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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.46 La Paz mayo 2020

 

APORTES

 

Cambios en la política exterior de Turquía hacia Oriente Medio post-"Primavera Árabe"1

 

Changes in the Turkish Foreing Policy Towards the Middle East after the "Arab Spring"

 

 

Álvaro Montenegro Pinto2

Fecha de recepción: 17 de febrero de 2020
Fecha de aceptación: 1 de mayo de 2020

 

 


Resumen

La política exterior turca experimentó grandes cambios después de la Primavera Árabe del año 2010. Antes, las relaciones de Turquía con los países vecinos, como Irak y Siria, eran positivas; éstas se basaban en una lógica realista heredada desde la caída del Imperio otomano. No obstante, Turquía comenzó a cambiar del enfoque realista al liberal y trató de moldear la política interna de otros países. Este cambio dañó su imagen de "neutral" y "modelo" que la política exterior tradicional turca no intervencionista logró en el pasado.

Palabras clave: Turquía, política exterior, Primavera Árabe, AKP, Oriente Medio, crecimiento económico


Abstract

Turkish foreign policy underwent major changes after the "Arab Spring" of 2010. Previously, Turkish relations with neighboring countries such as Iraq and Syria were positive and were based on a realistic logic inherited since the fall of the Ottoman Empire. However, Turkey began to change the realistic approach for a liberal one and tried to shape the internal politics of other countries. This change damaged the image of "neutral" and "model" that the traditional non-interventionist Turkish foreign policy achieved in the past.

Keywords: Turkey, foreign policy, Arab Spring, AKP, Middle East, economic growth


 

 

INTRODUCCIÓN

Según Oguzlu, "uno de los legados más importantes que la República turca heredó del imperio otomano es la idea de que las relaciones con otros países deben basarse en la lógica realista" (2013: 45). La política exterior tradicional turca seguía esa lógica. Estaba dirigida a proteger la paz y la integridad territorial permaneciendo en sus fronteras nacionales. Este legado otomano de no intervención y de establecimiento de relaciones pragmáticas fue más o menos constante hasta la Primavera Árabe; cuando el mundo árabe estalló en protestas a inicios del 2010 y la política exterior turca hacia Oriente Medio experimentó grandes cambios. Turquía vio una oportunidad para cambiar la naturaleza de su política exterior de un limitado involucramiento con la región (realismo) a un engagement (compromiso) más activo que tratara de moldear las políticas domésticas de otros países (liberalismo).

¿Cómo explicar el drástico viraje de la política exterior turca durante el gobierno de Recep Tayyip Erdogan (alejarse del oeste, mirar hacia el este, revivir una identidad islámica, romper con el legado de Mustafa Kemal "Ataturk") y, específicamente, luego de la Primavera Árabe del 2010 (cambio del realismo al liberalismo)? El objetivo del presente artículo es precisamente contrastar en qué áreas y por qué cambió la política exterior turca hacia Oriente Medio después de que el Partido Justicia y Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco) subió al poder y, especialmente, después de los eventos acontecidos durante la Primavera Árabe. Si bien el tema de la política exterior turca ya fue tratado a fondo en numerosas ocasiones, la problemática en específico del cambio de un enfoque realista a uno liberal, como consecuencia de la Primavera Árabe, es un tema descuidado en la literatura en español.

El artículo está organizado en dos partes: la primera, referida al realismo en la política exterior turca hacia Oriente Medio antes de la Primavera Árabe, y la segunda, sobre el liberalismo en la política exterior turca hacia Oriente Medio luego de la Primavera Árabe. En la primera sección, se hará un breve repaso histórico de la política exterior turca "tradicional" y se evaluará su supuesto éxito. En la segunda parte, se revisará la reacción que tuvo Turquía ante las protestas del 2010 en el mundo Árabe y se analizarán las posibles causas del cambio en su política exterior. Finalmente, en la sección de discusión y conclusiones se abordarán los efectos negativos que tuvo el cambio de un enfoque realista a uno liberal, principalmente, en la relación de Turquía con Estados Unidos.

