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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.44 La Paz mayo 2019

 

RESEÑA

 

Instituto de Investigaciones Sociológicas "Mauricio Lefebvre"
(2018). La sociología boliviana hoy. Serie Memorias. La Paz: IDIS.

 

 


 

 

En el texto se reúnen los aportes que expusieron los participantes en el Seminario "Sociología Bolivia hoy", organizado por el Instituto de Investigaciones Sociológicas "Mauricio Lefebvre", que se realizó los días 4 y 5 de abril de 2018 en el auditorio de la Carrera de Sociología, de la Facultad de Ciencias Sociales (Universidad Mayor de San Andrés). El propósito del seminario fue reflexionar y debatir sobre las líneas de investigación sociológica que se han desarrollado en Bolivia, a partir de la presentación de visiones teóricas y experiencias de los investigadores invitados, en la perspectiva de establecer los principales ejes temáticos que han sido abordados por los estudiosos en el campo de la investigación sociológica. Es decir, qué ámbitos o aspectos de los fenómenos sociales han sido estudiados en Bolivia por los sociólogos y otros profesionales del área de las ciencias sociales.

La estructura del libro comprende dos partes. En la primera parte, se presentan tres exposiciones: 1) Roberto Vargas Gámez, "La sociología teórica versus la necesidad social de la sociología aplicada"; 2) George Komadina Rimassa, "Reflexiones sobre el campo sociológico en Bolivia"; y 3) Silvia Rivera Cusicanqui, "Memorias locales y el sentido de la sociología hoy". En la segunda parte, se presentan también tres exposiciones: 1) Máximo Quisbert Quispe, "Sociólogos frente a los nuevos desafios de la investigación"; 2) María Teresa Zegada, "Los desafios de la sociología en Bolivia"; y 3) Farit Rojas Tudela, "Sociología en Bolivia". Además, las dos partes se complementan con las preguntas que hicieron los participantes del seminario y las respuestas que dieron los expositores.

La exposición de Roberto Vargas se centra principalmente en la necesidad de aplicar conocimientos sociológicos en cuestiones prácticas de los problemas sociales que demandan soluciones concretas, donde el sociólogo debería intervenir planteando algunas alternativas de solución. En esta perspectiva, argumenta que la ciudad de Santa Cruz ha sido diseñada o planeada más por arquitectos e ingenieros que dieron mayor prioridad al asunto de la circulación vehicular que a los peatones; por ejemplo, las avenidas anchas de alto tráfico de motorizadozados estarían dificultando el paso de personas. A esta situación, Vargas le llama "Santa Cruz, la ciudad de autos"; lo cual se estaría produciendo — en la visión del autor— por la falta de intervención de sociólo

gos. En otras palabras, la ciudad de Santa Cruz se estaría construyendo más en función de los intereses empresariales y la dinámica económica cruceña tendente hacia la modernización, con anchas y extensas avenidas y grandes infraestructuras (supermercados y edificios). Esto, además, habría dado lugar al surgimiento de varios problemas en el espacio urbano, como la expansión de puestos de venta en las calles y avenidas o la proliferación de la delincuencia, lo cual necesitaría la intervención de los sociólogos para encontrar ciertas soluciones: "La intervención del sociólogo puede ser fundamental cuando la realidad social está terriblemente complicada como ahora, y demanda que nosotros podamos aportar a la búsqueda de soluciones", como sostiene.

La reflexión de Roberto Vargas se orienta, sobre todo, a la necesidad de intervención en asuntos prácticos, en términos de desarrollo de una sociología aplicada en función de los diversos problemas sociales, en particular, los de las ciudades o metrópolis. La reflexión es significativa porque establece la necesidad de conectar las inquietudes investigativas del sociólogo con el contexto social donde vive. Entonces, el sociólogo debe dar cuenta de ese proceso social, lo cual expresa justamente la visión de Vargas. Sin embargo, el conocimiento sociológico de los fenómenos sociales no puede reducirse solo a la necesidad de aplicación del mismo a asuntos prácticos como la delincuencia, también es necesario reflexionar desde una perspectiva más amplia sobre los procesos socioeconómicos, políticos, culturales, territoriales o tecnológicos. Es decir, el sociólogo no puede quedar atrapado en su objeto de intervención, sino que los problemas prácticos deben enmarcarse en un saber sociológico más amplio, como trataron de hacer los sociólogos clásicos desde el contexto sociohistórico en que vivieron.

