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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.44 La Paz mayo 2019

 

RESEÑAS

 

Field Jr., Thomas (2016).
Minas, balas y gringos, Bolivia y la Alianza para el Progreso en la era de Kennedy.

La Paz: Centro de Investigaciones Sociales.

 

 

Estanislao Cuentas Quispe
E-mail: stanni_777@hotmail.com

 

 


 

 

El libro, escrito por Thomas Field Jr., publicado originalmente en 2014, por la Cornell University Press, constituye un importante aporte a la historiografía nacional, cuyo punto de referencia se circunscribe al segundo gobierno de Víctor Paz Estensoro (1960-1964) y su relación con los EEUU. Recordemos que en esa etapa la presión norteamericana sobre América Latina se acrecentó en gran medida para evitar que el influjo de la revolución cubana asuma mayor preponderancia en este hemisferio. La estrategia digitada desde la Casa Blanca y sus servicios de inteligencia se tradujo en la “Alianza para el Progreso", un plan ideado por John E Kennedy y su cuerpo de asesores y diplomáticos que consistía en programas de ayuda económica destinados a países latinoamericanos. El foco de atención del autor está inmerso en dicho contexto, donde los centros mineros jugaron un rol determinante, no obstante ser el sector que más sufrió las consecuencias directas de la injerencia extranjera.

El planteamiento central que el autor describe en su análisis es la "ideología del desarrollo" como "estrategia política" para justificar el autoritarismo que los gobiernos latinoamericanos impusieron en sus países y con mayor primacía los regímenes militares emergidos entre los años sesenta y setenta. En cuanto a las fuentes consultadas para la elaboración del libro, el autor consideró y concentró su atención en una vastísima revisión documental, de archivo y hemerográfi-ca; a ello se suma la realización de entrevistas a diversos actores. La novedad de todo este entramado bibliográfico reviste en la utilización de documentos desclasificados de archivos estadounidenses, una buena parte de las bibliotecas particulares de los ex presidentes John E Kennedy y Lyndon Jonhson.

La obra está organizada en seis capítulos. En el primero, Field realiza un análisis sobre cómo el gobierno de los EEUU, coludido con el régimen de Paz Estensoro, inicia acuerdos para la aplicación de los programas de la Alianza para el Progreso a través de USAID, cuya importancia no solo consistía en una ayuda a la frágil economía boliviana, sino en neutralizar al movimiento sindical en las minas, considerado por los norteamericanos como el principal obstáculo para el desarrollo. "Basándose en el viejo paradigma de desarrollo autoritario del presidente Paz Estensoro, los desarrollistas estadounidenses tomaron las minas nacionalizadas como lógico punto de partida y adoptaron un autoritario plan de rehabilitación de la minería, redactado en gran parte por los propios bolivianos" (p. 74).

En el capítulo siguiente, Field abarca las divergentes posturas generadas en Washington por el apoyo y las concesiones que Kennedy brindaba al gobierno boliviano y sus consecuencias ulteriores en la política interna del país: "algunos burócratas de la política exterior y medios de prensa conservadores censuraron la rápida incorporación de este país, por parte de la Casa Blanca, en la naciente Alianza para el Progreso" (p. 75). A esto agrega la resistencia de los mineros al afianzamiento del Plan Triangular, cuya expresión más lúcida fue establecida en los campamentos mineros de Siglo XX1, teniendo como figuras notables de esta insubordinación a los dirigentes Irineo Pimentel y Federico Escobar.

En el capítulo tres, el autor aborda algunos de los primeros síntomas de la escisión entre el sector de izquierda del MNR, encabezado por Juan Lechín, y la fracción de Paz Estensoro. Además, añade que una de las prioridades de los norteamericanos era la proscripción de dicho sector y todos sus adherentes, revelando a la vez que esta medida asumiría un carácter más violento tras un plan que el Gobierno llegó a urdir con milicias campesinas de Irupata (equipadas con armamento estadounidense) con el objetivo de asesinar a líderes sindicales de los distritos mineros de Siglo XX y Catavi. Portugal2 relata "que llegó un camión lleno de armas y después otro lleno de municiones", y entonces los comunarios fueron llevados en masa a Llallagua y se les ordenó que acopien víveres, alcohol, coca, comida. Una vez allí, el grupo causó gran conmoción" (p. 144). En el ínterin de estos hechos, el programa de acción cívica regentado por militares bolivianos en el área rural cobraba fuerza y hacía crecer la popularidad del que sería el próximo vicepresidente, el General René Barrientos Ortuño.