 

METODOLOGÍA

La presente investigación es de naturaleza cualitativa. La revisión bibliográfica (fuentes de segunda mano) y el análisis de contenido fueron las dos técnicas usadas para la recolección de información. Los libros y artículos consultados están en su totalidad en inglés porque es en este idioma en el que se encuentra escrita la mayor cantidad de material de calidad sobre el tema. La obra de Stein, Turkey 's New Foreign Policy. Davutoglu, the AKP and the Pursuit of Regional Order (2014), y la de Hale, Turkish Foreign Policy Since 1774 (2013), constituyen los dos libros de cabecera. En cuanto al análisis de contenido, se estudiaron, principalmente, las entrevistas y conferencias del actual ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu (2014-presente), y su predecesor, Ahmet Davutoglu (2009-2014). También se tomaron en cuenta otras declaraciones de oficiales de alto nivel sobre el tema, como el exembajador de Estados Unidos en Turquía, James Jeffrey3, y del embajador turco en Canadá, Selcuk Unal. La técnica de análisis de contenido es propia del Ánalisis de Políticas Exteriores (Foreign Policy Analysis); subcampo de la más general Relaciones Internacionales.

 

MARCO TEÓRICO

¿Cómo se explica el aparente cambio de viraje en la política exterior turca durante del gobierno de la AKP? Para Başer (2013), hay dos teorías que abordan el tema en específico: el cambio de la teoría del eje (shift of axis theory) y la teoría de la autonomía (autonomy theory). Para la primera teoría, la causa del cambio en la política exterior turca no se debe a una relación problemática con un país occidental particular (sea Estados Unidos o Francia), sino que "es el resultado de una transformación total de qué papel debe jugar Turquía en el mundo" (Başer, 2013: 7). La segunda teoría sostiene que Turquía no rompió con Occidente, sino que, gracias a su crecimiento económico y a su mayor confianza en el ámbito internacional, sólo actuó de manera más independiente y está buscando nuevos mercados. En sus conclusiones, Başer (2013) parece inclinarse por la teoría de la autonomía. Aparte de aquellas dos explicaciones, también el realismo y el liberalismo propios del corpus de las Relaciones Internacionales pueden arrojar alguna luz sobre el tema. De acuerdo al realismo, los Estados no deberían preocuparse por los asuntos internos de otros Estados y mucho menos interferir o tratar de moldearlos. Las relaciones pragmáticas deberían establecerse a pesar del sistema político del otro país, independientemente de si es una dictadura, una monarquía o una democracia. Ya que las relaciones internacionales se desenvuelven en un trasfondo de anarquía, eventualmente, todos los Estados adoptarán políticas similares: maximizar su seguridad (Drezner, 2011: 34). Por otro lado, para el liberalismo, el principal objetivo es exportar ideología y valores para que otros países se "conviertan" y sigan una determinada línea. Dentro de este enfoque se pueden encontrar dos distinciones: 1) liberal positivo (se necesitan acciones concretas para transformar otros Estados "desviados"; el principio de soberanía no es inamovible) y 2) liberal negativo (liderar con el ejemplo y esperar que otros Estados sigan es suficiente) (Efegil, 2016).

 

REALISMO EN LA POLÍTICA EXTERIOR TURCA HACIA ORIENTE MEDIO ANTES DE LA "PRIMAVERA ÁRABE"

Política tradicional turca

Después de la Primera Guerra Mundial y la formación de la república de Turquía, Mustafa Kemal "Ataturk", quien gobernó desde 1923 hasta 1938, decidió adoptar una política exterior de aversión al riesgo que se centró más en el crecimiento económico interno y la estabilidad política. El trauma generado por el Tratado de Sèvres (firmado en 1920) hizo que Turquía desconfiara de los poderes extranjeros. El mismo nacimiento de la república turca fue un acto de no aceptar lo que otros países hegemónicos querían imponer. Hubo una ruptura con el pasado otomano y ahora el ejemplo a seguir fue Occidente y sus Estados europeos seculares modernos. Tevfik Rüştü Aras, ministro de Asuntos Exteriores de Ataturk, declaró una vez: "Turquía es ahora una potencia occidental: la muerte de un campesino en los balcanes es más importante para Turquía que la muerte del rey de Afganistán" (en Günay, 2019: 463). Esta percepción de Occidente como modelo a seguir se mantendría con el fin de la Segunda Guerra Mundial y el advenimiento de la Guerra Fría.

