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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.47 La Paz nov. 2020

 

INVESTIGACIÓN

 

"Rebeldes sumisas" vs. "sumisas rebeldes": embarazo-maternidad adolescente en espacios nocturnos de El Alto1

 

"Rebellious girls who obey" vs. "obedient girls who rebel": Adolescent pregnancy-motherhood in El Alto night life

 

 

Ramiro Javier Choquehuanca Callisaya2 y Ana María Cáceres Catorety3

Fecha de recepción: 6 de marzo de 2020
Fecha de aceptación: 17 de abril de 2020

 

 


Resumen

El embarazo-maternidad adolescente es, paradójicamente, una problemática "nutrida" por los juicios y prejuicios sociales, que esquiva y confina el sentir, pensar y actuar adolescente a la "clandestinidad". No obstante, los cambios acelerados en la ciudad de El Alto sugieren que la dinámica adolescente-juvenil configura relaciones sociales distintivas y también válidas. Por ello, este artículo explora el campo subjetivo del embarazo-maternidad en espacios-tiempos propios y desde quienes lo experimentan.

Palabras clave: embarazo-maternidad adolescente, espacios nocturnos, personas adultas, Bolivia-La Paz-Ceja de El Alto, prevención


Abstract

Adolescent pregnancy-maternity is, paradoxically, a problem "nourished" by social judgments and prejudices, which avoids and confines in "clandestinity" the feelings, thoughts and actions of the adolescents involved. However, the accelerated changes in the city of El Alto suggest that the adolescent-youth dynamic shapes distinctive and also valid social relations. For this reason, this article explores the subjective field of pregnancy-maternity in their own time-spaces and from the viewpoints of those who experience it.

Keywords: adolescent pregnancy-maternity, night spaces, adult people, Bolivia, La Paz, Ceja de El Alto, prevention


 

 

 

Los jóvenes son la fotografía de los tiempos que cambian. Es imposible no amarlos y odiarlos a la vez. Son en efecto aquello que más amamos de nuestro "haber sido", pero también lo que como consecuencia detestamos porque no ha sido eterno, sino solo fluctuante, líquido.
(Bauman y Leoncini, 2018: 17)

INTRODUCCIÓN

En algunas sociedades, el embarazo y la maternidad adolescente son catalogados como un problema social y exclusivo de la mujer; en otras, la maternidad es el papel más importante que se debe desempeñar y asumir. La dificultad está en la edad en la que se debe desempeñar dicho rol, ya sea por aspectos físicos, emocionales, económicos o sociales (Tapia, 2016). En Bolivia, pese a existir parámetros de edad jurídica y socialmente aceptados para embarazarse y ejercer la maternidad4, ésta es transgredida constantemente por adolescentes y jóvenes.

Hoy, la ciudad de El Alto está compuesta mayoritariamente por alteños "netos", nuevas generaciones con experiencias de vida propia y "contraria" al imaginario adulto. Lejos de ser "sujetos controlables", los adolescentes se apropian de espacios y tiempos para reflexionar, organizar sus actividades, tomar sus decisiones y asistir a fiestas juveniles, antes que compartir con la familia. Su entorno social, espacios y tiempos (colegio, centros deportivos, plazas, discotecas, la calle, etc.) definen potencialmente su experiencia, su subjetividad y su comportamiento, aspecto poco o sesgadamente comprendido por las entidades adultas (familia, sociedad y Estado).

Para los especialistas del tema —principalmente del área de la salud pública—, es ya una tradición asociar el embarazo adolescente a la desprotección de las mujeres más jóvenes en relación a su salud reproductiva, a un sistema de salud poco eficaz en la atención y la prevención del embarazo, a una asistencia médica no adecuada, a la precariedad laboral y al abandono escolar. Varios autores consideran al embarazo como una experiencia de riesgo vital para las adolescentes (Castro y López, 2014; UNFPA, 2018; Salinas y Castro, 2011, entre otros). A nivel nacional, las acciones que se impulsan desde el Estado buscan prevenir el embarazo modificando el comportamiento de las niñas y adolescentes, y no tanto el de los varones5, reproduciendo, así, la creencia de que la niña o la adolescente tiene la responsabilidad de prevenir el embarazo y la presunción de que, si queda embarazada, es ella la que entra en falta. Por ello, este trabajo pone de manifiesto aspectos sociológicos omitidos en los estudios sobre embarazo y maternidad adolescente, y pretende realzar la opinión y práctica adolescente en y desde quienes los experimentan.

Asumiendo el método cualitativo, en este artículo presentamos algunos resultados de la investigación "Maternidad y embarazo adolescente en barrios peri-urbanos de la ciudad de El Alto, 2018-2019", impulsado por la organización no gubernamental Médicos del Mundo-Bolivia6. El objetivo es analizar la experiencia materna y el embarazo en adolescentes de 15 a 19 años de edad, en espacios nocturnos de la Ceja de El Alto, entre los años 2018 y 2019. Específicamente, caracterizamos socialmente a los adolescentes en espacios nocturnos de la Ceja, como la Plaza Juana Azurduy, la calle 3 de Villa Dolores (zona conocida como el "Barrio Chino") y las discotecas. Indagamos la percepción del embarazo-maternidad adolescente desde las entidades adultas y, finalmente, examinamos la reflexión/opinión y práctica adolescente ante y en el embarazo-maternidad. En ese sentido, más que centrarnos en las causas y consecuencias, nos enfocamos en el cómo se producen esas relaciones y vivencias de los adolescentes, imbuidos por su entorno, el control familiar y la estigmatización social.

En los primeros apartados del artículo, presentamos precisiones teóricas y metodológicas. Un apartado de hallazgos describe inicialmente aspectos contextuales. Más adelante analizamos la sociabilidad adolescente en espacios nocturnos de la Ceja, el embarazo-maternidad adolescente visto desde las entidades adultas y la experiencia adolescente en torno al embarazo-maternidad en espacios nocturnos, desde lo que denominamos, por un lado, la euforia de la "libertad" y "rebeldía" adolescente y, por otro, el "control" familiar y la "sumisión" adolescente. Cerramos con una breve discusión y algunas conclusiones.

 

ALGUNOS ESTUDIOS SOBRE ADOLESCENCIA, EMBARAZO Y MATERNIDAD

La adolescencia, como categoría social, aún no encuentra un consenso respecto a su definición'. Para la tradición biopsicológica, la adolescencia es un periodo crítico marcado por el inicio de la preocupación por la sexualidad, aspecto que organiza casi todo lo relativo a esta etapa de vida, biológicamente programada según la edad y alterada por el comportamiento problemático de los adolescentes (Feixa, 1996; Valdés et al., 2002); periodo problemático que, según se dice, debe ser controlado y corregido para su entrada a la vida adulta.

Los estudios culturales introdujeron una mirada diferenciada8. Categoría social e históricamente construida bajo esquemas de relaciones de poder, en la que la juventud no es más que la palabra a partir de la cual se le designa, arbitrariedad en la delimitación de las edades. El trazo de las fronteras entre juventud y adultez constituye una cuestión de poder entre generaciones por imponer límites con respecto al lugar que deben ocupar los individuos (Bourdieu, 1990). Así pues, la adolescencia es vivida de modo diferente, según la edad, como crédito energético y moratoria vital, la generación a la que pertenece, la clase social, el género y la pertenencia étnica, "según las urgencias temporales que pesan sobre el varón o la mujer" (Margulis, 1996: 29). Cada sociedad, según su contexto social, económico, político y cultural, define la manera de ser adolescente y joven9.

El embarazo y la maternidad adolescente10 son, también, una categoría socialmente construida y el modo como se la define tiene implicaciones en su abordaje11. En primera instancia, es calificada de muy alto riesgo en este grupo de edad (Blázquez, 2012)12, puesto que tener un hijo a una edad temprana limita su desarrollo pleno, afecta su identidad, incentiva la reproducción intergeneracional de la pobreza y promueve trayectorias desventajosas para ellas, acelerando la transición a la adultez (Beltrán, 2006; Herrera, Blanda y García, 2002). Con esto, aparece la etiqueta: "embarazo no deseado".

No obstante, se ha demostrado que a largo plazo la maternidad no necesariamente constituye un elemento que explique las trayectorias y situaciones desventajosas de las adolescentes. La precocidad de la fecundidad es relativa, lo que se considera temprano en algunos contextos socioculturales constituye un modelo reproductivo deseado en otros. Las resistencias a la disminución de la fecundidad están vinculadas con condiciones socioeconómicas previas que permean las opciones por la maternidad (Llanes, 2010). Los/as adolescentes, como actores/as sociales, experimentan y construyen significados, las adolescentes son capaces de tomar decisiones, construir, negociar y reconfigurar nuevas identidades como madres a lo largo de su trayectoria de vida, a pesar de las adversidades sociales y económicas por las que atraviesan (Llanes, 2010).

Entre mayor sea la aceptación de su entorno y espacio social13, las adolescentes podrán enfrentar fácilmente la estigmatización social y conferir un sentido positivo a su experiencia, y no como un problema social (Marcús, 2006). La maternidad no es una situación adversa en sí misma, al contrario, es micro, macro socialmente construida, experiencia objetiva y subjetiva a la vez, determinada por la agudización de las condiciones producidas por la desigualdad social.

