INTRODUCCIÓN
Pasados 134 años de la derrota boliviana en Calama (acaecida en los albores de la guerra del Pacífico que enfrentó a Bolivia, Perú y Chile), Evo Morales, entonces presidente de Bolivia, anuncia que demandará a Chile ante la Corte internacional de Justicia (CIJ) por una salida soberana al océano Pacífico para Bolivia. Corre el año 2013. Han pasado más de cien años de la épica del héroe (Eduardo Abaroa) y de la derrota en la guerra del Pacífico. Un periodo de tiempo en el que, desde el Estado y la sociedad civil, se ha empezado a desarrollar una mitología profunda de lo acontecido antes, durante y a causa de la derrota en la guerra del Pacífico. Se han escrito libros, se ha impulsado un marco normativo estatal, se ha impuesto una pedagogía marítima propiamente nacionalista, se ha instaurado una ritualidad cívica y se ha estructurado un imaginario social acorde a la épica del héroe, claramente, caracterizado por una notoria exaltación e idealización de la derrota y de la muerte. Un quehacer general que se ha fortalecido y que, en cierta forma, ha propiciado que se entienda a la reintegración marítima boliviana como una necesidad, una meta a lograr para el Estado y para todo buen boliviano.
Esta herencia histórica, que todo boliviano va aprendiendo en el colegio, o durante el servicio militar, entre 2013 y 2018, empezó a reconstituirse por iniciativa del Gobierno de turno, lo que, grosso modo, propició que se recomponga la retórica marítima boliviana y se empiece a visibilizar otro imaginario de nación, esta vez con un claro énfasis en las reivindicaciones ideológicas y políticas propias del Gobierno de entonces. Así, se puede observar la emergencia de narrativas históricas, de una renovada discursividad política y de otros protagonismos entre 2013 y 2018.
Este artículo presenta algunos hallazgos relacionados con las características de esta renovada retórica marítima que se desprenden de la investigación “‘El mar nos pertenece por derecho, recuperarlo es un deber’. Estrategia, ritualidad cívica y retórica de la reivindicación marítima boliviana en el Estado Plurinacional” (Piérola Dorado, 2023), que se centró en comprender la ritualidad cívica y la retórica marítima boliviana entre 2009 y 2018. Este artículo busca caracterizar la retórica marítima -con sus narrativas históricas y discursividades políticas- propuesta por el Estado Plurinacional de Bolivia en el contexto de la demanda marítima ante la Corte Internacional de Justicia (2013-2018). Con este fin se propone que, en aquel contexto, desde lo estatal, se inició un proceso de reingeniería y reposicionamiento de la cuestión marítima boliviana. En lo que sigue se presentan brevemente cuatro cuerpos textuales: el primero, centrado en presentar la producción académica respectiva; el segundo, abocado a precisar la metodología empleada en esta investigación; el tercero, enfocado en presentar los hallazgos, y finalmente un cuarto cuerpo, en el que se incluye una reflexión general y las conclusiones de este trabajo.
MARCO TEÓRICO
La producción intelectual relacionada con la cuestión marítima boliviana es numerosa y, ciertamente, no se podría afirmar que se limita a ciertos contextos o a un número limitado de autores. En más de cien años de historia, muchos intelectuales escribieron y robustecieron el corpus de ideas asociado con la cuestión marítima boliviana. En este entendido, se podría citar a Arguedas (1922),Cajías (1977),Querejazu (1979),Pérez (1994),Aguirre (1996),Guzmán (2008),Bridikhina et al. (2009),Escobari (2013),Mesa (2016),Almaraz (2017),Maric (2017),Peres (2017),Brockmann (2019),Oporto (2019),Lois (2022) y otros autores1 que, cada uno desde su posicionamiento y su contexto histórico, escribieron sobre las causas, consecuencias, características, supuestos e imaginarios asociados al tema marítimo boliviano.
En este entendido, Peres (2017),Guzmán (2008),Maric (2017),Oporto (2019)yBrockmann (2019) construyen su análisis de lo nacional, o bien como un continuum desde el contexto del nacionalismo revolucionario, o bien como un imaginario siempre invariable y dotado de actores homogéneos no enfrentados (sin tomar en cuenta, por ejemplo, la crítica indianista a los límites de los imaginarios de nación en la Bolivia del siglo XX). En este sentido, estos autores centran su reflexión en la relación nación cívica-mar. Únicamente en el texto de Guzmán (2008), que realiza un análisis de lo sucedido en octubre de 2003 en Bolivia, se puede encontrar una crítica general a lo nacional y un señalamiento de la crisis del modelo de nación vigente hasta este contexto.
Ahora bien, en relación a la propuesta de Bridikhina et al. (2009) que, al margen de analizar imaginarios de nación e identidades nacionales, estudia la ritualidad cívica, se puede destacar que su análisis sobre el Día del Mar (23 de marzo) se encuentra dentro del espectro de lo nacional cívico. Esto claramente debido a que, recién después del año 2009 (fecha de publicación de esta investigación), se empieza a visibilizar la inclusión de lo indígena en la ritualidad cívica del mar boliviano. Es por ello que, si bien en el texto de Bridikhina et al. (2009) se estudia la ritualidad cívica propia de los primeros años del Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) y de los albores del Estado Plurinacional, esta reflexión todavía no atañe a la ritualidad cívica del mar boliviano. En este texto, el estudio de la ritualidad cívica marítima se centra específicamente en los contextos de la dictadura de Banzer y de la revolución del 52.
Por otro lado, la producción intelectual boliviana desde las ciencias políticas ha tendido a trabajar a partir de un análisis asentado en la diplomacia y la política exterior (Escobari, 2013). Esto, como se ve en la propuesta de Salazar (2006), ha propiciado que el análisis sobre la mediterraneidad boliviana y las consecuencias de la guerra del Pacífico para Bolivia se haya asentado en nociones chovinistas orientadas a reparar el perjuicio que Bolivia hubiese sufrido debido a la guerra. Es decir que la propuesta al sobre el mar en la producción intelectual desde las Ciencias Políticas en Bolivia ha tendido a trabajar a partir de lo nacional en relación a Chile y Perú, destacándose en esta parte -siguiendo la propuesta de Salazar (2006)yde Barrios y Torres (1997)- la intención de encontrar alternativas pacíficas a eso que para la intelectualidad boliviana es un problema: la mediterraneidad de Bolivia. En este entendido, de manera general se intuye que los textos de Salazar (2006)yBarrios y Torres (1997) se concentran en la política exterior del Estado boliviano. Este es el meollo de la reflexión en Ciencias Políticas respecto al mar boliviano que, ciertamente, obvia las políticas de Estado centradas en la construcción de imaginarios y mitologías nacionales en la población boliviana.
