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Gaceta Médica Boliviana

versión impresa ISSN 1012-2966versión On-line ISSN 2227-3662

Gac Med Bol v.30 n.1 Cochabamba  2007

 

HISTORIA DE LA MEDICINA

 

"MEDICINA TRADICIONAL" LOS CALLAHUAYAS

 

 

* Mario Urquidi Urquidi

 

* Medico Miembro de la "Academia Historia de la Medicina Cochabamba"

 

 


Se entiende por "Medicina Tradicional" aquella medicina practicada por personas no formadas en universidades. Esta Medicina que se aprende fuera de las universidades no tiene una base científica y por tanto está catalogada como "Medicina no Académica". La que por su ubicación histórica pertenece a esa medicina primitiva influenciada grandemente por las creencias religiosas y los mitos del chamanismo primitivo; calificada, por eso mismo, como medicina mágico-religiosa, y que es propia de los pueblos primitivos, los que por lo general, por su lejanía, se encuentran aislados del mundo. Muchos de los pueblos del mundo con cultura primitiva aceptan y practican esta medicina por no contar con la atención de la medicina académica o científica.

La Organización Mundial de la Salud, consciente de esta realidad, decidió no ignorarla y por el contrario incorporarla - por necesidad - dentro de un plan llamado de atención primaria de la salud. Fue la propia OMS la que creó el nombre genérico de Medicina Tradicional y la definió como "...... la suma de todos los conocimientos teóricos y prácticos, explicables o no, utilizados para el diagnostico, prevención y supresión de trastornos físicos, mentales y sociales, basados exclusivamente en la experiencia y en la observación, trasmitidos verbalmente o por escrito de una generación a otra".

Este nombre genérico de medicina tradicional fue criticado por Guillermo Vidal y Renato D. Alarcón por el hecho de agrupar muy diversos campos dentro de este nombre, que deben ser claramente distinguidos entre la medican tradicional practicada en las culturas llamadas primitivas (algunas de las cuales existen aún en América, Asia o África) y aquella que opera en medio de la cultura occidental u occidentalizada.

Según estos autores es necesario hacer esta distinción "para no correr el riesgo de no equivocar métodos y confundir los resultados de investigación", los que no podrían aplicarse indiscriminadamente una u otra medicina. A la primera medicina la llamaban "Etnomedicina" - la que se encuentra en las cultura primitivas representada por el chaman - y la segunda, "Medicina Folklorica" - la que se desenvuelve en todos nuestros pueblos civilizados representada por el curandero. Así nació - gracias a la OMS -la Medicina Tradicional, medicina que en la actualidad es considerada legal junto a la Medicina Académica o científica y que se la practica en nuestro país de acuerdo a una resolución suprema N° 198771 de 1984 que concede personalidad jurídica a naturistas. acupunturitas, jampiris. kallawayas, agrupados en la Sociedad de Medicina Tradicional (SOBOMETRA).

En un artículo publicado el 17 de marzo de 2002 en el matutino Los Tiempos de Cochabamba, se hace referencia a que entre dirigentes campesino y personeros del gobierno llegaron a un acuerdo de una "nueva modalidad de servicios alternativos de salud mediante la creación de un Seguro Básico Indígena". Agregando que los "Practicantes" de la Medicina Tradicional será incorporados a los Consejos de Medicina Tradicional en los Servicios Departamentales de Salud, para trabajar en benéfico de los habitantes de las "poblaciones rurales".

Mediante Ley N° 2426 de 21 de noviembre de 2002 y Decreto Supremo 26875 de diciembre de 2002 se circunscribe la acción y el ejercicio pleno de la Medicina Tradicional según libertad de elección de los usuarios de los servicios de salud mediante REGLAMENTO PARA EL EJERCICIO DE LA MEDICINA TRADICIONAL Y NATURAL.