En lo que concierne al capítulo cuarto, el autor describe las circunstancias de una visita oficial de Víctor Paz a los EEUU, donde se concreta un encuentro con el presidente Kennedy. Entre varios de los acuerdos de dicha reunión, Paz Estensoro, enfatizó su compromiso de imponerse sobre los sindicatos mineros. Field también hace hincapié en el creciente clima de agitación entre los trabajadores mineros y el gobierno de Paz Estensoro, reflejado en la detención de los líderes obreros Escobar y Pimentel. "Mientras tanto cuando Escobar y Pimentel se alejaban de Colquiri, agentes del control político de Paz Estensoro abrieron fuego sobre su camión. El conductor fue herido y los dos líderes sindicales hechos prisioneros por segunda vez desde 1961" (p. 164). A contrapelo de esta afrenta, los mineros de Siglo XX respondieron con el secuestro de varios rehenes, entre ellos, cuatro estadounidenses quienes, tras infructuosas negociaciones y una inminente intervención militar en la zona, fueron liberados a petición de los mismos dirigentes que estaban apresados.

En el penúltimo capítulo, Field detalla el inexorable deterioro del MNR reflejado en la equivocada decisión de Paz Estensoro de presentarse a una reelección teniendo como acompañante al general René Barrientos Ortuño, que tras una tragicómica anécdota logró imponerse como candidato a la Vicepresidencia. "Como recuerda un joven oficial opuesto al régimen del MNR después de que la llamada 'bala mágica' catapultara a Barrientos a la nominación para la Vicepresidencia, Paz Estensoro se vio obligado a apoyarse cada vez más en las Fuerzas Armadas para garantizar la estabilidad del gobierno y la estructura de su propio partido" (p. 198). Esta situación allanó el camino para que tanto fuerzas de izquierda como de derecha comulgaran en una alianza con la finalidad de derrocar al gobierno movimientista; a esto se suman las guerrillas de Alto Paragua en el departamento de Santa Cruz, dirigidas por militantes de Falange Socialista Boliviana, asiduos opositores al MNR.

El capítulo final del libro describe los momentos previos que originaron el levantamiento civil-militar que derrocó al gobierno del MNR, hecho que, según el autor, generó un clima de desesperación e incertidumbre en la embajada americana, que estuvo hasta el último instante apoyando a Paz Estensoro. "La asistencia de Washington estuvo presente hasta el calamitoso final, apoyando obstinadamente a su asediado aliado. (...) La administración Johnson nunca vaciló en su apoyo al presidente Paz Estensoro, economista y abogado orientado al desarrollo, por sobre el atolondrado joven Barrientos" (p. 258). Empero, el golpe de Estado del 4 de noviembre de 1964 se consumó y terminó por imponerse una junta militar que profundizó y robusteció el nivel de obsecuencia a los EEUU heredado del gobierno derrocado. "Tratando de convencer a Washington de abandonar su apoyo a Paz Estensoro, el vicepresidente Barrientos envió un mensaje al embajador Henderson a la 1:00 con la promesa de que "la eliminación de los comunistas sería la primera palabra de orden de su gobierno" (p. 257).

Field retrata los momentos más significativos que representaron la descomposición y el declive del MNR, producto de sus contradicciones internas y su dependencia y sometimiento al enfoque desarrollista propugnado por los EEUU, factores que minaron las bases políticas del régimen, demostrando a la vez el verdadero rostro de este partido en su doble condición de conductor de la revolución de abril de 1952 y traidor a las conquistas obtenidas de dicho proceso.

Entre los aportes más ponderables del libro, y de acuerdo a las indagaciones del propio autor, Bolivia fue el segundo país per cápita en el mundo en recibir más ayuda económica por parte de los estadounidenses, lo que demuestra la importancia estratégica del país en el Continente. Irónicamente dicha colaboración, más que representar una política para la mejora social de los bolivianos, resultó ser un mero instrumento político para frenar la agitación que estaba generando la revolución cubana a nivel continental, y si hablamos de "ayuda" la misma se limitó a simples dádivas a ejecutarse en el área rural entre las cuales se encuentra: construcción y refacción de escuelas, perforación de pozos de agua, etc., siendo estos parte del programa de acción cívica que estaba dirigida por militares.

Los programas a llevarse a cabo en el país, como parte de la cooperación norteamericana —en esa relación: cooperación, injerencia e imperialismo— tenían un trasfondo político, el cual se tradujo en desmovilizar y dejar inermes a los sindicatos mineros. Para la materialización de este fin, el autor resalta, mediante pruebas documentales de la CIA, la embajada americana y la USAID, en coordinación con el Gobierno nacional, que llegaron a organizar un conjunto de acciones hostiles en contra del movimiento sindical en las minas, varias de las cuales terminarían en hechos violentos. Justamente esta violencia formaba parte de la naturaleza estratégica de estos programas de cooperación como uno de sus objetivos a cumplir.