A diferencia de la producción intelectual boliviana, autores no bolivianos como Zapata (1992),González y Ovando (2016)yLois (2022) proponen un corpus de ideas crítico hacia la cuestión del mar y el nacionalismo boliviano. En este entendido, González y Ovando (2016) plantean la noción de “emotivistas” para comprender la superioridad moral que Bolivia asume en relación a Chile. Por su parte, Lois (2022) precisa que, bajo el paraguas ideológico y político de “El mar nos une”, entre 2013 y 2018 se crearon discursividades desde lo estatal y se ejecutaron acciones asociadas con una postura geopolítica de Bolivia. Por otra parte, Zapata (1992) señala de manera general que las relaciones internacionales entre Chile, Perú y Bolivia se hallan íntimamente marcadas por el nacionalismo de cada país -que forma y determina el actuar de sus gobernantes-. Según este autor, la tensión entre Bolivia, Chile y Perú se debe a cuestiones estructurales y no a la postura ideológica y política personal de sus gobernantes.
El corpus de textos citado parte de una caracterización general de la relación entre nación/nacionalismo y mar boliviano. Así, para la comprensión teórica de este tema de estudio, se ha recurrido a la producción teórica sobre nación y nacionalismo (Anderson, 2021;Billig, 2021;Delannoi y Taguieff, 1993;Hobsbawm, 1992) y, dentro de este campo de estudio, se ha retomado la propuesta teórica de Sanjinés (2009). Este autor sostiene que la nación cívica se erige sobre una noción de ciudadanía que presupone la igualdad de las personas: un modelo de nación que “asimila y subordina el pasado y el presente al futuro utópico que nunca llega porque siempre está en construcción” (Sanjinés, 2009, p. 166). En cambio, la nación étnica “es un concepto organicista que resalta la cultura -la lengua, la sangre y la tierra- como el fundamento de la nacionalidad” (p. 167). De este modo, la noción general de nación étnica se diferencia de la nación cívica, dado que esta no implica homogeneidad ni la construcción de una sola identidad nacional.
METODOLOGÍA
Para la realización del presente estudio se trabajó con rituales cívicos (Día del Mar, Banderazo), espacios de memoria (museos y ferias) y documentos asociados con la causa marítima. En los rituales cívicos y espacios de memoria se realizaron entrevistas semiestructuradas y observación participante, en el marco de un trabajo etnográfico abocado a comprender la retórica y la puesta en escena de la reivindicación marítima boliviana entre 2013 y 2018. De este modo, durante el proceso investigativo, se pudo acceder a una entrevista semiestructurada con el coronel José Zurita (encargado y principal impulsor del Museo Histórico Naval de la Armada Boliviana) y a dos visitas guiadas a lo largo de diez salas de exposición y del archivo del Museo Histórico Naval de la Armada Boliviana. En este espacio se realizaron entrevistas semiestructuradas al personal, en su mayoría militares que realizaban su servicio militar ese año. Por otra parte, se asistió a stands institucionales en el marco de ReivindicArte2 y a las ferias del libro de la ciudad de La Paz (2018) y Santa Cruz (2018). Allí se observaron “teatralizaciones” y puestas en escena realizadas a partir de la historia oficial de este contexto.
Asimismo, se aprovechó estos contextos performativos para recolectar los documentos3 y souvenirs4 que eran obsequiados por las instituciones estatales encargadas de organizar dichos rituales cívicos o que regentaban esos espacios. A partir de estos acercamientos, se conformó un corpus inicial de documentos que posteriormente fue ampliado en el marco de una investigación documental. Para la realización de este trabajo, se seleccionaron tanto fuentes de información escritas como documentos oficiales. Esta selección estuvo centrada en libros, folletos, periódicos y videos producidos y/o difundidos5 en el contexto de la demanda marítima boliviana ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). En este entendido, el eje central de la presente investigación se limitó a los documentos que se presentan en el cuadro 1.
Cuadro 1. Textos revisados para la realización del análisis estructural de contenido

Fuente: elaboración propia.
Para el análisis de toda la información documental recolectada se recurrió a los lineamientos teórico-metodológicos del análisis temático (Braun y Clarke, 2021) y del análisis estructural de contenido (Hiernaux, 2008;Suárez, 2002,2008). En este entendido, se codificaron las fuentes de información recolectadas y se realizaron esquemas de sentido en torno a tópicos recurrentes en la retórica marítima. La sistematización de la información recolectada estuvo centrada en analizar el lenguaje y el vocabulario político (Palti, 2009) que el Estado Plurinacional de Bolivia utilizó para reposicionar la reivindicación marítima boliviana entre 2013 y 2018. Esto con el fin de discernir los principios básicos de ordenamiento incluidos en los documentos oficiales seleccionados.
HALLAZGOS
1. Inclusión de narrativas históricas y políticas sobre el mar boliviano en tiempos del Estado Plurinacional
El Estado Plurinacional de Bolivia inició un proceso de inclusión de la renovada postura boliviana respecto al mar en colegios e instituciones educativas, con el fin de fundar una educación cívica renovada y de delimitar otro imaginario de nación. Así, en 2015, el Gobierno -entonces a la cabeza del MAS- dispone la inclusión de El libro del Mar (2014) en la malla curricular del sistema educativo. En concreto, la Resolución Ministerial 167/2015, según el entonces ministro de Educación Roberto Aguilar, dispone lo siguiente:
Esta es la resolución donde en su artículo primero se establece que, a partir de la fecha, el sistema de educación regular incorpora El libro del Mar como texto oficial y de uso obligatorio en las actividades relacionadas a la educación de los alumnos y alumnas en los diferentes, subsistemas, niveles, ámbitos y áreas, definidos por el Ministerio de Educación (Cambio, 25-3-2015, p. 8).
En ese contexto, desde esta misma instancia, se promovió la realización de cursos de actualización, centrados en la “reivindicación marítima boliviana”, para profesores. En concreto, según el ministro de Educación Roberto Aguilar, el curso de actualización y manejo de estrategias metodológicas de trabajo en aula sobre la demanda marítima y los alegatos orales ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) logró registrar a 9.000 inscritos (Guarachi, 2018), solo para la versión de ese curso de 2018.
Por otro lado, el Estado impulsó la participación de estudiantes y profesores en actividades relacionadas con la “reivindicación marítima boliviana”. Específicamente, en el contexto de la segunda Jornada Plurinacional de Cultura “Reivindicación Marítima”-2018, el Ministerio de Educación realizó un concurso de poesía, centrado en “Promover la creación poética por la reivindicación marítima del pueblo boliviano, a través de la producción de composiciones poéticas que expresen el fervor cívico-patriótico y la consolidación del anhelo histórico por la recuperación de las costas del Pacífico” (Ministerio de Educación, Estado Plurinacional de Bolivia, 2018), concurso que estuvo dirigido a profesores y a estudiantes de educación regular, especial y alternativa. Al respecto, Miguel, profesor de dos colegios (uno particular y uno fiscal) en la ciudad de La Paz, contó que la lectura de El libro del Mar (2014) no fue la única actividad realizada (por lo menos, durante los meses de febrero y marzo de 2018), puesto que también se promovió en colegios la proyección de la película Amargo mar (Eguino, 1984)6 y del documental Los caminos al mar (Mesa, 1987)7, así como la participación de profesores y estudiantes en todas las actividades (Banderazo, Día del Mar, concursos institucionales, etc.) organizadas por el Estado (comunicación personal, 1 de junio 2018).
