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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.40 La Paz mayo 2017

 

SOCIOLOGÍA DE LA CULTURA

 

"La Hora Boliviana". Estudios Sobre la Impuntualidad: Caso Pago de Servicios de Agua y Luz

 

The Bolivian Hour. Studies on Unpunctuality: Case Payment Services of Water and Electricity

 

Águeda Cotjiri Ventura1
Fecha de recepción: abril de 2017 Fecha de aceptación: mayo de 2017

 

 


Resumen

Este artículo presenta los resultados de la investigación realizada en la gestión 2013-20162, tras un seguimiento realizado al pago de las facturas de agua y luz en la ciudad de La Paz y El Alto. A partir de estos resultados analizaremos las diferentes causas por las cuales las personas hacen sus actividades a última hora, para lo que se tomara en cuenta diferentes variables como ser: sector al que pertenecen (formal, informal), sexo, edad y orden de nacimiento. El objetivo principal es investigar las causas por las cuales las personas dejan para última hora el cumplimiento de ciertas obligaciones.

Palabras Clave: puntualidad, impuntualidad, trabajo, productividad, género.


Abstract

This article presents the results of the research developed in the 2013-2016 ma-nagement, following a monitoring of the payment of water and electricity bills in the city of La Paz and El Alto. Based on these results, we will analyze the different causes by which people do their activities at the last minute, for which we take into account different variables such as: sector to which they belong (formal, informal), gender, age and birth order . The main objective is to investigate the causes by which people leave for the last hour the fulfillment of certain obligations.

Keywords: punctuality, unpunctuality, work, productivity, gender.


 

 

Introducción

Esta investigación analiza una de las características más peculiares de la identidad boliviana, la cual es conocida como "la hora boliviana". Esta se entiende como la impuntualidad con la que muchas personas realizan las diversas actividades de su vida diaria, no sólo las que se circunscriben al ámbito laboral o académico, sino hasta las tareas más simples que se realizan, independientemente del estrato social al que se pertenezca, la edad que se tenga o el tipo de educación que se haya recibido.

En vista de que la impuntualidad se puede llegar a percibir en cualquier lugar y parece afectar a cualquier persona, consideramos que esta problemática se ha naturalizado en nuestro medio, de tal manera que a nadie le sorprende ya este tipo de conducta. Sin embargo, más que tratar de encontrar algún tipo de solución que aminore los efectos que provoca este fenómeno, las propias instituciones públicas y privadas han tenido que flexibilizar sus normas, debido a que una parte importante de la población incurre constantemente en llegar tarde o, como popularmente se dice, "llegar a la Hora Boliviana". Por ello pensamos que la mejor manera de concientizarnos sobre esta problemática es analizar este fenómeno, mencionando, en primer lugar, las características más importantes de la puntualidad e impuntualidad.

 

Algunas características sobre la puntualidad e impuntualidad

La puntualidad, según F. Sangüesa (2010), es ser exacto, preciso, ya que la palabra puntual deriva de la palabra punto. Pero, a la vez, denota algunas características positivas de la personalidad, como ser: orden, disciplina, responsabilidad y actitud positiva. Desde el punto de vista individual, la puntualidad es una virtud que caracteriza al que cumple exactamente lo que necesita hacer, y de esa manera demuestra un verdadero interés y madurez, sea cual sea el aspecto en que se esté desenvolviendo. Desde un punto de vista social, la puntualidad es la guía que da una determinada orientación a la conducta de cada individuo dentro del grupo social.

La puntualidad es el valor que se construye con el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar adecuado, para cumplir las obligaciones; en el lugar de trabajo, una reunión de amigos, un compromiso social, cultural o una obra por entregar. Para ser puntual primeramente debemos ser conscientes que toda persona, evento, reunión, actividad o cita tiene un grado particular de importancia y gran relevancia (Sangüesa, 2010: 3).

En cambio, la impuntualidad es todo lo opuesto, ya que demuestra la escasa o nula organización del tiempo que tiene una persona, la mala planificación de sus diversas actividades, y el daño que se hace a sí misma, puesto que alguien que desperdicia su tiempo, o abarca más de lo que puede hacer, no disfruta de las cosas más importantes de la vida. Desde el punto de vista social, demuestra desorganización, indisciplina y falta de consideración con sus semejantes, a los que también causa perjuicios.

Para el psicólogo social José Manuel Pacheco (El Diario, 2009: 5), el tema de posponer las tareas suele ser parte de una costumbre arraigada en las personas que se creen autosuficientes y que está ligada a la "cultura de límite". Pero este problema, que pareciera afectar sólo a nuestro país, realmente afecta a muchos de América Latina, como lo muestra el artículo de Gabriela Vaz:

En Argentina, Macrí multa a funcionarios impuntuales. En Perú, el gobierno lanzó campañas contra las demoras. En Chile, esta conducta provocó pérdidas por US$340 millones (...) En Paraguay, los parámetros se testean con la aclaración "¿hora de goma o de piedra?". En el primer caso, se entiende que es "estirable" (...) aquí se bromea con el término "hora uruguaya" para aclarar que si algo se pacta para las 21, por ejemplo, en los hechos comenzará como mínimo 30 minutos después, cuando no más. Algunos políticos frenteamplistas, preocupados, ya están intentando cambiar la situación (...) Pero ajustarse a los horarios no es un tema de buenas o malas vibras. Tampoco de rigidez. Se trata de respeto, y su incumplimiento puede ocasionar varios problemas, incluso económicos; algo a tener en cuenta en América Latina, cuyos países lideran los rankings de impuntualidad (...) Está claro que se trata de una epidemia latinoamericana. Y por supuesto rebasa el ámbito político. Las demoras son una circunstancia cotidiana que afecta la vida social (Vaz, 2008: 1).

Desde este punto de vista, el ritmo de trabajo en estos países se ve retrasado por las constantes demoras que existen en las distintas instituciones públicas y privadas. Lo mismo opina el psicólogo social Juan Fernández Romar (Vaz, 2008: 1) que lista algunos indicios para tratar de entender la impuntualidad en Uruguay, pero que pueden extenderse a toda América Latina:

Tenemos una impronta productiva mucho más rural que industrial. No hemos sido nunca un país que se caracterice por la celeridad de sus medios de transporte y comunicación. La macrocefalia montevideana ha estado marcada por una burocracia lenta. Los tiempos institucionales fueron históricamente lentos. Es lenta la administración y la justicia. Esos factores nos han moldeado en la tolerancia de la espera (Vaz, 2008: 1).

En otras palabras, nos hemos acostumbrado a que todo tarde, y esa conducta se retroalimenta.