Es interesante anotar, que de la época de la colonia española que carecía de médicos para atender la salud de los conquistadores, en primera instancia, y de la población toda, en segunda, a nuestra época del siglo XXI. no se ha avanzado mucho y se sigue recurriendo a la medicina empírica o folklorica y a la etnomedicina para llenar el vacío de la falta de atención de la salud de nuestros pueblos. Se calcula que más del 80% de la población de los países pobres es atendida por curanderos. Badaker en 2001 denuncia que "la mayoría de las poblaciones rurales están atendidas por médicos tradicionales y parteras, una minoría tiene acceso a servicios de salud convencional permanente".

Como esto es una realidad, la OMS/OPS sugiere, desde 1993, que se utilicen los servicios de una medicina no científica a cargo de los curanderos nativos como los Callahuayas, para la atención primaría de la salud "dentro del marco de la iniciativa de Salud de los Pueblos Indígenas". En relación a este vacío que se arrastra desde la colonia hasta nuestros días, el Dr. Julio Rodríguez Rivas en su libro "Médicos y Brujos en el Altoperú", señala lo siguiente:

"la actividad de los Kallawayas............................. implica una tradición larga de empirismo médico que vino a cristalizar, o talvez solamente emerger, en el devenir de la Colonia en el Siglo XVIII, como una necesidad para llenar un vacío.

Cuando los españoles llegaron al Perú en plan de conquista desprotegidos de toda atención y tan solo contando con su buena salud, se encontraron con tierras desconocidas y hostiles que junto al hambre y las enfermedades, acabaron con la salud de muchos de ellos. "Entregados solo a Dios" - anota Gustavo Adolfo Otero - y agrega: "los conquistadores nos comprueban que sin el milagro de su salud habría sido imposible que hubiesen podido luchar y vencer".

Se narra que los médicos que llegaron con los conquistadores fueron pocos y de escasos estudios, entre ellos se cita a Alonso y Juan, sin los apellidos, porque ellos no fueron conocidos. Estos dos médicos formaron parte de la "Comitiva Histórica del descubrimiento del Nuevo Mundo".

Los españoles conquistadores que "avanzaban por los caminos de los Andes", forzados por las circunstancias difíciles para aliviar la salud perdida por contar con muy pocos recursos médicos, tuvieron que recurrir al amparo de la providencia y de los santos "más eficaces" o, a la curandería indígena. Fue en este momento en el que se produjo el mestizaje o sincretismo médico-religioso, realizando intercambios de los métodos de curar por medio del milagro cristiano y la magia indígena, lo que según expresión de Otero en 1951 "esta mestización de los folklores de los españoles y de los indios es una siembra que dará frutos desconocidos a lo largo del coloniaje y de las épocas contemporáneas.

Como lamentablemente, Imperio Incaico no se llego a la escritura, por lo que todo lo que se conoce sobre ellos y en particular sobre esta medicina y los métodos curativos que empleaban los autóctonos, previa a la conquista española, es solo a través de los cronistas españoles, quienes basados en la historia verbal de los Quipokamayos y otras fuentes, nos legaron sus comentarios sobre la salud y el ejercicio de la medicina. Como ejemplo podemos citar la compilación realizada por los padres David y Manuel en el Siglo XVII con el título de "Farmacopea indiana" que da cuenta de la prescripción farmacológica basada en las plantas de origen autóctono y usadas por los indios.

Juan Manuel Balcazar, en su libro Historia de la Medicina en Bolivia. concuerda que la Medicina, previa la conquista española, pertenecía a la primitiva medicina mágica-religiosa practicada por los hechiceros médicos, señalando que para la curación se realizaban complicadas ceremonias, maniobras de magia e hechicería...", invocando a diversos dioses de la naturaleza.

Si bien existieron y existen en Bolivia una serie de curanderos con diferentes nombres, solo nos referiremos a los Callahuayas como al curandero más conocido y representativo de la práctica tradicional, a quien se lo conoce también como "hombres-medicina y magos, cuya práctica de curar casi no se la conoce, por mantenerla en secreto.

El nombre de los Callahuayas proviene de Colla- huayas (Rolla- huayas) que significa portadores de remedios.

El Kallahuaya nos dice Balcazar "era el personaje central del panorama médico americano pre-colonial, mas propiamente de la Colonia".