 

METODOLOGÍA Y TÉCNICAS APLICADAS

La investigación es de corte cualitativo. Con la finalidad de captar la realidad social (opinión y práctica cotidiana) de los/as adolescentes, se reconstruyó la historia de vida de adolescentes "clave" (embarazadas y no embarazadas). Se efectuó también entrevistas a profundidad a padres de familia, comerciantes y personal de la Dirección Municipal de Salud de El Alto. La observación participante y no participante en espacios nocturnos fue fundamental, principalmente en discotecas, plazas y calles de la Ceja de El Alto14. Adicionalmente, se realizaron grupos focales que no estaban contemplados inicialmente.

El ámbito geográfico de estudio fue la Ceja, zona localizada en el "centro" del municipio de El Alto (departamento de La Paz, Bolivia). La unidad de análisis fue una agrupación de adolescentes15 y jóvenes (estudiantes y no estudiantes), conformada mayoritariamente por mujeres (9 varones y 16 mujeres, aproximadamente), muy pocos eran pareja (al comenzar el estudio eran cuatro y al finalizar al menos siete parejas "efímeras")16. Los informantes oscilan entre los 15 y 19 años de edad, miembros de un grupo juvenil "difuso", sin una estructura de mando establecida o nombre con el que se identifiquen y presenten. El periodo de estudio está comprendido entre el 2018 y 201917. No ha sido posible cuantificar con precisión a los miembros del grupo juvenil, por la variabilidad y frecuencia en dichos espacios18. Muy pocos utilizan nombres y apellidos reales, por ello, la identidad de los informantes se mantiene en el anonimato y se hace referencia únicamente a sus "chapas" (apodos).

 

HALLAZGOS

Contexto de la ciudad de El Alto: la Ceja

El Alto está ubicado en una especie de meseta plana, en la parte altiplánica del departamento de La Paz (a unos 4.000 msnm). Históricamente, constituyó una zona rural, luego de la Revolución de 1952, dentro de las denominadas exhaciendas (Sandoval y Sostres, 1989)19. Según el censo de 2012, su población alcanza a 848.452 habitantes (INE, 2013)20. Su composición social es resultado de la migración campo-ciudad (principalmente aymara) y del desplazamiento intraurbano de la ciudad de La Paz hacia El Alto. "Mucha gente de la ciudad de La Paz tiene casa en El Alto y sus hijos viven en ella" (Llanos y Moreno, 2002: 31). Está organizado en torno a centros, barrios más antiguos que hoy son los más importantes21. A partir de estos centros, se estableció una estrategia de ocupación del espacio urbano.

La Ceja, centro "natural" por el que se ingresa a la ciudad de La Paz para el intercambio comercial, se constituye hoy en un espacio articulador y reproductor de dinámicas culturales (Cárdenas, Mamani y Sejas, 2010). No hay una delimitación política o administrativa que defina su extensión, el área compartida entre los barrios 16 de Julio, 12 de Octubre y Villa Dolores es el "núcleo" de la Ceja, a partir del cual se desarrollan, de modo radial, las principales vías que estructuran la ciudad y que la conectan con los municipios vecinos de Viacha, Laja y La Paz. En esta zona se desarrollan actividades comerciales, producción industrial a escala media, además de rubros por cuenta propia.

La Ceja, lejos de ser un espacio específico y cerrado, mantiene su estatus de zona más importante de la ciudad de El Alto, paso obligatorio que conecta a la sede de gobierno (La Paz) con todo el país, equivalente al área central de cualquier ciudad. La Ceja es el centro tradicional que alberga la mayoría de los edificios administrativos del Gobierno Autónomo Municipal de El Alto, comerciales y las sedes de organizaciones sociales, como la Central Obrera Regional (COR) y la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve).

Algunos datos del embarazo-maternidad adolescente en El Alto

Según la Encuesta de Demografía y Salud (EDSA) del año 2016, en cuanto a la tendencia de los casos de embarazos en adolescentes, Bolivia se caracteriza por la variabilidad de sus datos en el tiempo. Para el 2003, el índice llegaba al 15,7%, en 2008 subió al 17,9% y en 2016 registró una caída, alcanzando el 14,8%, es decir, que los embarazos en adolescentes de entre 15 y 19 años bajaron más del 3% en la última década (INE y Ministerio de Salud, 2017).

En la ciudad de El Alto, la tendencia del embarazo-maternidad en adolescentes es también variante. En 2011, el Gobierno Autónomo Municipal de El Alto (GAM El Alto) realizó una encuesta a 4.000 jóvenes entre 13 y 18 años de edad (3.000 estudiantes y 1.000 independientes), se reveló que 1.642 experimentaron el embarazo: 600 (36,5%) quedaron embarazadas luego de haber consumido bebidas alcohólicas y 400 (24%) concibieron producto de una violación, ya sea porque el agresor estaba ebrio o porque ellas fueron forzadas a tener relaciones coitales tras haber ingerido bebidas alcohólicas. Además, las cifras revelan que 330 (21%) se embarazaron al tener relaciones sexuales por "experimentar", 200 (12%) porque querían formar hogares siendo jóvenes y 112 se debieron a diversas causas. De los 1.642 embarazos en adolescentes identificados, 181 (11%) terminaron en aborto: 144 inducidos y 37 espontáneos (GAM El Alto, 2017). Asimismo, según datos del Servicio Regional de Salud (SERES El Alto), en 2012, de las cinco redes de salud del municipio (Red Los Andes, Red Lotes y Servicios, Red Corea, Red Boliviano Holandés y Red Senkata), la Red de Salud Los Andes es la que reporta los mayores casos de embarazos en adolescentes (la Ceja es parte de esta red de salud), con 1.400 embarazos atendidos respecto a la red con menor casos, 352, pertenecientes a la Red de Salud Senkata22.

En la celebración del Día Mundial de Prevención del Embarazo en Adolescentes y Jóvenes, la Dirección Municipal de Salud de El Alto informó que, en 2018, 6 de cada 100 adolescentes entre 14 y 19 años de edad ya habían iniciado su vida sexual, y que entre los años 2015 y 2018 se observó una reducción en el número de embarazos: en 2015, se registraron 2.542 embarazos; en 2016, 2.541; en 2017, 2.167; en 2018, 2.292. Según esta Dirección, el embarazo en adolescentes es la segunda causa para la deserción escolar23. Asimismo, "en la mayoría de los casos, la familia tiene mucha vergüenza del embarazo adolescente de sus hijas y las abandonan; entonces, son muchachas que están solas y que tienen que sobrevivir, no solo ellas, sino también sus hijos"24.

Sociabilidad adolescente en espacios nocturnos de la Ceja

Los adolescentes componen un segmento importante de la población alteña, puesto que del total de habitantes, aproximadamente, 94.288 son personas entre los 15 y 19 años de edad (INE, 2013). El grueso de la población juvenil son alteños/as "netos" (es decir, nacidos en esa ciudad).

La Ceja ofrece a los adolescentes y jóvenes un mercado de bienes culturales para actuar como consumidores seducidos por la publicidad. La oferta de bienes de consumo (ropa actual, celulares, discos compactos, DVD, miniparlantes portátiles, bebidas alcohólicas, etc.) y de servicios (internet, karaokes, discotecas, clubes privados, etc.) es notablemente variada; pero las posibilidades reales de consumir todo lo que el mercado ofrece son limitadas (Guaygua, Rivero y Quisbert, 2000). No obstante, la presencia adolescente en la Ceja no se circunscribe solo al consumo cultural ofertado, ni únicamente en el día: los adolescentes actúan también como protagonistas nocturnos. El razonamiento de ".. sentirse bien y despejarse de los problemas", permite a este segmento de población "ser ellos mismos".

La Ceja ofrece a los adolescentes y jóvenes una infinidad de espacios y tiempos; son lugares que desinhiben y fomentan la fantasía de la plena libertad; son momentos para que los jóvenes saquen a relucir sus escudos y blasones, ostenten sus títulos y los pongan a prueba frente a sus pares (Chmiel, 1996). La "concesión" adulta permite a los/as adolescentes apropiarse de dichos espacios y tiempos25. Reunidos, entre las 18:00 y 22:30, los adolescentes conversan de todo un poco, ríen, enamoran y cuando hay "quivos" (dinero) consumen bebidas alcohólicas, lo que sugiere un imaginario "autónomo", alejados/as de la mirada adulta. Son espacios moldeados a sus necesidades, para "...esconderse de los demás [adultos] y la gente que jode [fastidia] mucho.” 26.No todo espacio es en sí mismo juvenil, existen espacios predilectos: la plaza Juana Azurduy, el "Barrio Chino" y el Faro Murillo (todos ubicados en la zona Villa Dolores), la cancha de la 12 de Octubre, el puente de la Ceja, el "final autopista" y la "nueva" pasarela (ubicada en cercanías a la alcaldía quemada). De este abanico de posibilidades, la discoteca, la plaza y la calle son los espacios más frecuentados.