Ya desde una perspectiva más teórica, Levine piensa que las sociedades desarrolladas y occidentales (principalmente europeas y norteamericanas, junto a Japón) son sociedades más rápidas y por ende puntuales, mientras que las sociedades no occidentales (latinoamericanas principalmente) son sociedades más lentas. Él atribuye algunas características a estos tipos de sociedades. Entre los resultados más interesantes obtenidos se encuentran los siguientes:

• Las ciudades más rápidas se encuentran en Europa Occidental y en los países industrializados de Asia, mientras que las más lentas se encuentran en México, Brasil e Indonesia.

•    Las sociedades más lentas tienden a estar en zonas cálidas y tener una economía débil.

•    Los peatones de las sociedades lentas,como la de Río de Janeiro (Brasil), se mueven a una velocidad de unos dos tercios de la de Zurich (Suiza).

•    La gente de las sociedades lentas suele ser más simpática y colaboradora con los extraños (Levine, 2012).

También, en esta misma investigación, Levine presenta cinco características que permiten predecir el tempo3 de una cultura desarrollada.

1.   La gente tiende amoverse más rápido en lugares de economías vitales.

2.   Existe un alto nivel de industrialización.

3.   Estas sociedades tienen poblaciones grandes.

4.   Las personas de estas sociedades tienen una orientación cultural con un sesgo individualista.

5.   Estas sociedades tienen climas templados.

Algunas de las consecuencias de vivir en este tipo de sociedades son las siguientes:

•    La gente de lugares que se mueven rápido tiende a tener índices más altos de muerte por enfermedades coronarias.

•    Son menos amables con los extraños.

•    Paradójicamente, se consideran más felices.

 

Justificación desde el punto de vista sociológico

Al iniciar esta investigación, cuando nos encontrábamos en la etapa de revisión bibliográfica, verificamos que son muy pocos los estudios que existen sobre esta problemática. Pese a que en determinadas épocas del año ésta es una de las temáticas más polémicas y discutidas por la sociedad en general, y abordada principalmente por los medios de comunicación, que incluso va acompañada de permanentes notas televisivas, radiales y periodísticas sobre la famosa impuntualidad boliviana, no se ha profundizado el análisis de tal problemática. También nos dimos cuenta de que la mayoría de los medios de comunicación ofrecen como única explicación lógica que este problema es característica de la "idiosincrasia boliviana", es decir, "así somos y así seremos", lo que se ha convertido en un cliché recurrente que cada año se repite en los mismos medios para explicar lo inevitable: las filas de última hora4. O, por el contrario, ofrecen respuestas más psicológicas e individuales, según las cuales la impuntualidad puede ser tratada como un desorden de personalidad que se cura mediante algún tratamiento terapéutico.

Durante los últimos años, en nuestro medio, se han realizado algunas investigaciones que abordan superficialmente las características de esta problemática, como vimos más arriba, en las que principalmente se vierten juicios de valor que impiden profundizar cualquier tipo de investigación. Sin embargo, dentro del ámbito estadístico y de opinión tenemos algunos análisis periodísticos de percepción, como el que nos ofrece CIES Internacional: Investigación de mercados y consultoría (2010), donde se muestran algunos datos sobre el tipo de percepción de las personas, en distintos departamentos del país, a propósito de cómo llegan a percibir la impuntualidad y en qué proporción es considerada ésta un problema.

La empresa CIES Internacional realizó esta investigación para conocer cuáles eras las razones por las que las personas se sentían "orgullosos de ser bolivianos", pero a su vez mostraba también algunas de las costumbres bolivianas que deberían ser eliminadas. Entre las tres principales tenemos las siguientes:

1.   La corrupción: 51%.

2.   La hora boliviana (impuntualidad): 49%.

3.   El consumo de alcohol en las fiestas religiosas: 30%.

En el 2012, esta empresa actualizó estos datos sobre la impuntualidad en un artículo que se llamaba "Radiografía de los bolivianos" (Revista Oxígeno). En este artículo se muestran algunos datos que responden a la siguiente consulta:

Pregunta: ¿Cuál es la principal característica de los bolivianos?

Se propusieron 11 características posibles de bolivianos y bolivianas, donde resaltó la característica de que son trabajadores. Los tres principales porcentajes son los siguientes:

1.   Son trabajadores/as: 78%.

2.   Respetan sus tradiciones/cultura: 65%.

3.   Son caritativos/as, solidarios/as: 48%.

Entre las características negativas de los bolivianos, se encuentran, por ejemplo, el hecho de ser conflictivos e impuntuales, que se presentan bajo los siguientes porcentajes:

1.   Conflictivos: 61%.

2.   Impuntuales: 57%.

3.   Discriminadores/as: 38%.

Pese a que tal encuesta fue realizada también en el eje central de Bolivia, a diferencia del anterior estudio, la empresa no proporciona datos diferenciados por regiones, por lo cual se puede inferir que tales datos muestran el promedio nacional que resalta características positivas y negativas.

Partiendo de este punto de vista, pensamos que sería interesante estudiar algunas características de las personas que son más propensas a retrasarse, o mínimamente, investigar si, efectivamente, tal como se difunde en muchos medios de comunicación, ésta sería una de las principales características de la identidad boliviana y que, por ende, no puede cambiarse, razón por la cual deberíamos "acostumbrarnos" a esta problemática, por ser una característica cultural específica que nos identifica.

 

Características de la impuntualidad en nuestro medio

En vista de que esta problemática es amplia y diversa, se buscó diferentes maneras de abordarla, así que se realizó un seguimiento a algunas actividades que las personas realizaban con cierto margen de atraso, hecho que al ser fácilmente percibido permitiera realizar un trabajo de observación a esas actividades. Uno de estos primeros seguimientos se realizó al impuesto de la Tercera Placa5, que consistió en observar las filas de última hora, en la fecha límite del pago de este impuesto. Luego se realizó un seguimiento más exhaustivo a fines de mayo del 2011. Lo que se buscaba en esta primera parte era investigar ciertas costumbres que tenían las personas que se caracterizaban por tener un alto índice de atraso en diferentes actividades de su vida cotidiana. Durante el seguimiento a estas filas de última hora, lo que se realizó inicialmente fue hacer fila junto con las personas que debían pagar este impuesto. Durante el lapso de un mes se realizaron entrevistas informales a las personas que hacían fila y de paso se realizó un trabajo de observación participante sobre el comportamiento de estas personas. También se pudieron registrar algunos comentarios suyos en las charlas que tenían mientras hacían fila.

De este trabajo de campo salieron algunos resultados interesantes, por ejemplo, el hecho de que cierto grupo importante de personas optaba por realizar sus pagos justo en la fecha límite del pago del tal impuesto. Ya habíamos notado que los días previos, antes de que fenezca el plazo, los contribuyentes recién empezaban a aglomerarse en las filas en número creciente, mientras que en días anteriores no había tal aglomeración, ni filas. Precisamente los últimos tres días antes de que termine el plazo, muchas personas alteraban su rutina diaria con tal de realizar su pago, incluso llegando a dormir en la fila desde la noche anterior u organizándose entre las mismas personas para realizar controles continuos, como por ejemplo, con fichas numeradas o reservando puestos, a fin de impedir que otras personas se incorporaran de improviso o se adelantaran en las filas. Estas personas trataban de justificar su falta poniendo muchas excusas, diciendo por ejemplo que:

•    Eran personas muy ocupadas (laboralmente) y no tenían tiempo para realizar el pago de este impuesto.