De igual manera y con mayor claridad, G.A. Otero en su libro "Vida Social en el Coloniaje": afirma que el origen y los atributos que se les da a los Callahuayas con el denominativo de "médicos callahuayas" se remonta a la época del Virrey Toledo que dispuso "enseñar medicina a los naturales indígenas o mestizos, prácticas simples y de urgencia sobre todo para asistir en los casos de guerra", como la sangría, tratamiento de heridas y arreglo de fracturas de huesos.

La aseveración que hace Otero es muy importante porque nos da a entender que los callahuayas adquieren su condición de "médicos", recién durante la Colonia española y no antes, gracias a la enseñanza recibida de médicos españoles aprovechando, desde luego, los conocimientos previos que poseían los nativos.

Así -dice Otero- apareció el Callahuaya del Alto Perú, que tiene mitad de hechicero indígena y también muchas prácticas aprendidas en los hospitales de sangre de los españoles y que ante la falta casi absoluta de médicos en los ejércitos y guerrillas de la independencia, cuando los heridos eran abandonados los Callahuayas presentaron valiosos servicios.

Debemos recordar que la medican de la España Renacentista correspondiente, precisamente a la época de la conquista y coloniaje, estaba practicada simultáneamente por médicos formados en las Universidades, es decir la Medicina científica y, por los médicos sin ninguna formación universitaria practicando la Medicina Popular basada en la tradición, el empirismo y en las ideas mágico-religiosas, muy semejante a la medicina originaria de los Callahuayas. Esto nos llevo a una pregunta: la enseñanza recibida que , que señala Otero, se basó en ambas medicinas o fue prioritariamente basada en la medicina popular, teniendo en cuenta similitud en la concepción mágico-religiosa. Probablemente fue en esta última ya que en la práctica actual del medico Callahuaya se mantiene en el ámbito de lo mágico-religioso, es decir de la etnomedicina, "utilizando, simultáneamente las prácticas mágicas y rituales iguales a las que practican los quechuas y aymaras con el amplio uso de talismanes y amuletos tallados en piedra Berenguela y la práctica concominante de adoración a sus antiguas divinidades y de la religión católica".

Durante la Colonia se conocía como médico Callahuaya al indígena que vivía en las provincias de Carabaya hoy correspondiente a las provincias Muñecas, Camacho y Larecaja del departamento de La Paz. "Los Callahuayas eran una tribu pequeña que habitaba en las montañas de la provincia de Larecaja, al este de los nevados de los Andes, agregando que tiene fama en toda la América del sur por su conocimiento de las virtudes de las hierbas".

Entre otros pueblos de la misma región, dos son los pueblos que tipifican a los callahuayas: Quirbe (curva) y Charazani. Los habitantes de estos pueblos constituyen una especie de "isla social" llamada el núcleo Collahuaya tan propio y característico de una confusión cultural y antropométrica de naciones aymará y quechua, al que como se dice"no sabrían los partidarios de la diferenciación de las razas aymaras y quichua en que sector clasificarlos, ya que estos indígenas hablan simultáneamente aymará, quichua, pukina y también castellano".

La existencia de este núcleo Callahuaya parece probar "la vitalidad de un proceso de simbiosis, de superposiciones culturales".

El Callahuaya representa típicamente el resabio de esa mezcla primitiva de brujo, adivino y médico, dedicándose al curanderismo y la hechicería con el aditamento pos colonial de un folklorismo indígena y de la religión católica traída por los españoles que introdujo el culto a los Patrones de las enfermedades, es decir los santos especializados cada uno en la curación de una enfermedad. Esta mezcla llevó a una simbiosis religiosa.

