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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.45 La Paz  2019

 

APORTES

 

Integración de la Universidad con el pueblo

 

Integration of the University with the people

 

 

Godofredo Sandoval Zapata 1
1 Sociólogo. Director Ejecutivo de la Fundación para la Investigación Estratégica en Bolivia, La Paz.
E-mail: dejecutiva@pieb.org
Fecha de recepción: 8 de agosto de 2019 Fecha de aceptación: 26 de agosto de 2019

 

 


Resumen

La ponencia “La transformación de la universidad en Bolivia”, de Mauricio Lefebvre, fue presentada en el seminario “La primera semana social de Bolivia” realizado en Oruro en 1970; está enmarcada en el proceso de revolución institucional que para entonces llevaba adelante la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). A pesar de que han pasado cincuenta años, es un legado de los valores y principios que deben sustentar la función de una universidad al servicio de su sociedad.

Palabras clave. universidad, revolución universitaria, reforma universitaria universidad boliviana


Abstract

The conference “The transformation of the university in Bolivia”, by Mauricio Lefebvre, was presented in the seminar “Bolivia’s first social week” held in Oruro en 1970; it is framed by the process of institutional revolution which the Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) was carrying forth at the time. Despite 50 years having gone by since then, it is a legacy of the values and principles which should sustain the function of a university at the service of its society.

Keywords. university, university revolution, university reform, Bolivian university


 

 

Al finalizar la década de los años sesenta, y bajo regímenes militares, el ambiente social y político nacional era de alta conflictividad, expresada en las reivindicaciones políticas, sociales y económicas de todos los sectores, particularmente el minero, y en la movilización de los estudiantes universitarios del sistema público en contra de la penetración del imperialismo, por la liberación nacional y la defensa de la autonomía. Con la llegada al Gobierno del Gral. Juan José Torres Gonzales (el 7 de octubre de 1970) y del posicionamiento de las ideologías marxistas y nacionalistas revolucionarias en las instituciones universitarias, las condiciones para profundizar las revoluciones universitarias articuladas a la tesis de la Central Obrera Boliviana (COB) y al movimiento sindical minero se tornaron favorables (Rodríguez, 2000).

En ese marco, la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) encaró su proceso de revolución institucional específico, que se encuentra reflejado en el texto de Mauricio Lefebvre2, “La transformación de la universidad en Bolivia”, que se reproduce en esta ocasión3.

El documento tiene una estrecha relación con el momento histórico en el que interactuaba la UMSA. Revela los alcances, conflictos y límites, institucionales e ideológicos, de la Revolución universitaria, la lucha docente estudiantil por expulsar a las elites que representaban intereses clasistas, gubernamentales y del extranjero, insertas en el seno de la universidad, y las intenciones por transformarla en una “universidad popular” abierta a los hijos de los trabajadores, obreros y campesinos que, en ese régimen, casi no tenían posibilidades de ingresar.

El texto tiene doble importancia; por un lado, permite rememorar el ambiente político, social e institucional de la Revolución universitaria de la UMSA y, por otro, comprender la lectura que tenía Mauricio Lefebvre de ese importante proyecto de cambio institucional que pretendió concretar el movimiento docente-estudiantil y que tendrá incidencia en sus motivaciones, junto con otros docentes, para la fundación de la Facultad de Sociología (1968).

El documento, uno de los pocos escritos de Mauricio Lefebvre, también tiene significación porque, más allá del tiempo transcurrido, contiene el legado de valores y principios que deben sustentar la función de una universidad al servicio de su sociedad; legado que es recordado y actualizado con convicción por la Carrera de Sociología en cada aniversario.