•    Que se habían olvidado de realizar el pago porque tenían otras actividades familiares que les imposibilitaba realizarlo a su debido tiempo.

•    Que no había mucha propaganda sobre este impuesto y que debido a esta razón se enteraron a última hora.

Así también, muchas personas preferían echarle la culpa a las mismas instituciones públicas que realizaban tales cobros, a las cuales culpaban por ser demasiado burocráticas e incluso corruptas. También se quejaban de que las condiciones para realizar tal pago eran mínimas, porque les obligaban a realizar largas filas, por lo que instaban a que estas instituciones dispusieran más funcionarios públicos y cobradores para que el pago fuera más ágil y rápido.

La mayoría de estas personas, durante las entrevistas, no asumían ningún grado de responsabilidad o autocrítica por la situación por la que atravesaban, sino que se justificaban en todo momento por haber estado muy ocupados, realizando otras actividades, razón por la cual se habían visto obligados a realizar este pago a última hora, o que era normal la aparición de estas enormes filas justo el día de la fecha límite, mostrando este fenómeno como un problema común que puede pasarle a cualquiera. Estas personas se justificaban utilizando las siguientes frases:

•    "Somos así siempre, lo dejamos todo para el último momento".

•    "Somos innatos". "Así hemos nacido, no podemos cambiar".

•    "Siempre hacemos todo a última hora".

•    "Así es la costumbre del boliviano".

•    "Es que no tenía tiempo y me olvidé".

Lo irónico de este fenómeno era que el último día de pago (fecha límite del plazo) la cantidad de personas que deseaba pagar su impuesto era muy grande, entonces los funcionarios públicos que realizaban el cobro de este impuesto debían necesariamente alargar su jornada laboral por una o más horas, pero al finalizar la jornada muchas personas que todavía no habían pagado tal impuesto comenzaban a presionar mediante protestas airadas en las puertas de la institución, todo para que se extendiera el periodo del pago del impuesto en cuestión, muchas veces increpando de forma violenta a los funcionarios que se encontraban en las oficinas, dificultando aún más sus labores. Debido a la presión ejercida por estas personas, las autoridades extendían el plazo para el pago de impuestos por un mes más. Sin embargo, justo al día siguiente, cuando el plazo ya se había extendido, la gran cantidad de personas que habían protestado de manera violenta el día anterior no retornaba para realizar su pago: la urgencia y desesperación por el pago de sus obligaciones había desaparecido. De hecho, las filas en los días posteriores habían desaparecido y cualquier persona que deseara pagar podía hacerlo sin demora alguna y con total tranquilidad.

Sin embargo, las filas de última hora retornaban justo días antes de que llegara la fecha límite de pago y, desde luego, también regresó el mal humor de las personas al finalizar la última jornada, y la presión y la protesta para extender nuevamente el plazo para el pago del impuesto.

Finalmente el plazo se extendió por más de un año y, pese a esto, justo cuando iba a vencer el plazo final impostergable, la gente mantenía esa costumbre de realizar sus pagos a última hora.

 

Personas que se atrasan con el pago de sus servicios básicos (agua y luz)

Como ya se mencionó, en este artículo sólo se analizarán los datos obtenidos en el seguimiento realizado a las filas de última hora del pago de servicios básicos de agua y luz. Para esta parte de la investigación se realizaron 352 cuestionarios desde julio de 2013 a abril de 2014, a personas que se encontraban realizando sus pagos de servicios básicos de agua (185) y luz (167). Una de las razones por las cuales escogimos estas dos empresas, y no adicionamos otras, es porque tales servicios son de uso común en toda la ciudad de La Paz y El Alto, es dceir, muchas personas de diferentes edades y diferente condición social son usuarios de ambas empresas, lo cual no sucede con otros servicios, como ser la telefonía, la televisión por cable o el internet, los cuales pese a ser servicios de importancia creciente, no son accesibles para muchas familias de estas ciudades.

 

Sistema de pago de vencimiento de las facturas de agua y luz

El sistema de pago de vencimiento de las facturas de agua y luz funciona de la siguiente manera:

1. El personal de la empresa de agua (EPSAS) y de luz (DELAPAZ) visita cada casa y registra el avance de los respectivos medidores; en base a esto, emite una factura por el consumo del mes correspondiente. También se incorporan algunos datos en la factura, como los que detallaremos en el ejemplo a continuación:

- Fecha de Emisión.- 10 octubre.

- Fecha de vencimiento.- 9 de noviembre.

- Próxima medición.- 11 de noviembre.

Primero, el consumidor debe ir a pagar la factura en los bancos autorizados hasta el límite de la fecha de vencimiento. En caso de que el consumidor no pague esta factura hasta el 9 de noviembre, la siguiente factura incluirá el monto no pagado de la factura vencida. Por ejemplo, cuando el consumidor ve que la factura está en la fecha límite, o es el último día para ir a pagar, normalmente no paga, ya que sabe que en el siguiente mes igual va llegar la factura, incluido el costo de la factura vencida, es por eso que muchas veces los usuarios dejan pasar hasta el mes siguiente.

El usuario puede pagar tranquilamente durante el mes, antes de que venza esta factura. Pero una vez que vence esta segunda factura, el monto sólo puede ser cancelado en las oficinas centrales de las instituciones que ofrecen estos servicios. Si el usuario no paga su factura de los dos meses vencidos, la empresa manda a un personal autorizado para realizar el corte de servicio antes de que se venza el tercer mes. Luego, la persona en cuestión tiene que ir a pagar por los tres meses de consumo, más la multa por el corte, para recuperar el servicio.Por lo tanto, las personas que hacen filas en las oficinas centrales de agua y luz, mínimamente deben al menos dos facturas o son personas que han llegado al extremo de hacerse cortar el servicio de agua o luz. De esta forma es que optamos por hacer cuestionarios en las filas de última hora de agua y luz, ya que en estas oficinas pagan personas de diferentes edades y condición social. Lo que nos interesaba en este caso era ver si se podía encontrar un tipo de personas en las que predominaran ciertas características para el análisis de incidencia de impuntualidad, así como de puntualidad.

En base a la información proporcionada por algunas personas que trabajan en las cercanías a estas instituciones, como por ejemplo policías de seguridad física y comerciantes, se decidió realizar estos cuestionarios del 7 al 11 de cada mes, ya que en estas fechas finalizaba el plazo para el pago de facturas, en la mayor parte de los casos. Durante estos días se pudo verificar que casi siempre habían largas filas para pagar las facturas.