Para Günay, dos eventos mundiales "tuvieron un gran impacto en la autopercepción de Turquía y en sus relaciones con los demás" (2019: 275). Esos eventos fueron el final de la Guerra Fría en 1991 y los civilizational debates4 (que cobraron fuerza después de los ataques del 11 de septiembre de 2001). Durante la Guerra Fría, Turquía, temiendo las intenciones de los soviéticos en sus territorios de Ardahan y Kars, se acercó a los Estados Unidos y, en general, al lado anticomunista. En 1949, Turquía se unió al Consejo de Europa y en 1952 a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Turquía fue el único miembro de la OTAN que limitó con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y su papel como tal fue principalmente el frenar el nacionalismo árabe influenciado por los soviéticos. Sin embargo, con el fin del orden internacional generado por la dinámica de la Guerra Fría, Turquía tuvo que redefinir su lugar en el nuevo tablero de ajedrez de la política mundial. Muchos nuevos Estados aparecieron junto a las fronteras de Ankara, desde la ex Yugoslavia y el ex Cáucaso soviético. "En la era posterior a la Guerra Fría, las nociones de Oriente y Occidente se estaban rediseñando a lo largo de líneas de civilización. [...] Ankara entró en un proceso difícil de búsqueda del alma" (Günay, 2019: 463 y 466).

En este escenario post Guerra Fría, el presidente Turgut Özal (1989-1993) fue el primero en romper el enfoque cauteloso y limitado de Ataturk. Cuando Saddam Hussein invadió Kuwait en 1990, Özal se unió rápidamente al embargo y cerró dos oleoductos iraquíes que terminaban en un puerto turco en la ciudad de Yumurtalik. Después del gobierno de Özal, Turquía experimentó una década de inestabilidad política y económica, hasta que Erdogan y el Partido Justicia y Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco) ganó las elecciones en 2002. El ascenso del AKP al poder marcó una nueva era para la historia turca (incluida una política exterior menos "tímida"). El crecimiento económico sin precedentes y la relativa estabilidad política llegaron con Erdogan. En la década anterior del AKP (1992-2003), Turquía tuvo nueve gobiernos diferentes y experimentó tres crisis económicas (1994, 1999, 2001).

¿El éxito de la política tradicional turca hacia Oriente Medio?

Stein (2014) argumenta que la política exterior implementada por el AKP de 2002 a 2011 (basada en una lógica realista) fue un gran éxito. Antes del 2011, el comercio y las relaciones con Siria, Irak e Irán estaban creciendo. Se levantaron las restricciones de visa con muchos vecinos. Incluso había planes sobre una zona visafree en el área histórica Bilad al-Sham (actual Siria y Líbano). "Mirando hacia atrás, los mayores éxitos de la política exterior de Turquía bajo el gobierno del AKP tuvieron lugar durante el período de ostpolitik (2002-2011)" (Stein, 2014: 88). Un análisis un poco más detallado de las relaciones con Siria e Irak, las cuales fueron unas de las más afectadas luego del 2011, puede ayudar a comprobar la aseveración de Stein.

En el caso Sirio, las relaciones con Turquía, comparadas con lo que fueron luego de la Primavera Árabe, se encontraban en muy buen estado, aunque, naturalmente, no exentas de fricciones. Hale (2013) lista tres problemas de Turquía con Siria que surgieron luego de la Guerra Fría: 1) el apoyo sirio al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK, por sus siglas en turco), 2) el control por las aguas del Éufrates y 3) la disputa por el territorio turco de Hatay. No obstante, a pesar de estas dificultades, con la llegada del nuevo siglo, las high level meetings (reuniones de alto nivel) entre ambos países se hicieron constantes. Por ejemplo, en 2000, el presidente turco, Necdet Sezer, visitó Damasco para el funeral de Hafez al Assad; en 2004, el hijo Bashar Assad realizó una visita a Ankara (donde se firmó un Tratado de Libre Comercio) y en 2009 se levantaron los requisitos de visa para ambos países. El ministro de Relaciones Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, consideraba las relaciones con Siria como un éxito de la política de "Cero problemas" (enfoque realista).