 

NOTAS

1 Sociólogo. Director Ejecutivo de la Fundación para la Investigación Estratégica en Bolivia, La Paz. E-mail: dejecutiva@pieb.org

2 Mauricio Lefebvre nació en Saint Dénis, Canadá, en 1922. Religioso y sociólogo. Ordenado sacerdote en la congregación de los Oblatos de María Inmaculada, en 1952. Llegó a Bolivia el año 1953; se desempeñó como párroco en el centro minero de Llallagua; se trasladó a La Paz en 1958. Posteriormente, estudió Sociología en Roma. Regresó a Bolivia; en 1968 ingresó en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) como catedrático de Sociología; fundó la Facultad de esta disciplina y fue su primer Decano. El 21 de agosto de 1971, día del Golpe de Estado liderado por el Gral. Hugo Banzer Suárez, mientras auxiliaba a los heridos de los combates callejeros, la camioneta en la que se encontraba fue blanco de varias ráfagas de ametralladora y él fue alcanzado por una bala muriendo desangrado sin que nadie pudiera acercarse para ayudarlo (Iriarte, 2002).

3 Ponencia de Mauricio Lefebvre en el seminario “La primera semana social de Bolivia”, organizado por el Centro Desarrollo Integral (CEDI), y realizado en Oruro entre el 17 y el 22 de agosto de 1970. Luego, el CEDI publicó el texto como parte del libro La transformación actual en América Latina y en Bolivia (1970).

 

BIBLIOGRAFÍA

Iriarte, Gregorio (2002). “Lefebvre OMI, Maurice (Saint Dénis, Canadá, 1922-LP, Bolivia, 1971)”. En Grupo de Estudios Históricos; Joseph M. Barnadas (dir.), Guillermo Calvo y Juan Ticlla (colaboradores). Diccionario Histórico de Bolivia. Tomo II: L-Z (p. 57). Sucre: Grupo de Estudios Históricos.

Lefebvre, Mauricio (1970). “La transformación de la universidad en Bolivia”. En Centro Desarrollo Integral (CEDI). La transformación actual en América Latina y en Bolivia (pp. 123-132). Oruro: CEDI.

Rodríguez, Gustavo O. (coord.), Mario Barraza y Guido de la Zerda (2000). “Más allá del desarrollo: los cálidos setenta”. En De la revolución a la evaluación universitaria: cultura, discurso y políticas de educación superior en Bolivia (pp. 65-72). La Paz: PIEB.

 

La transformación de la universidad en Bolivia

Mauricio Lefebvre

 

Nos dedicamos estos días a comprender mejor la situación social en la que vivimos y a tratar de captar cuál ha de ser nuestro compromiso en esta situación.

No les traigo ningún texto muy elaborado. La vida agitada que vivimos en la universidad esta última temporada no me permitió dedicarme, como hubiera querido hacerlo, a la preparación de esta conferencia. Así, espero que con las preguntas que ustedes puedan hacer después, podremos llenar esta laguna.

Existen, por lo menos, dos enfoques diferentes al tema que se me ha señalado. Podríamos estudiar los diferentes tipos de organización social que se han dado en Bolivia desde el Incario, o en un periodo más corto, durante los últimos cincuenta años, pero ese sería un método muy largo y correspondería a estudios que ya tenemos hechos en revistas y en libros; por eso, voy a adoptar un segundo método que consistirá, sencillamente, en situarnos en el presente, en tomar conciencia de algunos de los hechos más relevantes que señalen una transformación social, y en preguntarnos, a partir de algunos de esos hechos, cuál es el tipo de transformación que se está dando.

Empiezo por señalar algunos hechos sobresalientes que estamos viviendo en la actualidad: cunden las guerrillas, es un hecho notable; nos encontramos con un sindicalismo desmantelado que no logra reestructurarse, es otro hecho de gran importancia; estamos bajo un gobierno civil militar “revolucionario”, es también otro hecho que hay que tomar en cuenta; existe un empeño oficial sin precedentes para vencer la situación del analfabetismo, otro hecho importante. Desde hace unos ocho o diez meses hemos visto programar, en diferentes congresos mineros u obreros, tesis socialistas, también es un hecho notable. Finalmente, hemos vivido, o estamos viviendo, un proceso de revolución universitaria.