Es pues, el Callahuaya, un mestizo religioso-cultural que utiliza para su práctica médica: plantas y raíces medicinales, piedras, cortezas de los árboles, la adivinanza con las hojas de coca. Recurre a la hechicería, a la magia, e invoca la ayuda de los santos explotando la esencia psicológica de la sugestión en vista de que los medios físicos utilizados, tienen una fuerza limitada. En síntesis, el tratamiento Callahuaya tiene una base exclusivamente mística con excepción de la utilización de algunas plantas con valor medicinal reconocido por la ciencia. Sin embargo, Federico Aguiló, en su libro Enfermedad y Salud según la concepción AYMARA-QUECHUA, considera que para los Callahuayas las enfermedades naturales son agresiones del cuerpo sin incidencia sobre el espíritu, por tanto no mágicas, y atribuibles a fenómenos atmosféricos, mordeduras, contagios, etc. Cuyo tratamiento es posible utilizando el saber herbolario; pero , la concepción terapéutica no es tan clara debido a la frecuente intrusión de lo mágico en las enfermedades reales que dificulta los diagnósticos, de ahí que si hay fracaso en el tratamiento de las enfermedades naturales los indígenas suelen recurrir a médicos convencionales después del ensayo terapéutico herbolario.

Se puede observar que el actual Callahuaya es producto de la mezcla de dos culturas que llevaron a "un intercambio entre las supersticiones indígenas y las prácticas religiosas católicas" y no es el médico puro, innato que se quiere resaltar, concediéndole muchas veces superioridad en diagnostico y tratamiento sobre los médicos científicos.

Otero, pinta esta realidad de la siguiente manera: "Se habla., pues, en la lengua espiritual nueva que no es la religión católica, ni tampoco la religión mítica de los keschuas y de los aymaras. Aquí es donde aparece la fusión del alma hispana-indígena, o mejor dicho la indigenización del español, ofreciéndose la presencia de un folklore mestizo".

Nosotros, agregamos un sincretismo religioso cultural, con el resultado de una medicina folklórica mestiza y de una etnomedicina de pueblos detenidos en el tiempo.

En la personalidad del indígena ando-boliviano se ha encontrado el "predominio del alma sobre la vitalidad y el espíritu " con el predominio de la función de la voluntad sobre las otras facultades.

La voluntad, se dice, "tienen la facultad de proyectarse en su acción hacia el interior o hacia el exterior de la personalidad lo que condicionaría una voluntad de resistencia y otra de acción. La personalidad del indio ando-boliviano, quichua y aymará, de modo general, correspondería a esa voluntad de resistencia la que, de acuerdo a la clasificación de Jung caería dentro de la personalidad introvertida.

Por el contrario los Callahuayas, que como dijimos son una especie de isla social pero que pertenecen al mismo núcleo aymará, demuestran una personalidad y conducta extrovertida: Gustavo Adolfo Otero, en el libro La Piedra Mágica Vida y Costumbres de los Indios Callahuayas de Bolivia, al respecto señala: "Las formas extrovertidas de los Callahuayas son típicas: su charlatanismo, su intrusión en la vida de otros y su sociabilidad expresan una tendencia psicológica de objetivización y el deseo, no sólo de tomar contacto con los demás hombres, sino de influir sobre la vida y destino".

Podemos, entonces, hablar de otra psicología que los distingue y los diferencia de los otros indígenas quichuas y aymarás que los rodean. Esta diferencia de personalidad psicológica se debería a que el pueblo Callahuaya se mantiene distante de los otros pueblos.

Se dice "Tienen una visión aldeana del mundo en tal forma que el eje y la base central del planeta, pasa por su pueblo o marca, constituyendo por tanto un grupo de hombres que nada tienen de común con los otros "considerándose" como un pueblo superior y de selección, que se confiere a si mismo atributos aristocráticos"

De esta superioridad "de orgullo intelectual", se desprendería la sapiencia mágica los conocimientos del arte curar y su poder de adivinos.

Demuestran los Callahuayas, una vanidad y suficiencia de superioridad como técnica de vida que estaría deliberadamente dirigida a que los otros "no duden de sus dotes excepcionales", utilizando la astucia corno instrumento psicológico. "Los Callahuayas han sabido explotar su módulo psicológico extrovertido, contrario al de los otros indígenas andinos, para actuar en la vida con un sentido de adaptación permanente de plasticidad en su conducta, de oportunismo rápido y de una habilidad para el trato con los hombres".