En cuanto a Irak, las relaciones con Baghdad también estaban en buena forma. Irak ha sido tradicionalmente un socio económico importante de Turquía, especialmente en el sector energético. El oleoducto Kirkuk-Yumurtalik terminado en 1973 constituía dos tercios del suministro de petróleo turco. Irak era el segundo socio comercial de Turquía. Como apunta Gozen, "Durante la década de 1980, Irak fue uno de los mejores socios económicos de Turquía, gracias a los oleoductos gemelos entre los dos países" (1995: 75). Sin embargo, debido a las sanciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra la Irak de Saddam Hussein en 1990 y la invasión fallida de Kuwait, los lazos económicos entre Irak y Turquía comenzaron a declinar. Turquía también cooperó con Irak con respecto al tema kurdo. En 1978, Turquía e Irak firmaron el "Acuerdo turco-iraquí" que, entre otras cosas, permitió a ambos países realizar operaciones y "perseguir a los grupos separatistas kurdos". Ambos países tenían un interés mutuo contra la amenaza del separatismo kurdo en el norte.

Ahora bien, no hay total consenso sobre si la política exterior turca hacia Oriente Medio en este período haya sido totalmente realista. Si bien Hale sostiene que la estrategia de Turquía era no intervencionista y "moralmente neutral, ignorando el hecho de que la mayoría de los Estados árabes estaban gobernados por regímenes autocráticos y, a veces, brutales" (2013: 242) (algo propio del realismo), Oguzlu (2013) argumenta que la política exterior de Turquía hacia el mundo árabe, si nos fijamos lo suficientemente cerca, era más de corte liberal, específicamente liberal negativo. Ankara no era moralmente neutral en cuanto a los sistemas de gobierno de los regímenes de la región. Al contrario, "esperaba que éstos cambiaran a un modelo más en línea con las normas democráticas si percibían a Turquía como un líder y ejemplo" (Oguzlu, 2013: 49). Según esta línea, el establecimiento de relaciones políticas y económicas con regímenes no democráticos, como Siria e Irak, tenía el objetivo de adquirir influencia que luego pueda ser usada para persuadir a que estos países sigan el camino de la democracia liberal marcada por Turquía. No obstante, cuando llegó el momento de ejercer esa influencia, los intentos fueron vanos. Turquía cambió de estrategia y pasó del enfoque liberal negativo al liberal positivo; dejando de liderar sólo con el ejemplo y comenzando a ejercer acciones directas para tratar de cambiar las formas de gobierno de otros países.

 

LIBERALISMO EN LA POLÍTICA EXTERIOR TURCA HACIA ORIENTE MEDIO DESPUÉS DE LA "PRIMAVERA ÁRABE"

Turquía reacciona ante el estallido de la "Primavera Árabe"

Los levantamientos en 2011 fueron vistos por Turquía como el fin del orden regional que se basaba en el eje Estados Unidos-Israel y los Acuerdos de Camp David. Ésta fue una oportunidad para promover e importar ese "modelo turco" que, al comienzo de las protestas, fue visto por muchos países árabes en transición política como un ejemplo a seguir. Al inicio de las protestas, muchos partidos de los países árabes en transición (como el Partido Libertad y Justicia, encabezado por Mohammed Mursi, en Egipto, o el Partido Justicia y Construcción, en Libia) percibían a Turquía como un modelo a seguir. Sin embargo, la admiración por el modelo turco no duró mucho. Turquía, en un intento de seguir una política exterior liberal más activa, comenzó a tomar partido en los conflictos internos de aquellos países y ser visto como un agresor extranjero.

En Túnez, el gobierno de Turquía no reaccionó rápidamente a las protestas (que fueron las primeras en ocurrir) porque Ankara no tenía grandes inversiones en ese país y no era una prioridad. La declaración oficial turca se produjo aproximadamente un mes después. En Libia, un país en el que Turquía tenía un gran número de ciudadanos que trabajaban en el sector de la construcción, los primeros esfuerzos se dirigieron a la evacuación de estos trabajadores. Inicialmente, el gobierno turco estaba en contra de una intervención de la OTAN y trató sin éxito de persuadir a Gadafi para que hiciera reformas:

... sin embargo, el 24 de marzo, el canciller Davutoglu anunció un cambio abrupto de rumbo, ya que Turquía se movió para apoyar la operación aérea de la OTAN, suministrando cinco barcos de superficie y un submarino para ayudar a hacer cumplir el embargo de armas contra Libia (Hale, 2013: 244).