Podríamos señalar muchos otros hechos como esos, pero los que he mencionado me parecen los más importantes para diagnosticar el tiempo que estamos viviendo en relación con un proceso de transformación social. Por el poco tiempo del que dispongo para conocer más sobre el tema; por considerar también el tema de vital importancia, me he de referir, en esta exposición, únicamente a la reforma universitaria con estos otros hechos que he mencionado.

Comenzaré por hacer una breve relación de lo acontecido en el proceso reformista de la universidad de La Paz.

La chispa para ese proceso la produce el exceso de inmoralidad por parte de una camarilla universitaria. Ciertas maniobras electorales, que pasan incluso la medida de lo acostumbrado, provocan una reacción violenta en el mundo universitario; es así como no se acepta una de esas maniobras que quería dar el vuelco en la Facultad de Derecho, concretamente. Esta chispa sirvió para encender una situación de mucho más envergadura y la censura del alumnado se eleva inmediatamente a un nivel superior: se enjuicia no solamente a un clan, sino a todos los clanes que tratan, con sus maniobras, de acapararse la universidad como si fuera su solio.

Es así como, en una primera asamblea, no sólo se condenó a la camarilla encaramada en la universidad, sino que se fue planteando la necesidad de una universidad popular. Es decir que, del plan moralizador, se pasó enseguida al plan revolucionario.

El siguiente paso se dio cuando los estudiantes declararon que todo el poder debía estar en sus manos, por los abusos que la dirección universitaria había hecho en el poder; el universitariado se vio obligado a reclamar para sí la totalidad del poder. Después de administrar este poder durante dos semanas, se piensa aún hacer una reestructuración del cogobierno, pero salvando las dos necesidades que había motivado la revolución: necesidad moralizadora y necesidad reformista. Se formaron, a la vez, cinco comisiones amplias: Académica, Económica, Administrativa, de Estatutos y Comisión de integración de la universidad con el pueblo; por lo que se ve, el papel correspondiente a esas cinco comisiones es el de identificar la tarea más urgente que tendrá que llevar adelante la nueva universidad.

Durante los primeros meses de este nuevo gobierno, se logran conquistas, como las siguientes: el veto estudiantil para con los catedráticos que no llenan los requisitos expresados por la revolución, veto que aplican a los posibles catedráticos; se logra la cátedra libre, la cátedra paralela y la periodicidad de la cátedra; se programa una auditoría general de la universidad, una reforma total del programa de estudios, una declaración de principios que sea la base ideológica sobre la que se deba construir el estatuto; se logra el voto universal en las elecciones de las autoridades superiores de la universidad y la participación obrera en el gobierno de la misma por la inclusión, en el Consejo Supremo, de un representante de los trabajadores de la universidad, además de dos miembros acreditados por la COB. Finalmente, se logra la aprobación de un vasto plan de integración de la universidad con el pueblo.

Este proceso suscitó, en un plazo muy breve, diferentes tentativas de intervención. En varias ocasiones, las asambleas de facultad o las asambleas generales del estudiantado son atacadas por un grupo de choque que actúa y trata de crear el desconcierto, y desprestigiar el proceso, desalojando al gobierno revolucionario establecido. Detrás de ese grupo de choque están, evidentemente, grupos de presión que aseguran la acción del primero; son grupos que representan intereses clasistas, intereses gubernamentales e intereses extranjeros. Las tentativas de agresión culminan en la toma de la universidad, la toma del monoblock de San Andrés, el 22 de julio [de 1970], siendo esas fuerzas de presión que he mencionado antes las que llevan a cabo la toma de la universidad con su poder, su dinero y sus armas. Pero, frente a la censura popular y a la total imposibilidad de reabrir las puertas de San Andrés, que parecen haberse convertido en las de un mausoleo grande; frente a esta situación, el gobierno se ve en la imperiosa necesidad de devolver a sus legítimas autoridades el monoblock que se había tomado.