Con todo, se propone que, en el contexto de la demanda marítima ante la CIJ, se impulsaron rituales cívicos, se banalizó8 la utilización de símbolos (como la Bandera de la reivindicación marítima boliviana) y se intentó posicionar tanto una discursividad como una narrativa histórica renovada; acciones que en su momento estuvieron fuertemente orientadas a reconstituir la formación cívica de los bolivianos. Fue mediante estas acciones, centradas en la difusión de contenidos en la educación escolar y durante el servicio militar obligatorio, pero también en otras instancias, que desde lo estatal se intentó promover la creación de un imaginario de nación íntimamente vinculado con la “reivindicación marítima boliviana”. Con ese fin, se reconstituyó una retórica marítima sobre los retazos de una historia más larga, una retórica que trascendía el contexto de la guerra del Pacífico y, además, rescataba “nuevos” pasajes y protagonistas históricos, antes anónimos.
2. Caracterización general de la “reivindicación marítima boliviana”
A diferencia de contextos anteriores, el Estado Plurinacional de Bolivia construyó una nueva discursividad estatal para los bolivianos a partir tanto de imaginarios, nociones, discursos e interpretaciones heredadas de la cuestión marítima boliviana como de las reivindicaciones propias del proyecto ideológico del partido de Gobierno. Concretamente, en el contexto del Estado Plurinacional de Bolivia, el Estado construyó una parte de su discursividad en relación con la reivindicación efectiva y a través de medios pacíficos del “derecho al mar” (acceso soberano al mar “injustamente” arrebatado por Chile) del Estado boliviano. Precisamente es a partir de esta noción general de reivindicación que se establece una suerte de diferenciación entre el contexto del Estado Plurinacional de Bolivia y contextos y Gobiernos anteriores. Al respecto, Héctor Arce Zaconeta afirmó que el Estado boliviano, en el contexto de la demanda marítima boliviana ante la CIJ, tenía
…una esperanza muy bien fundamentada, muy objetiva porque por tercer año consecutivo un 23 de marzo nos encuentra con una actitud diferente a lo que pasaba en anteriores gestiones y años. Bolivia pudo y logró posicionar su demanda, una demanda por el derecho que tenemos de poseer un acceso plenamente soberano al océano Pacífico (Cambio, 23-3-2015, p. 8).
Asimismo, otro elemento constitutivo de la renovada discursividad del Estado Plurinacional de Bolivia es la inclusión de lo indígena en la narrativa historiográfica oficial de la guerra del Pacífico; aspecto que el Estado Plurinacional de Bolivia realiza a partir de la difusión de textos como la Memoria del Cnel. Ezequiel Apodaca. Potosí-Cotagaita-Camino a Canchas Blancas 1879-1880 (Ministerio de Defensa, 2017), de la puesta en escena de lo indígena en rituales cívicos o de la “teatralización” de sucesos específicos de la guerra del Pacífico. Respecto a este punto, es importante destacar que la inclusión de lo indígena en la discursividad y narrativa histórica estatal, como sujeto que hubiese participado en la guerra del Pacífico, e incluso hubiese sido determinante en la victoria de la Batalla de Canchas Blancas, constituye un aspecto nunca antes planteado desde el Estado. En este sentido, la reivindicación de esta memoria histórica representa la mayor diferencia entre el contexto del Estado Plurinacional de Bolivia y contextos anteriores.
En este entendido, se propone que el Estado Plurinacional de Bolivia, básicamente, estructuró una noción de “reivindicación marítima boliviana” a partir de dos elementos: reivindicación de una memoria histórica subalternizada (con sujetos y momentos específicos) y reivindicación pacífica de un acceso soberano al mar para Bolivia. Esto último mediante la presentación de una demanda ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y la difusión de dicha demanda en el plano internacional. Todo ello, grosso modo, ha supuesto rupturas y continuidades discursivas para la retórica marítima manejada por el Estado Plurinacional y, en el fondo, ha propiciado la reconstitución de un ideal de unidad, esta vez bajo un supuesto de unidad de los bolivianos, pese a -y en su- heterogeneidad histórica.
3. Procesos de heroificación: construcción falocéntrica de la heroicidad y caracterización de los sujetos ideales bolivianos
Actualmente, existe un corpus narrativo histórico nacional protagonizado, en su mayor parte, por hombres. Los mártires de la nación, los relatos épicos de la guerra y la noción en sí misma de heroicidad en Bolivia son profundamente masculinos. En los relatos históricos de la guerra del Pacífico, contenidos tanto en libros de texto escolares como en libros de historia, se puede observar aquello: una historia de la guerra del Pacífico protagonizada por hombres personalizados (Eduardo Abaroa, por ejemplo) o despersonalizados (indígenas, por ejemplo) (figura 1). A partir de esta observación inicial, se podría destacar que la heroicidad de los mártires de la guerra del Pacífico deviene en modelos ideales de bolivianidad que valoran la fuerza, la entrega, la honorabilidad, la dignidad, el valor en el campo de batalla y la defensa de la patria (la nación). Al respecto, Cid (2016) destaca que los procesos de heroificación, por lo general, se suscitan en contextos de guerra, debido a que, en contextos bélicos, las sociedades tienden a legitimar la violencia y la muerte del “otro” o de “uno mismo” en beneficio de la patria. Por su parte, Nicolas y Quisbert (2014) precisan que “un héroe tiene que tener un rostro identificable (…) fecha de conmemoración (fecha de nacimiento, de muerte o cualquier otra fecha que se le pueda atribuir) y lugar o lugares de conmemoración” (p. 139).

Fuente: Huáscar Píerola, fotografía tomada durante el Banderazo, en inmediaciones del Casco Minero de la ciudad de Oruro el 10 de marzo de 2018. Nótese que en esta imagen se incluye la representación -llamada también “estatuas vivientes”- de Eduardo Abaroa, Juancito Pinto, Genoveva Ríos y dos indígenas.