 

Evaluación y análisis de los resultados

Los cuestionarios que se realizaron tocan diferentes temáticas, pero entre las varias preguntas que se hicieron, para este artículo sólo se abordaran algunas temáticas, como por ejemplo: el sector de empleo, el género y la edad de las personas encuestadas. La forma en que se categorizó a estos grupos fue realizada de la siguiente manera:

Sector de empleo

En el caso del sector de empleo se preguntó a todas las personas el tipo de trabajo al que se dedicaban actualmente. Como una forma de complementar estos datos realizamos otras preguntas adicionales, por ejemplo las siguientes:

1.   ¿Usted trabaja? ¿En qué?

2.   ¿Ud. se atrasó en llegar a su trabajo esta semana?

3.   ¿Le han descontado o cuestionado por el hecho de llegar tarde?

4.   ¿A qué actividades acostumbra llegar a la hora?

De estas cuatro preguntas se obtuvieron datos complementarios que nos permitieron conocer el sector de empleo al que pertenecían los usuarios, así como si tenían un horario fijo de entrada y salida, y si por estos retrasos tenían descuentos o llamadas de atención; también si su empleo era formal o informal y si ellos eran dependientes o independientes, etc. Esto de alguna forma para demostrar si eran ciertas las teorías desarrolladas por Levine (2012) que relaciona a las sociedades desarrolladas con los trabajos formales y a las subdesarrolladas con los informales.

Clasificación del sector de empleo en formal e informal

Dentro del sector formal, la mayoría de los empleos incorporados a este sector están relacionados al ámbito de las oficinas públicas y privadas, como por ejemplo: oficinistas, auxiliares de oficina, secretarias, etc. Pero también se encuentran dentro de este grupo los profesionales que tienen estudios universitarios o de técnico superior, como, por ejemplo, administradores de empresas, arquitectos, profesores, oficiales de policía, trabajadoras sociales, diseñadores gráficos, etc.

Algunos de los empleos que también se incorporan a este grupo son los trabajadores o ex trabajadores que tienen un sueldo fijo, que alguna entidad pública o privada les asigna mensualmente, donde incorporamos por ejemplo a los rentistas.

En cambio, dentro del sector informal, se incorporan algunos tipos de trabajo que se realizan de manera independiente, para los que se necesita poco o ningún tipo de formación y donde el nivel de la ganancia es variable y depende de la cantidad de horas que una persona dedica a su trabajo. Estos empleos informales son, por ejemplo, los de comerciante, albañil, artesano independiente, chofer de transporte público, mecánico, etc. También dentro de este grupo incorporamos a personas que no disponían de un sueldo fijo mensual, pero que desempeñaban algún tipo de actividad de servicio para la familia, como por ejemplo: ama de casa, estudiante, etc. También incorporamos dentro de este grupo a las personas que se encuentran desempleadas y/o que se encuentran en la búsqueda de un nuevo empleo.A continuación, se presentarán algunos de los resultados que se obtuvieron a partir de estos cuestionarios.

Cruces de variables

Cuadro por sector de empleo y puntualidad

Lo que nos muestra este cuadro es la comparación entre la auto-clasificación de la puntualidad de las personas y el sector de empleo al que pertenecen.

Una de las cosas interesantes que nos muestra este cuadro viene de la comparación de personas que trabajan dentro del sector formal e informal, que son bastante similares en cuanto a la percepción de la puntualidad, ya que la cantidad de personas que son tanto puntuales como impuntuales es muy parecida en cuanto a porcentajes en ambos grupos. Una de las cosas que nos muestra este cuadro, además, es que el hecho de que una persona trabaje en un empleo formal no implica que tenga una puntualidad muy por encima de las personas con trabajos informales. Con esto tratamos de referirnos a que las personas con un trabajo formal tienen cierta costumbre de "llegar a la hora a su lugar de trabajo" (50,36%), en cambio los trabajadores informales tienen una percepción diferente, ya que ellos tienen sus propias normas de puntualidad y de llegar "a su hora". Pero también vemos que un porcentaje importante de trabajadores formales llegan tarde o se retrasan en sus diferentes tareas, lo cual hace que se consideren con una puntualidad regular e incluso impuntuales. Viéndolo desde el otro punto de vista podemos inferir que no por el hecho de que una persona trabaje dentro del sector informal significa que sea una persona impuntual en todas sus tareas o actividades, pese a que no exista algún tipo de control que se encargue de realizarle descuentos que presione a este sector para que realice sus actividades a la hora debida. Esto en vista de que también existe un grupo importante de personas que se consideran puntuales, con un índice de 40,47%.

 

Este cuadro nos muestra datos conforme a las estadísticas generales de empleo en Bolivia, que indican que la mayor cantidad de la población económicamente activa pertenece al sector informal, seguido a cierta distancia por las personas que pertenecen al sector formal. Lo que podemos ver en este cuadro es que las personas que se dedican al sector informal llegan al 61%, mientras que las que se dedican a un trabajo formal tienen un porcentaje menor al 39%.

De esta comparación, entre los porcentajes del sector formal e informal, podemos destacar que el porcentaje de los varones económicamente activos en el sector formal (24%) tienen un porcentaje algo mayor a los varones que trabajan en el sector informal (22%).

La diferencia numérica entre ambos grupos es significativa, debido a que el grupo de las mujeres que realizan algún tipo de trabajo informal es el más importante de todos (38,92%), mientras que el grupo de las mujeres que realizan algún trabajo formal sólo suma el 14.5%, el porcentaje más bajo entre todos los grupos. Es decir, la cantidad de mujeres que realizan algún tipo de trabajo dentro del ámbito formal es casi tres veces menor que el de las mujeres que realizan algún tipo de trabajo informal.

Los porcentajes más elevados por corte de servicio se encuentran entre las personas que trabajan en el ámbito formal. En el caso de los varones con trabajo formal, en un 44,1%, y mujeres con trabajo formal, en un 37,7%. En ambos géneros del sector formal tenemos a personas con una menor disciplina a la hora de pagar puntualmente sus facturas de servicios básicos, en comparación a las personas que realizan un trabajo de tipo informal.

Comparando la diferencia existente en cuanto al corte por alguno de los servicios básicos por género y por sector de empleo, vemos que el índice de corte es mayor en el caso de los varones, ya que en el sector formal tenemos un 44,1%, mientras en el sector informal llega al 35,9 %. Pero en el caso de las mujeres el índice de corte es menor en ambos sectores, ya que en el sector formal tenemos el 37,7%, mientras que en el sector informal el 30,3%.