En Egipto, Turquía adoptó una posición más clara que en Libia o Túnez. Erdogan rápidamente pidió de manera abierta la renuncia de Hosni Mubarak (quien gobernaba desde 1981) y apoyó a Mohammed Mursi. No obstante, poco más de un año después, éste fue derrocado por el exdirector de la Inteligencia Militar Egipcia, Abdel Fattah el-Sisi5. Turquía calificó la acción de inaceptable y pidió que se convoquen elecciones. El gobierno de Mohammed Mursi (representante de la Hermandad Musulmana en Egipto) era muy bien visto por Turquía. El presidente turco Abdullah Gul (2007-2014) fue el primer líder extranjero que viajó a Egipto después del derrocamiento de Mubarak. Desde la perspectiva de Ankara, un eje egipcio-turco podría desafiar el statu quo basado en el apoyo de Estados Unidos a Israel y las dictaduras árabes. Sin embargo, el apoyo abierto a una Hermandad Musulmana estigmatizada en Egipto y la condena al gobierno de el-Sisi hicieron que las relaciones bilaterales se deterioraran hasta que El Cairo expulsó al embajador turco en 2013. La imagen de Turquía como sujeto neutral se convirtió en una pro Hermandad Musulmana. "Turquía no fue percibida como un actor que defiende la democracia, sino como un actor externo que impulsa una agenda particular a través del proceso democrático" (Stein, 2014: 43). La reputación del "ejemplo a seguir" de la política exterior de Turquía se dañó. No obstante, de todos estos países la relación más afectada fue con Siria.

Al igual que en Libia, al principio Ankara intentó persuadir a Bashar Al-Assad para que promulgara reformas, basándose en la aparente influencia y confianza que supuestamente trajeron los años anteriores de cooperación económica. Sin embargo, la administración turca pronto se dio cuenta de que los esfuerzos eran inútiles. En una conferencia sobre la política exterior de su país, el embajador turco en Canadá, Selcuk Unal (2015), recuerda los fallidos intentos de hacer entrar "en razón" a Bashar Al-Assad: "Siria es un país que no pudo escuchar los síntomas. Siria no escuchó nuestra cordial advertencia. No tomó las precauciones necesarias a tiempo"6, al ver que Assad, en lugar de escuchar los cambios sugeridos por Turquía tomaba en cuenta los consejos de Irán (país al que Turquía ve como un competidor natural), Ankara rápidamente decidió apoyar y organizar grupos de oposición sirios, los cuales tuvieron un éxito temprano importante7. No obstante, las protestas pro-democracia se convirtieron rápidamente en conflictos sectarios. Las tensiones entre sunitas y alauitas siempre estuvieron presentes en Siria, año tras año alimentadas por el odio, esperando pacientemente a explotar en cualquier momento: desde el golpe de 1961 que terminó con la República Árabe Unida, pasando por la Masacre de Hama de 1982 hasta las revueltas de 2011 (año en que la tensión ya no pudo ser contenida). Para Van Dam (2017) es precisamente debido a estos problemas sectarios no resueltos y acumulados que las protestas del 2011 se convirtieron en un conflicto armado. Esperar una transición no violenta, en la que Bashar Al-Assad hubiera salido del poder porque las manifestaciones pacíficas así lo exigían, no era más que wishful thinking (una ilusión). Por el contrario, si el gobierno iba a cambiar, una confrontación militar era inevitable.

Causas del cambio de un enfoque realista a uno liberal

Como se ha visto, las protestas que tomaron el mundo árabe en 2011 significaron un cambio importante en la política exterior de Turquía: hubo transición del enfoque realista tradicional (establecimiento de relaciones cordiales independientemente de políticas domésticas) a uno más liberal (tratar de moldear la política interna de otros países). ¿A qué se debe este cambio? Una posible respuesta se encuentra en el pensamiento y las acciones del ministro de Relaciones turco que ejerció durante la Primavera Árabe: Ahmet Davutoglu.