A los pocos días de la revolución, se procede a la realización de las elecciones que arrojan los resultados conocidos por ustedes y que significa, no el triunfo de una fórmula, como estuvimos acostumbrados a verlo en elecciones anteriores. No son nombres, no son personajes los que triunfan, es más bien una; es una posición que implica una amplia participación de la universidad en el proceso de liberación nacional.

Espero no haberles cansado al referirme, rápidamente, a esta serie de hechos; me parecía necesario hacerlo para que podamos ahora tratar de comprender qué es lo que ha pasado por debajo de ellos.

Interpretando lo acontecido por parte de los que han llevado a cabo la reforma, ¿qué es lo que ha pasado? En primer lugar, un rechazo, por lo menos teórico, de la corrupción y la explotación universitaria. Sabemos que en la universidad de La Paz el Rector tenía un sueldo fabuloso; y no solamente él, sino varios personeros administrativos detentaban sueldos que se ven ahora reducidos a la tercera o cuarta parte de lo que eran antes. Se rechazó, también, la hegemonía masónica en la universidad y el constante peligro de que la universidad esté, por ende, puesta al servicio de un clan explotador. Se rechazó, por lo menos teóricamente, una situación de privilegiados en que se encuentran el profesional y el universitario; también hay una movilización, por lo menos teórica, de la universidad al servicio de la clase obrera y del socialismo propugnado por esa clase.

Quiero citar aquí, brevemente, algunos textos del pronunciamiento de la tesis política de la CUB [Confederación Universitaria Boliviana] donde justamente se da, en forma muy clara, esta motivación de la reforma universitaria, dice:

“En el presente periodo, los universitarios, debemos adquirir un alto grado organizativo y convertir nuestra dirección en centro revolucionario y aliado de la clase obrera, capaz de llevar el actual proceso hacia el socialismo. También están equivocados aquellos que sostienen que la dirección universitaria debe limitarse a jugar un papel gremialista, es decir, circunscrita a la lucha puramente estudiantil de mejoras universitarias. Sin abandonar esta indispensable labor, los universitarios debemos intervenir en la vida política del país, en nuestra condición de aliados revolucionarios de la clase obrera; y también los universitarios nos subordinamos conscientemente a la dirección política de la clase obrera que es vanguardia popular, levantando las reivindicaciones progresistas de los sectores mayoritarios”. Todo ese plan de reforma se veía casi concretado en el proyecto [sic.] de integración de la universidad con el pueblo, programa que también fue elaborado por el nuevo gobierno revolucionario de San Andrés. Este programa considera, en primer lugar, los fundamentos ideológicos de esta integración, seguidos de sus objetivos y, finalmente, sus medios o las vías para la puesta en marcha de una integración real de la universidad con el pueblo.

Me permitiré, también, leer algunos pasajes más significativos de ese programa de integración de la universidad con el pueblo por ser totalmente revelador del progreso que se ha dado. Será necesario (eso, en primer lugar, para enjuiciar una integración conseguida en términos demasiado fáciles y demasiado líricos) caer en la cuenta que la presencia de cien o mil universitarios en el campo no significa necesariamente integración con el pueblo; puede significar también turismo, scoutismo universitario, voluntariado aguado, vuelta de popularidad o de impopularidad, paternalismo pequeño burgués. Entonces, para evitar esos pseudoprocesos de integración que proponían como fundamento principal de la integración con el pueblo, se propuso lo siguiente:

Un doble principio general resume las diferentes bases ideológicas que después se enuncian en detalle.

1. La universidad no puede pretender elaborar en sus laboratorios una ideología para el pueblo, ya que el pueblo ha elaborado su propia ideología en sus organismos más representativos y ha formulado esta ideología.

2. La integración de la universidad con el pueblo significa, en todo caso, la integración de la universidad a la lucha del pueblo por su liberación.