La discoteca es un espacio de sociabilidad predominantemente nocturno27. El incremento descontrolado, legal e ilegal, de centros de "diversión" ha hecho posible que éstos sean más competitivos28. No todas las discotecas son atractivas para los adolescentes, las más frecuentadas son Specktra, Love City, Escape y Mar Azul (las dos primeras ubicadas en la Av. Tiahuanacu y las últimas en la Av. Jorge Carrasco). Se trata de espacios modestos y "baratos"29 donde se escuchan ritmos musicales acordes a su edad; el reguetón y la cumbia villera son los que sobresalen. Risa, baile, coqueteo, enamoramiento, diálogo íntimo y recelo son acompañados por los populares "combos"30, que estimulan el "desborde juvenil". A diferencia de otros espacios, la discoteca es un lugar de "privilegio", asisten solo los que tienen "quivos" (dinero); aquellos que no cuentan con recursos económicos optan por reunirse en la plaza Juana Azurduy o en el "Barrio Chino"31.

La presencia adolescente en estos espacios obedece a dos circunstancias: por un lado, hay un "débil" control y supervisión de los padres hacia sus hijos; los padres están fuera del hogar casi todo el día, "atendiendo sus negocios", porque son comerciantes minoristas o trabajan de "lo que se pueda", según la actividad económica y categoría ocupacional a la que pertenezcan. El sector ocupacional más alto de esta ciudad se concentra en el comercio, el transporte y los almacenes, con el 36%; le siguen otros servicios con un 25,43% y la industria manufacturera con un 19,20% (INE, 2013)32.

Padres y madres se ven obligados a dejar "solos/as" a sus hijos. "Confiando" que sus hijos mayores se harán cargo de la casa, los padres salen a trabajar sin "problema"33. Pese a las recomendaciones de buen comportamiento que hacen los padres, el conflicto entre ellos y sus hijos es latente. Ante la ausencia adulta en el hogar, luego del colegio, los/as adolescentes quedan "sueltos/as", "agarrados" por los amigos de vecindad y colegio, quienes asumen de facto cierta libertad y "rebeldía" (adolescentes "rebeldes"). Este bloque de adolescentes reporta permanentes conflictos en su hogar y cuestiona las reglas impuestas por sus padres y los cánones sociales o el "chismerío de la gente..".

Por otro lado, están el control y la supervisión "estrictos" a los adolescentes. Pese a dedicarse a sus actividades económicas, los padres ejercen una actitud más firme con sus hijos; "no descuidarse de sus hijos para que no se desvíen" es la premisa que los motiva. En la práctica, son las madres quienes efectivizan dicha consigna, mediante la integración de sus hijos/as a su actividad laboral, principalmente el comercio. Por ejemplo, las madres con una actividad comercial cercana a la Ceja optan por inscribir a sus hijos/as en colegios circundantes, por eso, "luego del colegio ellas tienen que ayudar en el puesto y, si no, se acostumbran a no hacer nada..."34. Otros optan por asignarles "responsabilidades" en casa, que se cumplen muy poco. En este caso, las adolescentes suelen frecuentarla Ceja únicamente los fines de semana porque los demás días mantienen obediencia, cumplen la regla familiar y los cánones sociales como adolescentes "sumisas", puesto que "tranquis hay que estar con nuestros padres, porque son bien jodidos [fastidiosos]..." (Lesly, adolescente de 17 años, El Alto, septiembre de 2018)35

El embarazo-maternidad adolescente visto desde las entidades adultas

Para los alteños, el embarazo-maternidad adolescente es una realidad inaceptable e inexplicable: "¿por qué las chicas se comportarán así y caen en desgracia?", suelen preguntarse. Dejando entrever que las muchachas, y no así los varones, son las responsables de las causas y consecuencias individual, familiar y social.

En general, se coincide en que la falta de control y educación en la familia son la principal causa. También está la proliferación de alojamientos, discotecas, lenocinios y la venta descontrolada de bebidas alcohólicas a menores de edad. Así, para las entidades adultas, las causas y consecuencias tienen dos connotaciones. Por un lado, está su rechazo, cuestionamiento y "preocupación" por los efectos del embarazo más que el ejercicio de la maternidad36 y, por otro, la búsqueda de responsabilidades.

Para la entidad estatal (alcaldía, establecimientos de educación, de salud, etc.), la falta de información y educación sexual, el poco acceso a métodos anticonceptivos, la falta de concientización a los adolescentes y sus familias son las causas más relevantes (responsabilidad social y familiar). Para la entidad social (juntas de vecinos, comerciantes, etc.), las causas serían la situación social, cultural, económica, política y el crecimiento de la ciudad y una sociedad (responsabilidad estatal) ".. más individualista, despreocupada y corrupta (...) ¡se preocupan más por uno mismo! y el gobierno no hace nada para evitar el sufrimiento de las familias y jóvenes, más se preocupan por ellos mismos (funcionarios públicos), ése es el problema...". En medio de esto, está la opinión familiar, que atribuye las causas a la rebeldía e inconsciencia juvenil al uso excesivo y descontrolado de la tecnología (celulares, radio, música, televisión e internet), a la pérdida de valores y a la mala amistad.

Asimismo, la promulgación de leyes que protegen y garantizan los derechos de los niños, adolescentes y jóvenes por parte del Estado y su difusión por medios de comunicación, propició un escenario de confusión y tensión familiar. Padres en "desventaja" ante la "rebeldía" de sus hijos, ya que "hoy en día ya no se les puede decir nada (..) ellos nomás salen con su boca sino te denuncian y detienen nomás" (Juan Laruta, comerciante de la Asociación 10 de Noviembre, en la calle 3 de Villa Dolores de la Ceja, El Alto, septiembre de 2018). Acompañan a esta realidad, las prácticas que fomentan precozmente la maternidad, desde la construcción de la feminidad en la infancia, pues se sostiene que una mujer "sí o sí" está destinada a ser madre, "eso ya se sabe desde que una se entera del sexo de su hija".

La sociabilidad de roles por sexo y género fomenta el embarazo en las adolescentes y jóvenes alteños/as. En la niña, el simulacro materno efectuado en su infancia determina, en cierto sentido, su deseo de ser madre. A las muchachas, entre los 10 y 15 años de edad, se les exige ser "bien mujercitas" para no tener fracasos en la vida (cumplimiento de roles femeninos), ser ordenadas y no perezosas para mantener su hogar, apoyar al marido y saber criar a los hijos. Esto garantizaría una vida exitosa como mujer, tal como se advierte en el siguiente testimonio:

Realmente esta juventud de hoy está muy mal, ellos son muy inconscientes. Antes no era mucho así, para eso tiene la culpa pues la televisión y todas esas cosas. El celular nomás están manejando y no hacen caso, quieren salir a la calle, ¡a qué nomás querrán salir!, si aquí no le falta nada (..) yo ya tengo cinco hijos, todos mal o bien han salido adelante nomás, pero la ultimita me hace renegar mucho, le doy más que a mis hijos mayores. Para ella nomás se lo he comprado muñecas que hablan, hasta sus hermanas mayores le han regalado sus muñecas y para sus hermanas nada. A todas mis hijas les he hablado que ¡todo tiene su tiempo! (..) porque ellas desde los 10 años ya son grandecitas pues y entienden, un día ellas serán mujeres, esposas y mamás. ¡Hagan sus cosas bien!, les digo, porque a un hombre no le gusta las mujeres desordenadas y flojas, por eso pues tanta gente se separa fácilmente... (Juana Huallpa, comerciante de la Asociación 20 de Enero, Ceja, El Alto, septiembre de 2018).

La experiencia adolescente en torno al embarazo-maternidad en espacios nocturnos

Sin esquivar la experiencia propiamente familiar, laboral, en establecimientos educativos, de salud, etc., a continuación, exponemos la experiencia de las adolescentes en escenarios nocturnos de la Ceja de El Alto (su opinión y comportamiento respecto al embarazo-maternidad)37.

a) Desde la euforia de la "libertad" y "rebeldía" adolescentes

La tensión generacional entre padres e hijos deriva de la imposición de la autoridad adulta. No obstante, la actividad laboral de los padres fuera del hogar produce un "vacío" de "autoridad". Ante esta realidad, las/os adolescentes asumen subjetiva y objetivamente su "libertad" para realizar sus propias actividades y desplazarse a lugares "nunca" pensados. Los lugares más publicitados y atractivos para profundizar esta "libertad", por la variedad de oferta y fama, son la Ceja, la 16 de Julio, el cruce a Villa Adela, la Universidad Pública de El Alto (UPEA), etc.38. La discoteca, la plaza y la calle no son espacios homogéneos, operan de modo diferente en la percepción y práctica adolescente. La plaza y la calle funcionan, ante todo, como espacios de esparcimiento, exposición de liderazgos y construcción de la identidad juvenil; allí se reúnen casi todos los días39. Mientras tanto, en la discoteca, se pone de manifiesto la belleza, la alegría y los deseos más profundos de las/os adolescentes40.

En estos espacios, el embarazo y la maternidad no son temas reflexionados consciente y abiertamente; al contrario, son manifestaciones verbales y gestuales espontáneas. En la plaza Juana Azurduy y la calle 3 ("Barrio Chino"), el embarazo-maternidad ingresa como un tema de reflexión únicamente cuando una de las chicas del grupo ha bebido y se ha "trasnochado", es decir, no ha llegado a su casa.