Una de las hipótesis que planteamos al inicio de la investigación sobre impuntualidad (Cotjiri, 2016) es que las mujeres necesitan tener un mejor manejo del tiempo, en vista de que ellas deben realizar tareas adicionales durante su vida familiar, lo cual hace que su empleo no sólo se reduzca a las horas de trabajo, ya sea formal o informal, sino que una vez terminadas éstas deben iniciar otro trabajo, como madres, esposas, hermanas e hijas, en donde realizan labores domésticas diversas, como las tareas de limpieza, cocina, compras, cuidado de familiares (hijos, esposo, madres, padres, etc.) y, por lo tanto, necesitan imperiosamente aprovechar el máximo tiempo posible de su día, realizando la mayor cantidad de tareas, con el único fin de no acumular trabajos diarios y semanales.

Mientras que, por el lado de los hombres, la mayoría de ellos se dedican principalmente a trabajar y a organizar su tiempo exclusivamente en su horario de trabajo, el cual finaliza llegando a su casa, lugar en el que disponen libremente de su horario para hacer las cosas que ellos vean pertinentes o simplemente para disponerlo como tiempo de ocio. Uno de los ejemplos más claros es el del hombre que llega a su casa y que es atendido por su esposa o hijos, por lo que tiene disponibilidad de tiempo libre, dedicándolo casi exclusivamente al descanso u ocio, razón por la cual no lleva ningún tipo de carga ni responsabilidad dentro de la casa más que la de proporcionar recursos económicos a la familia, aunque no la de administrarlos. Esta tarea estará a cargo de la mujer.

Una de las razones que explica esto sea la forma en que los hombres han sido criados, ya que dentro del tipo tradicional de crianza en nuestra sociedad, es común que a los hombres se los eduque para realizar tareas pesadas, las cuales se circunscriben únicamente al ámbito laboral. Debido a que los hombres se encuentran predispuestos a realizar la mínima cantidad de tareas al interior de su hogar (trabajo extra-doméstico), adquieren la libre disposición para emplear ese tiempo principalmente en actividades de ocio, como ver o escuchar noticias deportivas o locales. De esta libre disposición de su tiempo dentro de la casa, el problema surge cuando el hombre emplea demasiado de ese tiempo en actividades de ocio, hecho por el que olvida o posterga las tareas que le corresponde como jefe de hogar. En este caso, entre las más importantes tenemos la tarea cotidiana de llegar a tiempo a sus actividades diarias, como a su trabajo, pero también llegar a tiempo a otras actividades, como a reuniones de padres de familia o a pagar las facturas.

Desde el otro punto de vista, vemos que las mujeres, al tener un tiempo constante de trabajo, que puede extenderse hasta la trasnoche, necesitan imperiosamente organizar su tiempo de la mejor manera en vista de que una mala organización de ese tiempo le puede ocasionar problemas familiares dentro y fuera del hogar, principalmente con la familia del esposo. Es por eso que ellas necesitan realizar la mayor cantidad de tareas hogareñas, en caso de que se encuentren casadas y, cuando llegan a la etapa de ser madres, necesitan equilibrar el cuidado de los niños con el cuidado del esposo. Sin embargo, como en la actualidad la mayoría de los esposos no disponen de los suficientes recursos para cubrir los gastos familiares, muchas de ellas también trabajan para solventar los gastos de la familia. Pero aun en este caso, nunca dejan de cumplir a cabalidad con sus tareas domésticas, resguardando la unidad y el buen trato dentro de la familia. Desde luego, una de las tareas más importantes que cumple la mujer dentro del hogar es la de administrar el presupuesto familiar, incluyendo muchas veces el pago de servicios básicos, lo cual le obliga a ser más responsable en sus tareas.

La diferencia entre Corte Sí y Corte No, según el sector de empleo, es menor entre las mujeres que entre los varones, sugiriendo que el empleo no influye tanto en ellas, mientras que en los hombres influye más en su conducta general. En este caso, lo que podemos decir sobre las mujeres es que muchas de ellas deben realizar necesariamente las tareas de madres a la par de la de trabajadoras, es decir, separan sus tiempos de trabajo dentro de su ámbito laboral mercantil y dentro y fuera de su casa. En cambio, los hombres realizan las tareas ordinarias únicamente dentro del ámbito laboral mercantil (jornada laboral), mientras que fuera de éste el aprovechamiento de su tiempo es libre y voluntario, por lo que parte de este tiempo podría ser empleado en pagar las facturas de servicios básicos, si así lo viera por conveniente. Pero antes de realizar esta tarea se presentan otras como las de descansar, ver televisión, jugar fútbol, etc., que influyen para que el hombre realice sus actividades de responsabilidad a última hora. En cambio, la alta efectividad de las mujeres en el cumplimiento de sus responsabilidades se puede reflejar de cierta forma en los siguientes cuadros:

Como podemos ver, el Gráfico N° 4 muestra dos formas de comportamiento totalmente diferentes, principalmente desde el punto de vista del género. Una de las cifras más importantes en cuanto a porcentaje es el corte de alguno de los servicios entre las mujeres, el cual llega al 65,22%, cuando éstas tienen menos de 30 años; esta cifra disminuye al 52,6%, cuando ellas tienen entre 30 a 49 años; y, finalmente, cuando ellas ya tienen más de 50 años esta cifra cae a su nivel mínimo, que es de un 21,4%. Una de las explicaciones que podemos dar sobre este aspecto es que las mujeres a una edad menor a los 30 años se encuentran en una etapa de aprendizaje, no sólo en lo económico, sino también en lo social y en lo familiar, es decir, en esta etapa muchas mujeres tienen un elevado grado de interdependencia con sus bebés -ya que se encuentran en el primer ciclo doméstico6-. Eso también implica muchas veces que las mismas madres participan activamente como conductoras dentro de su unidad doméstica, por lo cual su retraso se debería, en parte, a que al mismo tiempo de realizar sus obligaciones o actividades de conductoras, realizan actividades de madres, esposas, hijas, etc., todo al mismo tiempo. Por ejemplo, en la ciudad de El Alto muchas de las mujeres jóvenes, madres menores de 29 años, iban a pagar sus respectivos pagos de servicios acompañadas de uno a dos hijos (casi siempre menores de 5 años de edad), en vista de que tenían que cumplir con estas obligaciones, lo cual implicaba que no dejaban de realizar sus tareas domésticas (el cuidado de sus hijos) ni aun estando fuera de su casa.

El orden ascendente en cuanto a la organización del tiempo de la madre podría explicarse debido a que cuando ella comienza a conformar una familia (esposo e hijos), ocupa la mayor parte del tiempo en labores de casa y cuidado de la familia, aunque ella esté realizando un trabajo mercantil. Mientras los hijos van creciendo, cada uno de ellos va independizándose, razón por la cual la madre tiene cada vez menos obligaciones domésticas, en tanto que el nivel de interdependencia disminuye. Cuando la madre tiene una edad de más de 50 años, dispone gran parte de su tiempo a la atención de sí misma y del esposo, mientras que sus propias hijas o yernas asumen las tareas domésticas que realizaba ella, es decir, que sus hijas cuidan de sus propios hijos o mínimamente de sí mismas. Y, en este caso, no tienen las trabas de la interdependencia que era la que motivaba a que se retrasen en sus actividades cotidianas.