Después de especificar, en detalle, qué significan esos fundamentos ideológicos, se pasa a expresar cuáles son los objetivos mediatos e inmediatos de la integración. También hay objetivos posteriores y metas más lejanas para la integración, que es necesario señalarlos. Los mismos se pueden señalar utilizando el estudio de Oliveira sobre la universidad latinoamericana, en el que expresa: “La universidad que necesita la América Latina antes de existir como un hecho en el mundo de las cosas, debe existir como un proyecto, como una utopía en el mundo de las ideas. Nuestra tarea, pues, consiste en definir las líneas básicas de este proyecto utópico, cuya formulación deberá ser bastante clara y llamativa como para que pueda actuar como una fuerza movilizadora en la lucha por la reforma de la estructura vigente”.

En este sentido de universidad utópica –según dice Oliveira– se señalan como objetivos:

1. Una universidad que deje de ser un cuerpo extraño, un quiste privilegiado y elitista dentro del organismo de la sociedad.

2. Una universidad que ya no sea más la máquina que elabora, con toda precisión y certeza, los elementos de la explotación.

3. Un crecimiento considerable de los gastos generales destinados a la educación superior por la superación de otros gastos inútiles o clasistas. La repartición equitativa de estos gastos por medio del salario estudiantil.

4. El planteamiento riguroso de la expansión universitaria, en diferentes facultades e institutos, de acuerdo con las necesidades reales del país y en relación al nivel de la capacidad investigadora y creadora con esas mismas necesidades.

Como objetivos más inmediatos, la reforma del plan de integración se proponía la creación de carreras intermedias y su valoración respectiva. Se propendía a la participación popular en cursos de formación obrera sindical y se proponía la participación del pueblo, por intermedio de sus organismos representativos, en la fiscalización de la universidad.

No voy a entrar en más detalle; quería, únicamente, hacer constar que ese plan de integración de la universidad con el pueblo pretende ser, en San Andrés, la expresión de la voluntad de una universidad totalmente nueva.

Si queremos interpretar, ya no la actuación de los que han promulgado la reforma, sino la actuación de los que se han opuesto a ella, o sea, de los intervencionistas, es necesario aclarar que en ningún momento les ha movido el terror producido, en almas creyentes, por la amenaza del ateísmo. Ese es un cuento que pueden creer niños muy chiquitos. Más bien, lo que ha movido a la contrarreforma en ese proceso, ha sido, esencialmente, el evitar el enjuiciamiento a una sociedad desculturada y defensora de intereses foráneos, de intereses de una casta nacional y que busca mantener los prejuicios de una clase.

Si quisiéramos preguntarnos ahora ¿cuáles son los alcances de la Reforma universitaria?, debemos reconocer que sus alcances posibles son limitados. El Padre Gregorio, hace unos minutos, señalaba, como caso común, que el universitario revolucionario en sus años de estudio, cuando llega a ser profesional ya no lo es más, y muchas veces es antirrevolucionario: es un hecho concreto, pero uno también puede preguntarse, ¿qué más puede hacer si el sistema, forzosamente, lo absorbe?

La tesis ideológica de la COB [Central Obrera Boliviana] reconoce, claramente, esas limitaciones impuestas a cualquier revolución universitaria por la sociedad en la que vivimos, cuando dice: “Los esfuerzos reformistas, por muy osados que sean, no pueden ir más allá de los límites que la presente sociedad impone, y es por ello que, si en un primer momento se habló de una Universidad Popular, muy pronto todos se dieron cuenta de que una Universidad Popular corresponde a cierta clase del país, a cierta clase de estructuras sociales; país y estructura que no son los que tenemos en la actualidad”. Por eso, después, se habló más bien de integración con el pueblo. A raíz de eso se fue buscando cuáles serían las vías para una mayor integración de la universidad con el pueblo, teniendo que renunciar al sueño dorado de una universidad popular. A no ser que se mantenga a ese nivel que Oliveira llama de la “universidad utópica”, a la que uno aspira, pero tiene que reconocerle como distante todavía. Entonces, los alcances de la actual reforma universitaria son forzosamente limitados.