Figura 1. Héroes de Bolivia
En lo que sigue, se propone que la historia del mar boliviano actual contempla, grosso modo, dos grupos de héroes (ver figura 2) que, en el marco del presente trabajo, fueron agrupados y denominados de la siguiente manera: los héroes fundamentales y los caudillos del mar boliviano. Dos grupos que, además, se asumen como parte de un corpus narrativo, caracterizado por la defensa de la patria y la unidad en torno a una sola causa: mar para Bolivia; pese a sus diferencias en lo relativo al contexto histórico, a su actuar en sí mismo y a su postura político-ideológica.
3.1. Héroes históricos o fundamentales
La narrativa histórica a través de la cual personajes históricos como Eduardo Abaroa y los defensores de Calama se convirtieron en héroes de la nación es bien conocida. Sin embargo, ciertamente, la heroicidad que deviene de la guerra del Pacífico no se reduce a ese único relato histórico ni tan solo a esos personajes (ver figura 2); al menos, no para el contexto estudiado. Y es que, en el contexto de la demanda marítima boliviana ante la CIJ, se puede observar que, desde lo estatal, se articuló un corpus histórico oficial que excede el relato histórico oficial precedente.

Fuente: Elaboración propia, a partir del contenido de los textos consignados en el cuadro 1.
Figura 2. Estructura secuencial de heroicidad*
* En esta figura, se propone un devenir histórico compuesto por tres momentos históricos. Este devenir histórico se presentó de esta forma con el fin de diferenciar tres tipos de heroicidad masculina, mas no para insinuar la existencia de tres imaginarios de nación hegemónicos en cada contexto histórico citado, toda vez que en la presente investigación solamente se trabajó con dos imaginarios de nación: nacionalismo republicano/cívico/clásico y plurinación.
De esta manera, como se propone en la “estructura secuencial de la heroicidad” (figura 2), los héroes fundamentales para el Estado Plurinacional -además de Eduardo Abaroa, Ladislao Cabrera, Juancito Pinto, los defensores de Calama y militares- son Rufino Carrasco, los indígenas de Canchas Blancas y los héroes de la batalla de Tambillos. En este contexto, en 2017 se impulsó la promulgación de una ley9 que declaró héroes nacionales a Rufino Carrasco y a otros personajes de la batalla de Tambillos, y en abril de 2018 se promovió la promulgación de una ley que declaró “Patrimonio histórico a la Batalla de Canchas Blancas del 12 de noviembre de 1879” (Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, 2019-2020).
De este mismo modo, en el marco de una “teatralización” de la batalla de Canchas Blancas realizada en la ciudad de Santa Cruz (Bolivia), se sostenía lo siguiente:
Para algunos es burla, pero para otros esto es un hecho histórico. Pero también les voy a contar algo que ustedes no sabían: el general Ezequiel Apodaca, este señor nosotros no lo estudiamos en el colegio. Recientemente hemos encontrado un diario, donde ahí hemos encontrado los relatos de lo que pasó. El ejército chileno no solo quería el Litoral boliviano, saben que también dicen que estaba por invadir Potosí, después Oruro, y después dice que querían llegar hasta el Paraguay por tierras bolivianas. Pero el ejército boliviano al mando de este general se enteró y comenzó a planear la estrategia para detenerlos. Dicen que el ejército chileno estaba buscando agua entonces porque era un desierto, y ellos estaban buscando un manantial de agua muy cerca. Ellos, muy inteligentemente, fueron hasta ese manantial, y ahí, ahí, el ejército boliviano iba a hacer la emboscada. Y junto al ejército no solo había soldados bolivianos, también habían indígenas quechuas que iban a defender. Esa batalla se la conoce como la batalla de Canchas Blancas. Cuando el ejército boliviano estaba listo para atacar llegaron los chilenos. Y ahí mismo salieron. Los quechuas sacaron sus hondas con piedras y comenzaron, ¡fou!, ¡fou!, ¡fou! Y los chilenos comenzaron a defenderse. Los bolivianos comenzamos a disparar. Ese día dice que murieron aproximadamente 300 soldados chilenos; los demás fueron capturados. Fue así que el general Apodaca impidió que también sea invadido Potosí (actor principal de elenco en stand del Ministerio de Culturas, comunicación personal, 1 de junio de 2018).
Hasta acá, es importante precisar que los procesos de heroificación (de los héroes fundamentales), que parten de lo acontecido en la guerra del Pacífico, también responden a imaginarios de nación propios de cada contexto histórico. Así, en un primer momento, se tiene que los héroes más recordados en Bolivia -y sobre los cuales, desde el Estado (republicano) y otras instancias de la sociedad civil, se ha trabajado más en la imagen, simbolismo y narrativa histórica- son precisamente los que mejor encajan con la imaginería nacionalista republicana. Abaroa, los Colorados de Bolivia, Juancito Pinto, son arquetipos10 de bolivianidad que responden a un ideal de nación que reivindica lo mestizo, lo masculino, lo militar y lo civil, que se erige heroicamente a pesar de la derrota en el campo de batalla.
Por otro lado, en un segundo momento, esta vez en el contexto de la demanda marítima ante la CIJ, se puede entrever un proceso de heroificación de indígenas que se caracteriza por destacar la participación victoriosa de campesinos e indígenas en la guerra del Pacífico. Y no solo eso, dado que desde lo estatal también se empieza a proponer la prevalencia histórica de un vínculo permanente y ancestral entre los indígenas y el mar. En este entendido, la heroicidad de los indígenas se diferencia claramente de las heroicidades civiles y militares del siglo XX; lo que, como se dijo más arriba, no significa que estos sujetos históricos no se encuentren dentro del canon retórico de la imaginería nacionalista. El proceso de heroificación de indígenas no es más que la reivindicación de una memoria que se acopla y actualiza lo nacional en Bolivia. Así, la reivindicación de lo indígena es la reivindicación de una identidad específica, pero dentro de los márgenes de lo nacional.
En este sentido, se puede precisar que los indígenas y militares que salen victoriosos en Canchas Blancas, sumados a Juancito Pinto, los Colorados de Bolivia, Abaroa, Ladislao Cabrera, Rufino Carrasco, Genoveva Ríos, Rabonas y enfermeras, constituyen el corpus heroico fundamental boliviano que caracteriza a los procesos de construcción mítica actuales, propios del Estado Plurinacional. Son procesos de construcción mítica que, de centrarse en lo mestizo, han pasado a centrarse en la construcción de lo nacional a partir de la alianza y unidad de lo diferente, de lo heterogéneo estereotipado. Hoy, en la narrativa histórica oficial del Estado Plurinacional, civiles, militares, indígenas y mujeres conforman el panteón de héroes de la guerra del Pacífico a partir del cual se erige una parte del imaginario de nación, o plurinación, que busca ser hegemónico.