Ahmet Davutoglu fue una figura muy importante dentro de la élite política turca. Éste sirvió como chief advisor (asesor principal) de Erdogan (2003-2009), Ministro de Relaciones Exteriores (2009-2014) y Primer Ministro (2014-2016). Ozkan (2014) clasifica a Davutoglu como un "intelectual islamista", un "pan-islamista, pero no un neo-otomanista". Basado en pensadores geoestratégicos occidentales, como Nicholaes Spikeman, Karl Haushofer y Harfold Mackinder, Davutoglu argumentó que la política exterior tradicional turca que tenía como objetivo mantener la integridad territorial ya no era válida después del final de la Guerra Fría y necesitaba ser reemplazada por una visión más imperial y expansionista. Turquía tenía que expandir y controlar su zona de influencia natural o hinterland (Balcanes, Oriente Medio y Cáucaso) o perder su posición geográfica privilegiada en el mundo como potencia global. Para Davutoglu, según Stein (2014), el éxito del Imperio otomano radicaba en su legitimidad basada en el islam. Por otra parte, consideraba que el concepto (occidental) de nacionalismo étnico fue la fuente de inestabilidad de la región. Para lograr una región más estable, era necesario reemplazar el nacionalismo con los conceptos (propios) islámicos de Tawhid (ser uno con Allah) y Tanzib (la pureza de Allah). En este escenario, Turquía, como antiguo Imperio islámico, tenía un papel principal que desempeñar.

Sitki (2011) argumenta que gracias al concepto pan-islamista del Imperio otomano todos los musulmanes del mundo llegaron orbitar alrededor del califato. La unidad de Anatolia y Oriente Medio, en general, garantizó el poder del Imperio otomano. Por otro lado, la region no estaba unida, los turcos no podrían defenderse contra Europa o cualquier otra amenaza (como la invasión mongola durante el Imperio Selcuk). Sin embargo, durante la revuelta de los Young Turks (Jóvenes Turcos), luego de la Primera Guerra Mundial, el concepto islamista fue abandonado y gradualmente reemplazado por un nacionalismo importado de Occidente. Cuando el AKP llegó al poder en 2002, la política exterior de Davutoglu era realista, no obstante, durante los eventos causados por la Primavera Árabe, Davutoglu vio una oportunidad para que Turquía pueda volver a desempeñar su papel como poder natural en la región; un papel basado en la legitimidad del Islam. Tal como lo demostraron los levantamientos árabes, Turquía decidió tomar partido, haciendo llamados abiertos a un cambio de régimen y apoyando los movimientos de oposición, poniendo en peligro su previa "Política de cero problemas". Según Oguzlu, "los acontecimientos en los últimos dos años muestran que los gobernantes turcos han adoptado la idea de que Turquía debe desempeñar un papel activo para ayudar a transformar la región en línea con los valores democráticos liberales" (2013: 49).

No obstante, las ideas de Davutoglu tuvieron consecuencias no muy favorables. Turquía perdió gran parte de lo que había cultivado y ganado durante el período anterior: se enemistó con los nuevos gobernantes, que dejó la Primavera Árabe, la conexión de Turquía con la estigmatizada Hermandad Musulmana en el mundo árabe contribuyó al aislamiento regional de Ankara y, para empeorar las cosas, la relación con Estados Unidos también se vio malograda. ¿El cambio de política exterior de Turquía fue beneficioso o más bien perjudicó los intereses de Ankara? Los efectos del cambio en la política exterior turca hacia Oriente Medio serán discutidos en la siguiente sección.

 

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Turquía, Estados Unidos y la cuestión kurda

En una conferencia de prensa conjunta ofrecida por John Kerry y Ahmet Davutoglu en 2013, ambos ministros de Relaciones Exteriores destacaron sus intereses comunes en Oriente Medio; más específicamente en Siria e Irán. Kerry elogió el "papel clave que ha desempeñado Turquía en la aplicación de las sanciones (contra Irán)" y recordó a Turquía que "debemos permanecer unidos para que Irán nunca obtenga armas de destrucción masiva" (2013). Por su parte, Davutoglu comentó que su cooperación con Estados Unidos no sólo se basa en cuestiones de seguridad, sino que es una value-based partnership (asociación basada en el valor). Davutoglu aseguró que "como Turquía no queremos ver ningún arma nuclear en la región" (ibid.) (aunque dejando espacio a la tecnología nuclear). Con respecto a Siria, ambas autoridades también acordaron que el derramamiento de sangre perpetrado por el régimen de Assad debía ser detenido. Y que la responsabilidad de la comunidad internacional era la de poner fin a estos crímenes contra la humanidad.