Mientras que los porcentajes de incumplimiento de la puntualidad de los varones van en orden ascendente, ya que ellos empiezan con un 34,7%, cuando ellos tienen menos de 29 años; ese porcentaje sube aun 47,3% cuando tienen la edad de 30 a 49 años, y ya para cuando tienen más de 50 años su porcentaje de corte de servicio llega a un nivel tope, que es de un 78,5%, lo cual muestra el nivel ascendente del grado de impuntualidad en los hombres con el paso de los años.

Esto se explica, en cierta forma, porque cuando los trabajadores varones son jóvenes resultan altamente efectivos en sus labores de trabajo e incluso en sus estudios, porque ellos desean ganar cierta pericia y habilidad en un ambiente en donde las personas mayores de 30 a 50 años son las más experimentadas y las mejores pagadas. Algunas de las características que los hombres muestran en este período es que se esfuerzan por llegar a tiempo e incluso antes, además de que trabajan con más ahínco, hacen un mayor esfuerzo en cada tarea y se muestran ante las demás personas como altamente eficientes, ya que desean adaptarse a su nuevo trabajo mercantil, mantenerlo y/o ascender lo más rápidamente posible.

Para la edad de 30 a 49 años ya han ganado la suficiente experiencia en sus respectivos trabajos y pueden manejar sus tiempos y esfuerzos sin mucha dificultad. Dentro de su ámbito de trabajo, la mayoría de las personas adquieren una determinada "costumbre de la tolerancia", la cual les permite realizar ciertos tipos de trabajo sin realizar demasiado esfuerzo, es por ello que tratan de extender al máximo el límite de la hora de ingreso al trabajo, o extender al máximo los límites de entrega de informes de fin de gestión, o extender límites de fechas de presentación, etc. En este caso se puede decir que ellos tratan de dominar al máximo el tiempo que van a pasar dentro de su trabajo, utilizando diversas estrategias para que éste no sea demasiado pesado para ellos. Pero incluso dentro de esta etapa son altamente efectivos dentro de su jornada de trabajo.

Ya para cuando estas personas han llegado a su etapa de jubilación, en el caso de personas que han trabajado en un trabajo formal durante toda su vida, su jornada de trabajo desaparece y/o se reduce al mínimo. Esto porque cuando un trabajador de una empresa formal, ya sea pública o privada, consigue jubilarse, sus tareas ordenadas y ordinarias desaparecen junto a su horario de trabajo, y el tiempo limitado que tenía para invertirlo en ocio se amplía y no sabe cómo administrar ese tiempo de libre disposición. Recién a partir de esa edad posiblemente se encuentre en una etapa de aprendizaje para ordenar su tiempo libre y dedicar parte de éste a colaborar voluntariamente en algunas tareas domésticas dentro del hogar, o en su caso, debido a su avanzada edad, podría dedicar ese tiempo simplemente a descansar o relajarse, despreocupándose de cualquier otra tarea, lo cual explicaría el hecho de que luego de haber cumplido más de 50 años los hombres sean aún más impuntuales.

Orden de nacimiento

Una de las razones por las cuales se tomó esta variable para medir la impuntualidad se debe a que, entre de las entrevistas realizadas para investigar el por qué las personas son cada vez más impuntuales, una de mis entrevistadas, doña Carmela (58 años), mencionó que en las antiguas generaciones las personas eran menos impuntuales y la educación más estricta. Ella dijo que desde muy pequeña sus padres le exigían mucha disciplina y eso era porque su padre tenía formación policial. Él siempre le hacía despertar temprano (05:00 a.m.) desde muy pequeña, e inculcaba a sus hijas que siempre debían estar ocupadas haciendo algo. Cuando su padre veía que ella no estaba haciendo nada, le increpaba diciéndole, por ejemplo: "No tienes nada qué hacer. ¡Andá mole agua al batán!", e inmediatamente ella tenía que hacer algo, como limpiar el cuarto que ya estaba limpio, u otra cosa. Su padre era una persona muy machista y su madre se dedicaba únicamente a las labores de casa, y educaba a sus hijas para que también sean amas de casa.

Lo dicho por doña Carmela, nos empujó a que estudiemos la impuntualidad por generaciones, debido a que ella pensaba que todas las personas de su generación, como habían recibido una educación estricta, eran en su mayoría puntuales. En cambio, en cada generación que pasaba, los padres eran menos estrictos y mimaban más a sus hijos. Esto, hoy en día, incluso se ha trasladado a las escuelas, en donde ni siquiera los profesores pueden imponer disciplina a sus alumnos.

Debido a estas reflexiones se decidió indagar más sobre las familias de generaciones antiguas, como la de doña Carmela. De esta manera se vio que no todas las personas de su familia eran puntuales. De hecho su hermana menor (Jacqueline, de 46 años), que era la cuarta hija de cuatro hermanos, se caracterizaba por ser una de las personas más impuntuales de su familia y casi siempre llegaba tarde a la mayoría de sus actividades, ya sea formales o informales.

Y aquí surgió la siguiente pregunta: ¿por qué dos hermanas, que tienen los mismos padres, pueden tener un tipo de conducta tan diferente?, ¿será que ambas hermanas tuvieron diferentes tipos de educación o disciplina?

Se realizó esta pregunta a doña Carmela y ella dijo que evidentemente su hermana desde pequeña era muy mimada por su padre, pues la consentían mucho y le permitían hacer de todo. En cambio a ella, como hermana mayor, no le permitían hacer nada, de hecho siempre debía estar realizando alguna actividad doméstica para la casa. Para ella, descansar era un pecado.

Cuando su madre murió, Carmela tenía 15 años y ella se convirtió en la madre de la familia. Como su padre era tan machista, le daba el dinero para que ella compre los víveres y cocine para sus hermanos.

En este caso, hubo una diferencia muy grande en cuanto a la educación impartida en cada uno de los hijos, pues mientras que sobre la primera hermana recaía toda la responsabilidad de sus hermanos menores, la última se dedicaba únicamente a jugar. Portanto, la primera hermana era, y aún es en la actualidad, muy disciplinada, mientras que la hermana menor siempre fue muy mimada y muy poco disciplinada, y por lo tanto impuntual.

A partir de esta idea se pensó que una de las posibles variables a investigar era la puntualidad a partir del orden de nacimiento, bajo la pregunta de si todos los primeros hermanos eran más puntuales y disciplinados que los hermanos intermedios y menores. Y, por ende, si los hermanos menores eran los más indisciplinados e impuntuales.

A continuación se presenta la forma en la cual se distribuyó este cuadro en base al siguiente cuestionario:

¿Cuántos hermanos son en su familia?
¿En el orden de nacimiento de sus hermanos, qué numero ocupa usted?