George Komadina centra su reflexión en el desenvolvimiento de la sociología en nuestro medio, en tres ámbitos: objetos de investigación de la sociología boliviana, abordaje metodológico y la "utilidad" de la investigación sociológica. De inicio, plantea que existe casi una relación directa entre el contexto histórico y la definición de objetos de investigación sociológica. En este sentido, sostiene que los temas trabajados por los investigadores sociales se han enmarcado en la indagación de procesos sociales de relevancia en el acontecer histórico, como el tema de los movimientos sociales antes de 2005, mientras que actualmente los estudios sociológicos estarían enfocados en cuestiones relacionadas con el llamado proceso de cambio, como la democracia intercultural o la descolonización. No obstante, algunos de esos estudios estarían respondiendo más a los requerimientos de las instituciones estatales y a ciertas orientaciones político ideológicas; es decir, los sociólogos estarían haciendo lo que las entidades estatales les piden. En consecuencia, se estaría perdiendo la dimensión crítica de la sociedad y las formas de dominación político estatal; incluso en algunos casos se estaría trabajando sin mucha reflexión ni distancia cognoscitiva respecto a discursos político ideológicos generados en el marco del Estado plurinacional. Komadina también plantea que se estaría dando una suerte de especialización enfocada a temas específicos a partir de un abordaje cualitativo, con una ausencia de perspectiva teórica global, lo cual entiende como dispersión y fragmentación de objetos de estudio. En este sentido, reclama la importancia de una sociología crítica en el abordaje de procesos sociales y relaciones de dominación.

La argumentación de Komadina es significativa porque plantea la importancia de asumir una perspectiva crítica en el abordaje de procesos sociales y sobre todo respecto a las narrativas de legitimación del poder político, como los discursos de "descolonización" o "interculturalidad". No obstante, en el ámbito del quehacer sociológico, muchas veces los sociólogos están de algun modo condicionados a realizar trabajos específicos o diagnósticos en función de los requerimientos de instituciones estatales; queda poco margen para asumir una distancia crítica respecto a cuestiones de legitimación política ideológica. Vale decir, los que definen las directrices del trabajo son los que tienen el poder de decisión en una determinada institución estatal.

Silvia Rivera, desde su larga experiencia de investigación, plantea que es fundamental la vivencia del sujeto investigador para delimitar los objetos de estudio y generar conocimientos sobre hechos concretos problemáticos situados en la historia; la autora habría vivido y participado —siendo estudiante universitaria— en la revolución universitaria de 1970, caracterizada por momentos de crisis y posibilidades de creatividad cognoscitiva, lo cual llama "memoria local". Argumenta que la sociología es un conocimiento histórico concreto que articula teoría y práctica en términos de praxis, que se trata de superar la gran teoría sin mucho contenido histórico y también el empirismo abstracto apegado acríticamente a cifras estadísticas carentes de procesos sociales vivos, como se estaría dando con la manipulación estadística para mostrar la bonanza económica en el país, haciendo creer que vivimos en plena prosperidad, cuando se estaría dando una devastación ambiental y un deterioro de la convivencia intercultural. Según la autora, estos temas deberían preocupar a los sociólogos, para generar un conocimiento a partir del mundo concreto, desde la vivencia de la gente en sus diferentes contextos sociohistóricos; por ejemplo, a través de la historia oral que permitiría recuperar las percepciones e interpretaciones de los sujetos de investigación respecto de su mundo social. Y justamente, desde las instancias estatales, se estaría despojando a las comunidades indígenas: "no sólo de sus territorios y recursos, sino de su propia alteridad civilizatoria, anclada en una conexión de larga data con las fuerzas del cosmos y con los ciclos del agua y de los vientos", como sostiene Silvia.

Los aportes de Silvia Rivera son significativos porque se orientan a la recuperación de perspectivas cognitivas y saberes que han desarrollado los sujetos de investigación desde sus vivencias y experiencias con el mundo físico y social, en un determinado contexto sociohistórico. Entonces, se plantea construir un conocimiento de lo social, enraizado en los pensamientos individuales y colectivos producidos por los sujetos concretos, que a su vez proyectan determinadas utopías de vida. Sin embargo, señala que es posible construir un conocimiento sociológico fundado en las vivencias, experiencias e interpretaciones que tiene la gente de su entorno social, no sólo desde el mundo de las comunidades indígenas, sino también desde otros contextos que comprenden igualmente a sujetos pensantes y actuantes.

Ya en la segunda parte, Máximo Quisbert hace un recuento de las investigaciones sociales realizadas en el contexto nacional, desde los años ochenta hasta la actualidad, destacando inicialmente los ensayos de René Zavaleta Mercado. Luego señala los estudios promovidos por instituciones académicas como el Postgrado en Ciencias del Desarrollo (CIDES-UMSA) y por las organizaciones no gubernamentales como el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), el Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS) o el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB). Tales estudios habrían hecho reflexiones teóricas, como el CIDES, así como habrían abordado también problemas agrarios, economía informal, situación laboral y otros asuntos en el contexto urbano. También se refiere a los trabajos relacionados con el proceso de democratización en el país, resaltando los aportes de Jorge Lazarte, René Antonio Mayorga, Carlos Toranzo, Fernando Mayorga o Fernando Calderón. Asimismo, Quisbert destaca la contribución del PIEB en la generación del conocimiento sobre temas económicos, políticos, sociales, culturales, territoriales o históricos, en todo el país. Además, el autor evoca la cuestión del medio ambiente, reclamando que las investigaciones deberían ocuparse de problemas relacionados con la destrucción de recursos naturales y el deterioro ambiental, lo cual considera como un desafio del presente para los investigadores sociales.