En el manejo de las enfermedades el Callahuaya sustenta la etiología de ellas, en diferentes ideas más de tipo esotérico y de superstición como por ejemplo:

El aire.- Causante de las más variadas y múltiples enfermedades desde los más simples procesos patológicos. Puede provocar la muerte repentina; por eso recomiendan no estar en las corrientes de aire.

El agua.- Agente patológico. Para el Callahuaya solo sirve para aplacar la sed. Debe evitarse el baño que es causante de trastornos respiratorios y gástricos. La lluvia y el mojarse al pasar los ríos no son causantes de daños físicos

El susto.- Miedo o emociones son fuente muy rica para la explicación etiológica de múltiples enfermedades de tipo físico y de carácter mágico, de ahí que, el tratamiento del susto forma parte de la medicina mágica.

La sangre.- Es considerada un humor sagrado, fuente, de la vida por lo que la presencia de la sangre en el exterior del cuerpo es origen de enfermedades graves.

Las fuerzas sobrenaturales.- De influencia muy extensa en las patologías por agentes invisibles, de orden místico y supersticioso atribuidos a enemigos perversos que recurren a la maldición y al hechizo, etc.

En relación al arte de curar Gustavo Adolfo Otero caracteriza al Callahuaya de la siguiente manera: "Ha hecho de la mentira un arte, ya que todo el aparato de sus realizaciones reposa en los zócalos de un sistema imaginativo. Mienten sus palabras y mienten sus acciones, ejerciendo inclusive la mentira piadosa como medicina para sus tratamientos". Y es más drástico cuando los llama comerciantes, al decir: "Hay momentos en que el mago y el curandero se presentan transfigurados, porque en el fondo el Callahuaya es un diestro comerciante que vende su magia y sus tratamientos, sin perder coyuntura de dar valor económico a cuanto hace. Vende hasta sus palabras en forma de oraciones y consejos". Es "un personaje extraído de la farsa humana, que tiene sus exponentes primigenios en los Griegos y en los Españoles".

A esta condición de estructura aristocracia de hechicería, magia terapéutica y adivinación se le agrega al callahuaya un ingrediente "económico-cultural" que es el nomadismo con "características comerciales de la venta de sus servicios mágicos" lo que al final le sirve para "crear un fondo económico propio, formando pequeños capitalistas". En síntesis, además de ser un curandero es un comerciante es decir: "magos-comerciantes"

Veamos ahora las diversas formas de la terapéutica utilizando substancias de origen mineral, vegetal, la zooterapia y la homoterápia.

Mineralógica.- Las substancias de origen mineral son utilizadas para el tratamiento de varias enfermedades entre ellas la piedra bezoar extraída de los estómagos de los rumiantes del altiplano que se la usa como amuleto o talismán que como se sostiene "el empleo esta sujeto a la fantasía del mago y a la credulidad del interesado.

Así como esta piedra los Callahuayas utilizan la piedra Berengüela, la tierra, el agua, la sal, etc.

Zooterapia: Utilización de diversos seres vivos como por ejemplo los despojos del cóndor - considerado corno el más "alto símbolo de la salud y de la longevidad" - como elixir de larga vida.

Homopatía: En esta terapéutica aparece el hombre como ingrediente curativo de él mismo, utilizando los distintos residuos orgánicos la orina y las propias visceras humanas con un objetivo mágico de expulsión de los malos espíritus.

Si hablamos de la "responsabilidad profesional" el Callahuaya evade ésta con la estrategia de desaparecer. "Su desaparición es una forma de evadir posibles quejas o reclamos, porque el Callahuaya no tiene en su registro psicológico diríamos el sentido de la responsabilidad profesional".

En relación a la utilización de las médicos Callahuayas en la actualidad, podemos ver o aún por la gente rural nativa, de acuerdo al estudio realizado por Isabelle Roger en el Hospital Kallawaya de curva, donde demuestra que el 95% de las consultas corresponden a la medicina convencional tan sólo el 5 % a la medicina tradicional. Este hecho señala que aún la población rural parecería tener más confianza en la medicina convencional que en la tradicional.

BIBLIOGRAFÍA

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