El embarazo-maternidad es asociado al amor de pareja, no obstante, también son conscientes de que los tiempos han cambiado, que "nada es eterno y todo felicidad...". Su precariedad económica, y la de su familia, pronostican a la maternidad como un acontecimiento obstructor del disfrute juvenil (bailar, vestirse bien, comer bien, trabajar para una misma, etc.), aspecto característico de las adolescentes "rebeldes". Las antiguas (de aproximadamente 18 años), basadas en su experiencia materna, suelen recomendar a las más "changas" (menores de edad e inexpertas), como regla principal, disfrutar "antes de joderse la vida". De este modo, su experiencia sexual y materna permite a unas tener influencia sobre otras. Las muchachas con experiencia sexual y sin embarazo son, según la opinión de sus pares, "expertas", las que "han aprendido a cuidarse"41.

Por otra parte, la experiencia sexual con embarazo provoca en el grupo fricciones y cuestionamientos. Las "infractoras" son calificadas de "cojudas": "¡sonsas las que se embarazan! Cargar una wawa para un chango que ni siquiera les quiere y valora (...) ¿quién, pues, quiere eso?, ¡nadie, ¿no ve?!", se suele sentenciar. Comparar su propia experiencia con otras que sí se embarazaron (exmiembros del grupo) es una estrategia reflexiva. Para las adolescentes "rebeldes", tener un hijo y convivir con el padre es estar subordinadas a un régimen patriarcal y machista, atadas a un hombre y a un hijo, mientras que otras (mujeres "libres") continúan disfrutando la vida. Según dicen, "...seguimos haciendo joda..."42; quedando claro que para estas adolescentes y jóvenes la maternidad aún no está en su plan de vida.

La postura de no embarazo aparece por la memoria familiar. Muchas madres de las adolescentes se embarazaron a temprana edad; fue una experiencia difícil y de mucho sufrimiento, y suelen ser evocaciones que oprimen y desencadenan llanto en las adolescentes. Un caso que grafica esta realidad es el de Mireya, una adolescente de 17 años de edad que, debido a la ausencia de sus padres (padre transportista y madre comerciante minorista), solía sentirse sola y aburrida. Por eso, decidió buscar distracción fuera de su casa (primero, en cercanías a su barrio: Villa Adela, y, luego, en la Ceja). Mireya recuerda que su padre consumía alcohol. Por esto, su madre vivió una vida difícil, pues fue objeto de violencia machista y de infidelidad. Esa situación la obligó a "salir a vender lo que sea" y mantener a sus hijos. La experiencia de su madre pesó mucho en Mireya, quien no desea ser como ella. Desde su infancia aprendió de la vida en la calle, de sus amigas, más que de la escuela o de su familia43.

La discoteca propicia y/o estimula, en cierto sentido, la producción del acto sexual con la pareja, un amigo o un desconocido. Enteradas de su embarazo, la preocupación y la angustia son las primeras reacciones, más aún, si ellas no tienen idea de quién es el progenitor. Por ello, intuyendo la estigmatización social hacia las "infractoras", las amigas de la embarazada recurren a estrategias de contención, apelando a los cambios sociales de hoy: lucha contra toda forma de discriminación y otros derechos. Se asegura que "ahora tener un hijo no es motivo de discriminación, una mujer no puede ser criticada por ser madre soltera, ¡a ellos qué les importa...!", se suele sentenciar. Un claro cuestionamiento a las entidades adultas, de donde provienen los prejuicios.

La discoteca es frecuentada entre amigos y parejas (enamorados), muy pocos van solos. Llama la atención que para los varones (entre adolescentes, jóvenes y adultos) es sabido que las discotecas Love City, Specktra, Escape y Mar Azul son frecuentadas mayormente por "changuitas" (menores de edad) y las posibilidades de "enamorarse" o enamorarlas son elevadas. Muchos adultos asisten a estos lugares en busca de "mujeres jóvenes". El enamoramiento se da entre adolescentes y jóvenes; no obstante, la posibilidad que una adolescente "enamore" con un adulto es bastante alta44.

No todas las adolescentes "rebeldes" son consecuentes con su crítica a los patrones adultos, pues, expuestas a los riesgos de la noche, aunque en un menor número, ellas también experimentaron el embarazo (dos casos). Ante esto, ellas optan por distintas vías de comportamiento: alejamiento temporal o definitivo. La ausencia temporal está determinada por el rechazo o aceptación familiar, siempre y cuando las madres de las adolescentes ayuden a criar a los recién nacidos. La ayuda permite a estas muchachas darse una escapadita y seguir saliendo a la discoteca, "pero solo por un rato". Otras optan por "juntarse", convivir con el progenitor (también joven), separarse definitivamente del grupo, asumir su rol femenino y "ser madre responsable". Por lo general, los padres de la adolescente ejercen presión sobre la nueva pareja para hacerse cargo de la wawa (recién nacido).

Por lo mismo, para las adolescentes "rebeldes" tener un hijo o no tenerlo está "influenciado" por el grupo social al que pertenecen y la reacción familiar, es decir, por la influencia de amigas (con experiencia sexual) que aprendieron a cuidarse para no embarazarse (y no así de las enfermedades de transmisión sexual) y por su experiencia infantil, la aceptación y el apoyo familiar.

b) Desde el "control" familiar y la "sumisión" adolescente

Las tensiones entre padres e hijos derivan en la imposición de la autoridad paterna. Ante su ausencia en el hogar ("vacío" de autoridad), a fin de "no perder el control hacia sus hijos", los padres optan por medidas "responsables". Luego del deber escolar, los y las adolescentes son incorporados a la actividad económica de la familia, principalmente en el comercio informal. La cuestión es "mantenerlas controladas y ocupadas" sin opciones45. No obstante, pese al control familiar, las adolescentes encuentran modos para reunirse con sus pares; el pretexto siempre es el mismo: realizar trabajos prácticos para la escuela, buscar información en internet, comprar material escolar "rebuscado", salir a jugar fútbol o voleibol, dar una "vueltita" con las amigas o, finalmente, "zafarse" del control paterno46.

Reunidas todas ("rebeldes" y "sumisas"), revelan una dinámica jerarquía. Las "rebeldes" poseen un estatus "privilegiado" respecto a las "sumisas", las primeras son las más "de bolas y jodidas" (término juvenil homologado a rasgos de audacia y extroversión), lo que no ha impedido que sean amigas e interactúen con naturalidad. Las adolescentes "sumisas" son menos expresivas y "entradoras" (temerosas y recelosas); pero eso sí, se acoplan con facilidad a las reflexiones y prácticas del conjunto, más aún, si se trata de gustos musicales, vestimenta de moda, complicaciones amorosas, problemas familiares, experiencias sexuales, etc. Para estas adolescentes, el embarazo-maternidad se presenta como un momento de ruptura en su vida; no niegan que algún día serán madres, pero para eso deben esperar la llegada de un hombre bueno y trabajar mucho para evitar carencias futuras para la wawa (hija o hijo). Es el respeto a sus padres y a su familia la principal razón para no adelantar dicho acontecimiento. Por esto, su opinión es equiparable al de las entidades adultas, aunque, en caso de dicha eventualidad y el enojo de sus padres, el apoyo familiar es la primera manifestación.

Basada en su experiencia escolar y de grupo, Lesly, en su intención de estudiar y "superarse para ser alguien en la vida", pese a la crítica de la sociedad y la desatención de entidades estatales, asegura que sus padres siempre "están ahí". La llegada de un nuevo miembro a la familia, pese a la precariedad económica, es asociada a la felicidad y el apoyo familiar obligatorio. Es un modo de pensar y actuar equiparado a la experiencia de sus pares en el colegio, el barrio y los espacios que frecuenta con sus amigas en la Ceja.

.. no sé qué pensarán los demás, pero para mí, ser madre es algo que sí o sí va a suceder, pero ahorita no estoy preparada, si yo hago eso mis papás me pueden matar y mi familia se puede emputar. Hay muchas muchachas que tienen sus hijos y sufren mucho, por ejemplo, en mi colegio (Huayna Potosí), el año pasado una amiga ha tenido su bebé, casi le expulsan, pero como ahora ya no pueden expulsarte del colegio, está bien nomás. Nosotras le preguntamos a ella qué se siente y ella dice que es normal, que su mamá le ayuda y más bien es bien querido, pero yo sé que se sufre mucho. Yo tengo que estudiar e ir a la universidad (...) pero cuando me vengo aquí es otra cosa pues, como se puede decir, hay mucha joda. Mis amigas son buenas nomás, la mayoría estudia, pero también tienen problemas con sus papás. Son buena onda, nos cuidamos entre nosotras. Ellas conocen más que nosotras, conocen todos los lugares de la Ceja. Nunca nos hemos enojado. Como ellas son más experimentadas, saben qué chango es bueno y cuál es malo. Hay changos buenos nomás, te respetan y otros son guasos... (Lesly, adolescente de 17 años, El Alto, septiembre de 2018).