Entre las preocupaciones que manifiesta Máximo Quisbert, en términos de necesidad de conocimiento del actual contexto sociohistórico, es importante resaltar el problema del deterioro continuo del medio ambiente que se está dando hoy en día, en la perspectiva de que las reflexiones teóricas y las investigaciones concretas deberían abordar también esos problemas ambientales que aún parecen tener poca atención de los investigadores sociales, cuando la preservación del equilibrio ambiental es vital para la sobrevivencia humana. No obstante, habría que señalar que la destrucción de recursos naturales y el deterioro ambiental, no solo son ocasionados por las empresas transnacionales —como afirma Quisbert—, sino también por los modos de consumo de recursos, asumidos y compartidos por la mayoría de la población; por ejemplo, el excesivo consumo del agua con tanta utilización de lavadoras o el uso cotidiano de bolsas de plástico.

María Teresa Zegada plantea que la agenda de investigación social en Bolivia ha estado marcada principalmente por los acontecimientos sociales, políticos y culturales que se han dado en Bolivia. En este sentido, sostiene que la crisis política del 2000 ha dado lugar a la elaboración de determinados enfoques teóricos para entender esa crisis, como el derrumbe del sistema de partidos tradicionales o el ascenso de nuevos movimientos sociales. Sin embargo, Zegada afirma que esos enfoques teóricos ya son insuficientes para dar cuenta de los actuales procesos sociopolíticos y culturales, por lo que sugiere la necesidad de desarrollar nuevas perspectivas y miradas para comprender lo que está sucediendo hoy en día en el país. Ella considera que: "No solamente entran en crisis las realidades socioeconómicas del país o sociopolíticas; también sus narrativas, sus formas de interpretar la realidad". Entonces, no se trataría sólo de discutir lo que está ocurriendo actualmente en Bolivia, sino también de buscar nuevas herramientas teóricas y metodológicas para dar cuenta de los sucesos del presente que estarían rebasando nuestras capacidades de explicación, lo cual Zegada entiende como un desafio para los intelectuales bolivianos y los sociólogos.

Es relevante la propuesta que hace Zegada, porque plantea la necesidad de desarrollar o renovar los enfoques teóricos y metodológicos para abordar los nuevos acontecimientos sociopolíticos y culturales que se están dando en Bolivia, pues las nuevas realidades exigen nuevos mapas conceptuales. No obstante, la construcción del conocimiento sobre determinados ámbitos o aspectos de los complejos fenómenos sociales implica por lo general, establecer una perspectiva teórico conceptual que incorpore tanto el conocimiento acumulado como la invención de nuevas miradas cognoscitivas. En otras palabras, el conocimiento de los fenómenos sociales es acumulativo, casi no hay una ruptura total con la tradición teórica desarrollada sobre un determinado campo de saber.

Por su parte, Farit Rojas hace una descripción de los trabajos de investigación que han sido promovidos por el Centro de Investigaciones Sociales (CIS), de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, así como de las actividades que van desarrollando para la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia, orientadas a la publicación de aquellas obras más relevantes sobre la realidad boliviana, en términos de la confección de una antología de sociología boliviana. Rojas hace mención a algunos autores que contribuyeron al quehacer sociológico en Bolivia, como Salvador Romero Pittari, con el libro La percepción académica de la sociología en Bolivia, o René Zavaleta Mercado, quien compiló artículos significativos en el texto titulado Bolivia, hoy. También resalta el concurso de tesis que el CIS impulsa para la publicación de las mejores tesis de licenciatura o de maestría.

Se considera que es importante la elaboración de la antología de sociología boliviana, porque permitirá la difusión de autores y textos relevantes que han contribuido al conocimiento y la comprensión del proceso sociohistórico boliviano, en diferentes etapas. Sin embargo, las convocatorias para proyectos de investigación que lanza el CIS parecen tener una cierta orientación política y también ideológica enmarcada en los presupuestos sociopolíticos del llamado proceso de cambio, en términos de establecimiento de un ángulo de mirada sobre los acontecimientos actuales.

En cualquier caso, las seis reflexiones que forman parte del texto son significativas para tener un panorama general así como una idea delimitada sobre lo que se ha hecho y se está haciendo en el país en lo que respecta a los estudios realizados en diferentes áreas de indagación y las tendencias actuales de investigación social en Bolivia. También hay que subrayar la necesidad de reivindicar el espíritu crítico en el abordaje, el análisis y la interpretación de los procesos sociales, sobre todo la crítica del poder y sus diferentes formas de expresión. Es decir, el sociólogo debe posibilitar que la sociedad y el Estado puedan contar y disponer de una reflexión autocrítica de sí mismos.

 

Rolando Sánchez Serrano
E-mail: rsanchezroly@gmail.com

 

 

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