Por otra parte, no deja de ser alentador lo que se ha planteado. El Padre Gregorio decía que se presenta aquí un fenómeno generacional: esperamos, y creo con fundamentos serios, que esta juventud no sea exactamente la misma que la juventud de hace veinticinco o cincuenta años. Parece presentar rasgos muy especiales y aún iguales. Solamente de este lado, el proceso no dejaría de ofrecer motivos de esperanza, pero todavía hay algo más importante y es que ese proceso universitario se presenta como la reacción de la inteligencia, digámoslo así, frente a una situación real, la del neocolonialismo.

Frente a esa situación, la inteligencia que puede representar la universidad toma una posición de rechazo, una posición de censura.

Ustedes saben que en la sociología del conocimiento, cuando se estudian las raíces de un grupo, de una clase, desde Manheim, se ha reconocido que la inteligencia de los intelectuales tiene cierta libertad para escoger su ideología, o sea, que la intelectualidad, como tal, no es de una clase. Otros sectores sociales pertenecen a una clase y difícilmente podrán participar de una ideología que no es la de su clase. La posición de los intelectuales, en este aspecto, es más favorable y puede enfocarse por un lado y por otro. Pues bien, en este fenómeno de la Reforma universitaria, creo que hemos visto que la intelectualidad universitaria se ha pronunciado, y se ha pronunciado en forma muy clara en documentos tales como la Tesis de la CUB, por ejemplo, y en uno que fue emitido por el Consejo Supremo Revolucionario de la Universidad de San Andrés, en el que se ha dicho que no se considera como la creadora de la ideología revolucionaria. Considera, más bien, que este papel de crear la ideología revolucionaria corresponde de lleno, y por derecho, a la clase obrera, a las clases populares. Pero ha dicho, al mismo tiempo, que se adhiere a la ideología de esas clases y que en todo momento les va a apoyar en sus justos reclamos. Por eso decía que el proceso revolucionario, si bien presenta perspectivas limitadas, no deja de ser esperanzador, por ser un fenómeno generacional de contornos nuevos y por ser, a la vez, la tradición clara de una intelectualidad que se vuelca decididamente hacia el apoyo de una ideología popular.

No pudiendo analizar varios otros de los hechos capaces de pintarnos la situación social de nuestro país, he escogido estudiar únicamente, y en forma muy escueta, en forma muy breve, un solo hecho, el de la crisis universitaria en la Universidad de San Andrés. He procedido en esta forma porque, como antes les decía, es el hecho que más conozco, porque estas charlas se llevan a cabo precisamente en un recinto universitario, y porque, además, yo creo que este hecho está ubicado para darnos luces sobre muchos otros acontecimientos.

Ya hemos señalado que la universidad hace suya, por ejemplo, y con entusiasmo, la tesis de la COB. De ahí que el fenómeno universitario está relacionado con los pronunciamientos del siglo XX, a principios de este año, y con los pronunciamientos de la COB, de mayo pasado [de 1970]. La universidad se preocupa por colaborar, en la medida de sus posibilidades, a la pronta reestructuración del movimiento sindical; es así como se han organizado varios cursos de capacitación sindical en los cuales universitarios y catedráticos participaron, ya sea, como auditores o como profesores. La universidad toma una posición clara frente a la alfabetización; por todo ello, al haber tratado de comprender con ustedes el fenómeno de la Reforma universitaria, espero haber contestado también, en parte, a la pregunta que nos hacíamos sobre la actual transformación social en Bolivia.

Podríamos, evidentemente, referir este estudio, muy limitado, a marcos de referencia más generales, como a teorías sobre el proceso de transformación social, y ver qué validez puede tener este proceso en una u otra de esas perspectivas. Espero que eso, y quizá alguna otra labor de esclarecimiento, podamos hacerlo después, en el tiempo que se ha dedicado para la conversación y el diálogo entre nosotros.

 

 

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