Con el final de la administración de Barack Obama y con Donald Trump como presidente, Turquía esperaba que la política exterior de Estados Unidos cambiara, especialmente hacia los kurdos. Sin embargo, el apoyo de Estados Unidos a las "Unidades de Protección Popular" (YPG por sus siglas en árabe) continuó durante el conflicto sirio. Según los Estados Unidos, el apoyo al grupo kurdo sirio neomarxista del YPG era "instrumental, táctico, temporal y limitado" —únicamente con el objetivo de destruir al Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés)—. Independientemente de las opiniones de Turquía, Washington considera al YPG como buenos guerreros contra ISIS. Por su parte, Turquía preguntaba: ¿cuándo terminará esta cooperación? ¿Las armas y el entrenamiento proporcionados por los Estados Unidos a este grupo terrorista no se utilizarán contra Turquía? La institucionalización del YPG en la región representó una gran amenaza para Ankara. El problema radica, como James Jeffrey, el enviado especial de Estados Unidos para Siria, apuntó en una conferencia en 2018 titulada "Desafíos actuales en las relaciones Turquía-Estados Unidos", en las diferentes percepciones sobre cuál es la mayor amenaza. Para Turquía, la mayor amenaza es el PPK y prioriza las luchas contra él, mientras que para los Estados Unidos la mayor amenaza es ISIS. Sin embargo, para Jeffrey (2018) existen mayores amenazas tanto para Turquía como para Estados Unidos: Siria, Irán y Rusia. Desde esta perspectiva, los objetivos compartidos de ambos países son más importantes que los pequeños desacuerdos. De todos modos, ya existía un Estado kurdo semiindependiente en el norte de Irak. Este tema no solo es importante para Turquía e Irak, sino que también afecta las relaciones entre Estados Unidos y Turquía.

Para Barkey (2008), fundamentalmente, los problemas que Estados Unidos tiene con Turquía tienen que ver con un tema: el norte de Irak. "Lo que sucederá en el norte de Irak realmente va en el corazón de la relación entre Estados Unidos y Turquía". Según el autor, Turquía enfrenta tres problemas con el Kurdistán iraquí: 1) el desarrollo de lazos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán en Turquía, 2) la influencia sobre Kirkuk, un territorio iraquí rico en petróleo, con oleoductos, habitado por muchos turcomanos (Turquía financió al partido político Frente Iraquí Turcomano, y 3) el futuro incierto de Irak. Si Irak se desintegra del norte kurdo obtendrá completa independencia, lo que puede motivar a los kurdos del sureste de Turquía a hacer lo mismo.

¿Turquía sigue mirando al Este?

En un discurso pronunciado en 2010, en el Instituto de Asuntos Internacionales y Europeos (IIEA, por sus siglas en inglés), Davutoglu se refirió a sí mismo y a su pueblo como europeos y declaró: "continuaremos en nuestro camino hacia la integración europea" (2010). Según Davutoglu, no sólo Turquía necesitaba a Europa, sino que "para el futuro de Europa, Turquía debería estar en la UE [Unión Europea]".Si Europa quería seguir desempeñando un papel relevante en una arena internacional en la que están surgiendo nuevos centros de poder y el viejo sistema mundial se está desmoronando, Turquía debe formar parte. Ocho años después, en 2018, en una acalorada entrevista dada por el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, al canal alemán Deutsche Welle, Turquía reafirmó su lucha de 60 años para unirse a la UE: "Europa necesita a Turquía, no sólo Turquía necesita a Europa [...] No somos forasteros. Te guste o no somos parte de Europa".

A pesar de otros problemas con la UE, como la negación de Holanda de permitir que el ministro de Asuntos Exteriores turco llegue a Rotterdam (Darroch, 2017) y las acusaciones turcas a Europa de dar refugio a los conspiradores del intento de golpe de estado del 15 de julio de 2016, oficialmente, Turquía no abandonó sus intenciones de unirse a la Unión Europea. Sin embargo, ya en el año 2014, Ozkan, con pesimismo, sentenciaba: "Turquía nunca estará en la Unión Europea". Para Europa no existe un país islámico europeo.