3.2. Caudillos del mar boliviano
La historia oficial del Estado Plurinacional de Bolivia contenida en libros oficiales destaca heroicidades fundamentales, pero también tiende a destacar a otros personajes históricos (en su mayoría políticos y hombres) que hubiesen actuado de manera notable en beneficio de la causa marítima boliviana. Para explicitar un poco esto, es importante recordar que en El libro del Mar (2018) se articula una historiografía posterior a la guerra del Pacífico y protagonizada por políticos; personajes históricos que, además de aparecer en ese libro, en el contexto de la demanda marítima ante la CIJ, fueron recordados y citados de manera recurrente por autoridades como el expresidente Evo Morales, o Carlos Mesa, exvocero de la demanda marítima (cuadro 2).
Cuadro 2. Caudillos del mar boliviano referenciados

Fuente: Elaboración propia a partir de tweets de la cuenta oficial del expresidente Evo Morales y de fragmentos del El libro del Mar (2018).
Así, lo que se tiene en la historia del mar boliviano es una suerte de herederos de la causa marítima (caudillos del mar boliviano) que, asumiéndose en tal sentido, según el relato histórico oficial, actúan en defensa de lo perdido; una forma de actuar que propicia que estos hombres (diplomáticos, expresidentes, intelectuales y políticos en general) atraviesen por un proceso de heroificación inventado por ellos mismos. Esto en el entendido de que, en su mayoría, estos personajes históricos son posteriores a la guerra del Pacifico y su heroicidad no deviene de su accionar bélico o de su muerte. Estos personajes históricos, posteriores a la guerra del Pacífico, se inventan su propia gesta histórica y, a través de ello, construyen su legitimidad y su caudillismo político (Caudillos del Mar Boliviano en la figura 2).
Al respecto, en el Decreto Supremo N.° 2000 de 19 de mayo de 2014, se sostiene que el Consejo Permanente de Autoridades de Gobierno, Ex presidentes, Ex Cancilleres y otras Personalidades e intelectuales de “reconocida trayectoria” es una instancia estatal de asesoramiento en materia de política exterior marítima. En tal sentido, el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia:
… podrá encomendar a cualquiera de los miembros del Consejo Permanente de Ex Presidentes, Ex Cancilleres y otras Personalidades e Intelectuales, misiones oficiales de difusión de la política exterior o de la demanda marítima boliviana, en el territorio nacional o en el extranjero (Decreto Supremo N.° 2000, 2014, p. 3).
Si bien es cierto que a lo largo de la historia de Bolivia existe una funcionalización tácita, disimulada y silenciosa de la causa marítima por parte de políticos bolivianos, esta adquiere otro cariz en el contexto del Estado Plurinacional. En este sentido, en el relato histórico propio del Estado Plurinacional, contenido en textos oficiales como El libro del Mar (2018), se encuentra que Evo Morales y el MAS se asumen como los grandes líderes y herederos de una larga lista de héroes y personajes notables. Es decir que, en este contexto, se adiciona al relato histórico oficial el total de hombres que hubiesen actuado en defensa del mar boliviano, ya sea recurriendo a las armas, ya sea recurriendo a la diplomacia. Esto propicia la conformación de una estructura secuencial de heroicidad (figura 2) que va desde los héroes míticos o fundamentales hasta el último gran heredero de este largo devenir histórico. Asumiendo este lente de análisis, se puede notar que en El libro del Mar (2018), en notas de prensa del periódico Cambio, en tweets del expresidente Evo Morales o en rituales cívicos oficiales, se perfila un proceso de heroificación centrado en exaltar la imagen de los líderes de esta reivindicación histórica iniciada en 2013. Así, entre otros aspectos relativos al relato histórico y a la discursividad oficial, Evo Morales y el Movimiento al Socialismo (MAS) se asumen como los grandes herederos de los héroes de otrora y la encarnación viva de las identidades reivindicadas.
3.3. Bosquejo general de las nociones emergentes de heroicidad femenina
Los procesos de heroificación oficiales están preponderantemente centrados en hombres. En este sentido, estos procesos de heroificación tienden a omitir la participación en la guerra y los aportes político-ideológicos11 de las mujeres. De esta forma, además de una parcial invisibilización de la participación femenina en la retórica oficial del Estado Plurinacional de Bolivia, lo que se puede observar es que las narrativas históricas y discursividades sobre mujeres heredadas de otros contextos históricos prevalecen y se articulan al corpus total de heroicidades reivindicadas desde lo estatal; es decir, que existe un continuum de sentido. Esto presupone, ciertamente, que la subalternidad y los roles de la mujer en la retórica marítima oficial se mantengan dentro de los lineamientos propios del nacionalismo más clásico en Bolivia.
¡Genoveva Ríos! (…) ahora yo les voy a contar algo heroico que ella hizo, por lo que la recordamos. Dice que un 14 de febrero de 1879 las tropas chilenas bajaron hacia las costas de Antofagasta, a los ocho de la mañana, y hasta las once de la mañana ya no había ni un símbolo patrio. No había ni un escudo ni nada en Antofagasta, porque los chilenos habían tomado de sorpresa Antofagasta. Entonces, esta niña, Genoveva Ríos -comenta el cuentacuentos mientras señala la personificación de Genoveva Ríos- (…) se percató que en la comandancia de la policía aún quedaba una bandera. Y ¿qué creen?, ella se armó de valor y dijo “yo la voy a rescatar”. Y en medio de los disparos, y del caos y del grito que había en Antofagasta, ella se fue corriendo y no le importaron las balas. Ella se fue hasta el mástil y bajó la bandera y se fue corriendo. Miren, una niña de apenas 14 años tuvo el valor de enfrentarse a muchos soldados. Seguro que se escondió muchas veces para recuperar esa bandera que simboliza su patria, que en ese momento estaba siendo invadida por un ejército que no era de su país (actor en “teatralización” en stand Ministerio de Culturas, comunicación personal, 5 de agosto de 2017).
Así, aún durante el Estado Plurinacional de Bolivia, Genoveva Ríos se erige como el modelo máximo de heroicidad femenina, y quizás el único con verdadera presencia en el imaginario de nación hegemónico. Esto a pesar de que, en el contexto de la demanda marítima boliviana ante la CIJ, algunos incipientes procesos de heroificación, centrados en las Rabonas y en las enfermeras que hubiesen participado en la guerra del Pacífico, fueron impulsados desde lo estatal. En su mayoría, estos procesos se limitaron a folletos del Ministerio de Defensa, cómics infantiles oficiales y notas periodísticas en el extinto periódico Cambio.
Al respecto, en una de las contadas referencias a las Rabonas en el contexto de estudio, se destaca lo siguiente:
Al lado de los heroicos soldados bolivianos que participaron en la guerra del Pacífico, estuvieron las “Rabonas”. Ellas eran sus madres, parejas, esposas, hermanas e hijas quienes acompañaron a sus seres amados en la defensa de la Patria; haciendo del drama de la guerra un escaparate para las virtudes cardinales más excelsas: fortaleza, sacrificio y amor incondicional (DIREMAR, 2012, p. 26).