La influencia de las "rebeldes" sobre las "sumisas" es indudable, aunque las adolescentes "sumisas" dejan entrever que su propósito mayor es estudiar, combinado con la idea de vivir plenamente su juventud, reflexiones siempre presentes. En paralelo, las "sumisas" se han trasnochado reiteradamente, duermen en casa de sus amigos/as, en alojamientos o simplemente amanecen en las discotecas de "remate"47.

La dinámica grupal desarrolló un tipo de cuidado recíproco entre las adolescentes "rebeldes" y las "sumisas". Por ejemplo, cuando consumen alcohol, se suele detectar a las que ya están bastante ebrias y se están "rayando" (conducta no adecuada en público). Ante esto, las sobrias tienen la obligación de "controlarse"; ése es el acuerdo premeditado. Esta estrategia puede sufrir alteraciones cuando el grupo se abre o se ve "invadido", es decir, cuando una decide aislarse del grupo o un/a ajeno/a se integra al mismo. Pese a los cuidados entre pares, las adolescentes "sumisas" corren mayor riesgo que las "rebeldes".

Para el efecto, el caso de Karen, de 16 años de edad, es elocuente, refleja muy bien lo señalado: un fin de semana (viernes), luego de bailar y consumir bebidas alcohólicas en la discoteca (Escape), Karen quedó embarazada. Ella no recuerda qué sucedió, supone que el progenitor es Pinky (su exenamorado), con quien estuvo casi toda la noche. Por su parte, Pinky negó rotundamente la paternidad. En esa ocasión, luego de haber "sacado valor de donde sea" (perder miedo), Karen informó a sus padres sobre su embarazo, quienes enojados por la situación y después de una búsqueda intensa por el "barrio chico" (mercado de artículos de segunda mano) localizaron e increparon a Pinky para que se haga responsable. Escándalo y amenazas de juicios legales obligaron a los padres de Pinky a tomar la decisión de que conviva con Karen.

Dos años después, Pinky y Karen, pese a los problemas conyugales, experimentan su paternidad y su maternidad "...bien nomás". Karen, ahora de 19 años de edad, cuenta: "...más bien mis papás me han entendido. Pese a que es difícil, he logrado salir adelante. He salido del colegio y ahora estoy pensando estudiar algo más.." (Karen, adolescente de 19 años de edad, enero de 2019)48. Luego del "trasnoche" (pasar la noche fuera de casa sin dormir), el miedo y la desazón son comunes en ellas. La osadía de las adolescentes "sumisas" es fuertemente reprendida y castigada por los padres: violencia verbal y física para unas, e indiferencia familiar para otras quienes no han tenido mayor problema49.

Trasnoche, consumo de alcohol y práctica sexual involuntaria (léase también como violación) son los elementos que triangulan el embarazo-maternidad, al menos en seis casos (mayor al de las adolescentes "rebeldes"). De este modo, su "experiencia" se torna negativa por la modificación de su objetivo personal. La estigmatización familiar y social es mayor en estas jóvenes; "todo mundo" habla de ellas, y reciben cuestionamientos y sentencias como: ".. ¡qué ha pasado con vos!", "¡por qué les haces esto a tus padres!", "¡con quiénes te metes!", "¡pareces una cualquiera!...", entre otras críticas adultas, lo cual pesa mucho en su subjetividad y práctica.

 

DISCUSIÓN Y ANÁLISIS

Los alteños netos, entre 15 y 19 años de edad, son testigos y "víctimas" del incremento acelerado de la oferta de bienes de consumo. Ese ambiente modifica su estándar de consumo, su percepción y su práctica social; son cambios comunes en las generaciones líquidas (Bauman y Leoncini, 2018). La presencia adolescente en espacios-territorios de la Ceja no se circunscribe solo al consumo cultural ofertado, ni únicamente en el día; ellos actúan también como protagonistas y/o actores sociales nocturnos, con capacidad reflexiva, de decisión y con una práctica no necesariamente "problemática". Tal aspecto debilita la mirada problemática de estos grupos, obstáculo práctico y analítico (Llanes, 2010). Las evidencias demuestran que la plaza, la calle y la discoteca constituyen espacios-territorios predilectos; la noche es el tiempo ideal para experimentar y desafiar circunstancias "favorables" y "adversas" originadas por la misma sociedad alteña.

Más allá de la censura "tácita" al embarazo-maternidad adolescente (Beltrán, 2006; Herrera, Blanda y García, 2002, entre otros), el imaginario social alteño devela una contradicción discursiva-práctica; por un lado, se cuestiona y rechaza el embarazo precoz y, por otro, se es testigo de su permisibilidad. El debilitamiento y la crisis de sus instituciones formales (familia, escuela, establecimientos de salud, etc.), la implementación de políticas públicas, leyes de "protección" de niños, niñas y adolescentes carentes de estrategias operativas efectivas, y la diversificación y complejidad de su entorno social, son algunos de los factores que entran en juego. Son factores que determinan, no solo la contradicción del imaginario social alteño, sino también el desequilibrio de poder entre generaciones (Bourdieu, 1990)5°.

La familia, dispositivo socializador y reproductor de valores individuales y sociales, es erosionada por la emergencia de otras entidades sociales. Por ello, el control y la supervisión familiar ya no son garantía para "prevenir" comportamientos "impropios" de los adolescentes y jóvenes. En ocasiones, el entorno social, tiempos y espacios (grupo de amigos en plazas, calles, discotecas, colegios, canchas deportivas, etc.) pesa mucho más. Son espacios extrafamiliares de mayor musculatura e incidencia en la interacción juvenil, que remozan los vínculos sociales, los códigos y las prácticas disímiles a los de los adultos. Es un escenario de mayor conflictividad entre generaciones, de hijos nacidos en El Alto y sus padres (Guaygua, Riveros y Quisbert, 2000).

La desatención y desprotección familiar, social y estatal de los adolescentes reproduce, paradójicamente, el juicio sobre el embarazo-maternidad adolescente, como una experiencia de riesgo vital (Castro y López, 2014). Este aspecto obliga a construir, reconstruir, apropiarse de espacios y tiempos alternativos en el subsuelo social. Paralelo al esfuerzo adulto para prevenir el embarazo en adolescentes, operan otras dinámicas sociales en y desde espacios propios (discotecas, plazas, la calle, etc.). Se trata de escenarios de sociabilidad trascendentes y de mayor efectividad, desde donde se vive, se opina y se aprende sobre aspectos de la vida no tomados en cuenta en la currícula familiar, social y estatal. De este modo, queda claro que el embarazo y la maternidad adolescente son una experiencia de ocurrencia diferenciada (Llanes, 2010).

La vivencia significativa tiene relevancia analítica en tanto que el embarazo-maternidad adolescente adquiere una significación cuando se les capta reflexivamente; "solo lo ya vivenciado es significativo" (Schütz, 1993: 81). De este modo, la convivencia, la empatía generacional, de edad y género, permiten a las adolescentes reflexionar, opinar y poner en práctica aspectos referidos al embarazo-maternidad sin el trastoque adulto51. Así, el imaginario de "libertad" y la identidad juvenil de grupo pesan más que el "control" familiar y su identidad femenina52. En la experiencia "rebelde", la crítica a los cánones adultos, el estigma familiar y social, debilita el mito problemático innato que sostiene que son carentes de madurez para la crianza de un hijo (Blázquez, 2012)53. Los actores sociales significan sus vivencias mediante una mirada reflexiva del proyecto o de las motivaciones que las engendraron (Schütz, 1993).

Si bien es cierto que la dinámica grupal (entorno cercano) pesa mucho, no deja de ser menos cierto que los parámetros sociales (entorno "lejano") son también influyentes en los modos de sentir, pensar y actuar adolescente. Combinación compleja que estructura dos extremos relacionales sui géneris: experiencia e inexperiencia. La experiencia de las "rebeldes" (relación sexual anticipada y saber cuidarse, consumo de bebidas alcohólicas con control, saber decidir, tener cierta "solvencia" económica, etc.) respecto a la inexperiencia de las "sumisas" (adolescentes con déficit en la exploración íntima y de su entorno social) permite a las primeras un menor número de embarazos54. Su práctica se impone a su discurso. Inconscientemente, las adolescentes "rebeldes" se subordinan, reproducen el deseo y los cánones adultos para reducir y evitar los embarazos en este grupo de edad.

Por otra parte, los espacio-territorios adolescentes (fomentados y admitidos por las entidades adultas) constituyen lugares de alto riesgo; sin embargo, en medio del riesgo, las adolescentes aprenden a "cuidarse de todo". Saber "cuidarse" resalta por su implicancia en su modo de percibir y actuar, refiere al cuidado entre pares; no quedar inconsciente al momento de consumir alcohol; evitar acoso; manoseo y relaciones sexuales con "cualquiera"; evitar violaciones por sujetos conocidos o desconocidos en estado de inconsciencia y peligros de robo; no así, para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual, aspecto no abordado aquí.

