un profundo impacto global, más de 756,9 millones de casos y 6,8 millones de muertes al 21 de febrero de 20231. Solo Bolivia presentó 1,1millones de casos y más de 22,3 mil personas fallecidas hasta 20 de febrero del 20232. Una pregunta clave sería si Bolivia está preparada para un nuevo brote de enfermedad viral zoonótica después de la COVID-19.
Es vital reflexionar que las enfermedades no tienen fronteras, especialmente con la globalización y el incremento de los viajes. Bolivia confirmó el primer caso de viruela símica en la ciudad de Santa cruz, emitida en nota oficial del Ministerio de Salud y Deportes el 01 de agosto de 20223.
Hasta el 20 de febrero de 2023 se han notificado un total de 1296 casos sospechosos de los cuales fueron confirmados 264 casos y se descartaron 1032 casos por laboratorio4 (Figura 1).
Una nueva amenaza
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el aumento del brote mundial de viruela símica como una emergencia de salud pública de preocupación internacional en fecha 23 de julio de 20225. Estamos frente a una nueva amenaza, es necesario fortalecer las capacidades para enfrentarla, el enfoque principal debe ser detener la transmisión, utilizando herramientas de salud pública efectivas, incluida la vigilancia epidemiológica eficaz, el rastreo cuidadoso de contactos y sobre todo a la intervención de la población en general. También es fundamental garantizar que toda la población de riesgo tenga acceso equitativo a todos los instrumentos necesarios para detener la transmisión, incluidas pruebas, antivirales y atención de apoyo a los enfermos.
Lecciones no aprendidas
La pandemia de la COVID-19 nos demostró que probablemente no estamos suficientemente preparados, en el brote actual de la Viruela símica en Bolivia, es necesario datos de vigilancia epidemiológica oportuna, mayor priorización de las poblaciones de alto riesgo y un acceso gratuito a pruebas y vacunas las cuales en este momento no están disponibles en nuestro país.
La participación de la comunidad y a participación social se hace relevante, sobre todo el compromiso de la comunidad LGBTQ+, deben apoyarse en todas las acciones de respuesta, desde campañas comunicacionales de prevención y equidad, con mensaje prácticos, hasta el desarrollo de protocolos nacionales. La escasez de conocimientos y estudios sobre la viruela símica en Bolivia justifica la necesidad de incrementar recursos a la ciencia e investigación. La población boliviana debe de conocer la información básica acerca de la viruela símica, sus mecanismos de transmisión, la importancia de identificación de signos y síntomas, pero sobre todo en que momento se debe de acudir a un médico.
Nuevos desafíos...
El gobierno y las autoridades en salud deben reforzar la realización de pruebas de detección y gestionar vacunas que ya fueron aprobadas en especial para la población de alto riesgo. La epidemiología de esta enfermedad es muy dinámica y está en constante cambio, incrementando la posibilidad de que este virus evolucione incluso hacia un patógeno mucho más mortífero de lo que es ahora. Debemos romper las barreras que hacen que la viruela símica se propague en silencio, es indispensable evitar estigmatización que conlleva esta enfermedad, apoyar psicológicamente de forma honesta y humanizar la atención a los pacientes que tienen la enfermedad.
Conclusiones
Necesitamos mirar hacia el futuro, y enfrentar juntos este nuevo desafío. Es imprescindible fortalecer la atención primaria de salud en todos sus niveles, mantener una vigilancia epidemiológica activa, mejorar los establecimientos de salud. Pero, sobre todo potenciar las capacidades de lo profesionales de la salud, los cuales siempre han estado en primera línea defendiendo la salud y la vida.