Sra. Editora:
Mediante la presente, tengo a bien compartir un breve análisis sobre el comportamiento estacional que fue caracterizando a la pandemia por Covid-19 en Bolivia, así como en otros países de la región, analizados en las diferentes reuniones de gestión con las instituciones de salud a nivel de nuestro departamento y el país.
Es importante, para la planificación prospectiva de la postpandemia en Bolivia, reconocer las estaciones del año en las que existe un incremento en el índice de contagios, así como aquellas donde disminuye su incidencia; de manera que permitan una oportuna intervención frente a posibles nuevas olas, buscando evitar un nuevo colapso de nuestro sistema sanitario.
A más de dos años de analizar el comportamiento epidemiológico de esta pandemia en el caso boliviano, y en base a los reportes diarios que realiza el Ministerio de Salud desde el inicio de esta pandemia en nuestro país, con un corte en la semana epidemiológica 21 del 2022; resalta que la primera y tercera ola tuvieron sus picos en los meses de invierno. Así mismo, la segunda y cuarta ola tuvieron sus picos en la estación de verano.
Este escenario ya fue descrito por otras investigaciones que resaltan que son los periodos de invierno y/o verano donde se incrementa la incidencia de contagios, habiendo variado en algunos casos por las apariciones de nuevas variantes circulantes, sin embargo, con un patrón similar, aunque no homogéneo en los diferentes países de la región1,2.
Antes de conocerse este comportamiento estacional de la pandemia por Covid-19 en Bolivia, muy pocas intervenciones fueron oportunas, en especial aquellas dirigidas a incrementar la capacidad de respuesta hospitalaria; por esta razón, muchas de las contrataciones temporales del personal de salud se realizaban cuando ya se ingresaba en fase de meseta o desescalada; habiéndose incrementado el número de personal en periodos de baja incidencia y no así en las etapas tempranas de cada ola, es decir al pasar de un crecimiento proporcional a uno de tipo exponencial.
Este tipo de análisis propiciado en la denominada “Sala Situacional”3, permitió a partir de la 2da ola a mejorar esa respuesta oportuna frente al incremento del índice de nuevos contagios, pero también fueron sorprendidos con el incremento en la magnitud de la incidencia de cada nueva ola, a raíz del ingreso de nuevas variantes del Covid-19 a nivel de nuestro país.
Cabe resaltar, que a pesar de una tendencia creciente en la incidencia de contagios durante las últimas olas, la letalidad fue disminuyendo, en especial producto del proceso de vacunación que a pesar de ser uno de los más bajos de nuestra región, tuvo su efecto refrendado por una disminución de la letalidad desde un 6,2% en la primera ola a 2,7% en la segunda y tercera ola, llegando a solo un 0,6% de letalidad en esta última ola.
Este escenario debe motivar a las autoridades llamadas por ley, a continuar generando estrategias que motiven no solo a la vacunación del primer esquema, que hasta la semana 21 alcanza apenas un 55,1% de cobertura, sino tambien de las dosis de refuerzo que ya fueron autorizadas para todos los grupos poblacionales, pero que a la fecha, apenas se reporta poco más de 1 500 000 personas que recibieron la tercera dosis y aproximadamente 178 000 personas que recibieron la 4ta dosis; es decir menor del 15% de la población Boliviana recibió una dosis de refuerzo a 8 meses de haberse autorizado la misma.
Lamentablemente el tiempo nos dío la razon y a la fecha, la quinta ola fue oficalizada por el Ministerio de Salud de Bolivia, sin que existiera una planificación prospectiva para enfrentarla, esperemos que a futuro, este análisis pueda servir para prepararnos de mejor manera con las estrategias ya conocidas y ampliamente utilizadas a nivel mundial, como el fortalecimiento de los procesos de inmunización de refuerzo.
Finalmente, y a través de su prestigiosa revista, llamar a la comunidad científica boliviana a seguir generando información que sirva de sustento técnico para la generación de políticas publicas en salud, que permitan una mejor planificación o la adecuación de lo previamente aplicado, en aras de seguir mejorando las estrategias de contención y control de esta pandemia que tantas vidas se ha llevado en nuestro país.