Las adolescentes sujetas al control y parámetro familiar coincidente con la exigencia de las entidades sociales y estatales" construyen su "deseo" materno desde la infancia. La socialización de los roles femeninos en la familia, establecimientos de salud, educativos, medios de comunicación, etc., construyen la identidad femenina y materna desde la infancia (Soares, 2012). El "ser materno" es determinado por su experiencia en la infancia y la supervisión materna, estimulado por el simulacro precoz (juego con muñeca). Cuando una niña de carne, hueso y pensamiento simula ser madre de otra niña de goma o plástico. El simulacro infantil "desarrolla" en las adolescentes modos de cuidado, manifiesta también emociones y deseos maternos a mediano y largo plazo. Omitiendo este proceso, el padre y la madre creen que sus hijas no resultan ser como esperaban, sino chicas problemáticas que generan conflictos en la escuela, en la gestión pública (nacional, departamental y municipal) y con sus padres; pero, "no necesariamente implican el desgarramiento familiar" (Guaygua, Riveros y Quisbert, 2000: 53)56.

En las adolescentes "sumisas", el embarazo-maternidad se presenta como un momento de quiebre en su vida57. No obstante, su "experiencia" sexual modifica su percepción, significación y conducta al embarazarse. Pese al pacto de cuidado entre ellas ("rebeldes" y "sumisas"), convertidos los espacios y tiempos en lugares de riesgo, la posibilidad de embarazo es mayor en las "sumisas"58, fracturando, en cierto sentido, los esquemas sociales promovidos desde la familia, la sociedad y el Estado, además de poner en "jaque" el ideario de las políticas públicas. De este modo, embarazarse constituye una actividad espontánea condicionada por el pasado, el presente y orientada al futuro. Los actores no solo actúan, sino que son conscientes de los elementos que motivan su acción, es decir, tienen en mente la imagen de lo que van a proyectar (acto proyectado) (Schütz, 1993).

Ante la rigidez de los cánones adultos, la experiencia estructura los modos de sentir, pensar, actuar adolescente y su significado es un mediador con el mundo. Por consiguiente, el embarazo-maternidad u otros aspectos de la vida adolescente-juvenil es posible pensarlos de modo diferente, contemplar espacios y tiempos, por nada novedosos, más bien omitidos en la pretensión de inducción y control, lo que hace que la prevención del embarazo en este grupo de edad sea solo una opción posible y no algo inexorable (Imaz, 2010).

 

CONCLUSIONES

El crecimiento espacial y demográfico de la ciudad de El Alto está acompañado por el aumento de sus centros urbanos estratégicos. La Ceja, convertida a lo largo del tiempo en un espacio ilimitado, complejo y simbólico, articulador y reproductor de dinámicas culturales (Cárdenas, Mamani y Sejas, 2010), alberga, en su seno, contracciones sociales, políticas y culturales, siendo la tradición vs. modernidad, orden vs. desorden, apropiación vs. expropiación, estigma adulto vs. resiliencia juvenil y rebeldía vs. sumisión algunas de sus manifestaciones. Las controversias y resistencias son, en muchos casos, no el resultado de los encuentros cara a cara, sino manifestaciones sociales simbólicas afincadas en espacios, tiempos y posiciones diferenciadas, unos hegemónicos-públicos y otros subalternos-clandestinos (o subalterniza-dos-clandestinizados).

Concebir al embarazo-maternidad temprano como una problemática social debatida y definida desde una postura "excesivamente" adulta y anclada en prejuicios es una falacia académica y práctica. Es como negar que los alteños netos, varones y mujeres entre los 15 y los 19 años de edad, son productores/as de óvulos y espermatozoides; es como negar su potencial reproductivo como ser humano/a y, con ello, su capacidad reflexiva, de toma de decisiones y práctica, en tanto actores y actoras sociales.

Los cambios económicos, sociales, políticos y culturales en El Alto configuran contextos de rechazo y permisibilidad; erosionan, también, las instituciones tradicionales encargadas de la socialización de valores individuales y sociales. Hoy, la familia, los establecimientos educativos y de salud, entre otros, se encuentran debilitados por un entorno cada vez más complejo y de alto riesgo (posiblemente más efectivos)59. De esto, es desde la sociabilidad entre pares en espacios y tiempos propios, donde los adolescentes y jóvenes alteños van reproduciendo o cuestionando los cánones adultos; las plazas, las calles y las discotecas (lugares de relajo y de alto riesgo) funcionan también como "trincheras" de reflexión que promueven experiencias negativas y positivas para las y los adolescentes. Por esto, se debe exigir a las entidades sociales y estatales que miran y desarrollan acciones de protección, cuidado de adolescentes y jóvenes, además de la familia, la escuela y los establecimientos de salud enfocarse y ampliarse también a espacios de interacción social juvenil creados por ellos mismos.

La experiencia sexual sin embarazo permite a las adolescentes proclives a la "joda" y la "rebeldía" socializar y poner en práctica mecanismos de cuidado, no únicamente para evitar el embarazo, sino también para cuidar la integridad de sus pares "inexpertas", sentando, de esta manera, la preponderancia de su condición generacional y el funcionamiento de prácticas solidarias-recíprocas en su interacción.

No es su identidad femenina lo que permite una sociabilidad plena en el grupo, sino su identidad juvenil, generadora de grados de solidaridad y cuidado entre ellas y ellos. La ausencia familiar, social y estatal en el cuidado es, en cierto sentido, sustituida por el cuidado grupal60. Pero, pese al reproche dirigido a las entidades adultas, contradictoriamente, las adolescentes "rebeldes", inconscientemente, reproducen los cánones adultos (prevenir el embarazo). Ante esto, corresponde investigar y profundizar el concepto de cuidado construido en y desde estos grupos juveniles. Probablemente, este cuidado sea distinto de la mirada adulta, incluso puede permitir el desarrollo de estrategias pertinentes en las políticas públicas.

Como se señaló anteriormente, para las adolescentes "sumisas", "cumplidoras" de la regla familiar, el embarazo-maternidad produce una ruptura en su vida. No obstante, su tendencia a embarazarse obedece a su falta de experiencia (sexual, de cuidado, de reconocimiento del riesgo, etc.), al excesivo control y "enclaustramiento" adolescente-juvenil. Por lo anterior, desafiar la vida sin este capital (experiencia) configura un riesgo mayor y, con ello, una mayor probabilidad de quedar embarazada a diferencia de las adolescentes "rebeldes". Dicho de otro modo, son las entidades adultas las que propician el riesgo para las adolescentes (excesivo control familiar, estigmatización social, proliferación de discotecas, lenocinios, alojamientos, venta descontrolada de alcohol, entre otros). En suma, es necesario abandonar —discursiva y prácticamente— la categoría del control, supervisión y vigilancia en el proceso de cuidado-protección de infantes y adolescentes, y sustituirla por el concepto de acompañamiento familiar, escolar, de salud, etc.

En tiempos de cambio acelerado, el embarazo-maternidad adolescente no es, en absoluto, un fenómeno regulable y controlable, pues la experiencia adolescente vislumbra señales "subversivas", convirtiéndolas en verdaderas rebeldes. Tener un hijo o no, está determinado no por el deseo individual, "presión" social y estatal, sino por la dinámica grupal y el contexto de riesgo propiciados por el quehacer, la oferta y cierta permisividad de la sociedad adulta61. Por ello, las políticas públicas de "prevención" de embarazos en adolescentes y jóvenes no deben cerrarse al quehacer burócrata-técnico e implementarse mecánicamente, al contrario, deben obligatoriamente entrar en diálogo con los actores y actoras sociales, en sus espacios y tiempos, desde los cuales las adolescentes analizan, evalúan, toman decisiones y construyen un modo de maternidad.

Finalmente, allanado el campo privilegiado de la salud pública y la psicología, mediante la sociología de la salud, los casos expuestos en este trabajo no pueden ser considerados como una regularidad inexorable, sino como una "biopsia" social que permite tener un mejor diagnóstico sobre el embarazo-maternidad adolescente alteño y muy probablemente boliviano.

 

Notas

1 Declaramos no tener algún tipo de conflicto de intereses que haya influido en este artículo.

2 Sociólogo (UMSA). Especialista en sociología de la salud. Consultor independiente. La Paz, Bolivia.

E-mail: choquitotuntun@hotmail.com. orcid: https://orcid.org/0000-0003-0932-2914

3 Médica cirujana (UMSA). Especialista en salud pública. Consultora independiente. La Paz, Bolivia.

E-mail: a80na@live.com. orcid: https://orcid.org/0000-0002-4408-2170

4 El embarazo y el ejercicio de la maternidad están relacionados con la condición jurídica de los ciudadanos y las ciudadanas (como sujetos de derechos). Al respecto, la Ley N° 548 Código Niño, Niña y Adolescente, del 17 de julio de 2014, en su artículo 5 (sujetos de derecho) establece que: "Son sujetos de derecho del presente código, los seres humanos hasta los dieciocho (18) años cumplidos, de acuerdo a las siguientes etapas de desarrollo: a) Niñez, desde la concepción hasta los doce (12) años cumplidos; y b) Adolescencia, desde los doce (12) años hasta los dieciocho (18) años cumplidos" (Bolivia. Ley 548, 2014: art. 5).