Problemas en el futuro de la política exterior turca

Antes de la Primavera Árabe, principalmente Armenia y Chipre constituían un problema internacional sin resolver que agotaba la mayoría de los esfuerzos de la política exterior turca. Luego de la Primavera Árabe, nuevos problemas surgieron: la guerra en Siria, el flujo migratorio, la inflación de la lira turca, una política interna polarizada y las relaciones problemáticas con los Estados Unidos. Especialmente el tema de los refugiados, lo que sucedió en Irak y Siria, creó una gran carga para la región. Países vecinos como Líbano, Jordania y Turquía recibieron una afluencia masiva de personas. "No recibimos suficiente ayuda internacional", declaró el embajador turco en Canadá, Selcuk Unal, en 2015.

En cuanto a la relación con Estados Unidos, la intención turca de comprar misiles de defensa aérea S-400 a Rusia creó nuevas fricciones. Estados Unidos, como líder de la OTAN, no ve con buenos ojos a otro compañero comprando armas al enemigo. En el 70 aniversario de la OTAN, celebrado en abril de 2019, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, advirtió: "Turquía debe elegir: ¿Quiere seguir siendo un socio crítico de la alianza militar más exitosa en la historia del mundo? O, ¿quiere arriesgar la seguridad de esa asociación al tomar decisiones imprudentes que socavan esa alianza" (2019). En el mismo evento, el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Cavusoglu, cuando se le preguntó sobre el tema, respondió que la compra de S-400 a Rusia "es un trato hecho" y que Turquía "no se apartará de esto". Desde la perspectiva turca, debido a la naturaleza inestable y peligrosa de su vecindario, la necesidad de sistemas de defensa aéreos es urgente. Turquía está en la primera línea de la OTAN, lugar donde se están produciendo todos los conflictos. Sin embargo, al mismo tiempo, Cavusoglu dejó en claro que trabajar con Rusia no significa que Turquía está minando su alianza con la OTAN. "No estamos eligiendo entre Rusia y otros aliados [...] Nadie puede pedirnos que elijamos", afirmó Cavusoglu. No es que una Turquía desafiante quiera abandonar la OTAN. Por el contrario, Cavusoglu destacó el valor comercial de 75 mil millones de dólares con Estados Unidos y declaró que ambos países deberían continuar trabajando juntos como dos aliados. Turquía y Estados Unidos interdependientes, no es fácil de superar. Como observó el actual enviado especial de los Estados Unidos a Siria, James Jeffrey:

No existe una política de los Estados Unidos con respecto a Siria y probablemente ninguna política de Irak sin el apoyo y la coordinación de los Estados Unidos y Turquía. Es así de simple. Y al final, es difícil para Turquía operar en esas áreas sin el apoyo militar, diplomático y de otro tipo de los Estados Unidos (2018).

Queda la pregunta: ¿La "preciosa soledad" de la que habla Davutoglu al final benefició a Turquía? ¿O se provocó un aislamiento negativo no deseado?

 

Notas

1 El autor declara no tener ningún tipo de conflicto de intereses que haya influido en su artículo.

2 Cientista político. Universidad Católica Boliviana. E-mail: alv.montenegro@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-3078-8500

3 Desde el año 2018, se desempeña como Enviado Especial de Estados Unidos para Siria.

4 "En contraste con los conflictos de clase e ideológicos donde la pregunta clave era '¿De qué lado estás?' y la gente podía elegir bandos y cambiar de lado en conflictos entre civilizaciones, la pregunta es '¿Qué eres?'"(Günay, 2019: 471).

5 Turquía advirtió a Mursi de un posible golpe.

6 Según Stein (2014), el AKP apoyó a Assad hasta septiembre de 2011, a pesar de la creciente violencia.

7 Según los cálculos de Erdogan, Assad iba a caer en seis meses.

 

BIBLIOGRAFÍA

Barkey, Henry J. (16 de abril de 2008). Where Have the Old Friends Gone? US Turkish Relations Since the Iraq War [Archivo de video]. Conferencia organizada por The Campagna-Kerven, Boston University. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=eoSupLoaY1s        [ Links ]

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