En la narrativa histórica actual del mar boliviano se especifican pocos datos históricos acerca de mujeres, y mucho menos se identifica a otras heroínas del mar boliviano, además de Ignacia Zeballos y Genoveva Ríos12. Y en muchos casos, como en el de las Rabonas, se limita su participación a un telón de fondo de la guerra y de los “verdaderos” héroes de la patria. En este sentido, en el contexto de la demanda marítima boliviana, se observó que desde lo estatal se manejó una retórica marítima que no tenía como protagonistas a las mujeres y que, en cambio, reivindicaba su rol de acompañantes y/o apoyo silencioso de los héroes.
4. Construcción de la villanía: sobre la chilenofilia y la otredad nociva
Dentro de la jerga de militares que se dedican a escribir historia o que son aficionados a ella, como el general Luis Fernando Alcázar Chaves 13, el general Luis Fernando Sánchez14, el general Edwin de La Fuente15 o el coronel José Andrés Zurita Eguino16, existe la palabra chilenofilia o chilenófilo. Es de uso común y, en el caso específico de estos militares, se suele usar para denominar y señalar un tipo de actuar favorable a Chile en desmedro de Bolivia y de los fines nacionales. Así, chilenófilos son los apátridas, los chilenos, una empresa inglesa (como la Casa Gibbs de Londres), los extranjeros y los bolivianos que actúan en beneficio de Chile. En cambio, chilenofilia es la palabra que se utiliza para hacer referencia a un mal, a una enfermedad (a pesar a que este término no tenga una definición precisa), que es inherente a todos aquellos que actúan en contra de Bolivia y que, en el fondo, son contrarios a la aspiración marítima boliviana.
La galería de traidores-chilenófilos, están a la cabeza de los ricos mineros plateros: Aniceto Arze, Gregorio Pacheco y José María Linares; los militares generales Narciso Campero y Eliodoro Camacho. Se suman a la comitiva que fue a Chile a coordinar el plan, ésta estuvo al mando de Gabriel René Moreno (fue enjuiciado por traidor a la Patria, los doctorcitos de Sucre lo declararon inocente). No lo decimos, lo aprendimos de la “verdadera historia de Bolivia” y de los “historiadores patriotas y valientes” (De la Fuente, 2016, p. 4).
La responsabilidad del fracaso boliviano en la guerra del Pacífico recae, siguiendo lo propuesto en la retórica marítima boliviana, o bien en los “chilenófilos bolivianos”, o bien en los “chilenófilos chilenos”, o bien en “Chile” a secas. En este sentido, se ha podido constatar que, en la retórica oficial del Estado Plurinacional de Bolivia, la noción de “chilenofilia” se contrapone a la noción de “heroicidad”. Sobre este punto, de entrada, se podría destacar que los “chilenófilos bolivianos”, según el discurso de exmilitares y algunos historiadores, son todos los bolivianos que hubiesen traicionado a la patria, facilitando el despojo chileno de la costa boliviana en el océano Pacífico. Acá se suele señalar, generalmente, a la oligarquía boliviana de finales del siglo XIX.
Por otra parte, según las declaraciones de autoridades de Gobierno, los “chilenófilos”, además, vendrían a ser los directos responsables del ocultamiento de la memoria histórica de los indígenas. Al respecto, el exministro de Defensa, Reymi Ferreira, afirmó lo siguiente: “Lo triste y lamentable es que la oligarquía, posiblemente por racismo o razones similares, mantiene en el anonimato y desconocimiento dicha batalla [la de Canchas Blancas] pese a lo importante que fue para mantener parte del territorio que ahora es Bolivia” (Medina Buezo, 2017, p. 9). Y es precisamente sobre esto último -es decir, sobre el accionar de la oligarquía (chilena y boliviana) en contra de una memoria y una identidad- que el Estado Plurinacional de Bolivia se posiciona como un todo nacional que supera las taras de modelos nacionales anteriores.
Prosiguiendo, es importante precisar que en la retórica marítima boliviana se ha tendido a construir una noción de Chile asentada en la satanización del país. En este sentido, el Estado boliviano suele señalar que Chile hubiese “invadido” Bolivia para cumplir sus fines expansionistas. “Sin recurrir al mecanismo de arbitraje previamente acordado y sin previa declaratoria de guerra, Chile invadió militarmente el puerto boliviano de Antofagasta el 14 de febrero de 1879. Consecuentemente, Bolivia fue arrastrada a una conflagración bélica que no provocó” (p. 22), se afirma en El libro del Mar (2018) sobre el accionar de Chile. De hecho, ese accionar de Chile suele ser, como afirman González y Ovando (2016), la base sobre la cual el Estado boliviano justifica su superioridad moral en relación a su victimario (Chile).
Por otro lado, teniendo en cuenta que el Estado Plurinacional de Bolivia articuló una renovada narrativa historiográfica del mar boliviano, es importante precisar que las promesas incumplidas de Chile pasaron a ser parte de la discursividad estatal. En este entendido, desde el Estado se empezó a afirmar que Chile, además de haber invadido y despojado a Bolivia de su acceso al océano Pacífico, incumplió sus promesas de negociar con Bolivia un acceso soberano al mar. “[E]s la actitud de Chile, que asume compromisos para luego incumplirlos e incluso negarlos, la que pone en peligro al derecho internacional” (p. 12), se afirma en el texto Bolivia y su demanda marítima. Compromisos y obligaciones de Chile (DIREMAR, 2015b) sobre la nula predisposición de Chile para solucionar el problema de la mediterraneidad boliviana.
Chile aprovechó la desgracia social y económica de Bolivia para invadir Antofagasta (Aparicio, 2013, p. 3).
Las causas reales de la guerra del Pacífico de 1879 tienen raíces profundas: el expansionismo chileno para no ser un Estado inviable y su codicia indisimulable de los ingentes recursos naturales del Litoral boliviano (Barroso, 2013, p. 8).
En síntesis, lo que se tiene en la retórica marítima boliviana es una construcción de Chile -y todo lo relacionado con el país- tendiente a justificar por qué se debería comprender a esta nación como la gran villana de nuestra historia. Además, asumiendo que Bolivia y Chile no son iguales, en la retórica marítima boliviana se tiende a argumentar, desde diferentes escenarios de creación de ideas, que Bolivia es moralmente superior a Chile, porque esta es una nación captora, invasora, agresora, soberbia, sin honorabilidad, mentirosa, que no respeta sus acuerdos y que en su momento coaccionó la paz en una guerra que ella misma causó.
