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Temas Sociales

versão impressa ISSN 0040-2915versão On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.47 La Paz nov. 2020

 

RESEÑA

 

Orellana Ayllón Lorgio (2016). Resurgimiento y caída de la gente decente: un sendero en la formación de una clase etnia dominante en Bolivia (1940-2003).

La Paz: Muela del Diablo Editores.

 

 


Con un título sugerente, se presenta una investigación compleja en un formato que busca abrirse hacia un público general, en vez de limitarse al ámbito académico. Su objetivo es analizar, desde una perspectiva sociohistórica, el desarrollo de la identidad de una clase etnia a la que denomina "gente decente". Se trata de un enfoque novedoso en el estudio de sectores dominantes en Bolivia, dado que plantea la importancia de introducir en el análisis la propia subjetividad de los sujetos que la componen en vez de utilizar categorías que no coinciden con su autoidentificación.

A contramano de la temporalidad del enfoque institucionalista post-estructuralista, que identifica como etapas diferenciables a la dictadura y la democracia, propone una relación de continuidad en el ascenso al poder de este sector dominante, que se fue constituyendo a lo largo del ciclo militar iniciado en 1964 y que se consolidó durante la fase democrática y neoliberal, acaparando el aparato del Estado. Para aprehender el proceso, establece una periodización que inicia en 1940 y culmina en 2003, con el denominado "Octubre Negro".

La investigación tiene una propuesta metodológica ambiciosa, que pretende indagar el fenómeno desde las dimensiones objetivas, prácticas, simbólicas y subjetivas. Para ello utiliza técnicas cualitativas y cuantitativas; la más relevante es la entrevista en profundidad a informantes clave, quienes son personas que ocuparon puestos de autoridad en el Poder Ejecutivo entre 1985 y 2003 y que el autor delimita como pertenecientes a la "gente decente". Además, realiza diagramas de poder y construye bases de datos, basadas en los currículos de los informantes y en datos de revistas y rankings económicos.

El marco teórico, que es presentado como anexo, dado el enfoque divulgativo del libro, plantea una noción de clase social que considera tanto las condiciones materiales de existencia como la comunidad de intereses que se produce entre sus miembros, diferenciándose de una categorización objetivista. En cuanto a los conceptos de etnia y raza, cuestiona la tendencia en la academia local de nombrar a los grupos sin considerar cómo ellos se nombran a sí mismos y plantea la necesidad de indagar qué compone la identidad social de la "gente decente" y cuáles son sus criterios de identificación etno-racial.

Al destacar la variabilidad de la atribución de una etnia/raza y la constante identificación de personas que trascienden los límites de estas categorías, argumenta que es la condición social de las personas la que produce su clasificación étnica. A su vez plantea que, dialécticamente, su condición etno-racial es la que los sitúa en la estructura social. Sin embargo, en el mismo texto analiza cómo el transito de una categoría étnica a otra conlleva un proceso de blanqueamiento que requiere de, al menos, dos generaciones. Dicho proceso tiene siempre la misma trayectoria: de indio a mestizo o blanco. Al respecto, considero que explicar la intersección clase-etnia como una relación de mutua condicionalidad tiende a invisibilizar la racialización y dificulta la profundización en torno a su articulación en la construcción de mecanismos de identificación y diferenciación social.

A partir del primer capítulo, el libro analiza los orígenes, la expansión y la consolidación de esta clase-etnia a través de la trayectoria de los entrevistados, alternando el análisis del autor con fragmentos de entrevistas, lo que le da cierta ligereza a la lectura. En esta reconstrucción intenta plasmar quiénes eran los miembros de la "gente decente", cómo se identificaban étnica y socialmente, cuál era su rol en el modo de producción y qué papel jugaban en el sistema político. De este modo, argumenta que antes de la Revolución de 1952 la "gente decente" era una constelación social, con una identidad racial blanca que estaba acompañada de una ideología darwinista social, que concibe la existencia de una jerarquía racial. Se trata del grupo en el que coinciden propietarios de la tierra y el capital productivo, profesionales y políticos. Dado que su situación de privilegio es refrendada por la ley, los denomina una casta.

Desde ese punto de partida, aborda las consecuencias que tuvo para esta casta la Revolución de 1952, que significó un descenso social y la pérdida de propiedades y poder adquisitivo, así como de privilegios sociales. Orellana le otorga una importancia fundamental —a mi juicio sobre dimensionada— a la migración derivada del exilio político o por motivos educativos de los hijos de este antiguo sector dominante para su propia renovación. Argumenta que refuerza su xenofilia, promueve una diversificación profesional de sus miembros y la adopción de una perspectiva liberal.

Con mucho detalle analiza cómo el ciclo militar de 1964-1982 y su perspectiva desarrollista favorecieron la inserción laboral de estos jóvenes en cargos públicos, el crecimiento de la inversión privada sobre la pública y el desarrollo de un nuevo polo económico, localizado en Santa Cruz. Identifica también la convergencia de la antigua oligarquía con nuevos sectores burgueses locales y de capital extranjero. Considera que la Revolución no transformó el ethos de la antigua oligarquía sino que fue reapropiado por la nueva generación, con la diferencia de que esta última posee una identidad mestiza y de clase media, que se vincula con la promoción del mestizaje durante el gobierno del MNR.

Finalmente sitúa su consolidación durante el periodo neoliberal, etapa de concentración de capitales y de conformación de grandes conglomerados financieros. Resalta los lazos que se producen entre el Estado, los organismos de financiamiento externo y cooperación, y grandes empresas de capital nacional y extranjero en el país. A través de su grupo de informantes, traza una serie de conexiones entre estos círculos y los delimita como las fronteras sociales de la nueva oligarquía.

El trabajo es minucioso al abordar cuál era el rol en el modo de producción y qué papel jugaban en el sistema político los actores clave que fueron entrevistados. Asimismo, aporta un importante estudio histórico de la construcción y reconstrucción de los núcleos que controlaron la economía y la política del país durante más de medio siglo. Sin embargo, no produce herramientas novedosas para analizar la compleja relación clase-etnia en la configuración social boliviana, ni permite aprehender las características materiales y simbólicas de una clase dominante, dado que no llega a delimitar con precisión quiénes forman parte de este universo ni utiliza unas fuentes que permitan caracterizar a la "gente decente" como una clase. No obstante, se trata de un trabajo que abre un camino para la reflexión acerca de los sectores dominantes y su configuración étnica y de clase.

Xana Rodríguez Puente

xanaro01@ucm.es

 

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