El documento es lo suficientemente esclarecedor en los distintos aspectos que conciernen a las relaciones entre Bolivia y los EEUU en la etapa 1960-1964. La calidad narrativa que el autor le imprime a su investigación es bastante asequible para cualquier lector. No obstante, en lo referente a las entrevistas que se hicieron a los actores, estas tienen un carácter un tanto elitista, hubiese sido también importante que el autor incluya dentro de las mismas a mineros de base y a la organización de amas de casa en una mayor dimensión, puesto que ellos son los directos involucrados en la investigación y cuyos relatos hubiesen enriquecido más aún el documento.

Es menester también mencionar que hay un manejo impreciso, por parte del autor, del término "comunista", dado que dentro del documento —y esto puede ser comprobado en varios pasajes del mismo— dicho apelativo es asociado a los mineros (sindicatos, dirigentes, organización de amas de casa), de manera casi general, siendo necesario esclarecer que tanto el Partido Comunista (PC), como el Partido Obrero Revolucionario (POR), entre otros, tenían una influencia limitada en las masas obreras (salvo algunos dirigentes) no existiendo la necesidad de calificar a gran parte del movimiento minero como "comunista".3 Revisando también las fuentes consultadas del libro, una buena parte proviene de los documentos desclasificados de la diplomacia norteamericana, cuya orientación es radicalmente anticomunista. Asumimos que el autor, en el desarrollo de su investigación, se vio envuelto por este tipo de lenguaje, dadas esas predeterminaciones que se manejan en alusión al movimiento minero. Volvemos a reiterar que si se hubiese tomado en cuenta en una mayor magnitud a la masa obrera en la tarea de las entrevistas, este tipo de lectura —un tanto direccionada— hubiera quedado en segundo plano.

El libro constituye una invitación para abrir nuevamente el debate sobre el modelo de desarrollo que países occidentales como los EEUU buscaban aplicar en América Latina, en este caso Bolivia, donde la orientación desarrollista, modernizante y anticomunista de la controvertida Alianza para el Progreso estaba acompañada de una violencia que iba a ser propinada con dureza a los mineros, los cuales se convirtieron en un ostensible e incómodo sector para el Leviatán del norte y sus intereses expansionistas.

Ahora bien, es de prioridad dilucidar ciertas pretensiones desde la misma institución (en este caso el CIS, dependiente de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional) de haber concretado esta publicación; dada la coyuntura política con el surgimiento de gobiernos "progresistas" y de "izquierda"; el lenguaje "anti-imperialista" nuevamente "cobra relieve". Empero esta consigna, además de haberse convertido en un clishé, busca de alguna manera justificar el accionar del Gobierno aduciendo que ellos son todo lo contrario de lo que el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) representó. No obstante, esta última afirmación es un tema de debate y de discusión, puesto que algunas de las características del actual régimen se asemejan a las formas envilecidas que los movimientistas utilizaban para mantenerse en el poder. No podemos asegurar que el autor del libro haya adscrito su investigación al discurso "anti-imperialista" de los "socialistas del siglo XXI", pero indirectamente contribuye a que este tipo de trabajos asuman un carácter de propaganda política que obviamente favorecen a la retórica populista de Evo Morales y sus adherentes, más aún si es el mismo Gobierno el que difunde estas publicaciones.

 

Notas

1  Ubicado en el departamento de Potosí, donde se encuentra la mayor mina de estaño. Es bastante conocido por albergar al núcleo minero más combativo y politizado que protagonizó las más importantes luchas sindicales y políticas de Bolivia, gestando a la vez una encarnizada batalla contra gobiernos autoritarios y de carácter dictatorial.

2  Fabián Portugal, dirigente campesino afín al gobierno del MNR por la población de Irupata, zona colindante al distrito de minero Siglo XX

3  Jeroen Stregers en base a un estudio detallado y minucioso sobre la conformación de la Asamblea Popular de 1971 señala los siguientes planteamientos, para argumentar la escasa influencia de los partidos políticos en los sindicatos obreros: "Cabe destacar que ningún partido político ha controlado la totalidad del movimiento sindical con excepción del MNR durante un breve tiempo después de 1952 (...) Lo mismo valía para la Asamblea Popular. Cuando algunos partidos querían imponer su punto de vista en contra de los delegados obreros (mineros, principalmente), incluso los dirigentes mineros que eran militantes de partidos se opusieron a la influencia partidista"(1991: 231).

 

Bibliografía

Strengers, Jeroen (1991). La Asamblea Popular, Bolivia 1971. La Paz: SIDIS.        [ Links ]

 

 

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