5. Una historia sobre el mar boliviano narrada por Evo Morales
En los textos para niños, se puede hallar de manera más explícita una narrativa histórica centrada en banalizar un imaginario de nación fuertemente arraigado en liderazgos políticos, el mar boliviano y las heroicidades tanto de larga data como de reciente adhesión al canon histórico oficial. No obstante, ello no presupone que en estas propuestas históricas se reivindique una memoria y una simbología subalternizada. Toda vez que en la historia que se cuenta a los niños, más bien, se tiende a reforzar los fundamentos más clásicos de lo nacional (heroicidades fundamentales del nacionalismo republicano y el mar boliviano) y a trabajar la asociación de liderazgos políticos con lo nacional (MAS y Evo Morales = Bolivia).
En este entendido, en los comics infantiles Mi primer libro del mar (Dirección de Ceremonial Naval y Comunicación Social de la Armada Boliviana, 2016) y Bolivia demanda una salida al mar (DIREMAR, 2016), se puede notar que Evo Morales aparece como protagonista y artífice de la demanda marítima boliviana (ver figuras 3y4). Aún más, en el caso del texto Bolivia demanda una salida al mar y Evito y el mar (Claros, 2015), Evo Morales aparece como el narrador omnipresente de la historia y el responsable de guiar a Bolivia hacia el mar. De este modo, estas historias para niños y niñas, además de trabajar una idea de nación, responden a la producción de carisma y a la propia construcción mítica de Evo Morales y del MAS que, como se puede notar en estas propuestas históricas, pasan a ser los herederos, los elegidos por la historia para reivindicar una memoria, una identidad subalternizada y aquello que en teoría es la aspiración de todos los bolivianos: un acceso soberano de Bolivia al océano Pacífico.

Fuente: Dirección de Ceremonial Naval y Comunicación Social de la Armada Boliviana (2016)
Figura 4. Bolivia y Chile a lo largo de la historia, según el texto Mi primer libro del mar (2016)*
* La utilización de un lenguaje visual, reforzado por pasajes textuales breves, propicia que los mensajes contenidos en estos libros, cortos animados y folletos sean más explícitos y directos. Es decir, sin dar pie a ambigüedades y delimitando claramente un corpus de ideas y sensaciones.
Por otra parte, en textos infantiles como Nuestro amigo mar (Ministerio de Educación, Estado Plurinacional de Bolivia, 2016), se caracteriza al mar boliviano y se le otorga una personalidad. “Bolivia tenía un inmenso mar, bello como un espejo azul, enorme como el cielo maravilloso, brillante, porque desde la mañana hasta la noche, reflejaba al mismo sol” (p. 3). A partir de ello, en estos textos se propone que el mar boliviano es amigo de Juancito Pinto, Genoveva Ríos y Evito (alter ego de Evo Morales). “Pero un día pasó algo muy triste, algo terrible. Soldados chilenos invadieron Bolivia, para adueñarse del amigo Mar y de las riquezas que había cerca de él” (Ministerio de Educación, Estado Plurinacional de Bolivia, 2016, p. 10). De este modo, en estas historias para niños, además de proponerse una amistad, se busca asociar el enclaustramiento de Bolivia, a causa de su derrota en la guerra del Pacífico, con una privación, un alejamiento definitivo de su amigo y un arrebato, equiparable al despojo de “un pedazo de corazón”.
Con este fin, en las historias para niños se incluyen sonrisas y expresiones que podrían asociarse con tristeza y enojo (ver figura 4). También se juega con los colores y líneas, como la línea de ruptura de la imagen dos de la figura 4, “A Bolivia le quitan su acceso libre y soberano al mar”. Todo ello permite colegir que, más que trabajar una idea, lo que se pretende en estas historias para niños sobre el mar boliviano es naturalizar una sensación, un sentir nacional fuertemente vinculado a sensaciones de animadversión al otro, el “usurpador”.
6. Bosquejo general de la oposición entre “reivindicación marítima boliviana” y “proceso de cambio”
En uno de los pasajes del comic infantil Evito y el mar (Claros, 2015), Evito -protagonista de esta historia y alter ego de Evo Morales- le dice a su profesor “Pero profesor […] todos somos habitantes de un mismo mundo, los territorios son de todos y el mar también debería serlo. Nuestra mamita Pachamama nos alimenta a todos, ¿por qué nuestros hermanos chilenos no nos devuelven nuestro mar?” (p. 10). Entonces, su profesor responde:
No lo devuelven porque, lamentablemente lo único que les interesa es la ganancia económica, eso ha hecho que ingrese mucho dinero a Chile, incluso en su momento se convirtió en el mayor productor de salitre del mundo. Mientras ese país se enriquecía, Bolivia empobrecía (p. 10).
El fragmento en cuestión, además de visibilizar nociones generales relativas a la construcción del liderazgo de Evo Morales, o un vocabulario político que responde a reivindicaciones ideológicas propias de lo plurinacional, visibiliza la siguiente premisa -que es fundamental en la retórica marítima boliviana-: la derrota en la guerra del Pacífico, y en consecuencia la mediterraneidad obligada de Bolivia, imposibilitaron el progreso del país. Esta premisa, que se ha mantenido a lo largo del tiempo, propicia que se entienda a la guerra y al enclaustramiento como generadores de condiciones nefastas para el libre desarrollo nacional. Específicamente, en el acápite “Consecuencias del enclaustramiento de Bolivia” de El libro del Mar (2018), se especifica lo siguiente:
Si bien es verdad que las dificultades de desarrollo humano, económico y social de Bolivia, no son sólo consecuencia de su enclaustramiento forzado, es evidente que esa situación ha limitado significativamente sus potencialidades de desarrollo integral (p. 82).
Esto además de que, en este acápite de El libro del Mar (2018), se dedican varias páginas a detallar la riqueza proveniente de recursos naturales que Bolivia perdió después de su derrota en la guerra del Pacífico. Entre los recursos naturales que se especifica en esta parte del texto se encuentran el cobre, la plata, el guano, el salitre, el litio e incluso los recursos marinos (figura 5).
Lo anterior deja entrever una lógica de funcionamiento de la retórica marítima boliviana que, en cierta forma, se contrapone a la noción general de “proceso de cambio” plasmada en la “Agenda Patriótica” (Arze, 2016). Esto debido a que, desde lo estatal, por un lado, se sostenía que los Estados sin litoral son países pobres; pero, por otro lado, se precisaba que gracias al “proceso de cambio” Bolivia lograría erradicar la pobreza extrema, alcanzaría “soberanía comunitaria financiera sin servilismo al capitalismo financiero” y obtendría “soberanía productiva con diversificación y desarrollo integral sin la dictadura del mercado capitalista” (pilares 5 y 6 de la Agenda Patriótica 2025). En otras palabras, aunque desde lo estatal se resaltaba la construcción de un “Estado fuerte y vigoroso” (pilar 11 de la Agenda Patriótica 2025), también se precisaba que el desarrollo de Bolivia solo era posible mediante la obtención de una salida soberana al mar (figura 6).

Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos recogidos en los textos El libro del Mar (2018), Bolivia demanda una salida al mar (DIREMAR, 2016) y Evito y el mar (Claros, 2015).
Figura 6. Esquema de sentido de la contraposición Bolivia-Chile
Todo esto es sumamente llamativo en vista de que tanto la actual retórica marítima como la noción general de “proceso de cambio” formaron parte de la retórica global del MAS durante el contexto de estudio. Y es que, si se piensa con detenimiento lo anterior, se tiene que, en este contexto, a la vez que se insistía en la noción general de “cambio” de institucionalización de lo otrora contrahegemónico, en la retórica marítima boliviana todavía pervivían premisas de larga data histórica íntimamente ligadas con la justificación tanto del “subdesarrollo” como del “estancamiento” del “progreso”.
DISCUSIÓN
Hobsbawm (1992) sostiene que los nacionalismos anteceden a la conformación de las naciones y los Estados. Por su parte, Anderson (1993) destaca que la nación es “una comunidad política imaginada como inherentemente limitada y soberana” (p. 23), y Delannoi (1993) sostiene que toda comunidad imaginada requiere, además de una construcción imaginaria, una construcción práctica (es decir, de acciones encaminadas a construir y sostener determinado orden hegemónico). En este sentido, en el marco de este trabajo, se propone que el Estado Plurinacional de Bolivia y la retórica marítima boliviana responden a un nacionalismo hegemónico que, ciertamente, ha logrado reconciliar -articular- las tensiones de otrora entre la nación cívica y la nación étnica (Sanjinés, 2009).
Por otro lado, las investigaciones citadas en este trabajo han tendido a proponer la prevalencia de un nexo entre nación y “cuestión marítima” a lo largo del tiempo. Así, estos trabajos han tendido a precisar que, en las narrativas históricas y discursos asociados con la cuestión marítima boliviana, subyace un imaginario de nación íntimamente asociado con la mediterraneidad, la heroicidad, la honorabilidad y la derrota de Bolivia en la guerra del Pacífico. Esta propuesta, como se puede observar, ha estado encaminada a proponer la uniformidad en los discursos, imaginarios, representaciones y narrativas históricas asociadas con la causa marítima boliviana. En este entendido -y en el marco de la tensión y articulación entre nación cívica y nación étnica-, en el presente artículo se ha buscado proponer la configuración de una retórica marítima en la que confluyen tanto elementos de larga data como reivindicaciones recientes. Sobre esto, se ha propuesto que, en el contexto de la demanda marítima ante la CIJ, el Estado, investido de un renovado nacionalismo, ha intentado modificar la retórica marítima boliviana sobre los márgenes históricos de la bolivianidad. De este modo, el Estado, a partir de los lineamientos heredados del nacionalismo republicano, se ha limitado a reivindicar la memoria de los que, según el relato oficial, habían sido subalternizados por la historia. En este entendido, los cambios más notorios en la retórica marítima boliviana han sido la inclusión de heroicidades y de toda una simbología indígena, y la visibilización de otras heroicidades femeninas (limitándose, básicamente, a las Rabonas de la guerra del Pacífico). Todos estos cambios, o en todo caso, todas estas actualizaciones, a pesar de responder a tensiones ideológicas y políticas de larga data, no han significado más que una apertura dentro de la cerrazón ideológica y política propia de la retórica marítima boliviana.
De ese modo, se propone que el Estado Plurinacional de Bolivia ha buscado situar una retórica marítima que, en el fondo, responde a un imaginario de nación emergente. Con este fin, desde lo estatal, se ha reivindicado heroicidades, momentos, nociones y abstracciones íntimamente asociadas con la unidad de los bolivianos. En este proceso, se ha configurado un imaginario de nación y se ha buscado resignificar la unidad de los bolivianos. Esta narrativa aséptica, esta identidad cernida y moldeada que se contrapone al invasor, al apátrida, al chilenófilo, y que, en el fondo, articula un imaginario de nación, refuerza una de las premisas fundamentales de la retórica marítima boliviana: la derrota honrosa y, en consecuencia, la reivindicación permanente de la patria. Esto último incluso a pesar de las diferencias ideológicas y políticas de los políticos que, después de la derrota en la guerra del Pacífico, se encargaron de mantener viva esta memoria histórica.
CONCLUSIONES
En el presente estudio, se plantea que existe un reposicionamiento de la cuestión marítima boliviana a partir de una estrategia de Estado y de una reestructuración discursiva, simbólica y narrativa, lo que, en el fondo, deja entrever un cambio en el sentido y en la significación de lo nacional en Bolivia. Específicamente, se entiende que se ha iniciado un proceso de reconstrucción nacionalista -siguiendo a Anderson (2021), Hobsbawm (1992) y Delannoi y Taguieff (1993)- en el que se ha buscado posicionar una noción plural de nación que, en cierta medida, reconcilia la dicotomía nación cívica / nación étnica. De este modo, se propone que desde lo estatal se ha iniciado un proceso de reproducción de lo plurinacional. Es decir, de diseminación ideológica y, a su vez, de legitimación política de los liderazgos y caudillismos implícitos en este nuevo “proyecto de nación”. Una imaginería nacionalista y una palestra política que, como se ha precisado, ha estado protagonizada por hombres.
En este entendido, la consecución de un acceso soberano al mar es más que una aspiración profunda y fundamental de Bolivia y de los bolivianos. Es una metáfora nacionalista y, propiamente, una expresión más del nacionalismo banal (Billig, 2021) boliviano contemporáneo. Recuérdese acá que en la presente investigación se ha podido demostrar que la cuestión del mar, además de encontrarse inmersa en las políticas estatales y en la educación cívica-escolar de los bolivianos, ha sido capaz de permear el imaginario de nación actual. Tanto así que todo lo referido al mar boliviano se ha revestido de cierta sacralidad.
Todo este proceso de posicionamiento, con la derrota del Estado boliviano en la CIJ, ha supuesto un progresivo silencio y una rearticulación discursiva, esta vez limitada a mantener los lineamientos básicos de la memoria marítima. De este modo, después del fallo de la CIJ del 1 de octubre de 2018, la retórica estatal se ha reconvertido y ha empezado a posicionarse como una esperanza distante, pero no inalcanzable. “Bolivia nunca va a renunciar [a terminar con] su enclaustramiento, sabe el pueblo boliviano y los pueblos del mundo”, sostuvo al respecto Evo Morales en inmediaciones del Palacio de la Paz en La Haya, horas después del fallo de la CIJ. Palabras que, como ha ocurrido antes, dejan la puerta entreabierta para que en el futuro otros protagonistas retomen, reacomoden e instrumentalicen esta causa que parece imperecedera.