Y, a partir de las respuestas, se distribuyó a los hermanos en tres grupos.

Hermano mayor

En este grupo se incorporaron a todas las personas que respondieron que eran el primer hijo o el hijo mayor entre todos sus hermanos. También dentro de este grupo fueron colocados los hijos que no tenían hermanos y que declaraban que eran hijos únicos.

Hermano intermedio

Dentro de este grupo se incorporaron a todos los hermanos que indicaban que tenían más de dos hermanos y que ellos ocupaban los órdenes intermedios, como por ejemplo: el quinto hijo de ocho hermanos, o el segundo hijo de cuatro hermanos, o el tercer hijo de doce hermanos. Todos ellos eran catalogados como hermanos intermedios.

Hermano menor

Dentro de este grupo se incorporaron a todos los hermanos que fueron los últimos hijos de cada familia y los menores en edad entre todos sus hermanos, como por ejemplo: el quinto hijo de cinco hermanos, el séptimo hijo de siete hermanos o el tercer hijo de tres hermanos. Todos ellos forman parte de los hermanos menores.

En este Gráfico se comprueba una de nuestras hipótesis principales (Cotjiri, 2016), en la cual proponíamos que los hermanos mayores son más puntuales, en vista de que habían sido criados con cierta rigurosidad y tenían una mayor disciplina con respecto a los hermanos menores. Estos porcentajes si bien no muestran grandes diferencias entre los diferentes tipos de hermanos por orden de nacimiento, comprueban esta hipótesis, debido a que, como se ve en el Gráfico, el porcentaje total de Corte No es más elevado en el caso de los hermanos mayores (63,9%), mientras que es menor entre los hermanos que nacieron en el orden intermedio (59,6%) y es el más bajo entre los hermanos menores (57,7%). Desde el punto de vista del corte de servicio se observa que el porcentaje de las personas que se hicieron cortar alguno de sus servicios básicos es menor entre los hermanos mayores (36,11%), mientras que los hermanos menores tienen un mayor porcentaje de cortes de servicios básicos (42, 31%).

Un dato que confirma este punto de vista se verifica con las preguntas complementarias que realizamos, que fueron las siguientes:

¿Quién es la persona más puntual de su familia?

¿A qué orden de nacimiento pertenece esta persona?

Una gran cantidad de personas nos indicaron muy a menudo que la persona más puntual de su familia era el hermano mayor de su familia. De la totalidad de personas encuestadas, las que dijeron de manera directa que el hermano mayor era el más puntual fue el 36,11%, que significa que de las 352 personas 107 dijeron que la persona más puntual de su familia era el hermano mayor.

En el caso de una familia nuclear, que vive en un domicilio aparte, muchas de las madres indicaban que las personas más puntuales eran los primeros hijos y, algunas veces, los padres de éstos, los cuales también eran los primeros hermanos. O incluso las suegras, suegros o abuelos. Y la característica principal de todos ellos es que eran los primeros hermanos. El porcentaje en este caso es del 42,05%, es decir, que de 352 personas encuestadas 148 consideran a los primeros hermanos como las personas más puntuales en sus familias, ya sean éstos sus hermanos, padres, tíos, abuelos, etc.

 

Conclusiones: Trabajo y productividad

Una de las cosas que queremos dejar en claro es que la teoría propuesta por Levine, sobre el hecho de que las sociedades puntuales son a la vez altamente desarrolladas, mientras que las subdesarrolladas no lo son, es una teoría bastante simplista y que generaliza demasiado en sus apreciaciones, ya que así no se podría explicar el hecho de que ciertas sociedades con climas calientes hayan tenido un repunte bastante importante de desarrollo en estos últimos años, como por ejemplo la de Brasil7, mientras que Levine realizaba su investigación estaba catalogada como una sociedad guiada por el event time y desde luego era una sociedad altamente relajada. Sin embargo, en la actualidad Brasil, por su índice de crecimiento, ha sido incorporada entre las naciones más influyentes del mundo y su economía es altamente competitiva y confiable. Definir este tipo de cuestiones por características tan básicas como el clima o la actitud de la gente hacia los extraños es algo exagerado como para ser considerada una explicación válida desde un punto de vista científico, mucho más si tenemos en cuenta que la cordialidad puede ser medida de diversa forma, según la cultura en la cual uno haya sido criado.

Una de las cosas que queremos demostrar es que la línea que define a una sociedad industrial y productiva de aquella que no lo es, es básicamente la productividad y el tipo de trabajo.

Como en los países de primer mundo los trabajos son principalmente formales, eso hace que los trabajadores sean obligados a ser productivos y a la vez puntuales, ya que en cierta forma tienen una larga tradición del manejo del tiempo y de la productividad, la que ha sido impulsada por el Estado así como por la industria privada, razón por la que estos factores tienen un porcentaje verdaderamente significativo en la economía de estos países. En cambio, en nuestra sociedad, el trabajo informal aglutina a una mayor cantidad de la población económicamente activa, llegando al 65%, mientras que los empleos formales sólo llegan al 35%.

En relación a la puntualidad, podemos percibir que en nuestra sociedad no estamos obligados a ser productivos, razón por la cual no lo somos totalmente o por lo menos no en la forma tradicional de ser productivos. Esto se debe principalmente a que se deja esta labor al libre albedrío de cada persona, la cual recurre a sus fines individualistas para ser o no ser productiva y, a su vez, ser o no ser puntual. Si eres productivo tienes que ser puntual y si no eres productivo no lo serás. Entonces, existe una relación directa entre la puntualidad con la productividad.

La teoría que nos propone Levine nos indica que, por lo general, todas las economías subdesarrolladas son altamente impuntuales. Sin embargo, lo que la realidad nos muestra es que no todos los empleados informales son impuntuales, es más, tampoco son improductivos. Dentro del sector informal existe un porcentaje bastante importante de personas que son puntuales, pero sus motivaciones son bastante diferentes a las de las personas que trabajan en el sector formal, ya que estos grupos responden a reglamentos institucionales que sancionan de manera drástica la impuntualidad y la improductividad, ya sea con descuentos y, en casos extremos, con despidos. Sin embargo, ¿cuál es la motivación principal para que sean puntuales las personas que trabajan en trabajos informales?

La respuesta en este caso son motivaciones personales, sin embargo, no se podría hablar de motivaciones individualistas, por la sencilla razón de que la mayor parte de las personas que se dedica al sector informal lo hace para solventar los gastos de su canasta básica familiar. Muchas de las personas que solventan su economía gracias a una actividad informal están obligadas a aportar al mantenimiento de la familia de alguna forma. Se guían bajo un tipo de vida social en la que estrechan vínculos, ya sea con la familia o con los vecinos, los cuales muchas veces suelen ser de la misma región, en caso de que sean migrantes de primera o segunda generación.