5  El Estado boliviano implementa el Plan Plurinacional de Prevención de Embarazos de Adolescentes y Jóvenes 2015-2020, que dispone el establecimiento de acciones que promuevan la educación en derechos sexuales y reproductivos, el fortalecimiento del sistema de salud diferenciado de calidad para los adolescentes, la prevención de violencia y la comunicación e información masiva (Ministerio de Justicia, 2015).

6 En este proceso, se detectó que un número considerable de embarazos no se producen en las áreas estudiadas, sino en los centros urbanos de El Alto, en este caso, la Ceja.

7 Según Feixa (1996), los estudios de Stanley Hall (1904) influyeron notablemente en la definición del "ser adolescente", estableciendo una mirada problemática de estos grupos sociales.

8 Son las transformaciones sociales, económicas y políticas las que influyeron en el modo de concebir a los adolescentes y jóvenes. La creciente inserción a la educación formal, la postergación en la entrada al mercado de trabajo, la aparición de escenarios al tiempo libre, etc., fueron los elementos incorporados en el análisis generacional (Feixa, 1996).

9 Ser adolescente y/o joven alteño/a implica experimentar un periodo de cambios físicos, mentales, de madurez sexual y en la conducta confirmados y/o avalados por sus padres. "Dejan de jugar y comportarse como wawas" o niños, dependientes y subordinados a sus padres, son también estudiantes, colaboradores en el hogar y la actividad económica familiar, ante todo, están en una edad de "disfrute de la vida".

10 El embarazo adolescente es aquel que se produce en una mujer prematuramente, en la pubertad -comienzo de la edad fértil- y el final de la adolescencia, periodo en el que llegan a ser anticipadamente madres. También se refiere a las mujeres embarazadas que no han alcanzado la mayoría de edad jurídica, así como a las mujeres adolescentes embarazadas que están en situación de dependencia de la familia de origen (Guerra, 2014). En nuestro trabajo, el embarazo es una variable orientadora, mediante la cual es posible establecer regularidades y tendencias temporales en el comportamiento adolescente; sin embargo, no constituye el único factor explicativo de la maternidad. Sociológicamente, la maternidad puede ser definida como un instinto, una posición social, un conjunto de prácticas, un rol, una experiencia y una representación de lo femenino que se ha ido transformando a través del tiempo (Sánchez, 2003).

11 Es con la construcción de la imagen materna (siglo XIX) que empieza a configurarse un campo naturalizado de la mujer, depositaria de un saber exclusivo sobre la crianza (Climent, 2003). No obstante, hoy la maternidad puede generar satisfacciones y desencadenar conflictos a la vez, lo que promueve negociaciones constantes en la construcción de la subjetividad femenina, permitiendo pensarla más como una opción posible que como un destino inalienable (Imaz, 2010; Andrade, 2015).

12 Los riesgos se traducen en: biológico, con una anemia grave, amenazas de aborto, parto prematuro o parto inmaduro, hipertensión inducida por el propio embarazo, incompetencia cervical, etc.; psicológico, con menores posibilidades de aceptar el embarazo y criar al niño; social, mediante la deserción escolar, precariedad económica, uniones conyugales inestables que presentan frecuentemente violencia intrafamiliar, etc.

13  Por espacios nos referimos a aquellos territorios físicos y simbólicos donde se producen relaciones sociales, de predominancia adulta (familia, centros educativos y de salud, etc.) y los subespacios de predominancia adolescente-juvenil (discotecas, plazas, canchas deportivas, la calle, etc.).

14  Nuestra cercanía y amistad con las y los adolescentes y jóvenes, permitió efectuar un análisis comparado y cruzado entre práctica y discurso (análisis del discurso).

15 El grupo de adolescentes fue detectado a partir de la amistad con muchos de sus miembros, principalmente varones, quienes a muy temprana edad se dedican a la comercialización de artículos de segunda mano en la Asociación de Comerciantes Minoristas 20 de Enero, ubicada en la calle 3 de Villa Dolores de la Ceja, más conocida como Thanthakhatu, término aymara que alude a la feria de artículos usados o viejos, también conocida como "Barrio Chino" o "El Tokio". Es ahí, en la condición de miembro-afiliado a dicha asociación (Ramiro Choquehuanca, investigador), que logramos establecer lazos de compañerismo y amistad con el grupo de adolescentes y jóvenes. La interacción con estos "enlaces clave" permitió insertarnos a un grupo más "amplio", para luego convertirse en nuestra unidad de estudio.

16 Agrupación de "grandes amigos o buena onda", denominados, según otras agrupaciones juveniles, como "los villeritos", nombre asignado por rasgos observables, propios de la cumbia villera (promovida desde Argentina) y del reguetón.

17  El tiempo de contacto con este grupo de adolescentes y jóvenes es anterior al periodo indicado; sin embargo, es a partir de 2018 cuando se abordó la problemática social con una metodología ya definida. Ante una aparente homogeneidad del grupo, metodológicamente los dividimos en dos grupos: por un lado, aquellos/as que frecuentan periódicamente los espacios juveniles, con un "débil" control de sus padres; y por otro, aquellos/as de escasa asistencia a estos espacios nocturnos (fines de semana) y sujetos a un control "estricto" de sus padres. Lo común de estos dos bandos de adolescentes y jóvenes es su participación en estos espacios nocturnos, vinculados por un alto nivel de amistad y cohesión social.

18 De lunes a jueves el máximo de miembros reunidos alcanzaba un total de 9 a 11 personas, mientras que los fines de semana alcanzaba de 19 a 22 personas. De esto, podemos advertir que el grupo estaba compuesto por un aproximado de 25 personas. En el trabajo de campo, pudimos constatar que, de los 25 miembros (aproximados) del grupo, tres tenían edades por debajo de las establecidas estadísticamente (de 15 a 19 años de edad): dos adolescentes de 14 años y una de 13 años (todas mujeres). Debido al valor informativo, estas tres adolescentes fueron tomadas en cuenta, llegando a ser 28 los miembros del grupo.

19 Hasta principios del siglo XX, se conocía como propiedad de algunos hacendados, como, por ejemplo, Telles, Rodríguez, Castillo, Jordán, Loza, entre otros. En 1912, se establece la empresa de ferrocarriles; en 1923, la escuela de aviación y, en 1925, el Lloyd Aéreo Boliviano (LAB). A partir de 1940, se conformaron algunas zonas, tales como 12 de Octubre, Villa Bolívar A, 16 de Julio, Ballivián y Alto Lima.

20 De acuerdo con las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) para el 2016, El Alto tiene 902.000 habitantes, de los cuales 463.000 son mujeres y 439.000 son hombres.

21  Las zonas de la Ceja de El Alto, 16 de Julio, 12 de Octubre, Villa Dolores, Ballivián, Alto Lima, Villa Bolívar y Villa Tejada son las más antiguas y las primeras que organizaron juntas vecinales para solicitar los servicios básicos.

22 Datos aproximados proporcionados por el Servicio Regional de Salud (SERES) El Alto, en 2019.

23 Datos proporcionados por el Director Municipal de Salud de El Alto, Dr. Marco Antonio Tito, en una conversación realizada en enero de 2019.

24 Opinión de Zonia Fabiani, representante de Yanaptasiñani (nos ayudaremos), asociación de mujeres de El Alto, mayo de 2019.

25  Al hablar de "concesión" adulta de espacios y tiempos en la Ceja, nos referimos a la permisividad adulta sobre la presencia y el uso de espacios públicos, cuestionados débilmente y admitidos por la apatía adulta; es un dejarlos estar y hacer para no meterse en problemas, ya que se dice que ".. si uno les llama la atención y se les dice que se vaya a su casa, responden feo [groseramente], por eso se les deja nomás, ¡pobres chicos!..." (Juana Huallpa, comerciante de la Asociación 20 de Enero, Ceja, El Alto, septiembre de 2018).

26 Los fragmentos son parte del testimonio del Flaco, joven de 18 años de edad, febrero de 2018.

27  Hasta finales de la década de los noventa del siglo pasado, las discotecas de la Ceja de El Alto funcionaban en la tarde (a partir de las 14:00 hasta las 23:30), espacio-tiempo denominado "matinés" y caracterizado por la predominancia de música y concursos de baile juvenil, y el expendio de bebidas alcohólicas reducido. Es a partir de los años 2000 y 2001 que progresivamente las discotecas introducen en su oferta bebidas alcohólicas y la apertura de éstas se vuelve cada vez más restringida (inicialmente de 18:30 a 05:00 y posteriormente de 18:00 a 03:00 del día siguiente).

28 No se cuenta con un registro real sobre la cantidad de locales que funcionan en la Ceja. Hasta el 2017, El Alto registraba más de cinco mil locales, de los cuales mil tendrían sus papeles en orden y el resto estaría operando clandestinamente (GAM El Alto, 2017).

29 Existen otras discotecas, como Flamingo, Amnesia, Juanes, etc., que son espacios mucho más ostentosos y costosos. Por lo general, el ingreso a estos establecimientos tiene un costo mínimo (5 bolivianos); pero cuando debutan grupos musicales en vivo el costo asciende notablemente: el "combo" llega a costar entre 30 y 45 bolivianos con gaseosa simple y a 50 bolivianos si es con jugos.