Precisamente uno de los experimentos que realizó Levine consistía en averiguar qué tan solidaria era una persona cuando un extraño le solicitaba ayuda. En vista de que las personas que viven al día y desempeñan trabajos informales están acostumbrados a una vida más solidaria, entonces están más predispuestas a ayudar a cualquier tipo de persona, sin importar si estas son o no conocidas.

Desde luego, las personas a quienes se colabora suelen ser familiares o allegados cercanos, pero el detenerse para ayudar a una persona desconocida, que implique el postergar la atención a los propios asuntos, puede ser visto en este tipo de sociedades como una forma de expresar un principio moral implícito de que todos somos interdependientes.

En todo caso, este tipo de acciones nos muestran una postura anti-individua-lista, es decir, una actitud que nos acerca al "individuo vinculado", ya descrito por Spedding (1996), según la cual una persona atribuye la responsabilidad de sus actos a terceras personas, "me han hecho tomar" es lo que dice una persona, por ejemplo, cuando aparece mareada, atribuyendo su situación a terceras personas. Pero, también, "me han hecho estudiar", cuando una persona termina sus estudios universitarios, tras ser motivada para realizar el sacrificio de alcanzar ese objetivo.

Decir "me han hecho atrasar", en una sociedad desarrollada y desde un punto de vista individualista, es un pretexto menos válido para justificar la impuntualidad; mientras que en una sociedad colectivista como la nuestra sucede que es una justificación aceptable para el (in)cumplimiento de horarios. Este tipo de actitudes son válidas no sólo para Bolivia, sino también para otras sociedades subdesarrolladas.

Como se puede ver, ambos tipos de sociedades son ampliamente diferentes en su forma de comportarse, pero también en la forma de percibir la misma puntualidad. La puntualidad en una sociedad desarrollada es muy diferente a la de una sociedad subdesarrollada, ya que mientras en una sociedad desarrollada la puntualidad es una forma de demostrar el compromiso con los propios objetivos, en la otra es una forma de demostrar el logro de objetivos de manera colectiva.

Desde el punto de vista comparativo, las personas que se dedican al sector informal son personas que no tienen ninguna presión institucional para llegar a la hora (descuentos, despidos), sin embargo, si son impuntuales eso les perjudica directamente, ya que les significa pérdidas económicas de manera directa e inmediata, pues ellas se mueven bajo la lógica de la "ganancia del día a día" o también del "día no trabajado, dinero perdido", o "día no trabajado, día que no se come", etc. Si llegaran tarde a sus actividades laborales eso les significaría una pérdida económica (venta perdida) por el tiempo de retraso, y si no van a trabajar toda una jornada laboral, entonces pierden todas sus ganancias del día.

Más allá de esto, una de las motivaciones más poderosas que tiene este sector es la obligación con las entidades financieras, ya que en los últimos años muchas entidades otorgan créditos a grupos de comerciantes informales, para los cuales crean requisitos específicos. Ese dinero muchas veces sirve para incrementar su capital de venta, construir o comprar una casa, pagar otras deudas, etc. Esta deuda los motiva para ser productivos y puntuales, ya que esas obligaciones no pueden aplazarse por mucho tiempo, pues podrían generar pérdidas económicas (multas por mora) para las personas que se comprometen con estos pagos.

Debido al análisis anterior, vemos que la puntualidad es una costumbre opcional, por lo menos en nuestra sociedad, ya que no existe fuerza superior que impulse u obligue a las personas a ser puntuales, pues cada uno es su propio jefe y puede elegir ser productivo o no.

En lo que se refiere a la puntualidad por el orden de nacimiento, vemos que es muy importante la formación que los hijos reciben dentro de la familia, ya que si estos han sido educados de forma disciplinada esto desembocará en unos hijos ordenados, por ende, puntuales y responsables.

Queda como una asignatura pendiente la relación que pueda existir entre el índice de natalidad y el grado de desarrollo de los países, ya que abundan los estudios en los cuales está demostrado que las sociedades altamente desarrolladas, como la europea y la norteamericana, tienen un índice de natalidad bajo, mientras que en los países subdesarrollados, como el nuestro, los índices de natalidad son muy elevados, principalmente en el área rural. Esto, en cierta forma, explicaría el por qué nuestra sociedad es permisiva con la impuntualidad, ya que el número elevado de hijos evitaría que se pueda educar de manera adecuada a los hijos, lo cual también quedaría reflejado en los desórdenes de impuntualidad en nuestra sociedad.

 

Notas

1 Boliviana. Socióloga de la Universidad Mayor de San Andrés. Investigadora social en temáticas de género. Email: aguedacotjiri6@gmail.com
2 Esta investigación abordó la impuntualidad desde tres perspectivas diferentes, y para este artículo se decidió abordar sólo una parte de la tesis (2016), específicamente la que se refiere al seguimiento que se realizó a las filas de última hora del pago de servicios de agua y luz en la ciudad de La Paz y El Alto.
3 Se refiere a la velocidad a la cual las personas realizan sus actividades cotidianas; por ejemplo, en una sociedad desarrollada como la europea, el tempo (ritmo de vida) es muy acelerado, así que muchas de las actividades se realizan de manera más acelerada, como por ejemplo ir al trabajo. En cambio, en una sociedad como la nuestra, así como en otros países subdesarrollados o en proceso de desarrollo, el tempo es más lento y permisivo.
4 Ver por ejemplo las notas periodísticas detalladas en bibliografía.
5 El pago de impuestos de la Tercera Placa se realizó desde septiembre de 2010 hasta septiembre de 2011. El primer plazo terminaba en diciembre de 2010, pero debido a que muchas personas no habían cancelado este impuesto, realizaron una segunda ampliación que finalizaba en el mes de abril de 2011. Posteriormente, dado que ni siquiera habían cancelado el 50% de los contribuyentes, se amplió por última vez, todo el mes de mayo de 2011. Como el último día de plazo se presentó una gran cantidad de contribuyentes, decidieron ampliar el plazo hasta el mes de septiembre de 2011; pero, en este caso, todas las personas debían cancelar una multa adicional. El seguimiento que realicé para la investigación inició en el mes de mayo de 2011.
6 Ciclo Doméstico es un concepto que tomamos de Wanderley, en su libro Inserción laboral y trabajo no mercantil:Un abordaje de género desde los hogares (2003). El primer ciclo se refiere al grado de atención (interdependencia) que una madre debe otorgar a su hijo (de 0 a 5 años) el cual necesita mucha atención para su cuidado y educación. Así también de este mismo libro se tomó el término conductor como concepto alternativo a jefe de casa o ama de casa.
7 De hecho, Brasil es una de las economías más formales en la región, con un 60% de la población que tiene un empleo formal, según datos de la CEPAL y la OIT. (Ver: “Bolivia está última en la formalización del empleo: según datos de la CEPAL y la OIT”).

 

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