30 El "combo" es el denominativo que se le da a la bebida consistente en una botella de ron y una gaseosa barata. Su costo oscila entre los 30 y 35 bolivianos los viernes y sábado; y entre 20 y 25 bolivianos los miércoles, jueves y domingos.

31 Para el caso, nuestro grupo de estudio carece de una organicidad. Lo que los vincula son los rasgos y las prácticas en común: la edad, los gustos musicales, la vestimenta, las amistades del colegio y del barrio de origen, y, ante todo, por el espacio-tiempo en el que se reúnen. La mayoría de los adolescentes analizados no tienen residencia en la Ceja, provienen de diferentes distritos y barrios de la ciudad de El Alto, sobre todo de la región norte (Ballivián, Huayna Potosí, Villa Ingenio, etc.) y sur (Villa Adela, Kenko, Horizontes, etc.). Lo cierto es que, acordándolo o no previamente, los lugares y horarios de encuentro son asimilados, porque en ellos prevalece la sentencia "nos vemos, ¡a la misma hora y en el mismo lugar de siempre...!".

32 Según el INE, la categoría ocupacional obreros o empleados alcanza a un 42,15%, trabajador por cuenta propia a un 42,09% y sin especificar a un 8,29% (INE, 2013).

33 Algunos se ausentan casi todo el día, su salida es a las 05:00 y su llegada a las 21:00 (los transportistas hasta las 23:30). Las mujeres ocupan su tiempo en actividades del comercio informal, también todo el día. Son vendedoras de verduras y artículos varios en mercados y ferias céntricas de El Alto (Puente Vela de Senkata, Pacajes del cruce a Villa Adela, etc.). También están las mujeres con ocupación a "medio tiempo", solo por las tardes, en la feria de la Av. Tiahuanacu de la zona del mismo nombre, que abarca hasta la zona 12 de Octubre y otras adyacentes a la Ceja.

34 El fragmento es parte del testimonio efectuado por doña Juana, comerciante de la Asociación 20 de Enero, El Alto, septiembre de 2018.

35 Del conjunto de adolescentes ("rebeldes" y "sumisas"), se detectó solo dos casos que provienen de familias disfuncionales, la mayoría vive bajo la tutela de ambos progenitores, padre y madre.

36 Por lo general, la reflexión del personal de salud en los CAIS (Comité de Análisis de la Información en Salud) de la red y del establecimiento de salud suele concluir con el compromiso de realizar acciones correctivas para la prevención del embarazo (charlas, ferias de salud, etc.), todas sin mucho resultado. No existen indicadores que permitan establecer el ejercicio de la maternidad en estos segmentos de la sociedad.

37 La clasificación efectuada en el apartado "Sociabilidad adolescente en espacios nocturnos de la Ceja" permite diferenciar y comparar las experiencias: aquellas/os con un "débilcontrol y supervisión de sus padres (adolescentes "rebeldes") y las/os con un "rígido" control y supervisión (adolescentes "sumisas").

38  Su conocimiento de estos lugares se da por medio de sus pares, las amigas más "experimentadas" son las que socializan las emociones experimentadas en esos lugares.

39 Solo dejan de asistir a estos espacios, por razones de fuerza mayor (padres en casa, feriados, cumpleaños de algún familiar, etc.).

40 La discoteca está abierta de miércoles a domingo. Allí se exhiben luces, imágenes, erotismo, se difunde música, además de los mensajes sugerentes del DJ, y se oferta bebidas alcohólicas.

41 Es muy probable que los métodos anticonceptivos utilizados en su experiencia sexual sean el preservativo, el consumo de "yerbas" o la eyaculación (expulsión de un fluido biológico) cerca o en el momento del orgasmo durante la relación sexual. Por ejemplo, Katy relataba a sus pares que, al momento de la eyaculación, ella bajaba bruscamente a su pareja sexual cuando sabía que estaba en sus días fértiles. "Cuando esté a punto de terminar tienes que bajarle, aunque sea de una patada" (Katy, adolescente de 19 años de edad, septiembre de 2019).

42 Los fragmentos corresponden a Mireya, adolescente de 17 años, Plaza Juana Azurduy, El Alto, septiembre de 2018.

43  Como manifiesta: "...algunas de mis amigas saben más que todas y, además, son más experimentadas, por ejemplo, la Pipo [amiga íntima de 18 años], como le has visto, es una joda. Ella desde changuita [10 años de edad] se ha valido sola, vive con sus papás, pero no les hace valer mucho. Ella ha tenido muchos changos y nunca se ha embarazado. Muchos dicen que se ha hecho curar, pero no sabemos. Ella, se podría decir, es como nuestra mamá y nuestra hermana mayor, más que mis hermanos propios, porque yo igual he crecido sola.." (Mireya, adolescente de 17 años, Plaza Juana Azurduy, El Alto, septiembre de 2018).

44 Según se observó, los adultos (que rondan los 25, 30 y 40 años de edad) acostumbran llamar la atención de las y los adolescentes exhibiendo un performance ostentoso y de despilfarro. Son los que en ocasiones financian o se "rajan los combos" (compra "incondicionada" de bebidas alcohólicas).

45 En estos adolescentes, el control y la supervisión de sus padres, y su presencia ocasional en los espacios nocturnos (únicamente los fines de semana) es lo que más resalta.

46 En opinión de los adolescentes, zafarse implica buscar momentos de distracción y/u ocupación de sus padres en el ejercicio del control, por ejemplo, la asistencia de sus padres a acontecimientos sociales (matrimonios, bautizos, velorios, reuniones convocadas por la directiva de comerciantes, etc.), viajes y circunstancias imprevistas de los padres.

47 Las discotecas de remate son aquellos centros de expendio de bebidas alcohólicas clandestinos, precariamente adornados y que funcionan a puerta cerrada desde la madrugada (03:00) hasta el mediodía (11:00 a 12:00). No son lugares exclusivos de jóvenes, también ingresan adultos. Muchos han sido clausurados y reabiertos sin autorización. Para mencionar algunos, están el Coco Loco, el 300, la Estación, Doña Bety, entre otros. Pese a que estos lugares son de "conocimiento" público, principalmente entre jóvenes y bebedores consuetudinarios, para la mayoría de los padres es difícil llegar a estos centros y encontrar a sus hijos/as.

48 Fragmento del extenso testimonio de Karen.

49 En ambos casos, unas no tardan mucho en integrarse nuevamente al grupo, de pocas se sabe noticias por su alejamiento definitivo.

50 Según Bourdieu, puede existir dos juventudes (a partir de los distintos capitales que detentan), dos extremos de un mismo espacio de posibilidades: los jóvenes que estudian y prologan su adolescencia y aquellos que se insertan al mercado laboral de forma más temprana.

51  Dependencia económica, "control" familiar y espacio juvenil son los elementos diferenciadores, procesados y puestos de manifiesto, que los clasifica en adolescentes "rebeldes" y "sumisas/os".

52 Su alejamiento de los adultos y su condición juvenil les permite "hacer joda" (bailar, vestirse bien, comer bien, trabajar para una misma, decidir una misma, etc.).

53 El cuestionamiento es dirigido a los límites exagerados de los adultos, en los que resalta el "no a todo" (no diversión, no descanso, no celular, no alcohol, no sexo, etc.).

54  La "experiencia" (entrecomillada) de las adolescentes "rebeldes" no supone que el hecho de haber tenido relaciones sexuales, consumir alcohol, entre otros, son en sí mismas variables que inciden mecánicamente en el pensar y actuar adolescente, sino es su aprendizaje de "saberse cuidar y decidir", los aspectos centrales que ponemos de relevancia.

55 Los adolescentes y jóvenes procuran ser obedientes a las personas mayores, lo cual es señal de "respeto" y disciplina, además de estudiar y ser buen muchacho/a.

56 La "sumisión" en la familia se presenta también en la relación entre pares, como las "sumisas" declaran: ".. soy menos habladora, entradora y jodida que las demás..", para luego "... de a poquito agarrar confianza y explayarse como todas".

57 Para este bloque de adolescentes, estudio y diversión con los amigos pareciera ser suficiente para vivir plenamente su juventud, pero, eso sí, sin fallarles a sus padres.

58 En nuestro estudio, las adolescentes "rebeldes" embarazadas eran dos, mientras que las "sumisas", seis.

59 Las entidades adultas (familia, sociedad y Estado) influyen débilmente en la "decisión" de traer un hijo al mundo, determinada por la experiencia de grupo, espacios y tiempos "elegidos" por ellos.

60 En los hechos, el cuidado de las adolescentes "rebeldes" sobre las "sumisas" evitó, en gran medida, el incremento de los embarazos anticipados.

61 La oferta de bienes de consumo (ropa actual, celulares, discos compactos, DVD, miniparlantes portátiles, bebidas alcohólicas, etc.) y servicios (internet, karaokes, discotecas, clubes privados, etc.). Actividades económicas legales e ilegales que se van incrementando aceleradamente de manera horizontal (expansión geográfica en planicie) y verticalmente (de abajo hacia arriba, en los últimos años son edificaciones completas que funcionan como discotecas) en el centro tradicional de la ciudad de El Alto, la Ceja.

 

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